sábado, 8 de junio de 2024

La devoción a Cristo Crucificado en Alcalá de los Gazules (y III)


Ismael Almagro Montes de Oca

    


CRISTO DE LA MISERICORDIA 

    El historiador Sánchez del Arco en su monografía sobre Alcalá de 1893 cita la existencia en la capilla del hospital de la Misericordia de un Cristo de gran tamaño que inspira mucha devoción. De gran tamaño, es decir, no académico, en Alcalá tenemos tres crucificados: los Cristos de la Viga y de la Expiración, que hemos visto, y el otro es el que se conserva en la Iglesia de la Victoria, que creo procede de la extinta capilla del hospital




    Siempre se ha tenido el año de 1514 como el de la fundación del hospital de la Santa Misericordia, aunque hay datos que demuestran su existencia con anterioridad a esa fecha. Ese es el año en que se sientan las bases para la fundación de un nuevo edificio, de 3 plantas, en la plaza pública, que contará además con una pequeña capilla adosada al mismo, que debió construirse a la par, o poco después, del hospital.

    Consta la existencia de una Cofradía asistencial en dicho hospital, dedicada al entierro de los pobres, al menos desde 1546, que debían enterrarse en la capilla, al menos en sus inicios. Conviene recordar que el libro 1º de funerales del archivo parroquial comienza mucho después, en 1684, fecha a partir de la cual se recoge algún que otro enterramiento en la capilla. Es seguro que la capilla está en funcionamiento ya en 1630 porque allí ordena enterrarse en su testamento un francés, Juan Guillermo.

    El obispo Martínez de la Plaza utiliza la advocación de este Cristo para refundar en 1793 la Cofradía de Caridad bajo el título de "Santo Cristo de las Misericordias" para velar y enterrar a los cristianos difuntos.

    Esta capilla fue además la sede de La Escuela de Cristo, institución fundada por el obispo Juan de Isla el 26 de mayo de 1679. No era una Cofradía en sí, sino más bien un instituto secular, de carácter reservado, formada por eclesiásticos y seglares, participando en la de Alcalá incluso frailes de los conventos.  No podían celebrar ninguna fiesta exterior y delante de este Cristo celebraban sus ejercicios de mortificación y penitencia para alejarse de lo terrenal y lo temporal. Para fomentarla, el mismo obispo al año siguiente concedió 40 días de indulgencias a los vecinos de Alcalá “de cualquier estado calidad y condición que sea que leyesen y meditasen en la oración jaculatoria que se da cada semana en la santa escuela de christo de dha villa”

Documento de las Indulgencias concedidas a la Santa Escuela de Cristo de Alcalá


    Otra de las características de las Escuelas de Cristo eran los ejercicios de la muerte, preparatorios para el paso a la otra vida, teniendo delante de sus ojos la muerte y que mejor forma que teniendo a Cristo muerto en la cruz.

    La Escuela de Cristo de Alcalá estuvo activa dos siglos, extinguiéndose en torno a 1880, fecha en que el obispo Catalá y Albosa ordena que sus pertenencias se envíen a la parroquia para su uso.

    No sabemos la fecha exacta en que se cierra la capilla de la Misericordia, pero debió ser a principios de siglo XX, coincidiendo con el cierre de la Soledad y la reapertura de la Victoria, con todo el baile de altares e imágenes que se producen, cuando se traslada el Cristo a esta última.

    No existen datos sobre fecha ni autoría de esta Imagen, pero expertos en Historia del Arte, lo catalogan como anónimo de finales del siglo XVI o principios del XVII, de escuela sevillana.

    Estilísticamente guarda bastantes similitudes con el Cristo de la Viga.



    La posición de la cabeza, el tirabuzón del cabello, el estigma del costado son muy similares y el paño de pureza es practicante un copia.

    Esta talla fue restaurada hace poco más de una década por el escultor Jesús Vidal. Antes de esta restauración, llamaba mucho la atención la cantidad de sangre que presentaba la Imagen, fruto quizás de algún repinte efectuado en fecha indeterminada.





    Después de restaurado, un aspecto que ha pasado desapercibido es que al Cristo le han cerrado los ojos. Desconozco si ha sido una licencia que se ha dado el restaurador o si originalmente era así y posteriormente le pintaron los ojos entreabiertos.




CRUCIFICADO ERMITA DE LOS SANTOS

    A ambos lados del simulado crucero del Santuario, figuran dos altares coronados con el emblema “Charitas”, que junto al cuadro de San Francisco que preside uno de ellos, nos indican que su lugar de procedencia era la iglesia del extinto convento de mínimos.

    Estos altares debieron ser trasladados hasta el Santuario en la reforma que se hizo de la Iglesia de la Victoria entre 1910 y 1911. En el expediente de desamortización de 1835, se mencionan hasta 4 altares sin identificar las imágenes que albergaban. Seguramente estos sean dos de ellos. En un inventario del Santuario realizado en 1919 consta ya la existencia de estos altares.

    Uno de ellos alberga una talla de un crucificado de pequeño tamaño, anónimo que los expertos catalogan del último tercio del siglo XVIII, con ciertas influencias genovesas.




    Las dimensiones de esta talla coincide plenamente con las del retablo que lo alberga, por lo que debió ser hecho para dicho altar, cuyas formas son neoclásicas, coincidiendo por tanto con la fecha propuesta de la hechura del Cristo.

        Fue restaurado en 2012 por Carmen Arias Guerrero.




CRISTO ALTAR MAYOR CONVENTO SANTA CLARA

    Presidía el altar mayor de la iglesia del convento de Santa Clara un retablo atribuido en el libro sobre las Escuelas Profesionales de la Sagrada Familia de Fernando Toscano al jerezano Andrés Benítez. El uso de estípites en dicho retablo lo encuadra a partir de la década de los años 20 del siglo XVIII, cuando su uso se generaliza.



    En el ático del retablo figuraba un Cristo crucificado, de tamaño académico, talla anónima, que debe ser coetáneo al retablo.



    Tras el cierre del convento y el desmantelamiento de la Iglesia, Alcalá perdió este crucificado, localizándose hoy en la Parroquia de Valdelagrana de El Puerto de Santa María.




CRUCIFICADO SACRISTIA PARROQUIA

    En la sacristía de la parroquia, encima de la cajonera, se encuentra un crucificado de pequeño tamaño, que forma un calvario con una talla de la Virgen que suelen pasar desapercibidos.



    El autor de este conjunto y la fecha de ejecución son un enigma, pero he localizado una referencia que nos puede poner sobre la pista.

    En 1784, el presbítero Francisco José Vela Castaño ordena en su testamento lo siguiente:

  "mando a la sacristia de nra sra de la soleda desta villa el crucificado con el tabernaculo e Imagen de la sma Virgen que tiene dentro con el adorno que en si encierra”




    Probablemente se trate de este conjunto, que, tras el cierre de la iglesia de la Soledad, pasó de su sacristía a la de la Parroquia.

    En mi opinión, el crucificado guarda similitudes con obras del imaginero Diego Roldán, muy activo en la comarca jerezana en la primera mitad del siglo XVIII.




LA OTRA PROCESION MAGNA

    Y ya para terminar, aprovechando que este año celebramos dos grandes acontecimientos cofrades, como son la procesión magna con motivo del V centenario de la Parroquia y el aniversario de la Cofradía del Perdón, voy a hablaros de otra magna, una que se produjo, o al menos así se publicitó, tres días después de que esta Cofradía procesionara por primera vez al Cristo Crucificado.



    En un intento por salvar una Semana Santa en horas muy bajas, en el que el único rayo de luz fue precisamente la fundación de la Cofradía del Perdón, el 22 de enero de 1950, el cura convocó a todos los cofrades alcalaínos para reorganizar las Cofradías existentes. Las actas de la Cofradía del Nazareno recogen esta reunión, de la que transcribo el siguiente párrafo:

“una vez terminada la elección de cargos de la Hermandad de Nuestra Señora la Santísima Virgen de los Santos, los Sres. D. Cristóbal Alberto Romero, D. Antonio Visglerio Sánchez, D. Pedro Mariscal Recio, D. Pedro García Mariscal, D. José Domínguez Gómez, D. Domingo del Puerto Gómez, D. Juan Sánchez y Sánchez, D. Tomás Ríos Montes de Oca, D. Antonio Mancilla Casas, estando además presente el Director espiritual de la Cofradía del Nazareno, D. Manuel Cid Benítez, Coadjutor de esta Parroquia del mártir San Jorge, y hermanos todos de las dos Cofradías de Penitencia, la de Nuestro Padre Jesús Nazareno y el Santísimo Cristo de la Columna y María Santísima de las Lágrimas, invocados el Santo Espíritu, tomo la palabra el Sr. Cura Párroco para hacer un resumen de lo que fueron y deben ser en la actualidad estas Cofradías, y hablar del estado de abandono en que se encontraban las mismas, no por falta de buena fe y tambien buena voluntad, sino por estar desde hace mucho tiempo el personal y los cargos de las Juntas incompletos y animados del mejor y buen fin, el Sr. cura decidió nombrar de cada una de las dos, una comisión que pusiera en condiciones favorables a las dos Cofradías terminando su mandato el día treinta y un de mayo, una vez que se termine el cumplimiento Pascual, y en esa tarea hacer elecciones de cargo el Nazareno, y arreglar sus estatutos la de la Columna y arreglar o nombrar nueva Junta.”

    Tras los nombramientos de las comisiones de ambas Cofradías, se añade:

“Que pasados unos días se reunirán los Hermanos mayores de estos, mas el del Cristo Crucificado que está en proyecto, para formar con los mayordomos respectivos, un delegado de la Corporación municipal y la Presidencia del Sr. Cura Párroco, la llamada Junta de Semana Santa que funcionará en todo lo relativo a los cultos y estación de los Titulares en la Semana Mayor”

    Como vemos, es una instantánea increíble de aquel momento tan delicado para nuestras Cofradías. La decisión que tomó la que podríamos llamar primera Junta local de Hermandades y Cofradías, fue la de copiar una fórmula que llevaba muchos años funcionando no muy lejos de aquí, en la localidad de San Roque.

    Esta iniciativa no cuajó, porque ya no hemos tenido más noticias al respecto, ni evidentemente seguimos celebrando la magna los viernes santo.

    Este ha sido un recorrido por una parte de la Historia de Alcalá, la historia de nuestras creencias, desde la Edad Media hasta nuestros días, a través de siete Imágenes, a las cuales los alcalaínos rezaban en sus templos a la luz de las velas o haciendo demostración pública de fe en las calles. Termino con un poema de un humilde pregonero, que reflejó así la devoción de este pueblo a Jesús muerto en la Cruz.


Por las calles de Alcalá
Va cristo crucificado
Rompiendo la noche oscura,
Y un penitente en penumbra
Va calmando su amargura
Susurrando una oración:
Que tu muerte no sea en vano
Que sea nuestra salvación,
líbrame de mis pecados
Santo Cristo del Perdón.




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