sábado, 24 de abril de 2021

La fundación del convento de Santa Clara de Alcalá de los Gazules (I)


Ampliación del artículo elaborado  para la Revista de Apuntes Históricos y de Nuestro Patrimonio 2020, que por culpa de la Pandemia, se ha publicado en 2021


Ismael Almagro Montes de Oca 

       La Historia del convento de Santa Clara de Alcalá, a pesar de ser una institución religiosa que estuvo activa en nuestra localidad durante más de tres siglos y medio, es sumamente desconocida. Las causas principales que favorecieron ese desconocimiento fueron el hermetismo propiciado por el carácter de clausura del convento, que lo convertía en un mundo aislado en pleno corazón de Alcalá, del que apenas se sabía lo que ocurría dentro, y el traslado definitivo de las monjas al convento de Bornos en 1950, llevándose toda la documentación con ellas. 

      En las próximas líneas vamos a arrojar luz sobre el asunto y desentrañar el enigma de la fundación [1], dando a conocer el verdadero origen y descubriendo todo el proceso hasta la llegada de las monjas. 

      Tan sólo Fernando Toscano escribió unas cuantas páginas sobre los orígenes del convento [2], que se pueden resumir en el siguiente párrafo de su libro: 

“el convento de clarisas se funda por voluntad y dotación del Duque don Perafán, con la anuencia del II Titular y sucesores, y con la ejecución y protectorado práctico de San Juan de Ribera, quien aúna voluntades, compromete al concejo, obtiene licencias oportunas y acaba la readaptación de la Casa para Convento.” 

      Sin embargo, esta visión de la fundación se nos antoja bastante maquillada, sustentada en datos sin contrastar, fruto quizás del anhelo de dicho historiador de realzar, dar prestigio y categoría a dicha Institución, de ennoblecerla, pues como veremos, en el establecimiento de las clarisas en Alcalá, apenas intervendrán el primer Duque y sus sucesores, ni existen pruebas de la participación de San Juan de Ribera en el proyecto. Decía Fernando que el Concejo tuvo carácter de Compatronato del convento, subordinado al principal patrocinio del Duque, pero resulta que la Historia es justo al revés, será el cabildo alcalaíno, junto con los propios vecinos, los que promuevan y favorezcan la llegada de las monjas, como iremos viendo. 

     Hay que aclarar que resulta complicado establecer la fecha exacta de fundación del convento, pues se trata de un proceso que suele durar años y habría que diferenciar al menos dos etapas, una primera, que comprendería la donación de bienes, protocolos, licencias civiles y eclesiásticas, inicio de obras, etc. y una segunda, con el inicio de la vida de las monjas en comunidad. 

     En el caso que nos ocupa, la primera noticia que conocemos referente al convento, se produce en el cabildo que celebran los regidores alcalaínos el 30 de enero de 1570, donde por primera vez se habla de establecer un monasterio de monjas: 

“En este cabº se vido una peton (petición) firmada de ciertos vos (vecinos) desta vª (villa) pr la qual pidieron q pe (que porque) en la casa q fue de juº de mesa esta señyado pr prima y segda istancia q se aga la restitución q mdo (mandó) el suso dho (¿?) q sus mds den orden como en ella se faga un monestio de monjas pues es bien puco (público) pa las hijas de vos desta vª y su comarca y q se suplique al sr obpo de cadiz que ansy lo provea” [3]




      El principio de todo parece estar en el testamento de Juan de Mesa, que dejó algunas de sus propiedades para destinarlas a algún tipo de obra pía, no sabemos si específicamente para fundar un monasterio. Este vecino, perteneciente a la nobleza alcalaína, ejercía el cargo de alcaide de justicia al menos desde 1542[4] y fue nombrado juez de mesta para el año de 1546.[5] Casado con Elvira Jiménez y padre de al menos dos hijos, Bartolomé y Francisco de Mesa,[6] debió contar con una situación económica bastante holgada, pues llegó a tener varios esclavos[7], además de contar con ganados[8] y ser propietario de tierras en la zona de la loma de Maina.[9] Falleció con anterioridad al 3 de enero de 1556.[10] Entre sus herederos hubo cierta reticencia a entregar las casas y posiblemente entablaron un pleito, de ahí que se mencione en el Cabildo que sus propiedades están señaladas en primera y segunda instancia para tal fin. Este pleito también explicaría la dilatación en poner en marcha el proyecto, ya que median 14 años entre el fallecimiento de Juan de Mesa y el momento en que los vecinos piden que se ejecute su voluntad. Lo que sí parece claro es que el Ayuntamiento alcalaíno, recogiendo las peticiones de los vecinos, se pone al frente del proyecto e inicia los contactos tanto con el duque como con el obispo para obtener los pertinentes permisos. 

      Efectivamente, los regidores escriben una carta al obispo, que es contestada por el prelado al mes siguiente, desentendiéndose del asunto, por lo que el 6 de marzo vuelve a reunirse el cabildo y acuerda tratar con el obispo el establecimiento del monasterio en su próxima visita a Alcalá. En el mismo cabildo se produce una petición del beneficiado Francisco de Cazalla, que nos arroja más luz sobre todo este asunto: 

“…muchos le vienen alquilar las casas q fueron de juº de mesa/ y el qria (queria) q se cumpliese la voluntad de su exª (excelencia)/ y porpq parece q el sor obispo no provee en lo q se le a pedido q sus mds vean lo q en ello se podrá fazer y respondiose q si el dho bendo (beneficiado) la puede alquilar q lo faga con condición q el q arrendare salga della y la desocupe pa q puedan labrar qndo se obiera de fazer”[11]

      Podemos deducir de aquí que el cabildo sí debió recibir el beneplácito del duque,[12] al que, aunque autorizara la fundación, no podemos considerar como promotor puesto que no dispuso bienes ni posesiones para tal fin, como veremos más adelante. El hecho de que sea el cabildo quien autorice al beneficiado para alquilar las casas que tenía en custodia, mientras no se inicien las obras, demuestra el carácter de promotor del Ayuntamiento. Estamos por tanto ante un proyecto local, puesto que, si fuera ducal, difícilmente tomarían decisiones sin el consentimiento del duque. 

      Es probable que la autorización de Per Afán de Ribera estuviera fechada tres meses después de este cabildo, el 21 de junio de 1570, pues esta fecha es reseñada en 1910, cuando aún estaba activo el cenobio alcalaíno, por la Abadesa Sor Leonarda de Jesús y María como de la fundación del convento.[13]

      En este estado de la situación, el duque fallece en Nápoles el uno de abril de 1571. Deja como heredero universal de sus bienes libres al Colegio-Hospital de la Sangre que ordenaba edificar en su villa de Bornos. En su testamento tan sólo aparece una referencia a nuestra localidad, concretamente una manda de doscientos ducados a los pobres de la villa de Alcalá.[14] Si realmente fuese el duque el promotor, lo hubiese dejado recogido entre sus últimas voluntades, tal como hizo con el que ordenó fundar en la localidad serrana. 

      No obstante, el duque, cuando tuvo noticias de la iniciativa para fundar el convento, quiso contribuir y ordenó que se remitiese cierta cantidad de dinero para ayudar a la obra, orden que no llegó a ejecutarse antes de su muerte. 


NOTAS

[1] El contenido del presente artículo toma como base las investigaciones llevadas a cabo para la conferencia “Alcalá hace cuatro siglos”, dentro del programa de actos del cuarto centenario de la cofradía del Nazareno de Alcalá, pronunciada en la Iglesia de la Victoria el 22 de septiembre de 2016. Asimismo, ha sido revisado y aumentado con la información contenida en un libro perteneciente al convento alcalaíno localizado en el Archivo Diocesano de Jerez por su director, D. Domingo Gil Baro, dentro de la documentación relativa al convento de Corpus Christi de Bornos. La existencia de este libro, desmiente la afirmación de Fernando Toscano acerca de la pérdida de los papeles del convento durante la Guerra de la Independencia en Cádiz. 

[2] Fernando TOSCANO DE PUELLES, “Las Escuelas profesionales de la Sagrada Familia en Alcalá de los Gazules”. 1995. Pág. 97 

[3] ARCHIVO MUNICIPAL DE ALCALA DE LOS GAZULES. AMAG. Actas de Sesiones del Ayuntamiento pleno. Legajo 4 folio 21 vto. Cabildo del 30 de enero de 1570. 

[4] Archivo Parroquial de Alcalá de los Gazules. Libro 1º de Bautismos f. 55 vto. Partida de bautismo de García Gimenez. Con igual cargo aparece en cabildo de 1 de enero de 1543. AMAG. Actas de Sesiones… Legajo 1 f. 1. Fernando Toscano asegura en su libro sobre la SAFA (pág. 102) que los regidores eran perpetuos, nada más lejos de la realidad, pues eran nombrados anualmente por el primero marqués y después duque de Alcalá, si bien es cierto que muchos solían ostentar los cargos durante varios años seguidos. 

[5] AMAG. Actas de Sesiones del Ayuntamiento pleno. Legajo 1 folio 26. Cabildo del 12 de marzo de 1543. 

[6] Así consta en la partida de bautismo de García Giménez. 

[7] El 1 de febrero de 1544 se bautiza Pablo, esclavo suyo, hijo de Alonsa, también esclava de Juan de Mesa. Archivo Parroquial. Libro 1º de Bautismos f. 21 

[8] AMAG. Actas de Sesiones del Ayuntamiento pleno. Legajo 1 folio 93. Cabildo del 12 de noviembre de 1543. En este cabildo se concede la vecindad a Juan Martín, porquero de Juan de Mesa. 

[9] Ib. Folio 242. Cabildo del 15 de junio de 1545. 

[10] “En este cabildo Baltasar benitez rror popuso q juo de mesa el viejo def y p su fallecimio su mujer e hijos dven a este qº cinco mil mrs q recibió pa el texero de mª…” AMAG. Actas de Sesiones del Ayuntamiento pleno. Legajo 2 folio 232. Cabildo del 3 de enero de 1556. 

[11] Ib. Folio 26. 

[12] Los escribanos solían utilizar la fórmula “su excelencia el duque mi señor”

[13] AMAG. Correspondencia y Comunicaciones 1910. Legajo 99. Respuestas a un cuestionario del gobernador civil sobre las comunidades religiosas enviado el 22 de junio de 1910. Se anota que componían la Comunidad 14 monjas.

sábado, 17 de abril de 2021

La Inquisición contra el Corregidor Herrero



Ismael Almagro Montes de Oca 



      Esta es una historia curiosa a la par que turbia y oscura, ocurrida en nuestra localidad en el año 1763, en la que se vio envuelto el Corregidor de la entonces villa de Alcalá, D. Francisco Javier Herrero y Recio, al ser denunciado ante el Tribunal de la Inquisición por intentar acabar con la vida de su mujer para casarse con otra. 

     Francisco J. Herrero, nacido en Palencia en torno a 1703, era Abogado de los Reales Concejos y estaba al servicio del Ducado de Medinaceli. En 1748 nos lo encontramos como Gobernador y Justicia mayor de la villa de Zafra. En dicho año escribe un libro sobre Derecho, en latín, titulado “Resolutiones quaestionum, quae à Dom. D. Aegidio de Castejon proponuntur, juxta ab eo assecutam literalem methodum”. 



     Estando ejerciendo el cargo de Corregidor de Alcalá en 1763, fue detenido y llevado a Sevilla para enfrentarse a un Auto de fe ante el Tribunal de la Inquisición, acusándolo el Fiscal de Proposiciones deshonestas, conservándose en el Archivo Histórico Nacional parte del Proceso.[1]

      El 21 de marzo de aquel año, el médico de la villa, Pedro de la Guardia Vázquez y el cirujano Tomás Medina, escribieron un memorial en Jerez al Comisario del Santo Oficio delatando que el Corregidor, en presencia de los dos, les intentó convencer diciéndoles: 

“dios se ha de dar por servido de asesinar a mi mujer, por q este es medio para q casado con otra, viva con temor de Dios, haga una buena confesión y me amiste con su Divina Magestad, y asi el asesinato es un acto de caridad pues a los dos se hace bien en grado (¿ético?)” 

      Ambos denunciantes también dieron parte al Obispo de Cádiz, por el gran escándalo que había en la villa ya que el Corregidor estaba cortejando descaradamente a Dª. Leonor de Costilla, joven soltera de familia distinguida, a pesar de ser un hombre casado y que “intentaba quitar la vida a su mujer, por casarse con la complice”. Parece ser que la esposa del Corregidor debía padecer alguna enfermedad que estaba siendo tratada por dichos médico y cirujano, motivo que aprovechó para insinuarles en una carta, que presentaron como prueba del delito, que acabaran con su vida: “les decía procurasen concluir con su encargo, q era el de matar a dha su mujer”. 

       El Provisor del Obispo encargó a un cura de la localidad que investigase el asunto, llamando a declarar a cinco testigos, entre ellos ambos denunciantes, que declararon que el Corregidor no ocultaba sus intenciones ni siquiera en actos religiosos, con la complicidad de la señorita soltera: 

“declararon el escandalo q ocasionaba el reo a todo el pueblo, aun en los maiores concursos de Yglesia y funciones (¿?) haciendo q estas pasassen por la calle donde vive su complice, sin aver avido enmienda con la amonestación qe le hizo uno de los declarantes como cura.” 

     Otro de los testigos, que también era presbítero, aseguró ver un papel en el que el Corregidor pedía al cirujano que acabase con la vida de su mujer enferma y una carta de la enamorada al cirujano sobre el mismo asunto. Asimismo, vio una carta también dirigida al cirujano por dicho Corregidor desde Cádiz en el que le acusaba de no ayudarlo y haberlo engañado y le contaba sus intenciones: 

“estaba despechado, y enamorado, burlado: q marcharía con ella a otras partes y a Roma por todo” 

     El 21 de mayo, el cura terminó las indagaciones y las remitió al Obispo, quien posteriormente las hizo llegar al Duque de Medinaceli, el cual, en vista de las pruebas, ordenó el 2 de julio a Francisco J. Herrero que se trasladase a Montilla en el plazo de 24 horas, donde se le quitó el corregimiento y se le detuvo. 

     Desgraciadamente, la documentación conservada esta incompleta y acaba con el inicio de la declaración del reo, reconociendo los hechos, lo que nos ha privado de conocer la sentencia final y el castigo o pena que se le impuso al Corregidor pecaminoso y enamorado. 



NOTAS

[1] ES.28079.AHN/1.1.11.6.1.3//INQUISICIÓN,3727,Exp.45 

sábado, 10 de abril de 2021

Miguel Arias Gómez. Fusilado en septiembre de 1936


Un argumento más a favor de la anulación de los Juicios del Franquismo


Artículo publicado en la Revista de Apuntes Históricos 
y de Nuestro Patrimonio 2007


Juan Carlos PERALES PIZARRO



      En la lucha por conseguir una sociedad como ésta hemos perdido muchas batallas e incluso alguna guerra. No ha de sorprender que muchos hayan creído que el triunfo era imposible y hayan abandonado el combate, sin darse cuenta de que, incluso habiendo perdido, se ha conseguido cambiar muchas cosas que ya no volverán a ser como en el pasado.

La historia de los hombres
Josep Fontana



      Incluso podíamos decir de él que es afortunado en comparación con la mayoría de los fusilados de Alcalá. Miguel Arias Gómez sí tiene registrada su defunción: Tomo 56, número 313, inscrito según Auto de julio de 1940.

     Lo de afortunado puede parecer una maldad. Pero si lo pensamos fría y profundamente, el solo hecho de ser inscrito en el registro de defunción es una excepción. La mayoría son desaparecidos. Ni siquiera tienen la ficha que sí tiene nuestro paisano Miguel.

     Siguiendo con el “macabro privilegio que le concedieron a Miguel” también contó con su instrucción judicial, aunque esta se instruyera una vez “ejecutado”. Tampoco con este “macabro privilegio” contaron la mayoría de los fusilados.

     La instrucción militar que se instruye es un ejemplo de la falsedad judicial en que se basaba la “justicia impuesta por los golpistas”. Es, dados los tiempos que corren, un argumento más para que la petición de que todos los juicios del franquismo queden anulados, tal como se pide desde todos los colectivos de recuperación de la Memoria Histórica.

      Qué macabro destino: cuando Miguel es llamado a ser juzgado, ya le había sido aplicado el bando de guerra.

     He de agradecer a Fernando Romero la aportación de la Instrucción, que fue localizada en el Archivo del Tribunal Militar de Sevilla. Gracias a Fernando Romero conocemos la represión de una parte muy importante de la provincia de Cádiz. Desde aquí, mi más sincero agradecimiento y todo mi ánimo y apoyo a la labor de investigación que realiza.

     Según consta en su ficha de Defunción, Miguel Arias Gómez, tenía 45 años y era Guarda Forestal. Estaba casado con Josefa Delgado de Mendoza Fernández y dejó siete hijos: Joaquín, Juan, Juana, Agustín, Ana, Josefa y Rosario.

     Su defunción se sitúa en el término de Alcalá de los Gazules, camino de Casas Viejas, fechada el 16 de septiembre de 1936. Los motivos: “por varios disparos de arma de fuego”.

      En el Legajo 122, número 2719, del Archivo del Tribunal Militar de Sevilla, se encontró Fernando Romero con el expediente de Miguel Arias Gómez, cuando investigaba la represión producida en algunos pueblos de la Sierra gaditana.

      Del año 1936 del Juzgado Militar de la Base Naval, se instruye procedimiento previo contra el Guarda Forestal Miguel Alias Gómez como incurso en el Bando de 18 del anterior, declarando el estado de guerra. Se iniciaron los autos el 3 de agosto de 1936.

      En primer lugar, aparece el escrito del Comandante Militar de Cádiz de fecha 2 de agosto, informando a su vez del emitido por el comandante militar de Alcalá de los Gazules, fechado a 29 de julio.

     Textualmente dice así:

     “Excmo. Señor – En el día de ayer y por los guardias segundos del puesto de esta cabecera, José C. M. y Manuel C. R., fue detenido en la dehesa de Jota de esta demarcación, el sujeto Miguel Arias Gómez, mayor de edad y profesión Guarda Forestal de los Montes de Estado; dicho sujeto según noticias adquiridas, es de significación extremista

     Lo que traslado a M. S. Para que incoe el procedimiento judicial correspondiente, significándole que el detenido queda a su disposición en la Cárcel de Alcalá de los Gazules. Acúseme recibo.

Cádiz a 2 de agosto de 1936”

      Inmediatamente, a través de telegrama oficial urgente dirigido desde el Juez Instructor a Jefe de la Guardia Civil, fechado el día siguiente, 3 de agosto, se le ordena tomar declaración, en estos términos:

     “Tome declaración urgentísima a testigos sobre frases textuales proferidas por detenido Miguel Arias Gómez cárcel esa y remita atestado a esta Comandancia Militar”



     Aparecen seguidamente Certificados de Don Gregorio Pérez Gutiérrez, nombrando al secretario y providencia solicitando atestados sobre los hechos y antecedentes del encartado al Comisario Jefe de Vigilancia. 

      El 4 de agosto se recibe oficio del “Comisario Jefe de Vigilancia de esta capital, comunicando que el encartado carece de antecedentes”.

      “En cumplimiento a lo interesado por V. S. en su respetable escrito, tengo el honor de comunicar a V.S. que examinados los archivos de esta Comisaría de mi cargo no aparece antecedente ni reclamación alguna contra el Guardia Forestal de Alcalá de los Gazules MIGUEL ARIAS GÓMEZ.”




     El oficio recibido de atestado de la Guardia Civil de Alcalá de los Gazules, instruido sobre detención, incluye las declaraciones de los guardias particulares forestales J.C.C. y M.S.VM., que intervinieron en la detención de Miguel Arias Gómez.

     Obviamente la utilización de las iniciales obedece a la conveniencia de ocultar los nombres de los guardias particulares forestales que detuvieron y declararon en la instrucción de Miguel Arias Gómez.

      El atestado de la declaración del testigo M.S.VM. es el siguiente:

     “Don Manuel Álvarez Navarro, alférez de la Guardia Civil, de la 1ª compañía de la Comandancia de Cádiz, y actualmente Comandante Militar de Alcalá de los Gazules, por la presente acta de declaración hace constar: Que en virtud de telegrama recibido, emanado de señor capitán don Gregorio Pérez Rodríguez, Juez Instructor de la plaza de Cádiz; se hace comparecer al individuo del margen que expresa llamarse como en dicho lugar se consigna, de treinta y seis años, casado, natural y vecino de Alcalá de los Gazules, domiciliado en Galán Caballero;

     Preguntado sobre los extremos que sepa y conozca sobre la detención y extremismo del Forestal Miguel Arias Gómez, dice que el día 28 del pasado julio, yendo de servicio por la dehesa de Jota, con los Guardias Civiles J. C., M. C., y el guarda jurado J. C, y al llegar al sitio conocido por la Zarza, vieron correr a cuatro o cinco sujetos, que siguieron detrás de ellos, y al alcanzarlos en la casa vieron era el referido Miguel Arias, y otros familiares; que al preguntarle los guardias, porque corría y no se presentaba a ellos como era su obligación, dijo que no tenía que ver nada con ellos y que solo recibía y acataba las órdenes de sus jefes, como fuera invitado a que se sumara al grupo de fuerza, y ponerse a las órdenes del alférez, de la Guardia civil, se resistió a ello, por lo que precedieron a la detención del mismo; que a más de esto, el declarante tiene noticias por una segunda persona que no puede delatar, que el referido Arias, en días anteriores a la detención, hizo manifestaciones hostiles contra el movimiento y contra las autoridades de Alcalá de los Gazules , de los que decía que si al iniciarse el movimiento, l e hubiera cogido en Alcalá, hubiera matado a varios, incluso al jefe de la guardia municipal, que no tiene más que decir firmando su manifestación, con el alférez que suscribe en al fecha y lugar citado en cabeza.”

      El atestado de la declaración del siguiente testigo J. C. C. donde se repite la misma introducción es el siguiente:

      “(…) di e que el día 28 del mes anterior, en ocasión de ir de servicio de campo, con su compañero M. S. y dos Guardias Civiles, por la dehesa de Jota, vio como al ser requerido por los Guardias, para que se les uniera, el forestal Miguel Arias Gómez, este se negó a ello, alegando no recibir más órdenes que de sus jefes, por lo que fue detenido por la Guardia Civil, que no presenció del mismo, más que esta polémica, si bien oyó decir a su compañero M. S., que el referido Arias, había vertido conceptos hostiles sobre el movimiento y las autoridades de Alcalá de los Gazules, que no tiene más que decir, firmando su declaración (...)”

     En un siniestro escrito a mano, fechado en Cádiz el 8 de agosto, el capitán Juez Instructor, expresa su parecer de que el delito cometido se encuentra comprendido en el bando de 18 del anterior.

      “Por lo que el juez que suscribe es de parecer que el delito cometido por el encartado se encuentra comprendido en el bando de 18 del anterior

VSI resolverá”



     Más siniestro aún, si cabe, es la nota, también a mano del secretario, dando fe de la entrega del procedimiento para su curso al señor auditor.

     Y no podía ser de otra manera, el destino de nuestro paisano llevaba ya escrito un año. El auditor de Sevilla en oficio fechado en Sevilla, a 14 de septiembre de 1937, pedía la acreditación “de manera fehaciente el paradero y actual situación del encartado”.

     Finalmente, la respuesta del Gobierno Civil de la Provincia de Cádiz, firmado en Cádiz a 20 de septiembre de 1937 y dirigido a Don Nicolás Chacón Manrique de Lara, Comándate Juez Militar Permanente, confirmaba la “falsa montada durante un año”.

      “Consecuente con lo interesado por V.S. en su atento escrito fecha de 17 del mes actual, tengo el honor de participarle que en este negociado de orden público, no existe antecedente alguno que tenga relación con el individuo llamado MIGUEL ARIAS GOMEZ, pero según noticias adquiridas en este centro, le fue aplicado el bando de guerra.”





      Al igual que Miguel Arias Gómez, hombres y mujeres fueron “juzgados” sobre falsedades, mentiras, delaciones, donde cabía el odio, la envidia y los sentimientos más innobles de la condición humana. El régimen que se instauró tras el golpe del 18 de julio y las autoridades tanto militares, chiles y eclesiásticas que le dirigieron hicieron uso de lo más bajo de la condición humana. La injusticia, la sinrazón, la mezquindad, lo miserable, lo iracundo dominaron nuestras instituciones.

     Hoy sumo un argumento más. Un nombre más. Un fusilado más. Un sentimiento más. Una petición de justicia más para con todas las víctimas del franquismo.



viernes, 2 de abril de 2021

La Procesión del Viernes Santo en 1921




Ismael Almagro Montes de Oca



      Ciertamente la Semana Santa de Alcalá no vivió sus mejores momentos durante toda la primera mitad del siglo XX, y no será hasta pasada la Guerra civil cuando se funden nuevas cofradías penitenciales en nuestra localidad, pues prácticamente desde el cierre de los conventos de Santo Domingo y de los mínimos de San Francisco de Paula, la única Cofradía existente sería la de Jesús Nazareno. Incluso esta Cofradía se vería a partir de 1912 partida en dos, con la fundación de la Cofradía de los Dolores, integrada únicamente por mujeres para rendir culto interno a la Virgen que antes de esa fecha era cotitular de la corporación nazarena.

     La propia Cofradía del Nazareno tampoco vivía buenos momentos, pues tras el fallecimiento del sacerdote D. Pedro Martínez Machado en 1920, Presidente de la misma, entró en un periodo de aletargamiento hasta que en febrero del año siguiente, se renueva a la Junta directiva y se inicia el proceso para renovar sus Estatutos, proyecto que se alcanzaría meses más tarde.

     Precisamente en febrero de 1921, la primera decisión que toma la nueva Junta de Gobierno será, aceptando la propuesta del nuevo Arcipreste D. Antonio Troitiño Rey, la de celebrar una novena en la Parroquia a partir del día 3 dedicada a Ntro. Padre Jesús Nazareno, encargando los sermones al fraile capuchino Fray Antonio de Úbeda “con objeto de mover la piedad y despertar los sentimientos religiosos de este pueblo, que no hace muchos años fue modelo de pueblos cristianos y en la actualidad esta como aletargado siendo de vital interés estimular las buenos gérmenes aun no perdidos por completo; dicha novena se haría en sustitución del Triduo que por costumbre venia haciéndose de antiguo”[1]

     Sin embargo, la misma junta decidió no suprimir el citado Triduo, sino celebrarlo en la Iglesia de la Victoria el Domingo de Ramos, lunes y martes Santo.

     Para la novena, la Imagen del Nazareno sería llevada en su paso hasta la Parroquia,[2] traslado que debió posponerse unos días .

     Días antes el Triduo del Nazareno, será la Cofradía de la Virgen de los Dolores la que celebre un septenario en la Iglesia de la Victoria.[3]

      Pero centrémonos en el Viernes Santo. En una crónica recogida en DIARIO DE LA MAÑANA, el corresponsal, entre las noticias locales relacionadas con la Semana Santa, además del aniversario del fallecimiento de Martínez Machado, la reforma de los Estatutos de la Cofradía del Nazareno, la celebración de los Divinos Oficios el Jueves Santo, recoge la celebración de la procesión del Santo Entierro. Esta crónica es una muestra clara del carácter oficial que tenia esta procesión, pues al carecer de Cofradía propia, era la propia Iglesia la que la organizaba, contando además con la presencia de la corporación municipal:

     “El viernes se celebró la procesión del Santo Entierro, que salió de la Iglesia Parroquial a las seis de la tarde y cuyo orden de formación era el siguiente: Pendón morado de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno, estandarte de la misma cofradía, paso de San Juan Bautista, la Magdalena, cruz parroquial con ciriales, clero, el santo Sepulcro al que daban guardia fuerzas de carabineros, paso de Nuestra Señora de los Dolores y el Ayuntamiento; cerraba la marcha la guardia municipal.

     Recorrió las calles siguientes: Plaza Alta, Ángel de Viera, San Vicente, Plaza de Collado, Alonso el Sabio, Ildefonso Romero, Cánovas del Castillo, Duque de Almodóvar del Rio, Plaza de Montes de Oca y por el mismo itinerario a Su templo.”[4]

     No debe extrañarnos la presencia de la bandera y el estandarte de la Cofradía del Nazareno, pues tratándose de una procesión “oficial”, al igual que sucede con la procesión del Corpus en época actual, donde participan las insignias de las cofradías por orden de antigüedad, en aquella época la del Nazareno era la única existente.

      Si puede sorprender más que se mencione a la Virgen de los Dolores, en vez de la Soledad. Puede tratarse de un lapsus del corresponsal, aunque por otras crónicas del mismo periódico, dicho corresponsal parece ser vecino de Alcalá, pues conoce perfectamente la vida alcalaína y resulta extraño que cometiese tal error. Es posible que se tratara de la Virgen nazarena, puesto que según consta en una inscripción que se halla en el candelero de la Virgen de la Soledad, ésta sufrió un incendio en 1886 y no fue restaurada hasta 1956 por el escultor gaditano Miguel Láinez Capote y quizás su estado de conservación no permitiese su Salida procesional en esa época.




NOTAS

[1] ARCHIVO COFRADÍA NTRO. P. JESÚS NAZARENO DE ALCALÁ DE LOS GAZULES. LIBRO 4º 9. Sesión del 6 de febrero de 1921. Folio 42. En la edición del 17 de febrero del periódico EL NOTICIERO GADITANO (Nº 688 pág. 1) se recoge un ciclo de conferencias religiosas celebradas en la Parroquia por el fraile capuchino Fr. Francisco de Úbeda, aunque no se menciona que en realidad era una novena de la Cofradía.

[2] ARCHIVO COFRADÍA NTRO. P. JESÚS NAZARENO DE ALCALÁ DE LOS GAZULES. Libro 5º Cuentas. Folio 30. Cuenta del año 1921. Aparecen consignadas 21.55 ptas de gastos “por traer y llevar el paso a la Parroquia para la novena misión”

[3] Edición del 20 de marzo de 1921 de “Diario de la mañana. Periódico de información hispano-marroquí” Año I Número 55 pág. 2

[4] Edición del 30 de marzo de 1921 de “Diario de la mañana. Periódico de información hispano-marroquí” Año I Número 62 pág. 2