viernes, 14 de febrero de 2014

El castillo de los Gazules y la frontera


Artículo publicado en la revista de apuntes Históricos de 1988

Guillermo García

      En el contexto de la llamada "frontera" entre moros y cristianos, y en ese periodo que abarca desde la conquista de Sevilla en 1248 y la de Granada en 1492, es decir, casi cerca de dos siglos y medio, nuestra ciudad se encontró inmersa en importantes acontecimientos históricos en esa lucha entablada por toda la baja Andalucía entre la Cristiandad y el Islam, como lo demuestra este texto del Profesor Torres Fontes: 

      "Cuatro fortalezas son los puntos extremos de la avanzada castellana en el frente occidental del reino granadino: Vejer de la Frontera y rio Barbate, Alcalá de los Gazules y rio Guadalete, Arcos de la Frontera y más al norte Lebrija. En segunda línea, cubriendo espacios entre Alcalá de los Gazules y Arcos, la frontera de Medina Sidonia, y en la costa, olvidadas, Cádiz (se conquista en 1262), Sanlúcar (de la que dice la crónica que cuando en su puerto se embarca el infante don Enrique en 1255, el lugar no era aún poblado) y Puerto de Santa María; intermedias las sierras de Retín, Blanquilla, Lomas del Padrón y de la Sangre, Sierras del Algibe y de las Cabras, Sol y Aznar, con encontradas direcciones sirven también para separar o dificultar el paso, aunque también, y con excesiva frecuencia, facilitan la actividad de los almocadenes. Y por parte granadina al triángulo Tarifa, Algeciras, Gibraltar; los ríos Guadalmesi y Guadarranque; Castellar y Jimena de la Frontera, con el río Guadiaro en su centro, hasta Ronda, punto septentrional y cabeza en el otro extremo del sector granadino" (1). 


       Narrar los numerosos hechos históricos acaecidos en Alcalá durante esos dos siglos y medio, es tarea que escapa a la brevedad de este trabajo, y por ello voy a centrar mi estudio en el protagonismo del castillo de los Gazules en las algaradas del emir Abu Yusuf por toda esta zona, con sus batallas, sus saqueos, sus cautivos, en la década comprendida entre los años 1275 al 1285. 

       En ese decenio se produjo en nuestra comarca andaluza una situación rara y llena de confusionismo entre moros y cristianos. El rey Alfonso X el Sabio hubo de luchar contra los árabes granadinos, contra Abu Yusuf y contra su propio hijo Sancho. Fue una situación anormal que obligó a pactos de emergencia donde los cristianos luchaban, a veces, contra hombres de su misma fe, y los musulmanes se aliaron con reyes castellanos que solicitaron su ayuda para atacar, tanto a soldados de Cristo como de Mahoma. Entre ellas, las conocidas alianzas de Abu Yusuf con el rey Alfonso X y con su hijo Sancho IV. 

       Abu Yusuf, sultán de Marruecos, era también rey de Ronda, Marbella y Algeciras. Había acabado con el poderío de los almohadas y en el cénit de su gloria, quiso extender los dominios de su imperio, llegando con sus tropas hasta los alrededores de Toledo y de Madrid. Efectuó numerosas correrías por Andalucía, recogiendo abundante botín de ganados y de cautivos, que luego vendía en el zoco de Algeciras, ya que esta ciudad, desde la arribada de los benimerines, se había convertido en el puerto más importante para el comercio de esclavos. 

       En una de las escaramuzas de Abu Yusuf y sus benimerines por estas tierras gaditanas, Sancho IV ordenó "bastecer los castillos de Vejer é Medina Sidonia é Alcalá de los Gazules é él óvose tornar para Sevilla" (2). 

Dibujo de un moro de la tribu de los Gazules en la revista
Semanario Pintoresco en 1840

       Estas razzias del emir árabe traían en jaque a todos los habitantes de las fortalezas de la "frontera", y como el repoblamiento de Alcalá se produjo, tras su reconquista en 1264, con campesinos y soldados que habían de atender, tanto al cultivo de la tierra como a la salvaguarda de su seguridad personal, esta comprometida situación impedía desarrollar las faenas agrícolas con absoluta tranquilidad, ni atender al pastoreo y apacentamiento del ganado, ya que de improviso estos pacíficos campesinos eran sorprendidos por soldados musulmanes que los llevaban cautivos a Algeciras. 

      Y de ese trasiego de cautivos y de fugas espectaculares en esta zona, voy a transcribir un relato, con epílogo feliz en Alcalá, que dice así y que pone punto final a esta pincelada histórica: 

     Otro caso y otra vez Algeciras como escenario. Domingo Bono, almocadén, con veinte compañeros salieron de Sevilla y estuvieron en Barrameda cuatro días “espalmando” dice las naves que se preparaban para el asedio de Algeciras, untándolas con sebo para que corriesen mejor. Después fueron a Cádiz, donde permanecieron una sola noche y continuaron hasta cerca del puerto de Tarifa, en cuyas proximidades permanecieron cinco semanas. Un día fueron a proveerse de agua al río llamado Quebrantabotijas, y desde allí, a “ojo” vieron las naves de los moros que estaban en el puerto de Tarifa. Añade que un sábado comenzó la lucha y el domingo se perdieron dos naves cristianas; entre martes y jueves fueron destruidas o capturadas once naves musulmanas. Pero se acaba el testimonio, porque el alcaide Alboacín de Ceuta, hijo del arráez de Ronda, cautivó a Domingo Bono y a veintiocho más. Fueron llevados a Ceuta, encerrados un año en un aljibe y después en la cárcel, trabajando de día y con cepos en la garganta y pies yacían por la noche en la cárcel. Al cabo de los años volvió a Algeciras y desde allí pudo huir y alcanzar Alcalá de los Gazules. Lugar al que también llegó Aparicio de Marzales, capturado en el cortijo de don Bretón, en Jerez “que es agora de Roy Díaz” cuando labraba con sus bueyes. Pudo escapar por la puerta de Jerez, pernoctar junto a Palmones y llegar a Alcalá de los Gazules, donde le sacó los hierros Diego Maza, alcaide del castillo. Y otros que se escapan entre el adarve y barbacana, donde pudieron subir por una escalera y se dejaron caer desde una altura de ocho brazas, sin que les pasara nada, pudieron también alcanzar Alcalá de los Gazules, a nueve leguas, a la casa de Domingo Veco (3). 



NOTAS 

(1) Juan Torres Fontes. “Cádiz en el siglo XIII”, página 78. 

(2) Crónica de Sancho IV - I, cap. II, 72. 

(3) Juan Torres Fontes. “Cádiz en el siglo XIII”, páginas 91-92.

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