sábado, 25 de marzo de 2023

El Crucificado de Laínez Capote


 

Ismael Almagro Montes de Oca 

 

    Miguel Laínez Capote (1906-1980) fue un escultor gaditano al que alguien calificó como “jornalero del arte” ya que, en la postguerra, fue el artífice de multitud de tallas para sustituir a las desaparecidas en la contienda bélica y de restauraciones de imágenes dañadas en los disturbios, realizando una labor poco reconocida en los ámbitos cofrades de la provincia gaditana, debido a que su producción fue muy irregular y de modesta calidad artística. 

   

     Sabemos que, en Alcalá, en fecha desconocida de la década de los años 40 del siglo pasado, intervino la talla del Cristo de la Expiración, un crucificado que se conservaba en la Parroquia, procedente del convento de Santo Domingo, que perteneció a la Cofradía del dulce Nombre, extinguida al cerrarse dicho convento en 1835 y que restauró la Virgen de la Soledad, de la Cofradía del Santo entierro en 1956, según consta en una inscripción que conserva en su peana.

    Sin embargo, damos a conocer hoy su autoría sobre otra talla, al localizar en el acta de la sesión del ayuntamiento alcalaíno celebrado el 28 de junio de 1943, en un extracto de cuentas, lo siguiente:

“A Miguel Laínez dos mil pesetas por la construcción de un crucificado para la Capilla del Cementerio de esta Ciudad” [1]

 
    El pago de esta cantidad certifica que, efectivamente, Laínez Capote realizó un Crucificado. Ahora bien, este dato nos hace plantearnos muchas interrogantes en torno a esta Imagen. En primer lugar, no hallamos nada anterior en las actas del ayuntamiento sobre la necesidad de colocar allí una talla, ni sobre el encargo o firma de contrato de ejecución.

    Sobre el tamaño de esta Imagen, si tenemos en cuenta lo que costaron otras tallas suyas, nos inclinamos a pensar que fuera de tamaño natural, puesto que la Imagen más icónica de la producción de Laínez, el Medinaceli de Cádiz, que realizara cinco años antes, costó 750 ptas., [2] mientras que, por la Virgen del Buen Fin de la cofradía de la Sentencia, realizada en 1950, se pagaron 1500 ptas. y en 1956 talló una Imagen de Jesús Cautivo para Chiclana por 4000 ptas.[3]

    Tampoco encontramos nada que corrobore que este Crucificado fue finalmente colocado en la capilla del cementerio. ¿Pudo acabar este Crucificado en la Parroquia? ¿Puede ser este Crucificado el que se sabe que restauró en fecha indeterminada de la década de los 40 y que hoy conocemos como Cristo del Perdón? Resulta curioso que, en documentación oficial de esta última Cofradía, sobre el origen de la Imagen, solo se especifique que fue restaurado por este escultor a expensas de la Cofradía de la Columna. [4] Esto nos lleva a plantearnos nuevas preguntas: ¿por qué esta cofradía, que llevaba más de un siglo extinguida, y que se refunda tras la guerra civil, destinaría recursos a restaurar el crucificado y no a sus Imágenes Titulares, que tras tan largo periodo de inactividad no debían estar en las mejores condiciones? ¿Pudo restaurar las Imágenes de la Columna con anterioridad?

    Esperemos que futuras investigaciones ayuden a arrojar luz para despejar todas estas incógnitas sobre el Crucificado de Láinez Capote. 

                     


NOTAS

[1] ARCHIVO MUNICIPAL ALCALA DE LOS GAZULES. Actas sesiones Ayto. pleno. Libro 35 (1942-1943). Folio 91 vto.

[2] Leído en http://veracruzcadiz.es/miguel-lainez-capote-1906-1980-medio-siglo-haciendo-imagenes-para-cadiz-y-su-provincia/

[3] Leido en http://www.cadizcofrade.net/imagineros/lainez.htm

[4] Boletín conmemorativo del 25º aniversario de la fundación de la Cofradía editado en 1974.Datos recogidos en un artículo de Manuel Quirell Figuer, Hermano Mayor de la Cofradía del Perdón

 la fotografía de Miguel Laínez Capote ha sido extraída de

https://cofradiasanidad.wixsite.com/cofradiasanidadcadiz/post/2019/04/06/a-d-miguel-lainez-capote


sábado, 18 de marzo de 2023

La cuaresma y el pescado




Ismael Almagro Montes de Oca


    Desde los inicios del cristianismo, el miércoles de ceniza comenzaba para los creyentes un periodo de 40 días, la Cuaresma, en que, emulando a Jesucristo, que pasó 40 días en el desierto sin comer ni beber nada, hacían ayuno y se abstenían de comer carne, que estaba considerada como un manjar casi exclusivo para las celebraciones. Durante la Cuaresma y Semana santa, los viernes eran día de penitencia por ser el que murió Jesús, y por tanto no tenía sentido celebrarlo con manjares, sustituyéndolos por verduras y pescado principalmente.

    Esto, que hoy día nos puede parecer hasta incluso ridículo, cobraba especial importancia en siglos pasados, cuando los preceptos religiosos del catolicismo estaban por encima de cualquier ley, de cualquier gobierno o reinado y más en una pequeña villa como Alcalá, a mediados del siglo XVI, por eso no es extraño que los regidores se preocupasen por que no hubiese desabastecimiento de pescado en la Cuaresma, y con varios meses de antelación, como ocurriera en diciembre de 1559, ordenaron una rebaja de impuestos para aquellos vendedores que trajeran pescado:

“sobre precio del pescado

En este cabildo se trato d la necesidad q en esta vª ay d pescado razon d lo poco q viene a ella/ y se acordó q pa q mejor se pºvea de dho pescado y con mejor voluntad los playeros y otros traygan a vender a esta vª se apregone q los q truxeren pescado como boncherones meros o safrios o pescados en rollo o aze(falta papel) salmonetes o besugos q lo puedan vender a los prescios q quisieren y q no se les ponga postura en ello alguna/ y que esto es la voluntad de este cabildo y no mas y q por lo suso dho no se ha visto pagar sus dis (dineros) a los esecutores conforme a la ordenança (ilegible) q el otro pescado se ponga postura como hasta agora se a fecho.” [1]

    Aún más, en otro cabildo posterior, incluso se acordó que fue fuese el propio Concejo quien costease del caudal de Propios la compra de pescado en los puertos costeros, buscándose persona para adquirirlo y venderlo en la villa, sin poder cobrar más que la pescadería:

“En este cabildo sus mds trataron d la falta q en esta villa ay d pescado (¿?) especilmte en la quaresma / y por q es menester y muy nescesario se acordó y mdo (mandó) q este concejo del propio del faga comprar pescado y pargos y tollos en el puerto o en cadiz o donde se hallare y se trayga a esta vª pa la quaresma/ y q traído se fara (¿?) prescio d lo q cobstare y qtas (cuentas) q se fizieren en tráerlo y en lo demás/ y q se venderá (¿?) q ni la pª (pescaderia?) perdonada ni gane mas qesta la dha pª poveyda/ y qe el señor (¿?) mde librar los mrs q a sus md le paresciere pa lo suso dho y haga buscar psona d quien se confiee lo suso dho q lo fara bien con el salario q su md le paresciere” [2]



NOTAS

[1] ARCHIVO MUNICIPAL ALCALA DE LOS GAZULES. Legajo 3. Folio 4. Cabildo de día indeterminado de diciembre de 1559 por falta de papel.  Folio 4

[2] Ib. Folio 4 vto. Cabildo del 26 de diciembre de 1559

sábado, 11 de marzo de 2023

Breve crónica de los progresos de Alcalá con el alcalde Galán Caballero




Ismael Almagro Montes de Oca



      José Galán Caballero, natural de Morón de la Frontera (Sevilla) de profesión ayudante de Ingeniería, llega a Alcalá en torno a 1883. Aquí casa en segundas nupcias con una hija del alcalde Francisco Recio Pedrosa y como su suegro, participará en la vida política local, al ser elegido concejal el 12 de diciembre de 1897, aunque no toma posesión de su cargo hasta el 2 de julio del año siguiente, precisamente el día en que ha de elegirse entre los concejales un nuevo alcalde por haber dimitido el 27 de junio anterior el que lo era hasta entonces, Francisco Sánchez Díaz, siendo elegido Galán Caballero por 12 votos y una papeleta en blanco.

     La siguiente crónica alabando su labor al frente del ayuntamiento apareció publicada en el periódico EL RENACIMIENTO cuando llevaba tan solo mes y medio en el cargo:



ECOS DE LA PROVINCIA

ALCALA DE LOS GAZULES

      Hace dos meses escasos que se encargó de la Alcaldía de esta ciudad el Sr. D. José Galán, y ya se ha hecho notar en tan corto espacio, su iniciativa y buen deseo en beneficio de sus administrados, los cuales, no han sabido, de veinte años a la fecha, más que pagar sus recargos y arbitrios municipales, sin conocer en las diferentes administraciones que se han venido sucediendo, más que despilfarros y el enriquecimiento de los que han estado al frente de ellas, y el de sus familias.

     A la influencia y actividad del Sr. Galán, debe ya este pueblo la concesión de un trozo de carretera que, partiendo del pie de la terrible cuesta de Medina, enlaza con la de Chiclana, en el ventorrillo del «Carmen», ahorrando a los viajeros y transitantes en toda clase de vehículos, próximamente dos horas de jornada y las molestias consiguientes. Al mismo tiempo se está reconstruyendo el Matadero público, el empedrado de la calle Real, que es la principal del pueblo, el de la calle de Nuestra Señora de los Santos, que es la primera para la salida al campo y que afluye al mercado de la feria, la cual hacía infinidad de años que se encontraba intransitable, así como la calle Carril Alto, donde se hacía imposible su paso. También creo tiene en proyecto el arrecifado de la pendientísima calzada que desemboca en el Mercado, la traída de las aguas de las fuentes públicas que distan medio kilómetro de la población, al centro de ella, con lo cual proporcionaría a las clases menesterosas un gran servicio que nunca olvidarán; el empedrado de la calle de Sagasta, el ensanche del Cementerio, que es de suma necesidad y otras varias mejoras.

     El alumbrado público es el que deja mucho que desear, pues, en la mayoría de las noches, las luces del único paseo que hoy tiene esta población, sólo son comparables a las candilejas que usaban nuestros antepasados de la Edad Media, y eso cuando se encienden las pocas de que está dotado, ocurriendo repetidas veces que quedan por encender la mitad de ellas, favoreciendo muy poco a la población y mucho menos a su Municipio; pero no dudamos que será atendida esta advertencia y corregida por tan celosa autoridad.

     Adversarios políticos del Sr. Galán, con quien sólo cruzamos nuestro saludo por semestres, unido a nuestra independencia respecto a todo lo que se liga con los asuntos del Municipio, no nos mueve otra idea al escribir estos mal trazados renglones, que el provocar el estímulo, en los que han de regir la administración local, en favor de este desgraciado pueblo, y no en provecho propio, como hasta aquí ha venido sucediendo.

     Siga pues el Sr. Galán la senda emprendida y tendrá el aplauso de estos vecinos, así como la censura cuando incurra en ella, pues estamos decididos a obrar con extricta imparcialidad.

El Corresponsal.

18 Agosto 1898.”[1]




NOTAS

[1] Edición del viernes 19 de agosto de 1898 de “El Renacimiento”. Año IV nº 826 pág. 2

sábado, 4 de marzo de 2023

EL CLERO DE ALCALÁ DE LOS GAZULES Y SU ENTOR­NO EN EL SIGLO XVIII (II)




 EL ENTORNO DEL CLÉRIGO

       Como hemos indicado en la introducción, familia y allegados, sirvientes, vecinos y compañeros de grupo conforman el universo humano en el que se des­arrolla la vida del clérigo. El estudio más exhaustivo de las cláusulas citadas, en función de dichos grupos, arroja los siguientes resultados:

Familia y allegados

       Este grupo, en el que se incluyen tanto los familiares propiamente dichos como todas aquellas personas con las que el clérigo guarda una relación cuasi fa­miliar, basada en el cariño y la protección, acapara el 54,2% de los legados (12)

       Las sobrinas, beneficiarias del 29,7% del total del grupo, predominando, en los casos en que se declara el estado, las doncellas, huérfanas y viudas; seguidas de los sobrinos, entre los que encontramos también algunos huérfanos y una sép­tima parte de eclesiásticos, que perciben el 28,2%, son los principales legatarios familiares del clérigo. Ellos son, además, los que mayor variedad de legados reci­ben, uno poco de todo lo necesario para sobrevivir: casa, dinero, ganado y mue­bles, sobre todo las sobrinas doncellas o viudas.

       Con porcentajes muy inferiores, pero similares, los hermanos, entre los que aparece sólo un eclesiástico; las primas, con un predominio de las viudas, cuan­do se acredita el estado; las hermanas, algunas viudas y doncellas; y las parien­tas sin determinar, con un 9%, 8,3%, 7,6% y 6,5%, respectivamente.

       Compadres y comadres se encuentran muy equiparados, ya que reciben un 2,5% y 2,8%, respectivamente, de los legados del grupo. Por último, rondando el 1%, encontramos los tíos, tías, cuñados, parientes masculinos sin determinar, ahijados, ahijadas y primos.

       Como vemos, los legados van más en función de la necesidad y el afecto que del sexo y siempre se procura que queden en la misma línea (13). A veces se con­templa la sucesión del legado y la posibilidad de que fallezca el legatario, en cuyo caso puede pasar a los herederos del clérigo, a los descendientes del legatario, a otra persona, casi siempre un hermano del fallecido, si éste no tuviera descen­dencia, a la iglesia o a alguna entidad benéfica.

       En ocasiones, los legados serán efectivos al tomar estado el legatario, pre­tendiendo, de esta forma, que sean más útiles para su porvenir. Por último, se pre­tende una cierta equidad en lo que a la concesión de mandas se refiere, de forma que cuando los legatarios son hermanos entre sí los legados son idénticos, lo cual se aprecia sobre todo con las mandas de dinero y ganado, siendo más frecuente entre sobrinos y sobrinas, aunque, también, a veces, se advierten preferencias o legados en función del sexo (14). Sobrinos y sobrinas serán sus principales legatarios mientras que hermanos y hermanas, como veremos, sus principales herederos.

        Respecto a los albaceas, el 46,8% de los mismos está compuesto por los miembros de este grupo. Dentro del mismo, los hombres se erigen en protago­nistas frente a las mujeres, algo completamente previsible, si tenemos en cuenta la situación de la mujer en el tipo de sociedad que nos ocupa, relegada a las fun­ciones "propias de su sexo", y su índice de alfabetización. (15)

       Entre los componentes masculinos, aparecen en primer lugar los sobrinos, más de la mitad de los cuales son clérigos, representando el 29,3% del total de fami­liares; a éstos siguen, con un porcentaje ligeramente inferior, 26,9%, los hermanos.

       Otros miembros masculinos, cuya incidencia es muchos menor, e incluso anecdótica, en algunos casos, son los tíos, todos clérigos, 2,3%; primos, 1,5%; cuñados, 1,5%; hijos (16), 1,5%; compadres, 0,7%; y padres, también 0,7%.

        Entre las mujeres de la familia, aparecen, en primer lugar, las hermanas, de las que más de una cuarta parte son doncellas o viudas, con un 22,2%. Es posible que al vivir muchas con ellos fueran sus albaceas ideales, pues conocerían todo lo concerniente a sus bienes, deudas, preferencias por ciertos familiares o veci­nos, etc.; a éstas siguen, ya a mayor distancia, las madres, 3,9%; sobrinas, 2,3%; primas, 1,5%; una tía y una comadre. (17)

        En cuanto a la herencia, el 89,2% de los herederos pertenece al grupo de la familia y allegados, lo que no difiere de la tónica general (18), pues el clérigo pre­tende que su patrimonio quede dentro de la familia.

        En este caso, las mujeres resultan ser las principales beneficiarias, hecho completamente explicable, pues la mujer durante el Antiguo Régimen se encuen­tra desprotegida y en inferioridad de condiciones con respecto a los hombres, por lo que necesita un determinado patrimonio para vivir con cierto desahogo, unos medios y una seguridad que los bienes de los clérigos le pueden proporcionar. Además, muchas de estas mujeres, hermanas, sobrinas y primas, sobre todo, vivi­rían con ellos, guardarían sus casas, les asistirían, por lo que se convertirían, como muestra de agradecimiento, en sus principales herederas.

        Dentro de las herederas de la familia, las hermanas (19), una cuarta parte de las cuales son doncellas o viudas, suponen el 37,8% del total del grupo familiar. A éstas siguen, a cierta distancia, las sobrinas, con un 13,7%. Con porcentajes menores, las madres, 5,7%; primas, 2,5%; cuñadas, 1,2%; y ahijadas, 0,6%.

       Entre los varones de la familia encontramos en primer lugar a los hermanos, con un 19,8% del total familiar, seguidos de los sobrinos, el 14,7% de dicho grupo. Con porcentajes mucho menores se encuentran los herederos legítimos: padres, 3,2%; e hijos, 1,2%.

       Según se desprende de estos datos, prima el parentesco sobre el sexo, de forma que heredan primero los hermanos y después los sobrinos. Dentro del pri­mer grado, no obstante, impera el sexo y la necesidad del heredero, pues las her­manas vivirían con ellos, principalmente las doncellas y viudas. En el segundo, entre los sobrinos se aprecia una mayor igualdad, ya que el sexo no seria una cuestión preferente, pues destaca ligeramente el porcentaje de los varones.



NOTAS

(12) Porcentaje similar al que Rey Castelao detecta a fines del siglo XVII entre el clero compostelano, un 56,7%, pero superior al que encuentra García Fernández entre el vallisoletano, 40,7%. REY CAS­TELAO, O.: "El clero urbano compostelano a fines del siglo XVII. Mentalidades y hábitos culturales", La Historia social de Galicia en sus fuentes de protocolos, Santiago de Compostela, Universidad, 1981; y GARCÍA FERNÁNDEZ, M.: Herencia y patrimonio familiar en la Castilla del Antiguo Régimen. Religiosidad, actitudes colectivas y comportamientos económicos. Valladolid, Universidad, 1995.

(13) D. Alonso González Barroso, presbítero beneficiado, manda, para el mayor socorro de sus parientes, que dos partes de casa declaradas las gocen alternativamente por tiempo de un año, bien habitándolas, bien alquilándolas, cuatro sobrinas, dos de ellas doncellas y una viuda, hijas de sus hermanos difuntos, Si alguna fallece entrará en su lugar un sobrino varón. A.H.P.C. Sección Protocolos de Alcalá de los Gazules, Libro 140, folios 22-27.

(14) D. Bartolomé Muñoz Morillo, presbítero beneficiado, tiene un sobrino, su ahijado, criado en su casa y que vive en ella, y una sobrina que le asiste. Ambos reciben legados varios pero a él le deja mayor cantidad de dinero y tierras y a ella, por su parte, plata y alhajas. A.H.P.C., Sección Protocolos de Alcalá de los Gazules, Libro 161, folios 66-73.

(15) DE LA PASCUA SÁNCHEZ, M. J.:, op, cit., págs. 68-69.

(16) Se trata de los testamentos de D. Alonso Jiménez de Zurita, presbítero y Comisario del Santo Oficio en Sevilla, el cual estuvo casado y velado con una vecina de Medina con la que tuvo un hijo legitimo; y de D. Andrés Muñoz de la Vega, clérigo de menores, quien presenta un testamento hecho en virtud de poder por su hijo. A.H.P.C., Sección Protocolos de Alcalá de los Gazules, Libro 144, folios 426-428 y Libro 276, folios 73,74.

(17) Entre los presbíteros del obispado de Coria, los componentes de la familia que aparecen como alba­ceas presentan los siguientes porcentajes: los sobrinos son albaceas en el 33% de los casos, los her­manos y hermanas suman el 25%, tíos y primos el 7% y padres el I%. ARAGÓN MATEOS, S.: "Notas sobre el clero secular en el Antiguo Régimen. Los presbíteros en el obispado de Coria en el siglo XVIII", Hispania Sacra, 89 (1992), 291-334.

(18) Vid ARANDA MENDÍAZ, M.: El hombre del siglo XVIII en Gran Canaria. El testamento como .furente de investigación histórico jurídica. Las Palmas de Gran Canaria, Universidad, 1993, pág. 189; y REY CASTELAO, O.: op. cit., pág. 502.

(19) La importancia de las hermanas, como en otras zonas, es incuestionable, Vid. REY CASTELAO, O.: op. cit. Y ARAGÓN MATEOS, S.: op. cit., pág. 328.