sábado, 5 de noviembre de 2016

Exvotos del Santuario



Artículo publicado en la Revista de Apuntes Históricos 2003

Jaime GUERRA. MARTINEZ



      La Hermandad de la Virgen de los Santos está llevando a cabo la restauración de los EXVOTOS del Santuario. Tarea con la que se pretende conservar los testimonios pictóricos de devotos agradecidos por algún favor o gracia. Sin embargo, aunque el primer valor para la Hermandad es el "testimonial religioso" no es menos cierto que el conjunto comprende una pinacoteca de extraordinario valor cultural. Su estudio y tratamiento es posible realizarlo desde numerosísimas perspectivas y en ello estamos.

       Hoy he querido acercarme a esos exvotos para mostrar a todos que estamos ante una fuente básica para el conocimiento de la Historia de Alcalá de los Gazules que abarca desde mediados del siglo XVIII hasta nuestros días. Para ello he escogido tres exvotos de acontecimientos significativos: La gripe de 1918, El terremoto de Lisboa y El rayo de 1898.

El terremoto de Lisboa de 1755

       El Terremoto de Lisboa es el más destructivo de los que han azotado la Península Ibérica. Tuvo lugar el 1 de noviembre de 1755 y contó de varios "latigazos sísmicos": a las 9h. 50 minutos, 10h y 12h.

      Tuvo su epicentro en la falla de Azores-Gibraltar y destruyó la mayoría de los edificios de Lisboa de ahí su nombre, contabilizándose más de 50.000 víctimas mortales.

      En España produjo numerosísimos daños materiales y víctimas mortales. Pero lo que verdaderamente causó víctimas en España fue el TSUNAMI que barrió las costas. Lo efectos continuaron durante horas. La ola cruzó el Atlántico y alcanzó las Antillas por la tarde. 

      En Cádiz después de pasar el terremoto, el mar rompió la muralla e invadió la población hasta 3 veces con intervalos de 6 minutos.

      Ciertamente que Alcalá debió sentir con fuerza el temblor y que muchísimos edificios se vieron afectados. Consta que tras el terremoto de Lisboa se realizó en la Parroquia una restauración general que llevó a cabo el arquitecto Maestro Mayor del Obispado, Gil Cayón. Sin embargo las modificaciones no afectaron a la estructura sino que la tarea consistió en obras de afianzamiento.

Sin embargo lo que recoge el EXVOTO no es tanto el efecto directo del terremoto sino el TSUNAMI que le acompañó.

      El Exvoto dice lo siguiente:

"Caminando Fernando Muñoz por Cádiz el día de todos los Santos cuando el terremoto cuando salieron las aguas del mar y taparon por donde iba Fernando... y viéndose ya perdido y que las aguas montaron por encima de él y de los carneros.... se encomendó a María de los Santos de Alcalá de los Gazules y fue libre de semejante peligro sucedió noviembre del año 1756"

     La fecha que lleva se corresponde lógicamente con unos meses después (año ya 1756) que es cuando forma el autor la pintura.

     No podemos pronunciarnos sobre la localidad a la pertenecía Fernando Muñoz, y es posible que no fuera de Alcalá ya que especifica de que localidad es la Virgen de los Santos, cosa para los alcalaínos obvia, aunque también pudiera ocurrir que quien no sea natural de Alcalá sea el autor de la pintura.

      Lo que sí podemos afirmar es la autenticidad del dato histórico que recoge el exvoto y su relación con Alcalá.



El rayo de 1898

      El 29 de marzo de 1898 don Antonio Carrasco Romero fue sorprendido por un rayo que cayó sobre la torre de la Iglesia Parroquial de San Jorge. Cincuenta años más tarde, en 1948, acudió al Santuario a entregar su exvoto, a dar las gracias, por lo que entendió un favor de la Virgen de los Santos.

      El Exvoto dice así:

“Ofrenda que hace a la Santísima Virgen de los Santos Patrona de Alcalá de los Gazules, don Antonio Carrasco Romero, natural de Puerto Real y vecino de Cádiz, al cumplirse los 50 años de la caída de un rayo en la torre de la Parroquia de San Jorge, de dicha ciudad, cuando él se encontraba accidentalmente.

       Serían las 8 de la tarde del día 29 de marzo de 1898, cuando al pasar por las gradas que circundaban dicha Parroquia, fue sorprendido por la explosión de la chispa eléctrica, arrancándole del cuerpo la americana, la pernera izquierda del pantalón y una bota del pie del mismo lado calcinada por el fuego, lanzándolo todo a varios metros de distancia. Él quedó sepultado entre los escombros que cayeron de la torre fachada del edificio por espacio de tres cuartos de hora que tardó en recobrar el conocimiento y al pedir auxilio fue trasladado al Hospital de la Misericordia, próximo a la Parroquia, por no tener movimiento mas que en el brazo izquierdo y el lado del corazón hasta la cintura.”

        El Exvoto aparte del testimonio de fe y gratitud tiene un gran valor documental pues nos viene a regalar una imagen completa y por eso única de la Plaza Alta. No hay ningún documento gráfico que muestre todo lo que este exvoto de forma pictórica recoge: la casa episcopal, la fachada y torre de la Parroquia de San Jorge completa, la Casa del Cabildo, el arco de la Puerta del Sol y el Hospital de la Misericordia.

       El rayo provocó numerosos desperfectos en la torre y destrozó la esfera del reloj que pese a que se compra uno nuevo en 1852 ya debía existir antes. El reloj funciona gracias a una maquinaria que esta situada en una pequeñita habitación casi al final de la torre. Era de martillo y marcaba la hora gracias a una pequeña campanita. La colocación de la campana del reloj estuvo a punto de originar una auténtica desgracia al precipitarse esta cuando por un sistema de carruchas se subía al campanario, como recoge otro exvoto fechado el 18 de abril de 1766.

       Curiosamente el reloj público se construye por gestión del Ayuntamiento cincuenta años después.



La gripe de 1918.

      "Estando gravemente enferma de la gripe Dña. Josefa Pereira y sus dos hijas se encomendaron a la Virgen de los Santos y en poco tiempo quedaron restablecidas. Alcalá de los Gazules 1918". Así reza un exvoto del Santuario que recoge el estado de gravedad por el que pasaba una familia alcalaína como consecuencia de la Gripe de 1918.

      Es verdad que el siglo XIX estuvo salpicado de numerosos sobresaltos epidémicos que mermaron la población y provocaron una alarma permanente para las que desgraciadamente había pocas soluciones. La fiebre amarilla y el cólera se repartieron el protagonismo. Sin embargo, después de 25 años desde la última epidemia en 1892 nadie pensaba en un episodio como el vivido en el año 1918 como consecuencia de algo tan familiar y aparentemente sin importancia como hoy vemos la gripe. 

       La gripe es una enfermedad contagiosa causada por un virus. En los niños y adultos sanos es una enfermedad moderadamente grave. Para las personas que no están bien o sanas antes de contraerla, puede ser muy grave y hasta mortal.

      Aproximadamente cada 10 o 15 años aparece una cepa de la gripe que es muy diferente a los demás miembros de su familia. Cuando ocurre este cambio significativo casi siempre hay una epidemia mundial conocida como pandemia. Se produce porque pocas personas tienen anticuerpos efectivos contra ese nuevo virus. Uno de esos virus fue el causante de una epidemia en 1918 que afectó al mundo entero y cobró más de 20 millones de vida.

      En España afectó a un tercio de la población provocando unos 200.000 muertos especialmente entre la población de jóvenes adultos.

      En 1918 la población alcalaína giraba en torno a los 9.700 habitantes. De ellos unos 45 fueron los casos afectados hasta el mes de noviembre con 5 fallecimientos por "gripe". La mayor incidencia de la epidemia tuvo lugar en el mes de diciembre con 20 fallecimientos, remitiendo notablemente en los primeros meses de 1919.

      El caso de Alcalá contrasta notablemente con lo de otras localidades de la Janda, como Vejer (en torno a los 200 fallecimientos y más de 3.000 personas infectadas).

      Es evidente que la gripe no tuvo en Alcalá el carácter dramático que en otras zonas. A ello debieron contribuir las condiciones naturales de su población, el predominio de poblamiento en cortijadas, caseríos rurales aisladas que disminuían el grado de hacinamiento y las posibilidades de contagio, el escaso contacto con focos de afectados exteriores

        Sería demasiado atrevido y seguramente que científicamente poco riguroso, pero por qué no pensar también en que el soporte espiritual de la Virgen actuó en muchos casos igual que funcionó con María Pereira y sus hijas, según recoge el exvoto (¿), de ahí que en este caso no se multiplicaran los fallecimientos.



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