sábado, 10 de mayo de 2025

La primera emisión latina de Lascuta y Lacca Mopsi




Artículo publicado en la Revista de Apuntes Históricos y de Nuestro Patrimonio 2025


Francisco Jordi Páez



1. Introducción

    El presente estudio se expuso en una ponencia, a modo de primicia servida en bandeja ante los alcalaínos y las alcalaínas, el pasado 26 de marzo en el Convento de Santo Domingo del siglo XVI, situado en Alcalá de los Gazules, titulada “El sinecismo entre las ciudades de Lacca y Lascuta en la confluencia de los ríos Guadalete y Majaceite”. En esta exposición se dio a conocer una nueva evidencia epigráfica de la inscripción LAↃↃ(A) MOPSI en la primera emisión latina de LASCVT(A), lo que demostraría la existencia de dos topónimos distintos. La explicación de esta sutil diferenciación se fundamenta en un claro proceso de sinecismo (gr. συνοικισμός ‘cohabitación’) en el que Lascuta se habría integrado en Lacca durante los últimos decenios de la romanización. Esta teoría se respalda con los hallazgos monetarios registrados entre Jerez de la Frontera y Arcos de la Frontera, en concordancia con las referencias históricas existentes, por lo que se plantea la posibilidad de que esta acuñación conmemorativa de Lascuta estuviera motivada por la necesidad económica de la ciudad estipendiaria de establecer el soporte material de su institucionalización.

2. Problemática

    Lascuta es una ciudad estipendiaria del Conventus Gaditanus, citada por Plinio[1], que cuenta con dos testimonios arqueológicos de su existencia: por un lado, el “Bronce de Lascuta” o la Tabula Lascutana[2], procedente del territorio de Alcalá de los Gazules, se trata de un edicto de manumisión del año 189 a.C. en el que se libera a los siervos de los hastenses de la turris lascutana; y, por el otro, las monedas broncíneas con escritura neopúnica degenerada y latina, bilingües, acuñadas entre los siglos II y I a.C., identificadas con Lascuta, por primera vez, por el académico y numismático, Antonio Delgado y Hernández[3]. Las dudas con respecto al hallazgo del “Bronce de Lascuta” en Mesa del Esparragal, Correderas de la Salud o la misma Alcalá de los Gazules son razonables, dada su descontextualización[4], aunque la supuesta ubicación de la ciudad romana de Lascuta en la Mesa del Esparragal parece descartarse en los tiempos actuales[5]. No obstante, la propuesta de su ubicación en Alcalá de los Gazules parece cobrar mayor consistencia, a partir de las últimas intervenciones arqueológicas en su casco urbano, donde existen los vestigios de un asentamiento romano de relevancia[6].

    Los hallazgos monetarios destacan por su aparición en Bolonia, Cerro del Prado, Cáceres el Viejo, San Fernando, Arcos de la Frontera, Cerro del Aljibe, Bares, Murcia[7], Junta de los Ríos, Baños de Gigonza en San José del Valle, cercanías de los ríos Barbate y Álamo, alrededores de Sevilla, en la Fuente de la Salada o Plaza Collado de Alcalá de los Gazules[8], Cortijo de Casinas[9], alrededores de Sevilla, Villaluenga del Rosario y en distintos puntos de la campiña de Jerez de la Frontera, lo que dio pie a proponer su ubicación en la Torre Melgarejo[10]. Esta última hipótesis de ubicar Lascuta cerca de Jerez de la Frontera y no de Alcalá de los Gazules ha vuelto a aparecer, sin saber que pronto amenaza ruina, pues, a continuación, se da una explicación a tal circunstancia, en concordancia con las referencias históricas relativas a sus hallazgos monetarios[11].

1. Nueva evidencia epigráfica

    Entre todas las inscripciones monetales latinas de Lascuta, en las que aparece inscrito el topónimo abreviado por suspensión LASCVT(A), así como algunas leyendas que mencionan los nombres personales como A. IRTHI, P. TERENT BODO o L. NVMIT BODO, nadie había reparado hasta ahora en una anomalía de una serie en concreto. Esa serie en cuestión corresponde con la que muestra en el anverso un busto con casco, que supone una ruptura con las demás iconografías hercúleas de los anversos, ya que presenta una leyenda latina en el campo superior de la tipología en el reverso, mal leída, desde luego, dada su similitud con la de Lascuta que aparece en el anverso.

Museo Nacional de Dinamarca (Copenhague)



    La moneda que ha sido objeto de revisión por su excelente estado de conservación se custodia actualmente en el Museo Nacional de Dinamarca (Copenhague) y procede de la colección numismática del abogado, anticuario y numismático gaditano, Joaquín Rubio y Muñoz. En el anverso se lee la leyenda externa LASCVT delante del busto galeado y en el reverso, abajo en el exergo, se lee MOPSI y, arriba del elefante, LAↃↃ con las dos C retrógradas[12]. Esta nueva lectura permite realizar una primera reflexión sobre su identificación con un topónimo, al menos, distinto al de Lascuta a partir de otros paralelos de esa dualidad toponímica con escritura latina en una misma emisión.

2. Hispania Citerior Tarraconensis

    Las primeras emisiones latinas acuñadas por las ciudades romano-republicanas de Nassica y Calagurris (antes Kalakorikos), Bilbilis (antes Bilbiliz) e Italica y, por último, Silbis y Turiaso (antes Turiazu), cuentan con el mismo patrón que nuestra moneda en cuestión. En primer lugar, Nassica y Calagurris Iulia identificada con Calahorra (La Rioja). En el anverso, NASSICA delante del busto masculino, y en el reverso del toro, arriba CALAGURRI y abajo IVLIA. Esta moneda se ha considerado como una acuñación conmemorativa sobre la celebración de un acontecimiento histórico tan importante como era la concesión de su estatuto de municipio romano durante las últimas décadas de la época republicana, aunque el sobrenombre Nassica, lo recibió antes de su municipalización[13]. La abundante producción monetaria de Calagurris Iulia se debió no sólo al uso local, sino también a la necesidad de abastecer de moneda a las tropas romanas que se ubicaban en la vía principal de acceso a esa zona en el valle del Ebro[14].


Tauler & Fau Subastas


Fotografie Lübke & Wiedemann (Leonberg)



    Esto nos daría la lectura de dos topónimos distintos: Nassica y Calagurri Iulia. La cita de Plinio “Calagurritani qui Nassici cognominantur”[15] (los calagurritanos que se apellidan násicos) apuntan a la existencia de una Nassica, como ciudad de los násicos, que, a su vez, constituye el cognomen o apellido de los calagurritanos. De hecho, Nassica tiene su propia moneda, en el anverso, leyenda externa NASSICA delante del busto, y en el reverso, bucráneo, encima C·VAL, a los lados AED e ILES y debajo C·SEX.

    En segundo lugar, Bilbilis, identificada con el Cerro de la Bámbola (Calatayud, Zaragoza) que presenta en su primera emisión latina, en el anverso, delante o detrás del busto masculino BILBILI, aunque después adopta la forma de BILBILIS y en el reverso ITALICA. Ya Amela Valverde[16], siguiendo a Collantes Pérez-Ardá[17] y Beltrán Lloris[18], sugería que Italica pudiera ser un sobrenombre derivado del asentamiento de itálicos en Bilbilis, pero, más bien, como señala Solana Saínz, quizá indicase la existencia de la nueva población con respecto a la antigua celtibérica, que aún estaría habitada[19]. En este sentido, Italica sería el nombre de una ciudad romana de nueva creación, como es el caso de su homónima hispalense en la actual Santiponce (Sevilla). En tercer y último lugar, Turiaso, identificada con Tarazona (Zaragoza) que presenta en su primera emisión latina, en el anverso, delante del busto femenino leyenda externa SILBIS y en el reverso, debajo inscripción TVRIASO. La leyenda SILBIS se ha relacionado con el nombre de la ciudad de Turiaso e incluso con un apelativo similar al que poseen otras ciudades anteriormente citadas que acuñaron este tipo de emisiones latinas[20].

Ibercoin


 Jesús Vico



3. Hispania Ulterior Baetica

    Existe un único paralelo constatado en Sisipo y Detaumo, que acuñaron emisiones latinas, aunque siempre se hayan considerado como una misma realidad cívica, el catedrático emérito en Filología Latina de la Universidad de Sevilla, José Antonio Correa Rodríguez, desmiente tal creencia y asegura que estamos ante dos topónimos completamente distintos[21]. La ubicación es discutida, aunque Leandre Villaronga i Garriga señala que la zona situada entre Jerez de la Frontera y Arcos de la Frontera, más concretamente, entre el cortijo de Vico y de la Peñuela, es donde existe una mayor densidad de hallazgos monetarios, por lo que parece probable su ubicación en esta zona[22]. En la serie de cabeza femenina tocada con toscas espigas de trigo y el Hércules gaditano en su faceta frugífera, SISIPO aparece delante del busto en leyenda interna, y en el reverso arriba del toro o atún DETAV. En la serie de cabeza galeada, el anverso es anepígrafo y, en el reverso aparece inscrito entre el toro, arriba DETVMO y abajo SISIP o SISIPO. Por tanto, los topónimos serían Sisipo y Detaumo. En el caso de Sisipo, quizá pudiera ser una ciudad estipendiaria, tal y como lo fue Baesipo, siendo DETAV y DETVMO abreviaturas del topónimo Detaumo, con una análoga relación tipológica de sus retratos, tanto hercúleos como galeados, con los de Lascuta y Lacca.


Colección privada (monedaiberica.com)


 José Antonio Herrero



4. Interpretación histórica

    La ciudad romana de Lacca no contaba con ningún testimonio epigráfico, a pesar de los intentos por relacionarla con los tituli picti en los que aparece la inscripción LAC que, tras la publicación de un reciente estudio, se ha demostrado que un rótulo de colonia ha resuelto la cuestión de la forma más inesperada, siendo leídos como LAC(erti) CA(tili) VE(teres), es decir, lacerti (jureles) catili o catuli (pequeños) veteres (envejecidos)[23]. En este sentido, el único testimonio que existe es literario, pues aparece de la mano del poeta al-Ḥimyarī, en su obra geográfica Rawḍ al-Mi’tār, al mencionar la existencia de una ciudad en la cora de Šiḏūna, llamada Lakka, construida por el césar Uktabyān, y cuyos restos aún subsistían, con una de las mejores fuentes termales de Al-Ándalus. Junto al río de las ruinas de Lakka, se enfrentaron las tropas visigodas de Rodrigo y las musulmanas de Tāriq b. Ziyād[24], dando nombre a la célebre Batalla del Wādī Lakka (Guadalete). Según Ibn Sa’īd, el Wādī Lakka era un hermoso río que, a su paso por Šarīs (Jerez), se hallaba lleno de huertas y paisajes deliciosos, y venía a ser un compendio del río de Isbiliya (Sevilla)[25]. En las obras de Yāqūt[26] o al-Ḥimyarī[27], se menciona el emplazamiento de Qalsāna (Casinas) en la confluencia de los ríos Lakka y Bīta/Būta, identificados con el Guadalete y su afluente, conocido por los nombres de Guadalcacín y Majaceite, que vierten sus aguas en la Junta de los Ríos[28].

    La ubicación de Lacca aún es discutida, pues Leopoldo Torres Balbás la identificó con el castillo y los baños de Gigonza[29], aunque, años más tarde, el profesor Genaro Chic García, siguiendo la teoría de Claudio Sánchez Albornoz, la situó en la Junta de los Ríos[30]. Lo cierto es que, la confluencia de los ríos siempre ha tenido una importancia estratégica para la implantación de Roma, puesto que desempeña un papel crucial de nudo de comunicación, tanto terrestre como fluvial, cuyo control permite el transporte de mercancías como puerto fluvial, así como el dominio de las terrazas fluviales y la explotación agrícola de las fértiles llanuras que le rodean. Por el contrario, la situación aislada y marginal de Lascuta, como oppidum o plaza fuerte, situada en el interior de los escarpes naturales de los montes alcalaínos, se nos presenta como una entidad menor a la nueva civitas de Lacca, que se funda como una cabeza administrativa en la llanura aluvial que constituía la piedra angular de lo fiscal, judicial, religioso, político y económico, a través de un proceso sinecista (conocido con el término contributio), que viene a dar sentido al trasvase de la población de Lascuta al llano con la pacificación[31].

    El cognomen Mopsi podría ser el caso genitivo de Mopsus, en relación al adivino Mopso, por lo que Lacca, si deriva de la raíz indoeuropea *lak-: gr. λάκκος ‘cisterna’, lat. Lacus ‘agua remansada, estanque, lago, mar’[32], presente en topónimos como Laccuris, Lacipo, Lacilbula o Lacimurga, Lacca Mopsi significaría ‘estanque de Mopso’, al igual que Hestia Mopsi ‘hogar de Mopso’. Esta etimología manifiesta la estrecha relación de esta nueva fundación romana con los manantiales de aguas sulfurosas que afloran en su entorno, así como la importancia de los mitos heroicos griegos en la creación de la identidad cultural de las ciudades asentadas en las riberas de este río que, en su desembocadura, contaba con un oráculo y puerto del héroe Menesteo[33]. El argonauta Mopso era descrito con un morrión ceñido de ínfulas y el laurel del Peneo en lo alto de la cimera[34], un retrato bélico relacionado con la necesidad de abastecer de moneda a las tropas romanas acantonadas en el valle del río Guadalete por estas ciudades estipendiarias. Los diseños del jabalí y la serpiente representan a los seres antagonistas de este héroe mítico; uno relacionado con la cacería del jabalí de Calidón en la cual participó y otro con la serpiente que le dio muerte en el desierto de Libia[35], una dialéctica entre romanos e indígenas en la apropiación ideológica de un territorio, por lo que, conllevará la concesión de privilegios y la eliminación de cargas tributarias.

Colección privada (tesorillo.com)


 Ibercoin



NOTAS

[1] Plinio, Historia Natural, III, 15.

[2] CIL II 5041.

[3] Delgado y Hernández, A. (1871): Nuevo método de clasificación de las Medallas autónomas de España, tomo II, Imprenta de D. Antonio Izquierdo y García, Sevilla.

[4] No ha sido posible fijar exactamente el lugar del hallazgo arqueológico, ni las circunstancias del mismo, ya que el bronce fue comprado por el ingeniero polaco Lazeski, quien lo llevó a París con informes equivocados, véase Rodríguez de Berlanga y Rosado, M. (1881): Los bronces de Lascuta, Bonanza y Aljustrel, Imprenta que fue de Don José Martínez de Aguilar, hoy de Don Ambrosio Rubio, Málaga.

[5] Gutiérrez López, J. M.ª y Martínez Enamorado, V. eds. (2015): A los pies de Matrera (Villamartín, Cádiz). Un estudio arqueológico al oriente de Siduna, Villamartín (Cádiz).

[6] Montañés Caballero, S. (2006): “Actuación arqueológica de urgencia. Calle San Juan de Ribera y Alonso el Sabio. Alcalá de los Gazules”, Anuario Arqueológico de Andalucía, p. 504.

[7] Ruiz López, I. D. (2010): La circulación monetaria en el sur peninsular durante el período romano-republicano, Universidad de Granada, Granada, p. 316.

[8] Pérez Rodríguez, M. (2025): “¿Dónde se ubica Lascut?”, Entre Abulagas y Caillos, Alcalá de los Gazules; Muñoz A. y Parodi, L. (1980): “Los depósitos romanos de agua de Alcalá de los Gazules”, Boletín del Museo de Cádiz, 11, pp. 40-45.

[9] Mancheño y Olivares, M. (1901): Antigüedades del Partido Judicial de Arcos de la Frontera y pueblos que existieron en él, El Arcobricense, Arcos de la Frontera.

[10] Mateos Gago, F. (1871): “Lascut”, en Delgado y Hernández, A.: Nuevo método de clasificación de las Medallas autónomas de España, Imprenta de D. Antonio Izquierdo y García, Sevilla, p. 163.

[11] En la conferencia sobre “Asta en las fuentes árabes” celebrada en la Real Academia de San Dionisio de Ciencias, Artes y Letras de Jerez de la Frontera el 2 de marzo de 2021, con la que se cerraba el ciclo ‘Jerez Siempre’, el arabista jerezano, Miguel Ángel Borrego Soto, que asimismo fue presentado por el arqueólogo y presidente del Centro de Estudios Históricos Jerezanos, Francisco Barrionuevo Contreras, afirmaba que la turris lascutana no estaba en Alcalá de los Gazules, sino en un entorno mucho más cercano a la propia ciudad romana de Hasta Regia, situada en Mesas de Asta, dentro de su amplio alfoz.

[12] Esta singular Ↄ aparece en una de las monedas latinas con leyenda retrógrada de Carissa Aurelia.

[13] Beltrán Villagrasa, P. (1974): La cronología del poblado ibérico del Cabezo de Alcalá (Azaila), según las monedas allí aparecidas. En Beltrán Villagrasa, P.: Obra completa I. Antigüedad, Universidad de Zaragoza, Zaragoza, p. 171; Hernández Guerra, L. (2006): v. Calagurris, en Roldán Hervás, J. M. (ed.): Diccionario Akal de la antigüedad hispana, Akal, Madrid, p. 184.

[14] Amela Valverde, L. (2012): “Las dos primeras emisiones latinas de la ciudad de Calagvrris”, Kalakorikos 17, pp. 127-146.

[15] Plinio, Historia Natural, III, 24.

[16] Amela Valverde, L. (2014): “La emisión de Bilbilis Italica”, Acta Numismática, 44, Barcelona, p. 47.

[17] Collantes Pérez-Ardá, E. (1997): Historia de las cecas de Hispania antigua, Madrid, p. 91.

[18] Beltrán Lloris, F. (2000): “El tiempo de Augusto”, en Roma en la Cuenca Media del Ebro. La Romanización en Aragón, Zaragoza, p. 81.

[19] Solana Saínz, J. M. (1989): “Colonización y Municipalización bajo César y Augusto: Hispania Citerior”, en Aspectos de la colonización y municipalización de Hispania, Mérida, p. 91.

[20] Amela Valverde, L. (2007): “La primera emisión latina de Turiaso”, TVRIASO XXI, p. 100; Villaronga i Garriga, L. (1987): Numismática antigua de Hispania. Iniciación a su estudio, Barcelona, Cymys, p. 244.; García-Bellido, M.ª P. y Cruces Blázquez, C. (2002): Diccionario de cecas y pueblos hispánicos, con una introducción a la numismática antigua de la Península Ibérica, vol. I, Introducción, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Madrid, p. 69.

[21] Correa Rodríguez, J. A. (2026): Toponimia Antigua de Andalucía, Universidad de Sevilla, Sevilla, p. 293.

[22] Sáez Bolaño, J. A. y Blanco Villero, J. M. (1996): Las monedas de la Bética romana, vol. I, Conventus Gaditanus, San Fernando, p. 320.

[23] Djaoui, D. (2016): The myth of ‘Laccatum’: a study starting from a new titulus on a Lusitanian Dressel 14. In I. V. Pinto, R. R. de Almeida and A. Martin (eds), Lusitanian Amphorae: Production and Distribution. Roman and Late Antique Mediterranean Pottery 10, Archaeopress, Oxford, pp. 117-127.

[24] Al-Ḥimyarī, Rawḍ, p. 511.

[25] Ibn Sa’īd, Mugrib, I, pp. 224-225.

[26] Yāqūt, Mu’ŷam, IV, p. 389.

[27] Al-Ḥimyarī, Rawḍ, p. 466.

[28] Borrego Soto, M. A. (2024): ““Y habiendo llegado al río que se llama ‘Vedelac’…” Lakka y Wādī Lakka: nueva hipótesis de ubicación”, Revista de Historia de Jerez, 27, p. 18. E

[29] Torres Balbás, L. (1957): Ciudades yermas hispanomusulmanas, Imprenta y Editorial Maestre, Madrid.

[30] Chic García, G. (1979-80): “Lacca”, Habis, 10-11: pp. 255-76.

[31] La nueva propuesta del arabista jerezano, Miguel Ángel Borrego Soto, de ubicar la ciudad romana de Lacca en la Sierra de Gibalbín, sin desmerecer su trabajo de recopilación de datos, creemos que no se puede sostener por tres razones: la primera, el hecho de que Lascuta sea un oppidum o una plaza fuerte en altura, implica que Lacca estuviera situada en el llano, no en la cima de un monte; la segunda, la existencia de una análoga relación tipológica del retrato galeado entre Lascuta-Lacca y Sisipo-Detaumo, reduce su ubicación a la llanura aluvial del río Guadalete; la tercera, y última, la abundancia de los hallazgos monetarios entre Jerez de la Frontera y Arcos de la Frontera, según la tradición histórica, viene a corroborar la opinión, más que consabida, de ubicar la ciudad romana de Lacca en la Junta de los Ríos.

[32] Villar, F. (2000): Indoeuropeos y no indoeuropeos en la Hispania prerromana, Ediciones Universidad de Salamanca, Salamanca: p. 314.

[33] Estrabón, Geografía, III, 1, 9; Ptolomeo, Geografía, II, 4, 5.

[34] Valerio Flaco, Argonáuticas, I, 383-386.

[35] Grimal, P. (1989): Diccionario de Mitología Griega y Romana, Ediciones Paidós Ibérica, Barcelona, pp. 365-66.


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