Ismael Almagro Montes de Oca
No hace mucho recuperamos en este blog un artículo sobre el descubrimiento de la basílica visigoda, conocida como “los Santos Nuevos”. Hoy vamos a volver sobre el tema, pero nos acercaremos desde el punto de vista del arquitecto que dirigió los trabajos, Pedro Ángel Albisu. Tras finalizar la excavación por falta de fondos, hizo el pertinente informe el 29 de diciembre y medio siglo más tarde, el 29 de diciembre de 1850, fue publicado en la Revista “Semanario Pintoresco”. En el informe, Albisu, aparte de narrar detalladamente las distintas fases de la excavación, deja entrever la emoción que sintió al abrir los sepulcros y relacionar cada esqueleto con los santos mencionados en la lápida encontrada:
“En el término de la villa de Alcalá de los Gazules, á legua y media de distancia de ella, como á dos mil pasos al Oriente del puerto llamado Vizcaíno, un labrador advirtió hace algunas años en la hacienda que á la sazon labraba unos signos en una piedra, que cercada de un palmarcito, yacia casi enterrada.
No comprendiendo éste el significado de los signos, comunicó la especie á un yerno suyo, menos ignorante que él; pero sucediendo lo mismo con éste, acompañado de la gente del cortijo mas inmediato, propio de D. Francisco Landino, de dicha villa, desenterraron la losa ó piedra para conducirla á él, y la destinaron á usos domésticos.
Hallándose en el mismo cortijo el P. Fr. José de Ayala, advirtió en la piedra la incripcion que contenía, y leída dio parte al señor vicario de la villa.
Hallándome yo á la sazon en comision do Orden superior en la misma, recibí el 27 del propio mes un oficio del señor corregidor para que pasase á reconocer la piedra e inscripcion. Evacuada la comision, di mi informe declarando ser la piedra un pedestal que indicaba antigüedad y digno de todo aprecio.
Mientras acordaban, en la villa lo que se debia hacer, movido de curiosidad, pasé al sitio de donde se estrajo el pedestal, y empezando con varios peones, á mis propias espensas, la escavacion por la linea de puntos A que manifiesta el adjunto plan, que atendidas las circunstancias locales, me pareció el mas oportuno para la investigacion, di con la pared en el mismo A, que distaria de la superficie como media vara. Con ánimo de abrazar toda la obra seguí el rumbo señalado por las letras A hasta G desde la cual volviendo al punto del principio encontró la alveola ó sepulcro núm, 4, la que dejando para reconocer continué hasta la letra Y aquí fué donde dispuse escavar desde la superficie de la pared, y como á media vara hallé una soleria que cubría todo JJJJ. Desbaratada la soleria seguí la escavacion y como á otra media vara se encontraron las losas señaladas por los números 1, 2, 3.
Para poder dar parte á la villa con algun fundamento, determiné levantar la losa núm. 4, que estaba entera; pero apenas estendimos le vista para mirar lo que contenía dentro, cuando movido de un impulso que no sabré como esplicar, prorrumpí en las voces de los santos de Cádiz y sobrecogidos todos los circunstantes de un terror santo, no fuimos duchos de otra cosa que para volverla á cerrar.
Reanimados de la especie de enagenacion o susto que nos infundió la primera vista, y movido de las súplicas de todos, para satisfacer nuevamente se levantó segunda vez la losa, en cuyo acto se distinguieron mejor que en el primero, dos esqueletos de cuerpos humanos. No fué posible continuar el trabajo aquel dia.
En estas circunstancias, suspendiendo todo trabajo , envié á D. José Antonio Inchausti (qué casualmente se halló presente) á la villa para dar parte verbalmente al vicario y corregidor de lo ocurrido, á fin de que dispusiesen lo conveniente para proceder con la circunspeccion y formalidad que requería el asunto, al reconocimiento de los sepulcros, y al mismo tiempo al citado padre Ayala a Cádiz para que como testigo ocular informase igualmente al gobernador y cabildo eclesiástico, en consideracion á ser cabeza del obispado, juzgar que las reliquias vistas eran de sus patronos y que podrian enviar sugetos mas idóneos que Alcalá para el examen y reconocimiento.
Dibujo del pedestal publicado en la Revista "Semanario Pintoresco" |
Aquel mismo dia vinieron de Alcalá los cabildos eclesiástico y secular al sitio de la escavacion, acompañados de multitud de personas del pueblo y de los inmediatos, y en presencia de todos se levantó por tercera vez la losa núm. 1 , cuyo acto causó el mismo gozo que el referido antes á todos los presentes: pero antes de proceder á reconocimiento alguno espuse que seria conveniente suspender todo acto hasta la concurrencia de anatómicos y otros sugetos que pudiesen dar luz y autoridad en semejantes casos. Así se hizo, y dejando para custodiar el sitio varios sugetos, tanto eclesiásticos como seculares, se retiraron ambos cabildos.
Los días 3, 4, 5 de noviembre se emplearon en nuevas excavaciones, en formar en el mismo sitio una chocita donde guarecerse.
El 6 concurrieron el estado eclesiástico, corregidor, alcalde, capitulares, dos escribanos y un anatómico, con mucho acompañamiento del pueblo y de los circunvecinos, conduciendo cajas decentes para colocar y trasladar las reliquias de las tres alveolas ó sepulcros de cuadro JJJJ. Mandó el corregidor su apertura y sabiendo yo, por el P. Ayala que á la sazon habla vuelto de Cádiz, que su cabildo eclesiástico habia dispuesto dar la comision de este reconocimiento al vicario de la ciudad de Medina, hice presente estas noticias al corregidor, pero no produciendo efecto mis operaciones, se levantó la losa núm. 1, y un sacerdote estrajo la osamenta de los dos esqueletos, entregándolos al anatómico para su reconocimiento, y manifestándolos á los escribanos para la certificacion. Se notó en una de las calaveras que tenia 2 heridas, la una en el cráneo que formaba un ángulo obtuso y la otra sobre una de las cejas de una línea, sin que se advirtiese otra señal ó herida en los dos esqueletos: cada una de las calaveras tenia á su lado una redoma de barro que no se pudo distinguir si contendrían alguna cosa, y entre la osamenta varios pedazos de hierro llenos de moho que no comprendí que instrumentos podrian ser.
En el cuerpo de la obra se encontró un instrumento de hierro que como un cuchilllo ó machete ovalado de dos mangos con otros distintos pedazos de instrumentos cortantes, que no puedo declarar de que uso serian.
En seguida se abrieron las alveolas núms. 2 y 3, y guardando en la estraccion de los huesos el mismo órden y circunspeccion que en la primera se sacaron del núm 2 dos esqueletitos, cuyas calaveras se hallaban al frente una de otra, en las dos cabeceras del sepulcro manifestando por lo diminuto del tamaño ser de personas de tierna edad. De la 3.ª se estrajo un esqueleto de mucha magnitud. Se encontraron igualmente redomas de barro en las dos, y en la última una de vidrio, en cuyo fondo se advirtió una masilla carminada que indicaba ser sangre. No se notó en estos esqueletos señal alguna de herida ó martirio, pero podria ser que el hallarse estas arcas menos resguardadas que la 1ª, pues sus tapas estaban en varias piezas, de cuyas junturas aflojadas por el transcurso del tiempo habia penetrado mucha tierra, fuese la causa de ello.
El 7 á presencia de los cabildos se levantaron las losas de algunos sepulcros, pero sin estraer cosa alguna, se continuó la escavacion hasta el dia 10, que con existencia del cura D. Pedro Lopez, alcaldes y escribanos se estrajeron los esqueletos ó huesos de los sepulcros núm. 4 hasta el 11 colocándolos en cajas con separacion. Este mismo dia se abrió el núm. 12, pero solo se estrajo de él una cruz ó pectoral, dejando la estraccion del esqueleto para otro dia.
El 13 se estrajo este esqueleto que por contener dicho pectoral indicaba ser obispo, y tambien la osamenta del núm. 13 que contenia 3 calaveras con esqueletos no completos.
Con este acto se retiró la villa de toda operacion y seguí yo continuando las escavaciones y formando zanjas para resguardo de un sitio tan respetable, hasta el dia 17 que descubrí (como á 600 pasos de distancia de los sepulcros) y saqué un suntuoso pedestal que indicaba ser triunfo de algun pueblo.
Continué el trabajo hasta el 23 que descubrí los sepulcros 14 y 15 de los que estraje por mí mismo los huesos que contenían y conservo en mi poder, como tambien varios otros del sepulcro núm. 1, que con nuevo examen encontre confundidos con tierra.
Llegado aquí se me acabaron los medios para mantenerme y pagar á la gente que empleaba en la obra, aunque solicité de la villa me entregase siquiera los honorarios de mi primera comision; no lo pude conseguir de pronto y me vi precisado á restituirme á mi destino de Cádiz, con harto dolor por ver en el abandono en que quedaba aquel sitio fuera de las zanjas que hice, que solo podían servir de resguardo á animales, y que perdia la ocasion de hacer un servicio, a mi parecer importante á la nacion, continuando las escavaciones, de las que precisamente habia de resultar mucha luz y materiales a los anticuarios é historiadores, pues ademas del órden maravilloso que manifiesta la obra de esta relacion, he descubierto señales ó rastros de alguna poblacion que muy bien pudiera ser la de la antigua Sidonia.
Esto es lo que segun mi inteligencia y facultad puedo declarar, remitiendo á los que deseen relacion circunstanciada del número y particularidades de las reliquias estraidas á las autoridades de Alcalá, que procedieron en el caso conforme dejo referido.
Cádiz 29 de diciembre de 1800.
P. A. DE ALVISU.”
Plano de la excavación publicado en la Revista "Semanario Pintoresco" |
Acabada la excavación, muy a su pesar, Albisu debió seguir con los trabajos que le habían traído hasta la zona. Dos años más tarde es enviado nuevamente a nuestro término como comisionado para unas excavaciones que desconocemos cuales son y que bien podrían tratarse de una continuación de los trabajos de 1800. En el transcurso de éstas, en junio descubre restos de una ciudad destruida en las Correderas dando aviso al comandante del Campo de Gibraltar, Adrián Jácome, quien a su vez informará a la Real Academia de la Historia.
A pesar de que esta institución, a través del juicio de Joaquín Traggia el 8 de enero de 1801, emitió un dictamen negativo en cuanto a la autenticidad de los restos hallados, el arquitecto estaba convencido de que éstos pertenecían a los mártires que la lápida menciona y sigue volviendo al lugar. Tanto es así que varios años después, en 1807, levantaría a su costa en aquel lugar una pequeña ermita y descubriría otra tumba en un arca de piedra. Así lo comunica por carta el 16 de junio de dicho año a Joaquín Juan de Flores, secretario de la Academia de Historia:
“Doy noticia a V. S. que he construido una Hermita en las Escabaciones de Alcala de los Gazules con la advocación de Santa Cruz de los Santos Martires a mi costa: El dia 3 del pasado se celebraron en ella tres misas, la una cantada y sermón, concurrió mucha gente y cumplieron la mayor parte con la Pasqua. El 28 de Abril descubri una Hosamenta completa en una Arca de Piedra a seis pasos de dha Hermita.
Dios Gue. A V. S. ms. as.
Cadiz 16 de Junio de 1807”
Esta ermita se mantuvo en pie durante algún tiempo, pues en 1814 Cristóbal Domingo Gutiérrez, en su testamento del 6 de abril de dicho año, deja ordenado que “mi cuerpo sea sepultado humildemente en el sagrado de la Hermita de los Santos nuebos de donde soy el vezino mas inmediato, y que se satisfaga si fuese necesario a la Parroquial de la villa de Alcalá los derechos de un Entierro común, con sus quatro acompañados, que creo deven ser los de ochenta seis rs. vn. Y medio.” (1)
Es lógico pensar que al fallecer en 1817 Pedro Ángel Albisu, principal promotor de la nueva ermita, ésta terminara por abandonarse al no haber nadie que se hiciese cargo de su mantenimiento y sin duda, es a esta ermita levantada por Albisu a la que debe hacer referencia Pascual Madoz en su diccionario de 1848 cuando dice: “una muy ruinosa, bajo la advocación de los Stos. Mártires, en el sitio de las Correderas, donde se descubrieron en 23 de octubre de 1800 las reliquias de varios mártires, cubiertas por una losa sepulcral” (2) y que recoge en idénticos términos en 1893 Sánchez del Arco. Ni Madoz ni Sánchez del Arco pudieron ver la primitiva ermita ruinosa, puesto que, como hemos visto, de ésta sólo quedaban los cimientos y la solería bajo la cual estaban los sepulcros, cuando fue descubierta.
NOTAS
(1) Archivo Parroquial de Alcalá de los Gazules. Testamento sin clasificar.
(2) MADOZ, Pascual. Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de ultramar. Madrid 1848. Pág. 379
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