Artículo publicado en la Revista de Apuntes Históricos 2012
J. Carlos Perales Pizarro
Pedro nació en noviembre de 1928, en Alcalá de los Gazules, en la calle de Sánchez Flores. Cuando se produce el Golpe de estado de 1936 es aún un niño. Desde entonces será testigo de primer orden de la represión en todos sus ámbitos. Su padre, tíos y abuelo encarcelados. Otro tío, Diego, fusilado en Málaga. Fue, además, protagonista “infantil” de la caída de Málaga e inicia la marcha por la carretera de la muerte, de Málaga a Almería, junto a su abuelo, madre y tíos. Su historia es una historia de la represión. Y es un capítulo importante de la recuperación de la Memoria Histórica. Porque, al igual que él, fueron muchos los niños que sufrieron la represión desde el mismo inicio del golpe de estado.
Recibí una carta suya, manuscrita, con letra clara, aunque de trazo irregular, de trazo tembloroso, dada su avanzada edad. Su esfuerzo, su paciencia, su dignidad, sus vivencias, su ausencia de rencor u odio, su vitalidad, su felicidad, en definitiva son las sensaciones que me transmitió durante la entrevista que sostuve con él, en su casa, en su otro Alcalá, donde vive ahora, Alcalá de Guadaira. Casi como si el destino quisiera jugar, el nombre de la calle es de otro gaditano, protagonista también en la represión, aunque en el lado opuesto: José María Pemán.
Es este artículo que intento escribir mi reconocimiento a Pedro, a su familia y a su experiencia vital, porque es un testigo de excepción de lo que fue el golpe de estado y sus consecuencias, la posguerra.[1]
Tanto su familia paterna, Valle Recio, como la materna, Barrera, serán protagonistas de una u otra manera en el Alcalá de la Represión. Incluso fue Valle el fundador de aquella agrupación pionera del PSOE en la provincia de Cádiz y Andalucía, a finales del siglo XIX, en Alcalá de los Gazules.[2]
“Me gusta hablar de mi familia, soy una persona un poco charlatana, siempre mis hijos me lo dicen. Mi abuelo Valle, Valle Marchante, fue vaquero, pero para aquella época era muy culto. Daba lecciones a los campesinos que había por ahí. Ellos vivieron dónde está la Finca del Torero”
“Mi abuelo Barrera, el otro, compró una finca, que aún en los años cincuenta y tantos, todavía se conocía, que estaba al lado de donde vivía mi abuelo Valle, que se llamaba el huerto de la Pera. Mi abuelo Barrera era maderero, entonces carpintero, cortaba árboles y hacía madera para los carros, arados viviendas, de acebuche, de encina, de fresno. Y como éramos vecinos, pues mi padre y mi tío Diego empezaron a trabajar con mi abuelo Barrera. Y claro, mi padre se enamoró de mi madre, la segunda hija de mi abuelo Barrera”.
Durante el verano del 36, Valle Marchante se traslada desde el campo a Alcalá, como todos los veranos. Había que aprovechar el descorche. La familia, mientras tanto permanece en Jerez. Los Barrera, por su parte, en San José del Valle.
De pie, de izquierda a derecha: Juan, Luis y Diego. Sentados: Pedro Valle Marchante y Francisco |
“A mi abuelo lo buscan porque pertenecía a UGT y tenía muchas relaciones con el Partido Socialista, como es natural. A mi padre, que era el más pequeño y a mi tío Diego, que eran los más cultos, también lo buscaban. Iba la Falange por mi casa y recuerdo que mi madre, asustada, les decía que no estaban, que estaban trabajando”.
Optan por marcharse a San José del Valle con el abuelo materno, Barrera. Recuerda Pedro el viaje desde Jerez a San José del Valle. Recuerda el cruce del río y como su madre lo llevaba de la mano. No recuerda con claridad si durmieron en una cuneta al hacerse de noche, antes de llegar a San José del Valle. Y ante los rumores que llegaban de detenciones y asesinatos, se quedan en la sierra, junto con el abuelo Barrera. Se queda con su abuelo, sus cinco hijas y dos nietos. Uno de ellos, nuestro protagonista Pedro, que contaba con apenas 8 años.
Finalmente optarán por marcharse también de allí. Durante una de las noches, ayudado por un burro y en compañía de sus cinco hijas y los dos nietos, marchan hacia La Sauceda, zona en poder republicano y vía de escape hacia Málaga. Tomaron la misma decisión que otras muchas familias: Sauceda para posteriormente dirigirse hacia la Málaga republicana. El final de otras muchas familias, como ya conocemos, sería el Cortijo de El Marrufo. El final de muchos de ellos sería la Fosa de El Marrufo o algunas de las muchas ubicadas en el Valle de La Sauceda.[3]
“Una vez que llegamos y nos alejamos, me echaron allí y me quedé dormido. Mi abuelo bajó a ala Ermita a ver qué panorama se encontraba y al rato subió con cinco o seis hombres. Eran socialistas. Uno de ellos me cogió en borricate y bajamos todos a la Sauceda. Alli había mucha gente, montones. Unos vivían debajo de los árboles, otros en chozas. Allí mataban vacas por órdenes del Comité que luego se repartía para que la gente comiera. Habría miles de personas. Allí estuvimos cierto tiempo. En vista de que el asunto de la guerra empeoraba, nos fuimos con dirección a Jimena, donde pasamos la noche. Al día siguiente nos fuimos hacia Casares. Sí recuerdo muy bien el paso del río Guadiaro, porque llevaba mucha agua y cómo mi abuelo nos ayudó a pasarlo. Aquella noche no recuerdo tampoco si dormimos en el campo o ya en Casares. De allí nos dirigimos a Málaga. Pero ya desde la sierra, cuando se hizo de noche, se veía circular mucho tráfico por la costa: camiones y coches militares. Parece que eran las fuerzas de Franco que llegaban a Estepona. Allí se les hizo frente. Mi padre y mi tío Diego se quedaron en Estepona”.
El abuelo, sus hijas y los dos nietos continúan el camino hacia Málaga. Recuerda felizmente, cómo a su madre y a él lo subieron a un coche que les llevaría a Málaga. Era la primera vez que se subía. Allí a la entrada de Málaga se encuentran con su tío Pepe, José Barrera Archidona, hermano de su madre. Preguntan por el cuartel donde están reclutando milicianos y también se encuentran con su padre, Juan Valle. Del que nada se sabe es de Diego.
Diego había sido herido en Estepona. Tenía una herida en la muñeca. Enterado que su familia estaba en Málaga, pide permiso y se traslada hasta allí, donde vuelven a coincidir los dos hermanos, Juan y Diego.
En Málaga se refugian, según recuerda Pedro, en un convento cerca de la calle Larios. Desalojado y abandonado por las monjas que había huido era utilizado como refugio y albergue para las muchas familias que iban llegando a Málaga, huyendo del avance de las tropas franquistas.
“el convento estaba lleno de gente; era impresionante. Cuando empiezan a bombardear Málaga, se escuchaban las bombas y los cañonazos en el mar y los aviones. Por cierto, a nosotros nos cayó una bomba muy cerca. Aquello se cayó todo. Los niños llorando, en fin, se puede usted imaginar”
Se refugian en la sierra, huyendo de la costa, por su proximidad a los bombardeos desde el mar.
“Desde allí, mi abuelo bajaba todas las mañanas muy temprano a Málaga para ver qué iba pasando. Mi tío Diego que estaba herido se quedaba con nosotros. Bajaba para curarse. Pero siempre esperaba a la vuelta de mi abuelo, por precaución. Que daba novedades de posibles peligros. Contaba mi abuelo que se encontraba muertos por las calles y demás. Aquella mañana, mi tío Diego no tuvo paciencia y confiando en que no pasaría nada, bajó a Málaga a curarse sin esperar a que mi abuelo volviera. Me acuerdo que mi tío me dio un beso. Me quería con locura y yo a él. Me dio un beso para despedirse. Hasta hoy. No lo volvimos a ver más. Lo cogieron prisionero. Creo que sería sobre el 23 o 24 de febrero de 1937, cuando la caída de Málaga. Lo fusilaron”.
Hemos sabido gracias a la Asociación de la Memoria Histórica de Málaga, que me remitió copia de la base de datos de los fusilados de Málaga y enterrados en la Fosa Común del Cementerio de San Rafael de Málaga, que Diego Valle Recio fue sometido a Juicio sumarísimo y condenado a la pena capital. Sería ejecutado días después.
“Luego a mis tíos también los metieron en la cárcel. A mi tío Luis que es el que más tiempo estuvo. Mi tío Francisco, que enfermó y nada más salir de la cárcel y murió. Y mi padre que estuvo en el campo de concentración de Albatera, en Alicante. Contaba mi padre lo del perro que se coló por las alambradas del campo de concentración. Qué hambre tendrían, que cogieron el perro, lo mataron, lo asaron y se lo comieron”
Partirían junto a una gran caravana de mujeres, niños y ancianos hacia el Palo, barriada malagueña de las afueras, camino de la carretera que va para Almería: la carretera de la muerte. Su historia afortunadamente ya conocida y sus consecuencias tan graves o incluso mayores que el bombardeo de Guernica. Hay suficiente documentación sobre el acontecimiento. Nos recordaba Pedro que allí fue dónde se hizo famoso Carlos Arias Navarro y no cuando anunció la muerte de Franco. Su apodo lo dice todo “El carnicero de Málaga”.
“Cuando tomaron Málaga, pues nos fuimos para arriba, en dirección Motril, porque allí se había hecho frente al avance de las tropas de Franco. Bueno, pues a andar. Un hombre, mi abuelo, con casi setenta años, con cinco hijas, dos nietos y una nuera y miles de personas iniciamos la marcha. Llegamos a Torre del Mar. Allí parece que cortaron el paso. Ya se habían ido los militares y no permitían el paso. Había que volver hacia atrás. Pues otra vez, andando, nos fuimos para Alcalá de los Gazules. Mi madre se fue a mi abuela Francisca y le contó lo que sabía, porque la pobre no sabía nada de sus hijos. Ni de Diego, ni de Luis, ni de Francisco, ni de mi padre. De Alcalá nos fuimos de nuevo a San José del Valle. Mi abuelo se tuvo que presentar a la Guardia Civil y a los Falanges de allí. Lo metieron en la cárcel. A las mujeres las pelaron. A todas. A Rape y no le dieron aceite de ricino porque no había. Mi abuelo estuvo unos cuantos meses en la cárcel y nosotros, mientras tanto, a pasar más calamidades”.
NOTAS
[1] Los testimonios han sido aportados en su totalidad por Don Pedro Valle, durante la entrevista que sostuvimos en su domicilio de Alcalá de Guadaira, el 16 de noviembre de 2009. En dicha entrevista, me acompañaron Santiago Moreno Tello y Rubén Benítez, a los que también agradezco su colaboración, así como a Azania, que no sin dificultad ayudó a transcribir la entrevista. Por supuesto a la Asociación de Memoria Histórica de Málaga.
[2] Como representante del Comité del PSOE constituido en Alcalá de los Gazules, en 1886, aparece Diego Valle Regife. A señalar según Santiago Castillo, en “El Movimiento Obrero en la Historia de Cádiz”, publicado por Diputación Provincial de Cádiz en 1988. Recogido igualmente por Caro Cancela en “los Socialistas en la Historia de Andalucía, Tomo 1”, editado por Fundación Pablo Iglesias en 2006. La Agrupación de Alcalá de los Gazules, fundada en 1886 fue la segunda agrupación del PSOE constituida en Andalucía.
[3] El Marrufo Fosa Común. La Sauceda de Cortes de la Frontera. Málaga. Juan Carlos Perales Pizarro. Accesible en: http://www.todoslosnombres.org/doc/investigaciones/investigacion131.pdf
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