lunes, 3 de diciembre de 2012

El Castillo de Alcalá (IV)



Los productos arqueológicos del sector I 

     Los productos arqueológicos hallados en el interior de la torre del homenaje se han presentado, como no podía ser de otro modo, en una gran variedad de materiales (metales, cerámicas, huesos animales, piedras, madera), de formas y cronológica. 

     Cabe destacar, por las implicaciones intrahistóricas que contiene y que en escasas ocasiones se nos muestra, el hallazgo de un sillar de arenisca, bien escuadrado, de 45x30x13 cm. A partir de estas dimensiones, a pesar de no hallarse in situ, parece que formaba parte de un peldaño de escalera. Destaca porque en uno de los extremos se ha localizado un dibujo grabado con líneas muy finas. Se trata de un dibujo en damero, de dieciséis cuadros, con tres líneas diagonales hacia la derecha y hacia la izquierda. 

     Durante la fase de estudio, inmediatamente posterior a la de excavación, se ha podido identificar el trazado grabado en la piedra como un juego, se le conoce con el nombre de Alquerque. Este juego está muy documentado en sus tres variantes (Alquerque, Alquerque de Nueve y Alquerque de Doce). 



     Si bien hay ejemplos de grabados en piedras con una intención clara para que perdure en el tiempo (por ejemplo, un grabado profundo y ancho), el hallado en el interior de la torre se caracteriza por ser poco profundo, casi imperceptible según el ángulo de observación. En definitiva, todo hace pensar que fue realizado de forma improvisada; a lo que hay que añadir su más que seguro desgaste por el tránsito de personas, al realizarse sobre un escalón, como ya queda dicho. 

     El juego como tal es muy antiguo. Se trata de un entretenimiento en el que los jugadores demuestran sus habilidades estratégicas, cuyo origen se sitúa en Egipto. Se ha hallado entre los restos arqueológicos de la pirámide de Keops y en la ciudad de Luxor, concretamente en el Templo de Kurna. Por tanto, su cronología, a partir de los tableros hallados en piedra en los lugares antes citados, se sitúa antes del segundo milenio a.n.e. Posteriormente lo practicaron los árabes, que lo conocían con el nombre de “Quirkat”. Fue introducido en la Península durante la invasión musulmana como parte de su cultura. Alfonso X el Sabio lo describe y fija sus reglas modernas en el Libro de los Juegos. Es, sin duda, fusionado con el Ajedrez, el antecedente del juego de Damas. 

     Los elementos metálicos, concretamente las monedas, adquieren gran interés por el valor cronológico que dan a la unidad estratigráfica en la que se hallan. En este caso, tres de las cuatro monedas se localizan en el pesebre y su pavimento. De éstas dos tienen el valor de 4 maravedís y fueron acuñadas probablemente en Segovia, y la otra de 6 maravedís, acuñada en Toledo. Todas pertenecen al reinado de Felipe IV. La cuarta moneda se halló bajo el pavimento, concretamente en niveles almohades. Sin embargo, se trata de una acuñación romana, un dupondio, el anverso está muy gastado, pero es posible que pertenezca al reinado de Claudio I. 

Anverso y reverso de moneda de 4 maravedies

Anverso y reverso de moneda de 4 maravedies  

reverso moneda 6 maravedíes
anverso moneda 6 maravedíes

      Otros elementos metálicos localizados han sido clavos, puntas de plumas, una llave, una hebilla, un anillo, fragmentos de contenedores para líquidos y sólidos. 

     Los productos cerámicos recogidos son los que aportan mayor variedad en todos los aspectos. Presentan importantes novedades cronológicas y buenas expectativas en nuevas intervenciones. 

     El análisis de los materiales cerámicos aún esta en proceso, si bien podemos adelantar que abundan cuatro grandes grupos principales en los que se engloban: 

-  Cerámica de cocina: Orcitas, morteros, cazuelas, ollas. 

Cerámica de mesa: Ataifores, escudillas, jarras, tazas. 

Cerámica de almacenaje: Tinajas. 

Otros: Lámparas, pipas. 

     Desde el punto de vista cronológico, se observan varias agrupaciones: cerámicas del siglo XVIII-XIX, cerámicas de adscripción moderna (siglos XV a XVII), y la novedad mayor, la cerámica medieval, donde hallamos materiales que se adscriben al siglo XIII-XIV y otros a siglos anteriores, como por ejemplo un fragmento de lámpara de piquera que, atendiendo a su tipología, podría fecharse entre los siglos XI-XII. Por otro lado, aparece también, como elementos intrusitos, fragmentos cerámicos de época romana (sigillatas, campaniense, tégulas).Quizás el hallazgo más destacado ha sido un galbo de cerámica fracturado en dos, decorado una caligrafía musulmana en azul sobre fondo blanco vidriado. Su importancia se amplia al haberse localizado formando parte del tapial del pilar antes comentado. De este modo, el hallazgo posibilita el que se dé una cronología muy aproximada a dicho pilar, y en tanto que éste es un elemento estructural de primera línea de la torre del homenaje, se puede hacer extensible la cronología a toda la torre. En este sentido, podemos afirmar que la epigrafía corresponde con la escritura árabe cursiva, cuya lectura sería al-cãfiya(h)>“felicitad”. Evoca la buena suerte, lo buenos deseos, es un sortilegio positivo. Hay que destacar que los pueblos semitas daban especial importancia a las palabras, frente al peso que dan y damos a la imagen en el mundo occidental. Atendiendo al aspecto epigráfico, estaríamos ante una caligrafía propia de los siglos XII y XIII, lo que coincide con la cronología almohade dada en función del estilo constructivo. 

trozo cerámico con decoración epigráfica islámica

     La madera también ha sido un elemento material muy presente en las excavaciones, ya sea su presencia directa o indirecta. Nuevamente el tapial del gran pilar desmontado ha aportado restos de madera en perfecto estado de conservación. Se trata de fragmentos que formaban parte del aglutinante del mortero. Estos restos deberán utilizarse para análisis cronológicos, tipo de árbol, etc. Así mismo, la presencia indirecta de la madera se infiere en los muchos clavos hallados y sobre todo en la gran cantidad de cenizas excavadas.

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