sábado, 28 de octubre de 2023

La Plazuela de Magdalena





Ismael Almagro Montes de Oca



    El trazado urbano de Alcalá, por su orografía, carece de grandes espacios abiertos, hasta el punto de que, en el casco antiguo, tan solo a dos, históricamente se les ha dado el apelativo de plaza, como son la Plaza de San Jorge o plaza alta y la plaza Alameda de la Cruz, cuyo nombre original era Plaza de la Cruz, mientras que existen otros dos que no llegan a tener rango de plaza y siempre se consideraron simplemente como plazuelas, aludiendo a un simple ensanche del trazado de la propia calle, como eran la Plazuela del Marqués y la actual Plazuela de los emigrantes.

    Al hilo de esto, en una diligencia del año 1724 del escribano mayor del Cabildo, Carlos del Fierro, dando fe de la convocatoria de un cabildo abierto, es decir, de ayuntamiento y principales contribuyentes en la Parroquia, da fe de que se había pregonado y fijado edictos en los lugares acostumbrados:

“en la villa de Alcala de los gazules en el dho día mes y año por vos de lorenzo de Padilla Pregonero se publico en diferentes partes publicas y acostumbradas de ella el cabildo abierto que se manda tener desde mañana seis de este mes y fixe quatro hedictos que lo expresavan uno en las puertas de las Casas Capitulares otro en la alondiga otro en la Plasuela de madalena y otro en la plaza de la cruz y para que conste lo pongo por Dilixencia de que doy fee” [1]

    Sorprende aquí el nombre de Plazuela de Magdalena, un nombre del que hasta ahora nada se sabía, y, que viendo que prácticamente no existen otras opciones, debe hacer referencia a la actual Plazuela.

    Precisamente, un memorial de un vecino fechado a finales de 1730 solicitando un terreno para construir una casa, nos ha servido para retrasar en un siglo la antigüedad del nombre de esta Plazuela:

“en este cavdo se dio Memorial por Juan Rodrigues Vezno desta villa en que pide diez varas de largo y cinco de ancho en la Plasuela que llaman de las Blasas linde de casas de Dª Maria Infante dexando sus entradas y salidas a las casas de Domingo muños lorenso para la servidumbre de la Plasa de Santo Domingo Para hacer unas casas…” [2]

    El nombre de Plazuela de Blasa o de las Blasas, debe hacer referencia a alguna persona de aquella época, o poco anterior, o algún apodo de alguna familia que debió vivir en la misma, siendo esto muy frecuente en aquella época, conociendo varios ejemplos, como la actual calle de las Brozas, que se la denominaba calle de Juan de las Brozas.

    Tres meses más tarde, la resolución de los regidores sobre la petición de este solar, por fin nos aclaró el tema, confirmando que indistintamente era conocida como Plazuela de Blasa o Plazuela de Magdalena:

“en este cabildo el sr D Juan Bernardino Antonio Cabrera de la Serda Alcalde ordinario dixo que en cumplimiento de acuerdo celebrado por el consexo desta villa en el año próximo pasado sobre el sitio que pidió Juan Rodrigues en la plasuela de Magdalena a la linde de la cassa de Maria Infante…” [3]

    Plazuela de Blasa ha sido el nombre más longevo que ha tenido esta Plaza, ya que lo ha ostentado, que sepamos, al menos casi durante casi tres siglos, hasta que se cambió en 1894 por el de Duque de Almodóvar del Río. [4]

La Plazuela  en la Segunda República


NOTAS

[1] ARCHIVO MUNICIPAL ALCALA DE LOS GAZULES. Actas sesiones Ayto. pleno. Legajo 16. Libro 1. Diligencia de 5 de noviembre de 1724. Folio 120 vto.

[2] Ib. Legajo 16 Libro 3. Cabildo del 20 de diciembre de 1730. Folio 282 vto.

[3] Ib. Legajo 17. Cabildo de 25 de marzo de 1731. Folio 40 y vto.

[4] Con este nombre se rotuló el 14 de mayo de 1894, aunque durante el siglo XIX también se la menciona a veces como Plaza de la Carnicería por situarse allí el mercado.


sábado, 21 de octubre de 2023

EL CLERO DE ALCALÁ DE LOS GAZULES Y SU ENTORNO EN EL SIGLO XVIII (y V)





A MODO DE CONCLUSIÓN

        De todo lo anteriormente expuesto podemos sacar algunas conclusiones:

       Respecto a la familia del clérigo, vemos que ésta es muy amplia y está com­puesta por todas aquellas personas que viven en su hogar, bajo su mando y pro­tección. A través de determinadas referencias en los testamentos acerca de la con­vivencia, comprobamos una presencia destacada de mujeres en su casa, en parti­cular, hermanas, sobrinas y primas. Las mujeres de la familia que viven con ellos también les asisten, lo cual coincide con los resultados de los estudios realizados en otros puntos de nuestra geografía (49). Sobre estas personas el clérigo ejerce su autoridad y tutela y serán sus herederas y las receptoras de los legados más impor­tantes, en la mayoría de los casos, conjugando así gratitud y obligación.

       Su posición social y económica superior y las características del medio en el que se desenvuelve (50) harán que en este entorno familiar el clérigo, como en otras zona (51), se convierta en protector de los desvalidos, en particular de las mujeres (52), lo que explicaría la composición familiar de su hogar, tutor y curador de sus sobrinos, administrador de los bienes familiares, depositario de legados y heren­cias y en el padrino idóneo para unos ahijados muy necesitados. No obstante, dado que el entorno familiar del clérigo es muy amplio, a menudo éste se presenta como el padrino de los hijos de sus sirvientes y esclavos y extiende su protección hacia la mujer necesitada, a las asistentas, mozas acogidas y vecinas.

        Según vemos, las solidaridades familiares se muestran prioritarias. Las obras de caridad deben hacerse, antes que nada, con los miembros de la propia familia y con todos los conocidos (53). No existe un sentimiento caritativo hacia los pobres o los necesitados en general, todo es más personalizado, esos pobres de la Villa son sus vecinos, sus familiares, sus sirvientes, y a ellos lega sus bienes.

       El clérigo rural está inmerso en un mundo de redes familiares que afecta al resto de la población campesinas (54). El clérigo es un elemento más en el abigarra­do mundo rural de relaciones sociales y mantiene su propia estrategia respecto a su familia, para perpetuarla y mantenerla en un determinado status, el que él le proporciona. Transmite su patrimonio de la manera más equitativa posible, lo reparte de forma que todos se beneficien. Este status, no obstante, no debemos entenderlo como referido a riqueza, sino más bien a posición o condición. Se pre­tende que la familia del clérigo siga siendo la familia del clérigo, que continúe manteniendo en el pueblo la posición que le caracterizaba mientras él vivía, que permanezca protegida. Siguiendo con esta idea, el hecho mismo de introducir a los sobrinos en el propio estamento o de promocionarlos de alguna manera, algo muy común entre los clérigos, no iría encaminada únicamente a que dicho sobri­no obtuviera los beneficios inherentes al estado, que también, sino que toda la familia se siguiera beneficiando de ellos. Estos sobrinos representarían el relevo de los tíos en esa asunción de funciones que en su mayoría poseen: administra­dores, tutores, protectores de la mujer, depositarios, fideicomisarios, etc. No obs­tante, esto es sólo una idea que apuntamos, para lo cual tendríamos que seguir la trayectoria de dichos sobrinos.

       Respecto a los sirvientes, éstos, a diferencia de lo que ocurre en otros esca­lones de la jerarquía eclesial, representan una ayuda, no un símbolo de presti­gio (55), lo que repercute necesariamente en el tipo de relación laboral establecida. Dicha relación laboral, en este caso, está basada en la ayuda y asistencia, no en la ostentación, por lo que existe una mayor familiaridad con los miembros del servicio y una mayor dependencia respecto a ellos. Todos dependen de todos para sobrevivir.

         En cuanto a sus vecinos, el hecho de pertenecer a un grupo privilegiado no les impide mantener con ellos un contacto muy importante. La dimensión popu­lar del bajo clero se advierte de forma más intensa en el mundo rural, donde las diferencias entre unos y otros se atenúan mucho más. Esta dimensión puede ser debida a dos causas principales: por una parte, el entorno rural en el que se des­arrolla su vida genera unas características propias en la relación, una cercanía y familiaridad con los vecinos que en el entorno urbano no se dan; y, por otra, su status clerical en sí, es decir, su condición de bajo clero, extraído del pueblo, más llano y accesible, con un alto porcentaje de individuos nacidos en la localidad y que se encuentran rodeados de toda o gran parte de su familia, económica y cul­turalmente en condiciones similares a las del resto de sus vecinos, lo que hace que se encuentre en una situación de igualdad respecto a ellos. Estos dos hechos con­dicionarían su vida y sus relaciones.

       Por último, la relación con sus compañeros de grupo, aunque también importante, se encuentra un tanto eclipsada por la que mantiene con familiares, sirvientes y vecinos. A diferencia de otras zona (56), en las que prevalece el víncu­lo estamental sobre el familiar para el albaceazgo, el clero alcalaíno se nos mues­tra más unido a su familia que a sus compañeros de grupo. La familia se va impo­niendo y actúa en escenarios nuevos, y más aún en lugares más cerrados y endo­gámicos. No obstante, el papel de los compañeros de grupo, aunque inferior, seguirá siendo destacado entre sus albaceas por dos motivos principales: capaci­dad y confianza, y esto último sólo se puede obtener de un trato continuado y una indiscutible afinidad.

        En resumen, nos encontramos con un clero popular, unido a su tierra y a su gente, que guarda con todos los que pueblan su entorno una relación muy fluida y profunda, que presta una especial atención a la familia porque vive rodeado de ella en un núcleo pequeño, a sus sirvientes porque hay una dependencia mutua, a sus vecinos porque los conoce desde siempre y a sus colegas porque confía en ellos.     



NOTAS


(49) Vid. ARAGÓN MATEOS, S.: op. cit., y DUBERT GARCÍA, I.: Historia.

(50) Según Dubert García, la función social de acogida de los más desfavorecidos mantiene una relación inversamente proporcional al grado de desarrollo urbano. En otras palabras, cuanto más grande es la ciudad, mayor es la desnaturalización del carácter asistencial de sus hogares. DUBERT GARCIA, I,: Historia, pág. 174.

(51) Ibídem, pág. 172.

(52) Morgado García ha demostrado entre el clero gaditano que en la función de recogida, tanto de parien­tes como de extraños en situación desamparada, predomina abrumadoramente el elemento femenino. MORGADO GARCÍA, A.: op. cit., pág. 145.

(53) Así, D. Francisco de Oliva y Cano funda una Obra Pia, pero advierte que "y porque puede suceder sobreviva a mi mi hermano D. Sebastián y morir en estado deplorable.., mando que en primer lugar a dichas limosnas se haga la de socorrer a mi hermano en cuanto necesite en sus enfermedades y, muriendo, se le haga un oficio de medias honras y se le digan 20 misas rezadas a 3 reales de vellón " A.H.P.C., Sección Protocolos de Alcalá de los Gazules, Libro 268, folios 21-31.

(54) Según García González, cada vez es más fuerte la tendencia a presentar el estudio de la familia en términos de red. Una tendencia que se justifica plenamente en el caso de la familia campesina, dado que la sociedad rural es una sociedad jerarquizada que tiene en las redes familiares su base más sóli­da para reproducir esta jerarquía. GARCÍA GONZALEZ, F.: "Historia de la familia y campesinado en la España Moderna, Una reflexión desde la historia social", Revista Studia Histórica, vol. 18, (1998), págs. 135-178.

(55) En los hogares del clero capitular gallego los criados funcionan con un criterio de diferenciación social, incluso dentro del ámbito eclesial. El número de sirvientes está en relación con los ingresos obtenidos. DUBERT GARCIA, I.: Historia, págs. 172-173.

(56) Vid LÓPEZ LÓPEZ, R. J.: op. cit., pág. 118, y ARANDA MENDIAZ, M,: op. cit., pág. 198.

sábado, 14 de octubre de 2023

El censo electoral de Alcalá de los Gazules en 1839 (I)




Ismael Almagro Montes de Oca



    Las Cortes de Cádiz de 1810 trajeron a España el sufragio universal masculino e indirecto, es decir, sólo podían ejercer su derecho al voto, los varones mayores de 25 años que ejerciesen determinados oficios, excluyéndose los deudores con la Hacienda pública o los condenados por delitos criminales, entre otros.

Tras diversos cambios en la Ley electoral de 1837 se afianzó el sufragio censitario o restringido masculino, estableciéndose como requisito económico tener una renta anual superior a 1500 reales de vellón o pagar una contribución directa de 200 reales. Se estima que en 1840 en España podían votar en torno al 4 por ciento de la población.[1]

    El 24 de julio de 1839 se celebraron en España elecciones Generales dentro del reinado de Isabel II, bajo los preceptos de la antedicha ley electoral, y en lo que respecta a Alcalá, se confeccionó un censo con todos los ciudadanos que reunían las condiciones establecidas para ejercer el sufragio, que fue publicado en el BOLETÍN OFICIAL DE LA PROVINCIA DE CÁDIZ, dividido en cuatro partes, y curiosamente, excepto la primera, que se publicó el día antes de las elecciones, el resto se editó en Boletines posteriores a las elecciones. En el mismo, aparecen sólo 295 varones de los 5424 habitantes de Alcalá en dicho año,[2] lo que supone que sólo un 5,42 % tenían derecho a voto.

    Este censo es bastante interesante por varias razones. Posiblemente sea el primero del que tenemos constancia en la historia electoral en nuestro municipio y refleja fielmente el Alcalá de aquella época, una población eminentemente rural, pues la gran mayoría de los censados eran labradores. De los 37 oficios o profesiones recogidos, los censados en los 36 restantes, todos juntos sumados, no llegaban ni a la mitad de los labradores. También refleja el gran peso que tenía el estamento eclesial, pues el segundo oficio más representado es el de presbítero (empatado con el de propietarios, aunque al primero habría que sumarles los censados como sacristán, pertiguero y organista, oficios asalariados por la Iglesia)

    Quizás pueda sorprender la falta de censados en oficios como herreros o cerrajeros y la escasez de otros, como albañiles (con solo 2) o taberneros (solo 1) pero esto sólo indica que posiblemente los no censados no cumplían alguno de los requisitos para ejercer el derecho al voto, como podría ser el saber leer y escribir, requisito obligatorio desde 1837.

    Después también está el valor genealógico de los datos contenidos, pues puede ayudar a completar la información sobre muchos de nuestros antepasados, al indicar la profesión que ejercían y la calle donde vivían, además de su poder adquisitivo.

 


 

 



Boletín oficial de la Provincia de Cádiz. Edición del martes 23 de julio de 1839 nº 59 páginas 1 y 2
 

 

CALLES

NOMBRES

PROFESIÓN

Oficio

Paga por todas contribuciones con arreglo al caso 1º del art. 7

Renta liquida anual con arreglo al caso 2º del art. 7

Paga por arrendamiento ó aparcería según el caso 3º de dicho

Paga por inquilinato según el caso 4º

1

Marqués

Álvarez Marín, D. Antonio

Presbítero

 

1 yunta

 

 

2

Almenillas

Álvarez, José

Labrador

1055,16

 

 

 

3

Monjas

Ahumada, Ignacio

Ídem

 

 

2 yuntas

 

4

Nueva

Álvarez Victorino, Vicente

Ídem

 

 

 

480

5

Cruz Verde

Armario, Andrés

Ídem

 

 

 

420

6

Ídem

Almendra, Sebastián

Carpintero

 

 

 

720

7

Ídem

Álvarez Victorino, Sebastián

Labrador

 

y. y tier.

 

 

8

Cuatro Esquinas

Almagro, Cristóbal

Ídem

588

 

 

 

9

Puerta de la Villa

Arriola, Felipe

Ídem

 

 

2 yuntas

 

10

Barranco

Amador, José

Ídem

 

y. y tier.

 

 

11

Plaza de Blasa

Araujo, José

N. de reinos

 

 

 

1020

12

Real

Álvarez, Bartolomé

Mercader

 

 

 

1020

13

Ídem

Acevedo, Julián

Zapatero

 

 

 

480

14

Carrera

Armiño, José

Hacendado

 

 

2 yuntas

 

15

Pozos

Alex, Juan

Labrador

 

 

 

420

16

Ídem

Álvarez, Tomás

Ídem

 

 

2 yuntas

 

17

Ídem

Álvarez Rodríguez, Gabriel

Ídem

 

 

2 yuntas

 

18

Cárcel

Arias, José

Ídem

 

 

2 yuntas

 

19

Ídem

Ahumada, Manuel

Presbítero

 

 

 

480

20

Carrera

Álvarez, Juan Nepomuceno

Labrador

 

 

2 yuntas

 

21

Ídem

Benegas, Juan

Ídem

 

 

2 yuntas

 

22

Beaterio

Baena, Simón

Pertiguero

 

 

 

600

23

Toros

Benítez Álvarez, Andrés

Labrador

 

 

2 yuntas

 

24

Carril Alto

Blanco Corona, Domingo

Guarda de campo

 

 

 

480

25

Pl. de la Cruz

Barberán, Antonio

Mercader

 

 

 

780

26

Carril Alto

Blanco, Benito

Labrador

 

 

 

480

27

Mancebía

Barroso, Pedro

Ídem

 

 

 

540

28

Cruz Verde

Benítez, D. Arcadio

Ídem

 

 

 

480

29

Barrio Nuevo

Benítez, Blas

Ídem

 

yunta

 

 

30

Ídem

Benítez, Gonzalo

Ídem

 

y. y tier.

 

 

31

Carril Alto

Blanco Fernández, Domingo

Ídem

 

 

2 yuntas

 

32

Real

Briones, Gerónimo

Ídem

 

 

2 yuntas

 

33

Ídem

Belmaño, José

Propietario

245

 

 

 

34

Pl. de la Cruz

Barea, Luis

Barbero

 

 

 

600

35

Pozos

Blanco, Gonzalo

Labrador

 

 

 

600

36

Ídem

Blanco, José María

Ídem

 

 

 

480

37

Ídem

Barea, Andrés

Ídem

 

 

 

420

38

Cruz Verde

Camas, Domingo

Confitero

 

 

 

480

39

Barranco

Cid, Benito

Labrador

 

 

2 yuntas

 

40

Pl. de la Constitución

Casas, D. Cristóbal

Ídem

 

 

 

480

41

Carrera

Cobos, José Antonio

Ídem

 

 

 

600

42

Ídem

Camacho, Francisco

Ídem

 

 

2 yuntas

 

43

Ídem

Cobos, Pedro

Ídem

 

 

 

480

44

Ídem

Cubo, Pedro

Sacristán

 

 

 

480

45

P. de la C. arriba

Corona, Antonio

Labrador

 

 

2 yuntas

 

46

Ídem

Corona, Francisco

Ídem

 

 

2 yuntas

 

47

Ídem

Corona, Agustín

Ídem

 

y. y tier.

 

 

48

Real

Cubo, Juan

Ídem

 

 

2 yuntas

 

49

Monjas

Corona, José

Ídem

 

 

2 yuntas

 

50

San Pedro

Cándido Vilches, Alonso

Ídem

 

 

2 yuntas

 

51

Cruz del Manchego

Cantero, Nicolás

Ídem

 

y. y tier.

 

 

52

Ídem

Casas, Antonio

Ídem

 

 

 

700

53

Ídem

Casas, Francisco

Ídem

 

 

 

480

54

Ídem

Corbacho, Diego

Ídem

 

 

2 yuntas

 

55

Ídem

Corbacho, Pedro

Ídem

 

 

2 yuntas

 

56

Rio Verde

Cordones, Miguel

Ídem

 

 

 

480

57

Real

Cuesta, Manuel

Ídem

 

 

2 yuntas

 

58

Mancebía

Corrales, Antonio

Ídem

 

 

2 yuntas

 

59

Sol

Clavijo, Joaquín

Ídem

 

 

3 yuntas

 

60

Barranco

Camacho, Gaspar

Ídem

 

 

2 yuntas

 

61

Carril bajo

Casas Guillén, Cristóbal

Empleado

 

 

 

780

62

Pl. de Blasa

Cid, Vicente

Mercader

 

 

 

780

63

Real

Canto, Agustín

Labrador

 

 

 

600

64

Salada

Camacho, Juan Gaspar

Ídem

 

 

2 yuntas

 

65

Real

Caballero Pérez, José

Ídem

 

 

 

780

66

Ídem

Capdevila, Juan

Ídem

1694

 

 

 

67

Pl. de la Cruz

Centeno, Miguel

Médico

631

 

 

 

68

Pozos

Corbacho, Luis

Labrador

 

 

2 yuntas

 

69

Ídem

Caballero, Francisco

Ídem

 

 

2 yuntas

 

70

Ídem

Caballero, Domingo

Ídem

 

 

 

680

71

Ídem

Caro, Francisco

Ídem

 

 

 

480

72

Ídem

Caro, Antonio

Ídem

 

 

 

480

73

Ídem

Cuesta, Miguel

Ídem

 

 

2 yuntas

 

74

Salada

Carrillo, Antonio

Ídem

 

 

2 yuntas

 

75

Ídem

Carrillo, Cristóbal

Ídem

365

 

 

 

76

Cárcel

Corona Vergara, José

Ídem

 

 

2 yuntas

 

77

Real

Caballero Pérez, Antonio

Ídem

 

 

2 yuntas

 

78

Ídem

Callejo, Manuel

Barbero

 

 

 

480

79

Carrera

Dalmau, Pedro

Presbítero

 

 

 

780



NOTAS

[1] Datos extraídos de https://blog.congreso.es/sufragio-universal-espana/

[2] Dato oficial recogido en el BOLETÍN OFICIAL EXTRAORDINARIO DE LA PROVINCIA DE CÁDIZ del lunes 11 de febrero del mismo año, en relación con un sorteo de quintos.