Acto seguido, el corregidor mandó traer a su presencia a Matías González y Pedro López para tomarles nueva declaración. Ambos negaron su participación en el asesinato, ordenando el alcaide someterlos a tortura.
Primero llevaron a Matías a la sala donde estaba el potro de tortura, se lo mostraron y le conminaron a que dijese la verdad por tres veces, pero el reo volvió a decir que no sabía nada de lo que se le preguntaba. Entonces el corregidor mandó desnudarlo, dejándolo en calzones. El ejecutor lo amarró con un cincho de cáñamo que colgaba de dos aldabillas, le ató los brazos, le puso cuatro cuerdas entre los codos y las muñecas y lo afianzó al potro. Luego le puso unos cordeles en los pulgares de los pies y los sujetó en la escalera del potro. El corregidor mandó darle una vuelta en las espinillas y al dárselas, Matías gritó: “virgen sacratísima que me condenó aquí el moro injusto madre de dios del rrosario acordaos de mi”. El corregidor volvió a exigirle la verdad, pero Matías no confesaba, apretando más el cordel hasta que se partió.
El alcaide pidió que se le diese otra vuelta a la mancuerda y dándosela, el reo gritó: “madre de dios misericordia pido delante del padre eterno aflojen que yo diré la verdad aflojen padre eterno que me muero injusto aquí virgen sacratísima acordaos de mi”.
Gritó que aflojasen y finalmente acabó confesando que lo mataron en lo alto de la loma de los potros, le quitaron los lienzos y tiraron el cadáver a una barranquera.
Tras la confesión, el corregidor mandó dejar de torturarlo.
Posteriormente sometió a un careo entre Matías y Pedro López, tras el cual, éste último fue sometido a tortura, terminando por confesar en los mismos términos.
Al día siguiente, 10 de julio, a las siete de la tarde, el corregidor mandó traer a Alí moro y Matías González para que ratificasen sus declaraciones. Se situó en medio de la sala de su escritorio, desde donde no se veía la sala de tormento y puso a Alí delante “y del recivio juramento conforme a la ley de partida y puesto el rrostro a el medio día pies juntos mano alçada (ilegible) juro y prometió decir verdad estando libre del dho tormento siendole teydas las declaraciones que hiço antes del tormto…” Reconoció haber vendido piezas de lienzo, haber hurtado el vino y los tasajos,[4] haber robado en la tienda y haber matado a Felipe González para robarle.
Tras él, le tocó el turno a Matías, que confesó “haber hecho la dha declaración que se le a leydo en el tormento y que no es la berdad por que este confesante no se hallo a la dha muerte ni sabe si se hallo en ella el dho pedro lopes por que no lo conoce ni lo avia visto hasta que le prendieron y que el haberlo declarado fue por los dolores y temor del dho tormento y por que lo quitasen del y no por que fuese verdad y que esto que declara lo es en cargo de su juramento”
El día 11, el corregidor dictó auto culpando a Alí moro por haber confesado el crimen, mientras que, en vista de que Matías González, durante la tortura confesó haber sido cómplice y que en la ratificación lo negó, ordenó fuese torturado nuevamente.
Inmediatamente el reo fue llevado nuevamente a la sala del tormento y se repitió todo el procedimiento de atado de cuerdas en diferentes partes del cuerpo y colocación en el potro y comenzó la tortura:
“el dho mathias dixo no saber nada y su md le mdo dar una buelta en la mancuerda y el dho executor de la justicia començo a darla y el dho matias gonçales dixo birgen sacratísima no se nada y su md le dixo quien mato a felipe gonçales y el dixo no se nada virgen sacratísima no se nada y su md dixo diga la verdad no se nada virgen que no se nada esto munchas veces birgen del rrosario que me muero y el dho executor afianço la dha vuelta a la escalera del potro y su md le mdo dar segunda buelta de mancuerda y el dho executor de la justª le dio segunda buelta el dho mathias dixo birgen esta es la berdad no se nada y lo repitió munchas veces y el sor corregor dixo deci la berdad (¿?) evitare y dixo no se nada y su md dixo que apretase y el dho mathias dixo virgen que me estan matando no se nada virgen maría no se nada y su md le dixo diga la berdad y dixo no se nada esto munchas beces a grandes gritos su md le apercivio diga la berdad y respondiendo no tengo berdad que decir y su md dixo aprieta hasta que diga la berdad y el dho mathias gonçales dixo que no se nada señor y su md mdo a el executor afiance la dha buelta y que le de tercera buelta aviendo afiançado la segunda a la escalera del potro y su md mando apretar la tercera buelta de la mancuerda y aprecivio diga la berdad y el dho executor de la justª apreto la tercera buelta que mañana a de ser lo mismo que diga la berdad, ai que me estan injusto confesión que me muero y su md le dixo decir la berdad y os quitare de ai en diciendola, birgen sacratísima que me muero oy virgen santísima con grandes gritos ay confisión que me muero confision que me estan matando esto dixo muchas beces y el sor corregidor dixo decir la berdad quien mato a felipe gonçales y respondió confesión que me muero y su md dixo afiance al dho executor y su md mando que afiance la dha vuelta y su md le mando dar otra buelta ques la cuarta vuelta y dixo en llegando a las espinillas será ello y el dho executor de la justª le día cuarta vuelta de mancuerda y la dio y dixo que no sabe nada con gritos diciendo madre de dios (ilegible) le diese la quinta buelta y el dho executor la dio y el dho mathias dixo que me matan repitiéndolas munchas veces virgen que me matan no se nada y su md mdo afiance la dha buelta y el dho executor la afianço y luego su md mando le de la vuelta de los pulgares y el sor corregidor le mdo diga la berdad y el suso dho dixo ay virgen sacratísima confesión que me muero y el sor corregor le dixo deci la berdad y os quitare y le md a el executor apretase la buelta y dixo no se nada señora que me estan matando no se nada señor, su md le pregto quien robo a Felipe gonçales y dixo no se nada señor, señora de los santos baleme y su md mando buelba a apretar y dixo ay birgen santísima confesión ay que me matan y su md dixo deçi la berdad mathias y dixo no se nada sor , ai birgen que no ay verdad que decir señor no se nada y su md le mdo a el executor la afiance la dha buelta y el dho executor la afianço a la escalera del potro y luego su md mdo le de la buelta de las espinillas y el dho executor de la justª la dio con un garrote y su md le dixo deçi la berdad y el dho mathias dixo confesión que me matan birgen del rosario ay que no se nada ay confesión que me matan confesión que me estan matando baleme birgen santísima del rosario que no se nada y su md le dixo deçi la berdad y dixo que me muero confesión que me matan ynjusto birgen del rrosario que me muero confesión sea por amor de dios ay ay y el dho exor tubo la cuerda tirante ynterbalo de tienpo y el dho mahtias se quejaba ay ay ay que me estan matando injusto señor y que me estan matando y se quedo suspenso el dho mathias gonçales teniendo tirada la cuerda y su md dixo diga la berdad y dixo el suso dho no se nada y su md le mdo apretar la buelta y el dho executor por una costilla del potro la apreto y dixo el dho mathias gonçales ay que no se nada y su merced dixo deçi la verdad y el dho mathias gonçales ay que no se nada llorando y quejándose y su mdo mdo le quiten las vueltas de mancuerda espinilla y pulgares y el dho executor de la justª las aflojo y le quito los cordeles y cincho y quito del tormento y su md mdo llevar al dho mathias gonçales a la prisión y mdo quede abierto (el potro) para bolberlo a rreyterar cada que convenga”
Tras ser torturado, Matías González fue devuelto a la cárcel pública.
Dos días más tarde, el jueves 13 de julio, el corregidor dicta sentencia contra Alí moro: lo declaró culpable y le condenó a la pena de muerte en la horca.
Ese mismo día a las 10 de la mañana, el alguacil mayor hizo sacar de la cárcel a Alí, lo subió en una bestia de albarda con una soga de esparto al cuello, atado de pies y manos, y fue llevado en “procesión” por las principales calles de la villa, mientras el pregonero iba manifestando su delito, hasta llegar a la Plaza de la Cruz, donde estaba hecha una horca de madera. Pero antes de ajusticiarlo, se apiadaron del reo, pues el beneficiado Melchor de Palma y Mesa lo redujo a la fe católica y “con toda solemnidad le bautiço y puso por ne francisco Luis”. Acabado el bautismo, Juan Rodríguez, el ejecutor de la Justicia, “lo colgó por el pescueço hasta que murió naturalmente”
Después de muerto, todavía le quedaba a Alí sufrir un doble escarnio, primero porque el pregonero hizo saber “que ninguna persona le quitase de la horca so la pena de la sª (sentencia) del sor corregidor” con lo cual, su cadáver estaría expuesto durante un tiempo a la vista de todos, y segundo, porque el propio corregidor ordenó en la sentencia que, una vez muerto “sea hecho quartos y puesto en los caminos entradas desta villa y ninguna persona lo quite sin mi lisensia pena de la vida”
Este fue el final de Alí moro, el principal sospechoso del crimen de Felipe González.
Sobre este proceso judicial, cada cual sacará sus conclusiones y tendrá su opinión. Por mi parte, solo quiero añadir un detalle: en la primera declaración que hace Matías Vidal sobre el robo cometido en su tienda, asegura que a la taza robada le faltaba un asa (véase la declaración al principio de este artículo). ¿Cómo es posible que el asa apareciese en poder de Alí en la cuadra del castillo donde lo encerraron, si cuando la robó, ya no la tenía?
Pero los autos no habían terminado con la muerte de Alí, pues aún quedaba juzgar al resto de cómplices, presentando Aldonza Violante, la viuda del asesinado, una querella contra Pedro López y Matías González el día 17, para los cuales pidió pena de muerte.
El proceso se dilató aún un par de meses, hasta que el 5 de septiembre el corregidor dictó sentencia contra ambos, siendo condenados a ocho años en el presidio de La Mamora,[5] en África y en caso de quebrantar su prisión, pasarían a cumplir pena en las galeras del rey a los remos y sin sueldo. Además, le fueron confiscados todos sus bienes, pasando la mitad de ellos para la viuda Aldonza, y la otra mitad para gastos de justicia y para la Cámara.
En cuanto a las personas que compraron las telas robadas por Alí moro, el 8 de agosto fue condenado Felipe Cortés, el mesonero, a pagar 80 reales a Aldonza, la viuda, por el valor de 20 varas de lienzos, más 1000 maravedís para reparos del castillo y pago de costas.
El 22 de octubre fue condenada Ana Rodríguez, por comprar cuatro varas y media de tela robadas, debiendo pagar el valor de las mismas, 18 reales, a Aldonza y 600 maravedís, destinados en gran parte para reparos del castillo.
El 9 de diciembre fue condenada Catalina Sánchez a pagar a Aldonza 540 reales por 120 varas que receptó de Alí moro, más otros 10000 maravedís destinados por mitad para la Cámara del Duque y para gastos de justicia.[6]
NOTAS
[4] Carne salada y secada para facilitar su conservación.
[5] También conocido como Fuerte de San Miguel de Ultramar, estaba en Mehdia, provincia de Kemitra, en Marruecos
[6] Los autos de justicia contra Alí moro se encuentran en el ARCHIVO HISTORICO PROVINCIAL DE CADIZ. PN Alcalá de los Gazules, 115, escribano Matías de Medina
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