sábado, 20 de enero de 2018

La Epidemia del Cólera Morbo de 1854 (I)


Fuensanta Guerrero Marín

       Hasta la generalización de las vacunas, las epidemias fueron uno de los más grandes motivos de mortalidad a lo largo del siglo XIX. Tenemos constancia que en Alcalá fueron varios los procesos epidémicos a lo largo de dicho siglo. Así, nos consta que las hubo en 1800-1802, (fiebre amarilla); 1804, (fiebre amarilla); 1820, (fiebre amarilla) 1834,(Cólera, que dio comienzo el 7 de Septiembre y concluyó el 12 de Diciembre, con un saldo de 158 víctimas); 1841-51 (epidemia de calenturas y tabardillo que junto a las muertes naturales hicieron un total de 2927 muertos en una década, cinco veces más de la mortalidad normal); 1854 (epidemia de cólera morbo, con un total de 288 fallecidos en dos meses); 1864-65 (nuevo brote de cólera pero con menos incidencia) y 1892, en que se produce la última epidemia pero ya muy atemperada por la utilización de la vacuna anticolérica de Jaime Ferrán que había empezado a aplicarse desde 1885.

      Aunque no es la más importante, de la epidemia de 1854 disponemos de una información exhaustiva en las actas municipales de la época, a raíz de que por parte del Gobernador de la Provincia se propusiera al Ministerio de Estado que se distinguiera a determinados miembros de la Corporación Municipal de 1854, con la Orden de Carlos III para el Alcalde y la de Isabel, la Católica para otros cinco miembros del citado Cuerpo Capitular, el Caballero Síndico Segundo de la Corporación de 1855, solicitó que se elaborase un detallado informe de los hechos y se solicitara igual distinción para el resto de los capitulares de aquel Ayuntamiento de 1854, así como para los sacerdotes y personal civil que se distinguió por su labor humanitaria en los dos meses que duró la epidemia. 

      Antes de entrar a desarrollar la acción de la epidemia, creemos interesante analizar la realidad de Alcalá a mediados del siglo XIX y lo haremos en base a la información que nos aporta un autor coetáneo de dicha época, Luis de Igartiburu, quien afirma que Alcalá contaba, oficialmente, con 6.797 habitantes aunque él, (en base a los datos del propio Ayuntamiento ) estima que serían 1.118 vecinos o lo que es igual 5.029 habitantes. Igualmente afirma que la media de defunciones era de 2 muertos por cada tres nacimientos, o lo que es igual, que se producía un fallecimiento por cada 37 habitantes, de modo que en Alcalá tendríamos una media de 136 fallecimientos al año, datos que se duplican sólo en los dos meses que vamos a estudiar a continuación.

   
       La epidemia se declaró el 27 de Agosto de 1854 “llevando por todas partes la muerte y la desolacion, el terror se apodero de este vecindario y unos huyeron a los campos sobrecojidos y otros quedaron en el pueblo esperando la muerte que era lo más cercano que estaba de cada persona” (4) así pues, las clases pudientes, siguiendo la moda de la época, como queda dicho se retiran al campo para evitar el contagio, siendo destacable que un gran número de personas se desplazó al Santuario de Nuestra Señora de los Santos y sus inmediaciones, mientras que el Ayuntamiento se dispuso a crear las Juntas Municipales de Beneficencia y Sanidad, como encargadas de gestionar tan difíciles momentos y así la primera de ellas será la encargada de socorrer materialmente (con fondos del caudal de propios) a los jornaleros y a la población que contraía la enfermedad, a los que había que despachar una cédula para que pudiesen recibir los socorros de manos del Depositario de las mismas, Carlos Roa y Ríos , mientras que la segunda, la junta municipal de sanidad será la responsable de la adopción de medidas para tratar de paliar la enfermedad, de las cuales a la que más se dedicaban los regidores era a la vigilancia de las especies de consumos, prohibiendo la venta de los que se consideraban perjudiciales para la salud. La población se dividirá en cinco zonas a las que llamaran “cuarteles”, al frente de cada una estará un Regidor (lo que hoy llamaríamos Concejal), y que fueron Juan Centeno de los Ríos, José Navarro Esquivel, Juan Moreno Redondo, Juan Rodríguez Delgado y Pedro Cobos González, que presidían en su zona, las correspondientes “comisiones permanentes de salubridad”, integradas por distintos miembros y que serían los responsables en su zona tanto de las cuestiones de beneficencia como de sanidad, así como los encargados de la vigilancia nocturna “para evitar los robos y toda clase de desórdenes” así como de visitar “a los enfermos prodigándoles por sus propias manos y con una caridad sin límites los auxilios más conducentes” (1)

      En propiedad, habríamos de hablar de seis cuarteles, pues como queda dicho un gran número de vecinos se desplazó a vivir al Santuario y por ello la responsabilidad de ese núcleo poblacionaI fue encomendada al Alcalde Segundo, José Franco de los Ríos, quién lo había elegido como lugar de reposo para curar de la enfermedad (ya que la había contraído en Cádiz, al ir a pagar el tercer trimestre de las contribuciones de Alcalá).

Firmas de dos de los encargados de los "cuarteles"

    

NOTAS

(1) Archivo Municipal Alcalá de los Gazules, Legajo 37.L.C. de1854, Folios 56 a 59 vto. Acta de la Sesión del Pleno de 22 de Septiembre.

(4) AMAG, Legajo 37. L C. de 1854. Folios 85 a 89. Acta del Cabildo de 22 de Octubre de 1854.

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