sábado, 27 de julio de 2019

Francisca Pizarro Torres (1910-1989) (I)


Artículo publicado en la Revista de Apuntes Históricos y de Nuestro Patrimonio 2006


Juana María MALIA VERA 


A mis padres. 

      Mi abuela: FRANCISCA PIZARRO TORRES, nació en Alcalá de los Gazules (Cádiz) el día 18 de Agosto de 1910. Murió a los 79, después de una vida llena de sufrimientos y sobre todo de lucha, por la época que le tocó vivir, soportando las consecuencias de la Guerra Civil. 

      Su madre se llamaba: Francisca Torres Amador y su padre Antonio Pizarro Álvarez. 

      Mi abuela tuvo cuatro hermanos: José, Antonio, Francisco y María. Su madre murió cuando mi abuela tenía tan solo nueve años de edad, dejándola al frente de la casa y de sus cuatro hermanos. La más pequeña, María, solo tenía dos añitos. En aquel momento comenzó a vestir de negro y ya no se quitaría el luto en toda su vida. Comenzó a trabajar también en el obrador de "madrina", pelando y triturando almendras junto a su prima Cristobalina. 

      Se enamoró de ella Manuel, un muchacho unos cuantos años mayor que ella, MANUEL VERA JIMÉNEZ. Trabajaba en las corchas como casi todo Alcalá. Era hijo de Manuel Vera y de Juana Jiménez (LA ESPEJITA). Tenía tres hermanos: Juan, Rafael y María. 

      Manuel y Francisca se casaron en 1926 cuando ella tema dieciséis años de edad. Tuvieron la alegría de tener a su primer hijo, pero murió a los pocos días, lo que fue un duro golpe para ellos. Después nacerían: Francisca, Manuel, Juana Antonia y José.

El Paseo de la República


      Mi abuelo era un hombre de izquierdas, REPUBLICANO y escribía libros sobre estos temas, al igual que Francisco, hermano de mi abuela, de oficio zapatero y perteneciente a la CNT. 

      Todo más o menos trascurría con cierta tranquilidad, con la esperanza de vivir tiempos mejores en España, hasta que una noche de verano de 1936... 

      La guerra civil ya era una realidad en toda España, pero aún así, la mayoría de la gente en Alcalá intentaba volver a su vida diaria. 

     Aquí comenzaría a desmoronarse la relativa paz que durante muy poquitos días disfrutaban los alcalaínos, pues pronto gente del mismo Alcalá, adeptos y fanáticos del nuevo régimen se hacían con armas y con mucho odio... se iniciaba así la época más triste de Alcalá. Se iniciaba la represión más atroz y cruel desconocida para todos. 

      Mi abuela decía que rara era la mañana que no amanecía alguien muerto tirado en la calle. Dentro de este grupo de personas había un ''señor" en especial (cuyo nombre voy a obviar por respeto a la familia), que le hizo tanto daño a mi abuela y a su familia que después de muchos años cuando estaba a punto de morir llamaba a mi abuela a gritos para pedirle perdón, pues decía que cuando cerraba los ojos veía cadáveres y sangre por todos lados, y llamaba a voces en su agonía de muerte a Francisca Pizarro para que viniera a verlo y perdonarlo. Por supuesto, se murió y ella no fue a verlo, no sé si alguna vez dentro de su corazón mí abuela llegó a perdonarlo. 

     Mi abuelo Manuel Vera Jiménez, su hermano Juan y mi tío Francisco Pizarro, estaban “sentenciados”, también la madre de mi abuelo, Juana Jiménez, “la Espejita”. En una ocasión, le advirtieron: “Juana cállate que te vamos a matar”. 

      A mi abuelo le aconsejaban que cogiera a toda su familia y se fueran lejos de Alcalá, pero mi abuelo decía que él no le había hecho daño a nadie y que se iba, pero a las corchas a trabajar como había hecho hasta entonces. 

      En estos días, desde un avión, dejaron caer una bomba en plena calle Real. Este suceso lo recuerda mi tía Francisca Vera con bastante claridad a pesar de tener entonces solamente seis años. Cuenta cómo la gente corría de un sitio a otro sin saber dónde iban. Ella misma estaba con su madre en el horno donde trabajaba y salieron corriendo de allí a reunirse con el resto de la familia. 

     También en estos días, le comunicaron a mi abuela que estaban preguntando por el paradero de su marido para detenerlo. 

      Aquella misma tarde, mi abuela, en compañía de su hermana María y de sus hijos, se pusieron en marcha en busca de mi abuelo, sin saber exactamente en qué campo se encontraba trabajando. Les pilló la noche por La Palmosa donde la pasaron a la intemperie, y durmieron todos apretaditos debajo de un chaparro. A la mañana siguiente siguieron andando e iban preguntando a los trabajadores que volvían para el pueblo, si alguno sabía dónde estaba Manuel Jiménez. Alguien les dijo que estaba en Las Cobatillas y hasta allí pretendían ir. 

     Durante el camino, se encontraron con un camión cargado de los vecinos de Marruecos que llegaron a ayudar a Franco. Muchas fueron las salvajadas que cometieron. Al ver a mi tía María tan guapa y tan vistosa como era (tenía diecisiete años) la llamaban, piropeándola y casi la obligan a subir al camión. Hubiera sido fatal. Ni imaginar quiero cuál hubiera sido el resultado. Ella lloraba y gritaba, resistiéndose. Mi abuela se puso de rodillas pidiéndoles llorando que la dejaran en paz. Afortunadamente, detrás venía otro camión, y alguien con más mando les ordenó en el idioma de ellos que la dejaran ir. 

      Mi abuelo se quedaría de una pieza cuando les vio aparecer. Allí fue donde se enteró por su mujer como estaban las cosas por Alcalá y que no tenía más remedio que huir lejos, antes de que lo encontraran y lo fusilaran, como ya empezaban a hacer con otras personas. Mi abuelo no quería huir, pero ante la insistencia de su mujer decidió marcharse por algún tiempo, pensando que sería lo mejor para todos. 

      Mi abuela Francisca, con su hermana María y los niños se marcharon hacia “la Bovedilla” para reunirse con su suegra y sus cuñados. Allí los suegros de mi abuela tenían una choza donde pasaron algunos días, hasta que unos "balillas" se presentaron allí, llevándose detenidos a Juana Jiménez, "la Espejita" (la suegra de mi abuela) y a su hijo Juan. 

       Allí quedó mi abuela con todos, pero no por muchos días, pues volvió otra vez un grupo armado, interrogaron a mi abuela sobre su marido. Se la llevaban a ella detenida hasta que Manuel Jiménez apareciera. Mi abuela y toda la familia les rogaba llorando que la dejaran con ellos, pero no sirvió de nada tanto llanto pues los apartaba a todos con las culatas de las escopetas. Cuando le pregunté a mi tía Francisca por estos momentos se acordaba aún cómo le dolió uno de los culatazos que le dieron en el vientre. Era solo una niña. Se las llevaron a las dos a la cárcel de Alcalá y al ver que pasaban los días y mi abuelo Manuel no aparecía, decidieron trasladarla a la cárcel de La Línea de la Concepción.

Ingreso de Juana Jiménez Sánchez "La Espejita" en el Depósito municipal el 9 de agosto de 1936


     Mi tía María, a cargo de todo y de todos, dejó a un lado la pena para dedicarse a hablar con quién hiciera falta para que su hermana con su hija volvieran a casa sanas y salvas. María se puso también en contacto con sus hermanos para contarles la situación con la esperanza de que la ayudaran a solucionar tan trágico problema. 

      Su hermano Antonio estaba haciendo la mili en la legión cuando estalló la guerra, pillándole en la zona del bando nacional por lo que no podía hacer nada por ayudarlas. 

     Francisco, "Faico" como se le conocía, seguía en Alcalá. Pero para María su hermano "Faico” sería un verdadero quebradero de cabeza, por el miedo que le producía pensar que fuera detenido y fusilado, como días más tarde ocurriría. 

     José sería el que conseguiría librar a su hermana y sobrina de tan penosa situación. Por aquel entonces trabajaba en la panadería de Agustin Pérez. Fue precisamente este señor, que por medio de una importante amistad consiguió el indulto para mi abuela Francisca Pizarro. 

NOTAS

Las fotografías no se corresponden con el artículo publicado en 2006
      

sábado, 13 de julio de 2019

Curiosidades en el Registro de Entrada de documentos del Ayuntamiento (II)



      El siguiente registro es muy interesante porque nos habla de lo que seguramente fueron las primeras proyecciones de cine en nuestra localidad. Hasta 1928 no se instaló de manera estable un cine en Alcalá, el  Gazul Cinema, en el actual Paseo de la Playa, aunque dos décadas antes ya se pudieron contemplar imágenes en movimiento puesto que el 21 de julio de 1909 el inspector municipal de sanidad comunicó al alcalde lo siguiente: 

“El inspector municipal de Sanidad participa haber reconocido el local que ocupa el Cinematógrafo encontrándose en buen estado.”[8]


      Lamentablemente la información es muy escasa y no se menciona dónde estaba dicho local. Suponemos que se trataría de un cine temporal, quizás únicamente durante la temporada de verano, por la fecha del registro, ya que no coincide con ninguna de las ferias alcalaínas. 

     Junto a este oficio, se recoge otro del mismo inspector, que de tan solo 3 días después, vuelve a informar del reconocimiento de otro local para un nuevo espectáculo: 

“El inspector municipal de Sanidad participa haber reconocido el local de las cupletistas e interesa se le notifique al empresario deposite un papel de pago 5 ptas.” 

      Es muy frecuente en el Registro de Entrada de documentos encontrar escritos de los guardias municipales informando de las detenciones de vecinos por embriaguez y escándalo, pero resulta muy curioso que el 10 de noviembre de 1911 los mismos guardias tuvieran que denunciar a un compañero de profesión por tal motivo: 

“El jefe de la Guardia municipal participa que el Guardia José Mo(falta papel) Sánchez encontrabase embriagado profiriendo insultos a personas determinadas y que al personarse dicho jefe y reprendido por el estado en que se encontraba contestó al mismo con amenazas así como al cabo José Vallejo.” 

      También es muy usual encontrar referencias sobre acciones contra los contrabandistas de tabaco en todo nuestro término municipal, pero el 28 de mayo de 1914 se recoge una muy poco frecuente porque no se trata de perseguir el contrabando sino de la existencia de una plantación ilegal. Este asunto no tendría más importancia si no fuera porque la plantación se encuentra en terrenos de un Marqués, aunque suponemos que éste no estaría al tanto de su existencia: 

“El Teniente de Carabineros interesa que una comisión compuesta del Alcalde y Secretario asista a las diez horas al sitio denominado “La Cierva” propiedad de Don Salvador Hidalgo Marques de Negrón donde existen dos plantaciones clandestinas de tabaco para proceder a su inutilización.” 

      Al año siguiente, el 7 de octubre de 1915 se anota en el Registro un oficio un tanto siniestro, porque el cura párroco denuncia al sepulturero por enterrar a una párvula sin la correspondiente orden eclesiástica. Recordemos que el cementerio, aunque municipal, era católico, por lo que la presencia del cura era imprescindible para los enterramientos. Desconocemos los motivos que llevaron al enterrador a actuar de esa manera.[9]

     La siguiente entrada también guarda relación con el párroco, aunque está recogida el 10 de febrero de 1917 y también tiene que ver con el cementerio: 

“El cura párroco participa atropello cometido por obreros durante la conducción del cadáver de Sebastiana Pérez abandonando al sacerdote que la acompañaba y llevando al cadáver por calle distinta a la que aquel siguió.”[10]

     Creemos que esta acción llevada a cabo por los obreros guarda relación con el conflicto obrero que sostenían con los labradores por las bases de trabajo para la siega en dicho año. 

      Un par de meses después, nos encontramos otra referencia un tanto curiosa porque el juez instructor de Medina, investigando una serie de amenazas y vejaciones publicadas en un artículo titulado “Los Mercaderes del Templo” que aparece inserto en el Diario Liberal de Cádiz nº 1110, el 27 de abril interesa se averigüe a quien se refiere un párrafo del mismo en que se menciona: 

“Un señor cuyo nombre no queremos decir, mantenía relaciones con una señora casada etc, etc…”[11]




      A veces podemos pensar que la censura era un método de represión propia del franquismo, pero prácticamente todos los regímenes políticos la han usado desde que se instauró la libertad de imprenta en 1810. Un ejemplo lo encontramos en nuestra ciudad el 5 de septiembre de 1918 (reinado de Alfonso XIII) fecha en que el gobernador militar del campo de Gibraltar, de quien dependía Alcalá, exige al alcalde lo siguiente: 

“se ejerza por esta alcaldía la previa censura en todos los periódicos que se publiquen en esta localidad, remitiéndose un ejemplar de cada uno a aquel Centro”[12]


Cabecera del periódico "El Castillo de Alcalá"
que además de la censura política, se sometía a la eclesiástica 


NOTAS

[8] AMAG. Libro registro de entrada de documentos 1903-1917. Legajo 66 

[9] Ib.

[10] Ib. 

[11] Ib. 

[12] AMAG. Libro registro de entrada de documentos 1918-1920 - libro 137

sábado, 6 de julio de 2019

El movimiento obrero en Alcalá de los Gazules en el último tercio del Siglo XIX (II)




2. – AGRUPACIÓN SOCIALISTA

      La fundación de la Agrupación socialista de Alcalá ya fue estudiada por Santiago Castillo,[20] aunque por nuestra parte vamos a ofrecer algunas importantes novedades.

      Tal como afirman los propios afiliados en las páginas del periódico El Socialista, proceden del campo anarquista, “estimando utópicas las ideas de esta escuela" y por eso " vienen al partido socialista revolucionario convencidos de que con la acción política de clase han de alcanzar sus reivindicaciones los trabajadores…”[21]

      Hasta mediados de octubre de 1886 no aparecen los primeros contactos con el periódico El Socialista, a través de la Correspondencia administrativa con un tal J. O. T. que es sin duda Juan Olmedo Tinajero,[22] al que se le envían ejemplares para que los reparta y se le anima para captar suscriptores. Este personaje, por cierto, a principios de abril mantiene la misma correspondencia con dicho periódico desde Algar.[23] Juan Olmedo es uno de los que aparece contribuyendo económicamente con el mantenimiento del Semanario anarquista Bandera Social el año anterior.

      Aunque el comité del partido socialista en Alcalá se constituye definitivamente en diciembre de 1886,[24] fecha que tradicionalmente se considera la de su fundación, antes existió un comité constituyente, cuyo secretario es Diego Valle,[25] el mismo que pertenecía a la asociación anarquista que hemos visto anteriormente y que en el comité definitivo socialista deja dicho cargo para ocupar el de representante provincial.

       La agrupación alcalaína debe fundarse entre octubre de 1885 y el 12 de febrero de 1886, fecha en que se celebra un banquete en conmemoración del 13º aniversario de la República en el que participan representantes de los partidos Posibilista, Federal Pactista, Demócrata Progresista y en el que también participa Diego Valle, en representación de los Socialistas Revolucionarios, idéntico término que ellos mismos utilizan cuando se crea el comité definitivo. Está claro de que ya no se habla de anarquistas, y además, sería muy improbable que los ácratas participaran en la celebración junto a los partidos políticos a los que tanto criticaron.[26]

 La República 18 febrero 1886 - Año III nº 642 pag 2

     El mismo Diego Valle, el 18 de abril, forma parte como representante de los obreros socialistas de la localidad, en la mesa electoral de las elecciones para la reorganización del Partido republicano federal, invitado junto a Francisco Wanceulen y José Sánchez González, secretario y presidente del Partido Republicano Progresista alcalaíno, partido que una semana más tarde se fusionará con el Partido Republicano Federal.[27]

      En diciembre de 1886 se elige un comité definitivo formado por 12 miembros[28], cinco de los cuales fueron detenidos por pertenecer a la sociedad anarquista en 1883:

Presidente:        Francisco Torres Domínguez
Vicepresidente: Juan Bernal Bravo
Secretarios:       Gregorio Tamayo Pérez
                           Diego Corrales Rivera
Depositario:      Antonio Sánchez Rodríguez
Vocales:             José Vera Ortega
                           Diego Pérez Cid
                           Joaquín Granados González
                           Juan Moreno Lago
                           Domingo Muñoz De la Corte
                           José Diañez Revidiego

Antonio Sánchez Rodríguez

      Poco antes de la constitución de este comité, denuncian en las páginas de El Socialista, las durísimas condiciones laborales que sufren los jornaleros en Alcalá, con sueldos míseros, jornadas laborales interminables, superiores a las 12 horas e incluso algunos patronos los obligaban a amasarse su propio pan si querían comer al llegar al cortijo, lo que los convertía prácticamente en esclavos:

      “Si la explotación ejercida con el obrero de las industrias fabriles es cada día más insoportable, calcúlese cuál será la que sufren los trabajadores agrícolas, no teniendo, salvo pequeñas excepciones, el contrapeso de la asociación. Salarios mezquinos por todo extremo, jornadas de catorce o más horas, y para colmo de sus desdichas, el trato brutal y soez de propietarios y capataces semisalvajes: tal es el cuadro de la situación miserable de los trabajadores del campo, agravada y sostenida por la misma diseminación en que se encuentran, y que hace más difícil la concentración de sus fuerzas para poner diques a los desmanes de la feroz explotación de que son víctimas.

      …En corroboración de lo que decimos, tenemos a la vista una carta suscrita por un trabajador de Alcalá de los Gazules, en la cual se nos denuncia la conducta indigna de un burgués llamado D. Jorge de la Jara, alias el Señorito, que indudablemente no tiene que envidiar nada a los que hasta hace poco contribuían, látigo en mano, al acrecentamiento de la riqueza negrera.

      He aquí la referida carta:

     <<Existe en esta localidad un burgués agricultor que tiene grandes y continuos movimientos en las operaciones de labranza, en cuyas operaciones ocupa continuamente de treinta a cuarenta oficiales labradores, pobres y miserables obreros que explota sin compasión, pues después de pagarles como los grandes propietarios (el más pequeño jornal), les hace trabajar como los pequeños labradores (que pagan más jornal), sacándolos al trabajo a la alborada del dia y haciendo que éste no cese hasta un rato después que el sol ha dejado de alumbrar, contra la costumbre establecida de tiempo inmemorial de ponerse a trabajar al salir el sol y dejarlo al desaparecer del firmamento. Tal proceder es inicuo y constituye un crimen de lesa humanidad; pues no contento con arrebatar al trabajador el sudor de su frente por setenta y cinco céntimos al día y tres miserables comidas de agua y pan (vulgo gazpacho), también quiere robarle el descanso de la noche. El tal burgués sirvió en el Ejercito en el distinguido Cuerpo de Ingenieros (sin duda por lo buen mozo y simpático): durante su campaña llegó al empleo de sargento segundo, y cuando tomó la licencia vino tan militarizado y tan metido en disciplina, que aun hoy mismo quiere reproducir en sus labores las costumbres ordenancistas, haciendo que el pobre obrero cuando llega de su trabajo se ponga a amasar el pan que tiene que comerse, en cuya operación invierte muy cerca de cuatro horas, sin tener en cuenta que los grandes burgueses Puelles, Toscanos y otros (que son por los que se guía en el pago de jornales) pagan el amasijo que se hace de noche fuera parte del jornal diario, o de lo contrario se hace durante el día, y no se perjudica tanto al oprimido proletario. Hay más: al trabajador que tiene el atrevimiento de negarse a trabajar de noche se le amenaza con despedirle y aun se le llega a despedir; y como la unión de los esclavos del capital no está hecha, como fuera de desear, tiene que aguantarse y sufrir la duplicada explotación de su negrero burgués.>>” [29]

      Es reseñable también que durante los primeros meses, careciendo de local, la agrupación utiliza el del Círculo del Comercio.[30] Esta entidad se funda precisamente en la misma época en que se produce el tránsito de los obreros alcalaínos desde el anarquismo al socialismo.[31]

      Antes de junio de 1887 el comité sufre algunos cambios, pasando Diego Valle a ocupar la presidencia. Precisamente será entonces cuando se adhieren a la petición de la jornada laboral de 8 horas presentada por el periódico El Socialista.[32] El nuevo comité vuelve a denunciar la situación de los obreros de la localidad y las dificultades que se están encontrando para asentar el movimiento socialista:

      “La burguesía de esta comarca los explota escandalosamente: las condiciones del trabajo no pueden ser peores; los jornales en extremo miserables, pues se considera dichoso el que percibe 75 céntimos a cambio de una jornada de 16 y 18 horas. Así es que los trabajadores se agitan en continua y latente miseria, maldiciendo a la sociedad del monopolio y a los ladrones que dilapidan las riquezas que ellos arrancan a la naturaleza.

     Como veis, compañeros, este terreno no está muy abonado para que en él fructifique la semilla socialista; sin embargo, nuestras ideas se abren camino, y a pesar de tantos obstáculos con que tenemos que luchar, el puñado de revolucionarios que defendemos con amor y energía las teorías de Carlos Marx confiamos en organizar sobre bases sólidas la Agrupación socialista de Alcalá de los Gazules, y esperamos también que en plazo breve los pueblos que circundan a esta villa estén agrupados en derredor de la bandera del Partido Obrero.” [33]



El Socialista 17 junio 1887 - Año II nº 67 pag 4 


NOTAS

[20] CASTILLO Santiago; La actividad del Psoe en el campo: los casos de Alcalá de los Gazules y Grazalema, 1887-1889. El Movimiento obrero en la Historia de Cádiz. Diputación de Cádiz 1988. Págs. 183-206)

[21] El Socialista. Año II nº 44 pág. 3. Edición del 7 de enero de 1887

[22]  Ib. Año I nº 32 pág. 4. Edición del 15 de octubre.

[23]  Ib. Año I nº 5 pág. 4. Edición del 9 de abril

[24]   Publicado en El Socialista el 17 de diciembre (Año I nº 41 pág. 4) y del 7 de enero de 1887 (Año II nº 44 pág. 3)

[25]  Ib. Año I nº 41 pág. 4. Edición del 17 de diciembre de 1886

[26]  Edición del jueves 18 de febrero de 1886 de La República. Año III nº 642 pág. 2.

[27] Ib.Edición del domingo 25 de abril. Año III nº 699 pág. 3

[28] El Socialista. Edición del 7 de enero de 1887. Año II nº 44 pág. 3

[29] Ib. Edición del 17 de diciembre de 1886. Año I nº 41 págs. 3 y 4

[30]  Ib. 14 de enero de 1887. Año II nº 45 pág. 3

[31]  AMAG Libro registro entrada documentos. Libro 132. Oficio del 29 de diciembre de 1886 y AMAG. Correspondencia y comunicaciones. Legajo 78. Oficio del 30 de enero de 1886

[32]  El Socialista. Año II nº 65 pág. 2. Edición del 3 de junio de 1887.

[33] Ib. Año II nº 67 pág. 3. Edición del 17 de junio. Carta firmada por Diego Valle.