sábado, 31 de octubre de 2015

La vinculación señorial de Alcalá al linaje de los Adelantados de Andalucía (y III)




      El contacto de Fadrique con su nueva villa de Alcalá se inició a los pocos días del fallecimiento de su antecesor. El 14 de febrero de 1509 tomaba personalmente posesión del castillo, entregado por su Alcaide Juan de Torres, de los términos y dehesas «mirándolos con sus ojos» desde la plaza, y recibió el homenaje de los miembros del Concejo, representado por el Alcalde mayor, los dos ordinarios y ocho Regidores, que besaron la mano de su nuevo señor, todo ello de forma similar a las ceremonias que en 1443 realizara Diego de Aguayo. El mismo Fadrique «anduvo por la villa de una parte a otra e de otra a otra en sennal de verdadera e paccifica posesión, no ge lo enbargando ni contradiziendo persona ninguna que y estouiese» (33). Un par de años más tarde se documenta el acuerdo que llevó a cabo con los dominicos para fundar un monasterio en la villa, bajo la advocación de Santo Domingo, continuando la iniciativa de su hermano Francisco (34).

       El Adelantado se comprometió a establecer el futuro monasterio a cambio de que los monjes se obligasen a no comprar, ni aceptar por donación, ningún tipo de bienes raíces situados en la villa y su término. Respecto a la organización eclesiástica, debemos señalar que en 1524, por Bula de Clemente VII de 20 de enero (35), Fadrique redujo a una única parroquia, la de San Jorge, las tres que hasta entonces habían existido en la villa -San Vicente, San Ildefonso y San Jorge-; en el mismo año, el Papa le concedió la provisión de los beneficios eclesiásticos de Alcalá de los GazuIes (36).

Sello real en antiguo privilegio de Alcalá

       Sobre la relación entre don Fadrique, nombrado en 1514 I Marqués de Tarifa (37), y su villa de Alcalá existen dos documentos fundamentales, transacciones o acuerdos entre ambas partes, fechados en 1513 (38) y 1533 (39), mediante los cuales se delimitaron las propiedades y atribuciones que correspondían al Señor. Veamos brevemente en qué consisten las dos transacciones. La primera de ellas tiene su origen en la petición que el Cabildo y 111 vecinos de Alcalá acordaron elevar al Adelantado, a fines de 1512, a través de su Procurador y Regidor Francisco Ximénez. El Concejo reclamaba, y finalmente consiguió con la transacción, que Don Fadrique se comprometiese a mantener las mismas rentas y propiedades que en la villa habían gozado su padre y hermano sin aumentarlas (es decir, las dehesas de Paterna; Cobatillas, Aguijón, Cermeño, Palmosa y Jautor: rentas de la bellota de los montes, almojarifazgo, carnicería, montaracía, aceite y jabón y almotacenazgo, así como las rentas de pan proporcionadas por 125 asientos y donadíos abiertos); igualmente reclamaban los vecinos que el Señor se obligase a respetar ciertas costumbre y ordenanzas antiguas de la villa que incidían de forma directa en su desarrollo, sobre todo la existencia de un límite para el ganado que pudiese introducir en el término un nuevo vecino, establecido en 60 vacas, 600 ovejas y 300 cerdos, superado el cual debía arrendar dehesa para no meter el ganado en los baldíos. Así pues, la transacción de 1513 refleja la misma relación señorial que existía desde mediados del siglo XV. Un proceso similar al de Alcalá siguieron otras villas del Adelantado, como Tarifa (40), que por las mismas fechas llevó a cabo negociaciones paralelas a las de Alcalá, o como Bornos y Espera (41).

       La segunda transacción, la de 1533, es de contenido similar a la anterior, pero en este caso el motivo se encuentra en el pleito que en la Chancillería de Granada inició el Concejo de Alcalá contra su Señor el 10 de junio de 1531 (42). La demanda presentado por el Procurador de la villa, Alonso Moyano, consideraba como auténticas usurpaciones la posesión, iniciada por Pedro Enríquez, de todas las dehesas, rentas y derechos, e incluso pretendía que don Fadrique devolviese los beneficios que los sucesivos Señores habían obtenido con estas usurpaciones. En definitiva, la reclamación equivalía a suprimir toda la rentabilidad económica del señorío. Pero como el pleito se prometía de larga duración, las dos partes en litigio se avinieron al acuerdo de, 1533, dejando sin efecto la transacción realizada veinte años antes. Las cincuenta cláusulas que componen la nueva transacción fijarán de forma definitiva las relaciones entre el Señor y su villa. En ellas se admitían la mayor parte de las propiedades, rentas y derechos que los vecinos habían intentado abolir; es decir todas las aceptadas en la transacción de 1513 menos la renta de la bellota de los montes baldíos, que fue cedida a los vecinos, y al almotacenazgo, que fue suprimida. En cuanto a los 125 asientos de tierras de pan, el acuerdo incluía una nueva parcelación de estas propiedades señoriales, suprimiendo las improductivas y dividiéndolas en unidades (caballerías) de 60 fanegas de extensión para el cultivo del trigo (2/3) y la cebada (1/3), que serían asignadas, con derecho a transmisión hereditaria, por el cabildo a los vecinos de Alcalá con la única condición de pagar cada año al Señor un censo perpetuo consistente en un cahiz de pan terciado (ocho fanegas de trigo y cuatro de cebada). La transacción impedía igualmente la posibles arbitrariedades de los Señores, ya que en el documento se fijan y establecen todos y cada uno de los componentes de la relación señorial.

      Un caso paralelo al de esta segunda transacción de Alcalá dentro del mismo Marquesado de Tarifa, y posiblemente siguiendo los pasos iniciados por Alcalá de los Gazules, lo constituye el acuerdo que la villa de Bornos llevó a cabo con don Fadrique en 1536 (43). La importancia del Pacto de 1533 fue tal que uno de sus puntos, el 38, imponía como condición inexcusable para la aceptación de un nuevo Señor que éste jurase solemnemente guardar y cumplir la transacción (44). Su vigencia, junto con las Ordenanzas de 1528, se mantuvo prácticamente durante todo el Antiguo Régimen. Estas Ordenanzas destinadas a Alcalá fueron otorgadas por el Marqués de Tarifa el 30 de junio de 1528 (45). La amplitud y riqueza de este auténtico código legal constituyó durante muchos años, junto a la transacción mencionada, el verdadero marco jurídico de nuestra villa, complementado con la legislación general del reino. Como ocurre con las dos transacciones que acabamos de ver, las Ordenanzas de Alcalá tienen su correspondencia en la villa de Bornos en el conjunto de Ordenanzas que le concedió el Marqués por las mismas fechas, siendo muchas de las disposiciones de ambas Ordenanzas prácticamente idénticas (46).

Piedra armoriada en la Puerta del Sol

     En los años en que van fechados estos tres últimos documentos de Alcalá se sitúan los primeros datos que disponemos sobre la población de la villa. En efecto, el censo de 1534 evalúa en 576 el número total de vecinos, de ellos 65 viudas, 30 menores, 11 pobres y ningún vecino exento, a los que habría que añadir un número indeterminado de simples moradores o albarranes que no se registraban en los censos. Estos 576 vecinos de Alcalá, unas 2.500 personas aproximadamente, suponían algo más de la cuarta parte de los 2071 vecinos, que se registran en las poblaciones incluidas en el Marquesado de Tarifa (47). Alcalá constituía por aquellos años un municipio de tipo medio, superado en el ámbito Jerez-Cádiz por poblaciones como Sanlúcar, Vejer o Medina-Sidonia, que rondaban los mil vecinos, o por otras de menor entidad, como Cádiz o Tarifa, que rebasaban ligeramente los 600 vecinos. En el mismo censo de 1534 se señala que Alcalá había aumentado en 100 el número de sus vecinos en los últimos veinte años. Hacia 1514 Alcalá tendría entonces unos 476 vecinos, lo que equivale a admitir para el período 1414-1434 un aumento de población superior al 17 por ciento, debido indudablemente a la llegada de nuevos pobladores a la villa procedentes de otras comarcas del Reino de Sevilla; este crecimiento fue similar al registrado en otras poblaciones de la antigua franja fronteriza, única comarca que no había perdido población en el período señalado. Como ya hemos indicado al principio, el principal freno al poblamiento de Alcalá durante el siglo XV fue su situación fronteriza, que prácticamente no desapareció hasta los últimos años del Reino de Granada. En este sentido, el profesor Ladero Quesada considera que el «boom» poblacional de los siguientes decenios fue espectacular, y los propios Señores fomentaron la repoblación (48). Con este fin, que suponía incrementar el número de los vasallos pecheros, debió planear el Adelantado Francisco Enríquez de Ribera la fundación de Paterna en el año 1503.



NOTAS

(33) 1509, feb., 14. Alcalá de los Gazules. A.D.M., Alcalá 46-11.

(34) 1511, sept., 22. Sevilla. A.D.M., Alcalá 75-38. J. y J. DE LAS CUEVAS en su libro Bornos. Cádiz, 1979, pág. 19 consideran que la fundación del monasterio de Santo Domingo, con el título «de las Llagas», se debió a don Francisco; en 1509, a los pocos meses de su muerte, el monasterio jerónimo de Bornos se comprometió, como parte del acuerdo con don Fadrique, a terminar el monasterio de Alcalá. En efecto, en el capítulo provincial de los dominicos, celebrado en Burgos en 1506, se reconoce ya la existencia de una casa de la orden en nuestra villa: Iten, acceptamus domun Sancti Domini de Alcalá de los Gazules construendam a dominio prefecto del Andaluzia (Archivo Dominicano, Anuario III. Salamanca, 1982, pág. 56).

(35) Tomamos el dato de RAMOS ROMERO, M.: Alcalá de los Gazules. Cádiz, 1983, pág. 190. En el extenso Bulario de la Secc. Alcalá del Archivo de Medinaceli no hemos encontrado noticias de la Bula de 1524. ROMERO DE TORRES, E.: «Catálogo monumental...», ob. cit., pág. 442, afirma igualmente la unificación de las tres iglesias por concesión de Clemente VII. Alcalá constituía una vicaría dentro del obispado de Cádiz. El Cabildo catedralicio de Cádiz consiguió, amparándose en Bulas papales, la propiedad de los préstamos de las parroquias de San Jorge en 1439 y de San Ildefonso en 1446: ANTON, P: RAVINA, M.: Catálogo de documentos medievales del archivo catedralicio de Cádiz, 1975, doc. 62 y 72.

(36) 1524, nov., 28. Roma. A.D M., Alcalá 26-64.

(37) GONZALEZ MORENO, J.: Don Fadrique Enríquez de Rivera, I Marqués de Tarifa. Archivo l Hispalense, núm. 122 (Sevilla, 1963), pág. 217.

(38) 1513, feb. 1. Sevilla. Inserta en copia de 1517, en A.D.M., Alcalá 75-39 (fue confirmada por doña Juana en Burgos el 8 de junio de 1515).

(39) 1533, enero, 16. Morán. A.D.M., Alcalá 76-8. La confirmación real: 1539, feb. 21. A.D.M., Alcalá 76-15. Un grupo de nueve vecinos de Alcalá por su cuenta siguieron el pleito con el Marqués basándose en la cláusula 39 de la transacción, que señalaba que el Señor debía conseguir la confirmación real en el plazo de tres años cuando en realidad se tardaron seis. La Chancillería sentenció por dos veces a favor del señor de Alcalá (10 de abril de 1539 y en sentencia de revista el 5 de mayo de 1540), hasta la expedición de la real Ejecutoria definitiva de 19 de marzo de 1541 (A. D. M., Alcalá 76-l6, 7638y 77-1).

(40) La transacción (1514, agosto, 23. Sevilla) y confirmación real en el mismo documento que la de Alcalá de 1513 (vid. nota 38). Los bienes y rentas señoriales que son aceptados en la transacción son los siguientes: dehesas de Pedregoso, Navafria, Arraez, Acical, de las Habas, Arroyo de Cuevas, Tapatana, Taybilla, Hizuelas y del Valle de Ariba, almojarifazgo, carnicería, berberia y las rentas de pan de los 83 «arados» que el señor poseía en la villa.

(41) 1528, dic., 27. Bornos. A. D.M., Medinaceli 246-1. Los bienes señoriales que se reconocen son las dehesas de la Manchuela, Picar, Dehesa Vieja con el Montecillo, almojarifazgo, carnicería, montaracía, hornos y rentas de pan de 97 arados (confirmación real: 1529, marzo, 5. Toledo A.D.M. Medinaceli 245-14).

(42) A.D.M., Alcalá 77-1. Situaciones similares en el pleito iniciado en Granada en 1535 por los Vecinos de Vejer contra el Duque de Medina, que condujo al acuerdo de 1542 (MORILLO CRESPO, A: Vejer de la Frontera... Cádiz, 1974, págs.144-162), o en Medina con la transacción de 1540 (RAMOS MORENO, M: Medina Sidonia… Cádiz, 1981, pág. 176)

(43) 1536, enero, 13. A. D. M. Medinaceli 246-9. Confirmación real: 1539, marzo, 1. Toledo. A. D. M. Medinaceli 246-10. Las rentas señoriales consistan en un censo de 35 fanegas por cada arado, almorifazgo, carnicería, montaracía, los hornos y los diez molinos de pan.

(44) Un caso práctico se produjo en 1539, cuando los vecinos de Alcalá, a la muerte del Marques se negaron a aceptar a su sucesor, Per Afán (III) de Ribera, futuro I Duque de Alcalá, a menos que jurase cumplir la transacción. El Corregidor de la villa se vio obligado a solicitar al Concejo que admitiese una toma de posesión “condicional” es decir que se reconociese al nuevo Señor con la condición de que en un plazo de 20 días realizase el juramento exigido; 1539, nov, 14. Alcalá de los Gazules. A.D.M. Alcalá 46-23.

(45) 1528, jun., 30. Cañete. Las Ordenanzas originales, en el Archivo Municipal de Alcalá, Secc. Gobierno, 59-1. 5. Varias copias del siglo XVIII, en A.D.M., Alcalá 76-5 

(46) Las Ordenanzas originales en A.D.M. Medinaceli 245-15. El manuscrito no está fechado, al carecer del correspondiente Pie de las Ordenanzas, aunque en cualquier caso no debe variar mucho del año 1528. Las condiciones para el arrendamiento de las rentas señoriales se refieren a 1527, el mismo año que registra la renta de la carnicería de las de Alcalá. Un ligero análisis de las características paleográficas y diplomáticas de ambos documentos pone de manifiesto que no sólo fueron inspiradas por la misma persona, sino que posiblemente fueron escritas por el mismo escribano. El estudio de las Ordenanzas de Bornos, un texto totalmente ignorado por la bibliografía consultada sobre esta población, lo dará a conocer próximamente.

(47) ORTIZ DOMINGUEZ, A.: La población del Reino de Sevilla en 1534. Cuadernos de Historia, 7 (Madrid 1977). Según González Jiménez, M. la población que registra el censo de 1534 debió ser muy similar a la que tenía la Baja Andalucía a fines del siglo XV; La Baja Andalucía en vísperas del descubrimiento (artículo en prensa)

(48) LADERO QUESADA, M.A.: “Los Señoríos medievales en el ámbito de Cádiz y Jerez”. En la España Medieval, IV. Madrid, 1982, pág. 554

viernes, 23 de octubre de 2015

Memoria de Puelles y Espinosa sobre el estado antipalúdico de Alcalá de los Gazules (III)




      El documento que reproducimos como apéndice documental no solo nos permite conocer la afectación palúdica en Alcalá de los Gazules a inicios del siglo XX, sino que describe de forma pormenorizada el estado higiénicosanitario, características socioeconómicas, así como la realidad rural de esta población. Pese a que no se haya localizado ninguna otra memoria respondiendo al citado cuestionario creemos que debieron realizarse, su hallazgo y análisis pueden aportar información de gran valor para comprender la historia de las localidades para las cuales se redactaron.

Apéndice documental

Informe que a fines del siglo XIX emitió la Junta de Sanidad de Alcalá de los Gazules sobre un cuestionario que dio la Superioridad para la extinción del paludismo, y el cual fue escrito por el autor de este libro.

a. Lugares pantanosos que existen en cada Distrito municipal, con expresión de su superficie y profundidad

      En Alcalá de los Gazules no existen lagos, ni aun lagunas de gran extensión, aunque se designan con el nombre de tales, las de Juan Frías, Prados, Gregoria, Juncal en la dehesa de Mogea de Escobar; Puerto-llano en la Majada del Montero; Mogea Hermosa, en Laganes; Rivas, en la dehesa de la Zarza; Dehesilla, Arcos y Doña Jerónima en la de Jota; y Hermosillas y de la Estancia, en la dehesa de Moracha. A parte de estas doce lagunas de poca extensión y profundidad, existen diseminadas charcas, charcones y albinas, que en años de poca lluvia se desecan, en los comienzos del estío.

       En cambio existen nueve arroyos y cuatro gargantas que forman los nacimientos del río Barbate, que es el principal del término; siete arroyos y cuatro gargantas, que desembocan en el río Álamo, afluente del Barbate; nueve arroyos y tres gargantas, que alimentan al Fraja, otro de los afluentes; treinta y cinco de los primeros y cuatro de las segundas, que acrecen al Rocinejo; y sesenta y dos arroyos y treinta gargantas que vierten sus aguas en el Alberite, que como todos los anteriores, va a engrosar al primero, único río de importancia que después de recorrer el término y los de Medina Sidonia y Vejer de la Frontera, desemboca, ya caudaloso y navegable, en el Estrecho de Gibraltar.

        El Fraja nace en la Sierra de las Cabras, termino de Jerez de la Frontera, en los confines del nuestro, recorriendo en éste unos doce kilómetros de Norte a Sur. El Álamo, en la Sierra del Valle (Jerez) cerca de las lindes o mojoneras de Alcalá, con un recorrido en nuestro término de diez y ocho kilómetros. El Rocinejo nace en la Garganta del Montero (Alcalá) y continúa en dirección Nor-Oeste unos veinte y cinco kilómetros. El Alberite comienza en los Bujeos (Buhedos) de Arnao, de Alcalá, corriendo veinte y tres kilómetros de Este a Oeste. Y el Barbate nace en la garganta de Juan Vela, atravesando veinte y cinco kilómetros de Norte a Sur, pasando al pie de esta ciudad, y reunido con los otros cuatro en nuestro término, llega a pasar por la aldea de Casas Viejas (Medina Sidonia) y va a confundir sus aguas con el Océano en las playas de Vejer.

b. Si consisten en charcas, lagunas, albercas, arroyos, u otra variedad de aguas estancadas

        Todos estos ríos atraviesan, como ya se ha dicho, el extenso término de Alcalá de los Gazules, que contiene 47.851 hectáreas 84 centiáreas, o sean más de 478 kilómetros cuadrados, siendo la longitud de sus linderos, de 77 kilómetros. Forman estos ríos una extensa red, que circula por todo el término municipal, en unión con las gargantas y arroyos; pero como nacidos de unos en el término y los otros en los confines de Jerez, más que ríos, son riachuelos, de curso discontinuo, excepto Rocinejo en sus comienzos, quedando cortados y en seco, no solamente en el verano, sino gran parte de otoño, y a veces, en años de persistente sequía, en la primavera. No siendo igual o graduada la pendiente de los álveos, quedan los ríos cortados por hoyos o barrancos, de una profundidad de dos o tres metros en los más, en donde se remansa el agua por encontrarse bajo el arenoso suelo, una segunda capa arcillosa e impermeable; y estos bajos o depósitos naturales, constituyen a la vez la vida y la muerte; porque secándose las fuentes, arroyos y gargantas, en su mayoría, ellos son durante el estío, los abrevaderos naturales de los ganados, base de la riqueza local; pero al propio tiempo, son los focos más seguros y permanentes de la infección palúdica. Únase a estos charcos, las lagunas antes relacionadas, los cachones y albinas y se tendrá idea aproximada de que el término municipal de Alcalá de los Gazules, es un continuo vivero de gérmenes palúdicos, con raras excepciones, que se dirán en su lugar.

c. Si están estos lugares inundados o se desecan en ciertas épocas del año; y en este último caso, si la desecación se produce por evaporación, o por filtración de las aguas a través del suelo

      Ya se ha dicho, que las charcas son pequeños remanentes del agua de los ríos y arroyos, que se estancan en el verano, y o no se desecan, o cuando esto ocurre en año de sequedad constante y a fines del estío o principios de otoño, si se retrasan las lluvias.

      Como el suelo es impermeable lo mismo en las charcas fluviales que en las lagunas (éstas por lo general situadas en las dehesas de los Propios), que son areniscas superficialmente y arcillosas en el subsuelo, se desecan por evaporación y consumo de los ganados, siendo escasas o nulas las pérdidas por filtración.


d. Naturaleza de las aguas encharcadas; si son dulces o saladas, o están mezcladas las unas con las otras; su estudio físico, químico y bacteriológico.

       Las aguas pantanosas son por lo general dulces, potables, toda vez que el mayor caudal que reciben, es la llovediza; pero como son tantos los manantiales, tan varios los terrenos porque atraviesa, las hay de naturaleza salina cloruro-sódicas en una de las charcas del Barbate; sulfurosas en un arroyo del río anterior; y contienen por lo general, en proporciones muy variadas sulfatos de hierro, carbonatos de cal, magnesia y sosa, y cloruro-cálcico. Además, muchos despojos orgánicos de los reinos vegetal y animal, hallándose por lo tanto en unos charcos, agua dulce; y en otros, saladas; y en los más, mezcladas.

       No se dispone de laboratorio y aparatos para hacer el estudio químico y bacteriológico de las aguas

e. Naturaleza, elevación y accidentes de los terrenos pantanosos. Dibujos y planos. Si son propiedad del Estado, de la Provincia, del Municipio o de particulares.

      El terreno es por lo general de origen terciario, predominando la sílice, la caliza, los yesos y las arcillas abigarradas, encontrándose restos y modelos de sílice pirómaca en la parte montañosa en donde nacen los arroyos, gargantas y ríos, que es el Nor-Este del término, formado por la Sierra de Algeber o de la Algibe y el Picacho; arcilloso, arcillo-arenoso, y pocas veces arcillocalcáreo (pago de Fraja) en la parte baja del Sur-Oeste, en donde recorren los ríos tierras de labor, conocidas las más con el nombre de «bujeos», que son tierras fangosas a poco que llueva, intransitables durante el invierno, y que difícilmente se hallan en sazón para los cultivos. En las cumbres apenas hay nacimientos o pequeñas fuentes, pero las lagunas están situadas entre quinientos a seiscientos metros sobre el nivel del mar; arroyos hay que nacen casi desde la cima de las montañas, que alcanzan un nivel máximo de 1124 metros, y los charcos de los ríos, los más bajos se hallan a 200 metros en los barrancos de la parte montuosa, y de 100 en las vegas.

       No disponemos de conocimiento ni personal técnico para poder presentar dibujos ni planos que den exacta idea del término, desde el aspecto de sus zonas palúdicas.

      Los ríos por su pequeña profundidad, corta anchura; por ser discontinuas sus aguas, por no estar destinados en ningún tiempo a la navegación, sirga, pesca, ni canalizaciones para el cultivo excepto el Patrite o Rocinejo que fecundizan un pequeño pago de huertas, suponemos que son de propiedad particular y del Municipio, entendiéndose éste como persona social o civil, en cuanto tiene propiedades, no para fines generales o de aprovechamiento público, sino como entidad jurídica para sus fines patrimoniales o propios.



viernes, 16 de octubre de 2015

El Beneficiado Villanueva y los Santos Nuevos


Ismael Almagro Montes de Oca


       El presbítero beneficiado Lorenzo Villanueva es conocido en la Historia de Alcalá por su intercesión ante las tropas francesas el 5 de marzo de 1810 cuando éstas invadieron el pueblo en busca de venganza por el asesinato de varios soldados, evitando una masacre. 

      Sin embargo, un aspecto poco conocido es que varios años antes, en 1800, participó en las excavaciones realizadas a raíz del hallazgo del pedestal y ermita conocida como de los Santos mártires o de los Santos Nuevos. 

      Resumiendo un poco los acontecimientos, ésta es la secuencia de los hechos: 

- 13 octubre 1800: Un labrador conocido como Tío Zarco descubre un pedestal con signos labrados en las cercanías del Cerro del Caracol. 

- 22 octubre: El pedestal es trasladado a un cortijo cercano, donde es interpretado por vez primera. 

- 2 noviembre: El arquitecto Pedro Angel Albisu, reconoce la zona y levanta la lápida de la primera tumba. 

- 3 noviembre: Los cabildos eclesiásticos y civil de Alcalá se trasladan hasta la excavación. El Obispado nombra comisionado al Vicario de Medina Francisco Martínez García. 

- 6 noviembre: Albisu retoma las excavaciones y extrae los huesos de la primera tumba. Debido a la epidemia, el Vicario de Medina no puede trasladarse a la zona por lo que el Obispado nombra comisionado para el reconocimiento del hallazgo al Beneficiado de Alcalá Pedro López de la Jara. 

      Entre las personas del estamento eclesial alcalaíno desplazadas hasta el lugar del descubrimiento figura Lorenzo Villanueva. Al menos así se desprende de una carta manuscrita (1) que envía el día 10 de noviembre al nombrado comisionado, Pedro López de la Jara, dándole cuenta del desarrollo de las excavaciones. Esto nos hace suponer que Pedro López tampoco pudo desplazarse hasta el cerro del Caracol, pues resultaría ilógico que Villanueva le narrase las tareas si también estaba presente: 


"Sr. Dn. Josef Lopez 
Alcala 10 de Noviembre de 800. 

      Muy Sr. Mio: quisiera escribir a Vmd. muy largo po (pero) ni he tenido lugar antes ni ahora que lo hago, que son las 10 de la noche tengo la cabeza para ello. 

      Incluyo a Vmd. la inscripción y obra de la Lapida, de qe (que) tendrá Vmd. ya noticias, averse encontrado en el Cerro del Caracol en el prado de Sta. Justa termino de esta villa, a legua y media de distancia de ella; tambien incluyo el plano de lo descubierto, el que no esta muy arreglado por averse hecho de prisa y al ojo.” 


      Lorenzo Villanueva le hace una descripción de los sepulcros destapados, hablando de la distinta calidad de los mismos. Asimismo añade que estuvo en la excavación desde que empezaron, al ser nombrado comisionado por sus compañeros del clero alcalaíno y que, a pesar de las inclemencias del tiempo (recordemos que los hechos ocurren en noviembre) sintió una gran emoción al ver los esqueletos y varias cruces aparecidas, dando a entender que para él sí se trataban de los restos de los santos mártires, ya que en un plano adjunto, identifica la tumba nº 2 como la de los Santos Patronos, la nº 3, como de San Saturnino y la nº 4, como la de las santas Justa, Rufina y San Juan Bautista:


      “Los Sepulcros Nº 2, 3, 4 son de mucha mejor obra que los del Nº 5, pues son de una pieza el 3 y el 4. En uno y otros se hallan los huesos con tierra arenosa, con especialidad en el del Nº 4 que hallaron los huesos en el fondo y encima tierra apisonada por lo que no fue posible sacar uno entero. Y hoy hemos estraydo los que se hallan en el Nº 5 y hemos abierto hasta once seps (sepulcros o sepulturas) de fabrica mas ordinaria, y quedan otros dos; En unos encontramos huesos de uno, en otros de 2 y en uno de 3, pero en uno solo encontramos con separación dos porcioncitas pequeñas sin calavera. Yo qe como diputado qe fui nombrado pr el clero, he asistido a qto (cuanto) se ha obrado desqe (desde que) se empeso la Escavacion (y he pasado muy malos ratos por la intemperie) estoy lleno de gozo con un tal hallazgo, pues considero los unos huesos y reliquias de los Stos qe dice la Lapida, las qe por mi mano arañando la tierra desenterré y coloque en los caxones en qe se hallan, y a los otros sino pr reliquias de otros Martires pr (por) lo menos pr huesos de buenos Catolicos de aquel tiempo qe quisieron ser enterrados junto a los mártires de Jesu Christo, asi lo dan a entender una cruz y otras chapas con cruz qe se han hallado en algo (alguno) de ellos. 

      El estudio con qe esta hecha esta obra manifiesta desde luego qe se escondían en ella cosas grandes. Advierta Vmd. Su orden, primo (primero) la cubria tierra negra qe se labraba todos los años, quitada esta se descubre la pared y cada uno de estos senos del plano tenia las cortezas sigtes (siguientes). Escombro de caliza, tiestos y demás forraje, después un enlozado de pequeñas lozas vastas, debajo de estas, tierra alvariza propia de este terreno, de mas de una tercia de grueso, la qe se juzgo al principio tierra virgen po (pero) la experiencia acreditó qe debajo se hallavan las lozas qe cubrían el sepulcro, vea Vmd. si esta prolijidad se deveria a unos qualesquiera huesos, qe no a solos aquellos qe venerarian hasta lo summo los de aquel tiempo?. 

      Quisiera se tomara Vmd. el trabajo de escribirme las especies mas particulares qe en este punto haya Vmd. tocado, y su dictamen en esta parte, pues confiero con verdad qe tengo muchos deseos de qe se aclare la verdad y contribuirse pr (por) mi parte a ello en qto (cuanto) yo alcance.” 

Plano realizado por Villanueva
     
   Junto a la carta, Lorenzo Villanueva adjunta un plano, donde detalla pormenorizadamente de todo el proceso, de la multitud de personas que se congregaron en el lugar y de la gran expectación que se había creado en torno al hallazgo, a pesar de la epidemia, pues acudieron incluso frailes y forasteros, saltándose los cordones de seguridad para evitar la expansión de la fiebre: 

      “El dia 1º del Corriente se puso mano a la obra y el 2º se descubrió el Sepulcro Nº 2 y vuelto a Cubrir se siguió el descubmto. Y el Seis, a presencia de 3 Escrivanos, el Juez Secular y Ecclesisto. Los diputados de uno y otro Cavildo, grande multitud del pueblo, Eclesiasticos seculares y regulares, y forasteros qe. avian concurrido a la novedad. Se abrió el Sepro. (sepulcro) Nº 2 qe. estaba Cubierto con una Loza y se hallaron en el huesos de dos Cuerpos qe. pr. la dentadura y solidez de ellos denotaban segn. el dictamen de los facultativos de ser de hombres mozos y de corta edad. La Calvera del uno tiene dos Cuchilladas la una en lo alto de la Caveza, qe. pr. el medio corto todo el Casco y la otra inmediata a la oreja qe. revanó un pedazo de hueso. En este sepulo. Se encontró una votijita de varro como un florero. En el del Nº 3º qe. se habrio después se hallaron los huesos de un hombre de grande estatura, los qe. manifestaban muy bien pr. su solidez y dentadura ser de hombre hecho y aun Anciano asi lo declararon los facultativos. En el del Nº 4 qe. se abrió el ultimo se hallaron los huesos de dos qe. pr. su delicadez y pequeñez dicen bien claro ser de niñas, estaban pie con pie. Y en el sitio del punto qe. contiene el plano una redomita pequeña con su pie a modo de Caliz y dentro una materia como Casera de hormigas, todo lo qual se coloco en muy desentes Cajones aforrados en terciopelo Carmesi y verde con galones de plata y se condujo al pueblo donde se halla bajo de dos llaves.” 


      Por otro lado, en su carta Villanueva también hace saber que sufre los rigores de la terrible epidemia que asolaba la zona, pues padece calenturas (quartanas) y achaca la levedad con que la sufre quizá al lugar santo en que ha estado trabajando: 

      “Yo continuo con mis quartanas aunque llevaderas po (pero) con la gracia qe mientras he estado en esta ocupacion ni me ha dolido la cabeza, y luego qe he vuelto a casa ya he tenido calentura. 

      La Epidemia sigue aquí con la mayor fuerza pero el Sr. (Señor) ha querido mirar con misericordia mi casa dando a unos el mal con benignidad y conservando a otros sin el menor daño, gr (gracias) al Sr. Por tanta piedad, como tambien pr (por) la qe ha usado con Vmd” 

       La quina se traerá en siendo otro tiempo, no se usa ahora, qe si se volviera en tamarindos haría grande avio, y entonces pr D. Jacinto de Morales se me podía remitir.” 

      Y para terminar su carta, Lorenzo Villanueva aporta un dato importante sobre otro personaje famoso alcalaíno: Ángel de Viera, fundador del Beaterio, que falleció en la epidemia de dicho año. 

      Fernando Toscano, en su libro sobre el Beaterio, ya aclaró el error de la fecha de fallecimiento de Viera, que tradicionalmente se fijaba en el 24 de diciembre de 1800 y que tras sus investigaciones, sitúó entre el 12 y el 25 de octubre. En la postdata de la carta, Villanueva ruega por el alma del fundador del Beaterio, por lo que parece confirmarse su muerte con anterioridad al 10 de noviembre, fecha de la carta:


"Son las 11 y no puedo seguir; de Vmd. 
Lorenzo Villanueva 

P.D. 
Encomiende Vmd. a Dios a su Primo Dn. Diego Angel y Viera" 

Firma de Lorenzo Villanueva y mención de Diego de Viera


NOTAS 

(1) Real Academia de la Historia. Sign. CAI-CA/9/3940/5(2)

viernes, 9 de octubre de 2015

Don Pedro Valle Barrera: Una historia sobre la represión. Hijo de prisionero. Sobrino de fusilado (y II)




      Juan Manuel Valle Recio, padre de Pedro, nuestro protagonista, salió de la cárcel en agosto de 1941. Del campo de concentración de Albatera pasó a la cárcel de Cádiz. Y de allí a la de Jerez, por tener su residencia fijada allí, en San José del Valle, que ha sido hasta hace poco pedanía de Jerez. Se incorporó a la academia de carabineros y tras algunos meses salió con la graduación de teniente. 

      “Sale de teniente y se va otra vez al frente. Coincide allí con su hermano Luis, que en una de esas batallas son cercados y se quedan atrasados. Allí hieren a mi tío Luis. Mi padre se lo echa al hombro, toda la noche andando. Tuvieron que pasar un río, no recuerdo cuál. Mi padre desesperado y sin fuerzas, sin encontrarse con nadie que pudiera ayudarles, hasta pensó en pegarle un tiro a mi tío y después matarse él. No sé cómo sería el desenlace. Encontrarían a alguien que les ayudó. Lo destinan a Valencia. Desde allí, una vez perdida la guerra salían barcos cargados de niños y mujeres. Mi padre al ser teniente, se quedó para los últimos. Definitivamente no podría escapar y cayó prisionero. En Albatera pasaron muchas calamidades. Estaban casi desnudos, porque habían sido despojados de todo. Se arrancó los galones de teniente, aunque los interrogatorios y palizas le forzaron a decir que era teniente. Un reloj de oro que tenía mi padre, lo pudo conservar porque se lo escondió en los “huevos”. Unos a Albatera, otros a la plaza de toros de Alicante, con un calor asfixiante. Coincidió en Valencia con su cuñado y tío mío, Francisco Barrera Archidona.[4] Allí, casi desnudos, como animales, les daban una lata de sardinas y un bollo para dos personas. Ahí fue donde se comieron el perro que antes he referido. Allí estuvo unos seis meses”. 


Corporación del Frente Popular


       “De mi padre no supimos nada más. Se perdió en Málaga. Nos fuimos con mi abuelo a San José del Valle. Allí pasamos hambre para ahora y para luego. Yo ayudaba a mi abuelo que, como dije al principio, era maderero. Iba para que no estuviera solo y porque le guisaba. Fue sobre el año 38 y fue entonces cuando fui a la finca de El Marrufo y me enteré de lo de la Fosa Común” 

      “Sobre la estancia de mi padre en la cárcel, mis recuerdos, aunque lejanos, son claros. Mi madre aprovechaba un cosario que pasaba por allí de Jerez. De vez en cuando iba a visitarlo a la cárcel. Alguna que otra vez, me llevaba a mí. Pero yo casi no veía a mi padre. Estaba como en la oscuridad, detrás de un entramado de tela metálica que impedía que se pudiera ver con claridad. Le escuchaba muy bien, pero casi no le veía. Mi madre le visitaba sobre todo para llevarle comida. Pasaba mucha hambre. Yo ponía cepos, lazos, cogía conejos que mi madre guisaba y se lo llevaba ya guisado a mi padre. Un día de los que fue, para su sorpresa, le dijeron que no era necesario que pasara el canasto para su control, que en un rato saldría libre. Efectivamente, a la media hora salió mi padre. Estaba destrozado, delgado, demacrado. Había estado desde 1938 hasta agosto de 1941. Salía con 38 años. No los tenía aún cumplidos. El cuerpo le tenía lleno de granos, casi no podía andar. Tenía que trabajar” 

     “Contaba entonces con unos 13 años. Mi madre estaba enferma. Pero sobre todo de hambre y necesidades. Lo poco que había me lo daba a mí. Me comía todo lo comible, los tallos de la zarzaparrilla, los tallos de las zarzas moras, hierba y hasta las cáscaras de las naranjas. Dormía bajo los árboles. Hasta una cucaracha se me metió por un oído. Yo subía por la ropa que mi madre nos lavaba. Había hasta lobos. Yo pasaba miedo. Los lobos no me mataron porque no pasaban hambre. En aquella época había más comida para ellos que para nosotros”. 

      Luis Valle Recio encarcelado también, sale en el año 1944. Había estado encarcelado en Alcalá de los Gazules. Luis muere en agosto de 1980. 

      “Se ve que el carcelero era muy buena persona y cuando yo iba a ver a mi tío Luis, me lo encontraba comiendo con la familia del carcelero. Era el único que había en la cárcel y la confianza llegaría a ser mucha” 

      De Francisco Valle Recio, contamos con el certificado que Isidro Castro Puelles, como alcalde presidente del ayuntamiento de Alcalá de los Gazules, firma el 15 de mayo de 1939, informando que según los datos y antecedentes que obran en poder de la Guardia Municipal “era afiliado al Partido Socialista del que hacía propaganda muy activa, ignorándose la actuación que haya podido tener en la zona roja”.[5]


Certificado de Francisco Valle Recio


      Diego Valle Recio, fue juzgado y condenado en el Procedimiento sumarísimo de Urgencia n° 5, juzgado 15 de la Plaza de Málaga, en 1937.[6]

     Su primera y única declaración está fechada el 17 de febrero de 1937. Declara llamarse como se indica, de treinta y un años de edad, de estado soltero, profesión de campo y natural y vecino de Alcalá de los Gazules. Domiciliado en calle Sánchez Flores. Sabe leer y escribir. Hijo de Pedro y Francisca. 

      “Que desde hacía quinces días antes del movimiento se afilió al partido sindicalista, habiéndosele dado el cargo de Tesorero. Que cuando se produjo el Movimiento se hallaba en Alcalá de los Gazules, donde no hubo disturbios, ni por tanto tomó parte en desmanes de ninguna clase. Que aun en ese pueblo no hubo lucha de ninguna clase, los obreros decidieron alejarse del pueblo, marchando masivamente a Jimena, Estepona y luego a ésta, habiéndose alistado en le Batallón Pablo Iglesias con el que estuvo en el frente del Chorro, sin haber entrado en combate; que por enfermo fue evacuado y venido a Málaga, donde se presentó en la Comandancia Militar. Invitado, designo defensor a Don Ignacio Arenillas. Leída se ratifica y no firma por impedírselo la lesión que padece en la mano derecha”. 


Declaración de Diego Valle Recio


      La sentencia, fechado a 20 de febrero en Málaga, del Consejo de Guerra Permanente n° 1, para fallar el procedimiento sumarísimo de urgencia n° 5 incoado por REBELION MILITAR, como decíamos, es contra un grupo de 12 prisioneros, todos mayores de edad, excepto uno de ellos, del que se indica que es mayor de 15, Fernando Santana Ardana. El resto son: Francisco Navarro Rojas, Fernando Andrade Fernández, Juan Rodríguez Rivas, Pedro Salguero Palacios, José García Salas, José Álvarez Montiel, Diego Valle Recio, Antonio Martínez Martín, Adrián Rodríguez Rengel, Ángel Rico Martín y Manuel Pardillo Cornejo. 

      Textualmente el primer resultando que es donde se incluye a Diego Valle Recio, dice: 

“Resultando probado que los procesados Juan Rodríguez Rivas, José García Salas, Fernando Santana Ardana, Diego Valle Recio, Ángel Rico ¿Mayor? Y Manuel Pardillo Cornejo han sido todos milicianos de batallones rojos, que han combatido frente a las fuerzas del ejército nacional, teniendo todos los citados antecedentes sindicales revolucionarios (...)” 

      “Considerando que los hechos relatados en el primer resultando son constitutivos del delito de rebelión militar, previsto y sancionado en los artículos 237 y 238, ambos del Código de Justicia Militar (...) siendo responsables como autores por participación directa y voluntaria (se repiten los nombres de los seis procesados del primer resultando) con el agravante de trascendencia del delito (...)” 

“FALLAMOS: Que debemos condenar y condenamos a los procesados (se repiten los seis nombres) a la pena de muerte, en concepto de autores responsables del delito de rebelión militar, previsto y sancionado en los artículos 237 y 238 de Código de Justicia Militar (...)” 

     El resto del Fallo fue el siguiente: 

      A la pena de Reclusión Perpetua, tres procesados, por el mismo delito, aunque atenuado por circunstancias contempladas. 

      A la pena de 20 años de reclusión temporal, con la atenuante de menor de edad, para el menor de edad. 

     Para todos los condenados, la accesoria de inhabilitación absoluta. El resto de los procesados quedarían absueltos.


Portada del Expediente sumarísimo en el que condenó a muerte a Diego Valle Recio


NOTAS

[4] Francisco Barrera Archidona fue concejal durante el gobierno del Frente Popular, siendo alcalde D. Antonio Gallego Vigslerio.

[5] Francisco Valle Recio. AMAG. Legajo 975. Ver Anexo.

[6] Expediente de Procedimiento Sumarísimo. Remitido por la Asociación de Memoria Histórica.

viernes, 2 de octubre de 2015

Don Pedro Valle Barrera: Una historia sobre la represión. Hijo de prisionero. Sobrino de fusilado (I)


Artículo publicado en la Revista de Apuntes Históricos 2012

J. Carlos Perales Pizarro 

      Pedro nació en noviembre de 1928, en Alcalá de los Gazules, en la calle de Sánchez Flores. Cuando se produce el Golpe de estado de 1936 es aún un niño. Desde entonces será testigo de primer orden de la represión en todos sus ámbitos. Su padre, tíos y abuelo encarcelados. Otro tío, Diego, fusilado en Málaga. Fue, además, protagonista “infantil” de la caída de Málaga e inicia la marcha por la carretera de la muerte, de Málaga a Almería, junto a su abuelo, madre y tíos. Su historia es una historia de la represión. Y es un capítulo importante de la recuperación de la Memoria Histórica. Porque, al igual que él, fueron muchos los niños que sufrieron la represión desde el mismo inicio del golpe de estado. 

      Recibí una carta suya, manuscrita, con letra clara, aunque de trazo irregular, de trazo tembloroso, dada su avanzada edad. Su esfuerzo, su paciencia, su dignidad, sus vivencias, su ausencia de rencor u odio, su vitalidad, su felicidad, en definitiva son las sensaciones que me transmitió durante la entrevista que sostuve con él, en su casa, en su otro Alcalá, donde vive ahora, Alcalá de Guadaira. Casi como si el destino quisiera jugar, el nombre de la calle es de otro gaditano, protagonista también en la represión, aunque en el lado opuesto: José María Pemán. 

      Es este artículo que intento escribir mi reconocimiento a Pedro, a su familia y a su experiencia vital, porque es un testigo de excepción de lo que fue el golpe de estado y sus consecuencias, la posguerra.[1]

      Tanto su familia paterna, Valle Recio, como la materna, Barrera, serán protagonistas de una u otra manera en el Alcalá de la Represión. Incluso fue Valle el fundador de aquella agrupación pionera del PSOE en la provincia de Cádiz y Andalucía, a finales del siglo XIX, en Alcalá de los Gazules.[2]

       “Me gusta hablar de mi familia, soy una persona un poco charlatana, siempre mis hijos me lo dicen. Mi abuelo Valle, Valle Marchante, fue vaquero, pero para aquella época era muy culto. Daba lecciones a los campesinos que había por ahí. Ellos vivieron dónde está la Finca del Torero” 

       “Mi abuelo Barrera, el otro, compró una finca, que aún en los años cincuenta y tantos, todavía se conocía, que estaba al lado de donde vivía mi abuelo Valle, que se llamaba el huerto de la Pera. Mi abuelo Barrera era maderero, entonces carpintero, cortaba árboles y hacía madera para los carros, arados viviendas, de acebuche, de encina, de fresno. Y como éramos vecinos, pues mi padre y mi tío Diego empezaron a trabajar con mi abuelo Barrera. Y claro, mi padre se enamoró de mi madre, la segunda hija de mi abuelo Barrera”. 

       Durante el verano del 36, Valle Marchante se traslada desde el campo a Alcalá, como todos los veranos. Había que aprovechar el descorche. La familia, mientras tanto permanece en Jerez. Los Barrera, por su parte, en San José del Valle.

De pie, de izquierda a derecha: Juan, Luis y Diego.
Sentados: Pedro Valle Marchante y Francisco

      “A mi abuelo lo buscan porque pertenecía a UGT y tenía muchas relaciones con el Partido Socialista, como es natural. A mi padre, que era el más pequeño y a mi tío Diego, que eran los más cultos, también lo buscaban. Iba la Falange por mi casa y recuerdo que mi madre, asustada, les decía que no estaban, que estaban trabajando”. 

       Optan por marcharse a San José del Valle con el abuelo materno, Barrera. Recuerda Pedro el viaje desde Jerez a San José del Valle. Recuerda el cruce del río y como su madre lo llevaba de la mano. No recuerda con claridad si durmieron en una cuneta al hacerse de noche, antes de llegar a San José del Valle. Y ante los rumores que llegaban de detenciones y asesinatos, se quedan en la sierra, junto con el abuelo Barrera. Se queda con su abuelo, sus cinco hijas y dos nietos. Uno de ellos, nuestro protagonista Pedro, que contaba con apenas 8 años. 

       Finalmente optarán por marcharse también de allí. Durante una de las noches, ayudado por un burro y en compañía de sus cinco hijas y los dos nietos, marchan hacia La Sauceda, zona en poder republicano y vía de escape hacia Málaga. Tomaron la misma decisión que otras muchas familias: Sauceda para posteriormente dirigirse hacia la Málaga republicana. El final de otras muchas familias, como ya conocemos, sería el Cortijo de El Marrufo. El final de muchos de ellos sería la Fosa de El Marrufo o algunas de las muchas ubicadas en el Valle de La Sauceda.[3]

     “Una vez que llegamos y nos alejamos, me echaron allí y me quedé dormido. Mi abuelo bajó a ala Ermita a ver qué panorama se encontraba y al rato subió con cinco o seis hombres. Eran socialistas. Uno de ellos me cogió en borricate y bajamos todos a la Sauceda. Alli había mucha gente, montones. Unos vivían debajo de los árboles, otros en chozas. Allí mataban vacas por órdenes del Comité que luego se repartía para que la gente comiera. Habría miles de personas. Allí estuvimos cierto tiempo. En vista de que el asunto de la guerra empeoraba, nos fuimos con dirección a Jimena, donde pasamos la noche. Al día siguiente nos fuimos hacia Casares. Sí recuerdo muy bien el paso del río Guadiaro, porque llevaba mucha agua y cómo mi abuelo nos ayudó a pasarlo. Aquella noche no recuerdo tampoco si dormimos en el campo o ya en Casares. De allí nos dirigimos a Málaga. Pero ya desde la sierra, cuando se hizo de noche, se veía circular mucho tráfico por la costa: camiones y coches militares. Parece que eran las fuerzas de Franco que llegaban a Estepona. Allí se les hizo frente. Mi padre y mi tío Diego se quedaron en Estepona”. 

       El abuelo, sus hijas y los dos nietos continúan el camino hacia Málaga. Recuerda felizmente, cómo a su madre y a él lo subieron a un coche que les llevaría a Málaga. Era la primera vez que se subía. Allí a la entrada de Málaga se encuentran con su tío Pepe, José Barrera Archidona, hermano de su madre. Preguntan por el cuartel donde están reclutando milicianos y también se encuentran con su padre, Juan Valle. Del que nada se sabe es de Diego. 

      Diego había sido herido en Estepona. Tenía una herida en la muñeca. Enterado que su familia estaba en Málaga, pide permiso y se traslada hasta allí, donde vuelven a coincidir los dos hermanos, Juan y Diego. 

      En Málaga se refugian, según recuerda Pedro, en un convento cerca de la calle Larios. Desalojado y abandonado por las monjas que había huido era utilizado como refugio y albergue para las muchas familias que iban llegando a Málaga, huyendo del avance de las tropas franquistas. 

      “el convento estaba lleno de gente; era impresionante. Cuando empiezan a bombardear Málaga, se escuchaban las bombas y los cañonazos en el mar y los aviones. Por cierto, a nosotros nos cayó una bomba muy cerca. Aquello se cayó todo. Los niños llorando, en fin, se puede usted imaginar” 

       Se refugian en la sierra, huyendo de la costa, por su proximidad a los bombardeos desde el mar. 

      “Desde allí, mi abuelo bajaba todas las mañanas muy temprano a Málaga para ver qué iba pasando. Mi tío Diego que estaba herido se quedaba con nosotros. Bajaba para curarse. Pero siempre esperaba a la vuelta de mi abuelo, por precaución. Que daba novedades de posibles peligros. Contaba mi abuelo que se encontraba muertos por las calles y demás. Aquella mañana, mi tío Diego no tuvo paciencia y confiando en que no pasaría nada, bajó a Málaga a curarse sin esperar a que mi abuelo volviera. Me acuerdo que mi tío me dio un beso. Me quería con locura y yo a él. Me dio un beso para despedirse. Hasta hoy. No lo volvimos a ver más. Lo cogieron prisionero. Creo que sería sobre el 23 o 24 de febrero de 1937, cuando la caída de Málaga. Lo fusilaron”. 

      Hemos sabido gracias a la Asociación de la Memoria Histórica de Málaga, que me remitió copia de la base de datos de los fusilados de Málaga y enterrados en la Fosa Común del Cementerio de San Rafael de Málaga, que Diego Valle Recio fue sometido a Juicio sumarísimo y condenado a la pena capital. Sería ejecutado días después. 

      “Luego a mis tíos también los metieron en la cárcel. A mi tío Luis que es el que más tiempo estuvo. Mi tío Francisco, que enfermó y nada más salir de la cárcel y murió. Y mi padre que estuvo en el campo de concentración de Albatera, en Alicante. Contaba mi padre lo del perro que se coló por las alambradas del campo de concentración. Qué hambre tendrían, que cogieron el perro, lo mataron, lo asaron y se lo comieron” 

       Partirían junto a una gran caravana de mujeres, niños y ancianos hacia el Palo, barriada malagueña de las afueras, camino de la carretera que va para Almería: la carretera de la muerte. Su historia afortunadamente ya conocida y sus consecuencias tan graves o incluso mayores que el bombardeo de Guernica. Hay suficiente documentación sobre el acontecimiento. Nos recordaba Pedro que allí fue dónde se hizo famoso Carlos Arias Navarro y no cuando anunció la muerte de Franco. Su apodo lo dice todo “El carnicero de Málaga”. 

       “Cuando tomaron Málaga, pues nos fuimos para arriba, en dirección Motril, porque allí se había hecho frente al avance de las tropas de Franco. Bueno, pues a andar. Un hombre, mi abuelo, con casi setenta años, con cinco hijas, dos nietos y una nuera y miles de personas iniciamos la marcha. Llegamos a Torre del Mar. Allí parece que cortaron el paso. Ya se habían ido los militares y no permitían el paso. Había que volver hacia atrás. Pues otra vez, andando, nos fuimos para Alcalá de los Gazules. Mi madre se fue a mi abuela Francisca y le contó lo que sabía, porque la pobre no sabía nada de sus hijos. Ni de Diego, ni de Luis, ni de Francisco, ni de mi padre. De Alcalá nos fuimos de nuevo a San José del Valle. Mi abuelo se tuvo que presentar a la Guardia Civil y a los Falanges de allí. Lo metieron en la cárcel. A las mujeres las pelaron. A todas. A Rape y no le dieron aceite de ricino porque no había. Mi abuelo estuvo unos cuantos meses en la cárcel y nosotros, mientras tanto, a pasar más calamidades”. 



NOTAS

[1] Los testimonios han sido aportados en su totalidad por Don Pedro Valle, durante la entrevista que sostuvimos en su domicilio de Alcalá de Guadaira, el 16 de noviembre de 2009. En dicha entrevista, me acompañaron Santiago Moreno Tello y Rubén Benítez, a los que también agradezco su colaboración, así como a Azania, que no sin dificultad ayudó a transcribir la entrevista. Por supuesto a la Asociación de Memoria Histórica de Málaga.

[2] Como representante del Comité del PSOE constituido en Alcalá de los Gazules, en 1886, aparece Diego Valle Regife. A señalar según Santiago Castillo, en “El Movimiento Obrero en la Historia de Cádiz”, publicado por Diputación Provincial de Cádiz en 1988. Recogido igualmente por Caro Cancela en “los Socialistas en la Historia de Andalucía, Tomo 1”, editado por Fundación Pablo Iglesias en 2006. La Agrupación de Alcalá de los Gazules, fundada en 1886 fue la segunda agrupación del PSOE constituida en Andalucía.

[3] El Marrufo Fosa Común. La Sauceda de Cortes de la Frontera. Málaga. Juan Carlos Perales Pizarro. Accesible en: http://www.todoslosnombres.org/doc/investigaciones/investigacion131.pdf