miércoles, 27 de junio de 2012

La fuente de la Salada (I)



         Artículo  publicado en la Revista de Apuntes Históricos en el año 1981.

Ramón Corzo Sánchez
Correspondiente de la Real Academia de la Historia

     En la mayor parte de los pueblos de la España seca, la existencia de un manantial que garantice el abastecimiento de aguas en los períodos estivales resulta una justificación importante del emplazamiento. Si bien en la inmediata serranía las fuentes se suceden en cada esquina de las poblaciones poniendo de manifiesto ese primer puesto en los índices pluviométricos nacionales que la caracteriza, el terreno más bajo, propio de Alcalá, Medina y los pueblos de la Ruta del Toro ofrece pocos nacimientos naturales de curso estable. Por eso, a las condiciones estratégicas y al enclave en una posición eminente dentro de su territorio, debe añadir Alcalá de los Gazules la existencia de una fuente potable como justificación de su emplazamiento.

      No es este lugar conveniente para volver sobre la posible identificación de Lascuta, nombre del primer núcleo habitado de la región, cuyo territorio ha heredado Alcalá, pero sí es necesario precisar que en la vertiente de la Coracha hay restos de poblaciones que se remontan a varios siglos antes de la era cristiana, y que estos vestigios ponen de manifiesto una ocupación directamente relacionada con el abastecimiento de agua desde la Fuente de la Salada.

     Tanta es la importancia que un manantial de este tipo adquiere, que en los últimos veranos, cuando ha empezado a apretar esa insistente sequía que ya parece inmemorial, en el pueblo de Alcalá se volvieron los ojos hacia su fuente natural, olvidada tras la construcción de los nuevos depósitos, pero que mantenía un caudal constante y fiel a su función secular. Todos sabían que no era una sencilla fuente, que encima de los caños actuales había unas habitaciones subterráneas, y conducciones de origen indefinido. El nombre de los romanos se había vinculado ya a los misteriosos restos, y un recelo ante la antigüedad llevó a una serie de consultas y a plantear la excavación arqueológica.
fotografía: http://mialcala.blogspot.com.es
     Yo conocía estos vestigios desde hacía varios años, ya que en mis visitas a Alcalá se me había señalado siempre como el punto con mayor atractivo para una investigación. El hallazgo lo realizaron en diversas ocasiones grupos de jóvenes, que no se terminaban de aclarar sobre quién había sido el primero en detectarlo, pero mi opinión es que las cámaras son conocidas desde siempre, y que a pesar de protegerse y cubrirse de vez en cuando, como ahora lo están, el recuerdo se diluye y cualquier accidente da lugar a un nuevo hallazgo fortuito. Para trabajar en los depósitos contamos con fondos de empleo comunitario agrícola suministrados por el Gobierno Civil de la provincia y con la ayuda constante del Ayuntamiento en todos los pequeños problemas cotidianos.

     Un reconocimiento preliminar había permitido ya formar una idea aproximada del problema arqueológico, y nos indicaba cuáles eran los puntos a estudiar: estructuras arquitectónicas existentes sobre las cámaras subterráneas, limpieza interior de las mismas, estudio de su cerramiento actual y análisis de la comunicación con la Fuente de la Salada. Parte de estos puntos no pudieron abordarse porque las necesidades de utilización del agua recomendaban aplazar cualquier actuación que se relacionase con ella directamente, y aún hoy espero que un año de lluvias abundantes que garantice el suministro estival desde las acometidas modernas, permita reanudar la investigación en el lugar y conseguir la recuperación del monumento.

     El único acceso que se conocía a estas misteriosas cámaras era un agujero, excavado parcialmente o ensanchado por aficionados locales tras romper la cubierta, que comunicaba con un estrecho pasillo protegido por grandes losas de piedra como techumbre, que apoyan en dos muros muy distintos. El más bajo de los dos es de piedra mal cortada y organizada irregularmente, y forma un paramento liso, sin ninguna comunicación, que reviste directamente el relleno exterior de tierra; el muro más alto es muy distinto, de sillares perfectamente escuadrados y perforado por dos arcos de medio punto, que dan acceso a las cámaras.
Una de las bóvedas de la fuente de la Salada
Fotografía: www.alcaladelosgazules.es
     Estas dos habitaciones son de forma rectangular, dispuestas en paralelo y se cubren con bóvedas de medio cañón; su aparejo es de mampostería cogida con buena mezcla de cal y arena, y en la bóveda se observan bien las huellas de las maderas con las que se realizó la cimbra y el encofrado. Se encuentran llenas de escombros hasta media altura, debido a su empleo ocasional como vertedero por algunos vecinos de la zona, que recuerdan haberlo usado hace años, cuando le Fuente de la Salada dejó de ser de uso público. En la parte más cercana a los arcos de entrada se observa un escalón ancho, corrido en todo el frente de la bóveda, y en su línea exterior, pero a mayor altura hay dos orificios enfrentados en los muros, que parecen haber alojado un madero atravesado.

     La disposición general de los depósitos responde por tanto a un sistema habitual en el mundo clásico y que hoy se sigue poniendo en práctica: dos cámaras iguales que funcionan conjuntamente o que pueden ser usadas en forma alternativa, para permitir su limpieza y reparación sin suspender el suministro. La técnica de construcción es habitual en época romana, aunque se siguió utilizando para este tipo de construcciones en los siglos posteriores, pero lo que es más característico es el excelente aparejo de la fachada de sillería con sus arcos gemelos, que no debe ser posterior al final de la edad antigua. Este muro sería el paramento externo del monumento, que hoy resulta cubierto por la tierra arrastrada por la pendiente, de modo que se formaría un aspecto general muy semejante al de la gran fuente de San Juan de Baños de Cerrato (Palencia), por citar un ejemplo famoso en territorio peninsular. Los arcos servirían de acceso a esos pasillos transversales, desde donde se extraería el agua con cubos colgantes de cuerdas que pasarían sobre el travesaño de madera cuya huella se conserva.
Fuente de San Juan de Baños de Cerrato (Palencia)
      A pesar de la consistencia y solidez de este tipo de construcciones, hubo un error de ejecución que ha motivado la alteración del conjunto. El muro de sillería de la fachada no estaba trabado adecuadamente con las bóvedas, de modo que se fue desplazando hacia adelante, con riesgo de llegar a desplomarse. Para evitar este peligro, y en una época que puede determinarse por otros datos, se levantó ante le fachada otro muro creando el pasillo actual, cubierto con losas planas, por donde se ha venido accediendo en época reciente al interior Pero la existencia de estas dos cámaras en la ladera de La Salada, no es sino uno de los elementos que componen el sistema de aprovechamiento de la fuente, y en el que existen obras y aportaciones de épocas muy distintas. Al excavar en la parte superior de los depósitos romanos, así como ante su fachada, y tras reconocer la estructura de la fuente actual, hemos podido establecer la evolución del aprovechamiento del manantial. Parece que en su origen el punto del nacimiento era una grieta en las rocas, que sería adaptada como fuente, y que desde el período prerromano tendría ya un sentido religioso, como es normal en estos casos. Los estratos arqueológicos acumulados en la vertiente, formando capas muy inclinadas indican que el momento más destacado de la vida de la población que debió existir sobre la fuente puede situarse entre el siglo I antes de Cristo y el II después de Cristo; estas serían las coordenadas temporales del más primitivo núcleo organizado de población en Alcalá de los Gazules y también la fecha más probable en la que puede situarse la edificación de las dos cámaras.

    Cuando se construyen estas últimas, la intención de los usuarios de la fuente es combinar el carácter religioso con el monumental y el utilitario. El conjunto se compondría de una rampa o escalinata a lo largo de la pendiente, que daría acceso a varias terrazas, y cuyos muros de contención han podido localizarse parcialmente. En la explanada más baja estaría la fachada de los depósitos con la doble arcada, y en otra superior se encontraría una edícula o templo, dedicado a la divinidad propia del manantial. Más arriba aún se debía conservar la estructura de la primitiva fuente que fue alterada y cubierta parcialmente para poder encauzar el agua hasta los depósitos. Entre la fuente y los depósitos se colocaría el mecanismo de compuertas que permitiría dejarlos en seco cuando fuera necesario. Los datos que permiten restituir esta estructura se obtuvieron antes de que se volvieran a cerrar los depósitos para su aprovechamiento, y no han podido completarse posteriormente, ya que si se profundiza cerca de las posibles conducciones o del manantial mismo, se puede contaminar o enturbiar el agua.

     Este uso como fuente y complejo religioso es el de mayor interés monumental y creo que se debería proponer su restauración, a base de nuevas excavaciones y un planteamiento definitivo del aprovechamiento del manantial. No creo que exista dificultad en volver a dejar exenta la fachada de los depósitos, y en recuperar su función como fuente pública.

     A esta estructura romana le sobrevino el desplazamiento ya indicado, y la consiguiente reparación. En ese momento se decide encauzar el agua desde los depósitos hacia una fuente más baja, mediante un canal hecho con materiales típicos de la época medieval, y se cierra la fachada, tanto para evitar el desplome, come para impedir su contaminación, aunque el sistema adoptado no es el de un cerramiento definitivo, sino más bien el de una reparación provisional en espera de una reconstrucción que nunca llegó a ejecutarse. El aspecto definitivo de la fuente debió adquirirse en el siglo XVI, y es de esperar que no se convierta en permanente la casetilla de los motores, que bombea hoy el agua hacia los depósitos de la ciudad, y que no entona precisamente con el carácter del lugar y de las antiguas fuentes.

     El panorama de las construcciones que se suceden en la Fuente de la Salada, es el de una serie de edificios independientes, realizados en las épocas de mayor auge histórico de la población, cuyo vínculo común es el aprovechamiento hidráulico. La excavación y reconstrucción del conjunto permitiría recuperar uno de los elementos más significativos en la historia antigua y medieval de la población.
Pilas de la fuente, por debajo de los depósitos romanos


NOTAS

     Las fotografías no se corresponden con el artículo impreso en 1981

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