viernes, 13 de junio de 2014

La fuente de la Salada: 2000 años ofreciendo agua (III)




      La excavación del sector II se planteó a partir de una trinchera de 5,50 metros de largo, por 2 metros de ancho y 2 metros de altura, pero cuya altura aumentó progresivamente hasta los 3 metros debido a su pronunciada pendiente. El material del que se componía era un relleno de tierra y piedras de pequeño v mediano tamaño. En algunas partes del perfil se podía observar con claridad que el relleno era de origen antrópico, aunque es posible que sea de momentos posteriores a la etapa romana, ya que el escasísimo material cerámico no se identifica con tal cronología.

Alzado del Sector II

       En general, el muro sur de los depósitos, localizado en el sector II, presenta un buen estado de conservación, reafirmando nuestra tesis de que la fuente, los depósitos en particular, fue concebida como una estructura exenta en tres de sus lados y construida, en gran parte, como un edificio alzado sobre la superficie del terreno.

       En el muro sur, al igual que en el resto de las distintas estructuras observables, los materiales utilizados fueron el sillar, algunos de ellos perfectamente escuadrados, y como aglutinante de estos elementos pétreos un mortero a base de cal y arena, el cual no parece haber perdido sus cualidades, dando al conjunto una gran solidez. La disposición de estos sillares responde a la técnica denominada soga y tizón, aunque en este flanco sur de los depósitos no se observa una colación muy sistemática.

       Respecto a los elementos pétreos, éstos se constituyen de materiales sedimentarios, principalmente arenisca, muy deleznables y por tanto de poca densidad, lo que, sin duda, facilitó su talla, demostrando la existencia de una selección previa dentro del proceso de talla, y otros con unas características que lo hacen más tenaces y más densos (se trata de piedras muy cementadas), es decir, su labrabilidad representaba un mayor esfuerzo y un alto grado de especialización. De cualquier modo, todos los materiales tienen su área de captación en los afloramientos próximos a las Unidades de Arenisca del Aljibe, en el entorno de Alcalá de los Gazules.

      Como medida preventiva y con el objeto de dar mayor consistencia a los perfiles de tierra se ha aplicado en el sector II un consolidante líquido llamado Paraloid, disuelto en Tolueno al 20%. Posteriormente, llegado el momento, se levantó un muro de hormigón que contuviera los empujes del perfil de tierra.

      Un dato observable en este sector es la reutilización continuada de los elementos pétreos de la construcción, ya que se conservan sillares in situ que se proyectan hacia un espacio en el que actualmente no presentan. Además, se ha constatado estratigráficamente que en momentos posteriores al de la época romana, tiempo en el que pensamos se construyó la fuente, la estructura fue parcialmente soterrada, rellenando, de este modo, la zona de la que se habían extraído las piedras.

      El sector III no presentaba grandes dificultades en la primera fase de intervención, es decir, en el proceso de excavación y documentación de las estructuras. Aunque presentaba una capa de tierra en la mayor parte de su superficie, ésta era de escaso espesor y sin evidencias estratigráficas. No obstante, las labores de limpieza no se orientaron sólo a la retirada de tierra, sino que también se eliminaron todos aquellos añadidos a la estructura, sobre todo próximos al alzado, de tiempos recientes (ladrillos, cemento, anclajes de hierro).

Fase de limpieza

      El resultado fue del todo satisfactorio. Tras los trabajos quedó al descubierto que el techo exterior de los depósitos era a dos aguas y doble vertiente, construido a base de piedras de mediano tamaño y mortero (cal hidráulica, arenisca machacada y agua), rematado con enlucido del mismo tipo de mortero, el cual daba a toda la superficie un tono amarillento. El enlucido de mortero, si bien tiene propiedades tales como la impermeabilidad, la elasticidad, poco peso específico, etc., también es fácilmente erosionable y deleznable, y es por eso que grandes áreas del techo habían perdido el acabado y se presentaban muy expuestas a la lluvia y al viento.

      Asociado a este sector existía otra estructura (sector III-1), de forma cuadrangular y realizada con piedras escuadradas de gran tamaño. Su función no se ha podido definir, ya que si bien sabemos por fotografías de intervenciones anteriores, la vinculación existente con otras estructuras situadas sobre el techo de los depósitos, en la actualidad no queda ningún resto; y respecto a la cronología, en un principio vinculamos la estructura cuadrangular con los depósitos, y por tanto, pensábamos que era de origen romano, pero su excavación ha demostrado que no se asienta directamente sobre los depósitos, ni presenta el mortero característico romano, ni técnica constructiva romana, es decir, estábamos ante una construcción posterior a los depósitos.

      Esto va a representar una constante en todo el conjunto hidráulico, debido al uso continuado que ha tenido la fuente durante casi dos mil años. Así, dado el escaso interés de la estructura y a que tan solo aportaba confusión a la visión de los depósitos, tras su documentación gráfica se procedió a desmontarla.

      El sector IV, correspondiente al lateral derecho de los depósitos, no se ha excavado en su totalidad porque en cotas próximas al sector III, se descubrió los restos de un horno de cerámica de cronología moderna. Se constató que conservaba el arranque de la cúpula en casi todo el perímetro. Esta estructura se realizó con materiales muy deleznables (piedras y barro), ya que se construía y destruía en cada horneado. De este modo, se decidió aplicar varias capas de consolidante. Por razones de índole técnica y de tiempo, el horno no se excavó por completo, quedando pendiente para futuras actuaciones arqueológicas.

Sector Va
     El sector Va y Vb se presentan como dos construcciones abovedadas en el que el denominador común es el acabado de los variados aparejos utilizados. Estas bóvedas fueron realizadas a partir de un encofrado de madera (aún se conservan las huellas de éste), sobre el que se van colocando lajas de piedra hasta tomar el medio cañón de la cubierta. Las paredes de estos depósitos se construyen con sillares perfectamente escuadrados„ utilizándose nuevamente la técnica de soga y tizón. Así mismo, presentan dos huecos cercanos a las caras internas de los arcos, de dimensiones diferentes y enfrentadas a la misma altura, cuya funcionalidad, de acuerdo con el profesor Corzo, "parecen haber alojado un madero atravesado". Sin embargo, con la excavación del sector Vb se comprobó que la pared izquierda (orientación sur) no sigue el mismo patrón, sino que sólo presenta el hueco de mayores dimensiones. Por otro lado, ambos depósitos tienen en la entrada varios peldaños que dan acceso a los mismos y que facilitarían la limpieza periódica del sedimento decantado.

       En síntesis, analizando las diferentes fases, se observa un retraimiento de la captación del agua de los depósitos. Este retroceso va desde las estructuras de época romana, las cuales no se han podido documentar pero están localizadas seguro en el exterior, hasta el acceso directo hacia los depósitos creados en momentos modernos, pasando por las estructuras de la fase II, adscritas posiblemente a tiempos medievales.

       Respecto al alzado de los depósitos, los arcos están construidos con sillares de grandes proporciones, así como las pilastras, destacando el trabajo de talla de las dovelas, el que el trasdós de éstas se integra perfectamente con el muro. Algunos de los sillares presentan la cara frontal almohadillada, con diferentes grados de conservación en cada uno de ellos.

       El aglutinante de los elementos pétreos es un mortero a base de cal aérea y arena, que no parece haber perdido sus cualidades, La arena parece que se extrajo de piedras de arenisca, las cuales fueron trituradas hasta obtener el grano deseado. Se ha matizado el tipo de cal como aérea, porque si consideramos que los depósitos son de época, estudios sobre la cal en época antigua han demostrado que sólo utilizaron este tipo, es decir, no se constata la utilización de la cal hidráulica (Adam, 1946:76).

Alzado Sector IV

       En arqueología, así como en otras disciplinas históricas, es común centrar la investigación en el objeto en sí, ya sea desde el punto de vista descriptivo o a través de la realización de inferencias, pero, si bien lo anterior es necesario, desde la posición de una arqueología social, el conocer cómo se ejecutaron las obras en la Fuente Salada, qué tipo de trabajadores intervinieron, su cualificación, las técnicas que emplearon en la construcción, las herramientas, en definitiva, que procesos de trabajo se desarrollaron para hacer realidad el proyecto, se presenta como un campo de estudio muy interesante y necesario.

        No cabe duda que estamos ante una estructura imponente cuya construcción debió precisar una fuerza de trabajo también importante, ya fuera de tipo servil o no, pero, sin duda, con el apoyo de maquinaria, que en época romana estaba perfectamente desarrollada. Disponían de elementos de nivelación, sistemas de transporte que iban desde el simple rodillo de madera, pasando por la polea, el torno elevador, y combinaciones y variaciones de éstos. En la Salada podemos inferir el uso de elementos de elevación a partir de los agujeros de sujeción en algunos sillares de grandes dimensiones. Así mismo, la talla de la piedra se hace patente con la simple observación de los sillares. Se ve directamente la huella del trinchante, el puntero, la gradita, e indirectamente otros como la maceta, la escuadra, la plomada. Todas estas son herramientas de un trabajo especializado, el del cantero (Azconegui Castellanos, 1999).


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