Artículo publicado en la Revista Gazules en 1984
Fernando TOSCANO DE PUELLES
Se llamaba Antonio Cabrera del Corro; nació en 1762 y se bautizó en 1763 (por lo que ambas fechas suelen equivocar a los biógrafos), hijo el más ilustre de la vecina Chiclana. Pera era también hija de panaderos y fui niño panaderito el mismo. Cierta vez, cuando ya era el sabio Magistral Cabrera y lucia gran calvicie, una devota seguro que le halagaría relacionando esta calva con su ciencia:
- Ya se ve, Padre: con tantos estudios y tantas profundidades filosóficas, ¿Cómo ha de tener usted la cabeza, sino calva?
- Ríase usted de eso, señora. Mi calvicie sólo la causaron las muchas espuertas de pan caliente que llevé sobre mi cabeza.
Este humilde gracejo lo unió al amor al trabajo y a las ciencias y, sobre todo, a la entrega sobrenatural al prójimo; el resultado fue un portentoso modelo de sacerdote y de hombre, admirado por todos, sin excepción, durante su vida y tras su muerte hasta hoy.
Entre sus discípulos predilectos estuvo el médico y humanista alcalaíno Frnando de Casas, quien dejó un texto biográfico de su maestro, y en otra obra llama a Cabrera "Varón admirable, no sólo por su profundo saber e inmensa erudición en todo género de divinas y humanas letras, sino por su humildad y caridad cristiana; virtudes llevadas por él hasta el heroísmo, como en su oración fúnebre dijo bellísimamente el Excmo. e Ilmo. Sr. Obispo de Cádiz, doctor D. Juan Arbolí.
Cabrera siempre latió con el corazón y las vicisitudes de su época y fue figura eminente entre sus contemporáneos; Doctor por la Universidad de Osuna, elocuente predicador, catedrático de Filosofía en el Seminario, párroco del Sagrario da la Catedral. Al comenzar la guerra da la Independencia fue miembro de la Junta de Observación y Defensa de Cádiz, sirviendo de capellán de los célebres Voluntarios Distinguidos (como se esculpe en el monumento con su estatua que le dedicó Chiclana). Siendo Cura de la iglesia auxiliar de Santiago promovió una corporación dedicada a la devoción y culto de los patronos de nuestra Diócesis, Santos Serrando y Germán, la memoria de los cuales despierta resonancias en Alcalá por su martirio y sus reliquias.
Diríamos que, sorprendentemente, la actividad científica más gustosa al Magistral fue el cultivo de las Ciencias Naturales. Hay numerosos indicios de esta dedicación afanosa y descollante. Basta citar su obra anónima, publicada en 1817, sobra peces del mar de Andalucía; otro inédito sobre aves; los notables hallazgos de nuevas espacies de algas, una de ellas, la Cabrera Lag. denominada con su apellido por acuerdo internacional; pero acaso principalmente, sus trabajos sobre plantas de organización más complicadas, tareas botánicas tan sobresalientes, que le merecieron renombre mundial y ser elegido Individuo de Instituciones renombradas como la Sociedad Botánica de Lunden, en Suecia, cuna de Linneo. Complace consignar el dato de que en esta meritoria labor naturalista de Cabrera tuvo el Magistral vinculación estrecha con nuestro pueblo. En efecto, se aficionó a herborizar periódicamente en la Sierra del Aljibe y demás estribaciones, de la serranía alcalaína, y de estas diligentes recolecciones aún se guardan en el Jardín Botánico de Madrid sus noticias de peces, aves y algas, “con las de plantas cogidas por el mismo en las inmediaciones de Cádiz hasta Alcalá de los Gazules”, aparte del buen herbario que dejó dividido entre sus discípulos Chape y Tornos, profesores de Ciencias en Cádiz y Madrid, respectivamente. Imaginamos a Cabrera; como Flores Arenas, que le dedicó una Elegía.
vuela su ingenio a más sublime esfera,
Y allí las ciencias busca; ya de Flora
el pueblo hermoso, muestra de su empleo
la propiedad nociva o bienhechora;
Pronto llegó el Magistral a la decisión de que le era necesaria, para apoyo de sus exploraciones, una casa propia en Alcalá: sería su temporal hospedaje y herbario. Consta que desde 1822, al menos, Cabrera frecuentaba el pueblo; ese año los alcalaínos le oyeron dos sermones en la Semana Santa. Como canónigo, vivía en Cádiz cerca de la Catedral, ocupando hasta su muerte casa en la calle de la Santísima Trinidad (hoy Magistral Cabrera),
Un documento de mayo de 1825 dice de Cabrera que estaba “próximo a hacer viaje a la villa de Alcalá de los Gazules”, por lo cual se le encargaban ciertas gestiones.
número 7 moderno, paro tal vivienda era alquilada. Su piedad, pobreza y amor a la cultura se advierten en su última voluntad testamentaria, de 18 de enero de 1827, cuya cláusula 3ª dice:
“Manifiesto no poseo más bienes que una pequeña casa, cita en la Villa de Alcalá de los Gazules, calle Real, y varios libros de mi uso; previniendo soy deudor de algunos cortos picos, los que no tengo ahora presente, ni las Personas a cuyo favor son”.
Al morir en Cádiz el 9 de enero al siguiente día de testar, esta casa la poseyeron dos sobrinos da Cabrera, quienes la venderían pronto. Pero mucho tiempo después, la memoria del Magistral y su vivienda se recordaba con afecto en Alcalá, hasta el punto de que el Ayuntamiento, en sesión de 11 de Marzo de 1901, adoptó al siguiente acuerdo: “El Presidente manifiesta que para conmemorar al Magistral Cabrera, y dado que no dejó a su fallecimiento otros bienes que una accesoria en esta ciudad, en la calle Duque de Almodóvar del Río nº 43, proponía al Ayuntamiento colocar una lápida en la puerta de la referida accesoria, acordándose así por unanimidad”.
El acuerdo municipal no se cumplió entonces, la pequeña casa de Cabrera es llamada luego accesoria plaza de iguales proporciones seriadas que las de los números de las casas y, con las Transformaciones propias de los años, la calle recobró su antiguo nombra de Real y la casa principal a la que se acoge fue numerada recientemente con el 10; hoy propiedad de don Luis de Puelles. A él, enamorado de las esencias alcalaínas, y al concejal de Cultura, estudioso y amante de la Naturaleza, toca el intento de cumplimentar el acuerdo municipal en honor de "nuestro" gran botánico.
NOTAS
1. Marqués de Santa Cruz de Inguanzo. Apuntes históricos de la villa de Chiclana de la Frontera; Sevilla 1857, página 13.
2. Este manuscrito inédito lo poseía José Guillermo Autran, que así lo dice en su Chiclana de la Frontera (Monografía), tomo 111, Cádiz 1898.
3. Fernando Casas, Curso de Elocuencia…, tomo 1, Cádiz 1862, Prólogo. Véase también Luis Pérez Fernández, El Magistral Cabrera, Cádiz 1901, página 20.
4. Hipólito Sancho de Sopranis en La Información del Lunes, Cádiz, 20 de octubre de 1958.
5. Miguel Colmeiro, La Botánica y los botánicos de la península hispano—lusitana; Madrid 1838, página 88 y 197-198.
6. Francisco Flores Arenas, Obras escogidas...; tomo 1, Cádiz 1878, página 146-148; también, José Luis León y Domínguez, Recuerdos Gaditanos ,Cádiz 1897, págs.. 45-46.
7.Ante el escribano de Su Majestad don Tomás Antonio Francho; escribanía gaditana de don Juan Manual Martínez (Archivo Histórico Provincial de Cádiz, notaría 2, legajo 463, folios 25-26 vuelto).
NOTA DEL AUTOR DEL BLOG: En la copia manejada, no aparecen las notas en el artículo. Las fotografías no se corresponden con el artículo original
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