Artículo publicado en la Revista de Apuntes Históricos de 1980.
La única prueba documental conocida del baile típico alcalaíno, denominado "El gazpacho", radica en unos documentos procedentes de la testamentaría de Don Juan de Villegas (s. XIX). En ellos se hacía referencia a un folleto de autor anónimo, editado en una imprenta sevillana en 1838, que afirmaba la popularidad ya alcanzada en el último tercio del siglo XVIII en nuestros dilatados campos, exponiéndose el criterio de tratarse de una modalidad del fandango arábigo-andaluz adaptado a las peculiaridades, gustos y tradiciones del campesinado de la tierra, llegando a alcanzar gran difusión incluso en los campos limítrofes.
En el mismo folleto, según los documentos referidos, se hacía una meticulosa descripción de la indumentaria empleada por las parejas participantes en las fiestas celebradas con motivo de acontecimientos familiares, como bodas, bautizos y en general en las festividades más relevantes. Consistía en botas de becerro, pantalón de pana negro, chaleco de tela negro, faja roja o amarillo oro, pecherín de encaje, zamarra corta con mangas adornadas con alamares negros, pañuelo anudado a la cabeza con moño al lado y catite, para los hombres; zapatos negros de medio tacón con tres botones al lado, medias negras con listas de colores, zagalejo, falda de raso de colores, chaqueta entallada color granate, adornada con tul en cuello y mangas, y pañuelo de seda a la cabeza con un nudo encima, para las mujeres.
La indumentaria anteriormente descrita es la que exactamente se ha conservado hasta nuestros tiempos, así como el baile con sus compases, no obstante haber sufrido a través de los años las oscilaciones de esplendor y decadencia de acuerdo con las épocas, según se desprende de la tradición oral, y ligerísimas modificaciones en el ritmo.
El baile lo pueden hacer doce personas emparejadas y su realización es acompañada por guitarra y cante por verdiales.
He aquí algunas letras de sus cantes:
El gazpacho de Alcalá
es del siglo XVIII
y a todo el mundo le gusta
cuando lo suele probar.
La que tenga un novio bizco
qué desgraciada será,
que se cree que está guiñando
y nunca le dice "ná"
Tres cosas al mismo tiempo
dicen que no puede ser:
estar cantando y bailando
y al mismo tiempo querer.
Con éste y no canto más
porque me voy a dormir
que tengo la cama hecha
al lado del fogarín.
Estos datos fueron copiados antes de 1915 por el secretario del Iltmo. Ayuntamiento Don Baldomero Rodríguez de Silva.
NOTAS
Las fotografías no se corresponden con el artículo impreso.
Lo que me contaron sobre el origen del gazpacho de Alcalá. Es un cante que entonaban los trabajadores del campo, no se sabe desde cuánto tiempo atrás. No se bailaba ni se interpretaba en los festejos populares cómo parte de los mismos. Por los años 50 del siglo XX, aparecieron Los Coros y Danzas que pusieron al día los cantos y bailes de los distintos pueblos de España. En cada capital de provincia se hacían recitales de los mismos. En Alcalá de los Gazules se encontraron con el problema de que no podían participar en estos recitales porque no se conocía ningún cante acompañado de baile que fuera autóctono del pueblo. La entonces jefa de los Coros y Danzas del pueblo, consultando todo lo que encontró acerca de bailes y cantos populares, le puso la música y los pasos de baile. También diseñó la vestimenta de los bailarines y un amigo de esta señora, vecino del pueblo, se inventó la historia de la testamentaria de D. Juan de Villegas que usted cuenta.
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