Gabriel e Ismael Almagro Montes de Oca
INTRODUCCIÓN
ALCALÁ DE LOS GAZULES, DE VILLA DE FRONTERA A LUGAR DE SEÑORÍO
Constituye una realidad innegable que el devenir de los pueblos, en gran medida, ha venido determinado por su proximidad o lejanía respecto de las vías de comunicación, de modo que la cercanía de una población a una vía importante no sólo facilitaba su actividad comercial y consiguientemente su agricultura e industria, sino que se traducía, también, en la llegada de nuevas ideas para la mejora en las condiciones de vida de sus habitantes, en su crecimiento poblacional así como en su progreso social y económico.
Esto explica por ejemplo que, en nuestra zona, desde los primeros momentos de la historia, el trazado de las veredas o caminos primero y el de las calzadas romanas después, determinase la continuidad o el florecimiento de algunas poblaciones en detrimento de terceras e incluso el nacimiento de otras nuevas ubicadas al pie de dichas vías.
Sin ir más lejos la preponderancia y pervivencia de la actual Alcalá de los Gazules, como núcleo principal de otras tantas pequeñas aldeas existentes en su término, vino condicionado por el hecho de que a sus pies pasase una de las principales vías de comunicación en época romana, la Corduba-Carteia.
Un camino, que, dicho sea de paso, es el mismo que se ha venido usando desde el Paleolítico Inferior hasta finales de la Edad Moderna, como la principal vía de penetración en Europa de cuantos colonizadores o viajeros llegaban desde África o del Próximo Oriente, siendo así como las últimas investigaciones apuntan también a que el cristianismo pudo llegar a nuestro suelo, a través del estrecho y por esa vía.
Con todo se acepta, aunque con reservas, que la introducción y difusión del cristianismo en nuestro territorio es obra de San Hiscio,[1] fundador de la sede de Carteia, en el Campo de Gibraltar, que constituiría la primera diócesis de la que formaría parte Alcalá. Una Comunidad cristiana que, a principios del siglo IV, constituía una de las 37 existentes en la Bética.[2]
Sea como fuere, centrándonos en lo estrictamente local, aun cuando nos consta que nos integrábamos en el Obispado Asidonense, desde mucho antes.[3] Con datos documentados, solo podemos afirmar que el cristianismo comienza en nuestro suelo bajo el episcopado de Pimenio[4] quién se erigió en promotor de varias Iglesias,[5] la principal de ellas la que denominamos de los Santos nuevos, bendecida en el año 662, de la que conservamos en la Parroquia tanto su ara como diferentes reliquias.
Tras la conquista de la península ibérica por parte del Islam a partir del 711 y si bien nos consta la presencia de reductos de población cristiana, tampoco podemos obviar que, a partir del siglo IX, cuando las relaciones entre ambas comunidades se deterioraron, la práctica terminaría por desplazar a los cristianos a los lugares más abruptos del territorio, siendo en ese contexto cuando, entre los siglos IX y X, se erige la basílica mozárabe, de doble ábside y con un buen número de sepulturas, del Jautor.
A expensas que nuevas investigaciones aporten datos al respecto, desde este momento hasta lo que suele denominarse reconquista,[6] se nos pierden los datos sobre la presencia cristiana en Alcalá y si bien es cierto que la población fue recuperada, inicialmente, por Fernando III el Santo en 1248, debió tratarse de una ocupación con exigua población militar, tras un pacto pacífico con los musulmanes, quienes conservarían una amplia autonomía, situación que explicaría que, en 1264, en la revuelta general de los mudéjares,[7] ésta triunfase plenamente y propiciase que los musulmanes pasasen a cuchillo a las guarniciones castellanas,[8] obligando a su vez que, en el mismo año, Alfonso X el Sabio se viese determinado a poner fin a dicha rebelión, esta vez por la vía de las armas.
Llegados a este punto, parece oportuno detenernos en el momento en que se produce dicha reconquista toda vez que, tradicionalmente, se ha afirmado que tuvo lugar el 23 de Abril de 1264 y así lo recogen muchos autores[9] para tratar de explicar el patronazgo de San Jorge sobre la población, aun cuando ello es materialmente imposible toda vez que la revuelta mudéjar que dio lugar a que Alcalá volviese a poder de los musulmanes no se inició hasta mayo-junio siguiente[10] y es notorio que las acciones militares de las huestes de Alfonso X el Sabio en la zona Guadalete-Barbate no comenzarían hasta los primeros días de Agosto.
Marcos Fernández Gómez[11] sostiene que la toma de Alcalá tuvo lugar el 23 de octubre[12] si bien hasta la firma de la Paz con Muhammad I, al menos dos años más tarde, Alcalá no pasaría definitivamente a manos de la corona de Castilla.[13] Con todo, esto no supondría la pacificación total de la zona ya que nos consta que en 1271 un ejército de benimerines intentó ocupar de nuevo la zona en apoyo de Muhammad I. Situación que volvería a repetirse varias veces a lo largo de la década y que determinaría a Alfonso X a reforzar la zona más débil de esta frontera o “limes fidei”[14] concediendo, en diciembre de 1279, Alcalá y Medina a la Orden de Santa María de España o de la “Estrella”.[15]
Así las cosas, descartada la conquista de Alcalá el 23 de abril, la dedicación a San Jorge de una de las primitivas iglesias que, entonces, se erigen en la villa, hemos de ponerla en relación con la participación de tropas aragonesas,[16] de la orden de San Jorge de Alfama[17], entre las huestes de Alfonso X el Sabio.
Aún más, diferentes los autores defienden que, al menos hasta finales del siglo XIII, Alcalá, al igual que Medina y Vejer, no tuvieron otro carácter que el de presidios militares y destacamentos de frontera,[18] con una clara debilidad demográfica,[19] no siendo hasta los momentos previos a la conquista de Algeciras,[20] durante el reinado de Alfonso el Onceno,[21] cuando, en su preocupación por repoblar todo el territorio cercano al Estrecho, adoptó una serie de efectivas medidas tendentes a atraer población civil para repoblar la villa de Alcalá de los Gazules[22] entre las que destacaban tanto generosas franquicias fiscales como otras mercedes económicas[23] que se recogen en Privilegio rodado datado en Jerez el 22 de junio de 1342.
Con todo, según hemos expuesto, desde 1264 y hasta la conquista de Jimena por las huestes castellanas en 1431, casi dos siglos,[24] Alcalá constituyó territorio de frontera con el Reino de Granada,[25] en el que pese a los intentos de la Corona, los repobladores eran reacios a asentarse, aunque las cosas cambiarían a partir de 1441, momento en que Alcalá, en el impulso señorializador emprendido por Juan II de Castilla, deja de ser villa de realengo al ser cedida en señorío al Adelantado de Andalucía Per Afán II de Ribera, dándose inicio así a la vinculación de Alcalá con esta familia nobiliaria a la que habremos de referirnos, en las páginas que siguen, en unos casos como impulsores y en otros como colaboradores necesarios de los acontecimientos y acciones que marcan el devenir histórico de la refundición de las primitivas tres collaciones alcalaínas en la parroquial de San Jorge.
De otra parte, es notorio que, durante la época medieval, Alcalá de los Gazules no pasó de ser una pequeña villa de frontera que comenzaría a crecer, a mediados del siglo XV, a raíz tanto a la pérdida de su condición fronteriza como al ser entregada en Señorío a los Adelantados de Andalucía quienes, en su intento de obtener aprovechamientos de un término extenso con numerosas zonas boscosas y baldías, comenzaron su proceso repoblador, atrayendo población de diferentes puntos de sus estados como del resto del Reino de Sevilla.
Prueba de cuanto decimos lo constituye el hecho de que, en el momento de su integración en el Señorío, para recibir al Procurador del Señor, llamados por Pregonero, se celebró lo que se conocía como Concejo abierto o Asamblea de sus vecinos, junto con los regidores, «segund que lo han de vso e de costumbre, dentro en el corral de la yglesia de Santa Agueda, que es en la yglesia de San Jorje de la dicha villa, onde diz que se acostunbran ayuntar a concejo...».[26]
Ello nos lleva a pensar que la población, en aquel momento, no sería muy superior a los 350 vecinos, iniciándose a partir de entonces un aumento que propiciaría que, en 1514, poco antes de la refundación de las tres primitivas collaciones en la Parroquia de San Jorge, que ahora contextualizamos, ascendiesen ya,[27] sin contar a los simples moradores o albarranes,[28] a 476 vecinos siendo así como podemos hablar que en Alcalá residirían unas 2.100 personas, la mayor parte de ellas en el espacio intramuros y zonas aledañas, aunque muchas más lo harían a lo largo y ancho del término.
Se cree que, entre las primeras disposiciones adoptadas por las huestes reales alfonsíes, tanto para la repoblación como en aras a recuperar la condición de territorio cristiano que nuestro suelo había ostentado[29] con anterioridad a la llegada de los musulmanes en 711, decidieron establecer una mínima estructura eclesial con tres collaciones[30] una de ellas, intramuros, en el patio de armas o cómo sostienen la tradición y algunos historiadores, siguiendo la costumbre, ocupando el espacio de la primitiva mezquita de la torre musulmana, que, andando el tiempo se convertiría en la principal, al tiempo que las otras dos se erigirían, ex novo, en espacios habilitados para ello, al pie de los caminos que, conducían hasta la cima del cerro, por las laderas sur y norte.
Tres templos que se pondrían bajo las advocaciones de San Ildefonso, en honor al santo del que el Rey tomaba su nombre; San Vicente, como señal de gratitud al santo en cuya festividad se había conquistado la villa[31] y San Jorge, por los caballeros de la Orden aragonesa de San Jorge de Alfama que formaban parte de las huestes de Alfonso X y que, probablemente, integrasen la guarnición bajo cuya custodia quedó, inicialmente, el castillo.[32]
Respecto de la Iglesia de San Ildefonso, que se erigiría en la ladera sur de la Coracha, ocupando un espacio, no identificado aún, entre las calles Galán Caballero,[33] su confluencia con calle San Pedro y el callejón del Levante, consiguientemente extramuros de la villa, tenemos una información bastante fragmentaria y si bien desconocemos cuál era su disposición como espacio físico o que imágenes recibían culto en la misma, también es cierto que conocemos que en el siglo XVII albergaba una escuela, según consta en petición cursada al cabildo alcalaíno: «Q se suplique q de la yglia d san ylifonso donde esta la escuela de los moços por ser cosa q convie al bien de los fijos de los vos desta villa».[34]
Con todo, el edificio debía seguir prestando servicio religioso por cuanto que, en sesión del Cabildo alcalaíno de 5 de Agosto de 1577, se conoce petición de un trozo de la vía pública para construir una sacristía.[35] Igualmente conocemos que en 1627 presentaba problemas estructurales que impedían la celebración de cultos y ello motiva las quejas de los vecinos que, un año más tarde, piden al Señor y al Obispo arreglen dicha Iglesia, labores que se acometerían poco después, permitiendo mantener el culto, durante al menos, algo más de un siglo y aun cuando desconocemos la fecha en que dejó de celebrarse cultos en ella, lo que si conocemos es tanto que en 1787 el edificio se encontraba, todavía, en pie[36] como que en 1801 en Visita Pastoral del Obispo Huarte ya ni se le cita. Mucho nos tememos que la conclusión de los trabajos de construcción del Convento de la Victoria, a muy pocos metros de distancia, con Iglesia consagrada en marzo de 1726, en mejor emplazamiento para atender a los fieles de la “collación” mucho tuviera que ver con ello y no en vano, los Mínimos, conscientes de ello, decidieron ubicar a San Ildefonso en la hornacina principal de la calle de la derecha de su altar mayor.
Llegados a este punto creemos que es oportuno recordar que más de un siglo y cuarto después de la refundación de 1524, la idea de las tres collaciones no había desparecido ni del imaginario colectivo ni de la estructura organizativa de la iglesia local, como así consta en documentación vaticana.[37]
En lo tocante a la Iglesia de San Vicente, podemos afirmar que se ubicaba en la ladera norte del cerro de la Coracha, junto al camino que comunicaba con el Prado, en lo que hoy es el patio nuevo del Cementerio, ocupando un espacio sobre el que hay quien defiende que se erigía una primitiva iglesia de época visigótica. Rehabilitada como Iglesia tras la reconquista,[38] se mantendría abierta al culto hasta mediados del siglo XIX, si bien con un papel más secundario tras la refundición de 1524, llegándose incluso a cambiar su nombre por el de “Ermita de la Virgen del Buen Suceso”[39] y si bien se mantendría activa hasta 1749, a partir de dicha fecha comienza su declive dejándose tanto de hacer enterramientos allí como trasladándose a otras iglesias el culto y las actividades que allí se desarrollaban, cual es el caso de la enseñanza de la Doctrina que en 1790, a instancias del Visitador Huarte, se traslada a la Iglesia de San José, por ser más espaciosa y cómoda.[40]
Pascual Madoz la cita aún en 1845: «urbana, titulada de S. Vicente Mártir, muy antigua y que fue parroquia hasta el año 1524»[41] y seguramente conservaba algo de actividad, pues el 6 de septiembre de 1830 el obispo Domingo de Silos Moreno en visita pastoral ordena se «ponga una vidriera o lienzo en la ventana de la Iglesia de Sn Vicente pa impedir entren el agua y los pajaros por ella y componga parte del tejado qe. notamos necesita de algun reparo». Sin embargo, pocos años después, en la visita del Obispo Arbolí del año 1859, ya no se reseña nada sobre la misma.
Gracias a otra visita pastoral, en este caso del obispo D. Jaime Catalá y Albosa, el 22 de noviembre de 1880, sabemos la ubicación exacta la ermita: «Habiendo visitado el cementerio hemos observado que su ámbito es ya reducido para las necesidades de esta Poblacion y que no tiene capilla. Por lo cual i por estar inmediata al mismo la antiguisima de San Vicente que se halla poco menos que en ruinas, encargamos al Rdo. Arcipreste que poniéndose previamente de acuerdo con el Ayuntamiento, procure estimular la caridad de estos vecinos y el celo de la corporación Municipal, a fin de que se ensanche el Cementerio por el lado de la capilla de San Vicente abriendo todo lo que hoy constituye la puerta del cementerio por aquel lado, cerrando con un muro los terrenos que están alrededor de la capilla y redificando siquiera una parte de esta, para que pueda decirse misa en ella. Su situación repuesta para que, dando a la reedificación una forma sencilla y elegante, con poco dinero se embellezca el cementerio y adquiera mayores proporciones, todo lo cual redundará en beneficio del decoro de este lugar sagrado y será una prueba mas del buen gusto y cultura de esta Ciudad, asi como del respeto y veneración que a los Cristianos merece el lugar sagrado en que descansan los huesos de nuestros antepasados».[42]
Finalmente, en lo tocante a la primitiva collación de San Jorge cabe decir que, al regreso de la peregrinación que el primer marqués de Tarifa y Señor de Alcalá, Fadrique Enríquez de Ribera, había realizado a Tierra Santa entre 1518 y 1520[43] completamente imbuido de lo que entendía debía ser el papel de un noble en esa época, a caballo entre la edad media y el renacimiento, como protector de la iglesia e impulsor de las artes, si bien había conseguido en Roma una serie de bulas,[44] entre cuyas secuelas entendemos debemos incluir la de 20 de Enero de 1524,[45] que ahora conmemoramos,[46] lo cierto y verdad es que si bien ésta no la tenemos documentada no ocurre lo mismo con otras, coetáneas,[47] por las que se conceden al Marqués de Tarifa los privilegios para la concesión de los beneficios eclesiásticos[48] en la nueva y única Parroquia alcalaína.
NOTAS
[1] Hiscio, Isicio o Hesiquio, según la tradición, es uno de los siete Varones Apostólicos, ordenados Obispos en Roma por San Pedro y San Pablo, que llegaron a predicar hasta la Bética en el siglo I. Patrón de Tarifa desde hace siglos, continúo predicando hasta territorio de la actual provincia de Jaén donde el parecer fue martirizado se cree que se encuentra enterrado en Cazorla.
[2] Según los textos del Concilio de Elvira o Iliberris, la actual Granada, celebrado entre los años 295 y 314, en el que se cita que en la Bética existían hasta 37 Comunidades cristianas.
[3] Parece ser que, tras el fin de las persecuciones, la sede episcopal se trasladó desde la costa de la Bahía de Algeciras hacia el interior, hasta la actual Medina Sidonia, razón por la cual a la diócesis comenzó a denominársele de Asido o Asidonense.
Una diócesis de la que conocemos a buena parte de sus Obispos durante época visigoda, entre los siglos V y XII.
[4] Obispo, al menos entre los años 629 y 662, participó en el IV y VI Concilios de Toledo (años 633 y 638), siendo representado por el sacerdote Ubiliensio en el VII, celebrado en el 646.
[5] La primera de ellas la conocida como del “Cortijo de la Higuera” en el año 657.
[6] Alcalá se recupera para los territorios cristianos en lo que suele llamarse “cuarta etapa de la reconquista”, periodo que comprende desde mediados del siglo XIII a mediados del siglo XIV y que se caracteriza por la rápida ocupación de Castilla por el Rey Fernando III el Santo (1217-1252) mientras que en Valencia y Baleares hacía lo propio Jaime I de Aragón (1213-1276). En ese contexto Fernando III reconquista Alcalá en 1248.
[7] Apoyada desde Granada por Muhammad I. Una revuelta que tiene mucho que ver tanto con el belicismo exagerado del que da muestras Alfonso X, tras su elección como “Rey de Romanos” en 1257, como con la percepción entre los mudéjares andaluces y murcianos, que los pactos firmados con el rey castellano eran papel mojado.
[8] González Jiménez. M. Historia de Andalucía, II. La Andalucía dividida. (pp. 107 y ss.)
[9] Entre ellos merece la pena citar a Toscano de Puelles, F. en diferentes publicaciones o Antón Solé, P. y Orozco Aquaviva, A. (1976). Historia Medieval de Cádiz y su provincia a través de sus castillos. (p. 258).
[10] Conocemos carta firmada por el Rey, en Sevilla a 20 de junio de 1264, en que expresaba con dolor su pesar por la felonía de un “uassallo e amigo en que fiáuamos” al tiempo que confesaba que jamás imaginó que “el rey de Granada faríe tamanna falsedad e trayción contra nos”. Traición que, no obstante, sería corroborada por un enviado del rey granadino, iniciándose inmediatamente las tareas de exterminio de las huestes castellanas en los territorios musulmanes entregados.
[11] Cfr: Fernández Gómez, M. (1997). Alcalá de los Gazules en las Ordenanzas del Marqués de Tarifa, un estudio de legislación local en el Antiguo Régimen. (p.38)
[12] Op. Cit. En que se recoge que J. y J de las CUEVAS (1985) en Arcos de la Frontera. (p. 40 y notas 315 y 316), sitúan en ese día la conquista definitiva de Alcalá de los Gazules por Alfonso X, sólo tres días antes de la conquista de Arcos.
[13] Es conocido que la revuelta mudéjar se mantuvo hasta 1266-1267 y, según las fuentes, la paz entre Alfonso X el Sabio y el nazarí Muhammad I no se firmó hasta un momento indeterminado entre octubre de 1266 y septiembre de 1267, aunque la crónica de Alfonso X lo sitúa en 1265. Sea como fuere, por dicho tratado el rey castellano recibe de manos del musulmán más de cien ciudades y lugares entre los que se encuentra Alcalá de los Gazules.
[14] Circunstancia que nos concurriría durante casi dos siglos más si tenemos en cuenta que hasta 1434 no se toman las poblaciones vecinas de Jimena y Gibraltar.
[15] Cfr. Diplomatario, doc. núm. 451 (pp. 475-476).
Un hecho que, de otra parte, a nivel estrictamente local, entendemos, tendrá especial importancia tanto en la creación del Santuario como en el origen de la devoción a nuestra Patrona, pero eso lo dejaremos para posterior investigación.
[16] Conviene recordar que la presencia de “freyres” de esta orden aragonesa, entre las tropas de Alfonso X el Sabio, está documentada en numerosas operaciones de la reconquista en Andalucía, desde la batalla de las Navas de Tolosa. Sin ir más lejos en Sevilla en 1248, donde llegaron a erigir hasta cuartel propio cuyo recuerdo todavía perdura. Colaboración entre monarcas e explicable por el hecho de que Jaime I el conquistador, Rey de Aragón, era el suegro de Alfonso X el Sabio.
[17] Llegados a este punto es oportuno clarificar que, aun cuando en diferentes artículos y publicaciones de nuestra historia local hemos hablado de la participación de la “Orden de Montesa” en la reconquista de Alcalá, a la que incluso recordamos en nuestro callejero, en propiedad, deberíamos hacerlo a la Orden de San Jorge de Alfama, pues si bien ésta luego se fusionó con la de Montesa, a raíz de la creación de ésta en 1317, lo cierto es que, en el momento en que acontecieron los hechos de la conquista de Alcalá, todavía utilizaba la denominación de “San Jorge de Alfama” con que la erigió en 1201 por Pedro II de Aragón.
[18] Está documentado que, tras el fracaso de la Orden de Santiago en la batalla de Moclín en 1280, Alfonso X el Sabio, sacrificando su proyecto de la Orden de Santa María de España terminaría por fusionarla con aquella y, si bien hizo un primer intento de entregar Alcalá y Medina en Señorío, en 1285 terminaría por entregar ambas poblaciones junto con Vejer a la Orden de Santiago, si bien dicha pertenencia apenas duraría tres años.
[19] Hasta este momento, ante el temor de una invasión de los musulmanes, se primaría que los repobladores fuesen soldados y gente acostumbrada al combate.
[20] Conquista que se produce el 28 de marzo de 1344 y representará que el dominio castellano llegue hasta el mismo Estrecho de Gibraltar, si bien ello no supone impedir el acceso del Reino Nazarí de Granada hasta este, pues no podemos olvidar que la población de Gibraltar sigue en su poder y que la línea fronteriza con estos continua en dirección a Jimena.
[21] Alfonso XI, (1311-1350) bisnieto del Rey Sabio, del que tenemos documentada su presencia en Alcalá durante temporadas, dedicado a la caza, como queda bien probado en su “Libro de la Montería” y que incluso fue velado en nuestro municipio cuando, tras perder la vida en el cerco de Gibraltar, se trasladaba su cadáver hacía Córdoba donde se encuentra enterrado.
[22] En aquel momento y después de más de un siglo de ponerlo en práctica, en aquellos lugares que se pretendían repoblar, existía una especie de “derecho fronterizo” que se sustentaba en la concesión de privilegios y exenciones tributarias a los repobladores.
[23] Privilegios que consistían en no tener que pagar portazgo, almojarifazgo, roda, castillería, pasaje, peaje y barcaje.
[24] Toda vez que, si bien es cierto que Jimena se tomó en 1431, también lo es que veinte años después, en 1451, fue reconquistada por los nazaríes y no se tomaría, definitivamente, por las huestes castellanas hasta Julio de 1456.
[25] Una frontera que, como bien defiende Martín Bueno Lozano en su artículo sobre “La frontera entre la Alcalá cristiana y la Jimena mora”, publicado en Apuntes Históricos y de Nuestro Patrimonio, edición del Ayuntamiento de Alcalá de los Gazules, Cádiz, 1994. Discurría por los mismos lugares por los que actualmente y es que, no en vano, como bien se recoge en el privilegio, de 10 de Diciembre de 1279, por el que Alfonso X entregó para su defensa el castillo de Medina Sidonia y la villa y castillo de Alcalá de los Gazules a la Orden de Santa María de España, recogía una cláusula donde rezaba: «E otrosí damos la villa e el castillo de Alcalá... E esta donación la fazemos en tal manera que los términos de estos castillos sobredichos sean por aquellos logares que fueron en tiempos de los moros».
[26] Cfr. Fernández Gómez M. (1997). Alcalá de los Gazules en las Ordenanzas del Marqués de Tarifa. UCA, quien recoge la nota de ADM 1443, diciembre, 31 Alcalá de los Gazules. A.D.M., Alcalá 75-31.
[27] Según se desprende de una anotación en censo de 1534 en que se dice que los vecinos, en aquel año, eran 576 y que la población, gracias a la llegada de nuevos pobladores de otros lugares del Reino, había aumentado en 100 vecinos, un 17 % del total, en los últimos 20 años.
[28] Entendido, en la acepción que le da la RAE, como persona que no tenía casa, domicilio o vecindad en un municipio.
[29] Ya hemos expuesto en otro lugar de estas páginas que el primer dato documentado sobre la Iglesia en Alcalá data del año 657 en que, nos consta que el Obispo Pimenio, de la Diócesis de Asidonia, a la que pertenecíamos, bendijo la Ermita del Cortijo de la Higuera y se corrobora cinco años más tarde con la bendición de una nueva Ermita en el Cerro del Caracol a la que conocemos bajo el nombre de los “Santos Nuevos”.
[30] “Collación” del latín “collatio”, “acción de aportar o comparar”, aunque también puede traducirse como reunión. No obstante, en época medieval, solía utilizarse, igualmente, como sinónimo o equivalente a demarcación urbana que comprende y delimita, política, jurídica y fiscalmente a una parte del vecindario de un municipio. Circunstancia de la que derivará que en el Bajo Guadalquivir, desde entonces, se tienda a equiparar collación con Parroquia, aun cuando no son términos sinónimos.
[31] Si hacemos un análisis y seguimiento cronológico de las conquistas realizadas por Alfonso X en nuestro entorno, comprobaremos como Vejer se reconquista a finales de agosto, Medina el 22 de septiembre, Arcos el 29 de septiembre de modo que Alcalá de los Gazules debería serlo algunos días después, probablemente el 3 de Octubre, festividad de San Vicente, en los prolegómenos de la conquista de Jerez, que tuvo lugar el 9 de Octubre.
[32] Según hemos expuesto anteriormente, a raíz del encuentro, celebrado en Soria a finales de 1262, entre Alfonso X y su suegro, el rey aragonés Jaime I, tropas aragonesas se dispusieron a colaborar en las labores de conquista que el rey castellano desarrollaba en Andalucía, lo cual explica tanto que las huestes de la Orden de San Jorge de Alfama estuviesen presentes en la reconquista de todo el bajo Guadalquivir como que se le encomendase la custodia de determinados espacios de los que, quizás, el más conocido sea el “Castillo de San Jorge” junto al puente de acceso a Triana, en el que estuvieron entre 1248 y 1280.
[33] En el tramo que discurre entre Atahona y San Pedro.
[34] ARCHIVO MUNICIPAL ALCALA GAZULES. (A.M.A.G.). Actas de sesiones del Ayto. Pleno. Legajo 3. Folio 146. Cabildo del Lunes 27 de julio de 1562.
[35] El tenor de la petición es el siguiente: «…en este cabildo se vido una peton del bendo juº ss caçalla mayordomo de las fabricas d las yglias dsta vª en q dixo q pedía le fiziesen md a la yglia de san elifº q por el lado q cae a la calla donde estan unos fenecies arrimados a la pared d la dha yglia se le de lizª pa q se pueda fazer una pieça pa sacrystia d la dha yglia no ocupando de la dha calle mas d lo q ocupan los dhos fenesies q se puede fazer syn pºjuiº de la dha calle ni de otro algº/ y pidió lizª asimismo pa q le puedan cortar un exe de alcornoq pa la campana nueva q agora se a ffo pa san jorje/ y poveyose q se le d la dha lizº pa lo suso dho con q el grueso de la pared q se fiziere a la calle no salga nada de los dhos fenesies d la calle y q qdo se quiera de fazer llamen al señor alde mor y diputdos pa q vean alzar el cordel…» Ibidem. Folio 445.
[36] Así lo reseña Jaime Guerra (2001) en su artículo Iglesias alcalaínas desaparecidas. Apuntes Históricos y de Nuestro Patrimonio. Ayto. Alcalá de los Gazules.
[37] Conocemos que, en el Archivo Secreto Vaticano, S.C. del Concilio Relationes ad limina, Gadicen, Visita ad límina del obispo Francisco Guerra, año 1655, se recoge que en dicho año la Parroquia de Alcalá de los Gazules tenía tres collaciones, ayudas de parroquia o iglesias auxiliares.
[38] En esta Iglesia de San Vicente, según aparece en un estudio realizado en el siglo XIX por Juan Roa y Ríos, se veló la noche del sábado de Gloria al Domingo de Resurrección el cadáver del rey Alfonso XI, muerto de peste bubónica en el asedio de Gibraltar el viernes santo 26 de marzo de 1350.
[39] Denominación que recibe en 1614, momento en que el Obispo en visita pastoral ordena se arreglen sus paredes.
[40] Cfr. Toscano de Puelles, Fernando. (1988). Historia de la Congregación-Beaterio de Jesús, María y José. (p. 88) y Guerra Martínez, Jaime. (2001). Iglesias alcalaínas desaparecidas. Revista de Apuntes Históricos... Ayto. de Alcalá de los Gazules.
[41] Cfr. Madoz, Pascual. (1845). Diccionario Geográfico-estadístico-histórico de España.
[42] ARCHIVO PARROQUIAL ALCALÁ DE LOS Gazules (A.P.A.G.). Libro 3º de visitas. Mandatos del obispo Jaime Catalá y Albosa.
[43] Un peregrinaje, signo de distinción de los señores de la época, que lo llevaría hasta Tierra Santa, así como a diferentes ciudades turcas e italianas, en el viaje de regreso, con estancias en Venecia, Bolonia, Siena, Florencia y Roma, en la que permanecería tres meses. Un viaje Iniciado en Bornos el 24 de noviembre de 1518 que concluiría en Sevilla el 20 de octubre de 1520.
[44] Nos consta que en Roma consiguió tres bulas del papa León XI, si bien la más importante de ellas iba dirigida a los priores de conventos de Sevilla y Bornos para que pudiese excomulgar a todas las personas que durante su ausencia hubieran usurpado cualquier bien de su propiedad, aunque también otra le permitía no tener que declarar el fin que daba a determinados bienes eclesiásticos como miembro de la Orden de Santiago, además de una tercera sobre perdón de pecados.
[45] Lo cierto es que, como bien precisa Marcos Fernández Gómez (1997) en Alcalá de los Gazules en las Ordenanzas del Marqués de Tarifa. UCA, op. cit. dicha bula no aparece entre la extensa colección existente en la Sección Alcalá del Archivo Ducal de Medinaceli.
[46] Una bula cuya primera referencia la encontramos recogida en Catálogo Monumental de España. Provincia de Cádiz de Enrique Romero de Torres y luego reiterada por Ramos Romero en su Historia de Alcalá de los Gazules. op. cit.
[47] En este momento, tenemos constatado que Alcalá constituía una Vicaría dentro del Obispado de Cádiz en la que el Cabildo Catedralicio desempeñaba un papel de cierta importancia derivado de que, amparándose en diferentes bulas papales había adquirido tanto los préstamos de la Parroquia de San Jorge (1439) como los de San Ildefonso (1446). Cfr. Antón, P; Ravina, M. (1975). Catálogo de documentos medievales del archivo catedralicio de Cádiz. (doc. 62 y 72).
[48] Por Bula de 28 de noviembre de 1524. ADM 26-64.