sábado, 24 de agosto de 2019

Cuando la Feria se mudó al Paseo




Ismael Almagro Montes de Oca 

       Por todos es conocido que antiguamente la Feria se celebraba en la calle Real y Alameda de la Cruz, pasando a instalarse en el entonces Paseo de Mochales, hoy Paseo la Playa, en la década de los años 20 del siglo pasado. Pero ¿Cuándo se produjo exactamente dicho traslado y cuáles fueron los motivos? Vamos a intentar responder a estas preguntas. 

     Sabemos que en 1926 la feria aún no había cambiado de sitio, pues para la de Septiembre de dicho año, el alcalaíno Miguel García García solicitó al alcalde el 25 de agosto lo siguiente: 

“Que aproximándose las fiestas de Feria de esta población solicita a la Corporación de su digna Presidencia, le sea concedido el sitio que biene ocupando con su puesto de turrones y otros efectos hace mas de veinte y cinco años, al sitio Plaza de Montes de Oca previo el pago de los Arbitrios establecidos…”[1]


       Al año siguiente, la feria de Mayo también se celebró en su ubicación primitiva, pues se conservan fotografías de la época donde en la artística portada puede verse el año de 1927. 



       Asimismo, al igual que en años anteriores, se vuelve a pedir la instalación del puesto de turrón de Miguel García, aunque esta vez es su viuda, Francisca García Villar, quien lo solicita: “Que siendole necesaria autorización para establecer un puesto de turrón y avellanas en la proxima feria de mayo de esta población en el sitio en que hace años viene concediéndosele…” 


       Sin embargo, la de Septiembre ya se celebrará en el Paseo de Mochales, puesto que existen varias peticiones al alcalde para instalar puestos en dicho Paseo. 

       Así, el 26 de julio, Vicente Jiménez Fernández solicita “instalar una caseta en el paseo de Mochales para el despacho de bebidas durante los días de la feria de Septiembre próxima entre la Plaza de Toros y la casa de la Dionisia con trescientos ochenta centímetros de largo por doscientos setenta de largo…” 


         Esta petición fue aceptada por la Comisión Permanente del Ayuntamiento en la sesión ordinaria del 30 de julio, con la salvedad de que debía ser instalada en el lado opuesto al solicitado, “próximo a la cancela de la fábrica de electricidad donde terminan las piedras que forman bardo, parte que queda libre.”[2]

       Días más tarde, el 13 de agosto, Juan Salas Domínguez pidió “Que habiendo de celebrarse las tradicionales fiestas de feria y Velada de Nuestra Sra de los Santos en esta solicita le sea concedido sitio en el paseo Mochales para instalar una caseta y dedicarse dichos días a la venta de Café vino y licores” [3]

       La Corporación, aceptó su solicitud, tras pedir al Sr. Salas que presentara un croquis o diseño de la caseta. 



      Las actas de las reuniones de la corporación municipal de aquella época no reflejan absolutamente nada sobre el cambio de ubicación de la feria, que suponemos se adoptó por ser el Paseo de Mochales un espacio más abierto y extenso que permitía la instalación de puestos y casetas. 

       Sin embargo, este cambio no fue del gusto de todos los alcalaínos, puesto que contó con el rechazo de los propietarios y regentes de los bares y locales de la zona de la calle Real y Alameda, que habían visto  cómo sus ventas en la feria habían caído estrepitosamente, lo que provocó que en agosto de 1929 solicitasen al alcalde que la feria contase con dos recintos feriales, uno en el Paseo de Mochales, para celebrar la feria de día y otro, en su ubicación antigua, para celebrar la feria de noche: 

“AL SEÑOR ALCALDE PRESIDENTE DEL ILUSTRE AYUNTAMIENTO DE ESTA CIUDAD. 

      Los abajo firmantes, todos mayores de edad, con domicilio en esta población, que forman la mayoría de contribuyentes por el concepto de Comercio é Industria, en lo referente a establecimientos de cafes, cervecerías y como más procedente sea, exponen: 

      Que por razones que desconocen y sin que con ello se beneficie el éxito de los festejos que en las ferias de Mayo y Septiembre se celebran en esta ciudad, desde hace dos años se viene celebrando tales festejos en el Paseo de Mochales, hoy Toscano Dalmau, en vez de las calles General Primo de Rivera y Plaza de Montes de Oca, como siempre se ha venido haciendo, por ser los sitios más céntricos y donde se encuentra todo el comercio de esta ciudad, con escasísima excepción. 



      No pretendemos monopolizar el derecho al despacho de nuestros artículos; pero si queremos evitar, como nos viene sucediendo desde el traslado de los festejos, que nuestros establecimientos sufran una casi total paralización, por no haber casi nadie en las calles principales del pueblo, de lo que resulta que en época en que debiera intensificarse nuestras ventas, por encontrarse en el pueblo casi todos los que habitualmente residen en el campo, no sólo no ocurre así, sino que, por el contrario, disminuyen nuestras ventas, por la atracción de los festejos en otros parajes. 

      No dejamos de comprender que muchos de los festejos tienen lugar más apropiado en el paseo antes dicho, para tampoco se nos escapa que puede armonizarse todo, de forma que, sin perjudicársenos, como hoy ocurre, se repartan los festejos y tampoco se perjudiquen los dos o tres establecimientos situados en el Paseo Toscano Dalmau. 

      Entendemos que la mejor forma de armonizar los intereses de todos, sin perjudicar el éxito de los festejos es establecer que estos se celebren durante el día hasta las ventidos horas en el Paseo dicho y desde esa hora hasta la una del día siguiente o hasta la hora conveniente, con arreglo a lo que hasta ahora se ha venido haciendo, se traslade la Banda de Música a la Plaza de Montes de Oca para dar conciertos, alumbrándose en la forma extraordinaria que antes se hacía dicha Plaza y la calle general Primo de Rivera. 

      Como puede apreciar V. S. no son nuestras pretensiones egoístas, pues solo nos anima el deseo de poder recuperar algo de los muchos quebrantos que en el año sufrimos, dada la mala época que atravesamos, ya que es la única forma de poder atender nuestros compromisos como comerciantes y como contribuyentes. 

      En su virtud 

       SUPLICAMOS a V. S. se digne ordenar lo procedente al objeto de lo que esta solicitud se interesa. 

       Es a más de justicia, gracia que no dudamos alcanzar de V. S. cuya vida guarde Dios muchos años. 

Alcalá de los Gazules a 8 de agosto de 1929. 

(rubricado) 

P. O. Ramón Camacho     
Francisco Arroyo        
Vicente Jiménez                      
Diego Fernández
A ruego de Franco Barrio por no saber firmar Juan N. Pacheco
 P. O. de Pedro Grimaldi por no saber lo hace a su ruego Juan N. Pacheco 
Firma ilegible                         
Manuel Villar 
Francisco Villar 
Antonio Piña                          
Antonio Montes de Oca        
Jerónimo González 
Manuel Sandoval                   
Antonio Gallego 
María Torres Amador            
Miguel Delgado 
Juan ¿?                                   
Juan Pereira”[4]

      Finalmente, la Corporación decidió no acceder a las peticiones de los empresarios por la proximidad de la feria y acordó que en las sucesivas ferias se estudiase el tema con suficiente antelación, aunque todo parece indicar que, definitivamente, los tiempos habían cambiado para nuestra Feria. 

      Por tanto, podemos afirmar que la Feria de Septiembre de 1927 fue la primera en celebrarse en el Paseo la Playa.



NOTAS

[1] Archivo Municipal de Alcalá de los Gazules. Legajo 448. Licencia aperturas establecimientos 1873-1963 448 

[2] AMAG. Comisión Permanente 1926-1928. Libro 57 folio 119 vto. 

[3] AMAG. Legajo 448. Licencia aperturas establecimientos 1873-1963 448 

[4] AMAG. Expedientes varios. Legajo 288

sábado, 17 de agosto de 2019

Memorias de un alcalaíno prisionero en la Guerra del Rif (I)



Ismael Almagro Montes de Oca 



       En 1912 se creaba el Protectorado español de Marruecos, iniciándose una campaña militar a partir de 1920 para pacificar la zona del Rif, que se preveía iba a resultar fácil. Sin embargo, nadie esperaba la feroz resistencia que las tribus kabileñas, comandadas por Abd-el-Krim, opusieron a las autoridades españolas. 

      Entre el 17 de julio de 1921 y el 9 de agosto, las fuerzas rifeñas atacaron las posiciones españolas, acabando con la caída de Annual, uno de los mayores desastres militares de España, en el que perdieron la vida unos 8000 soldados españoles, mientras que muchos otros fueron hechos prisioneros. Este es el caso de un paisano nuestro, Fernando Jiménez Pajarero. 

      Aunque nacido en Algodonales, pasó su infancia y juventud en nuestra localidad. Tras los estudios universitarios, se casó y pasó a Marruecos trabajando para la Compañía Colonizadora, donde se vio sorprendido por las revueltas de los rifeños de 1921. Vivió el desastre de Annual en primera persona, ya que fue hecho prisionero tras la rendición de los españoles, a pesar de ser personal civil y no militar, viéndose sometido a un cautiverio que duraría nada más y nada menos que ¡dieciocho meses! De su liberación, ya dimos cuenta en este blog, al hablar de la guerra de Marruecos: http://historiadealcaladelosgazules.blogspot.com/2018/08/la-guerra-de-marruecos-y-la-cruz-de-los.html

      Precisamente, tras ser puesto en libertad, dejó escrita la odisea sufrida en su cautiverio, en forma de Memorias, que serían publicadas por el periódico LA LIBERTAD a partir de febrero de 1923 en varias entregas. 

      A pesar de no ser estrictamente HISTORIA DE ALCALA, creo que merece la pena recordar todas las peripecias y penurias que tuvo que sufrir nuestro paisano, pues son una fuente de primerísima mano para conocer una parte importante de la Historia de nuestro país. 



DE MARRUECOS 
MEMORIAS DE UN CAUTIVO 


En el camino de la tragedia 

Cómo y por qué publico mis Memorias 

       Imperativos de la amistad me obligan a acceder a los deseos del ilustre director de LA LIBERTAD, D. Luis de Oteyza, a quien hube de conocer en los días crueles de mi cautiverio, cuando el bravo y generoso periodista realizaba la hazaña de ir a buscar en el campo enemigo aquellas noticias que de otro modo jamás se podían conseguir, y al propio tiempo confortaba con su presencia y ánimo varoniles el espíritu deprimido y pesimista de quienes con los horrores de la prisión sufríamos las amarguras del vencimiento, la tristeza de creernos abandonados, la seguridad de un porvenir fatal, mientras, uno tras otro, íbamos cayendo, víctimas de los malos tratos, de las enfermedades y de la desesperación, que no perdona... 

      Mi modestia, por una parte; el justificadísimo temor, por otra, de causar daños con mis declaraciones; un natural encogimiento del ánimo, me han hecho vacilar un punto en la ejecución de una promesa, a la que, al fin, comprendo que debo hacer honor. 

      Y así, me decido, cariñosamente acuciado por mis amigos, a publicar mis Memorias en LA LIBERTAD, ese gran diario madrileño que con tanto ardimiento y patriotismo ha seguido la campaña de Marruecos, con procedimientos y arrestos dignos de su fama e importancia. 

      Serán mis Memorias los recuerdos de un cautivo, sin otro alcance ni transcendencia. Procuraré en todo momento ser el fiel trasunto de la realidad. 

      Habrá ocasiones en que mis apreciaciones, mis puntos de vista sean erróneos, podré equivocarme al juzgar hechos o plantear problemas; pero el relato jamás, jamás se apartará un ápice de la verdad ni podrá nadie desmentir una sola de mis afirmaciones, porque todo he de sacrificarlo a la exactitud, y cuanto me ha ocurrido en el año y medio de cautiverio, cuanto he presenciado de Junio de 1921 acá, lo tengo grabado en el alma de manera imborrable. 

Quién soy y mi situación en África 

      Quiere Oteyza, y yo defiero a su amable mandato, que tengan estas Memorias carácter personalísimo, y en ellas, día por día, cuente los trabajos e incidentes de que yo, con los demás cautivos, hemos sido protagonistas en la gran tragedia de Marruecos, y para ello, como si de una autobiografía se tratase, comenzaré por decir quién y de dónde soy, y cómo y por qué me hube de mezclar en los asuntos africanos. 

     Yo nací en Algodonales, un pequeño pueblecito de la provincia de Cádiz, y mis primeros años transcurrieron en Alcalá de los Gazules, donde viví hasta que, para mi educación, me trasladaron a Cádiz. En esta población estuve siete años, y en ella estudié la carrera de profesor mercantil. 

Anotación de Fernando Jiménez Pajarero residiendo en la calle Alonso Cárdeno (actual Galán Caballero)
en el Padrón de 1901 (Archivo Municipal Alcalá de los Gazules)

      Ya casado, el año 1916 marché a Melilla, ingresando al servicio de la Compañía de Minas del Rif como jefe de Cultivos de la Granja Agrícola, asignándome como residencia Monte Arruit. 

      La importancia de los cuantiosos intereses que a mi cargo había puesto la Compañía Colonizadora absorbía por completo mi vida, y fue causa y ocasión de que mi constante trato con españoles y con indígenas aguzaran mi espíritu observador, haciéndome ver, con claridad no muy generalizada, el problema de España en Marruecos. 

      Fueron también mi continuo contacto con los moros y el cargo que desempeñaba lo que me facilitó conocimientos, siquiera pequeños, de árabe, e infinidad de amistades, a los que indudablemente debo la vida. 

El levantamiento se anuncia 

       No he de entrar en consideraciones acerca del estado de nuestra política en África en épocas anteriores al desastre, porque ello alargaría excesivamente el trabajo, defraudando así la curiosidad del lector y hasta desvirtuando el carácter de estas Memorias; pero sí he de manifestar que ya desde el mes de Abril de 1921 se notaba en Monte Arruit un malestar extraño entre los moros del campo, y aun se decía que muy pronto vendrían moros de lejanas cabilas a tomar el té con los Guelaia. 

      Y este desasosiego y estos rumores no eran sólo en Monte Arruit, sino que en la misma Melilla lo sabía todo él mundo y únicamente podían ignorarlo quienes, por torpeza o de propio intento, permanecían en el marasmo de la indiferencia. 

      Y no sólo se conocía el malestar de los indígenas, sino que para nadie era un secreto que Abd-el-Krim estaba formando una fuerte jarka, que las indómitas y temibles kábilas rifeñas poseían armas y elementos de lucha, que los jefes hacían una propaganda intensísima y descarada contra España, y hasta se afirmaba que el comandante general recibiera muchas y reiteradas confidencias de lo que entre los rebeldes se concertaba, y que él hubo de despreciar, aunque semejante desdén le costase pocos meses más tarde la vida. 

      En tal estado las cosas, llegó el mes de Junio y en él tuvo efecto la triste derrota de Abarrán, dolorosa confirmación de todos aquellos rumores, ratificación amarga y cruel de una nueva línea de conducta de los moros, que se rebelaban contra España. 

      Ni aun esta lección fue suficiente, considerándola muchos como una simple incidencia de la política colonizadora, como un tropiezo sin importancia. 

      Los indígenas, por el contrario, dieron al zarpazo de Abarran todo su valor, y ya no se limitaron a mostrarse descontentos, sino que afirmaban con insolencia que los rifeños nos iban a dar una paliza. 

      No cayeron en saco roto para mí todas estas advertencias, y por un certero instinto, adelanté el viaje de mi familia a España, con precipitación que sorprendió a los míos, y a la que no cabe duda que se debe el que poco después no cayeran envueltos en la catástrofe. Era mi costumbre de todos los años el enviar a mi gente a que pasasen el verano en mi hermosa tierra andaluza; pero aquel año yo tenía el presentimiento de una gran desgracia, y así lo demuestran las cartas que por aquella fecha escribía a un cuñado mío, residente en España, participándole mis temores de un terrible descalabro en visita del levantisco espíritu que advertía en los moros del campo y su sospechosa conducta. 

       De todo el mundo era conocido, al llegar el fatal golpe de Igueriben, que la jarka enemiga era poderosísima y que no había posibilidad de llevar víveres y municiones a los soldados que estaban empeñados en tan espantosa aventura. 

Estalla la catástrofe 

      No he de detenerme ni insistir en los avisos desesperados del general Fernández Silvestre al general Berenguer, en sus angustiosas peticiones de socorro, tan inútilmente esperado, porque, según me voy enterando, se ha escrito mucho, incluso libros, acerca de este punto, cuya importancia es capital para la inaplazable cuestión dé las responsabilidades. 

      El día 22 de Julio, después de haber pasado la jarka amiga de Monte Arruit para Batel, marché yo a las Granjas de Messera-el-Melh» y de Saf-Sat para inspeccionar los servicios de la Compañía Colonizadora, en atención de estar entonces en pleno período de la recolección y ser cuantiosísimos los intereses que ello suponía. 

Plano de la zona de Melilla donde se desarrollaron los acontecimientos

      Realizada mi visita, pernocté en la Granja de Messera-el-Melha, y el día 23 salí a caballo en dirección, de Monte Arruit, en compañía de mi ordenanza moro, Mohamed-el-Balik. 

     Al pasar por el Zaio, un paisano me informó del suicidio del valeroso e infortunado, general Fernández Silvestre, comunicándome al propio tiempo que acababa de llegar Sánchez Noé, capitán de la Policía indígena. 

      Amigo y paisano—Sánchez Noé había nacido en San Fernando—, me apresuré a entrevistarme con él, y el bravo capitán, que más tarde había de morir en la toma de Nador, me confirmó la fatal noticia de la retirada y la de que había muerto, nada me dijo de suicidio, el comandante general de Melilla. 

      Pregunté al citado militar sí verdaderamente era peligroso mi viaje a Monte Arruit, y el capitán me dijo que él no consideraba la cosa tan grave como algunos creían, aunque desde luego estaba seguro de que al día siguiente tendríamos a Arruit como campamento avanzado, dada la pujanza de los rebeldes y el desconcierto los nuestros. 

     Estas seguridades del capitán y la consideración de los intereses puestas a mi cargo, por valor de más de dos millones de pesetas, me decidieron a lo que estimaba cumplimiento de mi deber, y, al galope tendido, salimos Mohamed-el-Balik y yo para defender lo que la Compañía Colonizadora confiase a mi custodia. 

      Al llegar a Sidi Sadik me di cuenta exacta de toda la magnitud del desastre, mucho más grave aún de lo supuesto por Sánchez Noé, porque vi llegar en larga, triste y vergonzosa caravana a la Policía indígena, llevando unos cuatro fusiles, otros conduciendo al hombro seis y más armas. 

     Traté de hablar a las fuerzas indígenas; pero éstas, hoscas y ceñudas, se negaron en absoluto a decirme nada, y en vista de ello y a pesar de las protestas de mi ordenanza, que se negaba a seguir la marcha, continué mí cabalgada hasta llegar, ya muerto el día, a las inmediaciones de las posiciones de Monte Arruit. 


De Monte Arruit a Zeluán 

      Los lugares aquellos ofrecían un aspecto pavoroso: las tropas de la Policía indígena se habían sublevado, haciendo causa común con los rebeldes y se disponían a atacar a los españoles. 

      Aprovechando mis conocimientos del idioma, y más aún mis amistades con casi todos ellos, muchos de los cuales me debían favores y atenciones, les dije que deseaba entrar en el poblado, a lo que se negaron resueltamente, aconsejándome que marchase con toda prisa a Melilla, pues peligraba mi vida. 

     La deserción de mi ordenanza, que se unió a los sublevados, el verme solo y la leal advertencia del enemigo, me resolvieron a seguir el consejo e ir a buscar refugio en la plaza. 

     A campo traviesa galopé para salir a la carretera de Monte Arruit a Zeluán, y cuando llegué a ella un nuevo y mas desolador espectáculo se ofreció a mis ojos. 

     La carretera estaba sembrada de cadáveres de soldados, de caballos muertos de fatiga, de heridos que atronaban el espacio con sus alaridos de dolor o que se morían, quejándose débilmente. Por todas partes se veían fusiles rotos, machetes, sables, rendas de uniforme abandonadas en una fuga enloquecedora. A veces, cruzaban fugitivos en carrera desenfrenada, otros se arrastraban lentamente, dejando un rastro de sangre en el camino... Despavoridos, inermes, con ojos de loco, algún que otro español huía de los poblados en trágico éxodo. 

¡Qué anochecer más espantoso aquél del día 23! 

       Un automóvil militar se paró en aquellos lugares, fueron metidos en él doce o catorce soldados de los que estaban más graves y, abarrotado de carne humana, de vencidos, salió en vertiginosa carrera el auto. 

Recogida de heridos

      Con el alma destrozada seguí mi camino; pero pronto interrumpí mi viaje al ver a un pobre soldado, completamente deshecho, que apenas podía moverse, porque desde el día anterior, que saliera de Annual, no se había detenido. 

      Se me partía el alma viendo al desventurado, y, apeándome del caballo, monté al infeliz fugitivo y así anduvimos cuatro kilómetros inacabables. La casualidad hizo que uno de los muchos caballos sin jinete que por allí cruzaban desbocado se acercara al nuestro y pude apoderarme de él, dejando al soldado que fuese en busca de sus compañeros, y yo proseguí camino de Melilla. 

      Las sombras de la noche, la visión dantesca de la desbandada de una vanguardia de ejército, sin moral, rotos, desnudos, empavorecidos los soldados, sin ánimos ni fuerza moral los jefes y oficiales, son recuerdos de tal fuerza, que nunca podrán desaparecer de mi imaginación por mucho tiempo que viva. 

     Al pasar por Zeluán, vi el poblado completamente abandonarlo, y unos carreros que encontré en mí camino y a quienes interrogué, preguntándoles que a dónde iban, me dijeron que habían oído muchos tiros en dirección de Nador y que, en vista de esto, habían resuelto buscar refugio en la Alcazaba, a cuyo punto encaminaban sus pases. 

      Estas noticias tan pesimistas, el haberme quedado sin caballo, pues mi cabalgadura no podía moverse de cansancio y el estimar muy prudente la conducta de los carreros, me impulsaron a seguir con ellos. 

En la Alcazaba de Zeluán 

      Ya en la Alcazaba, donde entramos completamente de noche, vi al Capitán Carrasco, que, como el más antiguo de los capitanes, había tomado el mando de dos escuadrones de caballería de Alcántara y de las fuerzas dispersas que de varias Armas y Cuerpos iban llegando de algunas de las abandonadas posiciones. 

      El capitán de la Policía indígena Carrasco me confirmó las noticias que antes me dieran los carreros, informándome muy al pormenor de lo ocurrido y no ocultándome la gravedad de las circunstancias. 

      Creí un deber de conciencia el ponerme a su disposición, y así lo hice, aceptando mi ofrecimiento el capitán, que me dio el mando de 21 soldados para defender el parapeto que da frente al cementerio de Zeluán, en vista de que los moros avanzaban hacia la Alcazaba. 

      Todo el mundo se lanzó a los parapetos, dispuesto a rechazar el ataque de los rebeldes. 

soldados españoles defendiendo Zeluán

       A las doce de la noche vi llegar a las inmediaciones de la posición unos 500 o 600 hombres de distintas Armas. Unos a píe, otros en mulos o caballos, y todos mostrando el espanto en sus rostros y dando aullidos por el dolor de sus heridas. 

     Entre ellos iban varios oficiales, que venían disparando sus armas a diestro y siniestro, sin apuntar, como enloquecidos. 

     Los soldados que iban delante gritaban: «¡Hermanos míos, no tirar, que somos españoles!» y, en la negrura de la noche, los disparos, las imprecaciones, los ayes de los moribundos y los angustiosos gritos de los heridos llenaban de horror a los que atónitos contemplábamos tan siniestro cuadro. 

     Aquellos hombres, en tropel fugitivo, quisieron entrar en la Alcazaba, y el capitán Carrasco, con tanta entereza como dolor, dijo a los oficiales que las tropas que guarnecían la Alcazaba de Zeluán tenían mucha moral y él no podía consentir que entrase aquel grupo para contagiarles el miedo y el deshonor. 

       En vista de la firme actitud del capitán, la acobardada tropa siguió su camino, sembrándolo de cadáveres y de vergüenza. Yo tuve un momento de vacilación y pensé incorporarme a ellos para llegar a Melilla; pero, en vista del estado en que iban, desistí de mi propósito, pues aquellos desgraciados, si hubiese sonado un tiro contra ellos, se hubiesen deshecho los unos a los otros. 

Se organiza la defensa 

      Y volví a la Alcazaba, donde se adoptaban toda suerte de precauciones; y merced a las medidas tomadas por Dalias, teniente de las fuerzas Regulares de Melilla, y Fernández, teniente de la Policía indígena, en el poblado de Zeluán pudieron reunirse víveres y otros elementos en grandes proporciones. 

      Aquella misma noche del 23 se recibió un telegrama de Melilla anunciando que al día siguiente llegarían ametralladoras y fuerzas del regimienta de Ceriñola. 

       Esta alegre esperanza fue contrarrestada con los indicios de una inmediata sublevación de las fuerzas Regulares, lo que obligó a tomar graves medidas en previsión de posibles contingencias, que no se hicieron esperar, pues en las primeras horas de la madrugada del día 24 estalló el movimiento. Los sublevados mataron a un suboficial y a varios sargentos, entablándose una feroz lucha, en que los españoles consiguieron desalojar a los Regulares del sitio donde se encontraban y recluirlos en las cuadras, donde permanecieran refugiados hasta el amanecer del día 24, en que unos 40, con dos oficiales moros, saltaron el parapeto, perseguidos a tiros por los nuestros, que desde el parapeto superior de la Alcazaba hicieron en ellas tal mortandad que apenas si escaparon con vida los oficiales y algún que otro soldado moro. 

      Al amanecer, formó Carrasco a los Regulares y les dijo a los oficiales que el soldado que no inspirase absoluta confianza fuese desarmado y encerrado en el calabozo, y que con el resto de las fuerzas se formase un escuadrón, cuyo mando confiaba al capitán Margallo y al teniente Tomaseti, con orden de salir inmediatamente para Melilla. 

      Fue ésta una buena medida de Carrasco encaminada, no sólo a alejar de Zeluán unas fuerzas de lealtad más que sospechosa y cuya finalidad era la de hacer llegar a la plaza noticias ciertas de la situación dificilísima en que se encontraban los españoles refugiados en la Alcazaba de Zeluán. 

      Los Regulares que seguían las órdenes de Margallo y de Tomaseti cruzaron las huertas de Zeluán, sufriendo bajas espantosas; pero, al fin y tras de grandes trabajos, entraron en Mejilla, llevando allí la triste nueva del asedio. 

     Y, en tanto, Carrasco, después de montar muy bien todos los servicios y de ordenar a los oficiales de Regulares que allí quedaron el más exquisito cuidado y vigilancia de 40 o 50 mujeres y niños moros allí refugiados, mando izar la bandera española en la Alcazaba, levantando así la moral y el espíritu de los españoles que en aquella fortaleza veíamos con espanto las negruras de un porvenir de sangre y de vergüenza. 

FERNANDO JIMENEZ PAJARERO"[1]


NOTAS

[1] Edición del 26 de febrero de 1923 del periódico LA LIBERTAD. Página 1.

Las fotografías no se corresponden con el artículo publicado en dicho periódico. Proceden de:

- Revista Mundo Gráfico.
-ABC
- http://altorres.synology.me/guerras/1921_annual/02_10_arruit.htm

sábado, 10 de agosto de 2019

Las elecciones de febrero de 1936 en Alcalá de los Gazules y el nuevo Ayuntamiento frentepopulista



Artículo publicado en la Revista de Apuntes Históricos y de nuestro Patrimonio 2019


Juan Pedro Romero Benítez 

     En este trabajo de investigación se han utilizado algunos datos publicados en otras ediciones del libro de Apuntes históricos y de nuestro patrimonio, y se han aportado nuevos datos obtenidos del rico patrimonio documental que tenemos en el Archivo Municipal de Alcalá de los Gazules. Es nuestra historia, la de todos. Que no quede en el olvido. En España, el tránsito del año 1935 al 1936 estuvo marcado por un gobierno de coalición radical-cedista que entra en crisis por el famoso escándalo del “estraperlo”. 

      El año 1935 se caracterizó por la baja conflictividad social, debido a la persecución de los partidos obreros, fruto de la represión ejercida por el gobierno a raíz de la “revolución de Asturias” de principios de octubre de 1934. Las derechas conservadoras lideradas por la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas) de Gil Robles, incrementaban cada día más el control que ejercían sobre los aparatos del Estado[1]

     Con la entrada del año 1936, se acercaba el final de la II República. La crisis abierta dentro del Partido Radical Republicano con el escándalo del“estraperlo” desembocó en la convocatoria de nuevas elecciones para el 16 de febrero de 1936, al negarse el Presidente de la República a que el líder de la CEDA pudiera formar un nuevo gobierno. La tarea la asume el político “centrista” Manuel Portela Valladares con la expresa condición de ir a un nuevo proceso electoral. Nos encontramos ante unas elecciones muy polarizadas. Por un lado, los principales partidos de izquierda formaron una coalición electoral llamada Frente Popular y por otro las derechas se presentaban bajo el nombre de Frente Antirrevolucionario. Estas últimas tenían gran confianza en ganar dichos comicios, ya que entre sus pronósticos no contaban con el voto masivo de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) a favor del Frente Popular, que en las elecciones de 1933 se habían abstenido. 

      En nuestra provincia, la represión ejercida por el gobernador civil Luis de Armiñán contra los partidos de izquierdas favoreció la unión de sus militantes de cara a los comicios. El Frente Popular tenía a su máximo exponente en Manuel Muñoz Martínez, procedente de la Izquierda Republicana (IR). El Frente Antirrevolucionario presentaría a Ramón de Carranza, proveniente del partido Renovación Española, como principal figura de su coalición[2]

      Los resultados electorales dieron, a nivel nacional, la mayoría de votos al Frente Popular, al igual que en la provincia de Cádiz. El triunfo del Frente Popular se produce, contra todo pronóstico, en la mayoría de las poblaciones de la provincia, ganando con una diferencia notoria frente a una derecha en teórica decadencia. A partir de ese momento se nombran nuevos gobernadores civiles, acordes a los resultados obtenidos, siendo nombrado por Cádiz José Montañés Serena, como nuevo gobernador civil de la provincia. 

      En Alcalá, los partidos políticos locales comenzaron su particular periplo hacia las elecciones, apareciendo en los meses finales de 1935 una agrupación de Unión Republicana, que estuvo presente en la inauguración de su sede en la capital de la provincia (CARO CANCELA, Diego. Op. Cit. p. 229). En el mes de febrero las agrupaciones locales se reunían en sus respectivas sedes para debatir los temas electorales. La propaganda política de los diferentes partidos calaba en los habitantes del pueblo a través de mítines. Los de izquierdas comenzaron a hacerse notar: la Unión Republicana organizó un mitin el 8 de febrero y el Frente Popular el día 13 de febrero. No se ha encontrado constancia de mítines de la coalición antirrevolucionaria[3]

      Los datos de las elecciones del 16 de febrero de 1936 en esta localidad fueron los siguientes: 

ELECCIONES GENERALES DE FEBRERO DE 1936 

Resultados 



      La población alcalaína censada en aquella fecha rondaba los 9.670 habitantes, de los cuales 6.523 eran considerados electores. En las elecciones votaron 1.851 personas, de ahí que podamos decir que el porcentaje de participación fue bajo; sólo el 28,3% de la población acudió a las urnas. Hay un gran abstencionismo en la población[4]

      A partir de ahí, en el análisis de los resultados se observa que el mayor número de votos fue dirigido al Frente Popular de Izquierdas. El Frente Antirrevolucionario obtuvo menos respaldo. Muy minoritario fue el apoyo a la Falange, con solo 33 votos. Curiosamente, días antes de la celebración de estas elecciones, José Antonio Primo de Rivera fue a dar una charla a Alcalá. Estaba programada en el local denominado “Gazul Cinema”, pero quedó prohibido su acto por orden expresa del Gobierno Civil[5]. Aun así, el líder de la Falange dirigió unas palabras a un círculo íntimo de afectos en la sede del llamado “Círculo Independiente”, con autorización del alcalde Gabriel Mariscal, que días después sería destituido[6]

El nuevo Ayuntamiento del Frente Popular 

     El triunfo del Frente Popular en las elecciones de 1936 fue la llave para que la Corporación municipal, elegida en 1931, volviera a la vida política. De esta manera, Antonio Gallego volvió a ocupar el cargo de alcalde, como reflejan las actas capitulares del día 21 de febrero. 

      El 20 de febrero el gobernador civil de la provincia, envía un telegrama al Ayuntamiento de Alcalá de los Gazules para que se configure la nueva Corporación municipal, en base a los resultados obtenidos en las recientes elecciones. Al día siguiente se celebra una sesión extraordinaria en la que, de forma inmediata, se anula el cabildo municipal nombrado por el gobernador civil anterior, en octubre de 1935. Gabriel Mariscal Recio dejó de ocupar su cargo haciendo entrega del “bastón insignia” a Antonio Gallego Visglerio, que lo sustituyó en sus funciones. 

     Seguidamente, se configuró la nueva Corporación municipal, cuyos componentes serían los siguientes[7]:



     En cuanto a los principales problemas que tuvo que abordar el Ayuntamiento en ese año, se podrían resaltar: 

- Gestión del gran paro obrero. 

- Acometida del agua en la población. Este fue uno de los proyectos de mayor envergadura que trabajó la Corporación, liderada por Antonio Gallego. 

- Las cuestiones educativas estuvieron también entre las preocupaciones de esta Corporación, al unísono del ideal republicano. 

- Se comenzaron las obras del segundo tramo de la carretera Alcalá-Jimena, para lo que el Ayuntamiento tuvo que gestionar un préstamo[9]

      Estos y otros tantos temas fueron expuestos y abordados por Antonio Gallego en la reunión que tuvo lugar en la Diputación Provincial de Cádiz el día 12 de julio, en lo que se llamó “Asamblea Magna de Alcaldes”, organizada por el alcalde de Medina Sidonia, el maestro Ángel Ruiz Enciso. Fue una asamblea que congregó a todos los alcaldes de la provincia de Cádiz, los cuales expusieron los problemas patentes en sus respectivas localidades. Posteriormente se elegirían los proyectos más importantes, enviándose a Madrid a través de una comisión para tratar estos asuntos con el mismísimo gobierno de la Nación. Esta asamblea fue un claro ejemplo de unión entre los diferentes ayuntamientos de la provincia. Ejemplo de cohesión y democracia[10]

      En Alcalá de los Gazules, mientras tanto, constituida la nueva Corporación del Frente Popular, poco a poco se irían adoptando decisiones que, en determinados momentos, crearían tensiones, fundamentalmente aquellas que estaban relacionadas con destituciones de cargos públicos al servicio del gobierno anterior. La lectura de las actas municipales arroja, desde finales del mes de marzo, un claro testimonio de conflictividad política, no solo por esas decisiones, sino también por las discrepancias entre los concejales[11]

     En la mayoría de los casos, las decisiones tenían un objetivo claro: la depuración de los cargos públicos anteriores a esta Corporación. Los afectados reclamaban contra dicha decisión a través de un recurso de reposición que no solía prosperar. La primera prueba que encontramos, pocos días después de entrar el nuevo gobierno, fue la destitución del encargado de la custodia de los Montes Propios y la del administrador del Hospital de Misericordia y del Cementerio[12]

      Muy significativo es el caso de la Guardia Municipal. Entre los meses de febrero y mayo, se destituyeron de su cargo a siete empleados municipales. Las razones de dichos ceses tenían un fondo ideológico, ya que estos empleados formaban parte de la Corporación municipal antes de ganar las elecciones el Frente Popular.



      Analizando las actas capitulares tenemos dos casos por manifestaciones hostiles contra el régimen republicano, otros dos casos por denuncias que no se detallan, un caso de destitución por pertenecer al período del gobierno anterior, ya que no se han encontrado alegaciones más concretas al respecto[13] y por último, tenemos dos casos por ceses[14] impuestos por el alcalde. Todos ellos pertenecieron al gobierno formado el 28 de octubre de 1935. En definitiva, la Corporación municipal decidió, de una forma u otra, depurar estos cargos. Asimismo, se inició la búsqueda y fueron encarcelados algunos miembros destacados de la Falange y, en el transcurso de estos meses, cabe destacar las detenciones de los falangistas Miguel Blanco Sánchez (jefe local de Falange Española en Alcalá), Francisco Casas Mansilla y Manuel de La Corte Sánchez. 

      Otras cuestiones importantes que se tratarían en la Corporación municipal de estos meses fueron las siguientes[15]

- 9 de marzo. Telegrama del Gobernador Civil para que se monte un servicio de vigilancia en la entrada de la población para “elementos extraños”. 

- 15 de marzo. Telegrama del Gobernador Civil prohibiendo las manifestaciones. 

- 15 de marzo. Detención de los patronos agrícolas Mariano, Julio y Pedro Toscano, hermanos. 

- 18 de marzo. Se acuerda la sustitución del apoderado del Ayuntamiento, Franco Benito por Bernardino Jiménez. 

- 17 de abril. Detención del recientemente destituido jefe de la Guardia Municipal José Tizón Jiménez. 

- 2 de mayo. Detención de José Fernández Montes de Oca, el que sería el primer alcalde golpista meses después. 

- 6 de mayo. Señala los terrenos incautados a los hermanos Toscano por parte del Instituto de Reforma Agraria[16]

- 18 de julio. Oficio dirigido al Comandante de Carabineros para que se personara en la Alcaldía para organizar un servicio especial de vigilancia. 

      Parece claro, y no es difícil de imaginar, que la convulsión política y social se estaba gestando a pocos días del fatídico 18 de julio. El ambiente de crispación estaba latente tanto en la Corporación municipal como en la Guardia Municipal y esto se trasladaba en forma de preocupación al resto de habitantes. Aquel día 18, se celebró la última sesión del Ayuntamiento del Frente Popular y, casualmente, el alcalde Antonio Gallego se tuvo que ausentar por un viaje oficial a Sevilla. Esa misma tarde, comienzan a perpetrarse los macabros hechos del golpe de Estado. 


NOTAS

[1] Escándalo que se produjo cuando dos aventureros –Strauss y Perl- quisieron introducir en España un juego de ruleta, que estaba prohibido, sobornando a destacados dirigentes del Partido Radical. Sobre este escándalo de corrupción política: RUIZ MANJÓN, Octavio. El partido Republicano Radical (1908-1936), Madrid, Tebas, pp. 501-528. 

[2] La coalición de derechas estaba formada por: Comunión Tradicionalista, Renovación Española, Acción Popular y grupos derechistas independientes. La coalición de izquierdas estaba formada por Unión Republicana, Izquierda Republicana, PSOE, Partido Sindicalista y Partido Comunista Español. En CARO CANCELA, Diego.La Segunda República en Cádiz. Elecciones y Partidos políticos , Diputación de Cádiz, 1987, p. 235. 

[3] AMAG. Libro 142. Registro de Entrada de Documentos. 

[4] El último documento con un número exacto de habitantes que se ha podido encontrar en el AMAG tiene fecha del 26 de noviembre de 1935. Aproximadamente tres meses antes de las elecciones generales. 

[5] AMAG. Legajo 791. Diarios de la Falange. 

[6] El mitin electoral se solicitó por parte de Miguel Blanco Sánchez, para el día 8 de febrero a las 7 de la tarde. El lugar de dicho acto pasó del “Gazul Cinema” al “Círculo Independiente”, siendo este último la primera sede “no oficial” de la Falange en Alcalá de los Gazules. AMAG. Libro 142. Registro de Entrada de Documentos. 

[7] Un total de dieciséis miembros formaban parte del nuevo gobierno. Dos de ellos no asistieron a la sesión extraordinaria del día 21 de febrero de 1936 por estar enfermos. Son los casos del Primer Teniente de Alcalde, Sebastián Tizón del Puerto, y el Tercer Teniente de Alcalde, Francisco Domínguez López. 

[8] MORENO TELLO, Santiago. (Coord.) La destrucción de la democracia: vida y muerte de los alcaldes del Frente Popular en la provincia de Cádiz. Vol. 1. Consejería de Gobernación y Justicia. Junta de Andalucía, 2011. p. 38 

[9] Dicho préstamo fue concedido el 14 de marzo de 1936 por parte del Ministerio de Hacienda para librar la cuarta parte de 212,625’21 pesetas y así seguir con la construcción del segundo tramo de la carretera. AMAG. Libros 1-55. Actas de Sesiones del Ayuntamiento Pleno (1533-1985). 

[10] MORENO TELLO, Santiago. (Coord.) Op. Cit. p. 41. 

[11] Un caso curioso fue el del 14 de marzo. Se dio lectura a un escrito de la alcaldía de Cádiz “invitando” al Ayuntamiento a que sometiera a revisión el acuerdo adoptado por la Corporación anterior sobre el nombramiento de hijo adoptivo de la ciudad a favor de Luis de Armiñán, antiguo Gobernador Civil. La Corporación quedó en debatir el escrito en próximas sesiones. Finalmente, como era de esperar, Armiñán no fue nombrado como tal. AMAG. Libros 1-55. Actas de sesiones del Ayuntamiento Pleno (1533-1985). 

[12] Fernando Herrera, encargado de los Montes Propios, y Antonio Cobos, supervisor del Hospital de Misericordia y el Cementerio. 

[13] Fueron detenidos a petición expresa de la Alcaldía. AMAG. Libros 235, 957, 948. Registro de detenidos en el depósito carcelario (1844-1974). 

[14] El 16 de mayo se produce una convulsa dimisión de dos Guardias Municipales, hecho que salpicaría directamente al alcalde, Antonio Gallego Visglerio. Hubo concejales que no estaban de acuerdo con estas dimisiones porque entendían que el alcalde les obligó a dimitir. Hicieron constar en acta que estos dos empleados eran “republicanos de abolengo” y que sus dimisiones fueron fruto de una decisión personal del edil. El día 23 de mayo, en otra sesión, algunos concejales confirman que a los guardias “se les obligó a firmar las dimisiones”. Este caso daría mucho que hablar hasta el punto que a final de mayo aparece un escrito firmado por 130 vecinos pidiendo que se acuerde la reposición de los empleados públicos, pero no se llevará a cabo. AMAG. Legajo 64. Registro de Salida de Documentos. Números de orden 529 y 714. 

[15] AMAG. Ibídem. Números de orden 227, 571, 378, 389, 529, 591, 610 y 894. 

[16] Ibídem. Legajo 399. Expedientes Varios de Justicia (1923-1935). 


sábado, 3 de agosto de 2019

El movimiento obrero en Alcalá de los Gazules en el último tercio del Siglo XIX (III)




      Pero el devenir de la agrupación socialista alcalaína no va ser un camino de rosas. Durante el verano, se descubre una organización de obreros de carácter anarquista en algunos pueblos de Sevilla, serranía de Ronda y sierra de Cádiz, donde se producen numerosas detenciones, apareciendo entre los papeles la dirección de la Agrupación alcalaína, lo que provoca que sean detenidos varios afiliados en nuestra localidad. Nuevamente se escribe a El socialista denunciando los hechos y el calvario que tienen que sufrir los detenidos:

     “Queridos compañeros: Tomo la pluma obligado por un acontecimiento que, si bien produce indignación, no debe espantar a ningún trabajador oprimido.

     A Consecuencia de las prisiones llevadas a cabo entre los anarquistas de la Serranía de Ronda, nuestro compañero Diego Valle fue preso el 21 del presente, por la tarde, a cuatro leguas de la localidad, en una fábrica de elaboración de corcho, donde trabajaba, y conducido cual terrible criminal a su casa, que registró la Guardia civil, llevándose de ella el libro de los inscriptos en ella, seis timbres y varias cartas. El 22, por la tarde, fueron presos igualmente los compañeros Juan Olmedo y José Veras, haciéndose vivas gestiones por la guardia civil para apoderarse de 30 compañeros de los más activos. El delito de todos ellos no ha sido otro que predicar a sus hermanos de trabajo la emancipación social y recomendarles la unión, para lograr un día suprimir la inicua sociedad presente.

     Hoy 24 salen conducidos a Medina Sidonia los compañeros presos, permaneciendo en dicho pueblo hasta el día 29; después irán a Chiclana, San Fernando, Puerto Real, Puerto de Santa María, Jerez, Arco, Cabezas de San Juan y Ubrique, hasta Grazalema, donde los reclama el Juzgado de primera instancia con motivo de haber encontrado en los documentos secuestrados a una sociedad obrera de aquella localidad la dirección de Alcalá. Así es que por tan insignificante hecho se obliga a dichos trabajadores a presentarse ante el referido Juzgado, teniendo que sufrir una conducción que durará seguramente dos meses.” [34]

     Curiosamente, no está registrado el ingreso de ninguno de ellos en el depósito municipal de Alcalá, aunque sí constan las penurias que pasan en su periplo por distintas cárceles hasta llegar a Grazalema:

      “un compañero de Jerez nos escribe anunciándonos que el día 6 del corriente llegaron a la cárcel de dicha población, conducidos por fuerza de la Guardia civil, nuestros correligionarios de Alcalá de los Gazules Diego Valle, José Veras y Juan Olmedo, de cuya arbitraria prisión dimos cuenta en nuestro penúltimo número.

     Los sufrimientos que estos compañeros han pasado desde Medina Sidonia a Jerez son indecibles, pues no solo los han encerrado con toda clase de presos en las cárceles del tránsito, dándoles para alimentarse únicamente 50 céntimos diarios, sino que, cual si fuesen desalmados criminales, se los ha conducido sujetos con esposas y cadenas. A pesar de esto y de los perjuicios que a ellos y a sus familias les causa el atropello de que son víctimas, nuestros correligionarios, no obstante la indignación que encierra su pecho, se mantienen firmes y altivos cual corresponde a hombres que no han cometido otro crimen que propagar y defender las ideas socialistas.

      De Jerez saldrán el día 13, llegando a Grazalema, término del viaje, el día 17; esto es, se hace que un tránsito que ha podido verificarse en dos días, dure cerca de un mes. Además, a Diego Valle se le prendió en la fábrica donde trabajaba, distante 5 leguas de Grazalema, y para llegar a este punto se le obliga a andar 40.” [35]

      Al llegar a la localidad serrana, el juez los deja en libertad en media hora, por no ser delito alguno estar afiliado al Partido Obrero, totalmente legal, pero no acaba aquí la represión a los socialistas alcalaínos, pues el día 29 se producen las detenciones de Gregorio Tamayo, Domingo Caballero, Domingo Muñoz y Antonio Sánchez [36] que sufren el mismo calvario hasta ser puestos en libertad con anterioridad al 24 de noviembre. [37]


Anotación en el Registro de Entrada de Documentos del Ayuntamiento,
en el que se recoge la detención de los socialistas alcalaínos reclamados por el Juez de  Grazalema

      A raíz de las detenciones y de la confiscación de los libros y documentos, la agrupación se disuelve momentáneamente, para reorganizarse tras la liberación de los últimos detenidos, eligiéndose como presidente a nuevo comité:

Presidente:        Diego Valle
Vicepresidente: Domingo Muñoz
Secretario:        Gregorio Tamayo
Vocales:             Domingo Caballero
                           Juan Olmedo
                           Ángel Sánchez
                           José Vera [38]

      La nueva directiva se propone organizar sociedades de resistencia [39] de los oficios de zapateros, ebanistas, herreros, corcheros, vinicultores, agricultores, albañiles y horticultores y crear una escuela de clases nocturnas para dar instrucción a los mayores de trece años. A este respecto, ya anteriormente habían escrito sobre los orígenes y consecuencias de la ignorancia de los obreros alcalaínos, relacionándolos con la enseñanza de carácter religioso que recibían las mujeres:

      “Los trabajadores de aquí pertenecen en su mayoría a la agricultura; son un tanto ignorantes y supersticiosos, cualidades que deben a la burguesía. Apegados a los viejos sistemas y careciendo casi en absoluto de instrucción, no es extraño que en ellos no perseveren ideas fijas, hallándose sujetos a multitud de evoluciones, que las experimentan en el momento que cualquier vividor parlero se les acerca y les predica cuatro palabras vacías de sentido.

     Alcalá de los Gazules se compone de 12.000 habitantes. La educación de la mujer está a cargo de las Madres Beatas del Dulce Corazón de Jesús, cuyo establecimiento acoge a todas las jóvenes que no tienen recursos para instruirse en otros centros docentes. Apenas cumplen quince años salen del beaterio, impregnadas de fanatismo religioso, sordas a los sentimientos humanitarios y enemigas implacables del mundo y de la familia.

     Consecuencia de esta pésima organización moral es la ignorancia de los obreros alcalaínos, que desconociendo las causas de sus males continúan rodando por la fatal pendiente en que los han colocado los sectarios de las religiones positivas. Por otra parte, hasta la misma burguesía republicana, predicándoles una igualdad mentira y embaucadora, contribuye a labrar esta especie de nostalgia que les abruma.” [40]

      Efectivamente, la escuela de adultos se pone en marcha, inaugurándose el 1 de enero de 1888 [41] y en apenas un mes asisten a clases más de 30 obreros, impartiéndose clases de lectura, escritura, aritmética y gramática. A esta escuela, ubicada en la calle de los Pozos nº 135, se la denominó escuela laica o socialista.[42] Sin embargo, a mediados de febrero se le cambia el titulo por el de Escuela Regeneración. Creemos que este cambio de nombre no es casual y responde a un motivo muy concreto.


      En la misma fecha de organización de la Agrupación socialista, que también coincide con la del Partido Republicano Federal y del Círculo de Comercio, se funda en Alcalá una logia masónica denominada precisamente Regeneración, concretamente el 5 de febrero de 1886.[43] Esta logia sin duda está vinculada a los republicanos alcalaínos, puesto que el venerable maestro resulta ser el secretario del Partido Republicano Progresista, Francisco Wanceulen y el secretario de la misma es el presidente de dicho partido, José Sánchez.[44] Aunque en principio pueda parecer que la escuela socialista adoptó tal nombre por las buenas relaciones existentes con los republicanos, como lo prueba la invitación a la reorganización de dicho partido, hay un dato crucial que no debemos pasar por alto: días antes del cambio de nombre, el 10 de febrero, un corresponsal anónimo denuncia en las páginas de El Socialista una serie de ilegalidades cometidas por el alcalde y los concejales republicanos y habla de desengaño:

      “Días hace que vuestro valiente órgano no publica noticia alguna acerca de esta explotada ciudad. Lo mismo el Comité que yo no hemos querido ocuparnos de nada que fuera ajeno a la organización proletaria; mas hoy la cosa cambia de aspecto, y voy a ocuparme de la marcha político-económica de este Municipio. No lo hago por mero espíritu oposicionista ni por despecho; nada de eso: lo hago porque, como socialista y amante de la justicia, mi deber es denunciar la conducta que aquí observan los representantes de la clase burguesa.

      Comenzaré por manifestar que el Municipio, constituido por elementos políticos distintos, tiene, sin embargo, un fin común, cual es el de concluir con este pueblo de mendigos, que no tiene ya casi alientos para protestar contra los que le esquilman. El alcalde-presidente, elevado porque sí desde la más humilde condición al puesto que ocupa por obra y gracia del caciquismo y los chanchullos electorales, es un personaje de los que entran pocos en libra. Entre las condiciones que reúne para ser alcalde tiene las siguientes: no saber leer ni escribir, desconocer la ley municipal, no tener escrúpulos de ninguna especie para conculcar la ley, y , por último, carecer de la posición que la ley vigente exige para desempeñar dicho cargo.

     En corroboración de lo expuesto he de manifestaros que la correspondencia que particularmente mantiene con los jefes provinciales del fusionismo se la escribe un oficial de secretaria – muy conocido, por cierto, por sus ideas republicanas- porque su letra no sirve para escritos que tengan que pasar el término municipal. No conoce la ley municipal, porque no tiene en cuenta lo que ésta determina en sus artículos y obra con arreglo a capricho. Sobre no tener escrúpulos para conculcar la ley, que lo diga el ciudadano José maría Espinosa, encarcelado e incomunicado por denunciar abusos administrativos en el periódico El Escándalo, de Cádiz.



     Y si del alcalde-presidente pasamos a los concejales, nos encontramos que aun cuando se llaman liberales y republicanos progresistas, no van por el camino de la legalidad, pues unos secundan al alcalde por la cuenta que les tiene y otros creen que callando cumplen con su conciencia honrada; consintiendo que la Administración municipal sea víctima de la ambición de los caciques que solo han venido al Municipio a merodear por el presupuesto como hambrientos lobos en manada de ovejas.

      El arbitrio de Consumos lo recaudan tres concejales fusionistas y un republicano zorrillista, si bien para cubrir la formula de la subasta aparece como postor un tal Juan Jiménez, pobre obrero que no tiene sobre qué caerse muerto, mientras sus amos merodean en la Administración.

      Al tomar posesión de sus cargos el actual Ayuntamiento lo hizo con grandes ofrecimientos de moralizar la Administración pública, tan malparada por los conservadores (éstas eran sus palabras). Algunos tontos y no pocos ilusos pensaban que iba a ser verdad, pero ya han comprendido su error. El alcalde-presidente no tenía un céntimo ni de donde le viniera; además, de público se decía que tenía que pagar 15 o 20.000 pesetas que un amigo le había prestado para su triunfo, gastos de viajes, regalos a los jefes provinciales, etc. Entró en el Municipio como un tirano por país conquistado después de largo sitio, colocó a sus parientes y amigos, y el pueblo esperó los milagros que le había prometido. Resultado: sus parientes y amigos pululan hoy por la ciudad buscando pan fiado porque el alcalde necesita los cuartos para otra cosa, adeudándoles a todos de seis a ocho meses. El personal de la Guardia municipal y serenos se reforma todas las semanas, porque como no se les paga, se van con la música a otra parte. Hasta en el hospital que existe aquí, llamado de la Misericordia, se sienten los estragos de la plaga fusionista. Días pasados entró un enfermo, y los cuatro días que llevó en la enfermería tuvo que mantenerlo la enfermera de su peculio particular; advirtiendo que también le adeudan a la pobre seis meses, o sean 180 pesetas (gana una peseta diaria).

      Los republicanos zorrillistas prestan su benevolencia o más bien sus servicios a la situación. El ciudadano Francisco Wanceulen Jiménez, presidente del Comité zorrillista, es el secretario particular del alcalde, oficial de secretaría y alcalde de barrio. Este individuo alardea mucho de su republicanismo, y sin duda por eso y por ser además librepensador es por lo que se atrevió a abofetear en público a un honrado e indefenso ciudadano, maestro de una escuela pública de instrucción primaria.

     El secretario del Comité zorrillista, D. José Sánchez González, es el interventor nato de la Administración de Consumos, por lo cual cobra 3 pesetas 50 céntimos, también cobró sueldo de los conservadores, y cuando venga la Republica es muy justo que cobre jubilación por sus trabajos en pro de esta forma de gobierno.

     En fin, queridos compañeros, estamos regidos por unos mangoneadores que, a título de liberales y republicanos, van a dejar a este pueblo sin sangre. Mas yo confío que la Justicia social disipará pronto la viciosa atmósfera en que vivimos y el pueblo sabrá dar su merecido a tanto farsante como se alimenta con su sudor.

     La burguesía está a punto de terminar su misión, y al desaparecer se llevará a la tumba el odio de las victimas que ha sacrificado a su sed de explotación.

      La clase trabajadora de esta localidad, aunque ignorante y algo fanática, odia a los mercaderes políticos y ansía, como todos los proletarios, que llegue el día en que la miseria desaparezca.” [45]

      Esto provoca las amenazas del alcalde de cerrar la escuela si se siguen dando conferencias dominicales,[46] al mismo tiempo que acusa a Diego Valle de ser el autor del escrito acusador:

      “El alcalde-presidente dijo que él era moral entre los más morales, que su gestión económica en el Municipio solo aplausos merecía, y, por último, que despreciaba por vil y bajo al autor de la carta en cuestión. Sin embargo de eso, llamó al presidente de nuestro Comité, Diego Valle y le preguntó qué motivos tenía para escribir nada contra él, puesto que siempre que Valle había solicitado permiso para celebrar reuniones públicas o para otros asuntos, había servido a los socialistas alcalaínos.

      Le respondió nuestro compañero que él no era el corresponsal y que las razones que podía exponer el autor del escrito en apoyo de lo que en éste se afirmaba eran del dominio público, no necesitando pruebas lo que estaba suficientemente probado.” [47]

      Diego Valle invita al alcalde a denunciar ante los tribunales si cree que en la denuncia existe falsedad.

     Si bien el regidor fue cortés en su recriminación, no lo fueron el Presidente del Partido Republicano, José Sánchez González, hermano del alcalde y el secretario de dicho partido, Francisco Wanceulen, quienes acuden al local de la escuela y acorralan al presidente de la Agrupación y lo insultan y amenazan:

      “Entonces los dos republicanos progresistas empezaron a vomitar toda clase de denuestos y ofensas. Dijeron que el ser republicanos no les impedía estar bien con los monárquicos; que despreciaban al autor de la correspondencia; que se había escrito por satisfacer exigencias del estomago; que los socialistas se movían a impulsos de los conservadores; que eran tan aficionados a lo que no era suyo como cualquier tomador, y, por fin, terminaron tan brillante peroración diciendo a Valle que era un traidor al Pueblo y que ya tendrían ocasión de poner de manifiesto ante la opinión pública la conducta de él y de su Partido.”

      A raíz de este desencuentro, los socialistas adoptan el nombre de la logia para su escuela, proclamándose como la verdadera Regeneración de la sociedad, puesto que, en sus propias palabras, los republicanos-masones se han dedicado a vivir a costa de los trabajadores.[48]




      Pocos días antes de este enfrentamiento, tienen lugar los sucesos de Rio Tinto, donde el 4 de febrero una huelga acaba en tragedia con la muerte de varios mineros y desde la Agrupación, se denuncia en las páginas de El Socialista que en aquella comarca estaban trabajando desde hace un año cuatro obreros de Alcalá, de los cuales han llegado noticias de que han muerto dos y uno se halla herido.[49]

NOTAS

[34]  Ib. Año II nº 82 págs. 1 y 2. Edición del 30 de septiembre.

[35]  Ib. Año II nº 84 pág. 2. Edición del 14 de octubre

[36] Ib. Año II nº 87 pág. 3. Edición del 4 de noviembre

[37]  Ib. Año II nº 91 pág. 3. Edición del 2 de diciembre

[38]  Ib.

[39]  Asociación sindical de trabajadores que se organizan, pagando cuotas periódicas para crear un fondo con los que ayudar a los trabajadores sin trabajo por causa de huelgas.

[40]  El Socialista. Año II nº 67 pág. 3. Edición del 17 de junio. Carta firmada por Diego Valle.

[41] Ib. Año III nº 102 pág. 3. Edición del 17 de febrero de 1888.

[42] Ib. Sección Movimiento político.

[43] Esta logia se pondrá bajo la jurisdicción de la Gran Logia Independiente Española. El Taller. Revista Masónica mensual nº 47 pág. 18. Edición del 30 de marzo de 1886.

[44] Con tales cargos aparecen firmando en representación de esta logia un manifiesto por el asesinato de García Vao en el periódico Las Dominicales del libre pensamiento en la edición del 5 de febrero de 1887. Año V nº 217 pág. 4

[45] El Socialista. Año III nº 102 pág. 3. Edición del 17 de febrero.

[46] Ib. Año III nº 103 pág. 2. 24 de febrero de 1888

[47] Ib. Año III nº 106 pág. 3. 16 de marzo

[48] Ib.

[49] Ib. Año III nº 103 pág. 2. 24 de febrero