Ismael Almagro Montes de Oca
La madrugada del 3 de octubre de 1869, Fermín Salvochea al frente d un grupo de insurrectos republicanos, hace su entrada en nuestra localidad.
Reproducimos a continuación una carta publicada en el periódico madrileño La Igualdad el domingo 10 de octubre, en la que se narra brevemente el paso de los insurgentes por nuestro término, aclarándose que si bien Salvochea partió desde Medina hacia Paterna, desde donde se dice llegó a Alcalá, éste se volvió a Medina para salir desde allí hacia en dirección a nuestro pueblo, haciendo una parada en el cortijo Barbate hasta que, de madrugada, hizo entrada en la población. Termina la carta dando cuenta de la salida de la Columna de Salvochea, ante la llegada de las tropas de Gurrea, hacia Algar:
“NOTICIAS DE LA REVOLUCION.
De nuestro querido colega La Opinión Nacional de Cádiz tomamos el siguiente interesante artículo, que contiene cuantos detalles puede dar en estos tiempos de libertad de imprenta, sobre la acción de Algar:
ALCALÁ DE LOS GAZULES.
Ayer anunciábamos que hoy publicaríamos una interesante carta, recibida a última hora, con detalles minuciosos de todo lo ocurrido durante la estancia del ciudadano Salvochea en Alcalá; ignorábamos que una parte de la guarnición saliera hoy, en actitud pacífica, al compás de los himnos de Riego y de Garibaldi, declarando la provincia en estado de guerra.
Con la llegada del correo ha coincidido esta medida característica y legítima de la anómala situación actual.
El vecindario discurría tranquilo por las calles y plazas, tomando á broma semejante determinación, que viene á justificar una vez más la necesidad apremiante en que se encuentra el ministerio de recurrir á estos extremos para mantenerse en el seno del torrente de una situación erizada de peligros.
Cuando la paz y la calma reinan por todas partes; cuando en Cataluña, Aragón y Valencia se goza de ella; cuando el Gobierno cuenta con grandes y poderosos recursos para sofocar toda dase de insurrecciones
Cuando la suspensión de las garantías individuales viene en auxilio de una situación bonancible y digna consecuencia de la Revolución de Setiembre.
Cuando en el palacio del general Serrano tiene lugar un suntuoso banquete, donde concurren todas las más grandes eminencias aristocráticas; donde entre manjares y vinos de Chipre y del Rhin, se brinda por la España con honra…
Cuando el general Prim recibe las felicitaciones de los que asisten á este carnaval político, disfrazados á la usanza moderna.
Cuando el polluelo duque de Génova está destinado para heredar la corona de Pelayo, desprendida de las impuras sienes de la bondadosa Isabel de Borbón.
Cuando se abren comités monárquicos, á la sombra de las restricciones de los republicanos…
Cuando la unión liberal está en pretensiones y sus jefes y sus hombres van adquiriendo nueves títulos...
Las precauciones no corresponden á la verdad innegable de los hechos.
El 19 de Setiembre de 1868 es una página en blanco.
El 7 de Octubre de 1869 es una página más... Entonces fué la emancipación de la esclavitud; hoy es la restauración de una monarquía.
El pueblo aclamó la soberanía nacional. Las Cortes han votado la monarquía de uno. La monarquía democrática, con derecho hereditario en el monarca.
Los derechos individuales.
La libertad del sufragio.
No creemos que en Cádiz la ley marcial venga á dirimir esta gran contienda de la humanidad.
Voy, lector, a cumplir la palabra empeñada.
Como los hechos son anteriores á la declaración del estado de sitio, podré detallarlos.
El ciudadano Fermín Salvochea, según ya es sabido, llegó á Medina Sidonia, poco antes de la salida del sol, el día 2.
Una vez allí, se detuvo el tiempo preciso y salió en dirección de Paterna: media legua había caminado al encontrar los republicanos, y puesto á su cabeza, regresó de nuevo al punto de partida... refugiándose Manin en el ayuntamiento, permaneciendo encerrado, en tanto que el jefe federal recogía armas, municiones y demás pertrechos de boca y guerra.
Manin decía por el telégrafo que Salvochea había tomado posiciones á corta distancia; esto no es exacto. Manin pedía refuerzos y tenía necesidad de este ardid.
Salvochea marchaba á Alcalá de los Gazules... las dificultades del tránsito le facilitaban mejores medios para realizar sus ulteriores planes.
En la planicie por donde serpentea el rio Barbate, se encuentra el cortijo de D. Antonio Puelles, cuyos muros de piedra y torres caladas recuerdan los restos de un palacio de la Edad media.
Allí se detuvo Salvochea, hasta que, muy entrada la noche, llegó á los muros de la antigua fantástica fortaleza árabe de Gazulez.
El reloj marcaba las dos de la madrugada... todo dormía... sólo la luna dilataba sus rayos de argentada luz... Salvochea, montado en un brioso caballo y seguido de los famosas tiradores de Paterna, hacía alto en la plaza principal.
Alcalá, visitada por Alfonso y Fernando III de Castilla, contaba en su seno al defensor de las barricadas de Cádiz.
Los partes telegráficos continuaban... Salvochea proveía á las necesidades de su columna, en tanto que el teniente coronel Gurrea se acercaba al punto ocupado por los federales.
Salvochea, que naturalmente debía estar en combinación con Paul, posesionado de Arcos, guardando una prudente reserva, se dirigió sobre el monte Jabato, donde se verificó la reunión de ambos jefes.
Gurrea llegó oportunamente, y se trabó la acción... de posición en posición... de combate en combate... ganando y perdiendo terreno, ambos combatientes llegaron en porfiada y tenaz lucha delante de Algar… españoles con españoles, mezclados y confundidos en ardiente y desigual pelea... la sangre corría á torrentes y pérdidas sensibles vinieron á aumentar el catálogo de los mártires... y España llora á sus hijos... y España sufre los rigores de la adversa fortuna.
El hermano, el amigo, el anciano, la viuda, todos se cubren de luto, y la orfandad y la miseria desgarran las entrañas de la madre patria.
El campo se cubre de cadáveres insepultos... los heridos gimen... arden las casas devoradas por el incendio... una segunda Numancia es Algar, y aquel pueblo se ha convertido en un lago de sangre.
La noche pone término á tan porfiada contienda... y el silencio de los sepulcros se sucede al clamor de los moribundos.
Gurrea toma posición en la llanura, y Paul y Salvochea permanecen sobre aquellos montones de piedras y de escombros.
Después toman la dirección de Ubrique...
Luis Valle Marimon.”
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