sábado, 21 de enero de 2023

Bandoleros en la sierra





Ismael Almagro Montes de Oca



    Gracias a los viajeros románticos del siglo XIX que pulularon por Andalucía, ha perdurado en el tiempo la creencia de que el bandolerismo andaluz surgió a finales del siglo XVIII o principios del siguiente, cuando su existencia se remonta siglos atrás.

    Ya en las primeras décadas del siglo XVII encontramos bandoleros por nuestras sierras, y para nada coincidían con esa visión estereotipada que tenemos del bandolero como personaje épico que robaba a los ricos para dárselo a los pobres, pues en realidad se trataba de auténticos forajidos sin piedad que sembraban el terror por donde pasaban.

    En los primeros días de septiembre de 1628, el cabildo alcalaíno recibió un aviso del Corregidor de Jerez dando cuenta de la existencia de muchos de ellos por aquellas tierras:

“bien les consta a ese consejo y vezinos el mucho daño que los forajidos de la siera hacen asi en las viñas olivares devorando bodegas robándolas y a los pasajeros que ay y pasan por la benta de calcasasin y llevan muger se las quitan y se las llevan a la siera de xeres y xibraltar quitándoselas a sus maridos como lo an hecho estos días no estando las vidas seguras”



    En la misma carta, el corregidor relataba cómo desde aquella ciudad habían salido algunos veinte y cuatro [1] con más de veinte escopeteros para perseguirlos, pero los forajidos se habían hecho fuertes en la zona del Tempul, donde se estaban concentrando, lo que suponía un grave peligro para toda la comarca, incluida Alcalá. Asimismo, avisaba que el día 10 se iba a iniciar una batida y pedía la colaboración del cabildo alcalaíno para que saliera una partida desde esta villa para poder cercarlos y capturarlos:

“… a parecido a la dicha ciud de xeres abisar a esta villa como a diez deste mes quiere salir el corregidor y llevar consigo la gente que pudiere para ver si los pueden coxer y para ello dize saldrá sobre tarde por la parte de los molinos de tenpul que al mismo tiempo esta villa haga lo mismo llevando quarenta o sinquenta onbres o los que paresiere de los mas versados en la siera de xeres y partes secretas donde no se puedan esconder y en los dichos molinos se an de juntar yendo unos por una parte y otros por otra para ver si con esta diligencia se pueden coxer en medio saliendo todos a un mismo tiempo que en hacerlo se le hase un gran serbicio a su magestad limpiando toda la sierra de tan mal gente como son estos levantados y si no pone luego remedio a ello por andar muy desbergonsados y sin temor de la justicia se entraran en todos los lugares comarcanos como lo hacen llegando a las carseles y sacando los presos que por semejantes delitos estan presos y asi pues a todos ynporta el castigarlos y limpiar la dicha sierra ayudándose unos a otros se harán mucho mejor y a lo pide a esta villa acuda a lo suso dicho” [2]

    En vista de este llamamiento, se decidió que el corregidor, junto con D. Bartolomé de Trujillo, alcalde ordinario, y de D. Antonio de los Cameros, alguacil mayor, reunieran cincuenta hombres o más para acudir el día estipulado hasta el Tempul. Del mismo modo, se acordó que el regidor D. Gómez de Molina se ocupara de enviar de comer a todo el destacamento durante los días que anduvieran en las sierras persiguiendo a los malhechores, corriendo el Concejo con todos los gastos.

Xeres de la Frontera. Grabado de Joris Hoefnagel


    Por noticias posteriores, sabemos que la petición del cabildo jerezano venía acompañada con una orden del Duque de Medina Sidonia y otra del licenciado D. Bartolomé Morquecho, oidor de la Real Chancillería de Granada, nombrado juez para limpiar estas sierras de bandoleros. [3]

    Efectivamente, la partida de Alcalá salió hacia el Tempul, pero no el día 10, como en un principio estaba acordado, sino el día 3 de noviembre, al frente de la cual figuraba el capitán D. Pedro de Estrada Heredia, regidor, quien narró su periplo:

“salió desta villa el viernes en la noche que se contaron tres deste mes de ne y salió con quarenta escopeteros yendo amarecer al moxon alto de fraja sobre el brabillo que dicen el lomo de las guardas ques la moxonera que a dividido este lugar y xeres de la frontera en que se ocupo quatro días con toda la dicha xente comunicándose con franco pacheco de narvaes veinte y quº de la ciudad de xeres q asiste en la dha siera con comison del dho oydor y asi anduvo en ella por la dha pte dentro en la dha siera de xeres y con él buscando algunos delinquentes y foraxidos de la dha siera por las partes mas sospechosas della y viniendo en seguimiento de algunos por tener noticia benian por la dicha siera del marufo y la sauseda y moracha y no teniendo rastro dellos no q (¿?) esos quº días antes que abian pasado a las sieras de la ciudad de Gibraltar se vino a esta villa el martes en la noche que se contaron siete deste mes que fueron quº dias los que se detuvo en la dicha siera” [4]

    La persecución de estos forajidos resultó infructuosa, aunque al menos consiguieron que abandonaran la zona, huyendo hacia Gibraltar.

    En realidad, la presencia de bandoleros en las sierras nunca desaparecería y solo se tienen noticias cuando el número de estos era tan considerable, que se consideraba un peligro para la convivencia, como es el caso que hemos visto o como sucedió varios años más tarde, en abril de 1636, cuando estos forajidos estaban mucho más cerca de la villa de Alcalá, obligando al cabildo a tomar medidas, en los mismos términos que la vez anterior:

“por quanto en las sieras del termino desta villa andan mucha cantidad de bandoleros y andan por los hatos del termino robándolos y desnudando las personas que en ellos hallan de forma que los vesinos andan atemorisados y no se atreven muchos a salir a sus haciendas ni quedarse de noche en ellas por el daño que les resulta y es nesº limpiar el termino y enviar escopeteros que linpien la siera a como otras beses se a hecho y pª ello se nonbra a don Antonio de los camos algl mayor desta vª para que busque quarenta escopeteros que vayan en su compañía para que linpien la siera porque asimesmo se tiene noticia que salen los lugares comarcanos a limpiar sus términos y para ello a la gente que llevare se les de de comer y se les libre lo que gastaren en comida de los propios del qº y a las personas que fueren no se a dar cosa ninguna y asi se acordó” [5]




NOTAS

[1] Cargo existentes en algunas ciudades, equivalente a concejal

[2] AMAG. Actas sesiones Ayto. pleno. Legajo 8 (1626-1637) Cabildo del 8 de septiembre de 1628. Folios 168 vuelto a 169 vto.

[3] Ib. Cabildo del 9 de noviembre de 1628. Folios 178 vto. y 179

[4] Las actas no recogen nada referente al cambio de fecha.

[5] Ib. Cabildo del 25 de abril de 1636. Folio 421 vuelto. Durante los días que duró la persecución, se gastaron 389,11 reales en la manutención de los que salieron a perseguir a los forajidos. (Cabildo del 29 de mayo de 1636. Folio 426)

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