viernes, 22 de mayo de 2015

Proyectos de escuela pública en el Alcalá del siglo XX (I)



Jaime GUERRA MARTINEZ


      Hasta entrado el siglo XVIII con la difusión de las ideas ilustradas y sobre todo con la llegada a los órganos de decisión de responsables públicos envueltos en esta nueva forma de entender la visión del hombre ante el mundo y los propios poderes existentes, la educación en los ámbitos rurales no era sino una simple anécdota. Ir a la escuela era una obligación para el pudiente, como forma de mantener su status, un lujo para cualquier ciudadano normal, una utopía para los hijos de los obreros de nuestros campos andaluces.

      Sin embargo no quiere esto decir que no existieran escuelas. En nuestra localidad al amparo del Cabildo, la iglesia o con carácter particular siempre hubo centros de enseñanzas en la medida y proporción que aquellos tiempos reclamaban, dependiendo de la posibilidad no siempre factible de contar con un maestro o maestra.

       En buena parte de los casos de alfabetos, los improvisados maestros eran sus padres, que transmitían a sus hijos -sobre todo varones- sus conocimientos, no sólo laborales, en una especie de formación profesional continua, sino que también culturales, instruyéndolos a veces en lo más elemental pero más que suficiente en aquellos tiempos: leer, escribir y las cuatro reglas. A la luz del quinqué sobre el mampuesto de la chimenea, en la anochecida, comenzaba este rito afortunado para algunos: aprender para que «nadie le diga lo que tiene que hacer» o «para que no le engañen». No se estudiaba para tener una colocación en el día de mañana. La enseñanza era un complemento de la formación general del hombre. «El saber no ocupa lugar». Sana filosofía en un mundo donde el reloj discurría con más lentitud y el tiempo, casi congelado, permitía los padres prevenir el futuro de los hijos con claridad, porque el futuro como mal menor podría ser como el presente. 

      Sin embargo eran muy pocos los que podían, por razón de conocimiento y tiempo emular al maestro. En estos casos, si existía la voluntad de aprender se podía recurrir al ambulante vendedor de sueños, al sabio bravío, al maestro rural que de cortijada en cortijada, de casita en casita, iba desperdigando su sapiencia abriendo ventanitas en las cerradas y sesudas cabezas de los niños de campo. La comida y la cama, si se hacía de noche, era en muchos casos el pago. Y a pesar de sus escasos recursos económicos, -Tiene más hambre que un maestro escuela- el «maestro» gozaba de una consideración social notable, como respuesta quizás, ya que no a su poder económico, si al temor a la sabiduría libresca. 

       Al comenzar el siglo es cierto que existían numerosas escuelas públicas abiertas en nuestra localidad, pero a todas luces insuficientes en número, en maestros, en material y con una desconexión notable entre ellas. Todo ello se agravaba con la necesidad de los niños de ayudar a sus padres en las tareas del campo, lo que provocaba un notable absentismo escolar. Para paliar un poco esa escasez educativa y adaptarla a unos horarios compatibles con las tareas del campo, se creó el 18 de Mayo de 1901 una sección nocturna de adultos en la escuela de D. Ildefonso Roa Sánchez.

      Otra de las carencias era la de contar de forma estable con una escuela pública para niñas (existía la del Beaterio, pero no era de titularidad pública) que intentó subsanarse creando una clase en una casa alquilada en la entonces calle Castelar, hoy Santo Domingo, y que se denominó «Escuela de Niñas de la Concepción». Era Octubre de 1907.

      Sin embargo estas decisiones no eran nada más que medidas parciales, parches que terminaban reventando por insuficiencias presupuestarias -para pagar los contratos de alquiler-, faltas de maestros, malas condiciones higiénicas...

      Era necesario afrontar el problema con realismo y rigor. Se imponía la necesidad de buscar una solución definitiva. A partir de entonces va a comenzar un largo peregrinaje a la búsqueda de la fórmula, el dinero ... que culminará en la realización de un proyecto definitivo de Escuela Pública en Alcalá y la construcción de un edificio único, dotado de las condiciones mínimas exigibles.

Alzado del proyecto de 1909

      Como consecuencia de ello va a desarrollarse en Alcalá el «Primer Proyecto de Escuela Pública Unificada». Se remonta al 4 de Enero de 1909 cuando el Alcalde, Don Antonio Machado presenta un expuesto al pleno municipal referente a la construcción de un grupo escolar que, tras pasar por la Comisión de Hacienda el 11 de Enero, se elevó a definitivo, encargándose el proyecto (planos y memoria) al arquitecto Don José Romero quién presentó el mismo con fecha de 15 de Mayo de 1909. De la memoria del proyecto entresacamos los aspectos que nos han parecido más interesantes:

      “Es deber ineludible de las autoridades municipales procurar el bienestar de sus administradas por cuantos medios están a su alcance, y siendo la instrucción la base del equilibrios social, a ella debe acudirse solicitud hasta obtenerla y conseguir su mayor perfeccionamiento, 

      Hasta hace poco nada se había hecho en ventaja de las condiciones higiénicas de locales-escuelas, limitándose la mayor parte de los municipios a instalar las clases de escuelas públicas en una casa de alquiler donde generalmente su distribución no se adapta a los servicios propios de la enseñanza. Es por tanto necesario construir locales de nueva planta, escuelas que sustituyan con ventajas a las antihigiénicas y faltas de condiciones pedagógicas que hasta el presente se venían utilizando.

      Razones como las expuestas han movido al municipio a elaborar un proyecto de escuela para ambos sexos.

     El edificio se ubicará en un rectángulo de 36 metros de frente por 13 metros de fondo, con una superficie de 468 m2, con dos fachadas sobre las líneas mayores, que corresponden, la principal a la calle Nuestra Señora de los Santos y la de fondo a la calle Sol.

     El proyecto consta de dos locales para niños y uno para niñas y las habitaciones para viviendas de maestros y maestras.

      La construcción es sencilla, atendiendo básicamente a las condiciones higiénicas. Así pues los muros se disponen de fábrica, de mampostería ordinaria, encalada con fábrica de ladrillo en los huecos y abultados a fin de conseguir mayor resistencia. Las armaduras y carpintería de puertas y ventanas se ejecutan con madera de quejigo propia de la localidad y madera de pino. Los pavimentos se forman con lozas de barro y las cubiertas con tejas ordinarias. Los muros van revestidos con cal y arena, y blanqueados con lechada de cal a fin de que sea más fácil su limpien y conservación.

      La decoración, casi nula, se dispone en las fachadas con dos fajas horizontales, ya que lo que se busca básicamente es la solidez del edificio...”

       El presupuesto ascendía a 41.775'13 pesetas, pero las dificultades presupuestarias, la falta de subvenciones... hicieron que el proyecto cayera en el olvido, mientras la situación escolar era cada vez más insostenible. Como muestra citemos que el 14 de febrero de 1914 por orden de la Inspección Provincial se cierra la escuela local de Primera Enseñanza por no reunir condiciones y se propone un nuevo local en la calle Galán Caballero. En el mismo sentido se manifiesta, años después, D. Antonio Caballero (1 de Octubre de 1921) que solicita se repare la «Escuela Nacional de Niños» en mal estado. Los mismos maestros a los que se dotaba de casa-habitación, reclamaban continuamente la mejora de su situación personal. Es decir, ni Escuelas, ni Niños, ni Maestros, podían estar contentos. Y pienso que tampoco lo estarían los responsables municipales que no encontraban la fórmula para resolver el problema.


      Con la implantación de la II República y la preocupación de los nuevos munícipes por elevar el nivel cultural de los conciudadanos se volvió de nuevo a la elaboración de ideas y proyectos.

      El 5 de Agosto de 1931 el Ayuntamiento, por unanimidad, acuerda lo siguiente:

“1º Se construya directamente por este Ayuntamiento un edificio destinado a escuela graduada de cuatro grados por ser necesario para el servicio de la enseñanza pública.

2º Que se solicite del Ministerio de Instrucción Pública facilite gratuitamente el proyecto a cuyo efecto se acompañrá el plano del solar y los datos que requiere la ley.

3º Que se solicite del Estado, la subvención de cuarenta mil pesetas..., y se autorice al Sr. Alcalde para que en nombre y representación de este Municipio trámite el oportuno expediente...”

      Un mes después, el 5 de Septiembre, el Alcalde, D. José Sandoval Moreno, eleva al Director General de Primera Enseñanza, solicitud del proyecto y de subvención de 40.000 pesetas. El 5 de Diciembre, el Ministerio de Instrucción Pública envía la Memoria y proyecto en los términos siguientes:

      “El edificio se proyecta en dos plantas, distribuyéndose en la baja, dos clases, departamentos de lavabos y W.C., biblioteca, sala de trabajos manuales, guardarropa, despacho del director y vestíbulos. En la planta superior quedan instaladas otras dos clases, el guardarropa, despacho para los maestros, sala de trabajos manuales y departamento de W.C. y lavabos.

      Las clases son rectangulares, midiendo 9,80 x 6,50 = 63,70 m2. La iluminación se ha fijado teniendo en cuenta las condiciones del solar y la localidad, adaptándose en consecuencia la unilateral izquierda, que corresponde al Norte, para las clases, obteniéndose la luz por medio de cinco luz ventanales de 1,25 x 2,00metros.

La construcción reunirá las condiciones higiénicas necesarias, y al mismo tiempo se tendrá en cuenta una posible economía, con cuyo objeto se han elegido al proyectar, todos aquellos materiales de uso corriente en la localidad. 

      La viguería será de hierro. La cubierta de teja árabe. Los paramentos exteriores se enfoscarán y revocarán con mortero de cal, arena y cemento, blanqueándose después la cal.”

       Aunque no se expresa claramente, el solar en el que se proyecta construir la escuela estaría en el «Huerto del Pico del Campo» con una superficie de 1.426 m2 de los cuales se edificarían 554 m2 y quedando el resto, 872 m2, para campo escolar.

      Este proyecto que aparece firmado por el Arquitecto Jefe, Antonio Flores, tenía un presupuesto de ejecución que ascendía a 133.278'60 pesetas.

      El 18 de Enero de 1932 está, aparentemente, todo resuelto. Se contaba con el solar, el proyecto y la subvención de 40.000 pesetas y tenía el visto bueno del Delegado de Intervención del Estado. El 29 de Enero de 1932 pasa todo el expediente al Ministerio para su aprobación definitiva.

      El 13 de Febrero el Alcalde Sandoval recaba información sobre la situación de las Escuelas, a nivel institucional, en concreto al Iltmo. Sr. Director General de Primera Enseñanza en Madrid. Y ahí quedó la cosa. Seguramente la petición y el proyecto quedaron olvidadas en el cajón ministerial y la Escuela no se construyó.

      Pero el problema seguía siendo imperioso y viendo la imposibilidad de desarrollar el proyecto de 1931 se intentan nuevas fórmulas. Es decir, buscar un local amplio y convertirlo en Escuela. Con tal motivo se entró en conversación con la Vicaría General del Obispado de Cádiz, durante 1933, tendentes a que la Iglesia de Santo Domingo, donde se impartía la enseñanza del catecismo, se reformase para construir en la misma un Grupo Escolar. 

      Pero tampoco fructificó este intento. Hubo que volver por tanto al viejo planteamiento de crear un nuevo edificio.

     

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