n. Industrias o trabajos a que se dedican los habitantes en las regiones en que reina el paludismo: Medios de que se valen para desembarazarse de los residuos industriales
En este término, no hay otra industria que la agrícola. Dos fábricas de ladrillos, una alfarería, dos fábricas de cal, una de tapones y algunos molinos harineros y aceiteros, no constituyen más que la excepción. Por lo tanto, la generalidad de sus habitantes son ganaderos, jornaleros dedicados a la ara, siembra, escarda, siega y acarreo de mieses, carboneros, yeseros, picapedreros y operarios para los suelos y descorche de los alcornoques. En su consecuencia, hay pocos residuos industriales, y estos pocos quedan, por lo general, sin aprovechamiento, ni ulterior destino, en las inmediaciones de donde se crean; pues los estiércoles no se aprovechan más que como abono, en algún que otro huerto, constituyendo extensos muladares en las afueras de la población, que el Municipio se cuida de quemarlos en las proximidades del estío, y el alpechín de los molinos de aceite corre libremente por arroyos artificiales o naturales, sin que conste cause malignidad o perturbación a la salud pública.
o. Área a que alcanza la acción del paludismo
El área a que alcanza el paludismo, puede decirse que es a casi todo el término municipal, excepto las altas mesetas de la sierra de la Algibe y sus derivaciones, y la mayor parte del casco de la población; pues el cruce de tantas gargantas, arroyos y ríos, de aguas discontinuas casi todos, forman una red palúdica, de la que difícilmente se sustraen algunos moradores afortunados que tienen sus viviendas algo distantes de los focos.
El pueblo goza de inmunidad, excepción de los edificios que en el Cerro de la Coracha miran al Barbate, observándose constantemente que la segunda fila de casas, o sea la acera opuesta de las calles Villa-Arriba o Alonso el Sabio, Cruz del Manchego y Gloria quedan exentos de este tributo del estío. Favorece al pueblo, tener su situación en una hondonada o valle, entre el monte de la Coracha y el de Larios; y como éste es mucho más alto que aquél, que es donde se asienta la ciudad, y como tampoco el susodicho Larios tiene lagunas ni charcas, y el Levante sopla alejando las emanaciones del Barbate, de ahí la inmunidad.
p. Manifestaciones morbosas del paludismo; formas leves, graves y perniciosas. Si se presentan con carácter permanente o estacional. Si adoptan carácter endémico o epidémico
Se presenta el paludismo en todas sus manifestaciones, desde la simple cotidiana hasta la cuartana y quintana; desde la terciana sencilla hasta la cuartana doble; desde la forma benigna y dócil al tratamiento, hasta rebelde y caquéctica; malignas, larvada, perniciosa; ya de forma convulsiva, ya neurálgicas o coleriformes, etc.; y la proporción entre ellas es la siguiente: un 60 por 100 de formas leves, cotidianas; 30 por 100 tercianas, simples y dobles; y en un 10 por 100, cuartanas. Por su gravedad y rebeldía: 90 por 100 benignas, 8 por 100, rebeldes, y 2 por 100, perniciosas en sus diferentes fases.
Se presentan con carácter estacional durante el verano y otoño, y con gran tendencia a recaídas y recidivas; y adoptan el carácter endémico, sin que se haya visto nunca la propagación de individuo a individuo, a expresar de existir en los domicilios el mosquito inoculador, que según algunos higienistas modernos, es un tenaz propagandista. Se ven en las casas atacados del paludismo, aquellos que lo han contraído en el campo, y en cambio su familia y asistentes han quedado siempre inmunes.
q. Efectos del paludismo en los animales domésticos y en la riqueza agrícola
Los efectos del paludismo en los animales, son completamente nulos, a juicio de esta Junta de Sanidad; pues jamás se han observado fiebres intermitentes en los ganados, ni en las aves domésticas, ni en los perros y gatos. A orillas de las charcas palúdicas, tienen sus sestiles, los rebaños; y sobre la grama, adelfa y taraje que estuvieron cubiertos de agua y limo, descansan a la sombra de la zarzamora, el parrón silvestre, la zarzaparrilla y el fresno, en lo más ardoroso de la estación estival, el toro y la oveja, las yeguas y el lechón, después de beber y bañarse en las aguas estancadas. Lo único que se ha observado es que los ganados bobino y lanar que en aguas encharcadas, donde antes se han lavado los cerdos, es que enferman de bazera, catarros ganados bobino y lanar que en aguas encharcadas, donde antes se han lavado los cerdos, es que enferman de bazera, catarros intestinales y afecciones de carácter inflamatorio y aun séptico.
Desde este punto de vista, y por los efectos que produce el paludismo en los jornaleros y campesinos que forman la mayor parte del vecindario, influyen en la riqueza agrícola, haciendo durante la siega, principalmente, escasear los brazos, entorpeciendo las faenas de manera tal, a veces, que da lugar a que los huracanados Levantes, o las aguas tardías, dispersen o pudran las mieses.
r. Censo de población durante la última década de los Ayuntamientos donde reine el paludismo. Enfermedades más comunes
El censo de 1897 dio una población de 9.972 habitantes, que fue declarado nulo de Real Orden entre los de otros Ayuntamientos.
Los padrones arrojan los siguientes datos:
En la época de la siega se aumenta la población con más de 300 segadores de las provincias de Málaga y Granada, por no ser bastantes los brazos de la localidad, y que dan mayor contingente al paludismo.
Las enfermedades más generales, son: en primer lugar, el paludismo, por lo que respecta a las agudas. Síguele, después, las pneumonías y demás enfermedades del aparato respiratorio; las diarreas y catarros gastro-intestinales, las eruptivas y tíficas, coqueluche y difteria. Las contagiosas no son permanentes, viéndose algunos años libre de todas ellas. No es infrecuente el carbunco y pústula maligna, bien por una mal entendida codicia al aprovechar los despojos de animales carbuncosos, bien por el poco cuidado en la cremación o enterramiento poco profundo de las reses infestadas, que transmiten sus gérmenes letales, a veces, a largas distancias por las moscas carnarias y demás insectos alados propagadores de estos virus.
En las crónicas, causan no pocas victimas la tisis pulmonar, que dicho sea en obsequio a la verdad, ataca a palúdicos y no palúdicos, pero quizás aun más a los primeros, que anémicos y debilitados, están más expuestos a estas contingencias, contra la opinión de algunos sabios higienistas, que entienden existe antinomia; y las afecciones cardíacas, que van tomando cada vez más, carta de naturaleza, sin duda alguna, por las pasiones deprimentes que traen consigo la irreligiosidad y la miseria, que aumentan a medida que una y otra avanzan a pasos de gigantes, por la difusión de doctrinas y principios desconsoladores, y la carestía y exageración de impuestos de la vida moderna, que van haciendo imposible la existencia de las clases medias y desheredadas.
No se ha conocido jamás, que se sepa, la lepra, la pelagra y la triquinosis.
s. Higiene de las poblaciones en que existe el paludismo. Medios que se han empleado por las autoridades y particulares para combatirlo, y resultados obtenidos
La higiene en esta población, no es la mejor, toda vez que con un vecindario algo crecido, carece de alcantarillado en la mayoría de sus calles; estas son angostas y tortuosas; las plazas pocas y pequeñas; las casas por lo regular, bajas de techo, pequeñas, las más sin patio, con gran parte de sus habitaciones bajo tierra, y hacinados vecinos y animales, no siendo fácil gran mejoramiento, como no fuere desavecindando a la mitad o más de sus moradores, pues situado el pueblo entre dos cerros de agria pendiente que lo limitan de Norte a Sur, tropieza por Este y Oeste con barrancos y precipicios. Se edificó Alcalá de los Gazules durante la dominación Fenicia; y este pueblo invasor, buscó la situación estratégica, que agradó más tarde a cartagineses, romanos, godos, árabes y castellanos de la Edad Media. Esta cualidad estratégica, la perdió al descubrimiento y aplicación de la pólvora, cuando ya descolgado de la entonces casi inexpugnable meseta de la Coracha, ocupaba los flancos del Valle que bañaba el perezoso arroyo de Lermas.
Esta falta de aire, de luz y de higiene, influyen bastante en la producción e incremento de las afecciones infecciosas y contagiosas, principalmente tifoidea y difteria, haciendo estragos el cólera, como ocurrió el año de 1854 en los barrios bajos, pero jamás el paludismo. Solamente aquellas casas que colocadas en primera fila, sobre la cresta de la Coracha, que miran al Barbate, pagan el tributo a la malaria, y forman un valladar salutífero o preservador a todo el pueblo; por lo que fue sensible que los Franceses acaudillados por Lautour-Mauburg, volaran las murallas de San José a San Vicente, que si bien eran débiles para los proyectiles de las modernas balística, resultaban inexpugnables avanzadas para detener el efluvio malárico.
Las autoridades han empleado para combatir el paludismo, la quema de los muladares a fines de primavera, las inspecciones domiciliarias para cumplir la prohibición de los cerdos y algún alcantarillado.
Los particulares, bien por ignorancia, bien por indolencia, poco o nada hacen en este sentido; algún que otro eucalipto, plantado más con fin productivo o estético, y algunos pequeños desagües o vertederos, persiguiendo más el ideal de comodidad que de más con fin productivo o estético, y algunos pequeños desagües o vertederos, persiguiendo más el ideal de comodidad que de higiene.
El Estado ha hecho algunas plantaciones de eucaliptos en los parajes en que la carretera cruza o bordea al Barbate; y a esto se reduce todo lo que se ha hecho sobre el particular, mereciendo solamente una mención especial, la traída de aguas de los Regajales, realizada por Don Pedro Montes de Oca y Atienza el año 1877, por tubería de hierro; por lo que habiendo en las casas grifos sin contador y en abundancia y barata, se lava a domicilio, y se sustraen centenares de infelices lavanderas del paludismo, no yendo a las riberas del Patrite o a los estanques naturales del término, como antes ocurría y aun viene verificándose, aunque por fortuna en menor escala, por la causa susodicha.
t. Procedimientos que se consideran más adecuados para sanear los terrenos pantanosos, según la naturaleza y condiciones de estos terrenos en cada localidad
En las lagunas, donde se crían las juncias, cañas y castañuelas, así como en las albinas, sería conveniente el macizarlas, porque son pequeñas; cañear, las que tengan en las proximidades, terrenos declives, o hacer buenas plantaciones de pinos y eucaliptos, que con sus raíces, absorban la humedad, y circunvalando las superficies, forman un muro de follaje, que evite la propagación de las emanaciones.
En los charcos de los ríos se pueden regularizar los declives de sus lechos, rebajando en unos sitios y rellenando en otros con calizas, guijarros y sílice, sin olvidar que en algunas charcas profundas que tienen aplicación insustituible para los ganados, se puede por medio de una buena policía rural, limpiarlas de los depósitos vegetales flotantes, y arrancar las raíces y zarzas de las orillas, o bien desecarlas, procurando abrir los pozos y cisternas, cubiertos y vigilados, para responder en el sitio a las necesidades de los animales.
En Pagana, convendría darle más anchura y profundidad al cauce del Barbate, para que las corrientes sean más rápidas, y no ocurra los desbordamientos invernales, cuyas aguas se estancan en las vegas, pudren los sembrados y siembran la desolación con las fiebres que originan; o bien canalizar al mismo río, para que derivando las corrientes, se evite su salida e inundaciones.
Las tierras de Pagana requieren un bien sistema de caños secos, pues el drenaje en ellas, a más de hacer riquísimas tierras las hoy muy «ventureras» en sus cosechas, salvarían el riesgo del paludismo.
u. Época más favorable para proceder a los ensayos de saneamiento, ya por medio de plantaciones y cultivos apropiados, desagües, encauzamiento de ríos o arroyos, u otros medios análogos o distintos
La época más favorable, a no dudarlo, es la que comprende los meses de Octubre y Noviembre, pues siendo escasa o nula la producción del paludismo, ni son intensas las lluvias, ni dan éstas gran contingente a los arroyos y ríos, por lo cual son fáciles las operaciones todas y también es tiempo adecuado para muchas plantaciones.
v. Mapa de los terrenos palúdicos comprensivo de una provincia, partido judicial o zona de alguna extensión.
Convendría hacerlo del pago de Pagana, pero carecemos de personal técnico y recursos para que se hiciera minucioso y completo.
w. Y además cuantos particulares se consideren necesarios o convenientes para que la Real Academia de Medicina de Madrid, pueda dar cumplimiento en todas sus partes a la Ley de 30 de Enero de 1900, y determinar, como en el artículo 1º de dicha Ley se preceptúa, las fuentes del paludismo en España, los daños que causa y los remedios apropiados para combatirlo.
Cree la Junta Local de Sanidad de esta ciudad, haber contestado suficientemente a todas las preguntas del Cuestionario, si bien con las limitaciones que le imponen su insuficiencia de conocimientos y sus escasos medios, para completar el estudio; más cree muy del caso recomendar la conveniencia de sujetar las edificaciones en el campo a la inspección y aprobación técnica de las Juntas de Sanidad, pues de seguir el orden o manera establecido de amplia libertad al construir, se da el caso que en vez de seguir los preceptos de la higiene, se mira más a la utilidad, hasta el punto que hay numerosísimos caseríos en las riberas de los ríos, con sus puertas y ventanas mirando a ellos, bajos de techo, lindando con zahurdas y estercoleros, sin caños o vertederos que desagüen a la larga distancia; y en lugar de favorecer en primer término la salubridad, luego la seguridad y después la comodidad, la utilidad, la estética y la economía, siguen, por lo general en esta gradación; economía, utilidad, comodidad, seguridad, belleza y en último término salubridad.
También sería muy conveniente que se ejerciera una inspección grande sobre la quina y sus preparados; pues efecto de su difusión, hasta el punto de que por fortuna no hay cortijo ni aun choza en donde no tengan quinina, en cualquier establecimiento la venden y hasta los buhoneros y recoberos la expenden de caserío en caserío; y todo lo que ha ganado en baratura, lo ha perdido en eficacia; por lo cual interesa perseguir el fraude, favorecer el debido monopolio en las farmacias y cumplir mejor con el sagrado deber de vigilar por la salud pública, seriamente amenazada con la sofisticación, que crece cada vez más, al compás de la tolerancia o de la indiferencia.
Este mal que la autoridad local procurará corregir en lo que alcancen sus fuerzas y atribuciones, reconoce una causa más honda; y es la facilidad con que en las droguerías se expende la quinina en grandes proporciones, sin que el comprador sea perito o conocedora del artículo que adquiere, sacrificando a la utilidad y provecho de unos pocos, el bienestar y la salud de los más.
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