lunes, 12 de noviembre de 2012

El Castillo de Alcalá (III)




Muro central 

     Desde los primeros momentos en los que se estaba excavando por debajo de la primera planta se observaron trazas de un grueso muro central. Sin embargo, su conservación era bastante deficitaria. Sus dimensiones se han podido conocer gracias a que conserva el zócalo sobre el que se apoyaba el resto del desarrollo del muro. De este modo, podemos afirmar que se trata de un muro medianero de unos 11 metros de largo por 1,30 metros de ancho, conservando una altura media de 100 cm, aunque en el extremo sureste esta altura está próxima a los 200 cm. La composición del muro es mixta: el arranque (100 cm) es de mampostería y ladrillos, y el resto es de tapial, el cual prácticamente no se conserva, excepto en el extremo noroeste. La función de este estructura era la de dividir en dos el espacio de la planta baja, así como servir de carga del primer piso. 

     El muro de tapial estaba construido a base de tapias o lawh, los cuales solían tener en torno a los 0,80 y 0,85 metros de altura y una anchura no superior a los 2 ó 2,20 metros. La mezcla básica lo forman cantos, arena y cal colada, pero también hallamos fragmentos de cerámica y madera. 

     En el muro central y, en general, en el castillo de Alcalá se utilizó la fábrica mixta en vertical, es decir, tapial por dentro y mampostería en el exterior. Esta técnica está documentada también en el castillo de Almonaster y en el de Gibraleón en Huelva, y fuera de Andalucía en Pla d’Almatá (Lérida), en la alcazaba almorávide de Marrakech, etc. (PAVÓN, 1996:54). 

Detalle del muro central

Pilares y arcos 

     Todas las estructuras formadas por pilares y arcos se localizan en la mitad sur de la planta baja, formando una arcada sobre pilares, nuevamente formada por materiales mixtos de piedras, tapial y ladrillos. Los arcos no descansan sobre el muro central, sino sobre pilares adosados al muro, igual que sobre la pared de la torre. Su función era la de sostener el primer piso y permitir el desarrollo de la cubierta de la planta baja, en la que, no observándose huellas de haber sido realizada con materiales pétreos, nos inclinamos a pensar que el forjado y pavimento del piso superior se resolvió a base de vigas y tableros de madera. 

     Los arcos descubiertos en la planta baja son apuntados, y como ya ha sido señalado, alternan la piedra y el ladrillo, dándole a la estructura mayor ligereza. Así, atendiendo a su morfología y técnica constructiva, es, junto al empleo de la tábiya o tapial, el elemento estructural que con mayor nitidez se aproxima al estilo de construcción musulmana. El tapial se utilizó para cubrir el trasdós y, de ese modo, se conseguía un plano sobre el que descansaba el forjado de la primera planta. No se ha hallado resto alguno de decoración mural en el espacio excavado, sin embargo, no se descarta su conservación en otro lugar, ya que sí se ha observado abundantes restos de estuco desprendido de las paredes y algún pequeño resto aún adherido. 

     En general, el estado de conservación de la arcada es desigual, aunque predomina la mala conservación; pero sobre todo es delicada, porque, a la presión de escombros que ha debido soportar, hay que sumar el que las jambas situadas junto al muro de la torre presentan un adosado defectuoso. 

Arco situado en la planta baja

Pesebre 

     En el ala norte de la planta baja se localizó un pesebre adosado al muro noreste. El estado de conservación es regular, ya que en su construcción domina el mortero en donde se ha empleado la tierra con algo de cal para la cohesión de la mezcla, lo que la hace muy deleznable. Su construcción se sitúa en una cota muy alta respecto al nivel original de la planta baja. Esto se debe a que dicho pesebre no es contemporáneo a la construcción en la que se ubica, siendo muy posterior. A juzgar por los elementos materiales hallados, sobre todo tres monedas, habría que darle una cronología en torno al siglo XVII. 

     Formando parte del pesebre destaca, por su singularidad, unos huesos largos empotrados en el muro de la torre por encima de la estructura. La función es conocida, ya que también se ha documentado en Medina Sidonia, servían para amarrar al comedero a los animales. 

Pavimento del pesebre 

     Formando parte del pesebre se ha excavado también un pavimento de cantos rodados encajados en el suelo, es decir, no presentan ninguna mezcla que los una. Su conservación es regular y desigual, aunque perfectamente apreciable. Destaca en toda la superficie del pavimento una potente capa de cenizas (aproximadamente 20-30 cm), procedente de la combustión del techo de madera de este espacio destinado hasta los últimos momentos de uso a cuadra. 

Escalera 

      Se trata de una escalera que en principio conecta la planta baja con el primer piso y que se localiza en el ala norte en el extremo oeste. Su excavación no está completada, ya que se ha quedado en la cota del pavimento del pesebre. La tendencia que sigue es de escalera de caracol, es decir, justo hasta donde se ha excavado inicia un giro angular de 90º. El principal interés radica en determinar donde inicia su ascenso, en la planta baja o en un nivel inferior aún no conocido. 

Pilar 

     Un elemento estructural que ha presentado especiales problemas durante los trabajos ha sido un pilar mixto de mortero y ladrillo. Se localiza próximo al muro sureste, y la sección trasversal es de cruz griega. Conserva unos 300 cm de altura y un buzamiento en dirección sur que nos ha hecho temer por su estabilidad, teniendo que adoptar medidas de apuntalamiento para la contención del pilar. Hemos podido comprobar que procede de la primera planta, aunque se encuentra a unos 50 cm por debajo del pavimento. De cualquier modo, su conservación era necesaria, tanto por la propia estructura como por el hallazgo en una de las caras de restos de pintura geométrica sobre el estucado, pero, al mismo tiempo, el desarrollo de las excavaciones imponía su traslado. 

Excavación del pilar

     La forma geométrica de la pintura responde a una estrella, de la que se observan tres puntas, así como una línea vertical y otra horizontal. La decoración es más compleja, pero estas son las líneas básicas que mejor se conservan. Los colores se encuentran entre los ocres, desde el tono rojizo al amarillento. Las referencias con la tabla Munsell son: 10R-3/6 y 2.5Y-8/8. Parece corresponder con la decoración típica de los entablamentos mudéjares, la conocida como técnica de lacería. El fragmento conservado es más bien escaso, pero nos indica, junto con otros restos de revestimiento y un fragmento de moldura conservada in situ, el cuidado acabado interior de la construcción. 

     Las dimensiones aproximadas del espacio pintado son 60x45 cm. El estado de conservación era muy deficiente, y amenazaba con desprenderse el estuco de la pared, ya que bajo el soporte de la pintura habían penetrado raíces. Como medida preventiva se aplicó consolidante Paraloid diluido al 5% y aplicado en varias capas. Con esta situación fue imprescindible la actuación de restaurador, que procedió al arranque del panel de estuco decorado y colocación en otro soporte que asegura su perfecta conservación y posible puesta en valor futura. Aún así, trasladar el pilar resultaba técnicamente muy difícil. De hecho, parte del tapial hubo de ser retirado, pero debido al gran interés del material utilizado en su composición, este tapial se ha conservado para ser cribado. Mientras se procedía a desmontarlo, se ha recuperado un material muy interesante. Destacan una serie de fragmentos de madera y algunos restos de cerámica muy significativa. Por fin, tras varios intentos hubo que hacer una serie de particiones del pilar, dejando prevista su reconstrucción posterior. 

Detalle de la pintura mural


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