sábado, 28 de julio de 2012

La Guerra de la Independencia en Alcalá 1810-1812 (VII)


     Gracias a las cartas entre oficiales franceses publicadas en el libro antes mencionado de Alphonse Grasset y un documento en francés interceptado a las tropas imperiales que se halla en el Archivo Histórico Nacional, que contiene el informe de los hechos, escrito por el mayor Legentil, conocemos todos los detalles de la operación contra el castillo, que tiene inicio el 15 de septiembre y que son los siguientes: (27) 

     “Según las órdenes que he recibido de usted, me ocupé el 15 de reunir y de preparar en Chiclana todo lo necesario para el sitio de Alcalá, me reuní el 16 en Medina con 100 hombres de la octava Compañía del segundo Batallón de zapadores, útiles para la zapa y para la mina y escalas para la escalada, Recibí el mismo día un destacamento de la tercera Compañía del segundo Batallón de mineros que me envió el Señor General Garbé. 

     La artillería, la infantería y la caballería fueron devueltas el mismo día a Medina. La columna se puso en marcha para Alcalá a la llegada de la noche, con el fin de poder comenzar, según sus instrucciones, a operar contra esta plaza, al día siguiente al despuntar el día.”. 
     Ballesteros, al conocer la concentración de tropas en Medina, decide retirarse inmediatamente hacia Jimena, pero ordena al batallón de cazadores de Barbastro, una de sus mejores unidades, que observe los movimientos del enemigo en Alcalá. 

     El mariscal Soult comunica por carta al mariscal Berthier, con fecha de 25 de septiembre, la participación de 3 compañías de la 27ª de infantería ligera, procedentes de Chiclana, 3 compañías de la 95 de línea, procedentes de Chiclana, 4 compañías de la 94 de línea, procedentes de Medina, la 8ª compañía del 2ª batallón de zapadores, procedentes de Puerto Real, 50 jinetes de la 5ª de cazadores, procedentes de Arcos, 150 jinetes de la 2ª de dragones, procedentes de Jerez. Bajo el mando del mencionado coronel Combelle se agrupan un total de 1500 hombres, estando la caballería bajo el mando del jefe de escuadrón Kosman, de la 2ª compañía de dragones y la ingeniería al mando del mayor Legentil. (28)

     Existe en la Cartoteca del Centro Geográfico del Ejército (29) un plano francés fechado en septiembre de 1811 para servir a la inteligencia de las memorias relativas al ataque, en la que se representa toda la zona de la plaza alta y zonas aledañas y recoge las posiciones y movimientos de ambos ejércitos. Existe además en la misma Cartoteca de otro plano en español, copia del anterior, que pueden servir perfectamente para seguir el desarrollo de los acontecimientos.

Plano del castillo de Alcalá donde se detalla el ataque llevado a cabo por los franceses en septiembre de 1811
Ampliando el plano se puede ver con detalle el  camino seguido por las tropas francesas (2 lineas de puntos negras paralelas), las posiciones de tiro españolas (lineas verdes) y las de los franceses (lineas rojas)

     “La mañana del 17 se dedicó en parte a reconocer el fuerte y a conquistar la Villa. Inmediatamente después que tomé conocimiento de los lugares, de la composición de la situación enemiga y de su medio de defensa, fijé el punto de ataque y dirigí todas nuestras operaciones hacia este fin.” 

     La expedición llega a Alcalá a las 11 de la mañana, haciéndole frente unos 400 hombres de caballería y de un batallón de infantería, que defienden las inmediaciones. Tras una carga en la que caen 40 hombres y apresados 30 caballos, son dispersados. El tiempo restante hasta la noche se emplea en reconocer los alrededores del castillo y en apoderarse de una manzana de casa aledañas al mismo, o sea, de la parroquia, en cuyo campanario tienen los españoles tiradores que impiden acceder a la plaza y el Beaterio. Aunque no se menciona en ninguno de estos documentos, en el plano se observa que las tropas invasoras se apoderan del convento de Santa Clara y su campanario, tal como muestran las líneas de trayectoria de los disparos. 

     Las tropas francesas se aproximan a la Plaza alta por la actual calle San Francisco y deciden atacar el puesto de la torre de la parroquia desde las Casas Consistoriales. 

     “El campanario de la iglesia principal de Alcalá, próximo a la fortaleza estaba ocupado por un destacamento de la guarnición española, estaba acordonado con troncos de árboles en barricada. La puerta de entrada a la iglesia, estaba forrada de hierro y preparada para el fuego de fusilería, El puesto de guardia impedía la aproximación al fuerte. Como dominaba las casas de la ciudad y enfilaba varias calles, estorbó mucho nuestras comunicaciones. Yo quise atacarlo y arrebatarlo a la fuerza a los que lo defendían. Para llegar allí hice abrir en el ático de las casas comunes, (Casas Consistoriales) un pasillo que nos condujo a la parte derecha de la nave de la catedral. Hice allí una abertura en el muro. El capitán Vernou entró a la cabeza de sus zapadores. 

     Esta iglesia estaba atestada de mujeres, ancianos, y niños que estaban ahí encerrados por miedo de ser maltratados por los vencedores. Todos fueron respetados. Yo les hice salir y los mineros atacaron la base de la torre. Mientras trabajaban se descubrió un boquete en el muro que estaba disimulado por una construcción de un pie de espesor. Fue destapado y ensanchado de nuevo. Los soldados que defendían esta torre fueron invitados a rendirse y amenazados, en caso de negarse, de ser destruidos por el efecto de la mina, o achicharrados por las materias combustibles que yo había hecho preparar para este fin, Después de cierta resistencia, fueron hechos prisioneros y nuestros tiradores ocuparon el campanario. 

     Este primer éxito nos dio el medio de atacar más de cerca la fortaleza. Se colocaron puestos para rodearla por todos los lados. 

     Dos nuevas comunicaciones fueron horadadas desde la sacristía de la iglesia a la calle (Ángel de Viera) que desemboca en aquella que lleva a la puerta donde está la fortaleza (Calle Castillo). Ellas nos permitieron apoderarnos de las murallas del castillo.” 

     Hay que aclarar que el castillo de Alcalá era una pequeña fortaleza, con una vivienda en su torreón. La entrada estaba en la pequeña placita que hay junto al torreón y contaba con una sala-almacén, que lindaría con el sitio que hoy ocupan los depósitos de agua. Lo que actualmente conocemos como la cerca del Beaterio era un gran patio rodeado de murallas. Junto a las mismas, donde hoy se ubica el salón de actos de las monjas, estaban el panteón y el cementerio, en uso hasta 1820 aproximadamente. 

     En el plano se puede observar claramente que acceden a las murallas por 3 puntos distintos a través del Beaterio, seguramente forzando las puertas y por el patio trasero de la sacristía de la parroquia.

     “Los zapadores y los mineros se situaron allí donde se ocuparon de almenar todos los muros los cuales tenían vista hacia la fortaleza. A las ocho horas de la mañana estas almenas estaban acabadas, Allí se colocaron tiradores y en ese momento comenzó una fusilería extremadamente viva, mantenida de una parte y de otra durante todo el día con obstinación. Yo había pensado que esta clase de guerra evolucionaría a nuestro favor, teniendo la precaución de cambiar a nuestros tiradores cada dos horas mientras que nuestro enemigo inferior en número y ensañándonos con ellos, según mi manera de ver, antes del fin de la jornada debía encontrarse rendido de cansancio debido a su carácter ordinario de responder con todo su sudor a nuestros fusilazos, y sentirse intimidado por la superioridad de nuestro fuego. 

"comenzó una fusilería extremadamente viva"
(cuadro sobre el sitio de Tarragona)

     El éxito respondió a lo que esperábamos. A las dos horas después del mediodía el fuego del enemigo comenzó a calmarse. Una parte de la guarnición abandonó la primera línea de defensa (el patio donde hoy está la cerca del Beaterio) y subió a la torre principal que les sirvió de reducto. Entonces hice abrir una brecha en la casa más próxima a la torre angular sobre la que había resuelto dirigir nuestro ataque y todo fue preparado para minar el punto más cercano debajo de la torre. El enemigo hacía llover sobre los vigilantes una granizada de granadas. El terreno era muy difícil. Al cabo de una hora de trabajo se encontró la roca viva, era preciso renunciar a seguir esta galería antes que emplear allí un tiempo considerable. 

     Hice advertir, un cuarto de hora después del mediodía, que Ballesteros con una división de infantería y mucha caballería vendrían para hacer levantar la plaza de la fortaleza y que su vanguardia debía avistar Alcalá el 19 a las cinco horas de la mañana. No era posible retrasar por más tiempo el dar un golpe de mano vigoroso sobre la fortaleza para obligar a la guarnición a rendirse en la noche.” 

     El general Ballesteros, que se había retirado a su cuartel de Jimena, al conocer que las tropas del general Cassagne se repliegan a Ronda y las de Rignoux hacia la línea del Guadalete, decide lanzar una ofensiva sobre Alcalá. 

     “Nuestros tiradores fueron relevados y se les hizo una nueva distribución de cartuchos. Yo pedí a los mineros dos hombres voluntarios para sondear el pie de la torre e ir a cubierto colocar allí el primer blindaje. 

     Mi Comandante yo espero, me responde el cabo Debouisson que usted me conceda este favor. El minero Poiré lo solicita igualmente. El lugarteniente de mineros Romphleur quiere tener el honor de dirigir él mismo esta difícil operación, se trataba de franquear un espacio de varias toesas (Antigua medida francesa de longitud, equivalente a 1,946 m) sin abrigo bajo el fuego de mosquetería más intenso. Eran las cinco de la tarde. Las órdenes son dadas para que los tiradores redoblen el fuego con el fin de atraer sobre ellos toda la atención del enemigo. 

     En seguida llegan los mineros y van a colocar las primeras vigas contra la torre. Los zapadores rivalizan en celo y se apresuran a seguirles. El primer abrigo (refugio o especie de parapeto hecho con las vigas) es forzado a pesar del fuego vivo de la mosquetería y de las granadas. Un bloque de piedra rueda desde lo alto de la torre, lo aplasta e hiere a varios zapadores. Otras vigas reemplazan a aquellas que acaban de quebrarse. Continúa lloviendo piedras. El blindaje fue derribado por segunda vez. Entonces ordeno levantar las maderas casi de pie contra la torre. Desde ese momento las piedras que caían sólo sirvieron felizmente para hincarlo en la tierra y para fortalecer el blindaje. 

"Enseguida llegan los mineros y van a colocar las primeras vigas contra la torre"

     El minado comenzó enseguida. A las nueve horas tenía ya más de cinco pies de profundidad, a las diez horas se había acabado de colocar. El enemigo no sintió en principio el gran peligro al que estaba expuesto. Comenzó a provocar con sarcasmos a nuestros soldados que le respondieron con fusilazos y con sarcasmos aún más sangrientos. Se disparaba el fusil a la distancia de diez toesas. (19,50 metros aproximadamente) 

     Pero por fin cuando los golpes redoblados del pico de roca, de la barra de minas y de disparos se hicieron oír y comenzaron a sacudir violentamente la torre sobre los cimientos, fue fácil apercibirse del efecto que el ruido produjo sobre la moral de los sitiados. A las diez horas les conminé a rendirse. El gobernador pidió cinco minutos para escribir y encargar a uno de sus oficiales traerme la capitulación que sus tropas deseaban obtener. Yo envié al capitán de los zapadores Vernou a buscar a este oficial a la puerta de la fortaleza y a conducirlo precedido de dos antorchas de entre dos hileras de mineros, de zapadores, de carabineros y de granaderos, bajo las armas, le hice entrar en la sacristía de la iglesia donde yo leí, delante de todos los oficiales presentes, la carta del gobernador y dicté al instante la respuesta aquí adjunta” 

     Se incluye a continuación el escrito del gobernador del castillo con las condiciones para la rendición exigidas por los españoles, destacando la petición de permanecer en el mismo hasta las 5 de la mañana, sabedor de la llegada de las tropas del general Ballesteros y la respuesta inmediata por parte de los franceses: 

“Capitulación: 

Comandante General de las tropas francesas que se reúnen en esta plaza: 

     El gobernador de la fortaleza de Alcalá le pide por capitulación rendirse con la guarnición a condición de ser todos libres de pasar al ejército español con los honores de la guerra depositando las armas en la puerta de la fortaleza a las cinco de la mañana. Se os ruega conceder sus equipajes a los oficiales y a los soldados y nosotros le suplicamos tenga consideración con las mujeres de éstos últimos y para los paisanos que por culpas particulares se encuentran detenidos en el castillo. 

El Gobernador de la fortaleza Lugarteniente Coronel 

Matildo Monasterio 

Capitulación del gobernador Monasterio en el documento francés

Respuesta: 

     La guarnición de la fortaleza de Alcalá de los Gazules será prisionera de guerra y recibirá de las tropas de su majestad el emperador y Rey todas las consideraciones debidas a los hombres de honor. La guarnición deberá rendirse en el instante mismo considerando que la mina ha acabado y que todo está preparado por adelantado. 

     Los oficiales y los soldados conservarán sus bagajes. Los primeros guardarán sus espadas, los segundos depondrán sus armas en la puerta del Castillo. Los paisanos y sus familias serán protegidos y si alguno de ellos resulta culpable según el gobierno será amnistiado. 

Alcalá de los Gazules a 18 de septiembre de 1811 

En nombre del Coronel Comandante de las tropas de ocupación. 

El Comandante de Ingenieros del Primer Cuerpo del Ejército. 

Legentil 

     El oficial parlamentario insistió mucho en el deseo del gobernador de permanecer en la fortaleza con la guarnición hasta las cinco de la mañana. Esta correspondencia con los informes que yo había recibido en la jornada me forzó a dar a este oficial la respuesta siguiente: <<Usted acaba de ver bajo las armas a los soldados que son mandados al frente. Usted conoce las leyes de la guerra: diga al señor gobernador que yo no respondo de poder moderar el furor de soldado una vez que él haya franqueado la brecha. Sólo le doy una media hora para haber evacuado la fortaleza>>. 

     Al cabo de 15 minutos el gobernador hizo abrir las puertas del castillo. Él salió de allí, así como las tropas fueron remplazadas al instante por las nuestras. 

     La toma de esta fortaleza ha costado algunos soldados al vigésimo séptimo de infantería ligera, al vigésimo cuarto y al vigésimo quinto de línea. Nosotros sólo hemos tenido siete zapadores y dos mineros puestos fuera de combate. Muchos otros han recibido ligeras heridas. 

    La guarnición de la fortaleza en el momento de su rendición estaba compuesta de siete oficiales casi todos del regimiento de la reina o de Galicia, de un cirujano y de 230 soldados no comprendidos los muertos ni los heridos durante la acción. La fortaleza tenía aprovisionamientos considerables y muy poco agua.” 

     Acto seguido alaba los méritos de los soldados participantes en la acción y nombra a los que más han destacado:

     “No puedo citaros, ilustrísima, a todos los mineros y zapadores cuyas conductas han parecido dignas de elogio. Oficiales y soldados han rivalizado en celo para elevar vuestra estima. Permítame, sin embargo recomendar más particularmente a vuestro benévolo Señor Romphleur, teniente de la 3ªcompañía del 2º batallón de mineros, al cabo Dibuisson y al minero Doiré de la misma compañía; al capitán Vernou comandante de la 8ª compañía del 2º batallón de zapadores ha mostrado la más grande intrepidez. Ha sido herido ligeramente en la cabeza. El sargento Gaude de la misma compañía se ha mostrado digno de los más grandes elogios. 

     Tengo que congratularme mucho del cabo Crust y del sargento Duval. El señor Viado capitán de ingenieros al servicio de la majestad católica me ha sido muy útil y ha parecido digno de pertenecer a los trabajos de esta expedición con los oficiales franceses. 

     Si mis servicios en esta ocasión os parecieron merecer alguna benevolencia de parte del gobierno os ruego, ilustrísima, quiera solicitar a favor de las personas citadas a continuación designadas por su nombre las recompensas siguientes: 

Tercera Compañía del segundo Batallón de mineros. 

Señor Romphleur Lugarteniente. ------------------ La condecoración de la legión. 

Dibuisson Cabo id. ------------------------------- La condecoración de la legión. 

Sorré minero…id --------------------------------- La condecoración de la legión. 

Tercera Compañía del segundo Batallón de zapadores. 

Señor Vernou Capitán Comandante -------------- La Cruz de Oficiales. 

Gaude Sargento ---------------------------------- El grado de subteniente. 

Ernst Cabo --------------------------------------- La Cruz de la legión. 

Duval Sargento mayor ---------------------------- La Cruz de la legión. 

     Me queda aún formular un deseo, es que no olvide al señor Capitán de Ingenieros Bambino, y que usted quiera proponer bien su cambio contra el gobernador de la fortaleza de Alcalá.” (Sin duda se refiere aquí a un intercambio de prisioneros) 


Cuerpo de ingenieros franceses




NOTAS

(27) Documento interceptado a los franceses por el 4º ejército español sobre el Sitio de la plaza de Alcalá de los Gazules y capitulación de su fuerte a las tropas francesas. Contiene 2 copias del informe realizado, una de ellas fechada en Chiclana el 25 de septiembre de 1811.  

ES.28079.AHN/5.1.17.5.17.49//DIVERSOS-COLECCIONES,134,N.62. 

     Agradecemos a nuestro paisano y amigo D. José Gutiérrez Domínguez la traducción del documento original en francés. 

(28)  Grasset, Alphonse;  "Málaga province française". (1811-1812). París 1910 

(29) Cartoteca del Centro Geográfico del Ejército. 

     Plano en francés: Colección: SG. Signatura: Ar.G-T.9-C.2-824 

     Plano en español: Colección: SG. Signatura: Ar.G-T.9-C.2-827(2)

La Virgen de la Victoria (VI)- Presentación de la obra restaurada

      El pasado jueves a las 21,30 horas tuvo lugar la presentación de la Virgen de la Victoria, una vez concluidos los trabajos de restauración llevados a cabo por la fundación Forja XXI


      Los trabajos han sido llevados a cabo por la restauradora-conservadora Carmen Arias Guerrero, junto a las auxiliares de restauración Isabel Delgado Cabrera y Micaela Sánchez Sánchez.


     Se trata de una talla de madera tallada, dorada, estofada y corlada, procedente de talleres jerezanos de mediados del siglo XVIII,  realizada para presidir el altar mayor de la Iglesia de la Victoria, perteneciente al extinguido convento  de los frailes mínimos.

     Es reseñable que la talla está concebida para una visión exclusivamente frontal, pues se halla dentro de un camarín situado a unos 5 metros de altura sobre el aspectador y a 10 metros de distancia.

     Las dimensiones de la talla son 2,40 mts. de alto, 1,28 mts. de ancho y 1,33 mts. de fondo (se puede apreciar el gran  tamaño de la imagen en comparación con una persona en esta última foto)


     La talla cuenta con la particularidad de tener un original expositor del Santísimo Sacramento en su cara posterior. Contaba con un mecanismo en su base  formado por dos discos de bronce que permitían girarla para mostrar la cara oculta.  En 1869 el obispo Felix María de Arriete prohibió su uso.


     El estado de deterioro de la imagen era muy avanzado, con pérdidas de policromía, apertura de ensambles, ataque de termitas, suciedad incrustada, restos de cera, deyecciones, pérdidas de pies, brazos y dedos,numerosos  clavos y puntas oxidados y repinte de purpurina en los rayos.


      En la intervención se han llevado a cabo trabajos de reintegración pictórica, encolado de ensambles, se ha utilizado consolidante y líquido preventivo, se ha efectuado una limpieza mecánica, reintegrado de los volúmenes desaparecidos y se han extraído clavos y puntillas 

martes, 24 de julio de 2012

La Virgen de la Victoria (V)

    
 Para cerrar el artículo sobre la virgen de la Victoria, anunciamos hoy el acto de presentación de la talla restaurada, que tendrá lugar el próximo jueves 26 de julio a las 21,30 horas en la Iglesia de la Victoria. 

Asimismo insertamos un apéndice con algunas fotos que nos ha cedido la restauradora Carmen Arias Guerrero sobre la restauración de esta Imagen.

Detalle del Sol en la espalada de la Virgen sin las ráfagas

Daños producidos por los xilófagos

Restos de polvo y suciedad acumulados en la parte trasera de la Imagen

Mutilaciones sufridas por los querubines

Detalle de un ojo de la virgen

Alcalá 1819. Los preliminares del pronunciamiento de Riego (II)



     Pero, dejando de lado las Actas Capitulares que nada nos dicen del desarrollo de los hechos, recurrimos al testimonio personal de Antonio Alcalá-Galiano, que como decíamos era uno de los instigadores civiles del pronunciamiento del Palmar del Puerto y que ante el fracaso de aquel, trabajaba ya en la preparación de uno nuevo, sobre todo porque "Apenas el mal comenzó a ceder, ya la vigilancia en los cordones no fué tan grande,...Don Antonio Alcalá-Galiano salió ocultamente de Cádiz, y pasó a los acantonamientos del ejército a conferenciar con los conjurados de las diferentes logias, y con el carácter de visitador..." (6) 

     "... Salí de Cádiz sobre el 20 de Noviembre (...) Mi primera parada había de ser en Alcalá de los Gazules. Allí había un batallón del ejército expedicionario, y allí también estaban varios de los oficiales superiores, presos el día 8 de Julio en el Palmar del Puerto, siendo el de más nota por su graduación, Quiroga. Pasé a hospedarme en su prisión, y vi desde luego cosas que probaban estar el Gobierno de España caído. Los presos estaban de Derecho en Incomunicación rigurosa, y de echo, no sólo en comunicación, sino aún en libertad. Yo fuí a hospedarme en la prisión de Quiroga, y tuve una cama en su mismo dormitorio. Juntábase allí una tertulia, se jugaba al tresillo, se hablaba, y cuando no había extraños, se llevaban adelante los trabajos de la conjuración con regularidad completa. Ni paraba aquí el escándalo. Quiroga era aficionado a jugar al billar, y gozaba de esta diversion en el público, que estaba en una calle principal del pueblo. Desde allí con el taco en la mano, veía pasar y saludaba a la guardia que iba á custodiarle, cuyo comandante llevaba estrecho encargo de no consentirle que hablase con persona alguna o recibiese papeles. Y nótese que en el Batallón de España residente en Alcalá de los Gazules, no todos los oficiales eran conjurados o masones, faltando esta calidad en algunos de los comandantes; pero en todos era común la opinión de que aquellos presos, siendo como eran reos de Estado, no podían recibir trato menos indulgente. 

El convento de Santo Domingo, "prisión" de Quiroga

     Mi estancia en Alcalá se dilató uno o dos días. Esperaba allí noticias para encaminarme a otro punto más en el centro de los acontecimientos, donde acudirían a tener vistas y entre sí y conmigo representantes de varias logias. Ciertas conversaciones en aquella primera parada de mi viaje, me persuadieron de que sería posible lo que menos lo parecía, era dar con quien se encargase de hacer de general en el alzamiento. Esto á que se resistían todos, Quiroga lo deseaba. Insinuómelo como puede insinuarse semejante deseo, y yo, conociendo que hacía falta uno que se titulase general fuese quien fuese, en mi interior formé el proyecto de satisfacer la ambición de aquel que lo pretendía, sin que nadie no ya le disputase la pretensión, sino se aviniese a recibir la misma peligrosa dignidad si con ella se le brindase. Poco más que formar este proyecto pude hacer en aquel lugar. Presidí con toda una logia para recibir un nuevo hermano, con circunstancias que retratan la naturaleza de los tiempos. Fue el lugar de nuestra junta una cueva de poca profundidad, abierta en el cerro donde está situada la villa de Alcalá de los Gazules (7), mi asiento una piedra, quedándose los demás en pie; la hora la mitad del día, y el aparato del recibimiento, ninguno; practicáronse, sin embargo, algunas de las ceremonias usadas en tales ocasiones, pero todo ello parecía lo que era, mera junta de conjurados a quienes el entusiasmo daba valor a los ritos, ya fuesen practicados con algo de pompa teatral, ya con desnudez acaso más significativa". (8) 

"Fue el lugar de nuestra junta una cueva de poca profundidad,
abierta en el cerro donde está situada la villa de Alcalá"

     Así pues, vemos como el mismo Alcalá Galiano nos expresa que fue el propio Quiroga quién se propuso para encabezar el pronunciamiento. Sin embargo, esto precisa varias matizaciones, pues de resultas del fracaso de los acontecimientos del Palmar del Puerto, nadie quería encabezar una nueva tentativa, ningún militar quería ser eI "espadón" del pronunciamiento, pese a que se le había ofrecido a O-Donojú, Gobernador de Sevilla y a Demetrio O-Daly, brigadier preso en el castillo de San Sebastián de Cádiz. De modo que el ofrecimiento de Quiroga venía en el momento oportuno y además se veía favorecido por el hecho de encontrarse fuera de Cádiz, todo lo cual hizo que se aceptase. O como decía uno de los conjurados más ardientes, D. José Moreno Guerra, en un manifiesto publicado en Cádiz el 16 de febrero de 1822:  "el galón tercero que por una casualidad se hallaba en las vueltas de la casaca de Don Antonio Quiroga, decidió su elección". 

     O más bien, como expone Adolfo de Castro:  "Quiroga no había entrado en la conspiración por entusiasmo: ni era hombre de conocerlo, ni podían con él mucho las ideas liberales. Hermosa presencia tenía para héroe y no tenía más. Sin ánimo y sin hazañas se halló con la reputación de héroe. Aceptó un aplauso que no le dió el valor ni la sagacidad (...) el deseo de no ir a América le compelió a entrar en la trama: la persecución le dió la importancia que no tenía; la fortuna fué a su prisión a despertar sus ambiciones... El no tuvo modestia: le halagó la faja que le ofrecían... nada más fácil que ponerse al frente de ellos cuando lo declarasen libre y su general..." (9)

     Sea como sea y por las causas que fuere, Quiroga es el jefe del pronunciamiento y por su presencia en Santo Domingo, comienza el peregrinar hasta el convento alcalaíno de destacados liberales, como el abogado D. Sebastián Fernández Vallesa quién acude para animar a la empresa y "ofrecerles seguridades de socorro, así de gentes como de dinero"

Mientras tanto el Conde de Calderón en Arcos desconocía los preparativos.


NOTAS

(6) Castro, Adolfo. Historia de Cádiz y su Provincia, Cádiz, 1985, p. 67

(7) Pese a las afirmaciones vertidas en algunas publicaciones acerca de haberse efectuado este ceremonial masónico en una cueva de la Coracha, algunas investigaciones posteriores nos permiten aventurar la hipótesis de haberse efectuado en una pequeña cueva existente, aún hoy, en vivienda de la c/ Juan María de castro, donde se reunieron desde el siglo pasado los masones locales hasta la desaparición de la logia local en 1936.

(8) Alcalá-Galiano, Antonio; Memorias de un Anciano. págs. 436-465.

(9) Castro, Adolfo; op. cit. Pág. 79

viernes, 20 de julio de 2012

La Ermita del Buen Suceso


Ismael Almagro Montes de Oca
    
      Con la reconquista de Alcalá por parte de los cristianos a partir de 1263, van construyéndose en el pueblo numerosas ermitas e iglesias. Surgen poco a poco diversos edificios religiosos: (1) 

- la parroquia de San Jorge. 

- ermitas de San Vicente. 

- ermita de San Ildefonso. 

- ermita de Santa Catalina (que debió estar situada dentro del convento de las Clarisas). 

- ermita de Santa Águeda (debió ser una pequeña ermita adosada a la parroquia), 

- ermita de la Consolación (alrededor de la cual fundaron los frailes mínimos el primitivo convento de la Victoria o Consolación y al pasar éstos a la Alameda, siguió dicha iglesia conociéndose como la Victoria Vieja y posteriormente como ermita de San Antonio). 

- iglesia del hospital de la Misericordia. 

- iglesia del convento de Santa Clara. 

- iglesia del convento de Santo Domingo. 

- iglesia del convento de la Victoria. 

- ermita de la Soledad o Veracruz 

- santuario de la virgen de los Santos. 

- basílica visigoda de los Santos Nuevos. 

- basílica del cortijo de la Higuera. 

- ermita de San Sebastián. 

- ermita de San José. 

- iglesia del Beaterio de Jesús, María y José. 

      Conociendo este elenco, me sorprendió un día, revisando diversos testamentos en el Archivo parroquial, encontrarme con uno en que se mencionaba una ermita denominada "del Buen Suceso". 

     Se trataba del testamento que Pedro Martínez, soltero, natural de Bragança en Portugal otorgó el 31 de mayo de 1710 ante el escribano Francisco Baptista Ortega y en él se mandó enterrar en la ermita del Buen Suceso con oficio común. “franco Bauta. Ortega ssno Pu. Y del num. De esta villa de alcala de los Gazules doy fee y verdadero testimo  que en el testamto final que Antemi y siertos testigos otorgo Pedro Martines en estado soltero vezo que fue desta villa y natural que dixo ser del lugar de vergansa en el Reino de Portugal. Hijo lexitimo y natural de Bartholome martines y de maria martines sus padres defuntos debaxo de cuya dis posición se dice fallecio entre otras cosas dispuso lo sigte. 

Se mando enterrar en la hermita de nra señora del Buen suceso de esta villa con oficio común y que se pagase de sus Bienes.” 

Testamento de Pedro Martínez

     Conviene precisar que hasta la creación del cementerio en 1821, los enterramientos se realizaban en las distintas iglesias y ermitas del término. 

     Siguiendo investigando, apareció otro testamento mencionando esta ermita desconocida. Se trata del testamento de Clara Vázquez Acedo otorgado 20 años después, el 20 de septiembre de 1730 ante el mismo escribano, aclarando además que estuvo al cuidado del aseo de dicha ermita para costear su funeral en ella: “se mandó enterrar en la hermita de nuestra Señora del buen susezo en donde Declaró hacer tiempo de catorce años estaba sirbiendo cuidando del aseo de que se nesesitava para poderse celebrar en dha (dicha) hermita con ofisio común y los acompañados que le corresponden según la disposision de su ylustrisima” 

Testamento de Clara Vázquez Acedo

     Hay que aclarar que entre toda la documentación consultada en el Archivo, tan sólo hemos hallado una referencia a una Imagen de la virgen del Buen Suceso y es anterior a las menciones de la ermita, ya que el 2 de junio de 1694 Andrés Fernández ordena en su testamento, otorgado ante el escribano Juan Barreto de Molina, que se le compre un velo a Nuestra Señora del Buen Suceso, si bien no se especifica en que iglesia o ermita se halla. 

     Revisando los libros de funerales encontramos la partida de defunción de Clara Vázquez Acedo, para ver dónde fue enterrada. Murió el 21 de septiembre de 1735, siendo enterrada al día siguiente en la ermita de San Vicente. ¿Era la ermita de San Vicente también conocida como ermita del Buen Suceso? Pudiera ser, aunque era frecuente que no se cumpliera la voluntad de los fallecidos de enterrarse en un lugar concreto por falta de sepulturas, enterrándose allí donde hubiese una tumba libre. 

     Siguiendo revisando los libros de funerales, por fin encontramos con el dato que nos despejaría las dudas. 

“En la villa de Alcala de los Gazules en veinte y quatro días del mes de Noviembre de mil setecientos quarenta y nueve años se enterró en esta Iglesia con oficio de medias honras Pedro Gonzales Arebalo…. Y mandó q. de sus vienes se comprase un velo a la virgen del buen Suceso en Sn. Vicente…” (2) 

     Por tanto, la ermita de Nuestra Señora del Buen Suceso era la ermita de San Vicente, donde había una imagen de dicha Virgen. Posiblemente esta imagen sea la que se conserva en el Beaterio de Jesús, María y José de nuestra localidad. Sobre la misma, Fernando Toscano, en su libro sobre el Beaterio comenta que las monjas, cuando tuvieron que abandonar el edificio durante la invasión francesa, ocultaron los papeles y escrituras en un hueco de la peana de esta virgen. Añade además que esta imagen era ya antigua en la iglesia y que tenía un censo sobre una casa en la calle Oscura destinado a costear sus vestidos. Posiblemente la imagen pasara al Beaterio poco después de convertir la bodega de la casa de Diego de Viera en capilla de la institución, que fue bendecida el 15 de agosto de 1789. (3) 

Nuestra Señora del buen Suceso, que se halla en el Beaterio
Fotografía de Jaime Guerra publicada en el libro de Fernando Toscano sobre dicha Institución

     La fundación de esta ermita está relacionada con la ocupación visigoda del territorio de Alcalá en torno al siglo VIII y su nombre, siguiendo la tradición cristiana,  con la fecha de la conquista cristiana del castillo. 

     En la ermita del Buen Suceso o de San Vicente se veló la noche del Sábado de Gloria al Domingo de Resurrección el cadáver del rey Alfonso XI, muerto de peste bubónica en el asedio de Gibraltar el viernes santo 26 de marzo de 1350, según aparece en un estudio realizado en el siglo XIX por Juan Roa y Ríos. 

     En 1614, el 18 de marzo recibe la visita del obispo, ordenando se arreglen las paredes de la ermita.


   Como hemos visto anteriormente, más de un siglo después, en 1749 la ermita aún estaba activa. Sin embargo, a partir de esa fecha comienza el declive de esta ermita, dejándose de hacer enterramientos allí y trasladándose el culto y las actividades que allí se desarrollaban a otras iglesias. Así ocurre en 1790, cuando el Visitador Huarte manda trasladar la enseñanza de la Doctrina desde San Vicente a la Iglesia de San José, por se más espaciosa y cómoda. (1) 


     Con todo,  la iglesia sigue abierta en 1801 pues el 15 de junio se produce la visita pastoral del mismo Visitador, Cayetano María de Huarte, ordenando “qe todos los Domingos se explique sencillamente la doctrina, no solo en la Parroquia, sino en las Hermitas de Sn Josef, Sn Vicente, la Soledad y en Sn Sebastian y Sn Antonio Abad, quando llegue a reedificarse” (4) 

     Pascual Madoz la cita aún en 1845:”urbana, titulada de S. Vicente Mártir, muy antigua y que fue parroquia hasta el año 1324” (5) y seguramente conservaba algo de actividad, pues el 6 de septiembre de 1830 el obispo Domingo de silos Moreno en visita pastoral ordena  se "ponga una vidriera o lienzo en la ventana de la Iglesia de Sn Vicente pa impedir entren el agua y los pajaros por ella y componga parte del tejado qe. Notamos necesita de algun reparo.”


     Aún debe seguir activa 1850,  al gastarse 180 reales  “ Por compostura de la pared y nicho de la Iglesia de Sn. Vicente, según recibo numº 12” , tal como consta en el libro de las cuentas de Fábrica de 1827 a 1909 conservado en el Archivo Parroquial.  Pocos años después, en  la visita del obispo Arbolí del año 1859 ya no  se recoge nada sobre la misma. 

     Gracias a otra visita pastoral, en este caso  del obispo D. Jaime Catalá y Albosa, el 22 de noviembre de 1880 sabemos la ubicación exacta la ermita: “Habiendo visitado el cementerio hemos observado que su ámbito es ya reducido para las necesidades de esta Poblacion y que no tiene capilla. Por lo cual i por estar inmediata al mismo la antiguisima de San Vicente que se halla poco menos que en ruinas, encargamos al Rdo. Arcipreste que poniéndose previamente de acuerdo con el Ayuntamiento, procure estimular la caridad de estos vecinos y el celo de la corporación Municipal, a fin de que se ensanche el Cementerio por el lado de la capilla de San Vicente abriendo todo lo que hoy constituye la puerta del cementerio por aquel lado, cerrando con un muro los terrenos que están alrededor de la capilla y redificando siquiera una parte de esta, para que pueda decirse misa en ella. Su situación repuesta para que, dando a la reedificación una forma sencilla y elegante, con poco dinero se embellezca el cementerio y adquiera mayores proporciones, todo lo cual redundará en beneficio del decoro de este lugar sagrado y será una prueba mas del buen gusto y cultura de esta Ciudad, asi como del respeto y veneración que a los Cristianos merece el lugar sagrado en que descansan los huesos de nuestros antepasados.” (6) 


Mandatos del Obispo Catalá en 1880

     Parece claro que ocupaba los terrenos donde se construyó la pequeña capilla existente hasta fechas recientes en el cementerio, que se llama por ello de San Vicente. 

Cementerio, lugar donde estuvo la ermita de San Vicente o del Buen Suceso

NOTAS 

(1) Cfr. Toscano de Puelles, Fernando. Historia de la Congregación-Beaterio de Jesús, María y José. 1988. Pág 88.
     Cfr. Guerra Martínez, Jaime. Iglesias alcalaínas desaparecidas. Revista de Apuntes Históricos. 2001. Ayto. de Alcalá de los Gazules. 

(2) Archivo Parroquial de Alcalá. Partida de funeral de Pedro González Arévalo. 24 Noviembre 1749. Libro 5º funerales folio 218 vuelto 

(3) Cfr. Toscano de Puelles, Fernando. Historia de la Congregación-Beaterio de Jesús, María y José. 1988. Pág 209. 

(4) Archivo Parroquial Alcalá. Libro 3º de visitas. 

(5) Cfr. Madoz, Pascual. Diccionario Geográfico-estadístico-histórico de España. Madrid 1845. 

(6) Archivo Parroquial Alcalá. Libro 3º de visitas. Mandatos del obispo Jaime Catalá y Albosa

martes, 17 de julio de 2012

El deslinde del Santuario de Nuestra Señora de los Santos



Apéndice del artículo "Don Pedro Martínez Machado, un sacerdote mariano" 
escrito por Jaime Guerra Martínez en la revista de Apuntes Históricos 2012


EL DESLINDE DEL SANTUARIO 

     Es conocido que la Virgen de los Santos ha contado desde siglos con una Cofradía o Hermandad en torno a la cual los cofrades y devotos han aglutinado sus esfuerzos para que el Santuario y la devoción a la Virgen del Sanctus, Sanctus, Sanctus sea hoy lo que es, un referente espiritual básico, sobre todo para el pueblo de Alcalá que la ha sentido siempre como Patrona. 

     Sabido también es que el Ayuntamiento de Alcalá de los Gazules, en sus distintas formas a lo largo de la Historia, ha prestado ala ermita de la Virgen, para su mantenimiento y actos religiosos, un permanente tutelaje y confraternidad. No es menos cierto que también ha habido momentos de desencuentros y de altibajos en esa relación permanente. 

     El Santuario de Nuestra Señora de los Santos se levantó en una dehesa de labor de propios, es decir una propiedad municipal. Sánchez del Arco lo recoge así:  "es de notar el patronazgo que sobre el templo (Santuario de Nuestra Señora de los Santos) ejerce el Ayuntamiento de Alcalá de los Gazules teniendo en el edificio sala propia para sus cabildos, bien es cierto que se levantó en una dehesa de labor de sus propios la cual tenía de cabida: 

10 fanegas de primera , 20 fanegas de segunda , 10 fanegas de tercera , 360 fanegas de pastos. 


Los linderos eran: 

Norte. Tierras de capellanía que fundó Juana de la Torre.

Este. Tierras de Melchor Villegas. 

Sur. Dehesa Cobatillas.

Oeste. Cañada Real que va a Arcos" (2).


El Santuario posiblemente en fechas cercanas a 1919 , año en que se planta el olivar 
     El año 1849 es un momento transcendental para el tema que exponemos. A mediado de los años cuarenta el Ayuntamiento de Alcalá se encontraba en un gran problema económico. No sólo tenía deudas con la Hacienda Pública sino con sus propios empleados. La falta de liquidez impedía poder prestar ayuda a los jornaleros prácticamente arruinados. Eso le lleva a emprender una operación de venta que sobrepasó las primeras previsiones y termino, con el consentimiento de nuestros munícipes, en la enajenación de 15 fincas municipales. 

     En ese proceso fueron vendidas las dehesas de Mata del Tuerto, Alberite, Arriaos, Pagana, Moracha, Larios, Peso, Loma del Vicario, Los Santos, la Calera, Bujeo en Fraja, Peso en Fraja, Mata de Pagana, Notares y Torero. 

     En el caso que nos ocupa el alcalde alcalaíno Don José Maria Espinosa y Ramos en nombre de su Majestad la Reina doña Isabel II vende, a don Fernando Villanueva Fernández , con fecha 13 de febrero de 1849 la finca en la que se encontraba enclavada las tierras que constituían el Santuario y su rodeo. Lógicamente no vende al Sr. Villanueva las tierras del Santuario, cuyos límites estaban marcados por los mojones correspondientes, aunque estuviesen enclavadas en sus tierras. 

     Fernando Villanueva compró la finca Los Santos por 51.066 reales. A pesar de haber sido uno de los concejales más críticos con la enajenación pasó a convertirse en adquiriente de terrenos de la misma. 

     "En la finca Los Santos, se incluía el de la Patrona y según conocemos por documento notarial lo único que movió a Villanueva a adquirirla fue impedir que a misma pasase a manos de personas de fuera de Alcalá que pudieran obstaculizar el acceso al Santuario y el tradicional uso por los visitantes de los alrededores del mismo"(3).
    Ello lo prueba también el hecho de ser durante algún tiempo Mayordomo de la entonces nombrada como "Cofradía de los Santos". 


Fotografía anterior a 1950, año que se construye la puerta por donde sale la virgen de los Santos en Romeria


     Tras la muerte de Villanueva la finca la hereda su hermana Ana Engracia (escritura otorgada en Medina ante el Notario don Miguel María Marín y Moguel el día 3 de enero de 1867). Doña Ana Engracia vende la finca a don Pedro Visglerio González según escritura de fecha 5 de junio de 1869, otorgada en Cádiz por el notario don Ramón María Pardillo Martínez. Don Pedro a su vez se la vende a don Alberto Ruiz Sentes el 6 de julio de 1886 (Escritura otorgada en Medina Sidonia ante el licenciado don Eduardo del Castillo e Infante). 

     Seguidamente la finca es comprada por don José Maria de Puelles y Centeno (4) en virtud de escritura pública otorgada en Algeciras el 13 de julio de 1896 ante el notario don José Jiménez Prieto. 

     En el momento que nos ocupa "el rodeo del Santuario" estaba enclavado en la propiedad de Sr. Puelles y Centeno. Los límites de la finca eran: 

Norte: Don Manuel María de Puelles y Salas (tío de José María) 
Sur: Cañada del Esperón 
Este: D. José García Pérez y suerte procedente de propios de Alcalá 
Oeste: Cañada del Esperón. 

     El Santuario estaba compuesto por un caserío, formado por una gañanía, dos almacenes, una cuadra, un pajar, una estancia de alberca, un pozo, un huerto, un horno, dos cercados de gavia y pita, un toril y dos eras. 

     Esta situación de "enclavado" planteó problemas entre el Santuario y los propietarios o colonos que dirigían la propiedad. La indefinición de los linderos, el no estar cercado hacía fácil la intromisión de unos y otros. Los animales si no hay algo que los frene no entienden de propiedades, los hombres tampoco, y aunque los abusos serían mutuos es verdad que el más perjudicado es quien menos terrenos tiene, pues el daño le supone un mayor coste relativo. 

     Este hecho lo corrobora un documento citado por don Jaime Cordero Barroso (5) y que descubrió en la Mayordomía del Santuario, con el título "Antecedentes necesarios para entender los gastos hechos". El autor del cuadernillo, seguramente el Mayordomo de la Hermandad el Presbítero don Julio Morcillo Bernabé manifiesta que "según tradición confirmada por los ancianos del pueblo, el Santuario había usufructuado de antiguo las tierras que le rodean, en una extensión que estuvo marcada por unos hitos o mojones cuyos vestigios aún existen. Uno de los dueños del cortijo colindante, confiado en que el terreno en cuestión no tenía titulación a favor de nadie, desmontó y sembró parte del mismo; y si bien hubo protestas del administrador del Santuario, estas no pasaron a mayores, debido a la carencia de títulos y a las relaciones políticas del que cometió el atropello. Este se ha ido acentuando en las dos traslaciones de domicilio que posteriormente ha sufrido o tenido el cortijo colindante, hasta llegar al extremo que el actual arrendatario tomando como fundamento o sin él, el nombre del dueño, ha cortado un árbol contra las mismas paredes del Santuario e impedido que los pocos animales propiedad del mismo parten en sus contornos inmediatos". 

     El detonante que provoca, pues, el hecho que tratamos es el corte de un árbol, en concreto un algarrobo por parte del Señor Sánchez Gallego, colono de don José María de Puelles a principios de 1914. 

     Pedro Martínez determinó que abusos como el cometido no podían ocurrir más y para ello era imprescindible resolver de una vez y para siempre sobre la propiedad de las tierras que rodean al Santuario y las lindes que corresponden al mismo, determinando claramente si los terrenos eran del pueblo o propiedad del Sr. Puelles, ahondando en la idea que desde tiempo inmemorial tanto la cerca como el cercado, donde pastaban las vacas de la Virgen, eran del Santuario. 


Fotografía posterior a 1950


     La cuestión no fue fácil y hubo que ir a un largo proceso. Y no lo fue porque en un principio el Sr. Puelles asesorado por el colono (que no quería perder parte del aprovechamiento de las tierras arrendadas), solo estaba dispuesto a ceder una pequeña parcela aproximadamente la mitad de lo que señalaban los mojones antiguos que marcaban los límites del Santuario, a pesar de que por parte de la Hermandad se había intentado resolver amigablemente el asunto, sin resultado alguno. Es mas, aprovechando que el terreno en cuestión no tenía titulación a favor de nadie, el dueño del cortijo colindante, desmontó y sembró parte del mismo. 

     La Hermandad recurrió para su defensa a los servicios del abogado de Medina don Indalecio de Coca. Tras varios encuentros el Sr. Puelles manifestó que su voluntad en absoluto era ir en contra de los intereses de la Hermandad y de la Virgen y que era conocedor de que el rodeo del Santuario nunca había sido de su propiedad y que por tanto estaba claramente dispuesto a deshacer los malentendidos que habían surgido a causa del error de los anteriores propietarios, que consideraron que la propiedad de la tierra era de ellos y así le había llegado a él al no medirse bien la propiedad. No obstante una vez llevada a cabo las medidas correspondientes, efectivamente estaba claro que la extensión de su finca más el santuario era mayor que lo que le correspondía, y en consecuencia en su finca estaba la propiedad del Santuario. Decide definir perfectamente los límites de su propiedad y los de Santuario, cuya superficie es de 12 fanegas de tierra, señaladas por una mojonera de piedra labrada. El 11 de octubre de 1916 comenzó la operación de deslinde en la que participaron don Indalecio de Coca en representación de la Iglesia y don Juan Olmedo en representación de las tierras colindantes, asistiendo el perito agrimensor y varios operarios. El 16 de noviembre de 1916, festividad de la presentación de la Virgen se concluyó la operación de deslinde de las tierras que rodean el Santuario. 

     En el acuerdo final se estableció permutar una fanega de tierra de la Hermandad, que había sido cercada y puesta de viña y árboles frutales por el colono del cortijo, por otra situada al otro lado de la vereda que conduce al Santuario. 

Los linderos establecidos fueron: 
Norte: Cortijo de los Santos 

Sur y Oeste: Cañada Real del Esperón que va a Tablada 

Este: Colada y vereda antigua que desde las Cobatillas, cruzando la cañada, conduce al Santuario. 

     De esta manera el Sr. Puelles otorga nueva escritura de sus propiedades, desgajando de su finca las 12 fanegas del rodeo del Santuario. El documento notarial de deslinde quedó plasmado el 8 de febrero de 1917 con el título de : "Rati ficación de la escritura de la finca rústica y agrupación de esta con otras colindantes en Alcalá de los Gazules", otorgada por don José María de Puelles y Centeno a favor del Santuario de Nuestra Señora de los Santos 

    En conclusión el Ayuntamiento de Alcalá cedió a la Virgen los territorios que integran el rodeo del Santuario y el Sr. Puelles los confirma en escritura notarial, y así debe seguir siendo. 

     El padre Martínez Machado tuvo que recaudar fondos para los gastos del proceso así como para amojonar, cercar y mejorar la situación de la finca del Santuario en general. Para ello recurrió a rifas, limosnas y espectáculos taurinos que ascendían a una cantidad de 1551,64 pesetas. 



     Dentro de las tareas desarrolladas en mejorar las tierras del rodeo del Santuario se llevó a cabo la plantación del Olivar. Para ello con fecha 29 de septiembre de 1918 la Hermandad firmó un contrato con don Antonio Morales y Rodríguez para que plantara de olivos todas las tierras que cercadas de gavias y tunas rodean al Santuario, disfrutando como compensación, dichas tierras sin pagar durante cinco años, recibiendo además el arrendatario 150 pesetas al comienzo y otras 150 al terminar. Las estacas se empezaron a plantar el día 1° de febrero y se terminó el día 1 de abril de 1919. 



NOTAS


     Las fotografías no se corresponden con el artículo impreso.


(2) Eloy Sánchez del Arco. Monografía de Alcalá de los Gazules. Año 1893. La monografía surge como contestación al cuestionario que en 1877 formula el Ingeniero Jefe de Montes de la Provincia Aurelio Díaz y que fueron contestadas por el funcionario municipal Juan Roa y Ríos.

(3) Gabriel Almagro Montes de Oca. La enajenación de Propios en 1848. Apuntes Históricos y de Nuestro Patrimonio. Año 2005, página 51.

(4) José María Puelles y Centeno. Nacido en Alcalá de los Gazules el 27 de febrero de 1863. Hijo de Joaquín Eusebio Puelles y Salas y de Eloisa Centeno de los Ríos. Licenciado en Medicina y Cirugía por la Facultad de Cádiz y la Universidad de Sevilla y en Derecho por la Universidad de Madrid. Notario de Medina Sidonia. Sobrino de Juana Ramona de Puelles y Salas, quien donó a la Hermandad la casita junto a la Capilla de la Virgen en la Salada.

Escribió Recuerdos de mi juventud y Como le quieran llamar.

Casó en Sevilla en 1873 en la Parroquia de San Lorenzo con María Yanguas y Redo, y en segundas nupcias con Clara Puelles y Dalmau el 1 de marzo de 1855 en la Ermita de los Santos. Tuvieron 8 hijos.

(5) Jaime Cordero Barroso. Antigüedades de la Hermandad de Nuestra Señora de los Santos. Alcalá de los Gazules. Velada y Romería en honor de la Patrona. Año 1980.