viernes, 23 de octubre de 2015

Memoria de Puelles y Espinosa sobre el estado antipalúdico de Alcalá de los Gazules (III)




      El documento que reproducimos como apéndice documental no solo nos permite conocer la afectación palúdica en Alcalá de los Gazules a inicios del siglo XX, sino que describe de forma pormenorizada el estado higiénicosanitario, características socioeconómicas, así como la realidad rural de esta población. Pese a que no se haya localizado ninguna otra memoria respondiendo al citado cuestionario creemos que debieron realizarse, su hallazgo y análisis pueden aportar información de gran valor para comprender la historia de las localidades para las cuales se redactaron.

Apéndice documental

Informe que a fines del siglo XIX emitió la Junta de Sanidad de Alcalá de los Gazules sobre un cuestionario que dio la Superioridad para la extinción del paludismo, y el cual fue escrito por el autor de este libro.

a. Lugares pantanosos que existen en cada Distrito municipal, con expresión de su superficie y profundidad

      En Alcalá de los Gazules no existen lagos, ni aun lagunas de gran extensión, aunque se designan con el nombre de tales, las de Juan Frías, Prados, Gregoria, Juncal en la dehesa de Mogea de Escobar; Puerto-llano en la Majada del Montero; Mogea Hermosa, en Laganes; Rivas, en la dehesa de la Zarza; Dehesilla, Arcos y Doña Jerónima en la de Jota; y Hermosillas y de la Estancia, en la dehesa de Moracha. A parte de estas doce lagunas de poca extensión y profundidad, existen diseminadas charcas, charcones y albinas, que en años de poca lluvia se desecan, en los comienzos del estío.

       En cambio existen nueve arroyos y cuatro gargantas que forman los nacimientos del río Barbate, que es el principal del término; siete arroyos y cuatro gargantas, que desembocan en el río Álamo, afluente del Barbate; nueve arroyos y tres gargantas, que alimentan al Fraja, otro de los afluentes; treinta y cinco de los primeros y cuatro de las segundas, que acrecen al Rocinejo; y sesenta y dos arroyos y treinta gargantas que vierten sus aguas en el Alberite, que como todos los anteriores, va a engrosar al primero, único río de importancia que después de recorrer el término y los de Medina Sidonia y Vejer de la Frontera, desemboca, ya caudaloso y navegable, en el Estrecho de Gibraltar.

        El Fraja nace en la Sierra de las Cabras, termino de Jerez de la Frontera, en los confines del nuestro, recorriendo en éste unos doce kilómetros de Norte a Sur. El Álamo, en la Sierra del Valle (Jerez) cerca de las lindes o mojoneras de Alcalá, con un recorrido en nuestro término de diez y ocho kilómetros. El Rocinejo nace en la Garganta del Montero (Alcalá) y continúa en dirección Nor-Oeste unos veinte y cinco kilómetros. El Alberite comienza en los Bujeos (Buhedos) de Arnao, de Alcalá, corriendo veinte y tres kilómetros de Este a Oeste. Y el Barbate nace en la garganta de Juan Vela, atravesando veinte y cinco kilómetros de Norte a Sur, pasando al pie de esta ciudad, y reunido con los otros cuatro en nuestro término, llega a pasar por la aldea de Casas Viejas (Medina Sidonia) y va a confundir sus aguas con el Océano en las playas de Vejer.

b. Si consisten en charcas, lagunas, albercas, arroyos, u otra variedad de aguas estancadas

        Todos estos ríos atraviesan, como ya se ha dicho, el extenso término de Alcalá de los Gazules, que contiene 47.851 hectáreas 84 centiáreas, o sean más de 478 kilómetros cuadrados, siendo la longitud de sus linderos, de 77 kilómetros. Forman estos ríos una extensa red, que circula por todo el término municipal, en unión con las gargantas y arroyos; pero como nacidos de unos en el término y los otros en los confines de Jerez, más que ríos, son riachuelos, de curso discontinuo, excepto Rocinejo en sus comienzos, quedando cortados y en seco, no solamente en el verano, sino gran parte de otoño, y a veces, en años de persistente sequía, en la primavera. No siendo igual o graduada la pendiente de los álveos, quedan los ríos cortados por hoyos o barrancos, de una profundidad de dos o tres metros en los más, en donde se remansa el agua por encontrarse bajo el arenoso suelo, una segunda capa arcillosa e impermeable; y estos bajos o depósitos naturales, constituyen a la vez la vida y la muerte; porque secándose las fuentes, arroyos y gargantas, en su mayoría, ellos son durante el estío, los abrevaderos naturales de los ganados, base de la riqueza local; pero al propio tiempo, son los focos más seguros y permanentes de la infección palúdica. Únase a estos charcos, las lagunas antes relacionadas, los cachones y albinas y se tendrá idea aproximada de que el término municipal de Alcalá de los Gazules, es un continuo vivero de gérmenes palúdicos, con raras excepciones, que se dirán en su lugar.

c. Si están estos lugares inundados o se desecan en ciertas épocas del año; y en este último caso, si la desecación se produce por evaporación, o por filtración de las aguas a través del suelo

      Ya se ha dicho, que las charcas son pequeños remanentes del agua de los ríos y arroyos, que se estancan en el verano, y o no se desecan, o cuando esto ocurre en año de sequedad constante y a fines del estío o principios de otoño, si se retrasan las lluvias.

      Como el suelo es impermeable lo mismo en las charcas fluviales que en las lagunas (éstas por lo general situadas en las dehesas de los Propios), que son areniscas superficialmente y arcillosas en el subsuelo, se desecan por evaporación y consumo de los ganados, siendo escasas o nulas las pérdidas por filtración.


d. Naturaleza de las aguas encharcadas; si son dulces o saladas, o están mezcladas las unas con las otras; su estudio físico, químico y bacteriológico.

       Las aguas pantanosas son por lo general dulces, potables, toda vez que el mayor caudal que reciben, es la llovediza; pero como son tantos los manantiales, tan varios los terrenos porque atraviesa, las hay de naturaleza salina cloruro-sódicas en una de las charcas del Barbate; sulfurosas en un arroyo del río anterior; y contienen por lo general, en proporciones muy variadas sulfatos de hierro, carbonatos de cal, magnesia y sosa, y cloruro-cálcico. Además, muchos despojos orgánicos de los reinos vegetal y animal, hallándose por lo tanto en unos charcos, agua dulce; y en otros, saladas; y en los más, mezcladas.

       No se dispone de laboratorio y aparatos para hacer el estudio químico y bacteriológico de las aguas

e. Naturaleza, elevación y accidentes de los terrenos pantanosos. Dibujos y planos. Si son propiedad del Estado, de la Provincia, del Municipio o de particulares.

      El terreno es por lo general de origen terciario, predominando la sílice, la caliza, los yesos y las arcillas abigarradas, encontrándose restos y modelos de sílice pirómaca en la parte montañosa en donde nacen los arroyos, gargantas y ríos, que es el Nor-Este del término, formado por la Sierra de Algeber o de la Algibe y el Picacho; arcilloso, arcillo-arenoso, y pocas veces arcillocalcáreo (pago de Fraja) en la parte baja del Sur-Oeste, en donde recorren los ríos tierras de labor, conocidas las más con el nombre de «bujeos», que son tierras fangosas a poco que llueva, intransitables durante el invierno, y que difícilmente se hallan en sazón para los cultivos. En las cumbres apenas hay nacimientos o pequeñas fuentes, pero las lagunas están situadas entre quinientos a seiscientos metros sobre el nivel del mar; arroyos hay que nacen casi desde la cima de las montañas, que alcanzan un nivel máximo de 1124 metros, y los charcos de los ríos, los más bajos se hallan a 200 metros en los barrancos de la parte montuosa, y de 100 en las vegas.

       No disponemos de conocimiento ni personal técnico para poder presentar dibujos ni planos que den exacta idea del término, desde el aspecto de sus zonas palúdicas.

      Los ríos por su pequeña profundidad, corta anchura; por ser discontinuas sus aguas, por no estar destinados en ningún tiempo a la navegación, sirga, pesca, ni canalizaciones para el cultivo excepto el Patrite o Rocinejo que fecundizan un pequeño pago de huertas, suponemos que son de propiedad particular y del Municipio, entendiéndose éste como persona social o civil, en cuanto tiene propiedades, no para fines generales o de aprovechamiento público, sino como entidad jurídica para sus fines patrimoniales o propios.



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