viernes, 14 de noviembre de 2014

La villa de Alcalá de los Gazules: un enclave fronterizo del reino de Sevilla en la Baja Edad Media (III)




      Durante 1284 y 1285 Alcalá de los Gazules, al igual que otros muchos lugares del reino de Sevilla, se vio sometida a las continuas devastaciones que protagonizaron los benimerines desde la muerte de su reciente aliado, Alfonso X, en enero de 1284. El nuevo rey, el rebelde Sancho IV, se vio obligado, en la primavera de 1285, a romper el cerco que había impuesto Abu Yusuf a la ciudad de Jerez. El ejército meriní tuvo que replegarse hacia el sur, pero Sancho IV no pudo atacar a los hombres de Abu Yusuf debido a problemas de abastecimiento en sus tropas: “E desque el Rey vio que non podía llevar a aquella batalla, envio bastecer los castillos de Vejer e de Medina Sidonia e Alcala de los Gazules, e él óvose de tornar para Sevilla” (33).

      Por fin, en el otoño de 1285 se llegó a una tregua de cinco años, pagando el rey benimerín a Sancho IV “dos cuentos e medio” de maravedíes (34). Casi inmediatamente, en diciembre del mismo año, Sancho IV adoptó una medida similar a la que llevó a cabo su padre en 1279: reforzarla primera línea de choque frente a los benimerines, formada por Vejer, Alcalá y Medina, cediéndola en bloque a la Orden de Santiago (35). Además, con esta donación el nuevo rey castellano recompensaba la decisiva ayuda que meses antes le había prestado la Orden de Santiago, con su maestre don Pedro Fernández de Mata a la cabeza, para romper el cerco que habían conseguido imponer los benimerines sobre Jerez (36). En el privilegio de donación, el rey de Castilla sólo se reservaba la “moneda forera e justiçia, sy la ellos no fizieren, e mineras” ya que se cedía a la orden santiaguista, no sólo las tradicionales atribuciones territoriales y jurisdiccionales, sino también derechos que solían pertenecer a la Corona, como los derivados de los puertos de mar, las salidas o el patronato regio sobre las iglesias. En el documento se menciona también la creación de un convento en Alcalá y otro en Medina. El triángulo formado por las tres localidades, en la avanzada de las defensas cristianas frente a Tarifa, Algeciras y Ronda, quedaba así coordinado bajo un mismo mando, cuya primera tarea sería la de fortalecer la repoblación, aprovechando la tregua vigente (37).

      Pero como ocurrió con la donación de Alfonso X, la de Sancho IV a la Orden de Santiago no se consolidó, debido a causas poco conocidas, pues a los pocos años las villas habían vuelto al realengo: en 1288 se efectué el primer repartimiento de tierras en Vejer por orden del rey, sin mencionar para nada a los caballeros santiaguistas, y lo mismo ocurre con la documentación de Medina Sidonia en los mismos años (38). R. Sánchez Saus considera la incidencia de varios factores para explicar el fracaso de las Ordenes Militares, y especialmente el abandono por parte de la de Santiago del proyecto de repoblación y defensa de la línea Vejer-Medina-Alcalá (39):

- El desplazamiento del centro de gravedad de los intereses de las Ordenes Militares, tras la creación de las encomiendas de Morón, Osuna y Estepa, hacia la campiña sevillana.

- La mayor eficacia y dinamismo mostrados, tanto en la defensa como en la repoblación de una zona inmediata al área de desembarco meriní, por el señorío laico, encarnado en figura tan excepcional como Alfonso Pérez de Guzmán.

- La mayor preocupación de las Ordenes Militares por la política interna del reino y por sus propios problemas institucionales.

- Por último, es posible que instituciones tan poderosas como las Ordenes Militares enajenasen sus donadíos, faltas de un verdadero interés por unas tierras peligrosas y de escasa rentabilidad económica, por el mismo hecho de la falta de población.


     Al finalizar la tregua de 1291 se volvió a la guerra entre castellanos y marroquíes, pero en esta ocasión Sancho IV consiguió tomar una de las principales bases meriníes con la conquista de Tarifa, plaza clave en los desembarcos de los invasores africanos. Sancho IV contó en esta campaña con la alianza del rey de Granada, que a su vez tomó a los meriníes la plaza de Estepona. Sin embargo, la negativa del castellano a entregar al rey nazarí la recién conquistada Tarifa produjo una inversión de alianzas, con el acercamiento de granadinos y benimerines, que pronto se tradujo en el asedio que ambos ejércitos musulmanes sometieron en 1294 a Tarifa, cuya defensa había sido confiada a Alfonso Pérez de Guzmán (40)

      Inmediatamente, el rey castellano reaccionó organizando una flota para socorrer a Tarifa y reforzando el sistema defensivo y de abastecimiento de la frontera terrestre. Las cuentas de estas campañas de Sancho IV de 1294 se han conservado y han sido editadas por M. Gaibrois de Ballesteros (41); gracias a ellas podemos precisar la importancia de Alcalá en la organización defensiva de la zona del Estrecho.

     Los gastos destinados a la defensa de la frontera terrestre se elevaron en 1294 a 222.026 maravedíes, de los cuales algo más de la quinta parte, 45.170 maravedíes exactamente, correspondieron a Alcalá de los Gazules. Las villas vecinas de Arcos, Vejer y Medina Sidonia recibieron respectivamente 40.900, 36.664 y 23.352 maravedíes (42). La cantidad destinada a Alcalá se desglosa en las siguientes partidas:

- Tenencia de don Alfonso Pérez 10.000

- Los 3 jefes de los setenta peones 27.280

- Velas, montaraces, porteros, atalayadores 5.400

- Un requeridor 3.240

- Otros peones que cabalgarían fuera de la villa 250

TOTAL 45.170 mrs. (43). 

     A esta cantidad habría que añadir los 3.000 maravedíes invertidos en la fábrica del castillo de Alcalá (44). Otro capítulo importante de gastos lo supuso el abastecimiento de la villa y castillo de Alcalá, realizado desde Jerez, consistente en 170 cahices de pan —150 para almacén y 20 para el concejo—, que en poco más de dos meses transportaron ocho recuas (45). En definitiva, todas estas cifras ponen de manifiesto la importancia estratégica que Alcalá de los Gazules tenía como punto avanzado en la línea fronteriza castellana, y más aún desde la conquista de Tarifa.

      La ocupación de Tarifa por los castellanos, uno de los principales jalones en la llamada «batalla del Estrecho», significó un considerable aumento de la seguridad para Vejer y su tierra, como lo evidencia el segundo repartimiento efectuado en 1293 (46), pero no ocurrió lo mismo para los términos de Medina Sidonia y, sobre todo, de Alcalá, que seguirían siendo directamente fronterizos con las posiciones musulmanes (47) hasta las conquistas de Jimena y Castellar ya en el siglo XV y, especialmente, de la serranía de Ronda hacia 1485 (48)



NOTAS

(33) Crónica de Sancho IV, ob. cit, p. 72.

(34) Ibíd, p. 72.

(35) 1285, diciembre, 10. Badajoz. 

       M. A. LADERO QUESADA-M. GONZÁLEZ JIMÉNEZ “La población en la frontera de Gibraltar...”, ob. cit, doc. 6.

(36) R. SÁNCHEZ SAUS, “Las órdenes militares en la provincia de Cádiz”, en Cádiz en el siglo XIII. Cádiz, 1983, p. 56.

(37) M. A. LADERO QUESADA-M. GONZÁLEZ JIMÉNEZ “La población en la frontera de Gibraltar...”, p. 11.

(38) Ibid., p. 11.

(39) R. SÁNCHEZ SAUS, “Las órdenes militares…”. ob. cit., pp. 61-62.

(40) M. GONZÁLEZ JIMÉNEZ, Historia de Andalucía, II.., ob. cit., p. 117.

(41) M. GAIBROIS DE BALLESTEROS, Historia del reinado de Sancho IV. I, Madrid, 1922; Id., «Tarifa y la política de Sancho IV de Castilla», en .R.A.H. vol. LXXIV y LXXV.

(42) F. GARCÍA FITZ. “La frontera castellano-granadina…”. ob. cit., p. 32.

(43) F. GARCÍA FITZ. Andalucía en la época de Sancho IV. Sevilla, 1985 (tesis de licenciatura inédita), anexo del capítulo II («Gastos de la campaña militar de 1294»).

(44) Ibid., capitulo II.2.2.

(45) F. GARCÍA FITZ. “La frontera castellano-granadina…”. ob. cit, pp. 34 y 35.

(46) La edición y estudio de los repartimientos de Vejer, entre ellos el de 1293, en M. A. LADERO QUESADA-M. GONZÁLEZ JIMÉNEZ, «La población en la frontera de Gibraltar…», pp. 64 a 118 (separata).

(47) C. TORRES DELGADO, “El antiguo reino nazarí de Granada...”, ob. cit., p. 343; M. GARCÍA FERNÁNDEZ, El reino de Sevilla en tiempos de Alfonso XI, Sevilla, 1989. pp. 53 y 74.

(48) Antes de la conquista de estas plazas, en el siglo XIV la frontera castellano-granadina en su sector sur-occidental estaba constituida, por parte castellana, por las tierras de Morón, Puebla de Cazalla, Arcos, Jerez, Medina, Alcalá de los Gazules y Tarifa; las plazas nazaríes de vanguardia, enclavadas en los cerros más altos y perfectamente enlazadas con las interiores, eran Jimena, Castellar y las torres de Guadarranque, Carboneras y Palmones, hasta finalizar la línea fronteriza por Algeciras hasta las proximidades de Tarifa. C. TORRES DELGADO, El antiguo reino nazarí de Granada, ob., cit., Pp. 242-243.

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