lunes, 29 de octubre de 2012

El urinario público


Articulo publicado en la Revista de Apuntes Históricos de 1995


Jaime Guerra Martínez. 

A la memoria de Andrés Jobacho 



Que desilusión sufrieron 

los hijos de esta ciudad 

con el urinario que pusieron 

frente a lo de Bernal... 



     Esta letrilla cantada por una murga carnavalesca alcalaína de los años 30, acompañada por la solfa, salida del agujero de unas cañas ocluidas por una especie de tímpano de papel de barba, recoge la manifestación popular de los menos pudientes ante el cobro de un estipendio por la utilización del recién inaugurado urinario público situado en el entonces Paseo de la República. 

     Como en el cuento de Ramón Carnicer, “Las rutas del progreso” alusivo al urinario de Villavieja, el nuestro se convirtió en un símbolo de libertad para unos pues suponía dotar a la población de un servició público necesario y desmitificar algo tan natural como la regularización de una necesidad fisiológica, mientras para otros atentaba a la moral al sacar a la luz pública algo que debía hacerse en casa. Pero había que preguntarse en cuántas casas había servicios en condiciones para satisfacer tal menester, amén del cubo de lata en el que ir depositando las “echadas de vientre” hasta la anochecida, guardadas celosamente como un tesoro de moscas. 

El urinario

     Sean cuales sean las opiniones lo cierto es que nuestro urinario nació, vivió y murió en la polémica de la década más azarosa del S. XX español, la década de los 30. Hoy sólo tenemos de él la memoria de los mayores, su imagen fotografiada y los expedientes de nuestro Archivo Municipal que no es poco. Falta solamente darle luz pública y en ese menester me encuentro. 

     Me queda por saber qué se cogió en aquel hexágono “pirapitrópico” mientras los hombres gorrineaban. ¿Qué había escrito en sus paredes interiores, cuántos comentarios y presunciones quedarían envueltas en la atmósfera etílica del orín e incrustado en sus piletas amarillentas. 

     La obra se incluyó dentro del conjunto de construcciones qué la administración republicana local tenía previsto realizar (Escuela, Mercado, Paseo, Biblioteca,...) para mejorar las infraestructuras de nuestro pueblo a todas luces deficitarias en muchos servicios. 

     Con tal objetivo la Corporación municipal, presidida por D. José Sandoval Moreno, con fecha 26 de Junio de 1931, tomó el acuerdo de construir un “retrete” frente a la casa de D. Domingo Bernal en el Paseo de la República trasladando dicha gestión a la Comisión Permanente de Fomento. 

     El "Urinario Público" fue construido entre la primavera y el verano de 1932. Su forma era la de una hexágono cuyo lados se correspondían con las 6 piletas interiores. Estaba rematado por una montura de tejas, bastante armónico y típico. 

El urinario público , a la derecha en la fotografía

     Sin embargo ni su situación fue la más adecuada, ni el grado de limpieza de la instalación era el necesario, provocando airadas protestas de algunos colectivos ciudadanos, que veían además demasiado público lo que para algunos debía ser más intimo. Nació pues tocado de alas, máxime cuando su uso no era gratuito, debiendo pagarse unas monedas para el mantenimiento y el guarda que regulaba “las meadas”. 

     En medio de la polémica D. Andrés Jobacho, maestro albañil, con fecha 8 de Septiembre de 1933 elevó escrito al Iltmo. Ayuntamiento solicitando autorización para suprimir el evacuatorio y construir uno subterráneo, si a cambio le ceden los materiales y el terreno del antiguo. Las razones esgrimidas eran la falta de higiene, la pérdida de visibilidad del Paseo y la falta de estética y alineación de la fachada en construcción. El lugar escogido era justo un subterráneo, junto al urinario, situado bajo una casa de su propiedad, en construcción, y que se corresponde hoy con el local de comercio que regenta la Srta. Gertrudis Fernández. 

     El 20 de Septiembre don Andrés Jobacho retira solicitud, pero vuelve a presentarla más tarde y es tratada en el pleno el 22 de Noviembre, quedando sobre la mesa por falta de Concejales. El 29 de noviembre la Corporación debatió el tema y acordó “nombrar una comisión de estudio” que quedó constituida por: 

     El concejal, Sr. Muñoz Márquez, el Maestro de obras, Gaspar Ramírez Rodríguez y el Maestro de obras, Bartolomé Marchante Barroso, para que se pronuncie sobre el lugar y estudie el tema. 

     El 2 de Diciembre de 1933 la Comisión con la sustitución de Bartolomé Marchante, que estaba ausente, por José Domínguez emite informe favorable, puesto que el nuevo retrete ofrece la misma superficie, los mismos evacuatorios, los mismos sumideros de aguas menores y la misma calidad del material de construcción. 

     El 11 de Diciembre de 1933 Gaspar Muñoz dirige escrito al ayuntamiento en el que expone: 

     Que ha informado como albañil junto a los compañeros de oficio que componen la Comisión. 

     Que al no consignarse en el informe el sistema de construcción expone a sus compañeros de corporación para que aprueben una serie de condiciones. 

     En la reunión de la Corporación del 13 de Diciembre se acuerda dar traslado del expuesto de Gaspar Muñoz a Andrés Jobacho para que dé su conformidad o proponga sus condiciones en la construcción. 

     El 3 de Febrero de 1934 el Sr. Jobacho expone sus condiciones y aporta plano del urinario subterráneo. 

Plano presentado por Andres Jobacho en 1934

     El 7 de Febrero el proyecto del Sr. Jobacho es aprobado con el voto en contra del Sr. Muñoz Márquez. 

     El 22 de Septiembre el Sr. Jobacho cuenta con todos los permisos, incluido el visto bueno del Cuerpo Nacional de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de la Provincia de Cádiz y la autorización de obra del Iltmo. Ayuntamiento (26 Septiembre). 

     Sin embargo ni el urinario hexagonal se derribó, ni el subterráneo se construyó. Razones: el cambio en el gobierno municipal tras el triunfo de la CEDA en las elecciones de Octubre de 1934, que propició también en Alcalá el cambio del gobierno municipal. Así en Marzo de 1938 se propone la construcción de uno nuevo en el ángulo formado entre la Plaza de Toros y la Calle Sánchez Flores, en un solar resultante del derribo de una casa en ruinas. Contaría con 6 departamentos urinarios y debería estar alicatado con los azulejos del antiguo retrete hexagonal. Su presupuesto ascendía a 1407,71 pesetas. 

Proyecto de 1938

     Tampoco siguió adelante el nuevo proyecto y eso salvó momentáneamente la vida del maltratado “retrete”. Es más incluso parecía cambiar su suerte. Sólo hacía acercarle a otra tarea más “importante”. El 9 de junio de 1938 se acuerda que el “kiosco de necesidad” en vez de hacerlo desaparecer, se adapte para bar o café, con cuyo arrendamiento se contribuiría en parte a amortizar la construcción de la proyectada Plaza de Abastos. Pero la solución no fue muy bien acogida y no hubo licitadores para dicho arrendamiento, máxime cuando había que acondicionar el espacio. 

     Viéndolas venir el guarda D. Juan Cubo Cid, pidió la jubilación (contaba con 87 años), que ya era hora. La Comisión Gestora accedió a la petición y amortizó la plaza por desaparición del urinario público. 

     El 29 de Diciembre de 1941 se acuerda se proceda de inmediato a la demolición del retrete, tarea que lleva a cabo, como no, Gaspar Muñoz Márquez, maestro albañil, que ha ofrecido por los materiales que resulten 450 pts. 

     Se ponía así punto y final a la polémica y por ende se rompía definitivamente con un símbolo que había que eliminar a toda costa: el urinario de la República.

En 1933 se propuso derribar el urinario y situarlo en el sótano del solar ocupado por este edificio junto a dicho urinario

3 comentarios:

  1. ¡Que interesante! He traducido este artículo y se puede leer en inglés en mi blog La Vida Alcalaina

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  2. Gracias Claire por seguir el blog y ayudar a difundir la Historia de Alcalá.

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  3. Interesantísimo, no sabia esto de los planos de mi abuelo.

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