sábado, 23 de enero de 2021

El establecimiento frustrado de los Salesianos en Alcalá



Ismael Almagro Montes de Oca 


     Desde que empezara a dar sus frutos la obra del beneficiado Diego de Viera, en cuanto a la educación de niñas se refiere, fue anhelo de muchos alcalaínos el establecer en nuestra localidad algo parecido para sacar del analfabetismo a la población masculina. Ese anhelo se vería finalmente conseguido con la puesta en marcha a mediados de la década de los años 50 del pasado siglo de las Escuelas Profesionales de la Sagrada Familia, vinculadas a los jesuitas y que popularmente siempre se han conocido en Alcalá como “El Convento” por establecerse en el edificio que hasta pocos años antes había sido el de Santa Clara. 

     Sin embargo, dos décadas antes, concretamente en 1927, hubo una iniciativa para establecer un centro educativo regido por la Congregación Salesiana, con el objetivo de subsanar las más que evidentes deficiencias de una educación masculina, que en Alcalá se reducía, aparte de algún maestro privado, a tres Escuelas Nacionales de niños, instaladas en pequeñas habitaciones donde se hacinaban casi un centenar de alumnos de distintas edades en cada una de ellas, casi siempre mal ventiladas, carentes de higiene y de zonas de recreo. Escuelas que la gran mayoría abandonaba a edad muy temprana, apenas sabiendo las reglas elementales, para dedicarse a las faenas agrícolas. 

     En 1926 la Diputación Provincial llegó a un acuerdo con los Salesianos para convertir el Asilo-Escuela San Ignacio de Cádiz en Hospicio Provincial, pagando la entidad provincial la mitad de los gastos de instrucción, casa, comida y ropa durante un año, de cada niño pobre que fuera albergado en dicha Escuela por los Ayuntamientos, siempre que estos corriesen con la otra mitad de dichos gastos. El 24 de abril de dicho año, la Comisión Permanente del Ayuntamiento alcalaíno se sumó a dicho acuerdo tras estudiar las cartas enviadas por el Director de las Escuelas Salesianas y por el Presidente de la Diputación para que se incluyesen en los presupuestos municipales la cantidad de 40 pesetas mensuales para el sostenimiento de un niño pobre, dejando a la elección de los regidores su designación.[1] Como dato anecdótico, en la misma sesión, y a renglón seguido del acuerdo anterior, se vio un escrito por el cual, el niño Andrés Morales Pastor solicitaba la concesión de la pensión necesaria para ingresar desde el primero de octubre como alumno oficial de la Escuela Normalista de Cádiz, acordándose no resolver hasta conocer el gasto que supondría para las arcas municipales. 

     Pasado poco más de un mes, el 14 de junio, la Comisión volvió a tratar el asunto, y aunque anteriormente había acordado acceder a la petición de los Salesianos, ahora deciden pedirle al Director de dichas Escuelas las condiciones, diversos requisitos y conocer el régimen que tendría el becario para tomar una decisión.[2] Sorprende esta ambigüedad, porque en la misma sesión, antes de llegar a este punto, se trató sobre la pensión solicitada anteriormente por Andrés Morales, denegándosela por no haber consignación para ello en los presupuestos y porque “ya el Ayuntamiento ha acordado pensionar a un alumno en las Escuelas Salesianas.”[3] 

     Tras enviar el Director de los Salesianos las condiciones para albergar a un pensionado, la Comisión Permanente acordó el 10 de julio no tomar decisión alguna hasta que se aprobasen los presupuestos ordinarios municipales para el año venidero.[4] Con todo, hubo gente que, sin aún estar definitivamente aprobada la concesión de esta beca, se apresuró a solicitarla para su hijo. Este fue el caso de Salvador Fernández Soto, quien la solicitaría para su hijo Francisco Fernández Díaz el 10 de agosto, lo que obligó a la Comisión a fijar edictos abriendo un plazo hasta el día 20 para que los padres que estimasen que sus hijos reunían las condiciones prestablecidas, solicitasen dicha beca.[5]  Finalmente, se designó a Francisco Fernández Díaz para ocupar la plaza de alumno interno en las Escuelas Profesionales Salesianas [6]  e incluso se le pagaron los gastos de desplazamiento a Cádiz.[7] 

Fotografía de alumnos de Salesianos en 1927 en la que aparece  Francisco Fernández Díaz,
sentado en la segunda fila inferior, el segundo niño sentado por la derecha, junto al sacerdote
 (fuente: "Apuntes incompletos de una historia centenaria. 
Centenario de la Asociación de antiguos alumnos de don Bosco de Cádiz 1909-2009".
Eugenio Mariscal Carlos. Pág. 100
)



     Este es el inicio de las relaciones institucionales con los Salesianos, que se verán reforzadas en los meses siguientes con el envío por parte de su Director de la revista “Boletín Salesiano” “para que los Señores de este Municipio vean la intensidad tan provechosa de la labor Salesiana”[8]  y con el pago puntual del Ayuntamiento de la cuota mensual, e incluso de los gastos de traslado hasta Alcalá del pensionado en el mes de julio del año siguiente por vacaciones [9]  y su posterior reincorporación en septiembre.[10] 

     En las mismas fechas, se celebran los actos conmemorativos del segundo centenario del nacimiento de Diego de Viera y las Bodas de Oro de Religión de Sor Telesfora de Santa María, celebrándose el día 24 de abril de 1927 una misa en la Parroquia presidida por el Obispo Marcial López Criado en la que participaron entre otros los presbíteros alcalaínos Francisco Serrano Cid, Antonio Romero Barea e Ildefonso Romero Sánchez. El primero de ellos fue el encargado de predicar el sermón y en el mismo exclamó: “¡Ojalá pueda contar pronto esta Ciudad con otro bienhechor, otro Viera insigne, que dejase echados los cimientos de otra fundación similar para hacer de los niños, a mas de hombres educados y cultos, personas creyentes”[11] 

     Según se cuenta, la idea fue recogida por Doña Rosa Moreno Díaz, que, viuda y sin descendencia, decidió destinar sus bienes a fines benéficos, siendo su confesor, el segundo de los presbíteros mencionados anteriormente, Antonio Romero Barea, el ideólogo y encargado de dar forma legal a una fundación benéfica para Institución de Enseñanza de niños pobres en Alcalá, gestionada por los Salesianos. 

     A los fondos insuficientes de doña Rosa Moreno se unirían los de doña María Gutiérrez de la Jara, en un proyecto que no vería la luz hasta enero de 1955. 

Rosa Moreno Díaz



     Pocos meses después de que Serrano Cid exhortara a la creación de una fundación para niños, a finales de diciembre, el otro presbítero alcalaíno mencionado, Ildefonso Romero Sánchez, será destinado a Alcalá, según recogen las actas capitulares: 

“la presidencia da cuenta de haber sido invitada la Corporación al acto de la toma de posesión de esta parroquia del Sr. Cura Propio don Ildefonso Romero Sánchez, y por unanimidad se acuerda felicitarle por medio de atento oficio por tan acertado nombramiento y asistir a dicha toma de posesión.”[12] 

      Lo sorprendente en todo esto es que, sin haber aún tomado posesión, el 7 de diciembre, Ildefonso Romero presenta al Ayuntamiento un proyecto para establecer un centro de los Salesianos en nuestra localidad: 

“Sr. Alcalde e Iltre. Corporación Municipal de esta Ciudad 

     Don Ildefonso Romero Sánchez, Cura Párroco, comparece ante esa Iltre. Corporación y como mejor proceda tiene el honor de informar. 

    Es notorio el desnivel cultural y religioso que en este pueblo se aprecia entre el hombre y la mujer, diferencia que todas las personas que por su cargo, su obligación o sus aficiones han tratado de investigar la causa, han coincidido en señalar con rasa y absoluta unanimidad, como resultante lógica de la sólida instrucción religiosa, el cariño entrañable y la asiduidad constantes que las Hermanas del Beaterio de Jesús, María y José, tienen con las niñas que se educan en su Centro de Enseñanza. 

     No cree el que firma que en el cumplimiento de sus deberes de Párroco necesite estimular, mucho más cuando estos deberes hayan de redundar en beneficio del Santo Temor de Dios y de mejoras o bienes materiales para su pueblo muy querido; pero ello no obstante, repetidas veces, la Autoridad indiscutida del Prelado, las conversaciones con personas de notoria rectitud y ciencia y el propio hecho en sí con su fuerza brutal y abrumadora, han servido de acicate al que dice, para estudiar el medio de conseguir establecer en este pueblo de todos mis amores, una Fundación que realice en los hombres lo que el Beaterio ha hecho en la mujer, completándose la Familia Católica, base inconmovible, asiento perpetuo de la Sociedad. 

     Y después de madurar reflexiones, pensé que ninguna Orden Religiosa llenaba mejor los fines aquí precisos, que la insigne Orden Salesiana, que tan vivo conserva aún el Espíritu que le infundio su Santo Fundador, con sus Escuelas Elementales, sus Granjas para la enseñanza práctica de la intensificación de la Agricultura, sus Talleres donde aprenden gratuitamente variados oficios los hijos de los menestrales, donde a una sólida instrucción religiosa va unida estrechamente el amor al trabajo que dignifica y ennoblece, y donde en una palabra se pone a los niños en ventajosas condiciones para que al ser hombres puedan mirar la vida frente a frente, puedan luchar serenamente con el infortunio y la adversidad, puedan ser miembros útiles en la Sociedad en que han de desenvolverse y por último, puedan llegar a ser padres de familia modelos y ante todo y sobre todo, ciudadanos honrados. 

     Y esta misión mía desde el punto de vista espiritual, lo es también y muy particularmente de los Ayuntamientos a través del prisma social y administrativo. 

     Es preciso formar en los pueblos una verdadera democracia Católica, aquella que preconizó y fomentó en diversas Encíclicas el Inmortal León XIII, pues frente a las exaltaciones rojas, ante el ataque impetuoso del socialismo demagógico y del sindicalismo revolucionario, no quedan más medios de defensa para los principios fundamentales de la Sociedad, que las grandes enseñanzas que se encierran en las palabras “Pan y Catecismo”. No debemos, ni queremos, ni podemos olvidar, que nosotros pasaremos, nuestros nombres serán olvidados por las generaciones venideras, hundidas para siempre en el polvo de los siglos, pero nuestras Obras quedan, y cuando pasados los años se pretenda examinar el origen de la Gran Obra, se sabrá que hubo unos hombres de buena voluntad encargados del regir al pueblo, que no vacilaron en sembrar el bien aun teniendo la casi seguridad de no recoger ellos el fruto.

     En su escrito, informa también de que ha iniciado las gestiones con los Salesianos, que buen con buenos ojos el proyecto, así como la disponibilidad de un edificio para dicho establecimiento: 

     “Las gestiones que para establecer la Fundación tengo iniciadas, marcha por camino de rosas en cuanto al ofrecimiento de los Superiores de la Orden, ofrecimiento valiosísimo, pues el personal de que disponen es muy escaso y las demandas de fundaciones numerosísimas. 

      Creemos contar con local adecuado: esperando también tener grandes aportaciones de particulares: no dudamos alcanzar el auxilio del municipio: y cuando tengamos esto, lo que en este momento no es más que una consoladora esperanza, se trocará en halagüeña realidad.” 

      Finalmente, pide al Ayuntamiento que se sume al proyecto para llevarlo a buen puerto: 

     “¿Quiere pues, ese Ayuntamiento sumar su nombre al de los coadyuvantes en esta Obra de Dios? Si como no dudo su respuesta es satisfactoria, pues me son conocidos sus altruismo y buen deseo, ya explicaremos el alcance contributivo y condiciones y garantías. 

      Solamente me permito como final de este largo escrito, rogar que antes de contestar definitivamente se fijen bien en que se trata de una Obra Social de tan estraordinaria importancia que bien puede ser considerada y parangonarse con la Fundación del Beaterio: debiendo advertirles que esta ocasión es por ahora única y que perdida, ha de ser muy difícil en muchos años lograr otra.”[13] 



      El escrito presentado por el cura es estudiado por la Comisión Permanente el 12 de diciembre, que acuerda hacer suyo el proyecto, ofreciendo cooperación intensa para llevarlo a cabo, acuerdo que pasará al Ayuntamiento pleno una vez que el párroco presente las condiciones económicas. 

      Efectivamente, el cura vuelve a escribir solventando cuantas dudas han podido surgir en torno al  proyecto: 

     “en primer lugar que la casa que se destine a la Fundación reúna las condiciones de poseer un amplio salón para clases; otro para los primeros talleres que exija el desarrollo de la Obra; patio para recreo de niños y Capilla o Iglesia para los cultos; además habitaciones decorosas para la Comunidad. Al elevado criterio de V. S. no se ocultará que en el pueblo aun habiendo casa que reuna esas condiciones de amplitud, necesitará obras de adaptación de importancia, cuyos gastos han de salir, por consiguiente, del capital fundacional. 

     En cuanto a rentas se exige un mínimum de diez mil pesetas anuales para una Comunidad suficiente al trabajo a ejecutar.” 

     Todas estas cuestiones son estudiadas por la Corporación municipal el último día del año: 

      “Conoció la Corporación de las diligencias referentes al establecimiento de la Institución Salesiana en esta Ciudad, dándose lectura a oficio del Sr. Párroco en el que fija un minimun de 10000 pesetas para el sostenimiento de la misma, y por unanimidad se acuerda, tomando en consideración el contenido de dicho oficio y pareciendo laudable el fin que se persigue, nombrar al Sr. Toscano (D. Julio) para que se ponga de acuerdo con el referido Sr. Párroco sobre los particulares a que hace referencia Y después se de cuenta al pleno para que en su vista resuelva.”[14] 

      Suponemos que durante buena parte de 1928 se siguieron haciendo gestiones para convertir en realidad el proyecto, hasta que el 9 de septiembre, el Ayuntamiento decide suspender, sin especificar las causas, todas las gestiones: 

      “y en cuanto a las gestiones sobre el proyecto de establecer en esta localidad la Institucion Salesiana, están por ahora en suspenso las referidas gestiones.”[15] 

     Se truncaba así, definitivamente el establecimiento de los Salesianos en Alcalá. 

     A la luz de estos documentos, cabe preguntarse: 

¿Guardaba relación el proyecto de Ildefonso Romero con la idea de Rosa Moreno? 
¿Contó Rosa Moreno su idea a Ildefonso Romero antes que a Romero Barea? 
¿Hizo suyo Antonio Romero Barea el proyecto de Ildefonso Romero? 
¿Con qué local contaba Ildefonso Romero? 
¿Quiénes eran los contribuyentes de que hablaba? ¿Pudo ser Rosa Moreno uno de ellos? 
¿Qué intereses llevaron a los regidores a suspender las gestiones? 

     Esperemos que futuras investigaciones puedan resolver todas estas preguntas. 



NOTAS

[1] AMAG. Libro de Actas de Sesiones de la Comisión Permanente 1926-1928. Libro 57. Punto 6º de la sesión del 24 de abril de 1926. Folio 21 y vto. 

[2] Ib. Punto 6º de la sesión del 14 de junio de 1926. Folio 33 

[3] Ib. Punto 4º. Folio 32 vto. 

[4]  Ib. Punto 5º de la sesión del 10 de julio de 1926. Folios 39 y vto. 

[5]  Ib. Punto 5º de la sesión del 16 de agosto de 1926. Folio 44. 

[6]  Ib. Punto 7º de la sesión del 23 de agosto. Folio 46 

[7] Ib. Sesión del 6 de septiembre. Folio50. Se le pagaron 25 pesetas. En la sesión del 20 de septiembre, se consigna un pago de 120,70 ptas. Al Director de las Escuelas Salesianas. 

[8]  Ib. Sesión del 13 de noviembre. Folio 68 vto. Y 69 

[9]  Ib. Sesión del 4 de julio de 1927. Folio 114 vto. La Comisión accede a que se concedan vacaciones al alumno pensionado Francisco Fernández Díaz y que se le pague el viaje a ésta. 

[10] Ib. Sesión del 8 de octubre de 1927. Folio 132 vto. Se le pagan 10,15 ptas. A José Crespo por llevarlo a Cádiz. 

[11]  Referencia recogida por Fernando Toscano en “Las Escuelas Profesionales de la Sagrada Familia en Alcalá de los Gazules” pág. 168. 

[12]  AMAG. Actas Sesiones Ayto. pleno Libro 26 (1924-1930). Sesión del 31 de diciembre de 1927. Folio 135. 

[13] AMAG. Expedientes varios 1927-1937 - Legajo 288. Expediente sobre establecimiento en esta localidad de la Orden Salesiana 

[14] AMAG. Actas Sesiones Ayto. pleno Libro 26 (1924-1930). Sesión del 31 de diciembre de 1927. Folio 135. 

[15]  Ib. Sesión Extraordinaria del 6 de septiembre de 1928. Folio 137. Punto 1º

3 comentarios:

  1. Un artículo magnífico Ismael. Gracias por dar a conocer públicamente toda ésta historia, ignorada por muchos.

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  2. Felicitaciones Andrés, por el magnífico y documentado estudio, soy un estudioso de este tema, lo dicho enhorabuena

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