sábado, 1 de noviembre de 2025

Alcalaínos contra el Reino de Italia




Ismael Almagro Montes de Oca



    El 17 de marzo de 1861 Víctor Manuel II de Saboya era proclamado rey de Italia, culminando así el proceso de unificación de los distintos Estados de la península itálica. Esta unificación afectó especialmente a los Estados Pontificios, por lo que el Papa Pio IX pidió auxilio a los reinos católicos europeos.

    España, donde el estamento eclesiástico controlaba aún grandes parcelas de poder, se opuso a reconocer el nuevo Reino, un reconocimiento que finalmente se hizo oficial el 15 de julio de 1865.

    Este cambio de postura de la reina Isabel II, provocó que algunos periódicos de carácter ultracatólicos, como EL PENSAMIENTO ESPAÑOL, iniciase una recogida de firmas oponiéndose a tal reconocimiento.

    En Alcalá también se organizó esta recogida, llevándose a cabo el viernes 21 de julio, seguramente a la salida de la misa, recogiéndose la firma de 83 hombres y 79 mujeres, relación que fue publicada, eso sí, como buen periódico puritano, por separado, la de hombres en la edición del 19 de agosto, y la de mujeres, el 5 de septiembre:

“Alcalá de los Gazules, 21 de Julio de 1865.— Señora.—A los Reales pies de V. M.

Francisco de Paula Castro, Cura y arcipreste.
Francisco Escalona, Beneficiado.
Andrés Ramírez, Cura teniente.
Francisco Javier Vargas, Cura teniente.
Antonio de Gálvez, Presbítero.
Bartolomé Pedrajas, Presbítero.
Fernando Villanueva Fernández de los Ríos.
Licenciado, Francisco Machado.
José Escobar.
Juan María de Castro.
José M. Espinosa.
Licenciado, Rafael Espinosa.
Cristóbal Casas y Guillen.
José Mora.
Licenciado, Manuel María Espinosa.
José de Salea Recio.
Gaspar Camacho.
Antonio Clavijo Sales.
Ildefonso Bohórquez.
José María Sánchez de la Linde.
Antonio de Velasco.
Pedro Benítez.
Vicente Espinosa.
Antonio Diaz y Ruiz.
Antonio Moreno.
Bartolomé Romero.
Manuel Romero.
Francisco Recio.
Ramón Herrero.
Juan García.
Felipe Salas Arriola.
Francisco F. de Cobos.
José Hidalgo.
Ricardo Pantoja Rodríguez de Tapia.
José María de Fuentes.
Ildefonso Romero.
Por mi señor padre, Antonio Serrano.
Francisco Sánchez y Sánchez.
Gabriel Rodríguez.
Antonio Serrano.
José Serrano.
Melchor Moreno.
Antonio Benítez.
Bartolomé Benítez.
Manuel de la Corte Delgado.
Miguel Caro Corona.
Manuel de la Corte Ahumada.
José Benítez Clavijo.
Federico García.
Manuel de los Ríos y Salas.
Juan Moreno Cantero.
José del Manzano.
Juan Antonio Carrillo.
Joaquín López
Francisco Cuesta Moreno.
Juan Sánchez.
Antonio Manuel Rodríguez.
Juan Vicente Periañez Barea.
Antonio Recio Escalona.
Juan de la Jara y Ruiz.
Juan Moreno García.
Antonio de la Jara Romero.
R. Fernández Vergara.
Juan Fernández Caro.
Antonio Suffo.
Francisco Espinosa.
Francisco Pérez.
Francisco Serrano.
Cristóbal Almagro.
José Fernández.
Sebastián Arañado.
Juan Asensio Pérez.
Juan Diego Romero.
Ramón Asensio.
José María Benítez y Ramírez.
Martin Román.
José Gómez Ruiz.
Juan Álvarez.
Cristóbal Benítez
Diego Sánchez
Juan de Arias.
José Fernández.
Cándido Gómez.”[1]



“Alcalá de los Gazules, á 21 de Julio de 1865. Señora.—A L. R. P. de V. M

Ana Villanueva Fernández de los Ríos.
Francisca Delgado de Escobar.
Ana Sánchez y Salas.
Francisca Arriola y Salas.
Isabel de Velasco.
Francisca Ahumada.
Catalina Álvarez.
Francisca Salcedo.
María de Casas.
Francisca Periañez.
Bárbara Lago.
Isabel Tenorio.
Ana Recio.
Ana de Salas.
Manuela de Velasco.
Antonia Gil.
Rafaela Sánchez.
Manuela Moreno, viuda de Castro
María de la Concepción García, viuda de Velasco.
Belén Sánchez de Delgado.
Juana Díaz.
María de Velasco.
María Álvarez Sola de García.
María Belén Sánchez.
Josefa Sánchez Álvarez.
María Tenorio de Romero.
Mercedes Tenorio.
Juana Ahumada.
Concepción do Velasco.
Sebastiana del Rio.
María del Rio.
María Cid y Salas.
Benita Sánchez.
María Sánchez.
Rosalía de la Corte.
Francisca Rodríguez.
Josefa Álvarez y Dalmau.
Rafaela Álvarez y Dalmau.
Gertrudis del Manzano.
Manuela del Manzano.
Antonia Barea.
Isabel Clavijo.
Antonia Clavijo Sánchez.
Elvira López Bohórquez
Francisca Acevedo Sánchez.
María del Carmen Acevedo.
Carmen Moreno Acevedo.
Francisca Hidalgo.
Leonor Moreno.
Joaquina Clavijo.
Juana Salcedo.
Carlota Roa y Sánchez.
Rafaela González.
Leonor del Rio.
María Josefa Rodríguez.
Dominga Acedo.
María Acedo.
Mercedes Belmaño de Sánchez.
Leandro Díaz, viuda de Sánchez.
Gertrudis Belmaño.
María Belmaño de Álvarez.
María de la Aurora de Puelles de Delgado.
María Josefa Delgado de Espinosa.
Vicenta Espinosa.
María de los Dolores Espinosa.
Francisca Espinosa.
María Moreno de Espinosa.
María de la O Espinosa de Fernández.
María de los Dolores Espinosa de los Ríos.
Virginia Espinosa.
Lutgarda Vilches.
Catalina Molina.
María Ruiz.
María Antonia Sánchez de Espinosa.
Vicenta Espinosa y Sánchez.
Carmen Ahumada.
Agustina Sánchez.
Francisca Escobar.
Juana Ruiz, viuda de Díaz.”[2]


    Posiblemente el mismo día de la recogida de firmas, también se llevó a cabo una suscripción popular para sufragar la causa, publicándose el listado con las donaciones alcalaínas en un suplemente especial con todas las limosnas recogidas, el 8 de septiembre:


“Alcalá de los Gazules.

Francisco de Paula Castro, Cura arcipreste, 30 rs.
Francisco Escalona, Beneficiado propio, 20 rs.
Andrés Ramírez, Teniente de cura, 20 rs.
Francisco Vargas, Teniente de cura, 10 rs.
Bartolomé Pedrajas, Vicario de monjas, 10 rs.
Antonio de Gálvez, Presbítero. 10 rs.
Ignacio González, Presbítero, 10 rs.
Antonio de Velasco, alcalde, y su esposa Rita Delgado, 20 rs.
Fernando Villanueva, 19 rs.
Ana Villanueva, 8rs.
Antonio Caro, 19 rs.
María Antonia Salas, 19 rs.
Francisco José Cobos, 4 rs.
Ricardo Pantoja, 6 reales.
Juan Moreno, 2 rs.
Juan Antonio Carrillo, 8 rs.
Ildefonso Romero Caballero, 10 rs.
Antonio Pérez Valderas, 8 rs.
Francisco Benítez Benavente, 4 rs.
Juan Pérez Fuentes, 4 reales.
María Josefa Rodríguez. 4 rs.
José Sanchez Canto, 2 rs.
Leandra Díaz, viuda de Sanchez, 4 rs.
María Antonia Sánchez, 4 rs.
Bárbara Felisa López, 10 rs.
Esteban Caro, 4 reales.
Juan María del Castro, 10 rs.
Manuela Moreno, 10 rs.
Antonia María de Jesús García, 20 rs.
Manuel de los Ríos y su esposa Dolores Espinosa, 4 rs.
María Concepción García, viuda de Velasco, 4 rs.
Manuela de Velasco, Concepción de Velasco,
Isabel de Velasco y María Josefa de Velasco, 6 rs.
Francisco de Velasco, 10 rs.
Juana Blanco, 4 rs.
Francisca Jiménez,4 rs.
Francisca de Paula Guzmán, 4 reales.
José María Sánchez de la Linde, 8 rs.
Ildefonso Bohórquez y su esposa Ana Álvarez Pérez, 10 rs.
Francisco Recio Pedrosa y su esposa Juana García Barroso, 10 rs.
Ramón Herrero, 2 rs.
Antonio Valencia, 2 rs.
Manuel Recio, 2 rs.
Andrés de Medina, 5 rs.
Manuel Espinosa Ramos y su esposa María Josefa Delgado, 10 rs.
Antonio Clavijo Sales y su esposa Alfonsa Benítez, 4 rs.
Ildefonso Sánchez Salas y su esposa Mercedes Belmaño, 4 rs.
Cristóbal Bohórquez y su esposa Ana Portillo, 2 rs.
José María Espinosa y su hermana Virginia Espinosa, 10 rs.
José Vargas, 4 rs.
Francisco Machado, profesor de medicina y cirujía, 10 rs.
Cristóbal de Casas, 2 rs.
Ana Sánchez de Machado, 6 rs.
José García Pérez y su esposa María Barroso, 12 reales.
José García Barroso, 2 rs.
Federico García Barroso, 2 rs.
Jacinta García Barroso, 10 rs.
Josefa García Barroso, 10 rs.
Gaspar Camacho, 2 rs.
Joaquín Fernández, 4 rs.
Antonio Mateos, 2 rs.
José Camacho, Sebastián López y Antonio Salas, 8 rs.
José Benítez Clavijo y Manuel de La Corte y Delgado,11 rs.”[3]






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NOTAS

[1] Relación recogida en la primera página de EL PENSAMIENTO ESPAÑOL, del 19 de agosto de 1865. Año VI nº 1730 pág. 1.

[2] Edición del 5 de septiembre de 1865 de El PENSAMIENTO ESPAÑOL. Año VI nº 1744 pág. 2

[3]Suplemento de EL PENSAMIENTO ESPAÑOL del 8 de septiembre de 1865. Año VI nº 1747 págs. 134 y 135.

sábado, 25 de octubre de 2025

Sangrías en el siglo XIX





Ismael Almagro Montes de Oca



    En la década de los años 20 del siglo XIX, el médico cirujano francés François Joseph Broussais saltó a la fama con una nueva doctrina médica conocida como broussismo o medicina fisiológica. A grandes rasgos, se puede reducir su pensamiento a que las enfermedades eran producidas por inflamaciones y, para reducirlas, sometía a los pacientes a dietas líquidas bastante severas y les aplicaba sangrías mediante el uso de sanguijuelas sobre el cuerpo. Tal fue la fama de esta doctrina, que, en 1824, tan solo en Francia se llegaron a consumir más de 80 millones de sanguijuelas.

    En nuestro país también adquirió gran auge la práctica de estas sangrías en las décadas siguientes, siendo los encargados de realizarlas los barberos.

    En nuestra localidad, durante gran parte del siglo XIX, las sangrías fueron un remedio tan utilizado para cualquier malestar, que llevó a un médico local a denunciar públicamente en 1862 tal abuso, enviando un escrito en un periódico especializado en cuestiones de Sanidad:

“Preocupaciones acerca de las sangrías.— Uno de nuestros comprofesores, suscriptor constante al Monitor de la salud, nos invita á insistir en los perjuicios que trae el abuso de sacar sangre sin una imperiosa necesidad, materia que repetidas veces nos ha ocupado. Nuestro estimado compañero reside en Alcalá de los Gázules, pueblo donde se sangra sin compasión, y donde el formidable alterante de la sangría pasa por un cúralo-todo, y por un preservativo universal!! Y es lo lamentable que tamaña preocupación encuentra apoyo en algunos prácticos que no vacilan en condescender con los errores del vulgo.—Oigamos á nuestro celoso colega :

«Cuando llega la primavera, los habitantes de esta localidad suelen, por sí y ante sí unas veces, y otras con anuencia del facultativo, purgarse y sangrarse, como preservativo de las calenturas intermitentes que se padecen endémicamente, por hallarse esta villa entre los ríos Blarbate y Rocinejo, sin querer creer, por mas que se les advierte, que con tan deplorable práctica no logran otra cosa que debilitarse y predisponerse á la absorción de los miasmas palúdicos.— Con efecto, en el tiempo oportuno son generalmente atacados de intermitentes, y las primeras medicinas que le piden al médico son dos sangrías del pié y una de la mano (fórmula general para todas las enfermedades), y luego lo que el médico disponga. Si acierta á darle la quinina, y el enfermo la quiere tomar, suele, hallándose en buenas condiciones, salir adelante con larga convalecencia y no pocas recidivas. Mas frecuente es, empero, que, teniendo esta gente del campo sus fuerzas enervadas por los ardores del sol, la mala alimentación y los abundantes sudores, con las primeras evacuaciones se les presentan síntomas insólitos que indican la pernicie. Entonces se alarma la familia, diciendo que se ha sangrado poco, y atormentan al médico con que lo que padece es una calentura cerebral, si se pronuncia el delirio, y si no, un tabardillo en el pecho ú vientre, según de la parte que aquellos se manifiestan. Si cede entonces el profesor, se le hacen hasta ocho, nueve, diez ú once sangrías!!!, se le disponen los auxilios espirituales, y queda listo para que descanse en la eternidad. Su familia llora la pérdida irreparable de aquel miembro, que tal vez era quien la sostenía, y entre sollozos suelen decir: «El médico no ha podido hacer mas, porque le purgó y le sangró;» pero si Dios le da fuerzas para resistir tamaño tratamiento, ya porque alterna con la quinina, alimentos ú otras causas, y sale adelante (que son raros los casos), tales excepciones sirven á estas gentes, y á sus condescendientes profesores, de regla general, y no les asusta la mortandad, siempre que se hayan sangrado manu larga. Tal es la absurda fé de este pueblo!

«¿Estudiarían fisiología los broussaistas?»”[1]

A pesar de la denuncia, las sangrías seguían llevándose a cabo en Alcalá sin control y practicadas por cualquier individuo, lo que obligó a intervenir a las autoridades sanitarias en 1867. El 13 de agosto de ese año, el subdelegado de sanidad en Medicina y Cirugía del Partido de Medina Sidonia, José Ruiz Benítez, envió una carta al alcalde de Alcalá recabando información sobre algunos de estos sangradores:

    “Habiendo llegado a mi noticia que en esa villa se dedican a practicar sangrias y demás operaciones de cirujia menor anejas al arte del flevotomo, los indiviudos Ramon, José y Manuel Asencio Coca, Juan Moreno Garcia, Francisco Lopez Ramos y Gonzalo del Rio Espinosa, sin estar autorizados legalmte para ejercer dicho arte, contraviniendo de este modo a lo dispuesto en los reglamentos y leyes vigentes; por lo tanto espero de V. S. se sirva llamarlos ante su autoridad prohibiéndoles practicar las mencionadas sangrias, viéndome de lo contrario en cumplimiento de mi deber en la dura necesidad de ponerla en conocimiento del Gobernador civil de esta Provª y denunciarlo a la vez a los tribunales correspondientes esperando de su atención se sirva acusarme su recibo de esta comunicación”[2]

    Según consta en el expediente de denuncia, el alcalde Melchor Román dio órdenes para que el guardia municipal Juan Hidalgo hiciese comparecer a los implicados, pero desconocemos cómo acabó la denuncia.


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NOTAS

[1] Exposición publicada en EL MONITOR DE LA SALUD DE LAS FAMILIASY DE LA SALUBRIDAD DE LOS PUEBLOS en la edición del 1 de mayo de 1862. Nº 9 Año V. Página 10.

[2] ARCHIVO MUNICIPAL ALCALA GAZULES. Denuncias. Legajo 401

sábado, 18 de octubre de 2025

Vida y Andanzas de los Palma de Mesa (XII)



    Acabó todas estas tareas y regresó a su oficio de alguacil mayor de la Corte en Guadalajara, donde el 16 de junio del año siguiente, 1609, presentó una petición para que le proveyesen en un nuevo empleo, atendiendo a los servicios prestados a la Corona, dando su beneplácito el día 19 el fiscal de la Audiencia “por ser hijo del doctor palma de mesa oydor que fue desta rreal audiencia que murió en esta ciudad y por ser actualmente alguacil mayor desta corte, merece y es digno de que vuestra alteza le provea y ocupe en uno de los mejores y mas aventajados cargos este rreino qual vuestra alteza fuere servido”

    Pero a pesar del informe favorable del fiscal, el Rey tardaría en concederle destino, continuando Bartolomé en Guadalajara en 1610, donde en marzo vino al mundo su hijo primogénito, Bartolomé, que fue bautizado en la Iglesia del Sagrario Metropolitano el día 28, siendo madrina su tía, Petronila de Haro. [90]

Partida de bautismo de Bartolomé de Mesa Espinosa


    Tendrá el matrimonio 2 hijas más, Catalina e Isabel de Mesa y Costilla, de las cuales no hemos conseguido averiguar ni fecha ni lugar de nacimiento.

    A esta buena noticia, se le sumó que, apenas pasado un mes, el 26 de abril, el Rey por fin le concedió destino, nombrándole alcalde mayor del partido de San Lorenzo Cuitzeo y de Poncitlán, su partido y jurisdicción por el tiempo de un año con el salario de 310 pesos de oro común.

    Efectivamente pasó a la provincia de Poncitlán, pues un año después, el 9 de mayo de 1611, Pedro de Medinilla, su sucesor en el cargo le tomó Residencia, declarando “al dicho don bartolome de messa por buen juez y no rresulta culpa ni cargo contra el y ser merecedor de que su magestad le aga merced de ocuparle en su servicio en que se a aprovechado y assi lo preveyeron y rrubricaron”



    Dicho y hecho. Solo pasó una semana y el 16 de mayo, el Rey le otorgó una provisión nombrándolo alcalde mayor de las minas de las Charcas, Aguas del Venado, Chocaliente y de las minas de los Ramos, en sustitución de Francisco Guerrero Vela por tiempo de dos años con el salario de 400 pesos de oro común anuales.

    A partir de aquí, tenemos una laguna de tres años en que no sabemos nada de Bartolomé de Mesa. Suponemos que acabó su mandato en estas minas y es posible que le renovaran al frente de dicho cargo.

    Sea como fuere, hasta octubre de 1615 no volvemos a tener noticias, cuando se corre la voz de la presencia de corsarios holandeses en el mar del Sur y se temía que pudieran interceptar las naos españolas que venían de las Islas Filipinas, ordenando el Rey que se guardasen todos los puertos y ensenadas de la costa para evitar que pudieran tomar tierra y avituallarse. Asimismo, el gobernador Alonso Pérez Merchán ordenó embargar “tres fragatas que de presente se dize aver llegado al puerto de maçatlan de la otra vanda de la california de la pesquería de las perlas Y que las dos de ellas vayan a rreconocer las dichas naos que vienen de filipinas Y les den avisso de los dichos cosarios para que se guarden dellos Y vengan con el rrecato y cuidado que conviene…”

    Esta comisión le fue encomendada a Bartolomé el día 13, que, sin pérdida de tiempo, salió al día siguiente subido a caballo, en compañía del capitán Juan Carlos de Soto. Testigos de la partida fueron su cuñado el licenciado Hernando Costilla y Espinosa, el mercader Francisco Bernal y Francisco Caro Galindo, que era el marido de una sobrina de Bartolomé, como veremos más adelante. A los dos días, Bartolomé de Mesa se encontró en el pueblo de Tecitlán con Francisco de Vargas, capitán de una de estas fragatas que habían llegado de California, quien le informó que ya habían salido del puerto de Mazatlán 2 fragatas y un barco, una hacia Sinaloa y la otra por la costa hacia varios puertos por falta de bastimentos, partiendo sin demora Bartolomé para intentar alcanzarlas.

    El día 17 Bartolomé escribió una carta al gobernador desde Jalisco, dando cuenta de los contratiempos y pidiéndole vituallas para las fragatas, porque si las encontraba no podría salir al mar sin alimentos para los marineros. También le comunicó que había decidido llevar un piloto practico que conociera los puertos y ensenadas de la costa de California, el cabo de San Lucas e isla de cedros. Aun no había recibido el gobernador esta carta, cuando el día 19 envió un escrito a Bartolomé dándole cuenta de un encuentro con los corsarios:

“Los cinco navios de enemigos encontraron con la armada de don Rodrigo de mendoza que salio del callao de lima y que le hecharon a fondo la almiranta y otra nao Y del no se savia y que se pusieron a la vista del callao y estuvieron sertos en el con notable atrevimiento que mando después (¿?) Y aunque en el puerto de Acapulco se les hizo Resitencia con el artillería que allí abia, la suya es tan pazante que no se les pudo estorvar el entrar en la baya aunque hizo banderas de paz ofreciendo dar los prisioneros que traya del piru si le daban algún Refrezco…”

    Asimismo, le dio órdenes para que siguiera en la busca de las fragatas para avisar a la flota de Filipinas.

    El día 20 recibió el gobernador la carta de Bartolomé, respondiéndole inmediatamente para que no se detuviera bajo ningún concepto hasta localizar las fragatas. El día 24 le escribió otra carta avisando de que había enviado gente al puerto de Navidad y al de Salagua para localizar a las fragatas y en caso de la búsqueda no diese resultado, autorizaba a Bartolomé a usar una de Francisco de Barrios o buscar otras dos que considerase mejores.

    Finalmente, el gobernador Alonso Pérez decidió que se utilizara la fragata de Francisco de Barrios, pero acompañado por Bartolomé Patrón, vecino de Compostela “que me an certificado muchas personas que le conocen que es piloto muy diestro y que especialmente tiene mucha noticia y experiencia de essa mar”

    El 4 de diciembre, Bartolomé presentó al gobernador las cuentas de los gastos del despacho de las fragatas, que ascendieron a 118 pesos. El día 12, el gobernador dio licencia al alcalaíno para volver a Guadalajara, agradeciéndole los servicios prestados:

“beo la deligencia que se a puesto en la prevención y defensa de essos puertos Y el buen animo con que todos an acudido y lo que Vmd. A hecho por su parte d que estoy muy agradezido y satisfecho de que subcedera muy bien…Y assi me abre de determinar en que se buelban a sus cassas los que para este efecto an salido de ellas poque no rrecivira molestia con la costa y el gusto que de les recreze y conforme a esto podrá vmd. Venir a esta ciudad assi porque ay no será necesaria su asistencia como porque conbenia dar quenta de el dinero que llevo para el despacho de Charco que como es hazienda Real quisiera ajustarla de todo lo que en esso Y en lo demás se a gastado para lo que se ofreziere.”

    Bartolomé regresó a Guadalajara y no tardó mucho en volver a cambiar de residencia, ya que el 10 de junio de 1616, por una provisión real, fue nombrado alcalde mayor de las minas de Nuestra Señora de la Concepción, sierra de Pinos, Peñol blanco, Agua del Espíritu Santo y el Valle de Mesquitique con toda su jurisdicción, por el tiempo de un año y cobrando un salario de 400 pesos de oro común.

Ciudades, minas y puertos en el siglo XVI


    Bartolomé se desplazó hasta las minas de Sierra de Pinos, donde tomó posesión de su nuevo oficio el 20 de agosto. Al tratarse de poblaciones mineras, llevaba aparejado hacerse cargo del azogue, el mercurio tan necesario para tratar la plata extraída de las minas, siendo por tanto un material importantísimo, bajo control riguroso de la Corona. Tan exhaustivo era este control, que Bartolomé se vio obligado al día siguiente de tomar posesión, a nombrar un fiador que respondiera por él ante los jueces y oficiales de la Real Caja en caso de que las cuentas le fueran desfavorables.

“Sepan quantos esta carta vieren como yo gines de carrion vzº e minero de las minas de sierra de pinos otorgo que fio a don brme de messa alcalde mayor de las dhas mias y su juron por su mag y administrador de los reales açogues dellas en tal manera que el suso dio dará buena quenta cierta leal y verdadera sin fraude ni encubierta alguna de todos los açogues que se le entregaren para dar a los mineros y de la plata que entrare en su poder y de todo lo demas que fuere a su cargo tocante a la dha su administración pertenesiente a su mag cada y quando q por los dhos jueces offs rreales de la caxa rreal de la ciudad de çacatecas se le mande y la mejora en la dha caxa y dará la dha quenta con pago sin q ffuese cossa alguna y guardara las ordenanças tocantes a su administración donde nos yo como tal su fiador hasiendo como hago de deuda agena mya propia sin que contre el dho don brme de messa ni sus bienes se haga execucion ni otra diligencia de fuero ni de drº cuyo beneffisio rrenuncio dare y pagare del alcance q se ofresiere de la dha administración hasta cantidad de un mill pºs de oro común y los meteré en la dha rreal caxa de la dha ciudad de çacatecas…” [91]

fianza de los azogues de las minas de Sierra de Pinos


    Bartolomé acabó su mandato y es posible que fuera renovado en el mismo, como veremos a continuación. Lo que es seguro es que en 1619 estaba residiendo en las minas de los Ramos, pues de allí se declara vecino y minero en la escritura de venta de una casa que poseía en Guadalajara al mercader de dicha ciudad Francisco Ramos Bernal, que realiza el 7 de abril ante el escribano Francisco Guerrero Vela por 1300 pesos de oro común. Esta casa lindaba con la de su cuñado, Hernando Costilla Espinosa, que entonces ya era canciller y registrador de la Real Audiencia. [92]

    Decíamos antes que pudo ser renovado en el cargo de alcalde mayor de Sierra de Pinos porque consta que no se le tomó Residencia del tiempo que fue alcalde hasta abril de 1620, siendo declarado el día 10 “por buen juez y ser digno de que su magestad lo honrre y aprobeche en cosas de su rreal servicio y no rresultar contra el culpa ni cargo”.

    No pasó ni un mes para que el rey le diese otro cargo, y así, el 4 de mayo fue proveído de alcalde mayor de las minas de los Reyes, San Miguel y Valle de la Magdalena y su jurisdicción, que incluía el monte de Santa María, Puebla de San Juan del Mezquital, Santiago y San Pedro hasta la frontera con el reino de Nueva Vizcaya, por el tiempo de un año y con el salario de 500 pesos de oro común. Como alcalde mayor, una de sus atribuciones era impartir justicia, dejándose claro en la provisión los casos en que podía dictar sentencia, debiendo en las causas criminales de delitos probados que merecieran pena de muerte, derramamiento de sangre o mutilación de miembros, enviar las causas a la Real Audiencia de Guadalajara. También estaba entre sus atribuciones velar por el bienestar de los indios:

“Y tengáis particular cuidado de que los indios naturales de vuestra juridiçion, sean bien tratados e yndustriados en las cosas de nuestra santa fe católica, evitando los sacrificios ydolatrias y mançevamientos y otros pecados públicos, y que ni gobernador ni alcaldes no den indios a labores, estancias ni otros servicios de españoles, si no fuere con expresa licencia del gobierno, ni que se carguen por tamemes. Y que no den indios ni servicio ni cosas de comer a los ministros de dotrina si no fuere pagándoles su justo valor como lo tengo marcado por mis çedulas y asimismo tendréis cuidado de que los dichos indios labren y cultiven sus milpas y sementeras y crien las aves de castilla y de la tierra, que les esta mandado procurando en todo su conservación y aumento.”

    El 15 de septiembre Bartolomé tomó posesión de su cargo en el Real y minas de San Miguel y lo primero que hizo fue realizar una visita a todo el término bajo su jurisdicción, dándose cuenta de que necesitaba mano dura para poder controlarla, por lo que escribió al licenciado Diego de Medrano, oidor de la Real Audiencia de Guadalajara explicándole la situación:

“que rrespeto de ser esta juridicion tan larga y difussa y estar en la raya de la nueba Vizcaya, andan en ella muchas personas inquietas y de mal vivir, que se rrecojen en las estancias de baquerias y en otras partes las quales an cometido y cometen muchas muertes, hurtos, robos, salteamientos y otros delitos que de ninguna manera an tenido Remedio antes se ban aumentando Respecto de que no pueden ser castigados con el rigor y demostración que conbiene porque como la comisión que tiene no se estiende a poder sentenciar las caussas criminales graves en el ínterin que conclusas las rremite a la rreal audiencia que esta mas de ochenta leguas de esta juridicion y que della viene Resolución en que ay grandes dilaciones los presos hacen fugas y muchas vezes con ayuda de sus compañeros porque en estas minas Por ser pobres y nuebas no ay carzel ni prisiones conque asigurarlos de todo lo qual Resultan muchos y graves Ynconvinientes…”

    En definitiva, le pidió licencia para poder sentenciar las causas criminales, que le fue otorgada por dicho oidor el 12 de diciembre.

    Con la licencia concedida, Bartolomé organizó una compañía y salió en busca de los salteadores, apresando a tres de los cabecillas, Lucas Méndez, Alonso Cortés y Francisco Diego, los sentenció a muerte y los ajustició, huyendo el resto de maleantes de la zona, temerosos del capitán Bartolomé de Mesa.[93]

    Tan expeditivo fue en este asunto, que, en vista del resultado obtenido en tan poco tiempo, el teniente de capitán de aquel reino, Luis de Alcega, caballero del hábito de Alcántara, el 30 de diciembre decidió nombrarlo sargento mayor del reino de Nueva Galicia.

    Tres meses después nos lo encontramos en minas de los Ramos, desde donde escribe el 22 de marzo una carta a la Real Audiencia suplicando, en nombre de los mineros, se les diese hierro para marcar la plata que extraían y azogues, pues, hasta ahora, se tenían que desplazar a otros lugares, como al Fresnillo o Zacatecas, a más de doce leguas de distancia, lo que suponía un gran inconveniente para ellos y con esa medida se favorecería la implantación de haciendas en aquella zona tan rica en metales.[94] A raíz de esta carta, tras la visita del oidor Gaspar de Fuentes a las minas de Charcas, se mudó el reparto de hierros desde esta última a la de Ramos, como solicitó Bartolomé, por no haber allí ni justicia, ni escribano, ni vecinos de confianza para tener las 3 llaves del arca de la Real Caja.

  

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NOTAS

[90] ARCHIVO PARROQUIA SAGRARIO METROPOLITANO DE GUADALAJARA. Libro 1º de bautismos, casamientos y entierros. Folio 42. "México bautismos, 1560-1950," database, FamilySearch (https://familysearch.org/ark:/61903/1:1:ND7R-F4C : 2 January 2015), Bartolome Mesa Espinosa, 28 Mar 1610; citing Guadalajara, Jalisco, Mexico, reference 42; FHL microfilm 38,309.

[91] ARCHIVO HISTÓRICO DE LA REAL CAJA DE ZACATECAS. Fondo Real Caja de Zacatecas. Azogue. Fianza de Gines de Carrión a Don Bartolomé de Mesa de los azogues.

[92] JIMENEZ VIZCARRA, Miguel Claudio. Índice y extracto del protocolo de Francisco Guerrero Vela, escribano de Guadalajara de Indias. INSTITUTO CULTURAL CABAÑAS. Guadalajara, Jalisco, México. 1986. Pág. 43

[93] Según el testimonio de Luís Díaz de Ojeda.

[94] ARCHIVO HISTÓRICO DE LA REAL CAJA DE ZACATECAS. Fondo Real Caja de Zacatecas. Administración. Copia de carta de don Bartolomé de Mesa para la Real Audiencia

sábado, 11 de octubre de 2025

El asesinato de Dolores Flores García




Ismael Almagro Montes de Oca



    A finales de enero de 1957 se celebraba en la Audiencia de Cádiz un proceso por asesinato contra José C. C. alias “el Pichano”, crimen cometido en Alcalá la madrugada del 15 de enero de 1955.

    El procesado llevó al campo “mediante engaños, por la noche, a la joven Dolores Flores García, a la que cortejaba inútilmente. Al resistirse a sus propósitos, le fracturó la tibia derecha, y una vez en tierra la machacó la cabeza con una piedra, causándole la muerte. Después escondió el cadáver en un barranco, donde fue hallado al cabo de dos días.”

    El fiscal solicitó pena de muerte para el autor del hecho, estimando la existencia de varias agravantes, y el defensor pidió doce años, como autor de un delito de homicidio, con varios atenuantes.

    Finalmente, el acusado, sería condenado a la pena de muerte:

Pena capital al autor de un asesinato
    
    Cádiz, 6. — A la pena de muerte ha sido condenado, por el Tribunal de la Sección II de esta Audiencia, José Cortés Casanueva, por el asesinato de Dolores Flores Macia, hecho acaecido en el campo, en las afueras del pueblo de Alcalá de los Gazules, en la madrugada del 15 de enero de 1955. También se le condena al pago de la indemnización de 50.000 pesetas a los herederos de la víctima y a otra pena de seis años de prisión menor, por el delito de violación en grado, de tentativa.

    La vista del proceso, por las circunstancias que rodearon el hecho, había despertado extraordinaria expectación.” [1]



NOTAS

[1] Noticia recogida en la página 4 de LA VANGUARDIA, en su edición del jueves 7 de febrero de 1957. Año LXXIII nº 28203. Aparece como segundo apellido de la víctima Macías en lugar de García, que figura en las crónicas publicadas en el resto de periódicos consultados.

sábado, 4 de octubre de 2025

La picaresca de los mercaderes




Ismael Almagro Montes de Oca



    En España se puso de moda entre los siglos XVI y XVII la novela picaresca, en las que el protagonista, intentaba siempre sacar provecho de situaciones que le eran desfavorables. A partir de aquí surgió el tópico de que éste era un país de pícaros. ¿Tópico, o no?

    La siguiente breve historia, tuvo lugar en Alcalá cuando se iniciaba la última década del siglo XVIII, concretamente en 1791. Había en el pueblo varios mercaderes que importaban géneros de diverso tipo desde otras partes del reino. He aquí donde entra en juego la picaresca, porque muchos de estos tenderos, aprovechaban para introducir productos defectuosos o con taras, que vendían como si fuesen de primera calidad.

    Aunque no queda constancia, debió haber quejas de los vecinos a los regidores, pues éstos, en el cabildo del 10 de agosto, dieron cuenta del asunto y decidieron que los mercaderes debían diferenciar en sus estanterías el material defectuoso, marcándolos como tales y en caso de no hacerlo así, los productos les serían decomisados:

“En este Cavdo se tubo presente el abuso qe hasen los mercaderes de esta Vª trayendo Géneros de avería entre los de buena calidad y vendiéndolos pr tales, en qe experimenta el común grave perjuicio; Y en vista de ello acordó la Vª el qe se le haga saver a todos los Mercaderes tengan tienda aparte de los tales géneros y al menos un estante o cajon en qe los incluya todos y un rotulo ensima con letras grandes y bien perceptibles qe diga avería lo que habran de executar el presiso termº de tres días con el apersevimto de que pasado y halladosele el genero averiado entre el bueno se le dará por decomiso, y será bastante prueba pª ello la queja de qualesquier comprador haversele vendido el Genero averiado sacándolo de otra parte qe del cajon o estante y la Vª encargo la observancia de este punto y ansi quedo determdo” [1]

NOTAS

[1] ARCHIVO MUNICIPAL ALCALA GAZULES. Actas sesiones Ayto. pleno. Legajo 26. Cabildo del 10 de agosto de 1791. Folios 38 vto. y 39

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sábado, 27 de septiembre de 2025

La Parroquia de San Jorge de Alcalá de los Gazules (II)



CAPITULO PRIMERO

EL EDIFICIO

 

 

Sobre los orígenes de la parroquia se vienen repitiendo como un mantra, desde hace mucho tiempo, una serie de datos sin que hasta ahora nadie se haya planteado la veracidad de éstos, motivo por el cual, conviene hacer una revisión que los actualice.

En primer lugar, siempre se ha dicho que el primitivo templo se construyó sobre la mezquita aljama, según era costumbre, sin embargo, hasta la fecha, no hay ninguna evidencia arqueológica ni prueba documental que así lo corrobore, tratándose de simples suposiciones.

Decía Fernando Toscano que «son fundadores del templo parroquial actual los Ribera, antiguos señores de la villa…»[49] aunque, en todo caso, habría que matizar que lo serían del primitivo templo, y no precisamente del templo que empieza a labrarse tras la refundición de las tres collaciones en una única parroquia de San Jorge, pues, como iremos viendo, en más de cuatro siglos, no hemos encontrado ninguna prueba, ni referencia a aportación económica alguna por parte del Estado de Alcalá, manteniéndose la parroquia de las rentas de su fábrica y de las diversas limosnas del ayuntamiento y vecinos.  Quizás porque sí intervino en la fundación del convento de Santo Domingo, parece que Fernando veía la mano del duque en todos lados, como si fuese omnipresente y su intervención diese más prestigio a la nueva fundación, como ocurriera en el caso del convento de Santa Clara, donde ha quedado demostrado que no fue fundador y apenas aportó fondos y lo mismo sucede con la parroquia. Los documentos demuestran una mayor vinculación de los Ribera con Bornos, su lugar de descanso, donde fundaron palacios y conventos, que, con Alcalá, que visitaron en contadas ocasiones a lo largo de varios siglos y donde se limitaron a tener un mayordomo que gestionase sus negocios en la villa, y esporádicamente, a legislar sobre asuntos que le trasladaba el ayuntamiento. A este respecto, conviene precisar que, si bien el mismo autor hace relación de una toma de posesión el 13 de abril de 1768 por parte del mayordomo del duque de Medinaceli y Alcalá de los escaños que tenía el ayuntamiento en la parroquia y del «honorifico sitial que como Patrono le correspondía»,[50] no siempre se hizo esa toma al cambiar el titular del ducado, pues nos consta que en febrero de 1645, cuando falleció Dª Ana María Luisa Enríquez de Ribera, heredando el título de duque su hijo primogénito, D. Juan de la Cerda Afán de Ribera,  su mayordomo, Pedro de Castro, tomó posesión de todo aquello que le pertenecía al duque en esta villa, a saber: dehesas de la Palmosa, Cermeño, Jautor, Cobatillas, Ahijón Alto y Bajo, castillo, cárcel, oficios de escribanos y capitanes, almacenes donde se guardaba el trigo del duque, la casa grande en la Plazuela del marqués, la casa pequeña en la misma plaza, unas caballerizas anexas al ducado,  el convento de Santo Domingo y las rentas del jabón y decimales. Sin embargo, no se recoge nada sobre la toma de posesión de la Parroquia ni de los escaños.[51] 

También habría que poner en entredicho que la actual parroquia ocupa parte de la antigua plaza de armas del castillo,[52]  puesto que el espacio que hoy conocemos como Plaza alta, era mucho más pequeño que actualmente, ya que a mediados del mismo siglo se derribaron varias casas para agrandar la plaza, pues al ser de reducidas dimensiones, no permitía hacer carreras de caballos ni juegos de cañas.  Sobre las casas que se derribaron, se pagaba un tributo, conocido como de la Contadora, que pasó a pagarlo anualmente el Concejo, como promotor del derribo: «q visto quan angosta plaça tiene esta villa y como es muy nescesario q se ensanche acordaro y mandaro q se conpre y quite la ysleta q esta en la misma plaça a donde esta la casa dl cabildo y otras tres casas q las dos dllas tiene cierto tributo en ellas Fernando d morales y la otra es d la capellanya q dexo leonor d mesa muger dl contador Fernando d morales y q se trate con los dueños d las dhas casas y tributos d los comprar y q coprados se drriben las dhas casas pa la dha plaça y el tributo q se paga por las dhas casas qdado el pºpio dl cabildo dllos…»[53] 

Hay una fecha clave en la Historia de la parroquia de San Jorge: el 2 de enero de 1524, día en que el Papa Clemente VII concede Letras Apostólicas unificando las tres collaciones existentes en Alcalá en una sola, la de San Jorge, y la eleva a la categoría de parroquia.

Tradicionalmente esta fecha se considera el inicio de la transformación integral que se lleva a cabo en la primitiva iglesia.

Desde que Alcalá pasó a manos cristianas, fruto del proceso de repoblamiento, fue aumentando el número de habitantes en la villa y para atender las cuestiones espirituales, es lógico pensar que los esfuerzos para levantar un edificio que albergase a los fieles se centrasen en la pequeña iglesia de San Jorge, principalmente por su ubicación dentro del recinto amurallado, mientras que las de San Vicente y San Ildefonso, eran simples ermitas situadas en los arrabales y más expuestas al asalto de tropas musulmanas.

A raíz de la conquista definitiva de Jimena por las tropas cristianas en 1456, Alcalá dejó de ser tierra de frontera, lo que propició el asentamiento de mayor número de habitantes y un aumento de la actividad económica. [54]  Es a partir de entonces cuando se debe acometer la gran reforma para convertir la primitiva iglesia en un templo gótico. Nada sabemos sobre éste, pero en base a indicios que iremos viendo, podemos aventurar que originalmente era de una sola nave a la que se le añadieron las naves laterales, contando con un pequeño crucero, con cabecera plana sobre la que se hallaba el altar mayor. Los únicos restos que se conservan del templo gótico son la portada de San Jorge y la actual capilla del Santo Entierro. Estudios recientes fechan la construcción de esta última en el primer tercio del siglo XVI. Es obra del maestro cantero tardo gótico Rodrigo de Alcalá, cuya firma se encuentra en la parte inferior del tímpano, estando documentada su actividad en la comarca jerezana entre 1512 y 1544, a quien se relaciona con la portada de la Prioral del Puerto de Santa María, que quedó interrumpida en 1512 y con la de Santa María de Arcos de la Frontera, que se inicia en 1520.[55] 

Se suele decir que la portada de San Jorge es el único resto del templo gótico que queda, olvidándose de la actual capilla del Santo Entierro, cuya construcción posiblemente sea incluso anterior a la de la portada y que, debido a posteriores reformas y a ciertas confusiones, no se consideran de dicho periodo, pues siempre se ha argumentado que fue levantada, junto con la capilla de bautismo, a partir de 1863 en terrenos del ayuntamiento pertenecientes a la antigua cárcel. Hablaremos de esta ampliación del siglo XIX a su debido tiempo.





El sacramento del bautismo, por ser el primero, es de vital importancia en el cristianismo y ya desde la época del emperador Constantino se destinó un lugar específico reservado al mismo, los baptisterios. En la Edad Media, el ritual del bautismo estaba perfectamente regulado, con una primera parte en que el sacerdote recibía al recién nacido en el atrio del templo o al entrar en él. En la segunda parte de la ceremonia, se pasaba al baptisterio donde se llevaba a cabo el rito de echar las aguas. Por esta razón, las capillas de bautismo solían estar próximas a la entrada de los templos, siendo muy frecuente en la archidiócesis de Sevilla que se ubiquen en la primera capilla del lado de la epístola a los pies de los templos,[56]  tal como ocurre en la Parroquia de San Jorge.



 Con respecto a esta capilla, conviene aclarar que, durante buena parte del siglo XVI, la cárcel se hallaba en la planta alta de la Puerta de la Villa, encontrándose múltiples referencias en las actas del cabildo. En diciembre de 1559, por ejemplo, se recoge: «…sus mds mandaron q se eche una torta de cal y (tinta desvaída) en el tejado d la cárcel d la puerta de la villa…»,[57] por lo que la ubicación de ésta junto al edificio del Cabildo es bastante posterior. Presenta esta capilla un elemento constructivo que suele pasar desapercibido, una bóveda de crucería, típica de la arquitectura gótica y que difícilmente se hubiera usado en su construcción en fecha tan tardía, pues estaba ya totalmente desfasado su uso. Descartando su origen como cárcel, cabría la posibilidad de que, originalmente, formase parte del colindante edificio del Cabildo. Sin embargo, hay varios aspectos que nos hacen descartar esta posibilidad. En primer lugar, la Casa del Cabildo se construye en 1550 y la capilla se halla desplazada con respecto al cuerpo del edificio y no integrado en el mismo, algo ilógico si se iban a destinar para el mismo uso. En sus dependencias no se recurrió a las bóvedas de crucería, como cabría pensar si ambas construcciones fuesen coetáneas. Pero, además, hay otro dato que resulta fundamental para descartar que la capilla perteneciese al Cabildo. Sus escaleras, que se construyeron fuera del edificio principal para liberar espacio en el interior, se apoyan en el muro frontal de la capilla, tal como se pudo comprobar durante los trabajos de restauración llevados a cabo en el Cabildo hace pocos años, y corrobora una fotografía tomada desde dichas escaleras.[58] Sobre el frontal de la capilla debió existir un ventanal o vidriera, que fue cegado por un simple tabique al construir las escaleras por la parte exterior.

Podemos considerar que la construcción de la portada, en torno a la fecha de refundición en parroquia única, es el punto de partida del proyecto para transformar el templo gótico en un edificio más espectacular, mencionándose reiteradamente en los documentos de la época el término «alargar la iglesia», para referirse a este proyecto, que, entendemos debía ser aplicado a las tres dimensiones, es decir, hacer la iglesia más larga, más ancha y más alta. Se pretendía hacer más larga sustituyendo la cabecera plana por una capilla mayor que albergase en su interior el altar mayor y la mesa de altar, liberando asi espacio en el crucero. La anchura del templo estaba delimitada por los amplios muros que sustentaban el techo de la nave principal y por la cortedad de los brazos de las naves del crucero, mientras que el problema de la altura radicaba en que, al estar las naves laterales construidas por debajo del techo de la nave principal para recibir las aguas, éstas tenían muy poca altura.

Por todo lo expuesto, creemos que la actual capilla del Santo Entierro fue la primigenia capilla de bautismo de la Parroquia.

Se decide empezar el proyecto de transformación de la parroquia por lo que quizás consideraron que era la parte más fácil y menos costosa: ganar anchura y para ello, ante las dificultades técnicas que presentaba reducir o modificar los muros de la nave principal, optaron por otra solución, la de añadir una serie de capillas en la zona de la nave del evangelio que lindaba con la plaza, por ser un terreno más plano y cómodo para construir. Pero este proyecto no será flor de un día y se verá limitado, sobre todo por cuestiones económicas.

Pasado un cuarto de siglo desde que el papa concedió las Letras Apostólicas, en  abril de 1543, el mayordomo de la fábrica de la iglesia de San Jorge, Pedro Sánchez de Trujillo, teniendo necesidad de «traer en este mes d abril y mayo y junyo dosyentas e cinqta carretas d material q esta sacada pa la obra d la dha yglia»,  ante la negativa de los carreteros a subir el material si sus bueyes no pastaban en el Prado junto al río Barbate, solicitó permiso al ayuntamiento,  «pues se fizo lo mismo con el monestiº de Santo domingo» y aunque los regidores concedieron la licencia,[59] la obra no se inició, puesto que a finales de enero del año siguiente, el mismo mayordomo solicita otra licencia, esta vez para que el carpintero Alonso Domínguez pudiese cortar madera de alcornoque para hacer dos carretas con las que subir en el verano «la canteria q esta sacada pa la obra d la yglia d la capilla q se a d fazer»[60] Y, si interesante es este dato, por indicarnos que se iba a labrar una capilla, más lo es el hecho de que, en el mes de marzo, otra vez el mismo personaje recurre al cabildo secular, esta vez para que, de los Propios de la villa, le ayudasen a hacer un carril hasta la Puerta del Sol para traer la cantería, petición que fue denegada por estar atendiendo otras obras.[61] Una semana más tarde, vuelve a solicitar  ayuda para hacer el carril y presiona al Concejo diciendo que ya se había hecho el remate para subir el material y que esta obra era más importante que el resto de obras públicas: «el domingo pasado se remato el acarreto d la cantª de la yglia de sant Jorge la ql era d empeçar a traer luego pa empeçar a edificar la capilla q se manda fazer y por ql lunes pasado dio una petición suyplicandoles fuesen servidos d ayudar a la yglia con la mitad d la costa q se fisyese en el carril q era de fazer de la puerta dl sol y por q desto no pºveyeron nada disyendo q tenyan poco dinero y no podían por los gastos q al presente tenyan heran muchos suplicando a sus mds manden ayudar con la mitad d la costa q en ello se fisyere pues en el serviº q  en ello se haze a dios es muy mas grande y mas (¿?) y q como cosa mas justa y principal lo admitan y den orden como no se dexe d hacer por q todas las otras publicas se pueden dexar por esta  pues todo redunda mayor honrra y pºvecho d todo el pueblo…»

Ante estos argumentos, los regidores acceden a que se haga el carril y están dispuestos a aportar 10000 maravedíes de los Propios, con la condición de que el mayordomo lo haga «en la pared q va desde el miradero d la puerta dl sol fasta abajo en dcho d la casa del cordobes d la anchura q lleva la pared y q lleve cimyentos sobre firme d manpuesto a vista dl dho señor alcd myn (martin)»[62] 

Sin duda, este es el origen de lo que siempre se ha denominado en Alcalá el Carril Alto, dándole anchura a la vereda de herradura que transitaba por las actuales calles Sainz Andino, Sánchez Díaz y San Francisco para que pudiesen transitar las carretas, buscando un camino menos tortuoso que el existente hasta aquella fecha, que ascendía por la Puerta de la Villa y continuaba por la empinada calle Sánchez Aguayo para desembocar en la Plaza alta por la calle carrera. Recordemos que, en aquella época, el actual Paseo San Juan de Ribera (San José) solo era una vereda, al igual que la actual Alonso el Sabio, que, aunque dentro del recinto amurallado, no estaba aún urbanizada en gran parte y presentaba un terreno abrupto, según varias peticiones de solares que hicieron los vecinos en aquella época.

Pero, justo cuando se debe iniciar la construcción de una nueva capilla, sucede algo inesperado que trastoca todos los planes. A finales de ese mismo verano, llegan noticias informando de que el Papa ha concedido una bula al obispo para que todas las iglesias que componen el obispado destinen anualmente la mitad de sus rentas para edificar una catedral en la ciudad de Cádiz. El mayordomo de la fábrica da cuenta al ayuntamiento, que, a su vez lo notifica al marqués, decidiéndose el 11 de septiembre proponer a los cabildos de Medina y Jimena hacer un frente común en oposición a esta medida: «q se scriva una ca a la cibdad de medina y otra a ximena hasyendo les saber lo suso dho pa q se junten todos los pueblos dste obispado y enbien una psona a su alteza del principe nro señor en raso dllo pa q lo contradiga y pida q no es conforme la dha bula…»[63]  A finales del mes siguiente, se da poder a Alonso de la Guardia para que se desplace a Tarifa, Jimena y Gibraltar con objeto de nombrar una persona que vaya a la Corte e incluso hasta Roma, si fuera necesario, para tratar de evitar que la mitad de las rentas se destinen a Cádiz, como pretenden el provisor del obispado, el deán y cabildo de aquella ciudad, alegando no haber causa ni razón para ello e ir en perjuicio de sus iglesias y vecinos. [64] 

Iniciado el pleito, el 17 de noviembre los regidores amplían el poder dado a De la Guardia, para que también los representen los solicitadores del marqués,[65]  consiguiéndose rápidamente una provisión real en la Real Chancillería de Granada a favor de los intereses  de la villa, que fue llevada a Cádiz por el síndico del Concejo, Francisco Fernández Higueras, para presentársela al provisor y conseguir una copia de la bula papal o indulto, como lo llaman, pero ante la negativa de éste, se decide hacer un traslado de la que había conseguido el cabildo de Medina. [66] 

Las rentas de las fábricas se nutrían fundamentalmente de los diezmos, un impuesto consistente en entregar a la Iglesia alrededor de una décima parte de la producción ganadera o agrícola, guardándose el grano de los mismos en la cilla decimal. Parte de este grano, que iba a ser trasladado a Cádiz,  fue retenido por el regidor Juan de Heredia, lo que provoca que el provisor inicie otro pleito contra éste, obligando al ayuntamiento a enviar un mensajero a Granada para llevar documentos para su defensa el 8 de diciembre y posteriormente, incluso el propio regidor tuvo que acudir a la Real Chancillería,[67] regresando a Alcalá el 2 de febrero.[68] Esto debió de irritar sobremanera al provisor, que, en represalia, decide excomulgar al regidor: «ql pºvisor dl obispado d cadiz diz mdo dar una cª d conjuras contra Juº d heredia alc pa lo  pºnunçiar por dscomulgado fasta q buelba y restituya cierto trigo y cevada q dize q tomo d la cilla dl y q sy no lo volviere dentro de cierto termiº q se pºceda contra el…»[69] 

Además, dio orden al clérigo Pedro Fernández, que ostentaba el cargo de fiel del trigo decimal, para comprar todo el trigo posible a los vecinos, acumulándolo junto al de la fábrica en la cilla, con la intención de sacar este último argumentando que era del que había comprado. Los regidores, ante el temor de quedar la villa desabastecida, añaden una nueva cerradura a la puerta de la misma para que, cada vez que vinieran arrieros por dicho trigo,  tuviese que acudir una persona del cabildo a abrir la puerta y llevar así un control de lo que se sacaba.[70]  Ante esto, el clérigo levanta un almacén junto a la cilla para no depender del cabildo, cortando además el paso por aquella calle, por lo que los regidores envían una carta al deán  y cabildo catedralicio de Cádiz para que ordenasen derribarlo.[71]  El 27 de marzo, el corregidor decide dar tres días al clérigo para que acatase las órdenes del Concejo o iniciaría un nuevo pleito.[72] 

La tensión entre el provisor y los regidores no se relajará hasta finales de agosto, cuando éstos consiguen que Juan de Heredia devuelva el trigo requisado y le solicitan al primero que paralizase el pleito contra el regidor y lo absolviese «pues la yntynçion con q se tomo fue buena d augmtar esta yglia”»[73]  El provisor se hizo de rogar, pues incluso a mediados de septiembre se tuvo que recurrir al marqués para que intercediese para terminar el proceso. [74] 

Lo que no se relajará será el pleito de los medios frutos que se piden para la fábrica del obispado, pues justo un año más tarde, en septiembre de 1545, se recibe una carta de Medina solicitando se les envíe una persona para hacer una defensa conjunta de los intereses de ambos municipios, aunque ya los regidores alcalaínos «tienen intentado el remedio por otra pte»[75] 

Gracias a un nuevo roce entre regidores y clero, conocemos que en 1545 se labra la capilla que estaba planteada levantar antes del pleito.  Se edifica como prolongación del brazo del crucero, ocupando el espacio que en la actualidad sirve de antesala de la capilla del Sagrario, a la altura del retablo del Corazón de Jesús e iba a estar destinada a albergar el coro: «…se abrió y fiso un arco en la yglia par d la capilla d la sacristia y altar mor por alargar la yglia a efecto q los clegos pusyesen su coro en la capilla donde se abrió el arco y los escaños d los regidores se pusyesen en donde agora es coro…»[76]  pero la negativa de aquellos a mudarse a la nueva capilla y dejar su sitio a los regidores, provocó que éstos escribieran al marqués y al provisor del obispado para que pusiesen remedio.

        En la visita que realiza en 1604 el racionero de la Santa iglesia Catedral, D. Cristóbal Salvador, se la denomina capilla de Santa Bárbara: «a el lado decho del esta una capilla q llaman de sta barbara ques de la fabrica y esta en ella el coro…»[77] existiendo dicho altar con anterioridad a 1588.[78] En esta época también se localizan algunos enterramientos en  esta capilla, como es el caso de Catalina Rodríguez, quien dejó en su testamento «que fuese enterrada en la iglesia mor de sor san jorje desta dha villa en la sepultura que en ella tiene ques a la entrada de santa barvara» [79]


            Y mientras tanto, en Roma, el Santo Padre otorga un Breve y Letras Apostólicas nombrando jueces para el pleito de los medios frutos al prior del monasterio de Santo Domingo de Alcalá, Fr. Juan de Jaraba, y a los de los conventos de la Trinidad de Sevilla y Málaga, enviando el alcalde de Tarifa una copia de dicho documento al corregidor a principios de marzo de 1546, junto con un poder del Concejo de aquella ciudad para continuar la causa. Los regidores alcalaínos deciden proseguirla y, para ello, deben presentar la bula papal al prior de Santo Domingo, que circunstancialmente se hallaba en Jerez, hasta donde envían a Francisco Fernández Higueras, Alonso de la Torre y al notario Alonso Romero Martín. El primero, continuará hasta Cádiz para mostrar dicho documento al provisor. 
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NOTAS

[49] TOSCANO DE PUELLES, Fernando. (1984). Historia de la Congregación-Beaterio de Jesús, María y José. Industrias Gráficas Gaditanas. (p.67).

[50] Cfr. Toscano de Puelles, op. cit. Pag.73. No se cita ni autor ni procedencia de dicha relación.

[51] A.M.A.G. Actas Sesiones Ayto. pleno. Legajo 10. Cabildos del 22 y 27 de febrero de 1645.  Folios 47 a 48 vto.

[52] Toscano de Puelles, Fernando. (1990). cuadernos de temas alcalaínos nº 1: la parroquia. Fundación Rafael Alberti-Excma. Diputación de Cádiz. Cádiz. (p. 7).

[53] A.M.A.G. Actas Sesiones Ayto. pleno. Legajo 1. Cabildo del lunes 1 de JUNIO de 1545.  Folio 237.

[54] En un padrón de moneda forera realizado en 1545 se censan un total de 481 vecinos, lo que supondrían alrededor de 2000 habitantes (A.M.A.G. Legajo 1. Cabildo del 20 de julio. Folio 247)

[55] Caramazana Malia, David y Romero Bejarano, Manuel. (2016). Nuevos datos sobre las portadas góticas gaditanas: el patrocinio del cardenal Diego Hurtado de Mendoza en la parroquia de Santiago de Jerez y la autoría de Rodrigo de Alcalá en la parroquia de San Jorge de Alcalá de los Gazules. Laboratorio de Arte 28. (pp. 41-59, ISSN 1130-5762 e-ISSN 2253-8305).

[56] Pomar Rodil, Pablo J. (2017). Los baptisterios parroquiales de jerez de la frontera en la edad moderna. Una propuesta metodológica para estudios de liturgia y arquitectura. De Arte, 16. (pp. 69-89, ISSN electrónico: 2444-0256).

[57] A.M.A.G. Actas Sesiones Ayto. pleno. Legajo 3. Folio 4.

[58] Agradecemos a D. Manuel Montañés Caballero, arqueólogo, la cesión de la fotografía.

[59] A.M.A.G. Actas Sesiones Ayto. pleno. Legajo 1. Cabildo del 9 de abril de 1543. Folio 33 y vuelto. El prado era conocido como del Tamejón.

[60] Cabildo del lunes 28 de enero de 1544. Folio 113 vto. y 114. Para que los regidores concedieran la licencia, tanto el mayordomo como el carpintero tuvieron que jurar que las maderas se iban a destinar para tal fin.

[61] Cabildo del lunes 10 de marzo de 1544. Folio 121 vto. y 122. Solicitó también licencia para que los bueyes comiesen en el Prado, concediéndosele, mientras durasen los trabajos de acarreo de la cantería.

[62] Cabildo del 16 de marzo de 1544. Folio 123 vto.

[63] Cabildo del 11 de septiembre de 1544. Folio. 168 vto. Se comisiona al Doctor Melchor Díaz par que escribiese la carta.

[64] Cabildo del lunes 27 de octubre de 1544. Folios 188 vto. El cabildo otorgó dicho poder el 27 de octubre para que «pueda entender e parecer ante sus magts e ante los señores dl su consejo psidente e oidores d sus reales abdiençias y chançillerias e ante nro muy Santo padre e ante qlesquier juez e juezs eclesyasticos y seglares q con dicho dva (deba) e contradesyr qual quier bula yndulto madamiº e madamiºa e pºvisyones q en razón d lo suso dho se ayan dado y guardado y dieren y ganasen en pjuiº d las dhas fabricas dsta villa»

[65] Cabildo del lunes 17 de noviembre de 1644. Folios 188 a 190 vto. Los solicitadores eran García de Hermosilla y Francisco del Castillo.

[66] Cabildo del sábado 6 de diciembre de 1544. Folio 196 vto. Se encarga al jurado Alonso Rodríguez de Lora.

[67] Cabildo del lunes 8 de diciembre de 1544. Folio 196. No hemos podido documentar fehacientemente esta retención. En Granada contrató al licenciado Agreda para apelar contra el provisor, además de para que defendiese los intereses municipales en el pleito sobre la Sauceda.

[68] Cabildo del lunes 2 de febrero de 1545. Folio 206 vto. Se le asignó al licenciado un salario de 3000 maravedíes anuales, corriendo desde el 10 de enero.

[69] Cabildo del viernes 20 de febrero de 1545. Folio 212 vto. El Ayto. mandó a Alonso Rodríguez jurado a Cádiz para traer testimonio del provisor.

[70] Cabildo del miércoles 11 de marzo de 1545. Folio 217 vto. Del mismo modo, se encarga a los regidores Alonso de la Guardia y Francisco Romero notificarlo por carta al provisor.

[71] Cabildo del lunes 23 de marzo de 1545. Folio 220 vto.

[72] Cabildo del viernes 27 de marzo de 1545. Folio 221. Quedó la documentación en poder del escribano de cabildo para iniciar un nuevo pleito contra dicho Pedro Fernández.

[73] Cabildo del lunes 23 de agosto de 1545. Folio 257

[74] Cabildo del martes 15 de septiembre de 1545. Folio 265

[75] Cabildo del sábado 3 de octubre de 1545. Folio 268 vto. Los regidores agradecen el gesto de avisarles de sus homólogos asidonenses.

[76] Cabildo del lunes 12 de octubre de 1545. Folio 273. Justo un mes después los regidores vuelven a escribir al provisor «fasyendole saber la dshorden y mal regimiº q esta yglia tiene d pte d los q la gobiernan» para que castigue a los curas porque no acatan la decisión del marqués para que muden su coro. (Cabildo del jueves 12 de noviembre de 1545. Folio 280 vto.)

[77] A.P.A.G. Libro 1º de visitas. Folio 35 y vto. 30 de mayo de 1604.

[78] Folio 4. En la misma visita, en el inventario de ornamentos, se anota al mencionar un frontal de terciopelo azul muy viejo: «consumiose el frontal y conbirtiose en uno chico para el altar de sta barbola».

[79] A.P.A.G. Testamentos sin ordenar. Testamento de Catalina Rodríguez, viuda de Juan Castellano. Testó ante Hermando Jiménez de Fuentes.

[80] Cabildo del lunes 8 de marzo de 1546. folio 298 y vto. El 8 de marzo se toman prestados 20 ducados del pósito para gastos del pleito. (Cabildo del lunes 8 de marzo de 1546. folio 298 vto.) Fueron a Jerez 2 veces, la primera estuvieron 3 días, pero no pudieron hacer nada hasta que el provincial diese permiso para que el prior aceptase la adjudicatura y la segunda, 9 días entre Jerez y Cádiz, gastándose 54 reales, entre salarios y costas. (Cabildo del 1 de abril de 1546. Folio 303)