viernes, 23 de mayo de 2014

La fuente de la Salada: 2000 años ofreciendo agua (II)



3. METODOLOGÍA.

      El yacimiento arqueológico es un área, que por su naturaleza, se halla muy expuesta a los avatares del tiempo a los elementos físicos y químicos, y a la acción del ser humano. Desde hace más de un siglo este es un hecho asumido por todos los investigadores que han tratado de conocer el pasado a través de la arqueología. Por tanto excavar implica saber qué se va a excavar, para qué se excava, algo que preocupa especialmente, cómo se excava, es decir que método de excavación vamos a utilizar.

      Con Wheeler (1979), o quizás antes, se inicia un largo proceso de sistematización de la actividad arqueológica. Esta sistematización aún no ha terminado, y es posible que nunca termine dado el perfil dialectico en el que se ha desarrollado hasta el presente. En la actualidad es el denominado Método Harris (1991) el más extendido entre la comunidad de arqueólogos. Este método se caracteriza por las excavaciones en área abierta y por dar mayor importancia al estratoto arqueológico desde una visión sincrónica, contrario al Método Wheeler, en el que la visión diacrónica, la estratigrafía adquiere una importancia capital, aunque se presenta muy rígido en el planteamiento de excavación mediante cuadrículas. De un modo muy esquemático, más bien reduccionista, estos son los dos métodos básicos utilizados en arqueológica. No obstante, en la práctica real no se presenta esta disyuntiva, al contrario, se produce un mestizaje de estos métodos, cuyos matices diferenciales se dan según de que escuela proceda el profesional arqueólogo (Carandini, 1997).

       En la Fuente Salada el trabajo de campo se inició con el planteamiento previo del área de actuación y con el diseño de la planimetría, que se ordenó respecto a un eje de coordenadas x-y.


      Las actuaciones arqueológicas se realizaron en dos fases: en primer lugar, una prospección superficial, donde el objetivo principal de esta primera actividad fue establecer la estratigrafía del asentamiento a partir de los perfiles visibles y definir la superficie arqueológica susceptible de ser y susceptible.  Y en segundo lugar, la excavación arqueológica en la que se ha bajado por niveles artificiales (de 20 en 20 cms.) allá donde el registro se presentó alterado o revuelto, y por niveles naturales, donde si hemos hallado estructuras.

      En el apartado documental, con el objeto de sistematizar y agilizar las actividades arqueológicas, se han utilizado varios tipos de fichas:

1. Ficha de sondeo arqueológico.

2. Ficha de unidad estratigráfica.

3. Catálogo de hallazgos especiales.

4. Fichas de elementos de cultura material, que nos han permitido llevar a cabo la descripción e identificación de cada producto.

5. Fichas de fotografías, donde se han recogido los datos técnicos y ambientales, objeto visualizado y la fecha de realización.

      
      Así mismo, nos hemos servido del diario de excavación, dividido en tres partes: páginas descriptivas, apartado de complejos materiales y apartado de hallazgos especiales.

      La planimetría de las estructuras constructivas y de los productos se ha realizado a escala 1:20, y a 1:10 en aquellas que precisaron ampliación en detalle.

      Respecto a la conservación arqueológica, siguiendo a Stanley Price (1984), se han planteado tres momentos en la conservación arqueológica:

1. Planificación de la conservación antes de la excavación.

2. Conservación durante la excavación.

3. Conservación después de la excavación.

      Las bases de actuación durante el proceso de excavación ha consistido en la retirada del material de relleno del lateral izquierdo de los depósitos de la Fuente Salada, descubriendo, de este modo, el muro exterior de la estructura. Así mismo, se realizó el saneamiento de la zona superior exterior de los deposites con mortero, y posterior colocación de una malla con mortero. Se propuso también el vaciado del relleno interior de los depósitos, evacuando el agua de su interior mediante la salida natural de la fuente o forzándola a través de su canalización. Los dos arcos del alzado de los depósitos presentaban un desplazamiento horizontal que precisaba una solución, mediante la retirada de las dovelas y posterior reconstrucción de los arcos. Por último, con el objeto de soportar los empujes generados por la masa de tierra de los perfiles de la excavación, se propuso construir muros de hormigón que soportaran dichos empujes, dándoles un adecuado acabado para que no impacten visualmente con el objeto patrimonial.


      Con el objeto de estructurar las diferentes zonas de actuación y análisis en la Fuente Salada, se ha compartimentado en sectores este espacio:

Sector I. Área situada frente a los depósitos (posible localización del pilón de la fuente).

Sector II. Lateral exterior izquierdo de los depósitos.

Sector III. Área superior exterior de los depósitos.

Sector IV. Lateral exterior derecho de los depósitos.

Sector V. Interior de los depósitos.

           a. Depósito izquierdo.

           b. Depósito derecho.

Planta de la excavación con los distintos sectores

4. TÉCNICA EDILICIA.

      La estratigrafía, es decir, el estudio de los diferentes estratos o niveles de un yacimiento arqueológico, a partir de la cual se establece una secuencia cronológica relativa, es uno de Ios pilares fundamentales de la excavación arqueológica. Una adecuada documentación estratigráfica garantizará buenos resultados, porque posibilita conocer las diferentes culturas asentadas en el yacimiento a lo largo del tiempo y los cambios y remodelaciones realizados en estructuras constructivas como la que nos ocupa.

       Así, los elementos constructivos visibles que conforman la Fuente Salada se corresponden con el modelo conocido en época romana como nimphaeum, a saber, una fuente que puede reunir estas tres características:

- Abastecimiento de agua y/o propiedades medicinales de ésta.

- Carácter religioso, al convertirse en un espacio donde se da culto a las bondades del agua y a las ninfas protectoras de este elemento.

- Monumento propagandístico de la cultura romana, concebido generalmente como espacio escenográfico. Así, el tratamiento arquitectónico que presentan comúnmente este tipo de construcciones pretende simbolizar la gruta natural de la que mana el agua (depósitos abovedados), el sentido práctico de aprovechamiento de ésta y el templo religioso (muchas veces no es más que la continuación sincrética en monumentos romanos de un culto y muy aprovechamiento mu anterior a la presencia de éstos en la Península Ibérica,

       Partiendo de estas hipótesis y de estas características, iniciamos los trabajos desde dos líneas de actuación, que se repetirán en todos los sectores: una, la de realizar un dibujo pormenorizado de los elementos emergentes, y que hasta la fecha no se había realizado. La otra línea de actuación era la excavación, que comenzó por el sector II, porque presentaba menos dificultades permitiría realzar aún más los depósitos de la fuente.

      El Sector I es, sin duda, el más completo e interesante. En él se incluyen todas las estructuras localizadas al exterior y frente a los depósitos, asi como el alzado del mismo espacio donde mejor se observa la diacronía estructural del monumento. En este sentido, se identificado cinco faces constructivas:

- Fase I. Estructura reconocida como una construcción de época a romana se trata de los depósitos abovedados; y en este sector concreto, el alzado de los mismos.

- Fase II. Lo componen una serie de construcciones que formaban un cerramiento para contener el agua que salía de los depósitos. Así como dos series de peldaños, tres de ellos frente al alzado, y otros, situados a la derecha del alzado, que daban acceso al interior de los depósitos.

peldaños

- Fase III. Se trataba de elementos constructivos concretos. Por un lado, unas piedras que hacían las veces de dovela en el arco izquierdo para reparar su ausencia. Por otro, unos escalones construidos sobre otros, que se identifican como pertenecientes a la fase I.

- Fase IV. Es la fase en la que se clausura el acceso a los depósitos.

- Fase V. Se corresponde con un muro de contención levantado con sillares tallados en época romana y unidos con cemento tipo Porland, a partir de una obra civil realizada en el año 2001. Este muro fue desmontado en el momento que dejó de cumplir su función.

Detalle estratigráfico del Sector I

       Incluso podríamos considerar una Fase VI, porque la propia intervención arqueológica, y en concreto la restitución de elementos constructivos, se integran dentro del proceso histórico de la Fuente Salada, que en modo alguno ha finalizado.

   

No hay comentarios:

Publicar un comentario