Artículo publicado en la Revista de Apuntes Históricos 1994
Gabriel ALMAGRO M. DE OCA
José Francisco SIBON OLANO
De siempre hemos conocido "El Compás" o Santo Domingo como una antigua Iglesia cerrada, pero poco sabíamos de su historia, de su devenir. Los mayores recuerdan su pasado reciente, con múltiples cometidos, pero pocos nos hemos parado a pensar que ese edificio majestuoso (y sólo queda una parte) formaba parte de un gran conjunto arquitectónico que abarcaba lo que hoy es la margen derecha de la calle Santo Domingo, parte del Paseo La Playa (toda la zona de la Plaza de Toros), la calle Sánchez Flores, Patio Campanas (que toma su nombre precisamente de eso, de que era el Patio de Campanas del Convento), calle Real (en su imagen izquierda, desde el patio campanas hasta la farmacia de Galán) y la calle Marqués de Tarifa. En definitiva una porción de terreno bastante considerable que está, indefectiblemente unida a la historia del Convento de Santo Domingo del que formó parte antaño. Y sin embargo, sabemos poco del citado convento.
Hace ya bastante tiempo que el Ayuntamiento trata de restaurar el citado edificio para destinarlo a Sala Cultural Multiusos y es por ello que se han realizado investigaciones históricas y arqueológicas que nos han arrojado nuevos datos, nuevas visiones del tema, que creemos, hacen oportunas las líneas que siguen.
LA HISTORIA
Son varias las publicaciones que afirman que fue erigida el 26 de Julio de 1498 y aunque bien es cierto que existe bula de fundación de esa fecha, obtenida por el Adelantado Mayor de Andalucía, Don Francisco Enríquez de Ribera, no es hasta 1506 cuando los dominicos aceptan fundar en Alcalá y sólo tres años más tarde nombran comisionados para recibir la limosna de 8000 ducados que ofreció D. Francisco Enríquez para la construcción. Sin embargo, poco adelantarían los trabajos de los priores de Jerez y Sevilla, pues en 1511 se revoca su comisión y se encarga la tarea a Fray Alberto Aguayo, siendo esta última fecha y más concretamente el 22 de Septiembre de 1511 cuando se firma el convenio -del que se conserva copia notarial en el Archivo Ducal de Medinaceli en Sevilla. Este documento, que hemos tenido ocasión de transcribir no aporta noticias sobre el edificio, se limita a enumerar los compromisos que adquirían las partes- entre el Adelantado de Andalucía y la comunidad de Santo Domingo para la fundación del «Convento de las Sagradas Llagas y Santo Domingo» en la entonces villa de Alcalá.
Datos fiables nos indican que fue Fray Alberto Aguayo el autor del proyecto y director de las obras de construcción del gran convento dominico, tarea que simultaneaba con la traducción, por primera vez al castellano -en 1516-, de la filosofía de Boecio. Podemos afirmar así que desde sus orígenes el monasterio alcalaíno se presentaba como el lugar ideal para el estudio y la cultura, aunque también, como veremos para el castigo y la penitencia.
Pocos años después de la construcción, en 1526, fue declarado Priorato, desfilando en el cargo destacados hombres de Dios, entre los que destaca Fray Lorenzo de Estupiñán, agente y hombre de confianza del Rey (1591) y otros que han pasado a la historia local por su defensa de los intereses de la villa, es el caso de Fray Agustín de Gatica, quién tuvo parte activa en los pleitos de Alcalá con Paterna, por la mancomunidad de pastos y con Ronda, polla Sauceda.
Decíamos antes que el convento era lugar ideal para el estudio y para la cultura, y decíamos bien, para el estudio, por cuanto que aquí es donde aprende la primeras letras el joven Juan de Ribera, que años más tarde sería beneficiado de la parroquia de San Jorge y Arzobispo de Valencia y que habría de subir a los altares como San Juan de Ribera.
Independientemente de que los conventos dominicos eran, por propia constitución, casa de estudios para sus frailes (20 fueron los del convento alcalaíno en su mejor época), y para los clérigos del lugar, hemos de destacar el hecho de que en los primeros años del siglo XVII el convento alcalaíno se convierte en «Studia Generalia» o Casa noviciado para la formación de los futuros frailes. Pero, el hecho interesante no es que en nuestro convento se formasen los novicios de la zona, sino que sirviese de noviciado para los dominicos ingleses e irlandeses, quienes, en aquel momento, se encontraban sometidos a una cruel persecución en sus respectivos países.
Sin embargo, faltaríamos a la verdad si identificásemos al Estudio General sólo con noviciado, pues en realidad fue un centro de estudios superiores (en el que se cursaba Gramática, Latín y Moral), abierto a la sociedad en que se hallaba y fueron muchos los seglares alcalaínos y de la comarca que aprovecharon la oportunidad, única en su época, de aprender y acceder a la cultura.
Pero, decíamos que también fue lugar de castigo. Nos consta que el primer preso en el convento fue Fray Domingo de Valtanás, condenado por la Inquisición a cárcel irremisible por defender herejías, una prisión que se prolongaría hasta su muerte en 1568, precisamente en nuestro Convento.
Años más tarde sería cárcel de nuevo, pero de otra índole y por otros motivos 1811-12 fue cárcel para los dragones franceses, apresados por los alcalaínos durante la guerra de la independencia, muchos de los cuales fueron ajusticiados y enterrados a los pies de las palmeras del huerto. De resultas de ello vendría luego la cruel represalia francesa y se cree que fue en los momentos de la ocupación francesa cuando debió perderse gran parte de la importante biblioteca del convento.
En 1819 sería cárcel para el coronel Antonio Quiroga y Hermida, preso por su participación en la conspiración del Palmar del Puerto. Como dato anecdótico hemos de señalar que, aunque se había decretado al preso incomunicación rigurosa, ésta no se cumplió pues Santo Domingo fue para Quiroga lugar de reposo, donde recibió a Vallesa, Alcalá-Galiano y Mendizábal, con los que preparó en el mismo convento, el llamado «Levantamiento de Riego», que llevó a los liberales al poder entre 1820-1823 (1).
Curiosamente fue una ley de Mendizábal, la desamortizadora de 1836, la que acabó con la vida del convento. Un convento ya muy decaído por aquellas fechas -la mitad de su Iglesia se había derrumbado en el siglo XVII, se habían perdido el crucero, el ábside y gran parte del claustro- y muy limitada en cuanto a personal (cinco sacerdotes y dos legos), pero inmensamente rico, con glandes propiedades rústicas en Jerez, -las excelentes viñas del pago de Macharnudo- y Alcalá, que habían posibilitado que el convento alcalaíno socorriese a otros más importantes como Sanlúcar o Jerez.
Una vez desamortizado y exento de sus propiedades, los dominicos abandonan el convento. Según F. Toscano (2), el expediente de venta especifica que el convento con sus cercas tenía 896 varas y con otros anejos, 18.948 pies cuadrados en total. Prácticamente todo es vendido a particulares, a excepción de lo que queda de la Iglesia, y con todo algunas partes de la Iglesia (las capillas superiores) también. Lo que queda de templo pasa a manos de la iglesia diocesana, que ocasionalmente la abre al culto hasta aproximadamente 1925 en que dejaron de celebrarse actos litúrgicos y el templo empieza a utilizarse para la catequesis parroquial. Jaime Guerra (3) aporta el dato de que en 1933 hubo conversaciones entre el Ayuntamiento alcalaíno y el Obispado de Cádiz para montar en el edificio un Grupo Escolar, pero no se llegó a ningún resultado positivo.
Sea como fuere, en los años de la postguerra civil se inicia el desmantelamiento del templo y sus altares e imágenes se dispersan, algunas van a la parroquia, otras salen para iglesias o conventos dominicos de fuera, pero ¿Dónde ha ido a parar la Virgen del Rosario que Martínez Montañés realizó para el Convento?...
A partir de entonces el edificio fue utilizado como silo por el Servicio Nacional del Trigo, como palenque y como almacén, hasta que en 1978 el Obispado la vende a un particular y se desmantela el extraordinario artesonado del coro -hoy en una sala de fiestas en Puerto Banús (Marbella)- y se inician los proyectos más descabellados: tienda de muebles, almacén frigorífico,... proyectos que afortunadamente no cuajan y que posibilitan que en 1990 lo adquiera el Ayuntamiento e inicie los trámites para restaurarlo - el primero de ellos conseguir que se declarara BIC, Bien de Interés Cultural, afortunadamente conseguido en 1992, y ahora la redacción del proyecto de restauración- si las cubiertas aguantan y no llegamos demasiado tarde, para adaptarlo a un fin que tuvo siempre: Centro de Cultura.
Gabriel Almagro M. de Oca
NOTAS
(1) Cfr. ALMAGRO, Gabriel; "Alcalá-1819..." en Apuntes Históricos, ed. 1993.
(2) Datos facilitados por F. Toscano de Puelles y depositados en la Delegación de Cultura de la Junta de Andalucía en Cádiz.
(3) Cfr. GUERRA MARTÍNEZ, Jaime: en su artículo "Ia enseñanza pública..." en esta misma revista.
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