Ismael Almagro Montes de Oca
El alcalaíno Manuel Sandoval Moreno nació en 1888. Hijo de José Sandoval Muñoz, zapatero, residía en 1904 San Fernando con sus padres y tres hermanos, apareciendo registrado en un censo de dicho año ejerciendo de pintor. Desconocemos su formación académica. En un censo de 1916 figura residiendo en Alcalá, junto a sus padres, de estado soltero y se le consigna como estudiante. Posiblemente en dicho año o en el siguiente, emigró a Montevideo (Uruguay), donde empezó a trabajar en el periódico «El Diario Español», regresando a España en 1917 como Redactor-viajero del mismo [1] y recalando de nuevo en Alcalá. Hombre de formación culta y profundas convicciones religiosas, se encontró un Alcalá donde las ideas anarquistas y el asociacionismo obrero iban en aumento, creándose el caldo de cultivo perfecto para que el anticlericalismo fuese ganando adeptos en el municipio. Además, a nivel político, el pueblo vivía desde hacía varias décadas bajo el yugo del caciquismo, esquilmando los “pequeños dictadores” que se iban sucediendo, los recursos municipales en su propio beneficio y propiciando una profunda decadencia administrativa, que perjudicaba gravemente a la sociedad alcalaína.
Manuel Sandoval decidió combatir todo esto haciendo uso de su profesión, y a finales de 1917 puso en marcha un periódico, al que tituló «El Castillo de Alcalá» junto al lema «Todo por la justicia y el derecho para servir a Dios», rotativo que publicaba con censura eclesiástica. Además, utilizaba un subtítulo muy significativo: «periódico regionalista y anticaciquil»
Utilizó su pluma para cargar contra el alcalde, Antonio Galán Fernández, y sus concejales, que apenas se dejaban ver por las sesiones del ayuntamiento, tal como reflejan las actas de aquella época, donde se constata que sólo acudían tres o cuatro a cada sesión. En las páginas del periódico criticaba el estado de abandono que sufría la localidad sin que estas autoridades hicieran nada, granjearse la enemistad de estos políticos.
Por si fuera poco, sus hermanos, José y Francisco, junto con el presbítero José Gámez Coto, a quien le unía gran amistad, le convencieron para que en 1918 aceptase el cargo de Recaudador y Agente de Contribuciones, en lugar de regresar a Montevideo, como su intención, ejerciendo este cargo con una pulcritud extrema, tal como él mismo reconoció:
“Me atrevo a decir, sin temor de verme desmentido, que no hay contribuyente, pagador o moroso, aún entre mis escasos enemigos, que guarden de mi actuación el menor recuerdo desagradable, siendo público que sin faltar al cumplimiento de mi deber, hice grandes favores, casi siempre con perjuicio de mis intereses como Recaudador de Ejecutiva.”
Se da la circunstancia que desde 1914, determinados caciques desde la alcaldía, habían dejado de pagar la Contribución rústica. Por esta morosidad, inició un expediente de apremio, “embargándose, primero el 66 por 100 de sus ingresos, y después, la totalidad de sus rentas de Montes.”
Imprimió gran actividad en dicho expediente contra el Ayuntamiento, por ser el principal deudor: “Debido a ello pude recaudar importantes cantidades, no sin que tuviese que sostener una verdadera lucha frente al caciquismo.”
Las críticas vertidas en el periódico, unidas al proceso de embargo, lo pusieron en el punto de mira, hasta que la noche del 1 de mayo, los tres hermanos Sandoval son detenidos por la Guardia municipal, conducidos a la cárcel y puestos a disposición del alcalde:
“Como a las 23 horas y 30 minutos del día de ayer, encontrándose el que suscribe en la Plaza de Montes de Oca, se le presentó Don Juan Sanchez Rivas, manifestándole que en la calla Sanchez Diaz le estaban acometiendo al cabo de la Guardia Municipal Juan Dorado Oliva y a Don Antonio Herrero Suarez, los hermanos Juan, Francisco y Manuel Sandoval Moreno, personándome inmediatamente en el lugar del suceso, y al intervenir y prestar auxilio para evitar continuaran acometiendo al Cabo Dorado y al Don Antonio Herrero, se resistieron en obedecerle y le acometieron en igual forma al que suscribe, disparando un arma de fuego el Manuel Sandoval contra el Cabo Juan Dorado, no causándole lesión por habersele hecho desviar la punteria, cuya arma de fuego le fue ocupada, siendo una pistola de dos cañones, calibre 12, pudiendo conseguir a grandes esfuerzos por la resistencia que hacían, el detener y conducir al depósito Municipal a los tres agresores mencionados, donde se encuentran a disposición de V. S.” [2]
El jefe de la Guardia Municipal notificó al alcalde la detención al día siguiente, alegando que los agentes de la autoridad actuaron en defensa propia, repeliendo una agresión sin motivos, y que le quitaron un arma a Manuel Sandoval:
“De las diligencias practicadas para averiguar la causa y origen del hecho, resulta que al ir por la calle Sanchez Diaz a su casa el cabo de la Guardia Municipal antes mencionado, y al pasar junto a los citados tres hermanos Sandoval Moreno, les saludó dándole las buenas noches, contestándole estos de una manera agresiva y descompuesta, diciéndole que se fuese al carajo, que era un canalla y un sinverguenza, replicándole el Dorado que no le insultaran ni injuriaran de aquella forma, acometiéndole en aquel momento los tres hermanos mencionados , golpeándole y tratando de desarmarle, llegando en aquel acto Don Antonio Herrero Suarez, con el fin de prestarle auxilio al mencionado agente de la autoridad y evitar continuaran agrediéndole, por lo que acometieron tambien contra el Herrero Suarez, dándole bofetadas e injuriándole y diciéndole que para nada tenia que intervenir en aquella cuestión, habiendo presenciado el mencionado hecho los vecinos de esta Don Juan Sanchez Rivas, Don Antonio Cuesta Vislerio y Don Sebastian Suarez Armario.”
Parece ser no se quedó solo en una detención, sino que las autoridades entraron en la redacción del periódico, que se ubicaba en la calle Alonso el Sabio, según publicaron algunos medios en los días siguientes:
“Redacción asaltada
El médico de Alcalá de los Gazules comunica al gobernador que fué asaltada la redacción del periódico católico «EI Castillo» y apaleados el director y los redactores, que resultaron heridos.
De la redacción fueron trasladados á la cárcel, donde se prohibió la entrada á los médicos, que acudieron con propósito de atender á los heridos.
El vecindario se amotinó al conocer los hechos.
La Prensa gaditana protesta de estas ocurrencias.”[3]
Aunque en esta noticia no se hace referencia a quienes fueron los asaltantes, otras publicaciones fueron mucho más explícitas y no dejaban lugar a dudas:
“Soberanía caciquil.
El director del periódico católico El Castillo, de Alcalá de los Gazules, y sus redactores han sido apaleados, heridos y presos por guardias municipales.
Requerida la asistencia facultativa de los doctores Armenta y Millán, les fué negada la entrada en la cárcel.
Que se cierren las Cortes, que se derogue la Constitución y se condecore al cacique de tan invicto pueblo.
Y cuando terminemos de civilizar a Marruecos, a ver si se puede continuar tan progresiva obra con los salvajes de estos hispanos contornos.”[4]
La noticia corrió como la pólvora y llegó incluso al Congreso de los Diputados, donde Juan José Romero Martínez, Diputado electo por el distrito de Jerez, en la sesión del 8 de mayo, pidió la palabra para denunciar al ministro de Gobernación la conducta caciquil del alcalde de Alcalá:
“En Alcalá de los Gazules se publica un periódico católico-independiente, llamado «El Castillo», el cual parece que no es muy grato al alcalde de aquella localidad. Pues bien; hace muy pocos días, el primero de este mes, en las últimas horas de la noche, los agentes de la autoridad, molestos, sin duda, por algunas apreciaciones que de la conducta del alcalde se hacían en dicho periódico, detuvieron a su director, que es un sacerdote, y a dos hermanos suyos cuando se dirigían a su domicilio; los llevaron a la cárcel, los privaron de toda clase de auxilios, y no los pusieron en libertad hasta transcurridas veinticuatro horas, después de haberles apaleado y herido. Se requirió el auxilio de un médico, al cual no le permitieron que fuera a la cárcel a prestarlo.
El médico trató de ir a Medina-Sidonia a quejarse de ello al Juzgado de primera instancia, y merced a la intervención de la autoridad, le negaron asiento en el coche-diligencia para que no pudiera tampoco trasladarse a dicha población.”
No quedó ahí la exposición del diputado, sino que siguió narrando otros hechos acaecidos en nuestra localidad, para denunciar cómo el cacique manipulaba impunemente unas elecciones:
“Este hecho no es el único que ha ocurrido en Alcalá de los Gazules, no es más que la repetición por enésima vez de lo que viene pasando en aquella localidad desde 1916, y lo que es natural que allí ocurra después de la impunidad en que quedaron los hechos sucedidos el día de las elecciones. En las elecciones de Diputados a Cortes de 1916 el alcalde de Alcalá de los Gazules y un primo suyo, a quien el gobernador de la provincia había investido con el carácter de delegado de su autoridad, a las siete de la mañana encarcelaron a todos los individuos que constituían la Junta municipal del Censo, a los presidentes y adjuntos de las Mesas electorales y a otra porción de electoreros influyentes: en total, más de cincuenta personas. Los tuvieron encarcelados durante cuarenta y ocho horas, sin ponerlos a disposición del Juzgado de primera instancia, porque no había motivo alguno para ello; les negaron entretanto toda clase de recursos, hasta mantas con que abrigarse, y después de todo ello, aunque se instruyeron los correspondientes sumarios, vino el perdón que se acordó por una ley para lodos los delitos electorales, y aquellos hechos quedaron completamente impunes; consecuencia de esta impunidad es que a partir de entonces no se puede vivir en Alcalá de los Gazules más que siendo amigo del alcalde; algunas personas de las de mejor posición han tenido que trasladar su domicilio fuera de aquella localidad, y las demás están constantemente expuestas a ser detenidas, apaleadas y heridas por la fuerza pública, por los agentes de la autoridad. No hay siquiera el temor que siempre inspira la presencia de la Guardia civil, porque en Alcalá de los Gazules no hay puesto de ella.”
Aprovechó también para denunciar el atraso que sufría Alcalá, tras más de treinta años de caciquismo:
“Aunque se trata de una población que tiene cerca de 10.000 almas, carece de puesto de la Guardia civil desde el año 1914, porque parece ser que no les agradaba el local destinado a Casa-cuartel, en vista de que ningún otro de los que había en la localidad y se les ofrecieron entonces, tampoco les satisfacía, se retiró de allí el puesto. De modo que una población que tiene 10.000 almas, con un término municipal riquísimo, que abarca 50.000 hectáreas, carece de puesto de la Guardia civil, y ya sabe S. S. que la presencia de la Guardia civil en una localidad es siempre un freno y un freno importantísimo para que los monterillas no se permitan cierta clase de excesos.
A mayor abundamiento, ni siquiera existen tampoco medios fáciles de comunicación.
Está establecida la estación telegráfica, pero no funciona por falta de personal. No hay más que una carretera, que no es tampoco la más directa, porque la que debe ir por el puerto de Siles está pendiente de construcción. Es, en una palabra, Alcalá de los Gazules la cenicienta de la provincia de Cádiz.
Yo ruego a S. S. que, con conocimiento de todos estos hechos, que seguramente reprobará, de instrucciones enérgicas al Gobernador de Cádiz para que ponga remedio a todo ello, porque si no, como dicen con mucha razón los vecinos de Alcalá de los Gazules, allí no cabe más que emigrar o llevar un revólver en el bolsillo y estar dispuesto a ir a presidio. Al mismo, tiempo le ruego que tome las determinaciones consiguientes para que se establezca un puesto de la Guardia civil; y ya que ahora se ha votado por las Cámaras el crédito de tres millones de pesetas para Telégrafos, que se nombre un empleado para que preste servicio en aquella estación.”
El ministro de Gobernación, el Marqués de Alhucemas, censuró los hechos relatados, encargándose de que el Gobernador de Cádiz depurara los hechos:
“Con gran asombro mío oía a S. S. que no hay ni una pareja de la Guardia civil en un (roto) de esa importancia, de esa riqueza y de esa extensión territorial. Claro está que, por lo que a mí afecta, procuraré poner el remedio a esa deficiencia. Si obedeciera a la dificultad de adquisición de local a que S. S. se ha referido, tenga la seguridad de que inmediatamente procuraré que se encuentre un local adecuado para que el pueblo de Alcalá de los Gazules pueda tener alguna fuerza de la Guardia civil, dentro de la escasez que hay de este benemérito Instituto, cuya ampliación yo me propongo y creo conseguirla, según demostraré en su día, con un gasto menor del que para concentraciones ahora realiza el Estado con esa fuerza que tanta falta hace en el pueblo que S. S. ha citado y en otros muchos de España.
En cuanto a la falta de comunicación telegráfica, ya S. S. ha dado el remedio, que no era posible, sin la ampliación de crédito que se ha logrado, que las Cámaras han concedido y cuya ley será sancionada, por S. M. muy brevemente. Si entre las estaciones que estaban habilitadas se encuentra la de Alcalá de los Gazules, yo procuraré que se envíe inmediatamente un funcionario para que pueda quedar atendido ese servicio.
Creo que el Sr. Romero quedará satisfecho con estas manifestaciones mías; y termino como empecé, diciéndole que tenga S. S. la seguridad de que a la primera de las manifestaciones de S. S. le doy toda la importancia que ella tiene, que se depurarán los hechos y que se adoptarán las determinaciones oportunas.” [5]
El diputado agradeció la respuesta y añadió que, para verificar todo lo narrado, tenía recortes del Diario de Cádiz, “periódico prestigiosísimo de aquella región, puramente de información, completamente ajeno a la política, el cual publica un telegrama que le dirigió el médico de Alcalá de los Gazules, relatando estos hechos y quejándose de que habiéndosele llamado para que prestase asistencia facultativa a los enfermos lesionados que se encontraban en la cárcel se habían negado a darle entrada en ella.”
Mientras, en Cádiz, el Gobernador de la provincia recibió un oficio del delegado de Hacienda, quien había sido avisado por el encargado del arriendo la Recaudación de Contribuciones, alertándole de la detención, encarcelamiento y maltrato sufrido por el agente de dicho arriendo en Alcalá, Manuel Sandoval Moreno, y sus hermanos. El Gobernador envió una misiva al alcalde el día 16 instándole a que le diera las explicaciones oportunas:
“el Agente de referencia se encuentra en esa población instruyendo expedientes de apremio entre otros uno por utilidades contra V.; sírvase en su consecuencia informarme a la mayor brevedad lo ocurrido en el asunto que le transcribo.” [6]

Curiosamente, el alcalde tardó nada menos que 12 días en responder al gobernador. En su defensa, alegó que ordenó liberar a los detenidos en cuanto tuvo noticia de su encarcelamiento y que, tan pronto recibió las órdenes del gobernador, dio parte al juez municipal para instruyera diligencias sumariales, así como que desconocía que Manuel Sandoval, agente Ejecutivo del Arriendo de Contribuciones, estaba instruyendo expediente de apremio contra él, porque nada le había notificado. [7]
Fruto de las diligencias, el día 17 de mayo se produjeron las detenciones de los municipales implicados:
“Los agresores de unos periodistas.
Su ingreso en la cárcel
Cádiz: Se ha recibido un telegrama dando cuenta de que de Alcalá de los Gazules han salido para Medina Sidonia conducidos por la Guardia civil el Comandante y un cabo de la municipal y los carceleros de la prisión de Alcalá, autores de la agresión de que fueron objeto el Director y los Redactores del periódico católico «El Castillo».
Ingresaron en la cárcel del pueblo de su destino a disposición del juzgado de instrucción”[8]
Desconocemos cómo acabó judicialmente el asunto de estos municipales, que finalmente fueron destituidos por el alcalde:
“El Sr. Alcalde de la citada población, según nos informa, excediéndose en su celo, ha destituido al Jefe de la guardia municipal y al cabo de Consumos, sobre los que recaen cargos según se dice.”[9]
Desgraciadamente, no se conserva ejemplar de número 14 de «El Castillo de Alcalá» que se publicó días después de la detención de Manuel Sandoval, que estaría dedicado, a buen seguro casi íntegramente a los hechos acaecidos, pero sí el número siguiente, publicado el 21 de junio, casi dos meses después, en el que aún coleaba el asunto. El periodista, en la editorial que abría aquella edición firmaba los siguientes párrafos:
“Si queremos que Alcalá de los Gazules no viva siempre sumido en las medias tintas de las indecisiones femeniles; si pretendemos que la hermosa ciudad en que hemos nacido viva con la holgura y el bienestar a que es acreedora, desterremos para siempre a los vividores de la política, a los eternos enemigos del pueblo que lo apuñalan y asesinan con una sonrisa hipócrita en los labios y el veneno de la perfidia en el corazón.
Como este periódico ha nacido para defender al pueblo contra sus enemigos, como tenemos una alta misión que cumplir y la cumpliremos si Dios es servido, hemos de demostrar de forma incontrovertible quiénes son los enemigos de la verdad y la justicia, para que el engaño no acarree mayores males de los que hasta ahora venimos padeciendo con una resignación estoica”[10]
Otra de las secciones habituales de este periódico era la que titulaba «Desde el castillo. Peñascazos» en la que, utilizando el seudónimo de Gazul el Castellano, el director criticaba con ironía en forma de versos, aspectos de la vida política en Alcalá. En la del día 21, dejó de lado la retórica que había utilizado en números anteriores, para mandar, en un lenguaje muy claro y llano, para que todo el mundo lo entendiera, un nítido mensaje al cacique:
“DESDE EL CASTILLO
¿PEÑASCAZOS?
No: Cantares
--
Yo no sé qué tiene, mare,
el cacique de este pueblo
que a todo el mundo ha engañado
y a todos tiene contentos
A la reja de la cárcel
no me vengas á llorar,
porque es honrado el que entra
en la cárcel de Alcalá
No presumas de valiente
ni gastes tanta pamplina,
pues tú eres solo fachada
de un barracón en ruinas
Aunque vayas tú y te bañes
en el golfo de León,
no se te quitan las manchas
que el dinero te dejó
En tu puerta sembré un pino
con una copa muy alta
por ver si tú, como Judas,
te arrepentías y ahorcabas
Si quieres que te perdone
te pongo por condición
me restituyas lo mucho
que en tus bolsillos entró
Si a los hombres se calara
cual se calan las sandias,
perdieras las elecciones
a pesar de tus sonrisas
No presumas de vivales,
pretensioso caciquillo,
mira que ya van pasando
los tiempos de los Vividos
Si alguna vez vas á Cádiz
no te pases por Medina,
porque puede sucederte
que te quedes unos días
Sobre el muro del Castillo
me puse a reflexionar,
que algunos siendo antes pobres
hoy tienen un capital
Papeles son papeles
cartas son cartas;
sonrisas del cacique
todas son falsas.
Aunque el cacique se empeñe
y se entregue a Barrabás,
vivirá mientras yo quiera
«EL Castillo de Alcalá»
Gazul el Castellano”
El mismo seudónimo utilizó una década más tarde para encabezar un folleto que editó, bajo el título “En propia defensa… y otras cosillas más” en el que hacía referencia a su trabajo al frente del cobro de contribuciones, para resumir su pensamiento:
“De acero debe ser el hombre digno, de acero tan sutil y delicado, que en vez de doblegarse ante un cacique, viril ha de saltar en mil pedazos.”
NOTAS
[1] Así lo dejó él mismo reflejado en un folleto titulado “En propia defensa… y otras cosillas más” que imprimió con posterioridad a 1924.
[2] ARCHIVO MUNICIPAL ALCALA GAZULES. Correspondencia y comunicaciones. Legajo 107. Oficio del jefe de la Guardia Municipal, Antonio Sánchez, comunicando al alcalde la detención, fechado el día 2 de mayo de 1918.
[3] Noticia publicada en la página 2 de la edición del periódico LA LIBERTAD del 4 de mayo de 1918. Año XXIX, n.º 9038.
[4] Edición del 3 de mayo de EL PUEBLO, periódico político y literario, defensor de las clases jornaleras. Año III n.º 107. Página 2
[5] El extracto de la sesión en el Congreso fue publicado en primera página de EL GUADALETE, periódico político y literario, el 12 de mayo. Año LXVII Número 20905.
[6] AMAG. Correspondencia y comunicaciones. Legajo 107.
[7] Ib.
[8] Publicado en la página 2 de la edición del 18 de mayo de EL GUADALETE. Año LXVII, n.º 20911
[9] Noticia recogida por EL CORREO DE CÁDIZ, en portada de su número 2558 del 1 de junio de 1918. Año X. En las páginas interiores se publicó el extracto de la sesión del Congreso de los Diputados, recogido anteriormente por EL GUADALETE
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