sábado, 25 de abril de 2020

Alcalá 1800. Historia de la epidemia de fiebre amarilla (III)





      Pero a pesar de todas estas prevenciones y medidas, el cordón sanitario no consigue impedir la entrada de transeúntes en nuestro término, puesto que el propio Comandante General del Campo de Gibraltar recibe noticias de estas violaciones, enviando sus quejas al consistorio alcalaíno en otro oficio que también se atiende en el cabildo del 25 de septiembre: 

“Sre. que se corte la comunicación de gentes forasteras en las casas de los vecinos de esta villa, pena de ba. de presidio a los infractores 

tambien se vio otro oficio del mismo Exmo. sor en el que manifiesta que mediante a noticiarse que varias Personas atropellando las Leyes de la humanidad, y soberano Precepto cometen el grave exeso de admitir en sus casas, cortijos y otros parajes a diferentes que vienen de cadiz y sus Pueblos immediatos y siguiendo en ellos con aumento la mortandad puede resultar el introducirse en los Pueblos del distrito de su mando sufriendo sus vecinos iguales tristes consecuencias” 

      Poco a poco crece el número de víctimas y de enfermos. El riesgo de contagio es tal que prácticamente se paraliza todo. Baste decir que en el mes de octubre no se celebra ningún cabildo y que hasta el propio Corregidor D. Manuel Simó y Solano, olvidándose de que es la máxima autoridad en el pueblo, se queda encerrado en su casa, situada en el castillo. Así lo atestigua el cirujano, José Molina en un interrogatorio posterior sobre el comportamiento de dicho regidor en el tiempo de la epidemia:

“aunque el Corregidor atendió personalmente a los socorros de la epidemia al principio se preservó sin salir de su Casa como un mes en el mayor furor de ella, dejando abandonadas las obligaciones de su ministerio no obstante ser Presidente de la Junta de salud ppca de qe se esperimentaron no pocos desarreglos…” 

    Más esclarecedor aún es el testimonio del licenciado Miguel Moreno González, quien afirma que el corregidor sólo salía para la misa y que intentó huir del pueblo, impidiéndoselo los concejales:

“el Corregor en el tiempo de la epidemia abandonando todas las obligaciones de su ministerio se atrincheró en su casa sin salir mas qe a misa los días de precepto y que havdo venido al principio ordenes de Sor Comandte Genl de Sn roque determinaron los Consejales como legos, combocarlo al Ayuntamto para que se viese su dictamen donde se vió un oficio del Corregor solicitando que el Ayuntamto le diese licencia pa retirarse fuera del termo la qe le fue denegada por su Consejo, pr la qual subsitió el Corregr enserrado en su Casa, sin dar Audiencia a los infinitos clamores del Pueblo por medicinas alimentos y otros socorros corporales, a qe quando mas contestava a algunos por unas ventanas y tal ves a los mas intimos pr los Corredores de la Casa.” 

      Francisco Villanueva por su parte añade que el corregidor ni siquiera abría las ventanas: “le habló desde una pieza de su casa donde asistia qe está en frente, manifestado a voces por la ventana serrando los christales qe no salía a tomar los ayres que corrian.” 

      Definitivo sobre la forma de actuar del corregidor será el testimonio de Nicolás Berrocal, sirviente del mismo, quien llega a afirmar: “que durante la epidemia estuvo este enserrado en su casa de donde no salió para misa ni otra parte sin que tuviese enfermedad alga sino mucho miedo” 

     Ante esta situación, son los demás miembros del cabildo los que se hacen cargo de todo, señalando Villanueva a dos de ellos principalmente: “durante la época del contagio el Corregr se mantubo preservado en su casa dejando al cuidado del Algl mayor y de Villoslada la asistencia a todas ls atencions de la humanidad y el bien ppco (público)” 

      Todo el que ha podido se ha retirado a aislarse en los cortijos en el campo para evitar el contagio, quedando las casas cerradas y siendo algunas saqueadas, a pesar de los esfuerzos de José Antonio Coronado, alguacil mayor, a quien, por cierto, sería de las pocas personas que el corregidor recibía en su casa:

“quando este tgo. (testigo) iba a verlo lo recivia en su vivienda y lo hacia sentar. Que durante el Contagio como los mas de los vecinos pudientes se retiraron al campo se verificó la apertura de algs casas y acaecims de robos lo que no era posible evitar sin embargo de su celo continuo pr ser el único de Justicia qe atendia a ello y los agresores le cogían las hueltas, bien qe no les dejó consumar sus intentos y asi no acaeció rovo de consideron” 

      Como el alguacil mayor no daba abasto para vigilar las casas abandonadas, algunos de los que quedaron en el pueblo se cuidaban de evitar que los ladrones entraran en casas de parientes o conocidos. Este es el caso del mayordomo de Propios, Francisco Durán Troyano, quien ratifica el robo en algunas de ellas:

“durante el tiempo de la epidemia no vio al Corregr concurrir a tomar providencias por el Pueblo (…) ni para inquirir los autores de los robos qe se ejecutaron con apertura de hasta 7 Casas como se vociferaron y entre ellas dos qe estaban al cuidado deste tgo. bien que con la felicidad de qe en sola una faltaron cosas de poco momento, sin duda por no haver tenido lugar los agresores de saquearlas y qe el Corregr se retiró y asiló en su casa sin salir a parte alguna mientras duró el rigor del contagio contestando por las ventanas y Corredor alto a los qe lo solicitavan” 

     Tal sería la situación de desorden y caos que pronto llegan las noticias al Comandante General del Campo de Gibraltar, quien en carta de 16 de octubre acusa a D. Manuel Simó y Solano como culpable de la situación y hasta el Gobernador provincial envía otra carta el día 24 acusando a todos los miembros que componen el cabildo:

“de la falta de actividad, zelo y discresion del Corregr y Ayuntmto de Alcala y de su poca disposon (disposición) a obedecer las provids (providencias) del Sor Comandte Genl del Campo de Gibraltar con respecto a la cituasion de aquel Pueblo, asi en el socorro de los enfermos del contagio como para preservar de él a los sanos y evitar la propagon de la comarca” 

      Tras el cabildo del 25 de septiembre, donde ya faltaron 4 regidores por haberse ido al campo, abandonan el pueblo Juan Benítez Valverde, alcalde ordinario y el escribano de Cabildo, tal como asegura el administrador del hospital Pablo Villoslada “el Corregr en la epidemia se aposentó en sus casas sin salir y que el único Alce ordino qe havia aquel año emigró del Pueblo y lo mismo hizo el Essno de Ayuntamto dn Miguel Manin de la Bastida serrando su oficio” 

     Hablando de escribanos, en el tiempo que dura la epidemia se produce un aumento notable del número de testamentos, más de 80 [24], a pesar de permanecer cerradas las escribanías, siendo algunos otorgados por los enfermos a los curas que los atienden. 

      Otro de los problemas que se presentan con el rápido aumento de fallecidos es el de los enterramientos. Parece ser que en un principio se realiza alguno en el panteón parroquial, justo donde hoy está el salón de actos del Beaterio, puesto que en el listado de fallecidos en la epidemia que se conserva en el Archivo Parroquial, la primera persona apuntada aparece sepultada en dicho lugar:

“Dª Juana Marin, natural de esta Vª Casada con Dn Melchor Ruiz, fallecio en diez y nueve de Septe de mil ochocientos, y se enterró con oficio general en el Panteon de esta Parroquial, recibió los Santos Sacramtos” [25]


     La segunda víctima en la lista es el síndico general del ayuntamiento, José Suarez, aunque no se cita el lugar de enterramiento, sino simplemente que “falleció de la epidemia qe en la misma se experimentó”. A continuación, aparece una hija del anterior, pero a partir de aquí se recogerá como tumba de los cadáveres: “la sanja destinada a el intento”. Esta será precisamente la medida que se toma, enterrar los cadáveres en una fosa común, tanto por la urgencia de enterrar a los fallecidos en la epidemia, sin hacerles siquiera funeral para evitar la propagación tan pronto como murieran, como por la falta de tumbas en las distintas iglesias. El lugar elegido para hacer la zanja es junto a la ermita de San Antonio, primitiva sede del convento de la Consolación de los frailes mínimos en Alcalá hasta 1682 en que pasaron al convento de la Victoria en la Alameda, de ahí que se conociera popularmente como la Victoria vieja. 


     Gracias al testimonio de su mujer, María Caballero, sabemos que será Juan González Cortinas a quien se ponga al frente de los trabajos relacionados con la zanja hasta su fallecimiento:

“su marido tubo al principio de la epidemia de la dirección de la apertura de las sanjas, acopio de las cales, hasta qe le acometió la epidemia de qe murió el dia 1º de Nov.e” Pero como vemos, se habla de zanjas en plural, ya que el número de cadáveres se incrementó tan rápido que hubo que hacer al menos 4 zanjas, tal como afirma posteriormente el alcalde de primer voto, Juan Benítez Valverde, justificando unos gastos, entre otras cosas para: “la apertura de quatro sanjas”. Pero es que además, seguramente hubo que hacer alguna que otra zanja en el campo, pues Villoslada justifica el gasto de 40 reales por una libra de pólvora “qe se imbirtió en dar barrenos y sacar Piedras pa tapar una sanja en despoblado” 

       Por el testimonio de Francisco Villanueva sabemos que para excavar las zanjas se utiliza la mano de obra de los presos en la cárcel, a quienes se les paga 1 real por día, al igual que a la tropa que los custodian:

“fue gasto de la epidemia un rrl de sobre prest qe se suministraba a los Presidiarios y tropa qe paso custodiándolos pa qe hicieran sanjas”. El cirujano José Molina nos cuantifica el número de presos que participan y la duración de los trabajos: “a los Precidiarios qe serian como 20 y a los soldados de sus custodia se les suministrava un rrl de prest o sobre plus y que estuvieron en el Pueblo como un mes” 



NOTAS

[24] Así lo hace constar Fernando Toscano en su libro sobre el Beaterio, pág. 189 

[25] ARCHIVO PARROQUIAL DE ALCALA DE LOS GAZULES. Libro de funerales nº 8. Folio 47 vto y 48.

viernes, 17 de abril de 2020

Alcalá de los Gazules y la guerra anglo-española (I)




Ismael Almagro Montes de Oca 

     En 1585 Inglaterra firmó el Tratado de Norbusch por el cual apoyaba a los Países Bajos en su lucha contra España, iniciándose así la conocida como guerra anglo-española, que duraría hasta 1604. 

      Dentro de este marco bélico, se produjeron algunos acontecimientos en los que hemos podido certificar la participación de alcalaínos. Esta participación se produjo en lugares tan dispares como Cádiz, la ciudad de Santo Domingo, en la Isla Española (actual isla de República Dominicana y Haití) e incluso Inglaterra, formando parte de la Gran Armada que en 1588 intentó el asalto del país anglosajón, con el conocido desastre de la Armada Invencible, como peyorativamente la llamaron los ingleses. 

      Nos encontramos ante una página inédita en la Historia local, ya que la participación de alcalaínos en esta guerra no había sido estudiada hasta ahora. 

1.- EL ASALTO INGLES A LA CIUDAD DE SANTO DOMINGO 

      A finales de 1585 una flota inglesa asaltó Vigo y en las Islas de Cabo Verde, la ciudad de Santiago [1] y después se dirigió hacia las Indias, donde el 11 de enero del año siguiente asaltó y tomó la ciudad de Santo Domingo en la Española. A raíz de este ataque, el monarca español decidió organizar una flota para recuperar la hegemonía en las Antillas y puso al frente de la misma al marino Álvaro de Bazán y Guzmán, primer marqués de Santa Cruz. La noticia llegó hasta aquí en una carta que el duque de Alcalá, Fernando Enríquez de Ribera, escribió al ayuntamiento el 2 de mayo: 

“Consejo justicia y regimiento caballeros escuderos de mi villa de alcala de los gazules aora acabo de resibir una carta de su majestad escrita en (¿?) del pasado en que me escribe que a hecho election del marques de santa cruz capitán jeneral del mar oseano para que baya con buena armada a castigar el atrevimiento y daño que los ingleses an hecho en la isla española” [2]

Lámina de Johann Theodor de Bry sobre la toma de Santo domingo por el corsario Francis Drake. 

      El rey pidió al duque que enviase 200 soldados, por lo que éste ordenó al Concejo alcalaíno que se escogiesen 50 personas de entre los habitantes de Alcalá para formar parte de la armada y sin pérdida de tiempo, los pusiesen a disposición de un capitán que vendría a reclutarlos: 

“que para lleve efecto con toda la brevedad posible yo haga levantar en mi estado hasta dozientos infantes que sea gente escogida y bien armada qual conviene y es menester para semejante ocasión y asi en cumplimiento de lo que su majestad me manda me a parecido escribiros la presente para que luego sin poner en ello ningún a escusa ni dilasion rejunte y haga elesion y nombramiento de sinquenta infantes que e repartido a ese lugar los quales os encargo que sean buenos soldados e personas de pechar y actos para la guerra que luego yra el capitán que tengo nonbrado para que los levante y tengan orden y disciplina de que(¿?) con ellos a la parte y lugar que su majestad me tene escrito y porque confio de vra fidelidad que (¿?) y luego con la diligensia y prestesa que el negosio requiere y pide siendo cosa en que tanto servicio se hará a dios nro señor y a su majestad y a mi” 

Alvaro de Bazán

     Tras conocer la noticia, los regidores mandan al escribano público traer el padrón de los alardes, un registro de todas las personas que podían acudir a campañas bélicas, así como el padrón el padrón de confesiones que se guardaba en la Parroquia, un registro de “buenos cristianos”, confeccionando una lista con ambos padrones.[3]

      Este cabildo fue suspendido debido a lo avanzado de la hora, reiniciándose al día siguiente para elegir del padrón confeccionado a los “sinquenta onbres pa la jornada de guerra q su magt tiene ordenada pa la isla española” aunque finalmente los elegidos fueron 61. En el listado, junto al nombre y apellidos, se recoge la profesión de alguno de ellos: 

“Juan marques sastre 
Diego rs (Rodriguez) sapatº (zapatero)
Bre myn (Bartolomé Marín) hijo de domingo marin 
Alº (Alonso) frayle 
Juº (Juan) frayle gallego 
Juº xies (Jiménez) de medina aperador 
Alº ss (Sánchez) serrano 
Agustin de ayllon 
Frdo (Fernando) alº biudo mansano 
Xpºval (Cristóbal) de ortega mansano 
Alº myn xaramago 
Antonio rs gañan 
Melchior navarro 
Juº merchante tarifa 
Lorº (Lorenzo) xies de quadros 
Frdo despino yernº (yerno) de guerra 
Ruy gra (García) de oliba 
Juº Leon 
Frdo días cantillo 
Andres miguel xies 
Franco rs labrador o su hijo 
Luis de la torre 
Alº de natª serrajero 
Juº gomes mercader 
Luis sches barchilon 
Garsya ramos 
Antonio baes 
Xpoval ss morillo 
Alº myn yerº de porras 
Ruy grª de trugillo 
Frdo despino el mor yerº de juº herrero 
Marcos grª del poso 
Frdo gomes matamoros 
Juº lucas hijo de lucas myn 
Pº myn parrado el moço 
Miguel ruis 
Diº (Diego) delgado palos 
Juº myn del olmo 
Franco pez riquel 
Bre ss ysquierdo 
Mateo xral hijo de xral peres 
Bre ss nieto del caballerizo 
Juº rs agras 
Juº nunes hijo de cochalabaca 
Alº pez belasco 
Salbador ss yerº de miguel ss carpintero 
Alº rs galan 
Xpoval ss hijo de diº dominguez 
Juº xies peña 
Alº perez utrera 
Juº grª de Ximena 
Franco perez orillana 
Pº fernandes conosedor 
Alº myn gago soltero 
Juº de arcos 
Antonio machado 
Gregorio grª 
Andres gª bermejo 
Franco polido 
Juº moreno de las cabras 
Juº alº montanches” 


      Como seguramente muchos de los reclutados forzosos se iban a oponer a marcharse a la guerra, el alcalde mayor ordena que se les notifique a todos y que se les detenga en la cárcel para evitar la deserción, si bien podían evitar la prisión pagando la correspondiente fianza: 

“q todas las personas suso contenidas y cada una dellas sean presas y puestas en la cárcel puca (pública) desta vª (villa) fasta tanto q de allí salgan a la dha jornada o den fianzas abonadas en fª (fecha o forma) q la cunpliran y yran con el capitán quel duque mi sor tiene nombrado hasta ser enbarcado” 

      Sin embargo, el listado de soldados alcalaínos no será el definitivo, toda vez que algunos de ellos ya no se hallaban en Alcalá al ser reclutados, y otros alegaron ser pobres para poder costearse el viaje, caso de Marcos García del Pozo y Lorenzo Jiménez Cuadro, que fueron eximidos, nombrando el cabildo a otros que los sustituyeran, aunque sólo consta como sustituto Juan Domínguez de Baena.[4]

      A pesar de toda la urgencia que se daba al asunto, lo cierto es que a mediados del mes de julio aún permanecían todos en Alcalá, pues se recibe una carta del duque para movilizar a la tropa, siendo el acalde mayor y en el alguacil mayor los encargados de reunirlos: 

“tengan cuidado de mandar juntar la jente y tomar reserva y lista y q esten aprestados pa cuando se avia de levantar la jente/ i pa ello se les dio comisión plena”[5]

      Sin embargo, aunque el embarque parecía inminente, hasta el día 19 de octubre no llega a Alcalá el capitán Juan de Torres Mendoza para hacerse cargo de los soldados: 

“el señor capitán juº de torres de mendosa dixo q anoche entro en esta vª pa levantar los dhos sinqta soldados q desta vª an de salir y luego se vido con los dhos justª y regmto como tienen orden de su exª pa darle y entregar los dhos soldados q pide e requiere sus mds luego se los den y entreguen…” 

      Este capitán pide a los regidores que junten la tropa mientras él marcha a la villa de Cañete la Real para recoger a más soldados, previendo la salida en cuatro o cinco días. Asimismo, requiere que el Concejo se haga cargo de los gastos ocasionados por él y sus soldados en el mesón de Pedro Frios.[6]

      Nuestra localidad se convirtió en la base donde debían concentrarse los 200 soldados escogidos de entre todos los pueblos que conformaban el Ducado de Alcalá. El capitán debió regresar con la tropa de Cañete el 23 o 24 de octubre y posteriormente marcharía a recoger más soldados de otros lugares porque un mes más tarde, el 24 de noviembre, entra en la villa con otra compañía, completándose el cupo de soldados.[7] Todos son mantenidos por los vecinos, lo que obliga a los regidores a escribir días más tarde una carta al duque sobre la carga que está soportando la villa y asimismo, tras hablar con el Licenciado Juan Fríos, solicitan al capitán Juan de Torres repartir los soldados entre Tarifa y Alcalá: 

“enviar los sien soldados dellos a la vª de tarifa e q se qden los otros siento alojados en esta villa y y q se les den posadas y de comer y aviendose ffo alojamto dellos entre los vs desta villa”[8]

      Igualmente informan al duque del dinero que llevan gastados en los 50 soldados de Alcalá desde el mes de mayo y le piden que se lleve a los otros 150 a otros lugares para aliviar a los vecinos: 

“aviendose gastado dos mille ducs en levantar los sinquenta soldados q en esta villa se sacaron por mandado de su exª pa remediar esto acordaron que se escriva a su exª y mande y provea de remedio de manera q sus vasallos no sean tan molestados y se le supliq sea servido de mandar q solamente qden en esta villa los sinqta soldados q se levantaron en ella…” 

       Además, estos no serán los únicos gastos a los que tendrá que hacer frente el Cabildo alcalaíno, puesto que recibió órdenes del duque de Medina ordenando que “se les de de comer a los soldados de paso sin q paguen cosa alguna por ello y q los bagajes se les de por su justo presio …”[9]

      Siete meses después de ser movilizados, aún continúan en nuestro pueblo cien soldados, sumándose otros cien procedentes de Tarifa: 

“por quanto en esta vª estan aloxados sien soldados a veynte dias poco mas o mos y se les da de comer por los besys y todo ello esta alborotado e q ahora an venido de la vª de tarifa otros sien soldados poco mas o menos e no es posible poderlos alojar porq en el lugar no les puede dar de co(mer). Se acordó q por q se an de ir pasado mañana setena los dhos soldados y al capitán juº de torres de mendosa pa q les de de comer esta noche e mañana domingo hasta q se vayan siento e sinqta rs por quenta del consejo y q se de libransa…”[10]

"esta vª estan aloxados sien soldados a veynte dias poco mas o mos y se les da de comer ..."

      Suponemos que todos abandonarían Alcalá definitivamente el día 15 de diciembre para partir hacia las Indias, pues a partir de esta fecha ya no se tienen más noticias de los soldados. 


NOTAS

[1] Pertenecientes a Portugal, en 1580 Felipe II se convirtió en rey del país vecino. 

[2] AMAG. LEGAJO 5 (1585-1589) Cabildo viernes 9 de mayo 1586 folio 137 vto-139 

[3] Cabildo sábado 10 de mayo 1586 folio 138 vto-140 

[4] Cabildo 18 de mayo 1586 folio 143 vto. 

[5] Cabildo 16 de julio 1586 folio 156 vto. 

[6] Cabildo lunes 20 de octubre 1586 folio 185 vto. -186  

[7] Cabildo lunes 24 de noviembre 1586 folio 199 vto. El cabildo acordó buscarles alojamiento. 

[8] Cabildo miércoles 26 de noviembre 1586 folio 199 vto. – 200 (f. 729) Más de 30 ducados para socorrer a los soldados fueron tomados prestados del Pósito. Cabildo sábado 13 de diciembre 1586 folio 204 

[9] Cabildo lunes 20 de octubre 1586 folio 185 vto. -186 (f. 715) los gastos en comida y cebada para las cabalgaduras ascendieron a 42 reales. (Cabildo del miércoles 24 de noviembre 1586. folio 199 vto.) 

[10] Cabildo sábado 13 de diciembre 1586 folio 204 

sábado, 11 de abril de 2020

El Taquíforo




Ismael Almagro Montes de Oca 


      Estoy seguro que nadie sabrá qué es el taquíforo (ojo, no confundir con el taquígrafo), yo tampoco lo sabía hasta que, por casualidad, me topé con una carta fechada en Madrid el 3 de abril de 1891, dirigida al alcalde de Alcalá para instalar en nuestra localidad este aparato: 

“Debiendo proceder al trazado definitivo de las líneas Taquigráficas aprobadas en principio por el Cuerpo Facultativo y hallándose esa localidad incluida en su vasta red, esta Direccion recurre a V. como Jefe nato de esa Admon local a fin de que se sirva explorar los animos del Ayuntº de su digna Presidencia, para saber si está dispuesto a prestar su concurso al objeto de que la mayoría de esos contribuyentes se comprometan a las dos condiciones siguientes: 

1ª Permitir la instalación de postes en los terrenos de esa demarcación Municipal, que la línea deba atravesar, los cuales no impedirán en nada el laboreo de las tierras. 

2ª Que se comprometan asi mismo a no utilizar ningún otro medio de conduccion por cables aéreos. 

Como V. en su claro criterio comprenderá estas dos precisas condiciones nada onerosas por cierto obedecen a que no habiendo hasta hoy nada legislado sobre este novísimo sistema de transporte, pueda trabajarse sobre seguro e impedir el que nunca puedan verse perjudicados los intereses de ambos concesionarios. 

Urgiendo, pues, el proceder por el Cuerpo Facultativo al replanteo de esa línea, cuyas ventajas no creemos del caso encarecerle pues ha de unir a esa población con su mas próximo punto de embarque: ruego a V. se digne interponer su valiosa influencia para con sus convecinos, y comunicarnos su dictamen con la mayor brevedad a fin de que cuanto antes pueda esa localidad gozar de los beneficios de un invento cuya explotación corre a nuestro cargo, y el cual ha de unir en una sola y estrecha res a cuantos pueblos se encuentran hoy aislados por la falta de comunicaciones y cuyos productos no tienen el valor que debieran por un alejamiento del mercado.” [1]

      En esta carta se instaba al ayuntamiento para que mediara con los vecinos por donde debían instalarse los postes de este invento para una línea que, partiendo desde San Fernando, pasaría por Medina y Alcalá, para terminar en Jimena. 

      Pero, ¿en qué consistía este aparato desconocido? 

       En realidad, consistía en una red de postes y cables por donde se transportarían paquetes a razón de 40 metros por segundo, eso sí, siempre que no excedieran de 3 kilos de peso. 

      En aquella época, supondría toda una revolución porque entonces una carta tardaba cinco días en llegar desde Madrid a Barcelona y con el taquíforo se esperaba reducir el tiempo a nueve horas solamente.[2]

      El caso es que, hasta el 28 de marzo de 1891, tan solo 5 días antes de enviar la carta al ayuntamiento alcalaíno, no fue expedida la correspondiente patente de invención, registrada por D. Blas Sales y Seguí y D. Miguel Bonet y Barberá.[3]

      Sin embargo, en las actas del ayuntamiento de la época no aparece recogido por ninguna parte el interés para instalar esta novedosa línea de transporte. No sabemos que pasó. Puede que los regidores ni llegaran a plantear el tema, toda vez que se acababa de adjudicar la línea de teléfonos que nos uniría con Medina [4] y entendieran que sería demasiado pedir a los propietarios de los terrenos que permitieran no una, sino dos líneas, una para el teléfono y otra para el taquíforo.

      Sea como fuere, parece ser que el invento no pasó de los planos a la realidad, pues nada más averiguamos al respecto, tan sólo que, el 10 de abril de 1893 el Registro de la Propiedad Industrial y Comercial, dio por caducada patente por falta de pago.[5]

      Esta es la breve historia de un curioso invento que nunca llegó a Alcalá. 

Membrete de la carta enviada al ayuntamiento


NOTAS

[1] Archivo Municipal de Alcalá de los Gazules. Correspondencia y Comunicaciones. Legajo 82.

[2] Diario de Córdoba de comercio, industria, administración, noticias y avisos. Año XLI Número 11554 pág. 1. Edición del 20 de diciembre de 1890. 

[3] Gaceta de Madrid nº 221 del 9 de agosto de 1891. Página 504 

[4] En el punto 5º de la sesión del 4 de abril, se tiene conocimiento por carta del Marques de Mochales de haberse subastado y adjudicado dicha línea. AMAG. Actas de Sesiones del ayuntamiento pleno. Libro 4 folio 20. 

[5] 1893 08 25 - Gaceta de Madrid nº 237 del 25 de agosto de 1893 página 704 

viernes, 3 de abril de 2020

Las calles de Alcalá y sus nombres. Evolución histórica (V)



MAURA 

     La actual calle Maura, fue denominada desde sus orígenes como calle tercera de Rio Verde [77] y en las modificaciones de 1884 pasa a denominarse Lerma. Este cambio quedó registrado indirectamente en las actas de 1887: “…la casa sin número en la calle de Lerma antes tercera de Rioverde…” [78]

      Además, esta vía no llegaba, como en la actualidad, hasta el Paseo, sino que el tramo que enlaza dicha calle con la c/ Sánchez Flores, recibía al menos en 1889 el nombre de Posadilla

“Posadilla es la casa de este nombre y las de enfrente, saliendo al Barrio de Flores” [79]

     Ya en 1907, concretamente en la sesión del 10 de agosto, se acuerda cambiar el nombre de Lerma por el de Maura, en honor del político español Antonio Maura. 

NUESTRA SEÑORA DE LOS SANTOS 

      Aunque oficialmente se denomine calle Nuestra Señora de los Santos, desde tiempo inmemorial siempre se la conoció por Calle de la Salada, hasta que el 2 de junio de 1898 se acordó ponerle el que aún hoy tiene: 

“A propuesta del Concejal D. José Camilleri y Marchante y como prueba del amor que este pueblo profesa a su Excelsa Patrona Maria Santisima de los Santos, se acordó por unanimidad: Designar con el nombre de Ntra. Señora de los Santos a la calle de la Salada, por ser dicha calle por la que desde tiempo inmemorial verifica la Sagrada Imagen su entrada en la Ciudad cuando es traída en procesión por los fieles desde la Ermita donde se venera.” [80] 

PASEO DE LA PLAYA 

      El Paseo de la Playa fue conformándose como calle en los primeros años del siglo XX. Antes de urbanizarse, la zona estaba habitada por chozas y era conocida con el nombre de Lerma en referencia al arroyo que por allí discurría. [81] El primer nombre con que se rotula esta calle será el de Algeciras, por acuerdo del Ayuntamiento el 21 de agosto de 1905, dentro de la rotulación de las calles del Barrio de Sánchez Flores: “La quinta que forma calle con la carretera de Lerma <<Algeciras>>” [82]

      Sin embargo, este nombre durará muy poco puesto que justo 3 años más tarde, el 21 de agosto de 1907, se acuerda su cambio por el del recordado de Marqués de Mochales

“…Asi mismo propuso que la que se titula de Algeciras se denomine en adelante Marques de Mochales.” [83]

      Hay que precisar que dicho marqués fue nombrado hijo adoptivo de Alcalá en 1904: 

“Se dio lectura a un expuesto del Sor. Presidente solicitando se nombre hijo adoptivo de esta Ciudad al Excmo. Sor. Marques de Mochales como prueba de gratitud por su celo e intenso favor de este Municipio a cuya gestión se debe la baja de Consumos y muy en breve la resolución de otros asuntos que le afectan. 

      El ayuntamiento vista la solicitud del Sor. Presidente, teniendo en cuenta los beneficios que ha de reportar el nuevo señalamiento del cupo de Consumos, como así mismo la construcción de la carretera de esta Ciudad a la de Algeciras, y otros asuntos próximos a resolverse debidas a su gestión acordó por unanimidad: Nombrar al Excmo. Sor. Don Miguel López de Carrizosa y Giles, Marques de Mochales y del Paso de la Merced, hijo adoptivo y predilecto de esta Ciudad.” [84]

       Con este nombre perdurará hasta el 14 de mayo de 1928, fecha en que la Comisión Permanente del Ayuntamiento, accediendo a la petición de varios concejales, acuerda cambiarle el nombre por el de Toscano Dalmau por los méritos contraídos:

“El comienzo de los trabajos para la construcción de la carretera del Puerto de Galis a nuestra ciudad, hace revivir en la memoria de todos los amantes de su progreso la figura esclarecida de Don Pedro Toscano Dalmau, benemérito hijo de este pueblo, que con su poderoso entendimiento y firme voluntad inició y logró llevar a vías de hecho la transcendental obra que no había de tener la dicha de ver realizada.

Fue asi mismo Don Pedro Toscano quien en una de las etapas en que ocupo la presidencia de este Ylustre Ayuntamiento y con perfecta visión del porvenir ideó y llevó a efecto la construcción del paseo que une la Plaza de Montes de Oca con la carretera de Jerez a los Barrios, paseo que hoy constituye el principal sitio de expansión para los habitantes de nuestro pueblo y del que arranca, también por su iniciativa, la nueva carretera debida a sus gestiones.

Justo es pues, Ylustrisimo Señor, que este paseo denominado actualmente, Marques de Mochales, lleve el nombre de quien a mas de proyectarlo y construirlo le dio como salida una nueva via de comunicación cuyas consecuencias aun no es posible del todo calcular.

Por todo lo expuesto, los Concejales que suscriben proponen a V. S. se sirva acordar que teniendo en cuenta los méritos de Don Pedro Toscano Dalmau, que por recientes y notorios no nos detenemos en detallar y muy especialmente los que quedan recordador, al paseo de referencia se le dé el nombre de TOSCANO DALMAU, haciendo asi justicia a quien siempre y en cuantos cargos ocupó hizo patente su gran amor a esta Ciudad.”
[85]


la zona del actual Paseo de la Playa en torno a 1910

      Ya en 1931, con el cambio de régimen político, se sustituyó el nombre por el de Paseo de la República[86]

      Posteriormente, en plena Guerra Civil, su nombre volvió a modificar su nombre el 17 de junio de 1937, rotulándose con el del fundador de la Falange, José Antonio Primo de Rivera: “…que el actual Paseo de la República se llame en lo sucesivo de José Antonio Primo de Rivera” [87]

PLAZA ARCIPRESTE ROA 

      La Plaza Arcipreste Roa siempre se denominó como Plaza de San Juan, hasta que el 22 de julio de 1899 el concejal Manuel Espinosa elevó una propuesta para cambiarle el nombre: 

“Don Vicente Roa de los Ríos, ilustre hijo de Alcalá, había fallecido no ha mucho tiempo ocupando durante su vida lugar distinguido en la sociedad como Arcipreste que fue de la Santa Catedral de Cádiz, puesto que logró por su mucho saber y que desempeñó a satisfacción general y con honra y pres para la Iglesia, de la que fue uno de sus más virtuosos miembros; por lo que a juicio del que tenía el honor de dirigirse a la Corporación municipal, se estaba en el caso de honrar la memoria de tan preclaro varón y al propio tiempo de la ciudad que le vio nacer, poniendo su nombre a una de las calles de la misma. El Ayuntº aceptó por unanimidad la proposición hecha y acordó: que por la Comisión de Policía Urbana se designe a que calle se ha de designar con el nombre del Sor. Roa.” [88]

      El cambio oficial del nombre de esta Plazoleta se producirá por acuerdo del Ayuntamiento el 23 de septiembre de dicho año, [89] aunque el rótulo no se pondrá hasta varios años más tarde, puesto que en 1905 un concejal elevó una queja para que así se hiciera. [90]

       Junto a esta Plaza, existe una calleja, hoy cerrada por una verja, que no tiene nombre pero que al menos hasta la Guerra Civil [91] sí lo tuvo, se trata de la calle Gaspar Racero. Su ubicación está perfectamente delimitada en el Padrón de habitantes de 1889 al describir las calles que desembocan en la Plazoleta de San Juan: “las avenidas de la de San Pedro, Gaspar Racero, Escalereta, Sainz Andino y Nueva”. 

PLAZA DE SANTO DOMINGO 

      Desde que se fundó el Convento de los dominicos, la gran explanada frente al mismo se tituló Plaza de Santo Domingo, hasta que el 22 de julio de 1899, el Ayuntamiento acordó variar su nombre por el de Plaza de Castelar, para honrar la memoria de dicho político: 

“A propuesta del Sr. Arroyo Rodríguez y para honrar la memoria del eminente tribuno y honrado hombre público Don Emilio Castelar, gloria de la Nación Española, se acordó por unanimidad: Que con el nombre de Castelar se denomine en lo sucesivo la Plaza de Santo Domingo.” [92]

      Este nombre sobrevivió a la remodelación de 1907: “Se dio cuenta del expuesto sobre rotulación de calles que quedó sobre la mesa en la sesión anterior. Oido el parecer de los Sres. Alba, Serrano y Moreno a propuesta de la presidencia se acordó aprobarlo con las modificaciones siguientes.

1º Que la plaza de Stº Domingo se denomine Castelar por estar asi acordado con anterioridad.” [93]

      Pasada la guerra civil, se le cambió el nombre por el de Plaza del General Varela, en honor del militar de San Fernando que participó en el bando nacional.[94]


Plaza de Santo Domingo en la década de 1930. Fotografía de Manuel Gómez Moreno 

NOTAS

[77] Con este nombre figura en la Rectificación del Padrón de habitantes de 1883. AMAG. Legajo 212. P. hab.1884-1928 

[78]  AMAG. Libro de actas de sesiones del Ayto. Pleno. Libro 1 folio 138 y vto. Sesión del jueves 10 de marzo de 1887. 

[79]  AMAG. Libro de actas de sesiones del Ayto. Pleno. Libro 14 folio 19. Sesión del 10 de agosto de 1907 

[80] AMAG. Libro de actas de sesiones del Ayto. Pleno. 1898 libro no catalogado folio 66. 

[81]  En 1883 en la rectificación del Padrón, figuran las calles 1ª, 2ª y 3ª de Rioverde y además Lerma. AMAG. Legajo 212. 

[82]  AMAG. Libro de actas de sesiones del Ayto. Pleno. 1905-1906 Libro 12 folio 69 vto. Sesión del 21 de agosto de 1905 

[83]  Ib. Libro 14 folio 21 vto. 

[84]  Ib. Libro 11 folio 14 Sesión del 30 de enero.

[85] AMAG. Expedientes varios. Legajo 288 

[86]  En las actas del Ayuntamiento no ha quedado registrado dicho cambio, pero por el contrario, lo encontramos indirectamente en las mismas: “Se dio cuenta de un escrito de D. José Rodríguez Carrasco fecha 21 de Mayo anterior en el que pide se le ceda en venta doscientos metros cuadrados de terreno en el sitio paseo Marques de Mochales hoy de la República…” AMAG. Libro de actas de sesiones del Ayto. Pleno. Libro 28 folio 23 vto. Sesión del 1 de junio de 1932 

[87]  Ib. Libro 32 folio 83 vto. 

[88]  Ib. Libro 7 folio 81 vto. Sesión del 22 de julio de 1899. 

[89]  Ib. folio 101 vto. 

[90] AMAG. Libro de actas de sesiones del Ayto. Pleno. 1902-1904 Libro 12 folio 16. Sesión del 5 de febrero de 1905. El concejal Miguel Puelles expuso: “Que estando acordado por el municipio denominar la Plaza de San Juan, Arcipreste Roa, solicitaba que tan luego lo permitieran los ingresos se rotulase en forma en cumplimiento de dicho acuerdo.” 

[91] Con tal nombre aparece en el Padrón de habitantes de 1935. Legajo 196. 

[92] AMAG. Libro de actas de sesiones del Ayto. Pleno. 1898 Libro 7 folio 81 vto. 

[93] Ib. Libro 14 folio 18 vto. Sesión del 10 de agosto de 1907

[94] Con tal nombre aparece ya recogido en el Proyecto de Urbanización de la subida de Santo Domingo. AMAG. Expedientes de obras municipales (1947-1953) - Legajo 432.