Artículo publicado en la Revista de Apuntes Históricos 2003
J. Carlos PERALES PIZARRO
Si he perdido la vida, el tiempo, todo
lo que tiré, como un anillo, al agua,
si he perdido la voz en la maleza,
me queda la palabra.
Si he sufrido la sed, el hambre,
todo lo que era mío y resultó ser nada,
si he segado las sombras en silencio,
me queda la palabra.
Si abrí los labios para ver el rostro
puro y terrible de mi patria,
si abrí los labios hasta desgarrármelos,
me queda la palabra
Blas de Otero
Agradezco la oportunidad que me ha brindado el Ayuntamiento de Alcalá para escribir en este, nuestro libreto de Apuntes Históricos.
En estos libretos de Apuntes Históricos se han tocado y se tocan aspectos muy variados relacionados con Alcalá, sus costumbres, sus personajes más populares, sus paisajes, patrimonio, sus santos y vírgenes, su gastronomía, su medio ambiente, su parque natural, etc...
Quizá en ellos ha faltado la mención y el reconocimiento a algunas personas de nuestra historia. Quizá este silencio, que me permito romper, venía provocado por un afán de no levantar viejas heridas, por un afán de silenciar para siempre lo que ocurrió en Alcalá con motivo del Golpe de Estado de Franco.
Sabemos por experiencia que las heridas no bien curadas, nunca se cicatrizan. Es necesario sanarlas y no hay mejor fórmula para ello, que conocerlas. La historia hay que conocerla, no podemos silenciarla. El conocimiento de la historia es la mejor arma para que no se vuelvan a repetir acontecimientos como los que ocurrieron.
Permítanme, paisanos de bien, que os hable del que fuera el último Alcalde republicano de Alcalá. He tenido ocasión de conocer a sus hijas e hijos, nietos y familia en general. Hasta este momento no comprendía bien el dolor tan inmenso que puede suponer para una familia el silencio al que se le ha tenido condenado. He conocido a familiares de otras personas que fueron fusilados y asesinados en Alcalá. Mi propia familia lo ha sufrido también. Comprendo ahora mejor que nunca lo importante que es lo que puede parecer una insignificancia después de tantos años: el que sus familiares sean reconocidos, que se sepan sus historias.
Nunca llegaron a entender el por qué su pueblo, el pueblo del que su padre fuera alcalde, lo ignoraba. Por fin, después de mucho años, este Ayuntamiento le ha reconocido a él y a otros que corrieron la misma suerte, imponiéndoles sus nombres a calles de nuestro pueblo.
Cada una de estas personas, más de cuarenta según los datos que manejo, se merecen este reconocimiento y tendremos ocasión de celebrarlo próximamente.
Hoy y ahora me gustaría realizar un pequeño homenaje al que fuera nuestro alcalde, Don Antonio Gallego Visglerio. Seguramente los jóvenes y no tan jóvenes incluso ignoraban que tuvimos a este alcalde y seguro que también ignoraban que fuera fusilado.
Fue Alcalde en dos ocasiones: desde el 14 de octubre de 1933 al 19 de octubre de 1934 y desde el 21 de febrero de 1936 hasta el 22 de julio de 1936, en que fue depuesto como alcalde por los sublevados. Había sido detenido el día anterior. También había sido concejal en la primera corporación republicana: el 5 de julio de 1931.
Según el expediente 31 /80 del Juzgado de Instrucción de San Femando, Don Antonio Gallego Visglerio, murió el 24 de julio de 1936, ejecutado, fusilado, por no ser adicto al Movimiento.
Había nacido en Alcalá el 9 de octubre de 1893. Vivía en la calle Galán Caballero. Casado con Doña Antonia Gallego Lozano. Dejaba a cinco hijos: María, Francisca, Francisco, Antonia y José. Su familia abandonaría Alcalá sobre 1940. No podían soportar la pena y el dolor y "convivir' con los responsables de la muerte de su padre.
Según testimonios de personas relacionadas e interesadas en las circunstancias de su muerte, podemos casi asegurar que murió en algún paraje entre Paterna y San José del Valle, junto al que también había sido Alcalde de Alcalá y en ese momento concejal, Don José Sandoval Moreno.
Fue detenido, junto al interventor del Ayuntamiento Don José Franco Rodríguez y el teniente alcalde Don Andrés Jobacho Benítez, el día 21 de julio por fuerzas de la Guardia Civil y de Falange de Alcalá de los Gazules. Posteriormente fue conducido a la cárcel de Medina Sidonia. De allí saldría el día 24 para ser ejecutado. Sus compañeros correrían la misma suerte.
De él y gracias a las publicaciones de Guillermo García conocemos que era un "hombre honesto y pacífico". Estas publicaciones de Guillermo García nos cuentan algunos datos significativos que me gustaría resaltar. Sabemos, en entre otras cosas, que su relación con las hermanas del Beaterío era excelente. Existe una carta de agradecimiento de la hermana mayor agradeciendo a la hermana de Antonio Gallego las ayudas económicas que ése aportaba. Sabemos la respuesta que dio a las hermanas ante el temor de éstas a que el beaterío fuera incendiado. Respondería: "estad tranquilas que el pueblo de Alcalá es noble y aquí no se va a quemar nada. Pero si alguna de vosotras tiene miedo, yo os ofrezco mi casa, que es bastante amplia para albergaros a todas". No sólo ofreció su casa, sino que él mismo en persona junto a otros alcalaínos como el Virú (abuelo de Antonio Salcedo "el Muito") harían guardia por si venían de otros pueblos con intenciones de incendiarlo.
Sabemos que en Alcalá el problema del Agua ha sido una constante a lo largo de toda la historia; incluso hoy es aún un problema. Pues bien, la historia sólo nos mostró que la traída del agua ocurrió en 1946, creo recordar. Que fue con Don Juan Armario como alcalde cuando tan gran acontecimiento ocurría. La historia no nos ha contado que el proyecto de traída del agua a Alcalá es iniciado mucho antes, que a lo largo de los años de la República era una constante en las sesiones de plenos. Para no extenderme mucho en este aspecto, sólo os diré que con Don Antonio Gallego como alcalde el proyecto estaba aprobado e incluso la primera remesa de tubería parece que había llegado ya a Alcalá. Que por supuesto el presupuesto para el proyecto también estaba aprobado y nos consta que el 11 de junio de 1936 se mandaba al Boletín Oficial la aprobación de dicho proyecto. Que de no haber sido por el golpe de Estado del 18 de julio, Alcalá hubiera contado con agua diez años antes.
Finalmente, me gustaría mencionar una de las últimas reuniones a las que asistió Don Antonio Gallego como Alcalde: Asamblea de Alcaldes de la provincia, celebrada el 12 de julio. En ella, entre otros temas, tocaría Don Antonio los mayores problemas del Alcalá del momento, entre otros el de las fincas roturadas sin labrar, dedicadas en su mayor parte a la ganadería; A esta reunión, en la sesión de tarde, intervendría el doctor Don Blas Infante, exponiendo ante los alcaldes de la provincia temas relacionados con las dificultades de los pueblos y de las dificultades del poder central para atender los problemas de los municipios. Se levantaría la sesión a las 11 de la noche. Muchos de aquellos alcaldes, además del propio Blas Infante y del Propio Antonio Gallego, serían fusilados apenas dos semanas después.
Por último, me gustaría animar, sobre todo a los jóvenes de Alcalá a que conozcan nuestra historia, pero al completo. Que pregunten a sus padres, abuelos, vecinos, profesores, etc... Que la historia es un interesante relato "real", que es bonita, aunque a veces, como es el caso, también cruel. Que curioseen qué pasó, que pregunten el por qué murieron tantas personas, quiénes eran, qué habían hecho... son tantas las preguntas...
Sabíais, por ejemplo, que también en Alcalá, al igual que en casi todos los pueblos, existía una cárcel o depósito carcelario. Que allí encerraron a muchas personas a las que luego conducían por la calle Cádiz hacia la calle Diego Centeno donde les esperaba un camión y los llevaban a algún lugar donde lo fusilaban. Casi siempre de noche o muy de madrugada. Hay quienes piensan que a la calle Cádiz, había que llamarla Calle de los Mártires.
Sabíais que también en Alcalá hubo señoras, esposas o madres de personas consideradas comunistas o rojos a las que raparon al cero, las llamadas pelonas, como castigo, que incluso se utilizaba un purgante muy potente, el aceite de ricino, y se les obligaba a tomarlo para provocar la descomposición de la barriga y que así fuera mayor el escarnio y la tortura.
Sabíais, jóvenes de Alcalá, que también aquí en Alcalá, al igual que en otros muchos pueblos, la Iglesia se puso al lado de los sublevados y fue cómplice y protagonista de muchas de las barbaridades que se cometieron. Preguntad por ello.
Sabíais, por ejemplo, que los bienes y las propiedades de los que "huían" o eran detenidos y encarcelados, se incautaban y luego se subastaban. Testigos de la época recuerdan camiones llegando al Prado cargados de propiedades "incautadas", robadas, a los vecinos de La Sauceda, después de la toma de ésta por parte de columnas de falangistas de Alcalá en unión de la de otros pueblos.
Sabíais, que al menos tres de las personas fusiladas, eran mujeres. Que conocemos que a una de ellas la mataron sólo porque su marido e hijo habían huido porque pertenecían a grupos de izquierda. Que no solo la mataron, sino que después su casa y una tienda de comestibles que tenía en la calle de Los Pozos fueron saqueadas, robadas. Preguntad por ello a nuestros mayores.
Sabíais, finalmente, que aún, después de 67 años, no se sabe dónde están enterrados ninguno de los más de 40 fusilados y asesinados.
Preguntad y curiosead. El conocimiento de la historia es mejor antídoto contra cualquier de tipo cáncer.
Alcalá de los Gazules, 30 de marzo de 2003.
No hay comentarios:
Publicar un comentario