sábado, 26 de abril de 2025

La Imagen de San Jorge de la Parroquia de Alcalá de los Gazules



(extracto del libro "La Parroquia de San Jorge de Alcalá de los Gazules")



Gabriel e Ismael Almagro Montes de Oca



    Ocupa la hornacina central la imagen de San Jorge, talla que el catedrático Hernández Diaz adjudicó al escultor Juan Martínez Montañés,[1] autor al que también se asigna en el expediente BIC, en el que sorprendentemente se fecha entre 1601 y 1700, como si el artista jiennense hubiese sido inmortal.

    Hemos localizado en el Archivo municipal unos documentos que desmontan esta teoría, pues confirman que la hechura de esta talla se ejecuta junto con el retablo mayor en 1721. En febrero de dicho año, el Cabildo estudia la siguiente petición: 

    «en este cavdo yo el scrivº hize saver un memorial de D. Alonso de Vega y oliva mayrdomo de la Iglesia Parrochial del sr san Jeorge desta villa en que pide que esta villa se haga cargo de la hechura del sr San Jeorge Patron y titular desta villa Por estar haciendo Retablo; quien aviendolo oydo y entendido acordó q se solizite saver la cantidad que costara la hechura y se dará Providensia»[2]



    No consta ninguna respuesta sobre el precio de la talla, pero es seguro que el ayuntamiento se hizo cargo de su pago, pues años más tarde, en enero de 1726, los regidores ordenan librar una parte que aún se debía: 

    «en este cabildo se acordó se despache libranza sobre el mrdomo de proprios de trescientos Rs pa que los pague al maiordomo de fábrica para que juntos con quatrozientos y cinquenta Rs que antes de ahora se le dieron se pague la hechura de sr San Jeorge para el Retablo nuebo de la Iglessia y mediante esta limosna se suplica al Ilte Clero mande entregar el retablo antiguo Para que se coloque en esta sala Capitular donde se pondrá Altar Lampara y la Desensia y culto correspondiente» [3]

    Hasta enero de 1727 no terminó el ayuntamiento de saldar su deuda con el mayordomo de la fábrica:

    «se acordo se despache libranza al mordomo d proprios para que pague a D. Alonso de Vega maiordomo de fabrica noventa Rs de vellon que se le restan de los cinquenta pesos que ofreció esta villa para la Imaxen de sr San Jeorge» [4]



    Por tanto, la imagen de San Jorge se ejecutó con casi total seguridad en 1721, por un coste superior a 1000 reales, cantidad sufragada por el ayuntamiento.

    Desgraciadamente, no hemos podido averiguar la autoría de la talla.



NOTAS

No todas las fotografías aquí contenidas aparecen en el libro impreso

[1] Así lo asegura Toscano de Puelles, Fernando en El templo parroquial… Op. cit. (p. 7). Recoge además que fue corroborado por el profesor Martínez del Cerro.

[2] AMAG. Actas Sesiones Ayto. pleno. Legajo 15 Libro 2. Cabildo del 10 de febrero de 1721. Sin foliar.

[3] Legajo 16 Libro 2. Cabildo del 10 de enero de 1726. Folio 104 vto.

[4] Cabildo del 15 de enero de 1727. Folio 239

sábado, 19 de abril de 2025

La Parroquia de San Jorge de Alcalá de los Gazules




Gabriel e Ismael Almagro Montes de Oca



INTRODUCCIÓN

ALCALÁ DE LOS GAZULES, DE VILLA DE FRONTERA A LUGAR DE SEÑORÍO


    Constituye una realidad innegable que el devenir de los pueblos, en gran medida, ha venido determinado por su proximidad o lejanía respecto de las vías de comunicación, de modo que la cercanía de una población a una vía importante no sólo facilitaba su actividad comercial y consiguientemente su agricultura e industria, sino que se traducía, también, en la llegada de nuevas ideas para la mejora en las condiciones de vida de sus habitantes, en su crecimiento poblacional así como en su progreso social y económico.

    Esto explica por ejemplo que, en nuestra zona, desde los primeros momentos de la historia, el trazado de las veredas o caminos primero y el de las calzadas romanas después, determinase la continuidad o el florecimiento de algunas poblaciones en detrimento de terceras e incluso el nacimiento de otras nuevas ubicadas al pie de dichas vías.

    Sin ir más lejos la preponderancia y pervivencia de la actual Alcalá de los Gazules, como núcleo principal de otras tantas pequeñas aldeas existentes en su término, vino condicionado por el hecho de que a sus pies pasase una de las principales vías de comunicación en época romana, la Corduba-Carteia.

    Un camino, que, dicho sea de paso, es el mismo que se ha venido usando desde el Paleolítico Inferior hasta finales de la Edad Moderna, como la principal vía de penetración en Europa de cuantos colonizadores o viajeros llegaban desde África o del Próximo Oriente, siendo así como las últimas investigaciones apuntan también a que el cristianismo pudo llegar a nuestro suelo, a través del estrecho y por esa vía.

    Con todo se acepta, aunque con reservas, que la introducción y difusión del cristianismo en nuestro territorio es obra de San Hiscio,[1] fundador de la sede de Carteia, en el Campo de Gibraltar, que constituiría la primera diócesis de la que formaría parte Alcalá. Una Comunidad cristiana que, a principios del siglo IV, constituía una de las 37 existentes en la Bética.[2]

    Sea como fuere, centrándonos en lo estrictamente local, aun cuando nos consta que nos integrábamos en el Obispado Asidonense, desde mucho antes.[3] Con datos documentados, solo podemos afirmar que el cristianismo comienza en nuestro suelo bajo el episcopado de Pimenio[4] quién se erigió en promotor de varias Iglesias,[5] la principal de ellas la que denominamos de los Santos nuevos, bendecida en el año 662, de la que conservamos en la Parroquia tanto su ara como diferentes reliquias.

    Tras la conquista de la península ibérica por parte del Islam a partir del 711 y si bien nos consta la presencia de reductos de población cristiana, tampoco podemos obviar que, a partir del siglo IX, cuando las relaciones entre ambas comunidades se deterioraron, la práctica terminaría por desplazar a los cristianos a los lugares más abruptos del territorio, siendo en ese contexto cuando, entre los siglos IX y X, se erige la basílica mozárabe, de doble ábside y con un buen número de sepulturas, del Jautor.

    A expensas que nuevas investigaciones aporten datos al respecto, desde este momento hasta lo que suele denominarse reconquista,[6] se nos pierden los datos sobre la presencia cristiana en Alcalá y si bien es cierto que la población fue recuperada, inicialmente, por Fernando III el Santo en 1248, debió tratarse de una ocupación con exigua población militar, tras un pacto pacífico con los musulmanes, quienes conservarían una amplia autonomía, situación que explicaría que, en 1264, en la revuelta general de los mudéjares,[7] ésta triunfase plenamente y propiciase que los musulmanes pasasen a cuchillo a las guarniciones castellanas,[8] obligando a su vez que, en el mismo año, Alfonso X el Sabio se viese determinado a poner fin a dicha rebelión, esta vez por la vía de las armas.

    Llegados a este punto, parece oportuno detenernos en el momento en que se produce dicha reconquista toda vez que, tradicionalmente, se ha afirmado que tuvo lugar el 23 de Abril de 1264 y así lo recogen muchos autores[9] para tratar de explicar el patronazgo de San Jorge sobre la población, aun cuando ello es materialmente imposible toda vez que la revuelta mudéjar que dio lugar a que Alcalá volviese a poder de los musulmanes no se inició hasta mayo-junio siguiente[10] y es notorio que las acciones militares de las huestes de Alfonso X el Sabio en la zona Guadalete-Barbate no comenzarían hasta los primeros días de Agosto.

    Marcos Fernández Gómez[11] sostiene que la toma de Alcalá tuvo lugar el 23 de octubre[12] si bien hasta la firma de la Paz con Muhammad I, al menos dos años más tarde, Alcalá no pasaría definitivamente a manos de la corona de Castilla.[13] Con todo, esto no supondría la pacificación total de la zona ya que nos consta que en 1271 un ejército de benimerines intentó ocupar de nuevo la zona en apoyo de Muhammad I. Situación que volvería a repetirse varias veces a lo largo de la década y que determinaría a Alfonso X a reforzar la zona más débil de esta frontera o “limes fidei”[14] concediendo, en diciembre de 1279, Alcalá y Medina a la Orden de Santa María de España o de la “Estrella”.[15]

    Así las cosas, descartada la conquista de Alcalá el 23 de abril, la dedicación a San Jorge de una de las primitivas iglesias que, entonces, se erigen en la villa, hemos de ponerla en relación con la participación de tropas aragonesas,[16] de la orden de San Jorge de Alfama[17], entre las huestes de Alfonso X el Sabio.

    Aún más, diferentes los autores defienden que, al menos hasta finales del siglo XIII, Alcalá, al igual que Medina y Vejer, no tuvieron otro carácter que el de presidios militares y destacamentos de frontera,[18] con una clara debilidad demográfica,[19] no siendo hasta los momentos previos a la conquista de Algeciras,[20] durante el reinado de Alfonso el Onceno,[21] cuando, en su preocupación por repoblar todo el territorio cercano al Estrecho, adoptó una serie de efectivas medidas tendentes a atraer población civil para repoblar la villa de Alcalá de los Gazules[22] entre las que destacaban tanto generosas franquicias fiscales como otras mercedes económicas[23] que se recogen en Privilegio rodado datado en Jerez el 22 de junio de 1342.

    Con todo, según hemos expuesto, desde 1264 y hasta la conquista de Jimena por las huestes castellanas en 1431, casi dos siglos,[24] Alcalá constituyó territorio de frontera con el Reino de Granada,[25] en el que pese a los intentos de la Corona, los repobladores eran reacios a asentarse, aunque las cosas cambiarían a partir de 1441, momento en que Alcalá, en el impulso señorializador emprendido por Juan II de Castilla, deja de ser villa de realengo al ser cedida en señorío al Adelantado de Andalucía Per Afán II de Ribera, dándose inicio así a la vinculación de Alcalá con esta familia nobiliaria a la que habremos de referirnos, en las páginas que siguen, en unos casos como impulsores y en otros como colaboradores necesarios de los acontecimientos y acciones que marcan el devenir histórico de la refundición de las primitivas tres collaciones alcalaínas en la parroquial de San Jorge.

    De otra parte, es notorio que, durante la época medieval, Alcalá de los Gazules no pasó de ser una pequeña villa de frontera que comenzaría a crecer, a mediados del siglo XV, a raíz tanto a la pérdida de su condición fronteriza como al ser entregada en Señorío a los Adelantados de Andalucía quienes, en su intento de obtener aprovechamientos de un término extenso con numerosas zonas boscosas y baldías, comenzaron su proceso repoblador, atrayendo población de diferentes puntos de sus estados como del resto del Reino de Sevilla.

    Prueba de cuanto decimos lo constituye el hecho de que, en el momento de su integración en el Señorío, para recibir al Procurador del Señor, llamados por Pregonero, se celebró lo que se conocía como Concejo abierto o Asamblea de sus vecinos, junto con los regidores, «segund que lo han de vso e de costumbre, dentro en el corral de la yglesia de Santa Agueda, que es en la yglesia de San Jorje de la dicha villa, onde diz que se acostunbran ayuntar a concejo...».[26]

    Ello nos lleva a pensar que la población, en aquel momento, no sería muy superior a los 350 vecinos, iniciándose a partir de entonces un aumento que propiciaría que, en 1514, poco antes de la refundación de las tres primitivas collaciones en la Parroquia de San Jorge, que ahora contextualizamos, ascendiesen ya,[27] sin contar a los simples moradores o albarranes,[28] a 476 vecinos siendo así como podemos hablar que en Alcalá residirían unas 2.100 personas, la mayor parte de ellas en el espacio intramuros y zonas aledañas, aunque muchas más lo harían a lo largo y ancho del término.

    Se cree que, entre las primeras disposiciones adoptadas por las huestes reales alfonsíes, tanto para la repoblación como en aras a recuperar la condición de territorio cristiano que nuestro suelo había ostentado[29] con anterioridad a la llegada de los musulmanes en 711, decidieron establecer una mínima estructura eclesial con tres collaciones[30] una de ellas, intramuros, en el patio de armas o cómo sostienen la tradición y algunos historiadores, siguiendo la costumbre, ocupando el espacio de la primitiva mezquita de la torre musulmana, que, andando el tiempo se convertiría en la principal, al tiempo que las otras dos se erigirían, ex novo, en espacios habilitados para ello, al pie de los caminos que, conducían hasta la cima del cerro, por las laderas sur y norte.

    Tres templos que se pondrían bajo las advocaciones de San Ildefonso, en honor al santo del que el Rey tomaba su nombre; San Vicente, como señal de gratitud al santo en cuya festividad se había conquistado la villa[31] y San Jorge, por los caballeros de la Orden aragonesa de San Jorge de Alfama que formaban parte de las huestes de Alfonso X y que, probablemente, integrasen la guarnición bajo cuya custodia quedó, inicialmente, el castillo.[32]

    Respecto de la Iglesia de San Ildefonso, que se erigiría en la ladera sur de la Coracha, ocupando un espacio, no identificado aún, entre las calles Galán Caballero,[33] su confluencia con calle San Pedro y el callejón del Levante, consiguientemente extramuros de la villa, tenemos una información bastante fragmentaria y si bien desconocemos cuál era su disposición como espacio físico o que imágenes recibían culto en la misma, también es cierto que conocemos que en el siglo XVII albergaba una escuela, según consta en petición cursada al cabildo alcalaíno: «Q se suplique q de la yglia d san ylifonso donde esta la escuela de los moços por ser cosa q convie al bien de los fijos de los vos desta villa».[34]

    Con todo, el edificio debía seguir prestando servicio religioso por cuanto que, en sesión del Cabildo alcalaíno de 5 de Agosto de 1577, se conoce petición de un trozo de la vía pública para construir una sacristía.[35] Igualmente conocemos que en 1627 presentaba problemas estructurales que impedían la celebración de cultos y ello motiva las quejas de los vecinos que, un año más tarde, piden al Señor y al Obispo arreglen dicha Iglesia, labores que se acometerían poco después, permitiendo mantener el culto, durante al menos, algo más de un siglo y aun cuando desconocemos la fecha en que dejó de celebrarse cultos en ella, lo que si conocemos es tanto que en 1787 el edificio se encontraba, todavía, en pie[36] como que en 1801 en Visita Pastoral del Obispo Huarte ya ni se le cita. Mucho nos tememos que la conclusión de los trabajos de construcción del Convento de la Victoria, a muy pocos metros de distancia, con Iglesia consagrada en marzo de 1726, en mejor emplazamiento para atender a los fieles de la “collación” mucho tuviera que ver con ello y no en vano, los Mínimos, conscientes de ello, decidieron ubicar a San Ildefonso en la hornacina principal de la calle de la derecha de su altar mayor.

    Llegados a este punto creemos que es oportuno recordar que más de un siglo y cuarto después de la refundación de 1524, la idea de las tres collaciones no había desparecido ni del imaginario colectivo ni de la estructura organizativa de la iglesia local, como así consta en documentación vaticana.[37]

    En lo tocante a la Iglesia de San Vicente, podemos afirmar que se ubicaba en la ladera norte del cerro de la Coracha, junto al camino que comunicaba con el Prado, en lo que hoy es el patio nuevo del Cementerio, ocupando un espacio sobre el que hay quien defiende que se erigía una primitiva iglesia de época visigótica. Rehabilitada como Iglesia tras la reconquista,[38] se mantendría abierta al culto hasta mediados del siglo XIX, si bien con un papel más secundario tras la refundición de 1524, llegándose incluso a cambiar su nombre por el de “Ermita de la Virgen del Buen Suceso”[39] y si bien se mantendría activa hasta 1749, a partir de dicha fecha comienza su declive dejándose tanto de hacer enterramientos allí como trasladándose a otras iglesias el culto y las actividades que allí se desarrollaban, cual es el caso de la enseñanza de la Doctrina que en 1790, a instancias del Visitador Huarte, se traslada a la Iglesia de San José, por ser más espaciosa y cómoda.[40]

    Pascual Madoz la cita aún en 1845: «urbana, titulada de S. Vicente Mártir, muy antigua y que fue parroquia hasta el año 1524»[41] y seguramente conservaba algo de actividad, pues el 6 de septiembre de 1830 el obispo Domingo de Silos Moreno en visita pastoral ordena se «ponga una vidriera o lienzo en la ventana de la Iglesia de Sn Vicente pa impedir entren el agua y los pajaros por ella y componga parte del tejado qe. notamos necesita de algun reparo». Sin embargo, pocos años después, en la visita del Obispo Arbolí del año 1859, ya no se reseña nada sobre la misma.

    Gracias a otra visita pastoral, en este caso del obispo D. Jaime Catalá y Albosa, el 22 de noviembre de 1880, sabemos la ubicación exacta la ermita: «Habiendo visitado el cementerio hemos observado que su ámbito es ya reducido para las necesidades de esta Poblacion y que no tiene capilla. Por lo cual i por estar inmediata al mismo la antiguisima de San Vicente que se halla poco menos que en ruinas, encargamos al Rdo. Arcipreste que poniéndose previamente de acuerdo con el Ayuntamiento, procure estimular la caridad de estos vecinos y el celo de la corporación Municipal, a fin de que se ensanche el Cementerio por el lado de la capilla de San Vicente abriendo todo lo que hoy constituye la puerta del cementerio por aquel lado, cerrando con un muro los terrenos que están alrededor de la capilla y redificando siquiera una parte de esta, para que pueda decirse misa en ella. Su situación repuesta para que, dando a la reedificación una forma sencilla y elegante, con poco dinero se embellezca el cementerio y adquiera mayores proporciones, todo lo cual redundará en beneficio del decoro de este lugar sagrado y será una prueba mas del buen gusto y cultura de esta Ciudad, asi como del respeto y veneración que a los Cristianos merece el lugar sagrado en que descansan los huesos de nuestros antepasados».[42]

    Finalmente, en lo tocante a la primitiva collación de San Jorge cabe decir que, al regreso de la peregrinación que el primer marqués de Tarifa y Señor de Alcalá, Fadrique Enríquez de Ribera, había realizado a Tierra Santa entre 1518 y 1520[43] completamente imbuido de lo que entendía debía ser el papel de un noble en esa época, a caballo entre la edad media y el renacimiento, como protector de la iglesia e impulsor de las artes, si bien había conseguido en Roma una serie de bulas,[44] entre cuyas secuelas entendemos debemos incluir la de 20 de Enero de 1524,[45] que ahora conmemoramos,[46] lo cierto y verdad es que si bien ésta no la tenemos documentada no ocurre lo mismo con otras, coetáneas,[47] por las que se conceden al Marqués de Tarifa los privilegios para la concesión de los beneficios eclesiásticos[48] en la nueva y única Parroquia alcalaína.




NOTAS

[1] Hiscio, Isicio o Hesiquio, según la tradición, es uno de los siete Varones Apostólicos, ordenados Obispos en Roma por San Pedro y San Pablo, que llegaron a predicar hasta la Bética en el siglo I. Patrón de Tarifa desde hace siglos, continúo predicando hasta territorio de la actual provincia de Jaén donde el parecer fue martirizado se cree que se encuentra enterrado en Cazorla.

[2] Según los textos del Concilio de Elvira o Iliberris, la actual Granada, celebrado entre los años 295 y 314, en el que se cita que en la Bética existían hasta 37 Comunidades cristianas.

[3] Parece ser que, tras el fin de las persecuciones, la sede episcopal se trasladó desde la costa de la Bahía de Algeciras hacia el interior, hasta la actual Medina Sidonia, razón por la cual a la diócesis comenzó a denominársele de Asido o Asidonense.

Una diócesis de la que conocemos a buena parte de sus Obispos durante época visigoda, entre los siglos V y XII.

[4] Obispo, al menos entre los años 629 y 662, participó en el IV y VI Concilios de Toledo (años 633 y 638), siendo representado por el sacerdote Ubiliensio en el VII, celebrado en el 646.

[5] La primera de ellas la conocida como del “Cortijo de la Higuera” en el año 657.

[6] Alcalá se recupera para los territorios cristianos en lo que suele llamarse “cuarta etapa de la reconquista”, periodo que comprende desde mediados del siglo XIII a mediados del siglo XIV y que se caracteriza por la rápida ocupación de Castilla por el Rey Fernando III el Santo (1217-1252) mientras que en Valencia y Baleares hacía lo propio Jaime I de Aragón (1213-1276). En ese contexto Fernando III reconquista Alcalá en 1248.

[7] Apoyada desde Granada por Muhammad I. Una revuelta que tiene mucho que ver tanto con el belicismo exagerado del que da muestras Alfonso X, tras su elección como “Rey de Romanos” en 1257, como con la percepción entre los mudéjares andaluces y murcianos, que los pactos firmados con el rey castellano eran papel mojado.

[8] González Jiménez. M. Historia de Andalucía, II. La Andalucía dividida. (pp. 107 y ss.)

[9] Entre ellos merece la pena citar a Toscano de Puelles, F. en diferentes publicaciones o Antón Solé, P. y Orozco Aquaviva, A. (1976). Historia Medieval de Cádiz y su provincia a través de sus castillos. (p. 258).

[10] Conocemos carta firmada por el Rey, en Sevilla a 20 de junio de 1264, en que expresaba con dolor su pesar por la felonía de un “uassallo e amigo en que fiáuamos” al tiempo que confesaba que jamás imaginó que “el rey de Granada faríe tamanna falsedad e trayción contra nos”. Traición que, no obstante, sería corroborada por un enviado del rey granadino, iniciándose inmediatamente las tareas de exterminio de las huestes castellanas en los territorios musulmanes entregados.

[11] Cfr: Fernández Gómez, M. (1997). Alcalá de los Gazules en las Ordenanzas del Marqués de Tarifa, un estudio de legislación local en el Antiguo Régimen. (p.38)

[12] Op. Cit. En que se recoge que J. y J de las CUEVAS (1985) en Arcos de la Frontera. (p. 40 y notas 315 y 316), sitúan en ese día la conquista definitiva de Alcalá de los Gazules por Alfonso X, sólo tres días antes de la conquista de Arcos.

[13] Es conocido que la revuelta mudéjar se mantuvo hasta 1266-1267 y, según las fuentes, la paz entre Alfonso X el Sabio y el nazarí Muhammad I no se firmó hasta un momento indeterminado entre octubre de 1266 y septiembre de 1267, aunque la crónica de Alfonso X lo sitúa en 1265. Sea como fuere, por dicho tratado el rey castellano recibe de manos del musulmán más de cien ciudades y lugares entre los que se encuentra Alcalá de los Gazules.

[14] Circunstancia que nos concurriría durante casi dos siglos más si tenemos en cuenta que hasta 1434 no se toman las poblaciones vecinas de Jimena y Gibraltar.

[15] Cfr. Diplomatario, doc. núm. 451 (pp. 475-476).

Un hecho que, de otra parte, a nivel estrictamente local, entendemos, tendrá especial importancia tanto en la creación del Santuario como en el origen de la devoción a nuestra Patrona, pero eso lo dejaremos para posterior investigación.

[16] Conviene recordar que la presencia de “freyres” de esta orden aragonesa, entre las tropas de Alfonso X el Sabio, está documentada en numerosas operaciones de la reconquista en Andalucía, desde la batalla de las Navas de Tolosa. Sin ir más lejos en Sevilla en 1248, donde llegaron a erigir hasta cuartel propio cuyo recuerdo todavía perdura. Colaboración entre monarcas e explicable por el hecho de que Jaime I el conquistador, Rey de Aragón, era el suegro de Alfonso X el Sabio.

[17] Llegados a este punto es oportuno clarificar que, aun cuando en diferentes artículos y publicaciones de nuestra historia local hemos hablado de la participación de la “Orden de Montesa” en la reconquista de Alcalá, a la que incluso recordamos en nuestro callejero, en propiedad, deberíamos hacerlo a la Orden de San Jorge de Alfama, pues si bien ésta luego se fusionó con la de Montesa, a raíz de la creación de ésta en 1317, lo cierto es que, en el momento en que acontecieron los hechos de la conquista de Alcalá, todavía utilizaba la denominación de “San Jorge de Alfama” con que la erigió en 1201 por Pedro II de Aragón.

[18] Está documentado que, tras el fracaso de la Orden de Santiago en la batalla de Moclín en 1280, Alfonso X el Sabio, sacrificando su proyecto de la Orden de Santa María de España terminaría por fusionarla con aquella y, si bien hizo un primer intento de entregar Alcalá y Medina en Señorío, en 1285 terminaría por entregar ambas poblaciones junto con Vejer a la Orden de Santiago, si bien dicha pertenencia apenas duraría tres años.

[19] Hasta este momento, ante el temor de una invasión de los musulmanes, se primaría que los repobladores fuesen soldados y gente acostumbrada al combate.

[20] Conquista que se produce el 28 de marzo de 1344 y representará que el dominio castellano llegue hasta el mismo Estrecho de Gibraltar, si bien ello no supone impedir el acceso del Reino Nazarí de Granada hasta este, pues no podemos olvidar que la población de Gibraltar sigue en su poder y que la línea fronteriza con estos continua en dirección a Jimena.

[21] Alfonso XI, (1311-1350) bisnieto del Rey Sabio, del que tenemos documentada su presencia en Alcalá durante temporadas, dedicado a la caza, como queda bien probado en su “Libro de la Montería” y que incluso fue velado en nuestro municipio cuando, tras perder la vida en el cerco de Gibraltar, se trasladaba su cadáver hacía Córdoba donde se encuentra enterrado.

[22] En aquel momento y después de más de un siglo de ponerlo en práctica, en aquellos lugares que se pretendían repoblar, existía una especie de “derecho fronterizo” que se sustentaba en la concesión de privilegios y exenciones tributarias a los repobladores.

[23] Privilegios que consistían en no tener que pagar portazgo, almojarifazgo, roda, castillería, pasaje, peaje y barcaje.

[24] Toda vez que, si bien es cierto que Jimena se tomó en 1431, también lo es que veinte años después, en 1451, fue reconquistada por los nazaríes y no se tomaría, definitivamente, por las huestes castellanas hasta Julio de 1456.

[25] Una frontera que, como bien defiende Martín Bueno Lozano en su artículo sobre “La frontera entre la Alcalá cristiana y la Jimena mora”, publicado en Apuntes Históricos y de Nuestro Patrimonio, edición del Ayuntamiento de Alcalá de los Gazules, Cádiz, 1994. Discurría por los mismos lugares por los que actualmente y es que, no en vano, como bien se recoge en el privilegio, de 10 de Diciembre de 1279, por el que Alfonso X entregó para su defensa el castillo de Medina Sidonia y la villa y castillo de Alcalá de los Gazules a la Orden de Santa María de España, recogía una cláusula donde rezaba: «E otrosí damos la villa e el castillo de Alcalá... E esta donación la fazemos en tal manera que los términos de estos castillos sobredichos sean por aquellos logares que fueron en tiempos de los moros».

[26] Cfr. Fernández Gómez M. (1997). Alcalá de los Gazules en las Ordenanzas del Marqués de Tarifa. UCA, quien recoge la nota de ADM 1443, diciembre, 31 Alcalá de los Gazules. A.D.M., Alcalá 75-31.

[27] Según se desprende de una anotación en censo de 1534 en que se dice que los vecinos, en aquel año, eran 576 y que la población, gracias a la llegada de nuevos pobladores de otros lugares del Reino, había aumentado en 100 vecinos, un 17 % del total, en los últimos 20 años.

[28] Entendido, en la acepción que le da la RAE, como persona que no tenía casa, domicilio o vecindad en un municipio.

[29] Ya hemos expuesto en otro lugar de estas páginas que el primer dato documentado sobre la Iglesia en Alcalá data del año 657 en que, nos consta que el Obispo Pimenio, de la Diócesis de Asidonia, a la que pertenecíamos, bendijo la Ermita del Cortijo de la Higuera y se corrobora cinco años más tarde con la bendición de una nueva Ermita en el Cerro del Caracol a la que conocemos bajo el nombre de los “Santos Nuevos”.

[30] “Collación” del latín “collatio”, “acción de aportar o comparar”, aunque también puede traducirse como reunión. No obstante, en época medieval, solía utilizarse, igualmente, como sinónimo o equivalente a demarcación urbana que comprende y delimita, política, jurídica y fiscalmente a una parte del vecindario de un municipio. Circunstancia de la que derivará que en el Bajo Guadalquivir, desde entonces, se tienda a equiparar collación con Parroquia, aun cuando no son términos sinónimos.

[31] Si hacemos un análisis y seguimiento cronológico de las conquistas realizadas por Alfonso X en nuestro entorno, comprobaremos como Vejer se reconquista a finales de agosto, Medina el 22 de septiembre, Arcos el 29 de septiembre de modo que Alcalá de los Gazules debería serlo algunos días después, probablemente el 3 de Octubre, festividad de San Vicente, en los prolegómenos de la conquista de Jerez, que tuvo lugar el 9 de Octubre.

[32] Según hemos expuesto anteriormente, a raíz del encuentro, celebrado en Soria a finales de 1262, entre Alfonso X y su suegro, el rey aragonés Jaime I, tropas aragonesas se dispusieron a colaborar en las labores de conquista que el rey castellano desarrollaba en Andalucía, lo cual explica tanto que las huestes de la Orden de San Jorge de Alfama estuviesen presentes en la reconquista de todo el bajo Guadalquivir como que se le encomendase la custodia de determinados espacios de los que, quizás, el más conocido sea el “Castillo de San Jorge” junto al puente de acceso a Triana, en el que estuvieron entre 1248 y 1280.

[33] En el tramo que discurre entre Atahona y San Pedro.

[34] ARCHIVO MUNICIPAL ALCALA GAZULES. (A.M.A.G.). Actas de sesiones del Ayto. Pleno. Legajo 3. Folio 146. Cabildo del Lunes 27 de julio de 1562.

[35] El tenor de la petición es el siguiente: «…en este cabildo se vido una peton del bendo juº ss caçalla mayordomo de las fabricas d las yglias dsta vª en q dixo q pedía le fiziesen md a la yglia de san elifº q por el lado q cae a la calla donde estan unos fenecies arrimados a la pared d la dha yglia se le de lizª pa q se pueda fazer una pieça pa sacrystia d la dha yglia no ocupando de la dha calle mas d lo q ocupan los dhos fenesies q se puede fazer syn pºjuiº de la dha calle ni de otro algº/ y pidió lizª asimismo pa q le puedan cortar un exe de alcornoq pa la campana nueva q agora se a ffo pa san jorje/ y poveyose q se le d la dha lizº pa lo suso dho con q el grueso de la pared q se fiziere a la calle no salga nada de los dhos fenesies d la calle y q qdo se quiera de fazer llamen al señor alde mor y diputdos pa q vean alzar el cordel…» Ibidem. Folio 445.

[36] Así lo reseña Jaime Guerra (2001) en su artículo Iglesias alcalaínas desaparecidas. Apuntes Históricos y de Nuestro Patrimonio. Ayto. Alcalá de los Gazules.

[37] Conocemos que, en el Archivo Secreto Vaticano, S.C. del Concilio Relationes ad limina, Gadicen, Visita ad límina del obispo Francisco Guerra, año 1655, se recoge que en dicho año la Parroquia de Alcalá de los Gazules tenía tres collaciones, ayudas de parroquia o iglesias auxiliares.

[38] En esta Iglesia de San Vicente, según aparece en un estudio realizado en el siglo XIX por Juan Roa y Ríos, se veló la noche del sábado de Gloria al Domingo de Resurrección el cadáver del rey Alfonso XI, muerto de peste bubónica en el asedio de Gibraltar el viernes santo 26 de marzo de 1350.

[39] Denominación que recibe en 1614, momento en que el Obispo en visita pastoral ordena se arreglen sus paredes.

[40] Cfr. Toscano de Puelles, Fernando. (1988). Historia de la Congregación-Beaterio de Jesús, María y José. (p. 88) y Guerra Martínez, Jaime. (2001). Iglesias alcalaínas desaparecidas. Revista de Apuntes Históricos... Ayto. de Alcalá de los Gazules.

[41] Cfr. Madoz, Pascual. (1845). Diccionario Geográfico-estadístico-histórico de España.

[42] ARCHIVO PARROQUIAL ALCALÁ DE LOS Gazules (A.P.A.G.). Libro 3º de visitas. Mandatos del obispo Jaime Catalá y Albosa.

[43] Un peregrinaje, signo de distinción de los señores de la época, que lo llevaría hasta Tierra Santa, así como a diferentes ciudades turcas e italianas, en el viaje de regreso, con estancias en Venecia, Bolonia, Siena, Florencia y Roma, en la que permanecería tres meses. Un viaje Iniciado en Bornos el 24 de noviembre de 1518 que concluiría en Sevilla el 20 de octubre de 1520.

[44] Nos consta que en Roma consiguió tres bulas del papa León XI, si bien la más importante de ellas iba dirigida a los priores de conventos de Sevilla y Bornos para que pudiese excomulgar a todas las personas que durante su ausencia hubieran usurpado cualquier bien de su propiedad, aunque también otra le permitía no tener que declarar el fin que daba a determinados bienes eclesiásticos como miembro de la Orden de Santiago, además de una tercera sobre perdón de pecados.

[45] Lo cierto es que, como bien precisa Marcos Fernández Gómez (1997) en Alcalá de los Gazules en las Ordenanzas del Marqués de Tarifa. UCA, op. cit. dicha bula no aparece entre la extensa colección existente en la Sección Alcalá del Archivo Ducal de Medinaceli.

[46] Una bula cuya primera referencia la encontramos recogida en Catálogo Monumental de España. Provincia de Cádiz de Enrique Romero de Torres y luego reiterada por Ramos Romero en su Historia de Alcalá de los Gazules. op. cit.

[47] En este momento, tenemos constatado que Alcalá constituía una Vicaría dentro del Obispado de Cádiz en la que el Cabildo Catedralicio desempeñaba un papel de cierta importancia derivado de que, amparándose en diferentes bulas papales había adquirido tanto los préstamos de la Parroquia de San Jorge (1439) como los de San Ildefonso (1446). Cfr. Antón, P; Ravina, M. (1975). Catálogo de documentos medievales del archivo catedralicio de Cádiz. (doc. 62 y 72).

[48] Por Bula de 28 de noviembre de 1524. ADM 26-64.

sábado, 12 de abril de 2025

La Cofradía e Imagen de Jesús Nazareno de Alcalá de los Gazules. Nuevas aportaciones documentales.




Extracto de la conferencia pronunciada el 11 de abril de 2025 en la Iglesia de la Victoria



Ismael Almagro Montes de Oca



    La Cofradía de Jesús Nazareno de Alcalá de los Gazules sufrió los azares de la invasión napoleónica, al instalarse las tropas francesas en la iglesia del Convento de Nuestra Señora de Consolación de los padres mínimos de San Francisco de Paula y destruir toda la documentación de la misma, motivo por el cual, en el archivo de esta corporación no exista nada anterior a 1815.

    Si bien se ha podido constatar la existencia de la Cofradía prácticamente en todas las décadas entre 1616 y 1815, gracias a referencias indirectas localizadas en multitud de testamentos en que los fieles le destinaban sus limosnas o encargaban misas ante el Nazareno, hasta hoy existía una gran laguna en la historia de esta Hermandad, pues sólo se conocía la adquisición por parte de la Cofradía de la antigua capilla de Santa Ana en el primitivo Convento extramuros en octubre de 1616, para que pudieran colocar sus Imágenes y enterrar a los hermanos difuntos, y el posterior traslado junto con toda la comunidad de frailes hasta el nuevo Convento en la Plaza de la Cruz en la tarde del 22 de agosto de 1682.

    Una exhaustiva labor investigadora que he llevado a cabo en los fondos de los protocolos notariales de Alcalá que se conservan en el Archivo Histórico Provincial de Cádiz, ha dado sus frutos y nos ha permitido rellenar parte de ese vacío.

    Si bien el año pasado ya di cuenta de la existencia de una talla de Jesús Nazareno en el Convento de Ntra. Sra. de Consolación ya en 1613, documentada en dos testamentos fechados, uno en octubre y otro en abril, hasta hoy nada se ha encontrado relativo a la existencia de la Cofradía con anterioridad a la fecha mencionada de octubre de 1616.

    Sin embargo, nos toca reescribir la Historia de la Cofradía, porque recentísimamente he localizado otro testamento en el que se recoge lo siguiente:

    «yten mdo a la cofradia de jesus nazareno qsta fundada en el dho convto de nra sª de consolocion desta viª quatro rs en limosna pª ayuda a sus gastoss»[1]


    Se trata del testamento de Bartolomé Sánchez, de nacionalidad portuguesa, que se mandó enterrar en la Iglesia del Convento y está fechado el 13 de mayo de 1611. Esto significa que la Cofradía es, al menos, cinco años y medio más antigua de lo que se creía. Además, que se especifique que está “fundada” me hace pensar que su fundación no puede ser muy anterior.

    Por otro lado, en fecha indeterminada, aunque cercana a 1679, la Cofradía se traslada dentro del Convento de la Consolación a una nueva capilla, según se deduce del testamento de Lázaro Martin, quien en noviembre de dicho año ordenó que su «cuerpo sea sepultado en el Convento de nuestra señora de consolasion desta villa en sepultura que esta frente de la capilla nueva de jesus nasareno se pague la limosna de mis bienes».[2] Evidentemente, no hace referencia a la que fue capilla de Santa Ana, ya que no era nueva, sino que llevaría 63 años en posesión de la Cofradía.

    Tras abandonar frailes y Cofradía este Convento en 1682, apenas se desarrollaban cultos en su Iglesia, siendo  elegida esporádicamente por algunos vecinos como lugar de enterramiento. Nos consta que 1684 la capilla del Nazareno aún formaba parte del templo, pues allí ordenó enterrarse en enero de dicho año Juan Carrasco.[3] Sin embargo, en fecha no muy posterior, la capilla debió ser desacralizada y convertida en vivienda, puesto que el 20 de diciembre de 1689, es vendida por la Cofradía a cambio de un tributo anual:

    «Don Diego ximenez de Surita vzº de esta vª y gonsalo de guisa como hermano maior y maiordomo de la cofradia de Jesus nasareno sita esta en el conbento de nuestra señora de la victoria y Dixeron que dha cofradia tiene unas casas que fueron la capilla de jesus nasareno y un solar que le corresponde que todo linda con la yglesia de señor san Antonio y la plaza y el Convento que fue de nuestra señora de la vitoria y por parte de Fernando Peres calancha vzº de esta vª se les a pedido se las de a censo y tributo y los otorgantes lo an tenido por bien y poniendo en efeto otorgan por (¿?) que dan a censo y tributo la dha casa y solar con todo lo qual (¿?) a el dho Fernando Peres calancha para el y sus herederos y sucesores y por presio de ocho ducados de censo y tributo redimidero que en cada un año…»[2]

    Finalmente, la heredera de Pérez Calancha, vendería en 1725 la casa que fue antigua capilla del Nazareno a la Cofradía de San Antonio Abad por 20 ducados, más el cargo de 26 reales y medio que debía pagarse anualmente a la del Nazareno.[5]

    Como hemos dicho anteriormente, la Cofradía mudó su sede con los frailes y con el traslado, las relaciones entre ambas instituciones sufrieron importantes cambios, hasta el punto de que, a los pocos años de residir en el nuevo Convento, los hermanos de la corporación nazarena plantearon la necesidad de plasmar sobre papeles un convenio con los mínimos en que se recogieran los derechos y obligaciones que ambas partes contraían, documento que firmarán religiosos y el mayordomo de la Cofradía, Gonzalo de Buiza, ante notario el 20 de septiembre de 1690:

    «por quanto el dho Convento esta convenido y consertado con la dha cofradia en que el uno se aia de asistir en las funciones que entre si les ofrece para cuio efeto y seguridad han conbenido y consertado en lo que en esta scriptura será mencionado y para que en todo tienpo tenga firmeza sean de ciertos y savedores de su derecho y del que les pertenece en este caso de su libre voluntad y como mejor aia lugar en derecho otorgan por esta scriptura que se an de guardar las condiciones siguientes…»[6]

    Entre las cláusulas, se recogen los sermones y misas que celebraba la Cofradía y a las que estaban obligados a asistir los frailes:

    «Primeramente es condision que el conbento a de ser obligado a predicar y dar predicador que predique a la dha cofradia los quatro sermones de quaresma y otro el día de la santa cruz y por ello le a de dar de limosna la dha cofradia sien Reales de vellon =

    y ten es condision que el día que la dha cofradia hase las honras de los hermanos difuntos el dho Convento a de ser obligado a darle un relixioso que Predique el sermon y la cofradia le a de dar limosna a el Convento veinte y quatro reales.

    y ten es condision que el dho Convento a de ser obligado a desir una misa cantada todos los primeros domingos de cada mes por los hermanos difuntos de la cofradia y otra el día de señor san Juº Ebangelista y por cada una a de dar de limosna la cofradia seis Reales»

    Conviene aquí recordar que la Cofradía del Nazareno poseyó una talla de San Juan evangelista hasta 1912, y el hecho de que en 1690 celebrasen su onomástica, parece indicar que ya debía existir dicha talla.

    Continuando con la escritura de concordia, en otra de las cláusulas se relacionan las procesiones que celebraba la Cofradía, algunas de las cuales eran desconocidas hasta ahora, destacando que no procesionaba el Jueves Santo sino el Viernes por la mañana, al menos en esa época:

    «y ten es condision que la comunida de dho Convento tiene de asistir a las prosesiones que la cofradia hase el domingo quinto de quaresma por la tarde, Biernes Santo por la mañana y el Dia que se hase la fiesta de la santa Crus y la misa cantada en dho día con mas (la) misa de dhas honras y la cofradia a de dar de limosna quarenta Reales a dho Convento para lo qual a de volver la cera a dha cofradia con que la guarde como suia»

    Le sigue otra cláusula cuyo contenido es muy interesante:

«y ten es condision que cada y quando que dho Convento labre yglesia le a de dar capilla a dha cofradia»

   Es importante por dos motivos: en primer lugar, porque indirectamente no está indicando que la Iglesia del Convento aún no había empezado a levantarse y en segundo, porque deja entrever que las divergencias entre frailes y cofrades posiblemente estuviesen motivadas porque éstos, al mudarse, se quedaron sin el privilegio de tener capilla propia, como tuvieron en el antiguo Convento.

    Las dos siguientes cláusulas hacen referencia a la asistencia a funerales y al pago de estipendios:

    «y ten es condision que la dha cofradia tiene de asistir a las Prosesiones del Convento con el guion y quatro hachas y lo mismo en muriendo cualquier relixioso y día de nuestro Padre el Prelado de dho Convento a de dar el guion a la Persona que fuere su voluntad.

    y ten es condision que el dho Convento a de ser obligado a decir por cada hermano que muriere de la cofradia una misa cantada y tres resadas por la limosna de diez Reales con calida que la cofradia a de pagar siete y el hermano tres que a de cobrar el Convento.»

    Existe un último punto, que es quizás el más importante, por el statu quo que se establecía entre ambas partes:

    «y ten es condision que si en algun tienpo por algun asidente la dha cofradia saliere de dho Convento sin ocasión que para ello se de a de perder el derecho que tiene a la imagen de Jesus nasareno y las alaxas pertenesientes a dha imagen y si el Convento la echara fuera del le a de suceder lo mismo que a de perder el derecho que tiene por quanto no se halla razón si la imagen es del Convento o de la cofradia»

    Ni cofradía ni frailes conocían quién había costeado la talla del Nazareno, debido a la antigüedad que poseía (tres cuartos de siglo) y solo en caso de que los mínimos echasen a los cofrades del convento, éstos podrían llevarse la Imagen.

    En esta escritura de concordia, no se recoge nada acerca de la cesión por parte de los mínimos de alguna dependencia del convento a la Cofradía para guardar sus enseres y alhajas. Sin embargo, nos consta que contó con un cuarto, que debió labrarse con posterioridad a 1690, según se recoge en el testamento del que fue mayordomo de la Cofradía, Gonzalo de Buiza, fechado en 1708:

    «Declaro que yo fui mayordomo de la cofradia de Jesus Nazareno sita en el convto de sr s n franco de Paula desta villa y quando mudaron el Convento a donde oy esta para poder contener las alhajas de dha cofradia de los bienes de dha cofradia labre un quarto que costo dosztos Rs y es donde oy esta la campana y el portal entonces era a causa de tener dha campana en otro y de uso estaba incommoda me pidieron que por amor a Dios les diera dho quarto que me darían otro tan bueno para las alhajas de dha cofradia lo qual nunca hizieron declarolo assi por descargo de mi conciencia»[7]



    Los frailes pidieron la permuta del cuarto a la Cofradía para poner la campana, y a la fecha del testamento, los mínimos no habían cumplido. Si los frailes mudaron la campana sobre el cuarto del Nazareno, entonces, la primitiva Casa-Hermandad del Nazareno estuvo en lo que, para los de la generación presente fue el Bar de Corrales (hoy Taberna el Garito).

    Los cofrades, al ver que los frailes no les labraban la capilla prometida y que se habían quedado con el cuarto de la cofradía, tomaron la decisión de mudarse a otra Iglesia:

    «intentamos alcanzar licencia del Iltmo sor obispo de la ciudad de Cadiz a quien somos sugetos para que en vista de nra represntazon mandase se depositasen las imágenes de dha cofradia en la Yglesia Parroquial interin que se concluia la obra de dho Convento otorgando scriptura de executarlo assi y que en las funciones y prozesiones asistiese la comunidad que les pagaríamos la limosna que siempre se ha estilado como si estubiese en dho Convento»

  Ante esta amenaza, los frailes reculan por temor a perder tan fuerte foco devocional como era la talla de Jesús Nazareno y el 4 de abril de 1713 firman una nuevo convenio con la Cofradía, documento que lleva las firmas de  Cristóbal de Aranda y Moya, Hermano mayor, Carlos del Fierro, consiliario de la Cofradía, Francisco de Casas Moreno, Tomás Martel y Alonso Rodríguez, diputados y en el que se recoge lo siguiente:

«dezimos que por quanto desde el año pasado de mill setezientos y nuebe que esta a nro cargo la dha cofradia hasta oy hemos costeado con algunas limosnas y la mayor parte con nros caudales diferentes alhajas para el maior culto de dha cofradia como son cruz nueva embutida a nro Padre Jesus dorado su urna hechura de la sancta Veronica un Guion de tafetán morado renovar la Ymagen de nra Señora de las Angustias con toda perfeccon hazerle tocas y diadema de plata dos zientas estrellas de lo mismo para que las que su Magd tenia en el manto se pongan en la camilla y palio una tunica morada de medio tizu de oro y plata, hechura de nro Padre Jesus nueva en toda perfección, un paso de las Cruzes de Jerusalem embutidas, Y la Urna de colores, túnicas de lienzo teñido zera blanca de tres luzes y otras menudencias prezisas…»[8]



    Este documento es una joya documental para la Cofradía. En él se detalla la hechura de la talla de La Santa Verónica entre 1709 y 1713 (posiblemente no existiera con anterioridad) y nos descubre la advocación de la primitiva Titular de la Cofradía: Virgen de las Angustias.  Conviene recordar que en la documentación más antigua que se conserva en el Archivo de la Cofradía, datada en 1815, la Virgen es titulada como del Desconsuelo. A este respecto, he de añadir que he localizado un contrato de venta de una sepultura en el Convento de la Consolación, fechado en 1617, debajo del altar de la Virgen de la Salud, pero sin poder confirmar que guarde relación con la Cofradía.[9] Igualmente, señalar que al hablarse de renovar la talla de la Virgen, puede pensarse que se trató de una restauración, pero en realidad fue la sustitución de una Imagen por otra completamente nueva, como veremos más adelante. De cualquier forma, este dato certifica que la Cofradía poseía una Virgen con anterioridad a 1713.

    Pero, sin duda, lo más importante, es que, al mencionarse que la hechura del Nazareno es “nueva de toda perfección” está remarcando que se trata de una talla nueva, no restaurada, apreciación que nos permite acotar la fecha de ejecución de la actual Imagen de Jesús Nazareno: entre 1709 y 1713. Lástima que no se recoja quién fue el autor de la talla.

    La Imagen del Nazareno alcalaíno es obra no documentada, pues no se ha localizado aún su contrato de hechura, pero de atribución segura uno de los grandes imagineros del barroco, José Montes de Oca, por sus rasgos morfológicos y las muchas similitudes que presenta con obras sí documentadas. Tradicionalmente se data la hechura de la talla en torno a 1730, fecha en que el imaginero realiza diversos trabajos para Cádiz. Los estudiosos de la obra de Montes de Oca creen que el artista montó taller propio en 1710 y su obra documentada más antigua es la Virgen de los Dolores que se conserva en la Puebla de Cazalla (Sevilla) fechada en 1717. Por tanto, el Nazareno de Alcalá puede ser una de sus primeras obras, si no, la primera.



    Quién sabe si también la Virgen fue obra de Montes de Oca. De cualquier forma, no es la actual Virgen de los Dolores, cuyos rasgos la encuadran en el siglo XIX.

    No es descartable que todas estas nuevas adquisiciones detalladas, incluida la hechura de nuevas Imágenes, respondiesen a un proyecto o plan para celebrar el primer centenario de la Cofradía.

   Esto explica, además, por qué los mínimos reculan y aceptan las nuevas condiciones que exigía la Cofradía, ya que, si en 1690 abandonaba el Convento, no podían llevarse la talla del Nazareno, pero ahora, la Imagen había sido costeada la corporación nazarena y era de su propiedad, y por tanto, podían llevársela.

    En el documento se explican los motivos que argumentaban los cofrades para querer abandonar el Convento:

«… sin que para estos costos baste ni puedan bastar las limosnas por que lo mas se ha hecho a expensas nuestras cada uno aun mas de su posible como es notorio y considerando que por lo maltratado de la capilla y no tener quarto competente en donde entrar los dhos ornamtos se pierden como se ha experimentado en la Urna de nro Padre y dhas alhajas de dha cofradia y que será lastimoso el que por falta de reparo se malogren y maltraten las hechuras y demás alhajas que tanto dinero y desvelo nos ha costado y tenerlas repartidas en nras casas cosa lastimosa e indezente en el culto y venerazion con que deben mirarse para maior honrra y gloria de Dios nro Sor y perseveranzia en los misterios de su sagrada passion…»

    Como hemos mencionado, finalmente los frailes aceptaron las condiciones de la Cofradía y los hermanos deciden quedarse:

    «…aviendose interpuesto diferentes personas de autoridad y suposizion hemos desistido y desistimos de la referida pretensión con tal que la comunidad de dho convto por si y en nombre de los demás religiosos que oy son y adelante lo fueren sean obligados a guardar y cumplir las condiciones siguientes_

    Primeramte atendiendo al bien de nras almas memoria en lo venidero y muchos gastos que hemos hecho estamos haziendo y con el favor divino esperamos continuar en honrra y gloria de nro Padre Jesus nos obligamos y a la dha cofradia sus bienes y rentas avidos y por aver a que para siempre xamas se diga una misa cantada con acólitos y ziriales por este dho Convento u otro donde se remueva en el altar de nro Padre Jesus con su aniversario en el día Viernes de los siete dolores de nra Señora por nuestras almas en memoria de las hechuras de nro Padre Jesus y la Virgen por averlo hecho a nra costa y de aquellas personas que nos ubieren aiudado a tan sancta obra y mandamos en nro tiempo y a los que nos suzedieren les encargamos la conciencia para que lo continúen pagando de limosna a dho Convento veinte reales de von en cada un año y para que esta memoria permanezca como es nra voluntad damos poder al dho convto para que apremie al maiordomo que es o fuere de dha cofradia la cumpla porque en caso de falencia no dendra subsistencia ni validazion las demás condiciones que iran expresadas______»

   Queda claro aquí que ambas Imágenes, la del Cristo y la de la Virgen, son de nueva factura y que no se trata de simples restauraciones.

    En la segunda cláusula, se hace hincapié en la posesión que tiene la Cofradía sobres las Imágenes y enseres, despejándose así las dudas existentes antes de la redacción de este convenio:

    «Ytt. con condizion que cada y quando que la Cofradia justificare serle de perjuicio a las sanctas Ymagenes de ella por rruina humedad u otro caso pensado o no pensado que acaeziere si no se remediare por el dho Convento siendo requeridos los Religiosos del aya de ser la dha cofradia y sus hermanos árbitros para sacarla y depositarla en la Parroquial o en otra cualquier Yglesia, Convento, o hermita que le pareziere sin que la comunidad de dho Convento pueda en ello decir arbitrio alguno por ser como son las Ymagenes y demás ornamentos Ynsignias y Vestuarios proprias de dha cofradia____»

    Sin duda, queda clarísimo que la Cofradía tiene potestad para disponer de sus Imágenes y llevárselas en caso de traslado a otra Iglesia o Convento.

    Siguiendo con las condiciones establecidas en esta escritura, en otra de ellas se anota un dato bastante interesante, pues se detalla la ubicación original que ocupó la Cofradía en la iglesia de la victoria tras el traslado desde el viejo Convento:

    «Ytt. con condizion que por ahora y en el interin que se fenece la obra de dho Convento ha de ser obligada la comunidad que es o fuere de el en el discurso de dos meses contados desde oy día de la fha a reedificar la capilla de lo que nezesita que es suelo cielo encañonado y el testero y condenar de manpuesto la puerta que de dha capilla corresponde al patio de dha Yglesia por el perjuicio que se ha experimentado y esta amenazando y por el consiguiente ha de ser de nro cargo el cuidado aseo y culto de dha capilla y poner en el arco de ella rexa de palo, o hierro quedando del cargo de la cofradia la llave para ponerla en poder de la persona o Religioso que le pareziere»

    Sólo existe una capilla desde la cual se podría acceder al patio de la Iglesia: la actual capilla de San José, que fue la ubicación original donde se asentó la Cofradía, la cual, en 1713, estaba aún sin terminar, pues, como se indica, carecía de solería y techumbre.


    En cuanto a misas, sí hubo consenso en respetar las condiciones pactadas en 1690:

    «Ytt. con condizion que la cofradia ha de satisfacer y se obliga a pagar al dho Convento la limosnas y demás propinas que hasta ahora ha pagado por las misas prozesiones y demás asistienzias de la comunidad sin que en esto aya innovación alguna___»

    En otro de las cláusulas, se incide en que los frailes cumpliesen su promesa de dar otra dependencia a la Cofradía y que, a la fecha de la escritura, aún no habían cumplido:

    «Ytt. con condizion que el dho Convento y Religiosos que de presente son y adelante lo fueren han de ser obligados a dar a la referida cofradia una zelda dezente en donde se recojan las Ymagenes y demás ornamentos de dha cofradia en interin que se finaliza la dha obra de la capilla y después le ha de quedar para la custodia y recogimiento de la zera Urnas y demás ornamtos teniendo siempre la llave de dha zelda o quarto el maiordomo que es o fuere de la dha cofradia___»

    La cláusula sexta nos da indicios de cómo era la celebración del día grande de la Cofradía, pues nos habla de una celebración, que suponemos se celebraba tras la procesión:

    «Ytt. con condizion que la noche del Juebes Sancto de cada año la cofradia ha de poner sus asientos en dho Convento para sí y para las cofradías que concurren al combite sin que en esto los religiosos que oy son y adelante lo fueren puedan dar tener acción a estorbarlo por ser la noche de la maior función que tiene la cofradia____»

    Siguiendo desgranando esta escritura, la siguiente cláusula es muy interesante, por cuanto que nos indica, por una parte, que la obra de la Iglesia de la Victoria aún no estaba acabada y, por otra, el motivo por el cual la Cofradía del Nazareno ocupa hoy un lugar tan privilegiado dentro del templo, como es la capilla del Sagrario:

    «Ytt. con condizion que cada que este fenezida la obra de dho Convento ayan de ser obligados los Religiosos del que oy son y adelante lo fueren a darle a la dha cofradia capilla para sus Ymagenes en la derecha colateral de dha Yglesia quedando del cargo de la cofradia dar solamente el costo de los retablos de sus Ymagenes rexas o varandas que para su maior adorno quisieren hazer la dha cofradia porque todo esto ha de ser de su cargo no siendo del de dho Convento mas que darle la capilla en el sitio que va expresado___»

    Nos consta que en 1733 ya ocupaba la capilla del Sagrario.[10]

   La escritura finaliza con la aceptación por parte de los mínimos de las condiciones planteadas por la Cofradía y el reconocimiento de los motivos que les llevan a ello:

«atendiendo a la quietud unión y confraternidad que debemos observar por lo antiguo que es la dha cofradia en nro Convento y a los grandes esfuerzos con que la adelantan los dhos hermanos y evitar el escandalo por donde se puede esperar el descaecimiento de los ánimos, bien informados de nro dro y de lo que en este caso nos conviene hacer aviendo oído y entendido las condiciones desta scriptura que refieren los hermanos maiores Maiordomos y hermanos de la Ylustre Cofradia de nro Padre Jesus Nazareno otorgamos por nos y en nombre de los demás Religiosos que oy son y adelante lo fueren deste dho Convento que azeptamos esta scriptura en todo y por todo como en ella se contiene y nos obligamos a guardar y cumplir y a este dho Convento todas las condiciones que van expresadas sin faltar en cosa alguna porque por todas y qualquiera de ellas a que se falte han de ser árbitros los dhos hermanos de la dha cofradia a sacarla deste dho Convento y ponerla en el que fuere su voluntad sobre que no hacemos defensa ni reclamazion alguna y si la hizieremos queremos que no nos valga y ser desechados de juizio como injustos litigantes y confesando como confesamos la propiedad y señorío que tiene la dha cofradia a dhas Ymagenes y en la manera que dho es todos los otorgantes nos obligamos cada uno por lo que assi toca a guardar y cumplir con lo que va obligado a cuya firmeza y seguridad obligamos los bienes y rentas deste dho Convento avidos y por aver, y damos poder cumplido a los jueces y justizias de su Magestad que a cada uno nos sean competentes para que a ello nos apremien como por sentencia pasada en cosa Juzgada consentida y no apelada renunziamos las leyes fueros y dros de nra defensa y favor y la que prohíbe la gral renunziazion de ellas y así lo otorgamos en la Villa de Alcala de los Gazules en quatro días del mes de Abril de mill setezientos y treze años Y los otorgantes que yo el ssno doy fee conozco lo firmaron los que supieron y por los que no un testigo que lo fueron Dn Alonso de truxillo y Naba Don Domingo Muñoz de la Vega Presbiteros Benefiziados de las Yglesias desta villa y Dn Sebastian Antonio de Uranda todos vezinos de ella______»

    Pero no son todas las sorpresas que nos deparó el hallazgo de este documento, pues al final del mismo, se anotó, en fecha indeterminada, una nota marginal que recoge nuevas adquisiciones:

«Después de la fha desta scripra se hizieron y compraron para la dha cofradia siendo hermanos della el numero de scrivos desta vª las alaxas siguientes = el cordon dorado de nro Pe Jesus, Potenzias de plata = Diadema de Plata, vestido de raso liso carmesi y verde de sotana y manteo y urna al San Juan, Alva de Bretaña guarnesida de encaxe para nro Pe, vestido de tafetán doble a la sta Veronica = ocho faroles que costaron doze pesos = frontal, quatro candeleros torneados, manteles guarnesidos de encaxes para el altar de nro Pe, nichos de madera pintados y velos de tafetán morado para las Ymaxenes = Lo qual Para que en todo tiempo conste se anota =

(rubricado: Carlos del Fierro)»

    Como dato curioso, anótese aquí el haber dejado constancia de que los todos los escribanos eran hermanos de la Cofradía, e, igualmente, que se confirma la existencia de la talla de San Juan evangelista.

    En este periodo frenético de adquisiciones, que, como dije, deben guardar relación con la celebración del primer centenario de la Cofradía (debió fundarse en torno a 1610-1611) los gastos se dispararon y nos consta aportaciones económicas cuantiosas de algunos fieles. Nos consta que, en 1719, Francisco Romero Catalán destina una limosna de 50 ducados a la Cofradía. Unos años antes, Constanza María del Peral, dejaba 25 pesos para hacer un retablo al Nazareno.[11]

    En otro orden de cosas, el próximo martes santo, 15 de abril, se cumplirán 25 años de la inauguración de la Casa-hermandad de la Cofradía del Nazareno, que se construyó sobre un solar que fue caballeriza del extinto Convento. Pero dicho terreno no pasó a formar parte del mismo hasta pasado medio siglo desde la mudanza desde extramuros. El 26 de febrero de 1731, el corrector de los mínimos, Fr. Francisco Caballero, pidió al ayuntamiento «un rincón y sitio que esta a las espaldas de la capilla Maior devaxo de los caños de dha capilla y cerca de dho combento que lo necesita para un quarto que servirá de abrigo a dha capilla y cerca que será de quatro varas de ancho y ocho de largo poco mas en que resevira mrd».[12] Finalmente, el solar pasó a menos del Convento el 2 de agosto de 1731.[13]

    En definitiva, resumiendo todo lo expuesto, y como puntos más importantes, la Cofradía se fundó con anterioridad a lo que hasta ahora se creía, puesto sabemos de su existencia en mayo de 1611 y su Titular, la Imagen de Jesús Nazareno, fue realizada entre 1709 y 1713, lo que significa que nos encontremos ante una de las primeras obras salidas de la gubia del taller de José Montes de Oca.



NOTAS

[1] ARCHIVO HISTORICO PROVINCIAL DE CADIZ. PN Alcalá de los Gazules, 358. Testamento otorgado el 13 de mayo de 1611 ante Alonso Romero de Coronado. Folio 343.

[2] AHPCA. PN Alcalá de los Gazules, 172. Testamento otorgado el 1 de noviembre de 1679 ante Alonso de Espino Barba. Folio 108.

[3] AHPCA. PN Alcalá de los Gazules, 101. Testamento otorgado ante Francisco Rodríguez Montalbán el 31 de enero de 1684. Folio 5

[4] AHPCA. PN Alcalá de los Gazules. Juan Barreto de Molina, 240. Escritura de venta de la antigua capilla de la Cofradía del Nazareno otorgada el 20 de diciembre de 1689. Folios 237 y 238. Hay que reseñar que el documento se encuentra inconcluso.

[5] AHPCA. PN Alcalá de los Gazules. 1725 01 18 - PN FCO. BTA. ORTEGA, 292. Escritura de venta de casa Beatriz de Illescas a favor de la hermandad de San Antonio Abad, de 18 de enero de 1725. Folio 6. Nos consta que en 1731 se seguía pagando el tributo a la Cofradía del Nazareno.

[6] AHPCA. PN Alcalá de los Gazules, 240. El convento de Nuestra Señora de consolación concordia con la cofradía de Jesús Nazareno, ante Juan Barreto de Molina. Folios 282 a 283 vto.

[7] AHPCA. PN Alcalá de los Gazules. Francisco Bautista de Ortega,152. Testamento de Gonzalo de Guisa, otorgado el 27 de noviembre de 1708. Folios 198 y vto.

[8] AHPCA. PN Alcalá de los Gazules. Carlos del Fierro, 30. Escritura de convenio entre el convento de la Victoria y la Ilustre cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno fechada el 4 de abril de 1713. Folios 534 a 539 vto.

[9] AHPCA. PN Alcalá de los Gazules. Alonso Romero Coronado, 323. Escritura de venta de sepultura a Martín García fechada el 8 de agosto de 1617. Folios 359 a 361.

[10] AHPCA. PN Alcalá de los Gazules. Fco. Marchante, 70. Escritura de transacción y concordia de 21 de junio de 1733. Folios 71 a 78 vto.

[11] AHPCA. PN Alcalá de los Gazules. Carlos del Fierro, 30. Testamento de Constanza María del Peral, otorgado el 29 de agosto de 1714. Folio 647.

[12] ARCHIVO MUNICIPAL ALCALA DE LOS GAZULES. Actas sesiones Ayto. pleno. Legajo 17. Cabildo del 26 de febrero de 1731. Folio 37 y vto.

[13] AMAG. Actas sesiones Ayto. pleno. Legajo 17. Cabildo del 2 de agosto de 1731. Folio 62 vto. y 63.