sábado, 18 de junio de 2022

Las visitas pastorales de Fray Felix



Ismael ALMAGRO MONTES DE OCA


    Félix María de Arriete y Llano nació en Cádiz en 1811. Con 17 años tomó los hábitos de la orden capuchina y en 1835 fue ordenado sacerdote por el obispo Silos Moreno. Al año siguiente, a raíz de la desamortización de Mendizábal y la supresión de las órdenes religiosas, abandona España, estableciéndose en Italia durante un tiempo, para regresar a Cádiz, instalándose en el Seminario conciliar, lugar donde entabla amistad con el alcalaíno Vicente Roa, quien en el futuro se convertirá en su secretario de Cámara. En 1859 fue propuesto para el Arzobispado de Santiago de Cuba, pero no sería hasta 1863, tras la muerte del Obispo Arbolí, cuando es nombrado obispo de Cádiz, no sin cierta resistencia a ostentar el cargo.

    Presentó su renuncia al Papa por no considerarse capacitado para tareas administrativas y preferir ser un simple misionero en tareas evangelizadoras, pero su renuncia no fue aceptada. Le tocó vivir momentos convulsos, al estallar la revolución de 1868 y la insurrección de Salvochea y hacer frente a los enfrentamientos entre la Iglesia y el Estado a raíz de la proclamación de la Constitución de 1869 en la que, por primera vez, se establecía la libertad de cultos.

    En 1864 inició su primera visita pastoral a su Obispado, recalando en Alcalá el 5 de mayo de 1869, donde permaneció al menos hasta el 31 de agosto, fecha en que deja escritos sus mandatos en el libro de visitas. Estando en nuestra localidad, sufre una enfermedad de cierta gravedad. [1]

     Durante esta visita tuvo conocimiento del decreto firmado por el gobierno el 5 de agosto para castigar a los eclesiásticos contrarios a la Constitución y partidarios del carlismo y desde aquí dirigió el día 17 un escrito al Ministro de Gracia y Justicia en los siguientes términos:

“Excmo. Sr.: Con atraso notable, por lo estraviado de este punto, y con no pequeña sorpresa, he leído y releído el decreto autorizado por S. A. el señor regente del reino, que V. E. me remite, fecha 5 del corriente. Y digo que lo he leído y releído con sorpresa, porque cabalmente me encuentro en una provincia en donde el liberalismo esta infiltrado hasta en las piedras y forma atmósfera general, en que viven seglares y clérigos. ¿Carlistas por aquí? ¿Clérigos que tomen parte en sus planes, que los apoyen, auxilien o fomenten? …” [2]

    El obispo terminó su visita a Alcalá y algunos meses más tarde, tras publicarse un decreto que obligaba al clero a jurar la nueva Constitución, todo el estamento eclesial alcalaíno y sus trabajadores, siguiendo al obispo, se negaron a hacerlo, por considerarla contraria al catolicismo:

"Los que suscriben, siempre respetuosos y obedientes á las autoridades legítimamente constituidas, en tanto que sus disposiciones no se opongan á las leyes divinas y eclesiásticas, creen un deber de conciencia no prestar el juramento á la Constitución del Estado que previene el decreto de 17 de marzo próximo pasado.

    Lo que participamos á V. para que se sirva ponerlo en conocimiento de quien corresponda.

Alcalá de los Gazules 18 de abril de 1870.- Francisco de Paula Castro y Moreno, Cura arcipreste. - Francisco Escalona, presbítero beneficiado propio. - Andrés Ramírez, coadjutor. - Francisco J. de Vargas, coadjutor. - Antonio de Gálvez, esclaustrado. - Bartolomé Pedrajas, Capellán de monjas. - Antonio Benítez Ramírez, presbítero. - Francisco de la Cuesta Moreno, presbítero Miguel Centeno del Manzano, diácono. - Francisco J. de Cobos, sochantre primero. - José Manuel de Pantoja, organista. - Ramon Barea, sochantre segundo. - Gaspar Camacho, sacristán. - Juan Moreno Cántero, sacristán. - Juan López Gil, sacristán de la Victoria. - En representación de los monaguillos, Juan Benito. - Francisco Valderas, pertiguero. -Francisco Piñero, campanero suplente.

    El original queda en poder de este arcipreste.

    Le ruego muy encarecidamente tenga la bondad de insertarlo en su ilustrado periódico, por lo cual tengo el gusto de repetirme siempre suyo afectísimo seguro servidor Q. S. M. B.- Jose Manuel de Pantoja.” [3]

    En los años siguientes, el obispo Arriete tuvo que hacer frente al auge del protestantismo en la diócesis y a la implantación del matrimonio civil, fruto de la Constitución progresista, e incluso afrontar el problema de Ceuta, diócesis que desde el concordato con la Santa Sede en 1851 quedaba unida a la de Cádiz, donde debía nombrarse un obispo auxiliar.

    En 1875 inició una nueva visita pastoral a la diócesis, lo que no fue impedimento para que en febrero de 1876 solicitase nuevamente al Papa que aceptara su renuncia al obispado por males físicos y espirituales, obteniendo nuevamente la negativa del pontífice. Será en esta visita, con un débil estado de salud y en cierta forma, desencantado con su labor evangelizadora, donde vivirá al llegar a Alcalá momentos que le marcarán profundamente.

    Desde el 3 de noviembre de 1876 hasta el 17 de enero del año siguiente,[4] Fray Félix estuvo en Paterna, donde socorrió a multitud de trabajadores del campo, sin trabajo por culpa de las continuas lluvias. Era una persona tan modesta, que abandonó Paterna de madrugada para evitar los agasajos de los vecinos, acompañado solamente por los curas y tres particulares en dirección a Alcalá para continuar con la visita pastoral.

    Sin embargo, no se esperaba el obispo la reacción de los paterneros, que al conocer su marcha, ni cortos ni perezosos, organizaron una peregrinación hasta nuestro pueblo en su busca:

“Sentimiento general hubo al saberse su ida, mucho mas, al quedar frustrados los deseos del vecindario de demostrar a tan digno Prelado y á su secretario D. José Rancés y Villanueva el cariño y respeto que les tenían. Pero el día 29 de Enero, á las seis de su mañana, salió de esta villa para la de Alcalá una cabalgata de 139 personas, 4 cuyo frente iban D. Cándido María Picamiel, Arcipreste, D. Luis Bargeton, Cura coadjutor, D. Juan Calero, alcalde, y D. José del Río, juez, médicos, y mayores contribuyes y personas principales de la población, montados en unos 113 caballos. La alegría y entusiasmo que reinó en presencia de nuestro ilustrísimo Prelado y en todo Alcalá (que dista tres leguas) no es para escrita. Se pronunciaron discursos y se leyeron poesías alusivas al acto, sobresaliendo sobro todos el discurso de nuestro Prelado.

    Pero grande fué nuestra honra al hacernos saber el señor Obispo que saldría a despedirnos, como lo verificó, para darnos su última bendición. Nos pusimos en marcha, y á poco el ilustre municipio de Alcalá mandó la música para acompañarnos, siendo nuestra salida acompañada por los acordes de la música, repique de campanas y los balconea estaban colgados y engalanados de fiesta.

    En el tránsito, D. Mariano Delgado, diputado provincial por Alcalá, dió vivas al señor Obispo, a Paterna y a la Virgen de los Santos su patrona, y D. Francisco Fabra, al señor Obispo, a Alcalá y a la Virgen de la Soledad de Paterna; cuyos vivas fueron calurosamente contestados. Fué, señor director, un día de júbilo para todos, mucho mas si se tiene en cuenta que la población, que tal prueba de Catolicismo ha dado, honrando a uno de los príncipes de la Iglesia, ha sido el Paterna que fue cantonal, el Paterna que hoy es solamente católico, pues sus habitantes son otros completamente.” [5]

    Esto ocurrió cuando ya llevaba doce días en Alcalá, donde ya había quedado asombrado por su recibimiento y por participación masiva de los fieles alcalaínos en los actos religiosos:

“Con gran consuelo de Nuestra alma emprendimos la segunda Santa Visita Pastoral en esta Ciudad de Alcalá de los Gazules a los siete años i siete meses de la primera, teniendo la grandísima satisfacción de encontrarnos, a pesar de los anteriores disturbios, con un pueblo lleno de fé en su mayor parte i de tierno amor a la Sma Virgen María a la que con el título de los Santos, veneran e invocan todos sin excepción como a su Patrona.” [6]

“La visita hecha al cementerio ha sido uno de los actos que mas han conmovido Nuestro animo al ver tantos fieles reunidos de todas clases i tan llenos de compunción i religiosa piedad.”

    Pero si hubo un acto que le conmovió, fue presenciar la venida de la virgen de los Santos en rogativa por lluvias:

“La venida de Ntra Sra de los Santos a la Ciudad por la escasez o falta de agua ha sido otro acto que no olvidaremos jamás porque parecía que nos habíamos trasladado a los tiempos de la España Antigua según de que estaban animados los habitantes todos de Alcalá”

El Obispo Fr. Felix Mª de Arriete (fuente: Diario de Cádiz)


    El 25 de marzo Fray Félix terminó su segunda visita pastoral y se llevó tan grato recuerdo que no dudó un par de meses más tarde en dirigir el siguiente escrito a los alcalaínos:

“AL VENERABLE CLERO, RELIGIOSAS, HERMANAS DEL BEATERIO Y FIELES TODOS DE NUESTRA AMADA CIUDAD DE ALCALA DE LOS GAZULES

SALUD, PAZ Y AMOR CONSTANTE EN JESUCRISTO

Algún tanto repuesto de nuestras fatigas pastorales y aprovechando el primer momento libre, tomamos la pluma para saludaros y expresaros por escrito lo que constantemente se lee en nuestro corazón, y se leerá mientras vivamos, y aún más allá de la muerte. Hay hechos que tienen la especialidad de imprimir carácter indeleble, y tales son los vuestros por su espontaneidad, admirable sinceridad, y afectuosísimo cariño hacia nuestra persona. Contarlos no es fácil, y aún menos valuar su mérito.

Entramos en vuestra ciudad y ya ocupamos vuestros corazones, animados de una misma fé y unidos con el vínculo de la paz. ¡Cuántos actos se han multiplicado desde aquel momento! ¡Cuántas emociones santas han producido! ¡Cuántas lágrimas arrancaron del corazón! En vuestras casas, en las calles, en los campos, en los Templos. ¡Ah! En los templos, sí y á la vista y presencia de vuestra Sma. Patrona María Santísima de los Santos, en San Jorge y muy especialmente en la morada propia de esta Señora, se afirmaron más y más aquellos lazos, y subieron de punto los sentimientos de vuestra piedad religiosa, madre fecunda de vuestra adhesión al representante de Jesucristo, y pastor de vuestras almas. Estas no han sido demostraciones aisladas de un número determinado; á todos como el Apóstol Pablo somos deudor en vuestra ciudad; tanto á los ministros del Santuario, como a las personas religiosas, que moran en el silencio de los claustros, ó dirigen la inocencia de vuestras jovencitas; así a las personas constituidas en poder como a las particulares de todas las clases de la sociedad, pudientes, menos acomodados, pobres, ancianos, jóvenes y hasta los pequeñitos que constantemente nos rodeaban con inefable gozo de nuestra alma,

¿Qué extraño es que unas demostraciones tan generalmente practicadas, nos imposibilitasen de día en día en la dura necesidad de apartarnos de vosotros, y que deseásemos desaparecer sin ser notados para no herir ni herirnos? Mucho, mucho y más de lo que podemos expresar nos atormentó este paso, que al cabo vuestro tierno amor quiso solemnizar sin perdernos de vista, hasta dejarnos más allá de los confines de vuestro término territorial en copioso número; reiterando obsequios en el día de nuestro glorioso Santo, sin que faltase alguno de vosotros hasta el momento de nuestra llegada a esta ciudad de Chiclana.

Me reconozco deudor a tantas pruebas porque vosotros, amados hijos, sois muchos, y vuestro Prelado uno solo, y un solo corazón no puede contener los sentimientos y afectos puros de tantos como son los hijos de Alcalá. Sin embargo el que dá lo que tiene hace cuanto puede, y mi corazón entero es vuestro. Aun más: si yo no tengo más que uno y los vuestros son muchos he encontrado para este caso dos fiadores que respondan y suplan por mi, el Corazón adorable de Jesucristo, y el purísimo e inmaculado de María Santísima. En estos centros inefables de amor os he colocado a todos, y suplicádoles con instancia, que a torrentes derrame sobre vuestras almas condiciones celestiales que premien vuestras respetuosas demostraciones, vuestros obsequios de todo género, que conserven en vuestros corazones la fe de vuestros mayores, sin mezcla alguna de error; que tengáis siempre fija la atención en la morada santa de vuestros consuelos y protección (en el Santuario de vuestra Patrona), que prosperen vuestra ciudad y fecundicen vuestros campos y que sobre todo os concedan el don sublime de la perseverancia, que asegure vuestra inmortalidad feliz.

Por último, amados hijos, aunque ausente en el cuerpo, vivo y viviré en espíritu entre vosotros, siempre dispuesto a serviros donde quiera que me lleve la Divina Providencia, sin que pierda la esperanza de que un día se complete y aun se perpetúe la unión del espíritu y el cuerpo.

A Dios, hijos distinguidos de Alcalá de los Gazules; a Dios, hijos especialísimos de María Santísima de los Santos, y a Dios, hijos muy amados de vuestro reconocido padre en Jesucristo que en el mismo os bendice y entrañablemente ama,

Fr. Félix Mª. Obispo de Cádiz

Chiclana, 29 de Mayo de 1877.”

    Ese mismo verano, el estado de salud de Fray Félix empeoró y tuvo que retirarse a Puerto Real, motivo por el cual quiso renunciar nuevamente a su cargo, pero no sería hasta la llegada del nuevo pontífice León XIII, cuando se aceptó su renuncia a principios de febrero de 1879, retirándose a vivir a Chiclana, donde falleció el 30 de diciembre.

    El ayuntamiento de Alcalá, para honrar su memoria, en el verano de 1880 cambió el nombre de la Plaza Collado por la de Fray Felix, nombre que conservará al menos hasta la guerra civ:

“Se autoriza a la Comision de Hacienda Municipal para que según lo vaya permitiendo el estado de los fondos de este Caudal de Propios verifique la compra de las Losetas necesarias para la nomenclatura de varias Calles y Plazas de esta Poblacion y muy especialmente las denominadas Cruz Verde, Plaza de Blaza, Villa arriba y Villa abajo, que se sustituyan con las de Garrido Estrada, Frai Feliz, Cervantes y Mendez Nuñez respectivamente” [7]






NOTAS

[1] La referencia apareció publicada en la página 3 de la edición del jueves 18 de noviembre LA ESPERANZA. Año XXVI nº 7093

[2] Edición del 2 de septiembre de 1869 del periódico LA ESPERANZA. Nº 7628 Año XXV pág. 1 y 2

[3] Escrito publicado en la página 2 de LA ESPERANZA, edición del 25 de abril de 1870. Año XXVI nº 7823

[4] Edición del 20 de enero de 1877 de EL COMERCIO. Año XXXV Número 12073 pág. 2

[5] Edición del martes 20 de febrero de 1877 de EL SIGLO FUTURO. Año II nº 343 pág. 3

[6] ARCHIVO PARRROQUIAL DE ALCALA DE LOS GAZULES. Libro de Visitas. Folio 69 y vto.

[7] ARCHIVO MUNICIPAL DE ALCALA DE LOS GAZULES. Actas de Sesiones del Ayto. pleno.  Legajo 42 (1878-1881) Libro 1. Sesión del jueves 2 de septiembre de 1880 f. 679 folio 59 vto. y 60. En la sesión del 8 de julio, en una división de los contribuyentes en 6 secciones para proceder al nombramiento de asociados, dicha Plaza aún aparece como de Collado: “Contribuyentes por territorial e industrial en el Barrio de San jorje que comprende Plaza de la Constitución, calle de la Carrera, Villa arriba, Collado con su callejón…”

BIBLIOGRAFIA

Chamizo de la Rubia, J. (1996). Fray Félix María de Arriete y Llano, 1864-1879 (I). Hispania Sacra, 48(97), 329–382. https://doi.org/10.3989/hs.1996.v48.i97.699

Chamizo de la Rubia, J. (1996). Fray Félix María de Arriete y Llano, 1864-1879 (II). Hispania Sacra, 48(98), 443–488. https://doi.org/10.3989/hs.1996.v48.i98.677




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