viernes, 27 de marzo de 2020

Alcalá 1800. Historia de la epidemia de fiebre amarilla (II)




      Si comparamos la cifra recogida por el doctor Alfonso de María de 817 fallecidos en Alcalá en la epidemia [11] con la de los pueblos más cercanos, 136 en Medina y tan sólo 86 en Paterna, nos daremos cuenta de que algo tuvo que fallar aquí para que las víctimas se multiplicaran por 6 con respecto a la primera localidad y casi por 10 con respecto a la segunda. Parece claro que las medidas sanitarias no surtieron efectos y que no se aplicaron con el rigor necesario. 

     Fundamental para esclarecer este aspecto resulta el testimonio del entonces médico titular en Alcalá en la fecha de la epidemia, D. José Sánchez Aznar, documento desconocido hasta ahora y que fue recogido en un cuestionario de varias preguntas relativas a las epidemias de 1800 y 1820, publicado por el Periódico de la Sociedad Médico-Quirúrgica de Cádiz en 1822.[12] Sus respuestas aportan una información importantísima, de primera mano, sobre cómo penetra la enfermedad entre los alcalaínos, pues afirma que la primera vez que trató los síntomas fue asistiendo a dos individuos vecinos de Cádiz que llegaron a Alcalá, apellidados Molano y Quirós, a los que, seguramente por desconocimiento de los efectos del contagio, trató como si de una enfermedad común se tratara y, aunque sanaron, si los menciona en su respuesta es porque posteriormente, con el avance de la plaga, comprendió que presentaban los mismos síntomas de la epidemia: 

“Se cree que fue transportada desde Cádiz por dos vecinos de dicha villa asistidos por el que suscribe esta relación, y habiéndose curado dichos individuos en sus casas del mismo modo que se asisten las enfermedades comunes o conocidas, y no con la reserva debida á un contagio tan cruel, calló el mal por entonces: no le acometió a ninguno de los de la familia y visitas de aquellas casas” 

      Asimismo, declara que la primera víctima fue un vecino apodado Parola, y si bien con los dos enfermos anteriores no se extendió la enfermedad, según este médico, posteriormente un aumento de la temperatura favoreció su expansión: 

“no se reprodujo hasta que tomando la atmósfera un temple de calor el mas raro que habíamos conocido, vino un tal Parola, (por no acordarse de su nombre) y a el momento conocí que era la calentura que reynaba en Cadiz y como tal lo declaré para la precaucion del contagio: el cual había adquirido de unos arrieros que durmiendo con él y su familia en la choza de un sandial que tenía, al instante se sintió malo y murió; pero antes había venido un hijo suyo ya sincoptico, y en seguida toda la familia, y ya tambien se había salpicado todo el pueblo por un efecto visible del contagio externo y por la disposición atmosférica que no hubo a el arribo de Cadiz de los individuos Molano y Quirós de que queda hecha mención.” 

     Como vemos, culpa directamente a los arrieros, que con sus bestias hacían el transporte de mercancías entre las localidades, de la propagación de la enfermedad al saltarse todas las medidas sanitarias de incomunicación entre pueblos contagiados, añadiendo además que tanto en el contagio de 1800 como en el posterior de 1820:

 “siempre ha debido atribuirse su contagio a el mas que mediano contacto, que estos vecinos han tenido y tienen con los de Medina-Sidonia y Paterna, arrieros y tragineros perpetuos de este país, y que reúnen por notoriedad la circunstancia de ser muchos en número y tan poco escrupulosos que a cualquiera pueblo epidémico se arrojan impávidos con los efectos que conducen. No debiera haber sido tan general y cruel el contagio, si su foco no se hubiera sostenido con los enfermos que en aquella desgraciada época nos entraban de las carbonerías, eras, huertas, molinos y demás caseríos llenos de gentes que rozaban con aquellos trajinantes.” 


     Pero es que además se produce un hecho fundamental para la propagación de la epidemia, que no es otro que la venida de la Patrona, la Virgen de los Santos, como hemos visto en rogativa, con la consiguiente aglomeración de vecinos, tanto en el trayecto como en la preceptiva novena de desagravio en la Parroquia, que nos la imaginamos a rebosar de fieles suplicándole para que acabara con el mal, convirtiéndose así esta circunstancia en el perfecto caldo de cultivo para propagarse el virus de unos a otros, una vez que había conseguido superar las barreras del cordón sanitario. Así también lo piensa el citado doctor José Sánchez Aznar, quien opina que: “haber hecho tambien procesiones y rogativas cuya reunión fué ademas perjudicial…”[13]

     Aunque no tengamos noticias directas, otra decisión que se debió tomar fue la creación de una Junta de Sanidad para supervisar todo lo concerniente a la salud pública y de la cual sabemos que forman parte con certeza D. Manuel Simó y Solano “el Corregr. como Presidente de la Junta de Sanidad” y el cirujano “dn. Josef Molina vocal de la Junta de sanidad.” Este último era cirujano retirado del Ejército, por concesión del Rey tras “varios achaques qe ha padecido en su salud” que se vieron agravados tras su participación en la Guerra del Rosellón entre 1793 y 1795 “con particularidad a causa de los contratiempos qe ha experimentado en la ultima Guerra, qe se tubo con la Francia en el Exto. del Rosellón”. Tras su retiro, el Teniente Coronel Francisco Cornel, comandante del 2º Batallón de voluntarios de Aragón, establecido en Alcalá con una partida de tropas para la persecución de contrabandistas y malhechores, necesitando un cirujano para su tropa y las partidas de remonta de la zona, pidió que se estableciese en nuestro pueblo. [14]

     Otro integrante de la Junta de Sanidad es el administrador del Hospital de la Misericordia, D. Pablo Villoslada y Morales. Este cordobés, natural de Monte Mayor, en su juventud presentó las pruebas de limpieza de sangre para entrar de discípulo en el gremio de plateros de Córdoba en 1756.[15] Viudo de María Obrero, casa en Alcalá en segundas nupcias con Petronila Pinceti y Brun, viuda a su vez de Pedro Andino, siendo por tanto, abuela del célebre jurisconsulto alcalaíno Pedro Sainz de Andino, y que falleció en 1797. [16] Villoslada tendría la suerte de librarse de la epidemia de 1800, pero no superaría la de 1820, falleciendo el 17 de diciembre a causa de la fiebre amarilla. [17]

      Con respecto al extinto Hospital, lindero con las Casas Consistoriales en la Plaza Alta, fue fundado el 15 de enero de 1514 por Catalina Aguayo, viuda de Martin Olvera y contaba con 12 camas.[18] Estaba destinado para los enfermos pobres y constaba de tres plantas, siendo la segunda para los enfermos contagiosos, aunque en esta epidemia hubo que destinar todos los recursos a intentar paliarla. 

     Además de los personajes mencionados, también formarían parte de la Junta de Sanidad los dos médicos titulares en Alcalá, D. José Sánchez Aznar y Lorenzo Rodríguez. Este último estaba casado con Juana Cerri Periañez. [19]

     El 7 de septiembre se vuelve a celebrar un nuevo cabildo, en el que reina una cierta normalidad, ya que en el mismo se trata sobre el precio a que se ha de vender la carne de vaca en las carnicerías, lo que denota que aún la enfermedad no ha empezado a hacer estragos. Asimismo, siguiendo órdenes del comandante General del Campo de Gibraltar y con la participación de los dos médicos titulares, se plantea la necesidad de establecer un lazareto para que los visitantes pasen la cuarentena, eligiéndose una casa que tiene Tomas de Morales en el Prado: 

Sre. Lazareto 

Asimismo en este cavdo se trató y conferenció presentes tambien Dn. Lorenzo Rodriguez y Dn. Jose Sanchez Medicos titulares de esta villa, sobre destinar una casa comoda de campo para que en ella permanezcan a hacer quarentena de observancia aquellas Personas que vengan de los Puertos en sana salud según y como del mismo modo se previene en carta orden del Exmo. Señor comte. general del campo de San Roque que tambien ordena se eviten todos los gastos como esta recomendado en construcción de barracas i cosas y si solo que se destine como va dho una casa de campo comoda; En cuya inteligencia se acordó por este cuerpo de conformidad con los Medicos, ser conveniente y proporcionada la casa y olivar que sercado tiene en el Prado de abaxo de este termino, tomas de Morales el maor (mayor) en donde se destinen dhas Personas sanas, precediendo reconocimto. de los mismos Medicos para averiguar si están u no perfectamte. sanas y asi se determinó” [20]

     Aunque el dato del establecimiento del lazareto en el Prado era ya conocido en la Historia local,[21] este no será el lugar elegido puesto que finalmente, bien por la negativa del dueño de la casa mencionada, bien porque los médicos desaconsejaran su utilización por estar relativamente cerca del casco urbano (no olvidemos que en esta época la entrada principal de Alcalá era la cuesta de la Salada), se optó por un cortijo situado en la zona de Patriste, llamado de la Gitana, nombre que aún se conserva en la zona, así como el arroyo del mismo nombre. Así lo asegura su dueña, en un memorial dirigido a los señores del Ayuntamiento, de quienes recibe orden para su cesión el 11 de septiembre: 

“Ss. del Yle. Ayuntamto. 

Da Leonor Chacon de la Fuente Vna desta Villa y Labradora en su termo. con el mas debido modo hace presente a V. SS. Que haviendo dispuesto el Gobierno de ella, sirviese de Lazareto para la Quarentena de observación en los Sugetos sanos que se presentasen, el cortijo nombrado la Gitana de mi propiedad según orden fecha 11 de Sepre de 1800 firmada de los Ss. que lo componían, y que conservo, la qe indica la devida remuneración, ha resultado que en conseqa de haver prestado dho mi Cortixo el acordado servicio de Lazareto desde 11 de Sepe….” [22]


       Varios días más tarde, el 17 de septiembre, se recibe una orden del comandante General del Campo de Gibraltar dando cuenta del avance de las “enfermedades epidémicas” en Andalucía e instando para que “se tomen las providencias ordinarias en estos casos para impedir enteramente la comunicación del contagio” [23] recibiéndose el día 22 otro oficio del mismo Comandante informando del envío de tropa para reforzar el cordón sanitario y evitar el trasiego de personas: 

“…manifiesta haber ya remitido a esta villa una Partida de tropa de caballería de Borbon, y mandado que subsista tambien en ella un oficial y veinte y sinco hombres de Barbastro para que conforme a la real orden comunicada y que va referida se forme cordon de infantería y caballería que evite la introducción de toda persona de la Provincia de Andalucia, y se haga retroceder a quantos se presenten no permitiendo absolutamente la introducción ninguna por caracterizada que sea como venga u haya tocado aunque de paso en algun Pueblo de la dha Provincia o territorio, por casualidad, obligando a rondar con tropa, y sin comunicación a los que se presenten en este termino hasta dexarlo fuera de los limites de la Jurisdiccion de dho Señor Exmo” 

       Ambos escritos son presentados en el siguiente cabildo celebrado en las Casas capitulares, que se celebra el día 25 de septiembre, notándose ya que la enfermedad comienza a extenderse puesto que muchos vecinos, principalmente los pudientes, empiezan a abandonar el pueblo, trasladándose al campo, como es el caso de cuatro de los seis regidores, José de Arias Jiménez, José Benítez del Canto, Francisco Cid Noble y Cristóbal Muñoz: “no haviendo concurrido los demas Rexidores que faltaban a causa de estar en el campo”. 

       Tras conocer los mandatos del Comandante General, se acuerda ponerse a las órdenes del coronel D. Francisco Reyna, capitán de Reales Guardias españolas, nombrado comandante principal del Distrito para tomar “las providencias que se concideren oportunas, nombrando sujetos de actividad y celo que vayan con la tropa a tomar las avenidas trochas y veredas, a los quales los Propios hayan de abonar el sueldo que se concidere por este cuerpo suficiente” 

      El día de este cabildo ya se encuentran en Alcalá las tropas destinadas para el cordón, asistiendo al mismo un integrante de ellas, con quien se acuerda formar tres partidas para vigilar los principales caminos:

“hallándose presente Dn. Pedro La Cruz? de la Partida destinada en esta villa, acordó este cuerpo de conformidad con el susodho y para que por quantos medios se Juzguen convenientes evitar la introducción del contagio y atender al beneficio de la salud publica, que es objeto en que desean se acredite su Amor a la Patria y servicio a el Rey; De que para ir con las Partidas de tropa a caballería que hayan de tomar las avenidas, trochas y veredas de este termino, según se previene por S. Exa. se nombran a Dn. Rafael de Velasco y Lobo Alferez mayor de este cuerpo a Dn. Franco. Caballero Rexidor Decano de el mismo y a Dn. Gil Garcia Lechuga de esta vecindad para que uno con su Patrulla, pase registro y observe en el camino de xerez Arcos y Sevilla todo cuanto ocurra a fin de cumplir lo que esta prevenido; el otro en el camino a Cadiz que es de Medinasidonia, Chiclana Ysla de Leon y Puerto real y el otro en el camino de Gibraltar, Algeciras y vexer, con cuyos puntos queda todo el termino de esta villa acordonado como se manda por dho señor Exmo.” 

      Aunque en el cabildo de 31 de agosto se acordó que los regidores vigilasen las entradas y salidas del pueblo, parece ser que dicha tarea recayó principalmente en el alcalde de primer voto, Juan Benítez Valverde, acordándose en este último pleno que sea ayudado por el diputado de abastos, para que así el primero pueda atender, en relación con su cargo de diputado de Guerra, a las tropas reunidas en el término de Alcalá:

“Y a fin de cuidar, celar y velar sobre las guardias que se hallan puestas en todas las entradas y salidas del Pueblo que hasta aquí lo ha estado haciendo con la mayor vigilancia el señor Alce de primer voto, cuya ocupación a veces le impide el poder atender a otros asuntos de la misma clase y particularmente a el de la Diputacion de Guerra que esta a su cargo para facilitar el alojamiento, bagaje y demas que necesita la mucha tropa que diariamte. transita por esta villa, se nombra a Dn. Domingo Garcia Blanco Diputado de Abastos de este común sin perjuicio de hacerlo quando convenga asi dho señor Alcalde, como el señor correxor Presidente todo a fin de que dhas Guardias procedan con la mayor vigilancia a cumplir sus obligaciones, abonándoseles a dhos Diputados por el fondo de Propios de esta villa diez rs diarios a cada uno, que es el sueldo que se considera suficiente según tambien se preceptua por dho. Sr. Exmo. y asi se determino” 

     

NOTAS

[12] PERIÓDICO DE LA SOCIEDAD MÉDICO-QUIRÚRGICA DE CÁDIZ, Volumen 3 1822. Imprenta de la Casa de Misericordia. Pág. 337-341. Apéndice al Nº IV del Tomo III. Contestación del profesor D. José Sánchez Aznar, médico titular de esta villa, según el orden numérico del interrogatorio. 

[13] Ibídem. 

[14] AMAG. Legajo 27. Cabildo de 9 de agosto de 1801. Folios 56-58 vto. 

[15] ORTIZ JUAREZ, Dionisio; Catálogo del Archivo Histórico del Gremio de Plateros de Córdoba. 1980. En BOLETIN DE LA REAL ACADEMIA DE CORDOBA DE CIENCIAS, BELLAS LETRAS Y NOBLES ARTES. Pag.167. 

[16] TOSCANO DE PUELLES, Fernando; Sainz de Andino, el hacedor de leyes. 1987. Pág. 44 

[17] ARCHIVO PARROQUIAL DE ALCALA DE LOS GAZULES. Libro funerales 9. Folio 166 

[18] MADOZ, Pascual. Diccionario Geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar. Madrid 1848. Pág. 374 

[19] PUELLES Y SALAS, Manuel María; Historia de la familia de los Puelles. 1864. Inédita 

[20] AMAG. Cabildo de 7 de septiembre de 1800. Folios 28-29 

[21] TOSCANO DE PUELLES, Fernando; Sainz de Andino, el hacedor de leyes. 1987. Pág. 66 

[22] AMAG. Legajo 27. Cabildo de 12 de mayo de 1801. Folio 48 y vuelto. 

[23] AMAG. Cabildo de 25 de septiembre de 1800. Folios 29-31 vuelto. 

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