sábado, 23 de febrero de 2019

Diego de Viera: Familia y Estudios (II)



ESTUDIOS

       ¿Qué educación inicial tuvo Diego de Viera? Aparte la elemental y piadosa que recibiera de los suyos, el parvulito iría pronto a una de las "amigas", consuetudinaria institución, precaria, pero viva en la época. Por supuesto, sería también instruido en las catequesis, a las que hubo de asistir varios años: escuela de conocimientos doctrinales básicos, donde el sacerdote o catequista pudo sembrar la buena semilla en el corazón juvenil.

      Poco después, el niño Diego hubo de ir a una escuela, más o menos oficializada, pues se decidiría para él la entrada al entonces reducido mundo de las letras.

      Aunque la autora ponga el acento en la instrucción femenina, resultan válidas al caso las afirmaciones de nivel científico de los trabajos recientes de María José de la Pascua. Ésta realizó -a través de testamentos- una cata acerca de la instrucción elemental y la escritura en las zonas rurales de Medina Sidonia y Alcalá de los Gazules. "En Alcalá de los Gazules – dice- la situación de partida, en 1675, casi es idéntica a la situación de llegada: sólo en 1800 obtenemos un pequeño porcentaje de mujeres firmantes -el 5,26 por ciento-, inexistente en los cinco anteriores años de la muestra, mientras que el de testadores que firma -11,11 por cien-- permanece en niveles parecidos a los de cien años antes (10,5 por cien de hombres que firman en 1675). Los porcentajes globales para el período -12,3 por cien y 135 por cien de testadores masculinos y femeninos que firman- evidencian de forma clara el retraso del mundo rural en el acceso a la cultura escrita y la marginación de la mujer en este proceso, sobre todo por la situación tan desventajosa de la que partían.”

      Y continúa:

       “Entre 1675 y 1775 (...) la población de Alcalá de los Gazules sigue prácticamente estancada en idénticas tasas de alfabetización (del 5 al 7 por ciento)”. Luego explica:

        “Es Alcalá de los Gazules, la población con menor número de habitantes -unos 4.000 en la segunda mitad del siglo XVIII-, con una mayor dependencia del sector primario y una más débil presencia de actividades relacionadas con el terciario, la que ofrece porcentajes de alfabetización más bajos y mayores contrastes entre los dos sexos -al respecto, ese 1,31 por ciento de mujeres analfabetas es bastante representativo” (11) 

        Los estudios de Viera debieron cursarse en el Convento de los Mínimos, casi frente al domicilio paterno. Sobre todo, cuando abordó la Gramática, para la cual tuvieron dichos religiosos un estudio propio, gratuito, establecido desde el principio por el mismo fundador. En esta oportunidad puede dejarse hablar al texto autorizado (con adición de puntuaciones para facilidad de lectura):

       “El Beneficiado Alº Cárdeno, que murió en el año de mil y quios y ochenta y sinco años, (en) el testamento (que) otorgó ante Fabián de Coca, escribano publico, en una clausula del dho testamto. dice desta manera:

       Primeramente que los dhos frayles an de dar predicador (en) adviento y quaresma que dé contento a el lugar, y tal letrado como se requiere y (de) buena vida y doctrina, en la iglesia mayor del Sr. San Jorge desta villa.

      Ytem estableció en otra clausula en que dexo a los dhos frayles por erederos de la mitad de sus bienes, con tal cargo que den estudio de Gramática en el dho. Convento a todos los naturales desta Vª sin llevar dinero algunos.- Este testamento esta en poder de Ju. Bapta. de Coca su (Escribano) hijo” (12) 

       Se cumplió este mandato, pues los frailes mantuvieron un Maestro de Gramática, fuera o no religioso, a partir de la escritura firmada con los testamentarios en 7 de febrero de 1586, también ante el Escribano Fabián de Coca. Y esta escuela se sostuvo en el Convento, tanto en su primitiva sede, como después del traslado de los frailes desde la Casa y Ermita del Barrio de San Antonio al emplazamiento posterior de la Plaza de la Cruz, ocurrido en 1682.

       Hemos dicha en Historia de la Congregación-Beaterio… que todavía en 1786 constan las clases del "Estudio Público de Gramática Latina" impartidas por los religiosos mínimos fray Diego Rodríguez o fray fosé Teutor, en su Convento.

       Analizamos en la obra citada los centros de estudios eclesiásticos en que pudo estudiar Viera en alguna etapa de su carrera.

      Respecto al Seminario diocesano, nada consta documentalmente. Nota Arturo Morgado que “ni todos ni siquiera la mayoría de los clérigos de la época (...) acudieron al mismo”(13) Y en otro lugar se explaya sobre el tema:

       “El Antiguo régimen no conoció la concepción del seminario como centro de institución exclusivo de formación sacerdotal y por donde tuvieran que pasar todos aquellos destinados a la carrera eclesiástica: la instauración de seminarios tridentinos no pasó, en muchas diócesis, de mera utopía y, cuando fueron erigidos, se trataba de centros poco prestigiosos, concebidos más como un centro de cantores para la catedral que de formación sacerdotal, y que brindaban muy escasas perspectivas de promoción. Los seminarios españoles se asemejarán al modelo italiano, donde la precocidad de su fundación se combinará con una mediocre formación intelectual. El seminario gaditano puede ser incluido con pleno derecho en este modelo”(14) 

        Por todo esto, sin descartar alguna presencia ocasional del joven Diego en el Seminario gaditano, nos inclinamos a hacerlo alumno habitual de los Profesores autorizados en los pueblos, según concretamente se demuestra al menos en las enseñanzas de Moral (de unos dos años de duración) que cursó en el Convento dominicano del propio Alcalá. (15) Tuvo también esta Comunidad de Santo Domingo un Lector normal de Teología, enseñanza impartida durante muchos años; se sabe, por ejemplo, que en 1784 este Convento de las Sagradas Llagas y Santo Domingo tenía por Lector habitual de Teología al Padre fray José Domínguez, y Lector de Moral al Padre fray Juan Montero. (16) 

       Dicha asistencia a centros locales la vemos afirmada en publicación donde, al enumerarse los puntos de formación a los que acudían los futuros sacerdotes, se mencionan, entre otros:

       “En sus pueblos de origen, con la ayuda che otros sacerdotes y de los colegios religiosos. Tal es el caso de Diego A. de Viera, fundador de las Religiosas del Beaterio, de Alcalá de los Gazules. Estamos a mediados del. s. XVIII”.

       Asimismo puede confirmar cuanto se ha expuesto, lo observado en este punto por Morgado (17), si bien advirtiendo que la escuela de Gramática y Latín que cita fue esta de los Mínimos, pero la Teología y Moral fueron impartidas por el otro Convento, el de los dominicos (que no menciona):

        “después de Medina y a pesar del gran hándicap que debió suponer para la misma la relativa proximidad de esta población, Alcalá es sin lugar a dudas el segundo gran centro de formación clerical de la Campiña: reúne el 4,6% de los estudiantes a nivel diocesano.

       El fenómeno se explica con facilidad: Alcalá tenía un convento dedicado a la enseñanza, el de los Mínimos de San Francisco de Paula. Cuando en el primer tercio del siglo XIX este monasterio ya no consta como centro educativo, sus habitantes optarán por seguir sus estudios en el Seminario de San Bartolomé.

       Aparte de este convento, no eran muchas más las instituciones pedagógicas con las que contaba. Tan sólo abemos que se asistía a Conferencias Morales, como hizo D. Jacinto Muñoz en la Iglesia Parroquial de esta localidad” (18) 

       Es decir, conforme expresa Morgado, destacó Alcalá en el siglo XVIII por la formación de sus futuros sacerdotes (ocho alumnos en los cursos del Convento). Morgado, (19) 

       Setenta Clérigos, alcalaínos accedieron al Presbiterado durante el siglo XVIII. (20) 

       Referente al mismo siglo y diócesis, dice el mencionado estudioso del tema:

      “En cuanto a las edades a las que habían de ser admitidos los pretendientes, no hay variación con respecto a las disposiciones tridentinas: tener uso de razón para recibir la primera tonsura, <<conveniente para el oficio que se le encomienda>> a quienes deseaban recibir las cuatro órdenes menores, y 21, 22, y 24 años cumplidos para el subdiaconado, diaconado y presbiterado, debiendo guardarse los correspondientes intersticios.

      A cargo del vicario de la localidad quedaba la realización de una información previa de vita, genere et moribus sobre las prendas del ordenante, realizando un interrogatorio a una serie de testigos y al propio pretendiente, disponiendo las Constituciones de 1.591 se tuviera cuidado con no admitir a nadie que no lo mereciera por sus cualidades, se realizaran las preguntas con benignidad y sin mostrarse severo con el pretendiente, y que no se llevara suma alguna por estos trámites.” (21) 

       En la diócesis de Cádiz, durante el siglo XVIII, aumentan las exigencias de virtud a medida que se asciende en grados, por lo que está prescrito que el pretendiente a cualquiera de las tres Órdenes mayores (subdiaconado, diaconado y presbiterado) habrá de tener mayor aprobación de costumbres, debiéndose publicar en la iglesia la pretensión del ordenante.

      Todos estos trámites y requisitos hubieron de observarse y fueron superados por Viera, quien si ya adulto era reconocido como un “verdadero ángel” (en informe del Visitador Huarte), de joven es razonable pensarlo sobresaliente en inocencia y cristianas virtudes.


NOTAS

(11) María José de la Pascua Sánchez. Aproximación a los niveles de alfabetización en la provincia de Cádiz: las poblaciones de Cádiz, El Puerto de Santa María, Medina la Sidonia y Alcalá de los Gazules entre 1675 y 1800; en Trocadero, revista de la Facultad de Filosofía y Letras de Cádiz, número 1, 1989, páginas 51-65.

(12) Folios 64-65 del ms. Año de 1586. Libro de las rremembranças y fiestas y memorias que son obligados a dezir cada un año los señores Beneficiados y Curas desta Iglesia del Señor Sant Jorge. Archivo Parroquial de Alcalá che los Gazules.

(13) Arturo Morgado García, El clero gaditano a fines del Antiguo Régimen. Estudio de las Órdenes sacerdotales (1700-1834). Cádiz 1989. Página 96.

(14) Arturo Morgado García, El Estamento eclesiástico y la vida espiritual en la diócesis de Cádiz en el siglo XVII. Universidad de Cádiz, 1996.

(15) A.H. Diocesano, legajo de Oposiciones a Beneficios de Alcalá de los Gazules, años 1766-69.

(16) A.H.P., Prot. de Alcalá de los Gazules, t.268, fols. 84s. y 73.

(17) Arturo Morgado García, El clero gaditano a fines del Antiguo Régimen. Estudio de las órdenes sacerdotales (1700-1834). Cádiz 1989, página 152.

(18) Véase Archivo Diocesano de Cádiz. Órdenes. Legajo 101, “Diligencias de D. Sebastián González pretendiente a la primera tonsura y cuatro menores grados”, s. f. En Arturo Morgado García, El clero gaditano a fines del Antiguo Régimen. 

(19) Arturo Morgado García, El clero secular de la Diócesis de Cádiz en el siglo XVIII en Cádiz en su Historia. VI Jornadas de Historia de Cádiz. Cádiz 1987, págs. 111-112.

(20) Arturo Morgado García, El clero secular… pág. 110.

(21) Sínodo diocesano de 1881, Constituciones antiguas del obispado de Cádiz, tit. IV, "Del sacramento del orden". Arturo Morgado García, Estamento eclesiástico y la vida espiritual en la diócesis de Cádiz en el siglo XVII. Universidad de Cádiz, 1996, páginas 79 y 80.


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