Ismael Almagro Montes de Oca
Durante la edad moderna, sobre el vino se cargaron distintos aranceles, tanto a nivel estatal, destinados al mantenimiento de los gastos de la Corona, como a nivel municipal, siendo los ayuntamientos quienes fijaban el precio y controlaban su tráfico, restringiendo su tráfico para evitar su comercio ilegal.
Un colectivo que se vio especialmente afectado por este impuesto fue el de los eclesiásticos, pues el vino era un elemento indispensable para ejercer su trabajo.
En aquella época, especialmente durante gran parte del siglo XVII, eran muchas las misas que se decían a diario en las distintas iglesias de Alcalá, debido fundamentalmente al cumplimiento de las mandas que hacían los fieles en sus testamentos finales, en muchos de los cuales se superaban fácilmente el centenar de misas.
Esto suponía que, mientras más misas decían los presbíteros, mayor vino consumían y, por tanto, mayor desembolso tenían que hacer en impuestos.
Esta situación llevó, en agosto de 1640, a que el mayordomo de las fábricas dirigiese un escrito al ayuntamiento solicitando una rebaja en los aranceles:
“En este cabildo el licdo juº alº del castillo beneficiado de las yglesias desta viª y mayordomo de las fabricas de las yglesias desta villa dixo que bien les consta que por sedula de su magd el bino que se gastare para celebrar se de con la medida mayor y porque ay treinta y seis sacerdotes es nesº cada mes dos arobas y quarta de bino pidió se le de con la medida mayor”
El cabildo decidió aceptar la petición del beneficiado, con la condición de que todo el vino fuese sacado de la misma tienda para llevar un control exhaustivo de la cantidad que se gastaba:
“mando que se elija tienda donde lo tome con la medida mayor y con sedula del preste scrivº cada mes y no de otra mª (manera)”
Del mismo modo, los regidores acordaron facilitar la adquisición de aceite destinado para el Santísimo por parte de los eclesiásticos:
“se le de con la medida mayor las dos panillas de aseyte cada día para la lámpara del santísimo sacramento y que se de para dos meses respetivamente a sesenta panillas cada mes y así se acordó por cavildo”[1]
Una panilla de aceite equivalía a unos 0.12 litros aproximadamente, por lo que gastarían alrededor de 7 litros mensualmente.
Se da la circunstancia de que pocos meses después de esta petición, a finales de año, el cabildo alcalaíno recibió una orden del administrador de los Reales Servicios de millones por la cual el rey modificaba el impuesto sobre el vino. [2]
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NOTAS
[1] ARCHIVO MUNICIPAL ALCALA DE LOS GAZULES.
[2] AMAG.


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