sábado, 11 de marzo de 2023

Breve crónica de los progresos de Alcalá con el alcalde Galán Caballero




Ismael Almagro Montes de Oca



      José Galán Caballero, natural de Morón de la Frontera (Sevilla) de profesión ayudante de Ingeniería, llega a Alcalá en torno a 1883. Aquí casa en segundas nupcias con una hija del alcalde Francisco Recio Pedrosa y como su suegro, participará en la vida política local, al ser elegido concejal el 12 de diciembre de 1897, aunque no toma posesión de su cargo hasta el 2 de julio del año siguiente, precisamente el día en que ha de elegirse entre los concejales un nuevo alcalde por haber dimitido el 27 de junio anterior el que lo era hasta entonces, Francisco Sánchez Díaz, siendo elegido Galán Caballero por 12 votos y una papeleta en blanco.

     La siguiente crónica alabando su labor al frente del ayuntamiento apareció publicada en el periódico EL RENACIMIENTO cuando llevaba tan solo mes y medio en el cargo:



ECOS DE LA PROVINCIA

ALCALA DE LOS GAZULES

      Hace dos meses escasos que se encargó de la Alcaldía de esta ciudad el Sr. D. José Galán, y ya se ha hecho notar en tan corto espacio, su iniciativa y buen deseo en beneficio de sus administrados, los cuales, no han sabido, de veinte años a la fecha, más que pagar sus recargos y arbitrios municipales, sin conocer en las diferentes administraciones que se han venido sucediendo, más que despilfarros y el enriquecimiento de los que han estado al frente de ellas, y el de sus familias.

     A la influencia y actividad del Sr. Galán, debe ya este pueblo la concesión de un trozo de carretera que, partiendo del pie de la terrible cuesta de Medina, enlaza con la de Chiclana, en el ventorrillo del «Carmen», ahorrando a los viajeros y transitantes en toda clase de vehículos, próximamente dos horas de jornada y las molestias consiguientes. Al mismo tiempo se está reconstruyendo el Matadero público, el empedrado de la calle Real, que es la principal del pueblo, el de la calle de Nuestra Señora de los Santos, que es la primera para la salida al campo y que afluye al mercado de la feria, la cual hacía infinidad de años que se encontraba intransitable, así como la calle Carril Alto, donde se hacía imposible su paso. También creo tiene en proyecto el arrecifado de la pendientísima calzada que desemboca en el Mercado, la traída de las aguas de las fuentes públicas que distan medio kilómetro de la población, al centro de ella, con lo cual proporcionaría a las clases menesterosas un gran servicio que nunca olvidarán; el empedrado de la calle de Sagasta, el ensanche del Cementerio, que es de suma necesidad y otras varias mejoras.

     El alumbrado público es el que deja mucho que desear, pues, en la mayoría de las noches, las luces del único paseo que hoy tiene esta población, sólo son comparables a las candilejas que usaban nuestros antepasados de la Edad Media, y eso cuando se encienden las pocas de que está dotado, ocurriendo repetidas veces que quedan por encender la mitad de ellas, favoreciendo muy poco a la población y mucho menos a su Municipio; pero no dudamos que será atendida esta advertencia y corregida por tan celosa autoridad.

     Adversarios políticos del Sr. Galán, con quien sólo cruzamos nuestro saludo por semestres, unido a nuestra independencia respecto a todo lo que se liga con los asuntos del Municipio, no nos mueve otra idea al escribir estos mal trazados renglones, que el provocar el estímulo, en los que han de regir la administración local, en favor de este desgraciado pueblo, y no en provecho propio, como hasta aquí ha venido sucediendo.

     Siga pues el Sr. Galán la senda emprendida y tendrá el aplauso de estos vecinos, así como la censura cuando incurra en ella, pues estamos decididos a obrar con extricta imparcialidad.

El Corresponsal.

18 Agosto 1898.”[1]




NOTAS

[1] Edición del viernes 19 de agosto de 1898 de “El Renacimiento”. Año IV nº 826 pág. 2

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