sábado, 12 de noviembre de 2022

La restauración del Tesoro de la Parroquia



Gabriel ALMAGRO MONTES DE OCA



    Hace ahora 45 años, en el otoño de 1977, se producía el desprendimiento del techo de la antesacristía de la Parroquia de San Jorge, espacio en el que se ubicaba entonces, un imponente armario de caoba en el que se guardaba el “tesoro” [1] de la Parroquia que a resultas de dicha circunstancia quedó bastante maltrecho, con la mayoría de sus piezas muy deterioradas. Aunque, de todas ellas, la que resultó más dañada no sería otra que la magnífica custodia del Corpus, realizada en 1614 por el platero Bartolomé del Castillo [2] y que, según la valoración de un acreditado orfebre, presentaba el siguiente aspecto:

“…de forma circular y compuesta de dos cuerpos, el primero está formado por ocho columnas, con sus basas y capiteles, sobre las cuales descansa una cúpula, que forman el segundo cuerpo y en el cual esta una imagen del Salvador en plata, y termina en una linternita de columnillas coronadas por una cruz. Sus medidas son 1 metro de alto y 0,62 mts. de diámetro. Actualmente las columnas del primer cuerpo están todas rotas y abolladas, la cúpula completamente abollada y rota, la linternilla virtualmente aplastada…”

    Con todo, también resultaron afectadas otras dos custodias con que contaba la Parroquia, una de ellas, barroca, en plata dorada, cincelada cuyo pie y rayos habían resultado rotos y otra, más grande, en forma de sol, de estilo neoclásico, con dos ángeles en actitud orante además de ramos de uvas y espigas que, según dictamen pericial, presentaba “el sol totalmente desecho, la columna central abollada y rota, un ángel casi decapitado, y el basamento completamente torcido, las espigas rotas y las nubes abolladas…” Y junto a las custodias, tres cruces, la primera de ellas, pequeña de altar, en plata, que presentaba todo el basamento roto y abollado, la segunda, una cruz procesional, con macolla barroca, que presentaba diversas abolladuras y roturas y, finalmente, la más interesante y antigua, de estilo gótico, cincelada y claveteada a la que hubo de sustituirle la armadura de madera y reponer parte de las terminaciones que se habían destrozado.

    Alcalá, como sabe hacer cada vez que la ocasión lo requiere, el 17 de Enero de 1978, constituía una comisión para promover la restauración del tesoro. Una comisión que estaría presidida por el Párroco, Padre Hermida, e integrada por diferentes vecinos, de entre los que se mostraron especialmente proactivos, a juzgar por la documentación que nos ha llegado, Pedro Mariscal quién asumiría el papel de Tesorero y Jaime Cordero quién se encargaría de las relaciones con el taller de restauración.

    Y llegados a este punto, nos parece oportuno reseñar que, conocedores de la riqueza e importancia de las piezas que era necesario restaurar, bien se preocuparon de seleccionar al que podría considerarse el más importante taller de orfebrería en aquel momento, el de González del Castillo[3], entonces regentado[4] por sus sobrinos Rafael y Julio Martínez González del Campo, constándonos que sería el primero de ellos quién se desplazó hasta Alcalá para estudiar las piezas, realizar el oportuno presupuesto y aportar toda la documentación exigida por el Obispado para autorizar el proceso de restauración[5], aunque ya llevarían un tiempo trabajando en ellas por cuanto que en la misma se recoge: “La cruz procesional ya la tenemos terminada y la Custodia-Templete la estamos arreglando, por lo que espero poder tenerla para antes del día 15 del próximo Mayo”.

    El presupuesto total ascendería, finalmente, a 316.928 pesetas de la época [6], que se encontraba totalmente recaudado y desembolsados para el 26 de diciembre de 1978 [7], aunque en honor a la verdad hemos de decir que, el 12 de Mayo de 1978, el Señor Martínez González del Campo había hecho un donativo de 15.360 pesetas, por lo que podríamos hablar de un descuento de dicha cantidad.

    Importante cantidad de dinero sufragada por 95 donantes de los que 94 eran personas físicas y una institución, la Hermandad de Nuestra Señora de los Santos, que haría una aportación de 15.000 pesetas, siendo de destacar que entre los donantes 2 aportaron 35.000 pesetas; 1 contribuyó con 25.000 pesetas; 3 lo harían con 10.000 pesetas; 14 aportarían 5.000 pesetas cada uno; 3 sufragarían 3.000 pesetas y otro 2.500 pesetas; 11 contribuirían con 2.000 pesetas; 34 aportarían 1.000 pesetas; 15 contribuirían con 500 pesetas, otro con 300 pesetas; 4 con 200 pesetas y 2 que lo harían con 100, finalmente cómo restaban 9.768 pesetas para completar el importe total, habría un donativo anónimo que los aportaría.

    Restauradas las piezas y pagado su importe por la suscripción popular a la que nos hemos referido anteriormente, el 7 de Enero de 1979 se disolvía la Comisión. A todos ellos nuestra gratitud y reconocimiento por el interés demostrado en la restauración y conservación de ese importante patrimonio artístico con piezas de más de 5 siglos de antigüedad de las que los alcalaínos hemos de sentirnos orgullosos.



NOTAS

[1] Con el nombre de Tesoro suele designarse al conjunto de cálices, copones y demás piezas de orfebrería u otras artes suntuarias empleados para el culto litúrgico.

[2] Véase el magnífico artículo sobre dicha pieza publicado por Jaime Guerra en el Libreto de Feria de 1983 en el que se reseña el documento suscrito, en Sevilla el 21 de octubre de 1614, entre Alonso de Coca, en nombre de los vecinos de la villa de Alcalá y el expresado orfebre y que se recoge en el Tomo I de "Documentos para la Historia y el Arte en Andalucía",

[3] Un taller que, si bien se encontraba radicado en la ciudad de Córdoba desde 1920, había sido creado por José Miguel González del Campo un orfebre natural de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) aunque, por haber aprendido el oficio en Sevilla, era conocido como “Pepito el Sevillano”. Un magnífico orfebre que en más de 50 años de oficio que junto a innumerables piezas salidas de sus manos, podía preciarse de haber restaurado la custodia de Arfe de la Catedral de Córdoba así como de haber desarrollado tan gran vinculación con el arte en general que lo habían nombrado académico de la de Bellas Artes y Medalla de Oro de la ciudad de Córdoba ya que no en vano colaboró en la restauración de los principales palacios y casas solariegas de Córdoba. Falleció en 1976

[4] Tras el fallecimiento de Rafael González del Campo, en 1976, serían sus sobrinos quienes se hicieran cargo del Taller

[5] Conocemos escrito suscrito por Rafael y fechado en el taller cordobés de la calle Villalones, el 31 de Marzo de 1978, dirigido a Jaime Cordero Barroso en que le da cumplida información sobre todos estos aspectos.

[6] Si trasladásemos dicha cantidad al valor actual del dinero podríamos decir que sería un presupuesto, aproximado, de unos 15.000 €.

[7] Los pagos al platero-restaurador se efectuaron de la siguiente forma: 66.048 pesetas el 8 de Marzo; 184.320 pesetas el 12 de Mayo, jornada en que se produce el ingreso de las expresadas 15.360 pesetas del donativo del Sr. Martínez González y un último pago, el 26 de Diciembre de 51.200 pesetas.

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