sábado, 30 de septiembre de 2017

Las Ordenanzas municipales de 1900 (IV)



CAPITULO XV

Alumbrado

Art. 88.- Todas las calles y plazas de la Ciudad, estarán alumbradas por las farolas costeadas por este Ayuntamiento, desde las oraciones, hasta las doce de la noche en los veintidos dias de cada mes que se carece de luna, debiendo continuar encendidas hasta el amanecer las situadas en las puertas de las iglesias de S. Jorge y de la Victoria, como en las del Depósito municipal y cuartel de la Guardia Civil. También arderán en igual forma todas sin excepción por insignificante que sea el sitio donde estén colocadas en las noches de Carnaval, Domingo de Piñata, Jueves y Viernes Santo y de las ferias que se celebren; estando sujeto este artículo a las modificaciones que se introduzcan por los Municipios, que siempre han de ser en beneficio del vecindario.

Art. 90. — Los que por pasatiempo, mala intención o causa no justificada apaguen las luces, tanto del público como de particulares, rompan los cristales de las farolas o causen otros desperfectos, incurrirán en una multa de cinco pesetas, sin perjuicio de abastar los gastos de reparación del daño causado.


CAPITULO XVI

Empedrados


Art. 91. — Los empedrados de las calles de esta ciudad, están a cargo del Ayuntamiento, y las reparaciones que se ofrezcan, se costearán de los fondos municipales. Por tanto, los dueños de las casas sólo están obligados a empedrar las aceras en la extensión de sus propiedades y en la latitud de tres pies hacia la corriente.

Art. 92. — Toda persona que por necesidad tenga que desempedrar algún trozo de calle, queda obligada a componerlo; y de no verificarlo, se hará a su costa y además una multa de cinco pesetas.

CAPITULO XVII

Salubridad

Aguadores y fuentes publicas

Art. 93. — El oficio de aguador es libre en esta Ciudad y los que a ello se dediquen, deberán obtener licencia del Alcalde y solo satisfarán al fontanero cinco céntimos de peseta cada dia como retribución por la ayuda que debe prestarle.

Art. 94. — El Ayuntamiento nombrará un guarda para cada una de las fuentes de que se surta el vecindario debiendo recaer la elección en personas de honradez, buena conducta y méritos patrióticos.

Art. 95. — Estos cuidaran de que las mismas se conserven con la mayor limpieza, evitando que en ellas se arrojen palos, piedras, animales muertos ni otras inmundicias que puedan viciar las aguas, dando parte al Alcalde de las infracciones que noten para su corrección, y quedando el mismo guarda responsable, si por negligencia, descuido o tolerancia por su parte, dejaren de castigarse tales abusos.

Art. 96. — Las personas que concurran a las fuentes para proveerse de agua, ya sea para sí, o para el consumo del público, llenarán sus respectivas vasijas por el orden de llegada, guardando su turno correspondiente, de lo que cuidará el guarda, evitando este las disputas y riñas que suelen ocasionarse respecto a la preferencia para llenar; en cuanto a los aguadores se entiende que cada turno equivale a un viaje, bien sea la carga que hagan de un cántaro, de dos, o de más.

Art. 97. — Los que de cualquier modo contravinieren a las anteriores disposiciones, o diesen lugar a escándalos, riñas, etc, incurrirán en la multa de dos pesetas cincuenta céntimos, sin perjuicio de las demás responsabilidades que puedan corresponderle.



CAPITULO XVIII

Pan

Art. 98. — La fabrica y venta de pan es libre en este término municipal, sin tasa ni postura alguna, y solo con la obligación de dar conocimiento a la autoridad local.

Art. 99. — El pan que se dedique a la venta pública, ha de ser fabricado con harina de trigo de buena calidad, con exclusión de toda mezcla, bien amasado y cocido, bajo las penas de pérdida del género y demás que proceda.

Art. 100. — El peso del pan desde la clase más ínfima hasta la más superior será el que se acostumbra en esta localidad, o sea de una libra, igual a 460 gramos y de tres libras u hogaza equivalente a 1380 gramos.

Art. 101. — El que se creyese perjudicado, ya sea en el peso del pan, ya en su calidad, podré acudir al Señor Alcalde o a los individuos de la comisión de abastos, quienes administraran justicia al demandante, previa la información de los peritos públicos en cuanto a la calidad.

Art. 102. — Todo pan que se venda en este término municipal, sin excepción de ninguna clase, deberá llevar la marca y nombre del fabricante.

Art. 103. — El alcalde y sus tenientes dispondrán con frecuencia que sean visitadas las atahoneras y panaderías, para cerciorarse del aseo con que se elabora el pan y de su peso y calidad.

Art. 104. — El transporte del pan se hará cuidando de cubrirle de manera que no se halle en contacto con objetos sucios y repugnantes.

Art. 105. — El despacho del pan podrá hacerse en las atahonas o tiendas y puestos públicos guardando el debido aseo en su colocación y demás.

sábado, 23 de septiembre de 2017

Eléctrica Nuestra Señora de los Santos. Una empresa centenaria (I)



Gabriel ALMAGRO MONTES DE OCA


1.- El contexto: Alcalá de los Gazules y el estado de la iniciativas electrificadoras a principios del siglo XX.

      A fin de realizar una aproximación, aunque somera, a la realidad de Alcalá a principios del siglo XX comenzaremos por afirmar que la ciudad (1) contaba aproximadamente con 10.000 habitantes de los que la mitad residían en el núcleo urbano mientras que el resto lo hacían en su ancho y extenso término porque, no en vano, la base económica del municipio estribaba tanto en el aprovechamiento ganadero como, sobre todo, en la explotación de los montes y, muy particularmente, en la producción de carbón.

     Por otra parte, y respecto a lo que hoy denominaríamos como servicios que hacen ciudad, cabe decir que desde 1877 la población disfrutaba de agua corriente, así como que desde 1892 podía disponer del telégrafo, al tiempo que estaba empezando a usar una incipiente carretera, o “camino arrecífado” como le llamaban entonces, que, por tramos o fases, se estaba construyendo para comunicarla con Medina Sidonia y a través de aquella con el resto de poblaciones cercanas (2).


      De cualquier forma, en aquellos principios del siglo XX, el anhelo de los alcalaínos, como el de los vecinos de los restantes municipios de la comarca, era el de poder contar con las ventajas que la instalación de la luz eléctrica representaba ya para un buen número de ciudades de nuestra provincia (3) y si bien Medina sería el primero de los municipios de la Janda interior en disfrutarla, a raíz de que en 1905-1907, Abarzuza pusiese en funcionamiento la "Electro-harinera Asidonense" utilizando tanto motores Diesel como el agua del Caminillo; Alcalá no le andaría a la zaga y desde el día 2 de Enero de 1908 dispondría también de bombillas eléctricas gracias a la inauguración de la Fábrica de Electricidad y Molino Harinero de Manuel Nuche y Compañía.

      No podemos obviar que, en los momentos iniciales de la expansión de la luz eléctrica, ante la escasez de recursos técnicos (4) y financieros que presentaban la mayor parte de los emprendedores andaluces interesados en implantar fábricas de electricidad, dichos promotores no encontraron mejor fórmula para garantizar la viabilidad económica de sus empresas que darles una dimensión estrictamente local, máxime cuando el verdadero factor económico de aquellas no estribaba, como ocurre hoy, en la distribución de energía sino que, antes al contrario, se vinculaba, prioritariamente, a atender otro tipo de actividades industriales impulsadas también por el mismo propietario de la fábrica orientadas a producir aceite o harina, como es el caso de la eléctrica alcalaína, aunque, luego, de manera secundaria, se utilizase la energía sobrante para atender tanto las posibles demandas de otros industriales de la población como las necesidades de iluminación de las vías públicas y de las viviendas.

     Sea como fuere, en 1908, cuando entró en funcionamiento la "Eléctrica Nuestra Señora de los Santos", ya se habían alcanzado una serie de mejoras tecnológicas (5) y de disponibilidad de recursos financieros que posibilitaron la conversión de la electricidad en un artículo de primera necesidad (6) e hicieron que las ciudades entre 5.000 y 10.000 habitantes se erigiesen en el objetivo prioritario de las empresas tanto porque no era necesario invertir grandes capitales como porque una buena parte de la inversión se podría rentabilizar rápidamente con el abastecimiento del alumbrado público (7).



2.- La Fundación de la Empresa

      La primera noticia respecto del intento de creación de una Fábrica de Electricidad en Alcalá de los Gazules, la encontramos en el escrito que el 31 de Octubre de 1906 dirige Manuel Nuche Dolarea (8) al Ayuntamiento solicitando el apoyo municipal (9) para una iniciativa que, entendía, no sólo habría de reportar ventajas de imagen al pueblo (10) y generar un buen número de empleos que ayudasen a resolver, en todo o en parte, "el grave problema de la crisis obrera" del municipio sino que además le permitiría disfrutar de la importante ventaja de contar con bombillas de luz eléctrica para el alumbrado público (11) así como de artística iluminación extraordinaria durante los festejos (12). En contrapartida, el consistorio debía comprometerse a cederles, a perpetuidad, un solar donde edificar las instalaciones necesarias (13), escogiéndose para tal fin un espacio a medio camino entre la ciudad consolidada, - que llegaba hasta el incipiente y "moderno barrio denominado de Sánchez Flores", en lo que históricamente se había denominado como "Cortinal de Santo Domingo"-, y las fincas rusticas que circundaban el hoyo en que confluían los caminos del Puerto de Galis y de Algeciras en el Pico del Campo; así como a no imponerles ningún tipo de arbitrio aun cuando las leyes así lo estableciesen (14), condición esta que, con el paso de los años, les sería difícil de cumplir.

     Pero no anticipemos acontecimientos y centrémonos en el hecho de que, apenas un año después, el 2 de Enero de 1908, la "Fabrica de Electricidad y Molino Harinero de Manuel Nuche y Compañía" estaban completamente terminadas, equipadas y dispuestas para el acto de inauguración que, a tenor de lo reseñado por la prensa provincial (15), debió constituir un importante acto social y, aunque no nos lo reflejen las crónicas, una curiosidad enorme para los vecinos como lo explica el hecho de que hubiese quién salió corriendo desde el edificio de la fábrica para ver si llegaba antes que la luz eléctrica a la Plaza Alta.


      Llegados a este punto cabe plantearse varias cuestiones de las que la primera no puede menos que ser ¿quiénes eran "Manuel Nuche y Compañía"?. La respuesta es bien sencilla, bajo dicha denominación mercantil se escondían los industriales gaditanos Manuel Nuche y Dolarea (16) que parece ser el socio capitalista mayoritario y José Iraola (17) así como los también gaditanos, aunque con ascendencia alcalaína, José (18), Juan (19) y Antonio Serrano de la Jara, siendo de destacar que este último no sólo era el verdadero promotor de la iniciativa y el que buscó al resto de los socios que necesitaba para que su empresa viese la luz sino que además era el llamado a ponerse al frente del negocio como administrador de la sociedad en Alcalá.

     En segundo lugar habría que preguntarse ¿Cuáles eran las características del edificio llamado a albergar la fábrica de electricidad y el molino harinero?. A lo que habremos de contestar que constituía un edificio, erigido por los albañiles de Francisco Valle y los carpinteros de Carlos Barroso bajo la dirección de Jerónimo de la Corte en forma de u, con una sola planta en las dos alas laterales y dos alturas en la zona central, rematadas todas por cubierta de tejas a dos aguas y organizado, funcionalmente, como fábrica de electricidad en el ala izquierda y como molino harinero en la derecha al tiempo que la zona central quedaba como espacio en el que se ubicaban tanto el cuadro que habría de distribuir el fluido eléctrico al municipio como las dependencias administrativas de la empresa y la vivienda del administrador, mientras que en la parte trasera existía un patio que habría de servir tanto como lugar de acopio para el material combustible de la fábrica y como punto de descarga del trigo y de carga de la harina producida con aquel en el molino maquilero.

      En definitiva un moderno equipamiento industrial, "con maquinaria adquirida de las casas más acreditadas en esas construcciones" y "montado con todos los adelantos de nuestros días, bajo la dirección del inteligente périto mecánico-electricista de esa capital don Antonio Costa" que según la prensa no sólo habría de traer a Alcalá los adelantos de la época como podrían ser los de tener las calles bien iluminadas y no tener escasez de harinas en el verano como ocurría hasta entonces en que aquella se producía, básicamente, en los molinos que accionados por el agua se ubicaban en la "Rivera del Patrite" (20), aunque por si esto fuera poco, como decía la prensa, todavía habríamos de añadirle que "...Aparte de los beneficios que esto representa, la clase obrera, tan necesitada de trabajo, encuentra con la nueva fábrica donde ganar buen número de jornales; pues siendo el carbón de brezo el combustible que se emplea para la elaboración del gas, al hacer aquel en temporadas de paro forzoso, muchos trabajadores se sustraerán de la miseria á que se ven condenados en dichas temporadas al par que los dueños de ciertos terrenos se los encontrarán limpios de maleza, sin costarles nada".

      Y decimos bien, "fábrica de electricidad" porque, como queda dicho, partiendo del carbón de brezo, el motor de "gas pobre", produciría la energía eléctrica con la que se habría de mejorar, sustancialmente, la vida de los alcalaínos porque, desde entonces, las calles no se iluminarían con los tradicionales faroles de carburo que sólo funcionaban cuando no había luna sino que hasta las doce de la noche o la una de la madrugada según las temporadas, disfrutarían del centenar de bombillas (21) negociado con el Ayuntamiento al tiempo que los vecinos que tuviesen contratado el servicio también dispondrían en sus domicilios de "una luz alegre".

     Lo cierto y verdad es que el modelo seguido en Alcalá no era nuevo sino que, antes al contrario, constituía un prototipo que se repetiría en infinidad de municipios, como es el caso de la vecina Paterna, sin ir más lejos, en la que se pondría en marcha por la familia Gallo en 1910 y ello porque la asociación fábrica de electricidad-molino harinero posibilitaba que el mismo motor de gas pobre que, de día, accionaba la fábrica de harinas; de noche, generase la electricidad que iluminaba, aunque fuese tenuemente, las bombillas de que disponían los exiguos abonados al nuevo servicio.



NOTAS

(1) Había sido declarada como tal en 1877.

(2) Un camino que estaría totalmente operativo a partir de 1908.

(3) Para adentrarnos un poco en el tema es oportuno recordar que, si bien, las primeras pruebas de electricidad realizadas en España tuvieron lugar en el madrileño Palacio Real, el 30 de Enero de 1852, lo cierto y verdad es que su uso no se generalizaría hasta fines de siglo, siendo así como la última década de dicho siglo XIX y la primera década del XX se convirtieron en el punto álgido de lo que algunos autores han denominado como primera etapa del proceso de evolución de la energía eléctrica en Andalucía o momento en el que accedieron a la nueva forma de iluminación tanto las ocho capitales de provincia como otras 25 poblaciones de las que ocho se ubicarían en nuestra provincia gaditana.

Cfr: FERNANDEZ PARADAS, Mercedes. La implantación del alumbrado público de electricidad en la Andalucía del primer del tercio del S. XX.

(4) En esas circunstancias como quiera que la energía había que transportarla a tan bajo voltaje y con tan grandes pérdidas que se hacía necesario ubicar el centro de producción lo más cerca posible de los núcleos de consumidores.

(5) Serie de mejoras que se concretaron, fundamentalmente en la aplicación de una nueva forma de transportar la electricidad, mediante corriente alterna a alto voltaje, que se pondría en marcha por primera vez en Andalucía en 1907 cuando se trasladó hasta Sevilla la producción eléctrica generada en el malagueño salto de "El Corchado" lo que supondría un revulsivo para el sector en tanto que permitía ubicar las centrales en lugares alejados de los centros de consumo.

(6) Así, en dicho año, el número de poblaciones andaluzas que disfrutaban de luz eléctrica ascendía a 114 de las que 18 se ubicaban en nuestra provincia, siendo destacable que las últimas incorporadas al disfrute del nuevo avance tenían todas menos de 10.000 habitantes. A la vista de dichos datos podemos concluir que en los pocos años de vida del siglo XX se habían cuadruplicado los municipios que disfrutaban de luz eléctrica, al tiempo que empezaba a constatarse tanto que las empresas suministradoras iban adquiriendo dimensiones comarcales e incluso mayores, como forma de hacer frente al hecho de que en 1906 llegasen a Andalucía las grandes hidroeléctricas.

(7) Por el contrario, no ocurría igual en las grandes ciudades, tanto porque la inversión necesaria en aquellas era mayor como porque ésta no podía rentabilizarse tan rápidamente, entre otras cosas, debido a que la mayor parte de las ciudades con más de 10.000 habitantes contaban con alumbrado a gas y era muy difícil competir con los suministradores de aquel.

      Sea como fuere, las eléctricas producían una media de 4,08 kilovatios por habitante y cobraban por ello, anualmente, una media de 1,7 ptas/habitante y año.

(8) En dicho documento, que firma a título individual, se presenta como vecino de Cádiz y Gerente de una Sociedad Mercantil, en proyecto, denominada "Nuche y Compañía" que pretendía instalar una "Fábrica de Luz Eléctrica y Molino Maquilero de Harinas".

(9) Apoyo que solicita como “...el más compatible con los intereses comunales que por ministerio de la Ley representa..." puesto que, en caso contrario le "arrastraría una vida lánguida ó indefectiblemente fracasaría".

(10) Así, la iniciativa no sólo pondría a la ciudad "...como se merece, á la altura de las más cultas, con esa clase de alumbrado que hoy tienen ya pueblos pequeños..." sino que además "...resolvería en parte ó casi totalmente el grave problema de la crisis obrera que tanto preocupa hoy a la sociedad entera y en particular a los Ayuntamientos encargados de dirigirla..." Así pues, "No cabe por tanto dudar que sería motivo de gloria y satisfacción para ese Ilustre Ayuntamiento prestar su calor a esta empresa que indudablemente viene a proporcionar a ese culto vecindario ventajas muy positivas que unidas a otros proyectos que la referida sociedad tiene en cartera, harían de esa Ciudad el lugar preferido por los forasteros para pasar sus temporadas en busca de los aires puros de esa comarca."

(11) Así, el Ayuntamiento debía firmar contrato con una duración de treinta años en los que se comprometía a contar con un mínimo de cien lámparas de 16 bujías de potencia luminosa al precio de 4,25 pesetas mensuales (aunque bien es cierto que al público esas mismas lámparas habrían de costarle dos pesetas más cada una): lámparas que, junto con los pescantes sobre los que se ubicarían, serían aportadas por la empresa y debían instalarse en los lugares que el Ayuntamiento decidiese; contrayendo así mismo la empresa la obligación de dar luz desde la puesta del sol hasta la una de la madrugada durante los meses de mayo a septiembre, ambos inclusive, y hasta las doce de la noche en los demás. De cualquier forma, es de reseñar que la empresa, siguiendo el ejemplo utilizado en Jimena o Ronda, a fin de garantizarse el cobro del alumbrado público, pretendía que el Ayuntamiento le pignorase a su favor un arbitrio y que, previa la autorización gubernativa correspondiente, lo elevase a escritura pública.

      Según informe evacuado por tres munícipes el 23 de Noviembre de dicho año, las lámparas serían setenta de 16 bujías a razón de 4,25 pesetas cada una y otras 30 de diez bujías que se abonarían al precio de 3 pesetas la unidad y si bien no le pignorarían ningún ingreso para tal fin, se comprometieron a satisfacer el alumbrado público como atención preferente por mensualidades vencidas, facultando a la empresa a suprimir el suministro en el supuesto de que transcurriesen tres meses sin satisfacer el importe del mismo. De cualquier forma, el Ayuntamiento se comprometería a no poder concertar el alumbrado público con ninguna otra empresa o personalidad durante el plazo de 30 años de duración de dicha contrata que sería elevado a escritura pública por parte del Regidor Síndico.

(12) Alumbrado a base de arcos voltaicos para las fiestas y espectáculos públicos que serían abonados al precio que el Ayuntamiento y la empresa acordasen.

(13) En el referido escrito se establece una estipulación en la que el señor Nuche solicita la "Cesión gratuita y a perpetuidad en caso de que haga falta a los señores Nuche y Compañía de un solar en los terrenos comunales para edificar en él la fábrica y depósitos de combustibles. La designación del sitio y metros de superficie necesarios los fijarán de acuerdo el Ayuntamiento y el Ingeniero de la empresa."

(14) De acuerdo con la estipulación tercera, el Ayuntamiento "no pondrá en ninguna época imponer arbitrio municipal, aún cuando esté autorizado por las Leyes, sobre todo aquello que se refiera a la fabrica y molino harinero de esta empresa. "

(15) El "Diario de Cádiz" del 7 de Enero de 1908 consigna la noticia del siguiente modo:

"Según nos escriben de Alcalá de los Gazules, el pasado día 2 se ha inaugurado felizmente la fabrica de electricidad y molino harinero que en dicha población han instalado los señores Don Manuel Nuche y Compañía. A las cinco de la tarde y previas las ceremonias de rubrica, fueron bendecidos el edificio y maquinaria por el párroco D Francisco Ramírez Cuevas, ayudado por el presbítero D. Manuel dela Jara. Al acto asistieron los propietarios de la referida industria D: Manuel Nuche y Dolarea, y D. José, D. Antonio y D. Juan Serrano de la Jara. D. José Iraola, socio también de la citada entidad mercantil, no pudo asistir por atenciones que le retuvieron en la capital.

     También asistieron al acto el inteligente mecánico electricista D. Antonio Costa, bajo cuya dirección se han llevado á término los trabajos; don Jerónimo de la Corte, D. Francisco Valle y demás personalidades que de una ú otra forma han contribuido al feliz éxito de la terminación de las obras. Asistió también al acto D. Francisco Nuche y Dolarea.

     Todos fueron obsequiados por los socios de la fábrica, e inmediatamente se dio luz al pueblo, que recibió con verdadero júbilo aquella mejora que ha de traducirse en beneficios y comodidades para el vecindario y el molino empezó a producir harinas.

      Los operarios que han trabajado en la obra no dejaron tampoco de ser atendidos y obsequiados, demostrando su gratitud en calurosos vivas á don Manuel Nuche y demás socios que ellos llamaban bienhechores de la localidad. Estos se reunieron luego a comer en el comedor que forma parte de las habitaciones destinadas al administrador don Antonio Serrano de la Jara que ha sido el iniciador de esta industria llevada á cabo.

      El beaterio Jesús, María y José obsequió á la Sociedad con espléndido regalo de dulce, que tan magistralmente sabe hacer aquella Comunidad, y que representaba la fachada del edificio de la Fábrica, hasta con sus más pequeños detalles.

      El edificio, levantado de planta para el objeto á que se le ha destinado, y que ostenta el nombre de Nuestra Señora de los Santos, patrona de aquella ciudad, tiene todas las comodidades y condiciones necesarias para ambos negocios, fabricación de electricidad y harinas, con grandes almacenes para trigos, buenas habitaciones y espaciosas salas de máquinas y molinos.

     La maquinaria ha sido adquirida de las casas más acreditadas en esas construcciones.

     Felicitamos al vecindario de Alcalá por el beneficio y mejora que esa nueva industria representa, y á los Sres. D. Manuel Nuche y Ca que apartándose de la rutina y convencionalismos, que contribuyen al decaimiento de este desgraciado país, han montado allí un negocio cuyo resultado deseamos les sea próspero."

      Al tiempo que, el también periódico gaditano, "La Provincia" la reseña del siguiente modo: "Con el título de Nuestra Señora de los Santos" y bajo la razón social "Manuel Nuche y Compañía", se ha inaugurado en ésta el día 2 del presente mes, una fábrica de electricidad y molino harinero, instalados en grandioso edificio construido ad hoc, frente al moderno barrio denominado de Sánchez Flores.

      Este nuevo centro industrial, montado con Lodos los adelantos de nuestros días, bajo la dirección del inteligente perito mecánico-electricista de esa capital don Antonio Costa, ha llenado de júbilo á este pueblo al ver llegar hasta él los adelantos de la época.

     Alcalá está de enhorabuena al tener sus calles bien alumbradas, circunstancia que le equipara en este particular con los pueblos cultos, evitándose al propio tiempo las muchas molestias que antes sufría para obtener harina en buenas condiciones, especialmente en los meses de verano.

     Aparte de los beneficios que esto representa, la clase obrera, tan necesitada de trabajo, encuentra con la nueva fábrica donde ganar buen número de jornales; pues siendo el carbón de brezo el combustible que se emplea para la elaboración del gas, al hacer aquel en temporadas de paro forzoso, muchos trabajadores se sustraerán de la miseria á que se ven condenados en dichas temporadas al par que los dueños de ciertos terrenos se los encontrarán limpios de maleza, sin costarles nada"

(16)

(17)

(18)

(19)

(20) Conjunto de catorce molinos que siguiendo una estructura funcional muy antigua utilizaban el agua de la rivera de dicho río para accionar un rodezno que hacía girar las piedras que molturaban el grano. Molinos que, como el instalado por la eléctrica, trabajaban a maquila .

(21) La mayoría de ellas, 70, de 16 vatios mientras que las 30 restantes serían de 10 vatios.

viernes, 15 de septiembre de 2017

El curato y la Parroquia (I)


Artículo publicado en la Revista "Apuntes Históricos y de nuestro Patrimonio 2005"

Fernando Toscano del Puelles



        De servidor constante y fiel de su Iglesia local es fácil de evocar a nuestro Viera, como lo permiten los documentos. Incluso en estrictas funciones pastorales, pues, además de Beneficiado, durante un tiempo fue Cura teniente del Vicario, interviniendo en servicio directo de las almas en tareas apostólicas generales, además de trabajos para el decoro del culto y del templo.

     Presentamos unas sencillas muestras:

      En 16 de junio de 1786 otorgó su primer testamento el Beneficiado a Félix Manrique (en realidad, D. Félix Jiménez de Vargas y Manrique). [1] Uno de sus albaceas es D. Diego Ángel de Viera, Beneficiado, “mi compañero”, con quien tuvo también una propiedad compartida, pues Manrique habitaba sus casas propias “en la Calle nueva de la Escalereta y lindan por abajo y la espalda con otras de Dª Inés Diosdado, (Esta señora diosdado, mayor de 50 años, enferma grave, testa en 27 de julio de 1793, ante García Troyano. Manda sepultarse en la iglesia de Santa Clara y encarga por su alma varias Misas) por la puerta con el Hospital de la Santa Misericordia de esta villa y parte del suelo de dichas casas es el horno de la Escalereta propio de Dn. Diego de Viera y Marquez, Presbítero y Beneficiado de dichas Iglesias.” [2]

        Entre sus encargos testamentarios, expresa que “por quanto siempre he tenido y tengo una grande devoción y afecto al Arcangel bendito señor dan Rafael, es mi voluntad que una lámina que está en la Iglesia Parroquial de esta dicha Villa del referido Santo, encima de la pila del agua bendita, se le construya y haga para adorno una repisa pequeña a la que se le dé de color y tambien algunos perfiles dorados poniéndole a sus lados dos cubilitos para poner la cera que alumbre a dicho Santo”.

       Conforme a esta su devoción, todavía dirá el Beneficiado Manrique respecto al Beaterio y a otra lámina (o cuadro) que posee de San Rafael: “Mando por vía de legado mejora o como más haya fugar en derecho, a el Hospital de Jesús, María y Josef nuevamente fundado por el dicho Dn. Diego de Viera también Beneficiado para curar a las pobres enfermas las citadas casas para que con lo que produzcan de renta se ayuden a costear una de las camas de dicho Hospital en la que se ha de poner la lámina que tengo del Señor San Rafael Arcángel mi Protector y Abogado”.

Testamento del beneficiado Félix Manrique

       El piadoso Manrique da a su admirado Viera otro encargo benéfico: “Ytt. También mando que el dicho D. Diego Angel por si solo separe doce pesos escudos reales de los que produxere el dicho mi caudal, y lo reparta por si solo los sábados de cada semana en pobres mendigos hasta que queden enteramente consumidos y extinguidos, en cuyo encargo no se ha de mezclar otra persona alguna, y tambien le relevo de dar cuenta de su distribución".

        Por último, D. Félix Manrique muestra su noble corazón comisionando a sus albaceas para que hagan llegar todo su caudal “para los pobres de solemnidad desta villa”, repartiéndolo “como acreedores a él”.

       Otro extremo de favor o actividad de Viera en las mejoras de nuestro templo principal lo tenemos en aquella su expresa intervención -expuesta en la obra sobre la Congregación Beaterio- acerca de ampliación, traslado y gran arreglo del Sagrario Parroquial. Aún se realizaba en 14 de octubre de 1790, fecha en la que el presbítero don Francisco de Oliva, pariente de Dn. Diego, mandó dar 3000 reales de vellón “para la obra de la Capilla del Sagrario que se está construyendo en la expresada iglesia Parroquia”.[3] Este mismo Padre Oliva, “Mandó el relox de campana que tiene en las casas de su morada a la Iglesia Parroquial de esta Villa”, reloj que asimismo debió instalarse posteriormente, en la entrada de dicha nueva Capilla, junto a la puerta de la Sacristía, donde permaneció hasta que, después de las obras realizadas hacia 1991, fue trasladado a la Victoria.

       No queremos dejar de referirnos al Oficio Divino, principal empleo de los Beneficiados. En el Coro, formando con sus compañeros, el Beneficiado rendía a Dios el solemne tributo de los adoradores, nada menos que en nombre de la Iglesia. Cantaba Viera los textos de esos venerables libros corales: gradual, vesperal, responsorial, antifonario, himnario... Era canto llano que se acompañaba de la voz de los sochantres cooperadores y del toque del organista (a su vez ayudado del modesto auxiliar al fuelle).

      De vez en cuando, según las solemnidades, capilla de cantores y ministriles ocupaba el recinto lateral en alto del coro, el de la schola cantorum.

        Pero el repertorio gregoriano siempre fue básico y obligado en canto y órgano, para toda celebración litúrgica: canto llano frente al figurado o mensural. La liturgia requería aquella presencia, pues la polifonía sólo solemnizaba las celebraciones especiales o de mayor importancia. Por esta cotidianidad del canto gregoriano, había llevado a considerársele el verdadero canto coral (no los cantos polifónicos), y sus libros, libros corales. Aunque el Coro principal era el compuesto por los Beneficiados, a estos Capitulares se unían los Curas y otros clérigos que lo tenían por deber: actuaban bajo la dirección práctica del que ejercía de Sochantre.

       Como decimos, en ciertas ocasiones, intervenía pequeña capilla de música, con voces de personas adultas y, en otros momentos, incluso con niños cantores (sobre todo en los ejercicios piadosos), con sus diversas voces. Era obligado en las funciones de Navidad, para los Villancicos.

      En su caso, todo este aparato realizaba por el templo y por la plaza las solemnes Procesiones. Y cuando ocurría la de la proclamación de la bula de la Santa Cruzada, consta que sonaba el atabal....

       Como se dijo en la muy citada obra sobre el Beaterio, D. Diego de Viera fue en determinado período de su vida uno de los Curas, auxiliares del Vicario para el cuidado y cura de las almas. 

      Sánchez Herrero, hablando de nuestra zona gaditano-xericiense, indica que, en la Edad Media, el Vicario era el encargado de la administración de los sacramentos, siendo como verdadero Párroco. “En las parroquias podía haber varios beneficios dotados y por ello varios beneficiados, a uno de los cuales se le encargaba la administración de los sacramentos, denominándosele indebidamente cura, y capellanes”. [4]

       Este oficio y nombre de Cura se admitió luego y hasta confiriéndose a varios sacerdotes simultáneamente, siendo a veces denominados Tenientes de Cura, siempre en concepto de auxiliares u subordinados del Vicario o Párroco. 



NOTAS

[1] Véase Archivo Histórico Provincial, Protocolos de Alcalá de los Gazules ante el Escribano Público don Rafael María González de Lora, t. 222, fs. 11-15 

[2] Segundo testamento de Manrique, en 10 de noviembre de 1792; Archivo Histórico Provincial, Protocolo de Alcalá de los Gazules, tomo 286 

[3] Testamento ante don Rafael María González de Lora, escribano público de Alcalá de los Gazules 

[4] SÁNCHEZ HERRERO, José; "Cádiz medieval", en la obra Cádiz v su provincia. Ediciones Gever, tomo II, Sevilla 1984, página 198. 


viernes, 8 de septiembre de 2017

El arquitecto del Puente del Prado


Ismael Almagro Montes de Oca


      En agosto de 2012, publiqué una entrada hablando sobre los puentes del Prado, el existente en la actualidad y los restos del puente romano: 


       Pasados varios años, quiero revisar, corregir y actualizar la información recogida en dicho artículo, pues las investigaciones que he llevado a cabo me han permitido conocer varias novedades sobre ambos puentes.

       En el mismo, me sumaba a la tesis “oficial” de que existió un puente romano sobre el río Barbate en la zona del Prado, conservándose sus restos junto al otro puente. Lo hice haciéndome eco de todo lo publicado al respecto hasta entonces. Hoy, sin embargo, mis investigaciones me llevan a asegurar que dichos restos no son de época romana, sino de la segunda mitad del siglo XVI. Ya di cuenta de ello en el artículo publicado en la Revista de Apuntes Históricos de 2016 “Alcalá de los Gazules durante el señorío de Per Afán de Ribera” (pág. 42)


       Posteriormente, en la conferencia que pronuncié dentro de los actos del IV Centenario de la Cofradía del Nazareno de Alcalá, pude ampliar más detalles sobre la construcción de dicho puente, aspecto éste del que hablaremos en otra ocasión.

      Quiero centrarme hoy en la construcción del puente que sigue en la actualidad en pie y cuya construcción se terminó en 1815.

       Gracias a las actas de esa época conservadas en el Archivo Municipal de Alcalá, podemos conocer más datos sobre su manufactura, tales como que el proyecto dependía del Departamento de Marina de San Fernando, aunque la obra fue costeada por el cabildo alcalaíno. Sabemos también el nombre del diseñador del puente, D. Juan de Pina, Arquitecto del Arsenal de la Carraca y que hacía varios años que se encontraba la obra parada por falta de fondos, quedando por realizar las barandas de protección y el empedrado del mismo:

“En la villa de Alcala de los Gazules Junio Once de mil ochocientos quince a virtud de citan ante diem se Juntaron en estas Casas Capitulares los Sres que componen el Yltre Cuerpo de Ayuntamto a saber El Sr. Dn Fernando Gomez Alcalde Ord. De primer voto Presidte D. Domingo Marin que lo es de Segundo voto, Dn Pedro de la Corte Alferez mayor Dn Jose de Arias, Dn Franco Sanchez Pacheco, Dn Diego Rengel, Dn. Juan Sanchez Granados, Dn Franco Pichaco, Dn. Franco Romero, Regidores, Dn. Alonso Lechugo, Dn. Benito de Peña Diputados de Abastos, Dn. Juan Mª Benitez y Dn. Pablo Alanis Sindicos Pror Gral y Personero del Comun, no habiendo concurrido D. Pedro Costilla Alguacil mayor, pr estar enfermo y asi congregados pr ante mi acordaron lo sigte.____

Ynforme a instancia del maestro de obras qe construya el Puente

En este Cavildo se vio un oficio del Exmo. Sr. Capitan general de este Departmto de Marina su fecha treinta y uno de Marzo ultimo pr la que se sirve remitir la instancia que le ha hecho Dn. Juan de  Pina Arquitecto en el Arsenal de la Carraca pr la que solicita se le remita testimonio de haber prevenido al Ayuntamto que era en el año de ochocientos nueve el peligro que corria el Puente qe a expensas de esta Villa y pr dirección de dho Piña había construido sobre el Rio Barbate extramuros de esta , pr haberlo dejado pr falta de Caudales sin sus barandas y embedrado en toda la dimensión de su centro y que aunque han pasado mas de tres años sin haberlo acabado de construir”


      Sin lugar a dudas, Juan de Pina solicitó al ayuntamiento de Alcalá un escrito en el que constara que la obra no se terminó por la aludida falta de fondos para cubrirse las espaldas y eximirse de responsabilidades en caso de ruina del puente inacabado. Asimismo, se acordó pedir  permiso a las Autoridades para subastar unas suertes de leñas de los Montes Propios para poder financiar lo que restaba por hacer:

“ pr lo que q pa su resguardo se le remitiese dho testimonio pa acreditar en todo tpo qualquiera ruina qe tuviesen los arcos, no hera pr falta suya si no pr la de no haberse acabado de hacer unas varandas y piso o empedrados y enterados los sres de este cuerpo, acordaron se manifieste a dho Excmo Sr. Por el Sor Presidente qe con motivo de la rebolucion ocurrida desde dho año de ochocientos nueve, q no haber caudales algunos, se halla efectivamente sin concluir la obra del Puente qe indica Pina construyo q se halla extramuros de esta sobre Barbate, y al mismo tpo qe con el objeto de ocurrir a ella, y a las demás obras de primera necesidad qe necesitan otros dos puentes, cañerias de aguas, Calzadas y otras, se tiene representado a S. E. empezando su permiso; q licencia pa q en los bastos Montes de este termino, q en beneficio de ellos, se formen varias suertes de leña pr entre saco y rameo, en subasta se ocurra a dhas necesidades, cuyo expte. Se halla bastante adelantado y pasara inmediatamente a manos de S. E. y luego qe haya caudal en Metalico se avisara a el expresado Pina para que pase a esta a acabar de perfecciona y dar el ultimo golpe a su obra y quede con la solidez que corresponde q solicita devolviéndole el testimonio e instancia de aquel con testimonio de este acuerdo” [1]



NOTAS

[1] Archivo Municipal Alcalá de los Gazules. Legajo 29 folios Folio 98 y vto