sábado, 20 de diciembre de 2014

Cronología taurina de Alcalá (II)



       Al año siguiente, 1916, el periódico “El Consultor taurino” (20) en un calendarios de festejos, incluye uno en nuestra localidad el 26 de julio, aunque lo más seguro es que simplemente se dedique a copiar dicho calendario de años anteriores, por lo que esa corrida es posible que ni siquiera llegara a celebrarse.

         Lo que sí es seguro es que en dicho año vuelve la actividad a la Plaza de toros, gracias a la Hermandad de Nuestra Señora de los Santos y al Arcipreste Pedro Martínez Machado, quien no duda en organizar una serie de festejos taurinos para recaudar fondos, tal como se recoge en un pequeño cuaderno que conserva dicha corporación:

       “Todos los espectáculos, cuyos Ingresos y Gastos constan en este cuaderno, se celebraron con el fin de recaudar fondos con los cuales se sufragaran los gastos que ocasionara la defensa del derecho que asiste al Santuario de Ntra Sra de los Santos, a las tierras que lo rodean y mejorar estas, hasta ponerlas en condiciones de producir la mayor utilidad posible. Con este mismo fin se hizo la rifa del becerro que con este objeto regalaron.”

       Tras alquilar la plaza por un año, la primera corrida está prevista para el día de San Miguel, 29 de septiembre, iniciándose una serie de trabajos para acondicionarla, lo que puede indicar que la misma llevaba un tiempo en desuso. En  el citado cuadernillo, a pesar de que la tinta casi ha desaparecido en muchas páginas y hay apuntes ilegibles, se pueden leer muchos de los gastos hechos en la reparación del coso:

“(...) Las tablas de los dos chiqueros…………………………………………… 1 (pta.) 75? (ctms.)
Yeso para los chiqueros………………………...………………………………………....… 10 (ctms.)
Cola y polvos de caoba para pintar la barrera………………………..………………… 20 (ctms.)
Doce cargas de arena para el redondel……………………………………..……2 (pta.) 40 (ctms.)”

      Aparte de estos gastos de reparación, se invierten 5,40 ptas. en los permisos necesarios para la celebración, 6,55 ptas. en una bandera para la taquilla, 90 céntimos en papel para las banderillas y otros 85 en almidón para las mismas.

    De la organización de la corrida se encargará José Vallejo Almagro, quien regentaba la peluquería  “La Sevillana” en la Plaza de Montes de Oca, actual Alameda y a quien la Hermandad gratifica con 4,5 entradas de sol para el espectáculo, que costaron 1,80 ptas., lo que nos indica que las entradas de sol se venden a 40 céntimos.

      Pero no sólo se ha de acondicionar la plaza, sino que hay que seleccionar el ganado para la corrida, siendo escogido el de Juan José Sánchez. Parece ser que este señor sólo cobra por el animal que se ha de matar, percibiendo por él 270 ptas. “precio del eral de muerte”. En agradecimiento, la Hermandad regala cuatro entradas de sombra al hijo del ganadero, que costaron 3 ptas. y que posteriormente son donadas a un cura, tal como consta en el libro: “Al hijo del ganadero que facilitó el ganado cuatro entradas de sombra que entregó al P. Iglesias”. Además se producen otros gastos menores en los preparativos, como 50 céntimos por “una cuarta de vino para convidar al ganadero y dependiente el dia que se señaló el ganado para la corrida”.

      Con todo organizado, las entradas se ponen a la venta en varias taquillas, recaudándose:

- 32,95 ptas. por “las entradas que se vendieron en la taquilla puesta en el café de Romero Casas”
- 64,90 ptas. en la taquilla puesta en “casa de Pedro Ramírez”.
- 48,20 ptas. en “la puesta en el Restaurant”.


       Asimismo se ponen a la venta 15 palcos en la plaza al precio de cinco ptas. cada uno, de los cuales se venden 10.

     El día antes de la corrida, se traslada el ganado hasta la plaza, gastándose 5,85 ptas. “en convidar a los que trajeron el ganado y ayudaron a enchiquerar”, y otras 5 ptas. como gratificación “a los jornaleros de Juan José Sánchez que condujeron el eral de muerte”. 

      Y por fin llega el 29 de septiembre. Unos muchachos se encargan de limpiar la plaza, siendo obsequiados con vino (que costó 1, 27 ptas.) y se regalan 2 entradas de sol a los que barren la plaza. Si ya supimos que las entradas de sol se venden a 40 céntimos, gracias a las 6 entradas que los organizadores regalan al alcalde D. Diego Centeno, sabemos que el precio de una entrada de sombra para esta corrida es de 75 céntimos. En la taquilla de la plaza se ingresan 228,90 ptas., que sumadas a las vendidas en los otros puntos de venta suman unos ingresos por la venta de entradas de 374,95 ptas. Esta cifra nos da una afluencia de público de entre 498 personas, suponiendo que todas las entradas fueran de sombra y 937 si todas fueran de sol, por lo que se puede asegurar que la corrida fue un éxito de público.


       Aunque no hemos podido localizar la crónica de esta corrida, uno de los toreros participantes en la misma tuvo que ser José Crespo, joven alcalaíno a quien se le regalan 3 entradas: “A Jose Crespo, matador, tres entradas de sombra”. Pero hubo otros matadores, puesto que la Hermandad gasta 14 ptas. en “siete medallas de plata de la Sma Virgen de los Santos regaladas a los toreros”, los cuales fueron agasajados ademas con cuatro botellas de manzanilla.

siete medallas de plata de la Sma Virgen de los Santos regaladas a los toreros
      Para la corrida no se escatiman gastos, contando, como no podía ser de otra manera, con banda de música, en este caso foránea, ya que gastan 140 ptas. que “costó la música que se trajo de Medina”.

       Un dato curioso de esta corrida es que uno de los toros que se iban a matar consigue escaparse, según se desprende de la anotación de las 5 ptas. que se dan en concepto de “Gratificacion a los que ayudaron a volver al toro que (¿?) eral de muerte se escapó”.

      Pero no sólo de la venta de entradas obtiene beneficios la Hermandad, ya que vende la carne del último toro, obteniendo 209 ptas. “por 110 k de carne del toro de muerte a 1,90 k”, si bien se deben descontar las 2 ptas. que se pagan al matarife “por dos horas en descuartizar el eral de muerte”.

      Una vez celebrada la corrida, los organizadores deben hacer unas “obras necesarias” gastando en tres cuartillas de yeso, el jornal de un albañil, una carga de arena, otra de agua, otra de cal para encalar y cal de obra, la cantidad de 9,48 ptas.

       Finalmente, la Hermandad gasta en la celebración de esta corrida 532,20 ptas., obteniendo unos ingresos de 680,45 ptas., por lo que obtiene un beneficio neto de 148,25 ptas., que seguramente invierte en la siguiente corrida a celebrar, que se produce entrado ya 1917, en la feria de mayo, concretamente los días 10, 11 y 13.

       Viendo la acogida que tuvo la corrida del año anterior, la Hermandad se esmera en la organización, preparando incluso carteles que son encargados en la empresa Tipográfica Gaditana de D. Ricardo Rodríguez Bodria, a quien además se le encargan las entradas y el programa. Este tipógrafo dona la mitad del encargo, “en obsequio al fin benefico hizo cesion de 30 p quedando reducidas a 30,50 ptas” dicho gasto.

       Nuevamente se solicita el permiso necesario para celebrar las corridas, además de otros dos certificados, uno del inspector de Sanidad sobre el estado del botiquín y otro de seguridad de la plaza, documentos todos remitidos al Comandante General del Campo de Gibraltar. Hablando de la seguridad de la Plaza, se acometen reformas para arreglar los chiqueros y la barrera, para lo cual se cortan dos pinos, que cuestan 15 pesetas más otras 3 por cortarlos. Los “madereros” cobran 24,65 ptas. por sacar tres docenas de tablas. El carpintero que realiza los trabajos de reparación en la plaza es Fernando Pérez Cubo, ayudado por otro compañero, quienes regalan su trabajo para contribuir con el fin benéfico. Además de estos trabajos, se vuelve a encalar toda la plaza.

      Como en la corrida anterior, se vuelve a confiar en José Vallejo para negociar con los toreros, con quienes se pone en contacto primero vía epistolar y desplazándose después hasta Sevilla para la contratación. Dicho viaje cuesta a la organización 38,35 ptas. Allí contrata a tres toreros, que se desplazan en tren hasta San Fernando, donde se les une otro procedente de Cádiz, gastándose en total 48,60 en los desplazamientos hasta Alcalá.

      Además del desplazamiento, a los toreros se les paga el almuerzo en San Fernando y se alquilan seis trajes de luces para dos corridas (suponen un gasto de 130 ptas.) y dos estoques para matar (7,90 ptas.) aparte del porte de las maletas con los trajes de luces (3 ptas.)


      Se habilitan los mismos puntos de venta de entradas que el año anterior e igualmente la corrida estará amenizada por una banda de música, aunque es posible que esta vez sí sea de nuestro pueblo, puesto que se paga a la misma por las 3 corridas una cantidad inferior a 100 ptas. (21) mientras que el año anterior se pagaron 140 por una sola corrida.

       En esta ocasión, el ganado procede de la ganadería de Antonia Lozano, pesando los dos toros de muerte, 161 kilos el primero y 170 el segundo, y que se compran por 715 ptas.

       Llegado el día de la primera corrida, 10 de mayo, se agasaja con un “refresco” servido por “Pedro Sanchez Resbalon” a las autoridades, ganaderos y toreros y se pagan 13 ptas a Agustín Pérez “Por el servicio de mulillas y coche para llevar a los toreros a la Plaza”. Se cuenta además con cabestreros para las tres corridas a celebrar y con un mozo de estoque.

       Todos los diestros capean los cuatro primeros toros, mientras que del quinto de la tarde, primero de muerte, se encarga el diestro Troyano, siendo el último, para el diestro local José Crespo “Cerrajerito”, que se convierte en el triunfador, al salir a hombros de la plaza, tal como se recoge en la crónica de la corrida, aparecida en el “Correo de Cádiz” el lunes siguiente:

“Desde Alcalá de los Gazules
La primera corrida de feria

      Unos días verdaderamente esplendidos, muchas, muchísimas mujeres bellas, y la atención que hasta a los menores detalles prestaran los organizadores, dieron por resultado dos corridas ultra-superiores.
      En ambas pudieronse apreciar y aplaudir faenas dignas de los astros de la capa y el estoque, sin echar en olvido algunos pares de banderillas, que arrancaron delirantes y merecidos aplausos.
      Vamos por partes:
      Preside don Manuel Ahumada, alcalde de la ciudad.
   El niño Guillermo Serrano Sánchez, montando un hermoso potro andaluz pide la llave del chiquero, entre el delirio del público.
     La cuadrilla, a los acordes de un pasodoble, da el paseo de orden.
   Cambiase la seda por el percal y aparece el primero que, como los siguientes, pertenece a la ganadería de la viuda de Gallego.
     Hosco, corniveleto, con mucho empuje y un <<Séneca>> en lo que a embestir se refiere.
     Unos más, otros menos, todos los que trajes de luces visten, capean al bicho brillantemente, hasta que el clarín ordena el ingreso del novillo en la corraleta.
     En idéntica forma capéanse los tres animalitos restantes, hasta que se abre el chiquero y aparece el Quinto de la serie y primero de muerte.- Retinto, alto de agujas y suficientemente orgulloso para bajar la cabeza.
     Lo recibe <<Troyano>>, quien ostenta un traje gris y oro.
   El presidente condena al bicho a sufrir la suerte de banderillas; el clarín asi lo hace saber y <<Redondo>> pone dos pares superiores.

     (Aplausos del público y berridos de la fiera).

<<Ladesa>> coloca un par bastante bueno; pero nada mas que bueno.
     El instrumento clarinea la sentencia de muerte. <<Troyano>> requiere la muleta y la espada y se va derechamente hacia la fiera, como el que marcha por terreno conquistado.
     Da varios pases sin lucimiento y energías, y cuando el sentenciado se pone en condiciones, le señala una estocada, repítese la acción hiriendo torcido, dejando vacilante al cornúpeto.
     Hace el diestro un intento y al final descabella, fulminando a su enemigo.

(Aplausos y vuelta al ruedo)

Suena de nuevo el clarín y aparece el sexto y último.- Hosco, bonita lámina y amigo de la carne.
     Lo saluda <<Cerrajerito>> que viste corinto y oro, con un capotazo; se producen algunas suertes de capas, ni <<fú ni fá>>, hasta que se pasa a banderillas.
<<Vaquerito>> pone dos pares superiores y <<Rosalito>> un par a la atmósfera.
     Léese la sentencia de muerte y <<Cerrajerito>> se apodera del trapo rojo y la de dos filos y punta.
      Cumple bien el diestro con la muleta y entra a matar y deja una estocada baja y atravesada.
      Coje otro estoque y da una media bien señalada, y finalmente tumba al de los cuernos de una con todas las de arte.

(El delirio expresado por medio de aplausos y otros excesos. <<Cerrajerito>> sale en hombros de la plaza).

EL CORRESPONSAL.

13-5-917” (22)

      Tras la corrida, la Hermandad aloja en una fonda a los toreros, puesto que los mismos diestros participarán el día siguiente 11 de mayo en la segunda corrida de feria, lo que supone un gasto de 61,50 ptas. Entre los gastos figuran además 2,50 ptas. por “agua para regar la plaza y limpiar el desolladero”.

      Para este segundo espectáculo se han elegido los toros de la ganadería de Gerónimo Nieto, pesando los dos de muerte 174 y 182 kilos, que son lidiados por Troyano y nuestro paisano “Cerrajerito”. 

      En esta corrida, el último toro, que corresponde a Cerrajerito, tiene que ser devuelto al corral por manso, siendo sustituido por el sobrero, que pesaba 134 kilos. Por los tres toros abona la organización la cantidad de 1000 ptas.

Desde Alcalá de los Gazules
La segunda corrida de feria.

Dia 11.- Valga para la de este dia lo que dejo dicho al principio de la reseña anterior.

      Cuando pisa la arena del ruedo el quinto novillo toro (primero de muerte), retinto, tuerto del izquierdo, recibe un atento saludo de <<Troyano>>; el animal no esta para bromas y acude al bulto con malas intenciones, saliendo burlado.
      Lúcese el diestro con la capa, sin que pueda señalarse excelencia alguna, ni por parte del matador ni de sus auxiliares.
      Dáse la orden de banderillear, lo que da ocasión a que se luzca <<Redondo>>, no quedando mal Ladesa.
      A una nueva orden trágicamente condenatoria, coje los trastos el de Sevilla, pasando entre ¡olés! Al de la ganadería de Nieto.
      Da <<Troyano>> uno en hueso, saliendo rebotado el estoque. Luego moja en sangre la mano matando recibiendo.

(Ovación, oreja y vuelta al ruedo).

      Y aparece el último de la tarde, es decir, el que debió ser último. Este animalito debe haber oído los consejos que Muñoz Seca pone en boca de un buey, puesto que se muestra remolón, indiferente a todas las solicitudes, viéndose la presidencia obligado a indultarlo.
      Vuelve el filosofo con cuernos al corral y aparece un sustituto, negro zaino, mostrando antipatía hacia la capa y cariño al bulto.
      Lo saludó <<Cerrajerito>> con unas verónicas.
       Pasa sin lucimiento la primera suerte y se entra en la de banderillas.
       El público pide que los matadores den a conocer sus aptitudes como banderilleros.
<<Cerrajerito>> pone un par superior y <<Troyano>> otro ultra superior.
      Entra por sus fueros el profesional <<Vaquerito>> y coloca uno ultra-extra-superiorísimo.
      Aplausos a los tres.
<<Rosalito>> se queda con los palos en la mano, porque la clarinada indica que se pasa al último acto.
      El de Alcalá se posesiona de los adminículos y entra a matar, dando un pase de pitón a rabo, otro de rodillas y varios por bajo, hasta que brilla la espada, arranca el de Nieto y se dá una media al recibir, de las que entusiasman a las mismas barreras.

(Ovación, oreja y vuelta al ruedo).

       Resumen: Ambas corridas han resultado superiores.
       Los matadores, incansables.
       Los peones de confianza, inteligentes y oportunos.
       Redondo, saltando la garrocha en los dos quintos toros, parecía un hombre de goma.
       Los cornúpetos, bravos y bonitos.
       Por consiguiente, merecen un aplauso los organizadores.

EL CORRESPONSAL.

Alcalá de los Gazules 13 de Mayo de 1917.” (23)




       Una vez acabada la corrida, se gratifica a los toreros de Sevilla con 50 ptas., y al de Cádiz con 20 y se vuelve a pagar el traslado de los diestros hasta San Fernando, donde parten (con billetes de tercera clase) hacia la capital hispalense.

      El último día de la feria, domingo 13 de mayo, se celebra otro espectáculo taurino, aunque esta vez se trata de una simple becerrada, siendo los animales de Antonio y Dolores Fernández y del que no hemos hallado mención en la prensa. Seguramente participan en el mismo aficionados locales, ya que consta en los apuntes de la Hermandad que se les da una gratificación de 13,95 ptas. “a los toreros de la becerrada”, pero es que además se invierten otras 6 ptas. “en alpargatas para los mismos”. A pesar de ser un espectáculo menor, se ingresan 235,60 ptas. por la venta de entradas.

NOTAS

(20) “El consultor taurino” 1916. Época CUARTA - pág. 277 

(21) En el cuadernillo de la Hermandad no se aprecia bien la cantidad, aunque parece estar escrito 95 ptas., aunque también podría ser 45. 

(22) Edición del lunes 14 de mayo de 1917 de “El correo de Cádiz” Año IX Número 3015 pág. 3 

(23) “El Correo de Cádiz” Edición del 14 de mayo de 1917.Año IX Número 2261 pág. 2. Este periódico contaba con una edición de mañana y otra de tarde, motivo por el cual no coinciden el número con el de la nota anterior, siendo del mismo día.

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