sábado, 29 de septiembre de 2018

Alcalá y la primera guerra del Rif


Ismael Almagro Montes de Oca 

      El 3 de octubre de 1893, varios miles de rifeños atacan las obras de fortificación de Sidi Guariach, en las afueras de Melilla, por considerar que aquel lugar era sagrado, desobedeciendo las órdenes del sultán. 

     Los prolegómenos de este conflicto fueron recogidos por la prensa de la época: 

     “Según telegrafían á El Imparcial, santones van de aduar en aduar predicando la guerra santa y excitando á los riffeños para que sean terribles en la próxima lucha. 

      Consta por todas las noticias que las kabilas se han negado á obedecer la carta o edicto que les envió el ministro del sultán Sidi Mohamed Torres, en que les ordenaba que no se opusieran á la construcción del fuerte de Sidii Aguariach. 

     Los jefes de las kábilas han contestado a este edicto que no pueden consentir en modo alguno que el fuerte se edifique, añadiendo que el sultán no tiene autoridad para ordenárselo. 

     Están decididos á impedir las obras, y en cuanto comiencen, atacarán á los soldados. 

     El mismo corresponsal añade que estos días se han celebrado importantes reuniones de moros…”[1]

Soldados españoles en el Fuerte San Lorenzo (fuente ABC 04/11/1893)

      Como consecuencia del alzamiento de los rifeños, una ola de patriotismo recorre la península, sumándose nuestra localidad el 9 de noviembre, con la aprobación de una propuesta del alcalde D. Antonio Pastor para socorrer a los soldados alcalaínos que resultaran heridos y a las familias de los fallecidos. La exposición del alcalde es la siguiente: 

     “Iltmo. Sor.= Una ofensa inferida a nuestra bandera por los barbaros del Riff obliga a que millares de hermanos nuestros invadan el campo Africano a derramar su sangre para lavar tal ultraje; nadie mejor que los heridos o inútiles de esa Campaña necesitan el Auxilio de todos y todos en la obligación de prestárselo.= 

     A este fin y a pesar de la penuria que agobia a estos fondos municipales, tengo el honor de proponer a la Corporación. 

     Que se entreguen 125 pesetas con destino a la asociación de la Cruz Roja de Cádiz la cual se librará con cargo al capítulo de imprevistos. 

     Conceder una pensión vitalicia de una peseta diaria a los padres pobres del primer soldado hijo de esta Ciudad que muera en la Campaña. 

     Otra también vitalicia de setenta y cinco centimos de peseta diaria al soldado hijo de esta ciudad que quede inútil e imposibilitado de ejercer cargo, oficio o profesión alguna. 

     Colocar en las dependencias del Municipio a los que queden inútiles y sean compatibles el cargo con la inutilidad, y por ultimo. 

     Hacer presente al Gobierno de S. M. por conducto del Exmo. Sor. Gobernador Civil de la Provincia la adhesión incondicional de este Municipio el que le felicita por las acertadas disposicones adoptadas con motivo del conflicto surgido en Melilla. 

     El Ayuntamiento sin embargo acordará como siempre lo mas acertado en justicia. 

     Casas de Ayuntamiento de Alcala de los Gazules a 9 de noviembre de 1893 = Antº Pastor. 

    El Ayuntamiento lo aprobó por unanimidad y acordó abrir una suscrición para recaudar fondos con destino a la asociación de la Cruz Roja.”[2]



NOTAS

[1] El Popular. Diario Independiente. Año XXV, nº 10575 pág. 2. Edición del 17 de octubre. 

[2] Archivo Municipal de Alcalá de los Gazules. Actas de sesiones del Ayuntamiento pleno. Libro sin catalogar. Punto 5º de la sesión del 9 de noviembre de 1893.

sábado, 22 de septiembre de 2018

La frontera entre la Alcalá cristiana y la Jimena mora (II)


CARACTERISTICAS

      Vistos desde las llanuras del este de la provincia de Cádiz, ocupadas ya por ellos, los montes que se levantan detrás de Alcalá, aparecerían a los ojos de los cristianos como obstáculos casi insuperables. Para atravesarlos contaban sólo con un camino de herradura inadecuado para el paso de la tropa. De su dificultad sabemos por José María Puelles y Centeno que lo anduvo en el año 1873. Había terminado la carrera de medicina e iba a Jimena a tomar posesión de su primera plaza: “Tomamos por guía -escribe- a un tal Lechugo, salí en hermosísima mañana de primavera por el camino de los Pozos para la villa de Jimena, montado en mulo de sierra, y empezamos a recorrer aquellas abruptas montañas de los Gazules entre precipicios, torrentes, lajas y despeñaderos, que constituyen el llamado "Camino del Infierno", que a mí me pareció de la Gloria" (Tal su ilusión por estrenarse de médico). Llegué a Jimena -prosigue- a la caída de la tarde después de la difícil y larga caminata por los desfiladeros y gargantas del Montero, Arnao y Sierra de Cámara”. El libro de la Montería, ya en el XIV, habla del camino de Ximena (15).

       Si los cristianos tenían proyecto, como tenían, de seguir avanzando, se veían obligados a escoger terrenos más fáciles. Lo eran la salida del Barbate por las Tablas de Benalup o los llanos de Tahivilla, o bajando hacia la bahía de Algeciras por las orillas del rio de las Cañas. Aparte de que Ia necesidad de ocupar los puertos del Estrecho los obligaba a escoger estas salidas. Era necesario cortarles toda comunicación a los moros de aquí con los de allí, de los que podían recibir ayuda, como de hecho recibieron y contribuyeron a que la vida del Reino de Granada se prolongara en el tiempo.

      Por eso, mientras que los mapas de estos montes no muestran vestigio alguno de edificación militar, ni toponimia que denuncie haberla habido, en los de las otras dos salidas sí los hay de la existencia de ruinosos castillos, o de nombres que evidencian la antigua existencia de alguna construcción militar.

       Y así, por el río de las Cañas, encuéntranse a su izquierda y derecha lugares nombrados como de "los Castillejos", "el Castillo", "Collado del Castillo", "Cerro del Castillo", "Cortijo del Castillo", "Atalaya de Maldía"..., y por el lado de la salida del río Barbate, las ruinas de las torres de Benalup, de Torrejosa y del Rayo, amén de varios topónimos indicativos de su antiguo carácter guerrero (16).

      Durante mucho tiempo Jimena no sufrió la guerra. Sólo muy de cuando en cuando le llegaban de allá abajo los ecos de las batallas.

       El cerco de Algeciras en tiempos de Alfonso X duró un verano; el de Tarifa en los de Sancho IV otro, así como el siguiente de Algeciras en los de Fernando IV; la batalla del Salado un día; los dos años casi del asedio de Algeciras por Alfonso XI fueron una excepción; el que el mismo rey, varios años después, puso a Gibraltar duró poco debido a que, como es sabido, su muerte causada por la peste obligó a levantarlo; la pérdida de Algeciras fue fulminante...

      Visto bien, en los dos siglos aproximados de frontera las batallas celebradas en la región del Estrecho no llegaron a cuatro años. Larguísimos periodos de paz se intercalaron entre ellas, durante los cuales unos y otros se trataron como vecinos. Tenemos el caso de aquellas galeras que, en el año 1404, llegaron ante Gibraltar, “e vino de allí una zabra en que venía un caballero moro” a invitarles a bajar para agasajarlos con un convite y bailes al son de “añafiles e de jabegas e de otros estrumentos” (17).

       Así las cosas, no resulta extraño imaginarse en aquellos montes de Alcalá y Jimena a carboneros y ganaderos en mutuo trato, incluso amistoso. Sólo se sabe, al menos yo, de dos casos en los que los moros jimenatos intervinieron en alguna refriega por los años de 1360, y no, precisamente, por los lugares que nos ocupan, sino por los de Jerez.

       Una de ellas ha dejado preclaro vestigio. Porque, hallándose los de Jimena, juntamente con moros de Gibraltar y de Ronda, razziando los campos de allí, los jerezanos los sorprendieron y ahuyentaron en un lugar llamado el “Sotillo”, en el que, en acción de gracias, levantaron una capilla en honor de Nuestra Señora de la Defensión, cuyo título conserva la cartuja levantada en el mismo lugar (18).

       Como consecuencia de tan prolongada paz, Jimena alcanzó fama de población importante y próspera, como se refleja en los documentos y crónicas de la época.

       Tanta y tan larga ventura había de tener su fin.

Jimena en 1740

DURACION

       La frontera, como ya tenemos dicho, tuvo dos épocas. Sabemos del fin de la primera por tres documentos: un acta del Cabildo de la ciudad de Jerez, su fecha 9 de Marzo de 1431, una carta dirigida al rey por la misma ciudad dándole cuenta de la toma de Jimena del 20 del mismo mes, y la “Crónica” de Alvar de Santa María, cuyo capítulo sobre el acontecimiento escribió en Córdoba al tiempo que recibía la noticia.

      Por esta fidedigna documentación se sabe que el día 9 ya dicho, viernes, se presentó Pedro García de Herrera, el mariscal, ante los regidores de Jerez, reunidos en cabildo, para comunicarles su decisión de conquistar Jimena y pedirles ayuda. “Dijeronle que les placía”, y se la prestaron.

      El domingo, “que contaron once del mes de Marzo”, se adelantaron las fuerzas de choque, como si dijéramos, en dirección de Alcalá, para proseguir el lunes -doce- hacia Jimena, donde llegaron “a la media noche”. Cuatro de aquellos soldados, aprovechándose del “gran viento e oscuridad que acía”, escalaron los muros cogiendo desprevenidos a los guardas, abrieron la puerta, y unos por ésta y otros por las escalas entraron en la fortaleza y la ocuparon.

“Ovieron grandes combates e peleas... por ser como es, fuerte, buena villa e de las mejores e más onradas e más asentadas que en el Reino de Granada avía”.

      La pelea siguió hasta el día siguiente -martes trece- en que se entró en la villa por la fuerza “hora del mediodía”.

       Los moros hablaron con el mariscal, “e tomaron dél seguro que los dexase ir, e así partieron sin llevarse nada de lo suyo, de que el mariscal e los suyos ovieron muy gran despojo de oro o plata e joyas e otras muchas prenseas de casa” (19).

       Tomada Jimena y desaparecida, por ende, Ia frontera que la dividía de Alcalá, pudiera pensarse que este trabajo había llegado a su fin. Y no, porque volvieron los moros deshaciendo lo hecho.

      Hasta hace poco no se había sabido a ciencia cierta cuándo. Hoy sí. Documentado en el Archivo Municipal de Lebrija, apareció el dato el año 1971 en una historia de aquella ciudad, de cuyos episodios uno estuvo directamente relacionado con la pérdida de Jimena.

      En ella se dice que a finales de Agosto de 1461 se corrieron las voces de que “los moros querían sentar en nuestra tierra”. Reunido el Cabildo, puso a la población en estado de alerta “barrerando” las calles y estableciendo vigilancia permanente.

      El día 16 de Septiembre se recibió carta ordenando que las huestes locales estuvieran apercibidas. Así se hizo saber al vecindario mediante repique de campanas, y se pidió a Jerez que pusiera centinelas en el Gibalbín, desde cuya altura se divisa toda la comarca, para que avisaran por “alminara” (ahumada) de la llegada del enemigo.

      Todo podía suceder. El rey de Castilla, Juan II, se hallaba sobrepasado por los acontecimientos del reino en claro estado de descomposición con detrimento de la atención a las defensas que se hallaban abandonadas. Y los moros lo sabían.

       El mismo día “a la hora del Angelus”, llegó otra carta dando cuenta de que el enemigo venía sobre Jimena, y, al amanecer del día siguiente, otra informando de que ya la combatía. No se sabe por qué los de Lebrija no acudieron a la llamada hasta el día 25 (20).

      Así las cosas, veinte años después de que Pedro de Herrera la conquistara, Jimena se perdió. Volvióse a restablecer la frontera en un segundo período, no tan prolongado como el primero, sino de solo cinco años.

       En Alcalá y en toda la zona occidental volvió a sentirse la zozobra del enemigo cercano. Prueba de ello, la bula del Papa Nicolás V del 15 de Junio de 1453 ofreciendo el perdón de los pecados a quienes trabajaran en la reparación de las murallas de Medina por miedo a un ataque de los moros de Jimena (21).

       Murió Juan II el 24 de Julio de 1454. Tan mal le había ido en los últimos años de su reinado que se le atribuye haber dicho en la hora de la muerte: “Naciera yo hijo de un labrador o lego de un convento, y no rey de Castilla”.

       Enrique IV, su hijo, entró a reinar con buen pie. (Luego, como se sabe, se le trastocaría). Dentro de aquel primer buen tiempo bajaría a Andalucía los veranos de 1455, 56, 57 y 58 a combatir moros. En el 56 cayó Jimena en sus manos.

       Conócese el año porque en el Salón del Trono del Alcázar de Segovia se puso en el friso que rodea el comienzo de la decoración del techo la siguiente inscripción: “Esta quadra mandó fazer el muy alto e muy poderoso ilustre rrey Enrique el quarto en el anno del nacimiento de nuestro señor Jesu, Cxpto, de mill e quatrocientos e cinquenta e seis annos, estando el señor rrey en la guerra de los moros guando ganó Ximena”… (22)

       Tampoco puede quedar duda sobre el mes y día aproximado, dato debidamente claro en una comunicación dirigida a la ciudad de Cuenca el 15 de Julio de 1456 de haber conquistado Jimena (23).

      Se puede, por tanto, tener por cierto, vistos los dos documentos anteriores, de que bajo el sol de la primera quincena de Julio de 1456 cayó Jimena en poder de los cristianos, desapareciendo la frontera de nuestro estudio. Ahora, definitivamente.


NOTAS 

(15) PUELLES Y CENTENO, José María de, Recuerdos de mi Juventud, Cádiz, 1911, Págs. 69 y s.
Libro de la Montería. Tomo II. Madrid, 1877, Pág. 386.

(16) Servicio Geográfico del Ejército. Mapa militar español. E. 1:50.000. 12-48; 13-48 (1076-1077); 13-42 (1070) y I4-46 (1071), correspondientes a las secciones de Tarifa, Alcalá de los Gazules y Jimena de la Frontera.

(17) El Victorial: Crónica de Don Pero Nuño, conde de Buelna, por su alférez Gutierre Díez de Gámez. Ed. crítica de Juan M. Carduzo. Col. de Crónicas españolas, Mádiz, 1940. Pág. 101.

(18) MESA GINETE, Francisco de, Historia sagrada y política de Jerez de la Frontera, 1888, Pág. 196.

(19) RALLON, Padre Fray Esteban, Historia de Xerez de la Frontera, Tomo III, Xerez, 1892, Págs. 8182.

GUTIERREZ, Bartolomé. Anales de la MN y ML ciudad de Xerez de la Frontera. Xerez, 1887, Págs. 282-292.

CANTERA BURGOS, Francisco. Alvar García de Santa María y su familia de conversos. Madrid. 1952. Págs. 222 y ss. Crónica de Jaime II. BAE vol 68. Págs. 493-494.

(20) BELLIDO AHUMADA José. La patria de Nebrija (Noticia Histórica). Madrid. 1971, Pág. 136.

(21) COOPER E. Castillos señoriales de Castilla de los siglos XV y XVI. Trad. Juan M. Madrazo. Madrid, 1980. Vol. 1, Pág. 580. La bula se guarda en el Archivo Ducal de Medina Sidonia.

(22) MATEO MARCOS Juan. El Alcazar de Segovia, palacio de los reyes de Castilla. Castillos de España. 2á época, n4 87. Madrid, 1958.

(23) TORRES FONTES Juan. Enrique IV de Castilla, Murcia, Pág. 59. La comunicación se conserva en el Archivo Municipal de Cuenca.

sábado, 15 de septiembre de 2018

Los inicios de la “carrera taurina” del Gran Potoco de Alcalá


Ismael Almagro Montes de Oca 

       Hace tiempo dimos cuenta de cómo acabó la carrera taurina de Ildefonso Delgado Chacón, más conocido como “El Gran Potoco de Alcalá” (http://historiadealcaladelosgazules.blogspot.com/2012/11/la-efimera-carrera-taurina-del-gran.html) Hoy nos centraremos en lo que bien pueden ser sus inicios en ese mundillo, puesto que nos vamos a remontar al año 1902, cuando tan solo contaba con 23 años. 

     En aquella época Potoco ya era huérfano de padre y vivía con su madre Lucia Chacón Pareja, su hermano mayor José y su hermana Ramona, muy cerca de la plaza de toros, en el callejón Chamorro nº 4. 

     En los primeros días de junio de 1902, Jerónimo Nieto Carrillo solicita al gobernador civil permiso para celebrar una novillada en la Plaza de toros de Alcalá el día de San Juan, 24 de junio, autorización que es concedida el día 19, con la obligación de adoptar “las necesarias precauciones a fin de evitar causar desgracias y cualquier alteración de orden público” 

     Gracias a un cartel anunciador de aquella corrida (uno de los más antiguo de cuantos se conservan del coso taurino alcalaíno, pues tiene nada menos que 116 años) conocemos muchos detalles sobre la misma. 

     Se trató de una corrida que no estaba organizada por ninguna empresa, sino que surgió por iniciativa de algunos vecinos y que podemos considerarla como exclusivamente de ámbito local, ya que tanto el peticionario, como la ganadería, el espada y los banderilleros, eran alcalaínos. 

     Esta corrida se diferenció un poco de las que venían celebrándose hasta la fecha en el coso alcalaíno, ya que solo se mató un toro en vez de los dos que se solían sacrificar. 

     El alcalaíno Juan Díaz Tenorio “Chulo” fue el encargado de lidiar las reses, ayudado por Pedro Pabiero “Formalito” natural de Valladolid. 

     Pero la parte que nos interesa es la de los banderilleros, pues es ahí donde encontramos a Ildefonso Delgado, apodado entonces como “El Potoco Chico”, para diferenciarlo del afamado diestro gaditano José Villegas Perea.

      A propósito del apodo de Ildefonso Chacón, a nivel local se ha argumentado que le venía por su desmesurada afición a tocar el tambor cuando niño. Curiosamente, la misma historia se cuenta sobre el origen del apodo del Potoco primigenio, el torero gaditano, (cambiando el tambor por el pito) quien en una entrevista concedida al periódico “La lidia” y publicada en el nº 451 del 11 de julio de 1927 decía lo siguiente: 

“—Nosotros teníamos una criada gallega—dice el exmatador—y bautizó a mi hermano, también torero, con el apodo de El Loco, y a mí con el de Potoco; esto de pó-toco, como usted verá, tiene cierta originalidad; a mí me gustaba de niño tocar el pito, y daba las grandes murgas, por lo que me regañaba la gallega, diciéndome que no tocara, y como yo era niño, y además el hijo del amo, le contestaba: "No me da la gana; po-toco y po-toco y así fui bautizado en mi niñez, hasta que fuí mayor, siendo Potoco, y asi moriré.” 

     Indudablemente, esta historia se ha extrapolado deliberadamente del Potoco original hacia el imitador alcalaíno, puesto que por fama o por antigüedad, no parece creíble que el diestro gaditano, que utilizaba el nombre artístico antes que nuestro paisano, copiara la historia del origen de su nombre artístico de un mindundi con ínfulas de torero. 

     Como dato curioso, Ildefonso Chacón se dedicaba a recortar y coleccionar crónicas taurinas aparecidas en la prensa, y, sin embargo, no sabia leer. 

     Junto a Potoco, aparece otro alcalaíno como banderillero, Antonio Sánchez Caballero. 

      Así pues, parece que en sus años de juventud, El Gran Potoco de Alcalá, buscó la fama demostrando sus habilidades con el par de banderillas, antes de probar suerte con el capote y la muleta.


sábado, 8 de septiembre de 2018

Paterna: Dehesa señorial de los Ribera (y II)



2. Los límites de la antigua Dehesa 

      La Dehesa de Paterna, por su situación en el límite más occidental del término de Alcalá lindando directamente con los términos de Jerez y Medina[10], constituye un espacio bien diferenciado[11], como se reconoce en la Transacción de 1513, donde se dice que estaba poblada y con unos límites precisos para los vecinos de Alcalá: «otro donadío en Cortegana que alinda con término de Paterna y de Gigonza». 

      Extremo en el que se insiste en la Transacción de 1533, acordada entre la Villa de Alcalá y el Marques de Tarifa, que el Cabildo y el pueblo de Paterna debieron ratificar en Concejo Abierto, el 20 de abril de ese mismo año, y particularmente por el capitulo 27, en el que se establece: 

«...que los vezinos del dicho lugar de Paterna gozen de sus terminos de labor y los de Alcala los suyos; ... y entiendese que el termino de Paterna a de ser por los limytes e mojones que la dehesa de Paterna tenia antes que se poblase y que lo contenido en esta escritura se a de comenzar a usar e guardar dende el dia que se otorgase... »[12]

       El 23 de septiembre de ese mismo año, el Alcalde Mayor del Marquesado de Tarifa procede al amojonamiento del que siempre había sido el límite de la Dehesa de Paterna con Alcalá, aunque en ausencia de los representantes del Concejo de Paterna, que demostraba así su posición contraria a dicho amojonamiento, para el que habían sido citados con seis testigos «...con los cuales ficiesen la retificacion e amojonamiento antiguo: E despues de lo susodicho en martes ventitres dias del mes de setiembre e ano susodicho estando el dicho senor juez cerca de la fuente de Cortegana en un mojon que esta de la dicha fuente yendo hazia la boca de las veredas a cient pasos de la dicha fuente dixo que vista la ynformacion dada por parte del dicho Rui Sanchez en nombre de la dicha villa de Alcala y como el dicho concejo del dicho lugar de Paterna no quiso venir a ser presente a ver el amojonamiento que se avia de hacer en execucion de la dicha escritura de concierto dixo que declarava y declaro que el termino del dicho lugar de Paterna antes que se poblase siendo dehesa yva y se guardava por los limites e mojones siguientes: comenzando desde donde confina los terminos de Xerez, Alcala e Paterna, primeramente en quanto al primer mojon do parte terminos Xerez y Alcala e Paterna porque no se liquido en la dicha ynformacion por rrazon que dizen que la ciudad de Xerez tiene entrado y tomado mucho termino de lo Alcala e Paterna por cima de la dicha fuente de Cortegana y sobre ello ay pleito pendiente en la audiencia rreal en quanto al dicho primer mojon rreservo en si la declaracion para lo determinar quando mas plenariamente fuere contendido ante las fechas provancas por anbos concejos y en quanto a lo que consta agora por la dicha ynformacion declaro por primer mojon este susodicho en que el dicho senor juez esta que ay de la dicha fuente de Cortegana cient pasos y el segundo mojon declaro que es en el portichuelo de las aulagas donde asi mismo esta otro mojon y dende este mojon donde esta hasta el dicho portichuelo de las aulagas no va la otra por derecera salvo deaende deste mojon hasta la boca de las veredas e por la misma vereda abaxo rrodeando el cerro que esta a la mano derecha hasta dar la vuelta a todo el dicho cerro y decendiendo a ponerse en la derecera fasta dar en el mojon del puerto de las aulagas quedando por termino de la dehesa de Paterna todo el dicho cerro y tierra de la mano derecha y lo de la mano yzquierda por tierra y termino de Alcala y desde el dicho puerto de las aulagas y mojon que en el esta van la mojonera a las veras que dizen de Alonso Gil por la derecera hasta un mojon que esta en una pena cerrada alrrededor y de alli va a otro rregajo adelante hasta un portichuelo de un palmarejo y de alli va a un villar quedando el villar por de Paterna y de alli a una pena que esta quebrada que son tres penas quedando las dos a lo Paterna y la otra que es la mayor queda por mojon y de alli va a una palma y de la palma va al mojon que se dize del Castillejo que esta cerca de la fuente que dizen de la Lantejuela un tiro de vallesta poco mas o menos de ella y este dicho mojon de los Castillejos es el postrero el qual dicho amojonamiento declaro ser el antiguo entre la dicha villa de Alcala y el dicho lugar de Paterna el qual mando que cada uno de los concejos tengan e guarden y que el un concejo no entre a gozar del termino del otro concejo ni el otro del otro salvo que tengan e guarden la dicha mojonera conforme a la dicha escritura de concierto e transacion y en quanto al agua de la Fuente de Cortegana porque no se pudo liquidar por esta ynformacion si entra en el termino de Alcala o en el de la dehesa de Paterna mando que hasta tanto y entre tanto que esto se averigue ambos concejos se puedan aprovechar de la dicha agua para la bever con sus ganados mayores e menores con tanto que dentro de la dicha fuente no puedan meter puercos porque no malparen el agua salvo que puedan beber en el agua que corriere hasta quinze pasos abaxo de la dicha fuente e sacandolo a mano en dornajos cada uno hazia su termino porque en tanto que se averigua cuya es la dicha fuente la dejo por comun como si fuese mojon entre ambos terminos ... »[13]

       Con todo, este amojonamiento del término del lugar de Paterna, por los limites y mojones que tenía y guardaba antes de que se poblase siendo dehesa, será motivo de pleitos con Alcalá, aunque pese a estos, los límites del término que actualmente tiene Paterna serán prácticamente los mismos que tenía la antigua dehesa que los Ribera amojonaron y usurparon al Concejo de Alcalá a mediados del siglo XV. 

Localización y extensión de las dehesas usurpadas por los Ribera a Alcalá.



NOTAS

[11] Tanto por su valor estratégico para evitar usurpaciones de termino como en la consideración de los agentes intervinientes pues si bien para los vecinos de Alcalá constituye una de las 6 dehesas usurpadas por los Adelantados Don Pedro y su hijo Don Francisco, para el Señorío era una propiedad de Don Fadrique. 

[12] Ibidem, 9. 

[13] Archivo Ducal De Medinaceli. Sección Alcalá. Leg. 76. doc. no 9. “Granada, Marzo, 7 de 1534. Ejecutoria de la Chancilleria de Granada en el Pleito entre la Villa de Paterna y la de Alcalá de los Gazules sobre amojonamiento de términos.” Gran parte del término de Alcalá es terreno montañoso; las tierras más idóneas para el cultivo se hallan en los cursos bajos de sus ríos, hacia Paterna y Medina. 

La villa de Alcalá de los Gazules en época medieval (y II)





       Durante el período de tregua que abarcó desde 1310 hasta 1333, el monarca castellano Fernando IV concedió a Alcalá de los Gazules como villa de realengo a Alfonso Fernández de Córdoba, el fundador de uno de los linajes más importantes de Andalucía. A cambio de la donación, el señor Alfonso Fernández de Córdoba debía mantener al menos ciento cincuenta hombres de armas para defender la villa [12]. La cesión en señorío de la villa era hereditaria a favor de la sucesión de Alfonso Fernández de Córdoba que posiblemente ejerciera su potestad como alcaide de la villa más que como verdadero señor. El enfrentamiento entre cristianos y musulmanes durante los años 1339 y1344 culminó con la victoria castellana en la famosa batalla del Estrecho. Los historiadores Miguel Ángel Ladero Quesada y Manuel González Jiménez afirmaron que en aquellos acontecimientos lo que se jugaba era un predominio militar y naval, más que territorial [13]. En 1342 el rey castellano Alfonso XI concedió a la villa de Alcalá de los Gazules toda una serie de amplios privilegios para favorecer la repoblación del territorio, lo que atraía de esta manera, nuevos pobladores, dejando entrever que la villa continuaba con una escasa población. Algunos de los privilegios que se le concedieron fueron la exime del pago de todo tipo de tributos vinculados al carácter territorial y, además, quedaban exentos de pagar toda una serie de impuestos relacionados con las transacciones comerciales.

       Durante el reinado de Alfonso XI, en 1346, Alcalá de los Gazules recibió el honor de ser calificada como muy noble, real e ilustre, por los heroicos esfuerzos y tenaz resistencia de sus habitantes en los varios asedios que sufrió durante la dominación agarena [14]. Además, tenemos información sobre el alcaide de Alcalá de los Gazules, Lorenzo Hernández de Villavicencio, hidalgo de origen leones que arribó con el rey castellano, quien lo nombró como alcaide y capitán de Jerez y, además, como alcaide de Medina y de Alcalá de los Gazules.

      La llegada al poder en Castilla de la dinastía de los Trastámara tuvo ciertas consecuencias en la villa, como, por ejemplo, el hecho de que hacia finales del siglo XIV se incorporara al señorío de don Enrique, duque de Medina Sidonia, conde de Cabra y señor de Morón. El único testimonio que refleja la relación del duque con Alcalá es la sentencia de un pleito que se desarrolló en 1395 [15]. Este pleito surgió por el enfrentamiento entre las villas de Alcalá de los Gazules y Medina Sidonia. Según la información, los procuradores de Alcalá, Ruy Martínez y Fernán Sánchez, denunciaron las invasiones esporádicas de los vecinos de Medina con su ganado a unos prados limítrofes al río Álamo. El duque don Enrique declaró la sentencia del pleito a favor de la villa de Alcalá de los Gazules. De esta manera, el duque aceptaría el derecho de los moradores y vecinos de la villa a utilizar y aprovechar los echos o las tierras de pastos. En la villa se localizaban, concretamente, la dehesa y echo de Aguijón y el del Río Álamo, donde existen referencias a una posible alquería [16]. La sentencia pone de manifiesto la presencia, como testigos, de Juan Sánchez de Bivanco, alcalde mayor en los señoríos del duque; Gonzalo García de Espinosa, Alcaide de Alcalá; Pero Benítez, antiguo Alcalde de la Villa; y Juan Alfón de Sousa, Alcaide de Medina.

       A comienzos del siglo XV, la villa de Alcalá continuaría con una escasa población, al igual que, durante los siglos XIII y XIV. La gran parte de la población seguiría desarrollando la ganadería como actividad económica preferente, debido principalmente al hecho de que la villa se ubica en una zona donde abundan los montes y baldíos, tal y como pone de manifiesto el Libro de la Montería de Alfonso XI[17]. Sin embargo, pese a los numerosos intentos de repoblación por decisión de los reyes castellanos, la villa no se configurará como núcleo de población hasta principios de la época moderna. No obstante, su reducida población no impidió el desarrollo de actividades comerciales.

                   Así pues, Alcalá de los Gazules se convirtió en uno de los pueblos representativos donde únicamente podían hacerse los intercambios comerciales durante las épocas de treguas entre el reino de Castillas y el reino de Granada[18]. Hacia 1427, la villa de Alcalá fue considerada como uno de los once puertos secos y el único que se integró para toda la diócesis gaditana.[19]

       A raíz de la definitiva conquista de Jimena en 1456, la villa de Alcalá de los Gazules perderá su condición de avanzada, aunque, en la práctica, la presencia del mundo fronterizo nazarí continuará hasta los últimos años de la Reconquista. Las fuentes manifiestan la activa participación y colaboración de los vecinos de Alcalá, al igual que los de Medina y Jerez en los asedios capitaneados por el duque de Medina Sidonia, don Juan de Guzmán que concluyeron con su definitiva conquista hacia 1462. Hasta mediados del siglo XV, Alcalá de los Gazules permaneció como villa de realengo. Sin embargo, en 1441, el rey castellano Juan II donó la villa como recompensa a su vasallo el Adelantado de Andalucía Per Afán de Ribera por su fidelidad [20]. Este suceso supone la incorporación de Alcalá al régimen señorial. En definitiva, debemos considerar fundamental el papel que desempeñó Alcalá de los Gazules durante la Edad Media y, de esta manera, resaltar la necesidad de continuar las investigaciones en torno a la trascendencia histórica de esta villa. Para terminar, quisiera hacer alusión a la siguiente cita del poeta latino Horacio: El tiempo saca a la luz todo lo que está oculto y encubre y esconde lo que ahora brilla con el más grande esplendor.


NOTAS


[12] Marcos FERNANDEZ GOMEZ, “La villa de Alcalá…”, p. 215 

[13] Miguel Angel LADERO QUESADA y Manuel ONZALEZ JIMENEZ, “La población…”, p. 216 

[14] Antonio POLEY Y POLEY. Cádiz y provincia. Sevilla, 1901, p. 187 

[15] 1395, abril, 24. Alcalá de los Gazules. El texto sobre el pleito se puede consultar en Miguel Ángel LADERO QUESADA y Manuel GONZALEZ JIMENEZ, “La población…”, pp. 253-255. 

[16] Emilio MARTIN GUTIERREZ. Paisajes, ganadería y medio ambiente en las comarcas gaditanas. Siglos XIII al XVI, Cádiz. Universidad, 2015, p. 187 

[17] Libro de la Montería del Rey Alfonso XI, edición de José GUTIERREZ DE LA VEGA, Madrid, 1877. 

[18] 1422, febrero, 27. Toledo. Este texto está recogido en Juan ABELLAN PEREZ. Documentos de Juan II, Cádiz-Murcia: Universidades, 1984, doc. 53, p. 157. 

[19] 1427, marzo, 14. Toro. Este texto aparece en Juan ABELLAN PEREZ, Idem, doc. 121, p. 339 

[20] Manuel ROJAS GABRIEL, La frontera entre los reinos de Sevilla y Granada en el siglo XV (1390-1481), Cádiz: Universidad, 1995, p. 104.

sábado, 1 de septiembre de 2018

La Guerra de Marruecos y la Cruz de los Caídos (y III)




      Retomando el tema de la Cruz, no será hasta bien avanzada la guerra civil para tener las primeras noticias, concretamente hasta el 25 de abril de 1938, fecha en que, desde la alcaldía, se envían oficios al comandante de la guardia civil, al comandante de puesto de los carabineros, comandante militar en Alcalá, Juez municipal, y jefe local de Falange invitándolos “a los actos que se han de celebrar en el día de mañana con motivo de la festividad de S. Jorge patrón de esta y vendicion de la Cruz de los Caídos”[42]

      Por tanto, ya tenemos la fecha de inauguración de este monumento, el 26 de abril de 1938, inauguración de la que conocemos más detalles gracias a la crónica aparecida en DIARIO DE CADIZ el 30 de abril de dicho año: 

“Dia de San Jorge 

     Emocionantes e imborrables para los que tuvieron la dicha de presenciarlos, fueron los actos religiosos patrióticos celebrados con motivo de la festividad de nuestro querido patrón San Jorge. 

     En el presbiterio, al lado del Evangelio ocupa sitial el Vicario Capitular de la Diócesis, Don Eugenio Domaica. 

     La FET y de la Jons toda, queriendo honrar la memoria de nuestros mejores, de los elegidos para la Guardia Eterna, hijos de este noble pueblo, ha instalado en la antigua y hermosa plaza de San Jorge una severa al par que sencilla y hermosa Cruz eligiendo el día de nuestro Patrón para su bendición e inauguración. 

     En el ángulo formado por las fachadas del antiguo Ayuntamiento e Iglesia Parroquial, se levanta la Cruz rodeada de rosales y claveles y de hermosa verja, habiendo estado la instalación a cargo de camaradas de la FET y de la JONS.”[43]


      Curiosamente, habiendo zonas del pueblo a las que todavía no había llegado el alumbrado público eléctrico, sorprende un poco que el ayuntamiento dedicara recursos para dotar a este monumento con luz eléctrica.[44]

      Asimismo, desde su inauguración, Cayetano Cantero Jiménez ejercerá como Guardián de la Cruz, por nombramiento del alcalde, cobrando una “gratificación” de 10 ptas. mensuales.[45] Ejercerá su cargo con determinación pues pocos días después de la inauguración se produjo una reyerta entre el guardián y la madre de un niño por coger flores de dicho jardín, lo que motivó la detención de “Catalina Casas Camargo por haber proferido blasfemias en la Plaza de San Jorge con motivo de haber tenido reyerta con Pedro Cantero y su esposa que recriminaron a un hijo de la primera por haber cogido plantas del jardín de la Cruz de los Caídos”[46]

      Posteriormente, el 7 de septiembre de dicho año, se recibió en el ayuntamiento un oficio del Delegado Provincial del Servicio Nacional de Propaganda,[47] ordenando que se le añadiera a la Cruz otra placa con el siguiente texto: “La Cruz de los Caídos simboliza el heroísmo de los que murieron por Dios y por la Patria. Al pasar ante ella salúdala con respeto y eleva a Dios una oración por sus almas” ,[48] lápida que le fue encargada al maestro carpintero José Arana Salas. [49]

      En definitiva, todos estos documentos descritos nos llevan a afirmar que la Cruz se erigió en plena guerra civil y no en 1925 por la guerra con Marruecos, teoría únicamente sustentada por una fotografía en la que se ve la Cruz y la lápida con dicha fecha, instantánea que lo único que demuestra, y a las pruebas me remito, es que fue tomada con posterioridad a 1938. 



NOTAS

[42] AMAG. Libro registro salida documentos - libro 103 

[43] Noticia publicada en “Diario de Cádiz” en su edición del 30 de abril de 1938 

[44] AMAG. Actas Sesiones del Ayuntamiento Pleno. Libro 33. Folio 3 vto. Sesión del 9 de junio de 1938. Realizó los trabajos Eloy Cerejido, que cobró 10 ptas. por los trabajos efectuados. 

[45] AMAG. Actas Sesiones del Ayuntamiento Pleno. Libro 33. Folio 22. Sesión del 30 de julio de 1938. Este acuerdo seria notificado al interventor el 10 de agosto. 

[46]AMAG. Libro registro entrada documentos - libro 144. El 16 de mayo de 1938 el jefe de la guardia municipal registra la entrada de un oficio dando cuenta de la detención. 

[47] AMAG. Libro registro entrada documentos - libro 144 

[48] AMAG. Actas Sesiones del Ayuntamiento Pleno. Libro 33. Folio 37. Sesión del 15 de septiembre de 1938 

[49] Ib. Folio 39 vto. Sesión del 22 de septiembre de 1938. Cobraría por la misma 25 ptas.