lunes, 1 de abril de 2013

Primeros hallazgos de urbanismo romano en Alcalá de los Gazules (I)


Artículo publicado en la revista de Apuntes Históricos  2007


Salvador y Manuel Montañés Caballero 

     Aunque todos los investigadores habían apuntado hasta la fecha la posibilidad de un núcleo habitado en época romana en el solar de la actual Alcalá de los Gazules, basándose en algunas referencias de autores de la Antigüedad y el hallazgo esporádico de algunos vestigios materiales, como lápidas con inscripciones o monedas, así como en la existencia en su extrarradio inmediato de la fuente denominada de la Salada (dos grandes depósitos abovedados de fábrica de sillares), ningún resto más avalaba esta hipótesis. 

     La localización de un complejo hidráulico en el transcurso de unas obras en un solar entre las calles San Juan de Ribera y Alfonso el Sabio, identificado como un castellum aquae, nos permite ya afirmar la existencia de una ciudad romana de tipo medio, y que bien puede ser la Lascut mencionada por Plinio. 

NOTICIAS DEL HALLAZGO 

     En el transcurso de nuestro estudio de la población para elaborar la Carta Arqueológica del núcleo urbano de Alcalá de los Gazules, descubrimos en un solar de unos 600 m2 situado entre las calles San Juan de Ribera y Alfonso el Sabio n° 25, 27 y 29 un grueso pavimento de opus signinum asociado a unos muros recubiertos del mismo mortero, típico de las construcciones romanas, especialmente de las hidráulicas, al ser una mezcla impermeabilizante. Estos restos, en línea con el trazado de la muralla medieval, fueron sacados a la luz por la máquina excavadora que realizaba el vaciado de esta parcela para la construcción de viviendas y garajes. 

     Comunicamos el hallazgo a los responsables de la Oficina de Rehabilitación, como promotora y propietaria del lugar, quienes paralizaron de inmediato las obras; dando cuenta también a la Delegación Provincial de la Consejería de Cultura de Cádiz, ordenando una excavación de urgencia. 

FASES DE EXCAVACIÓN Y RESULTADOS 

     Como primer paso, se procedió a retirar por medios mecánicos, bajo control de arqueólogo, toda la tierra y escombros removidos con anterioridad y que se mantenían en el solar, así como la vertida con posterioridad al hallazgo como medida de seguridad de las medianeras de las fincas vecinas de la c/ San Juan de Ribera. 

Planta general del área de excavación

     Realizada esta operación, se acomete la limpieza y perfilado del perímetro del solar, en donde se deja una franja de terreno sin excavar como medida de seguridad para no alterar la estabilidad de las fincas colindantes. En estos espacios no alterados, aunque limitada, se ha podido llegar a tener una lectura completa de la potencia estratigráfica que presentaba la parcela antes de los movimientos de tierra, poniéndola en relación con las estructuras hidráulicas y el proceso de colmatación del interior de las mismas. 

     En un tercer paso, comenzamos la excavación por medios manuales de toda la superficie de la parcela resultante, completando la lectura estratigráfica obtenida anteriormente, delimitando cada una de las estructuras hidráulicas y los diferentes elementos constructivo-funcionales de las mismas. 

     La excavación se desarrolla de forma sistemática y en área abierta, agotando de manera sucesiva la colmatación de cada una de las estructuras o contenedores hidráulicos. Durante la excavación se ha bajado por niveles artificiales (de 20 en 20 centímetros), allá donde el registro se ha presentado alterado o revuelto, y por niveles naturales donde sí hemos hallado estratos intactos; recuperándose los escasos elementos materiales, fundamentalmente fragmentos cerámicos, que se iban descubriendo en el transcurso de la excavación. 

     Para la ejecución de estos trabajos contamos con el apoyo auxiliar de una retroexcavadora, destinada a la evacuación de tierra, y cuatro peones con sus correspondientes herramientas manuales. El uso de la retroexcavadora se justifica, como ya hemos indicado, porque el solar ya había sido parcialmente excavado por medios mecánicos y vertido tierra posteriormente para salvaguardar la estabilidad de las fincas colindantes, en tanto no se autorizaba la actuación arqueológica, con lo cual el primer trabajo consistió en retirar dicha tierra. 

     La excavación manual la comenzamos por el perfil noreste, donde se observó en una primera inspección restos constructivos de una canalización, confirmándose que se trataba de un conducto por el que debió llegar el agua a los contenedores, procedente de una zona más elevada de la ciudad. También en este sector ponemos al descubierto una cisterna de escasas dimensiones revestida del característico mortero romano opus signinum. La tipología de la cisterna descubierta es la que se conoce como a bagnarola. 

depósito a bagnarola
     Los depósitos del tipo a bagnarola tienen planta rectangular con los lados menores curvados. Para su construcción se excava en la tierra o en la roca el espacio que va a ocupar. Las paredes y el fondo se revisten con un muro de mampuestos careados. El fondo presenta un cordón hidráulico, cuya función era consolidar las juntas y facilitar la limpieza del deposito. Finalmente, las paredes del depósito reciben un enlucido impermeable (opus signinum). Normalmente carecen de sistema de vaciado. Por ultimo, se solían cubrir con lozas de piedra de gran tamaño. Su uso solía ser domestico (1). 

     La estructura descubierta en el solar comparte todas las características antes descritas. Sin embargo, pensamos que no estaba destinado para un uso domestico, ya que por su situación, se relaciona con la canalización y con los grandes depósitos hidráulicos de almacenaje, de los que trataremos más adelante. Es decir, pensamos que funcionaba como un depósito de captación del agua procedente de la canalización (o quizá fuente), la cual, cuando rebosaba por los bordes de la pileta, se conducía a los grandes depósitos de almacenaje y distribución, gracias a un grueso reborde en el que se remata la parte superior de la a bagnarola, que dirigiría el agua hacia un único punto de salida. De este modo, se realizaba una primera decantación dela gua, asi como se facilitaba la pérdida de presión del agua, vertiendo hacia los depósitos de almacenaje con menor fuerza. Esta descripción de su funcionalidad no deja de ser una hipótesis, porque con el movimiento de tierra previo al control arqueológico se destruyó parte de la cisterna y, posiblemente, las conexiones con los grandes depósitos. Las dimensiones de la cisterna a bagnarola son de 3,30 metros de longitud, 1,18 metros de anchura y 4,50 metros de profundidad, lo que nos da una capacidad de almacenaje de agua de 17,52 m (3). 

     La excavación de los niveles de relleno del interior de la cisterna no se ha realizado por completo, tan solo la mitad, ya que se comprobó que su colmatación había sido muy reciente. En niveles muy bajos se localizaban ladrillos, botellas de plástico... Sin duda, este relleno tan reciente favorece la hipótesis de que estuviera cubierta, y que al inicio de las obras se removiese este cierre de la estructura, provocando la entrada de las tierras y materiales contemporáneos. 

detalle del depósito a bagnarola

     No cabe duda de que se trata de una estructura de gran interés, tanto por la técnica constructiva, dimensiones y funcionalidad como por su significación histórica, ya que estarnos ante una construcción documentada en las ciudades prerromanas de la Península Ibérica, y que los romanos adoptaron y mejoraron. Hallamos en Andalucía cisternas a bagnarola en Lacipo (Casares, Málaga), Castulo (Linares, Jaén), Ategua (Teba la Vieja, Córdoba), Ocurri (Casas de Santa Lucia Ubrique, Cádiz) y Carteia (San Roque, Cádiz). 

    
NOTAS 

(1) Ruiz, J. M. y Delegado, F.; 1991: “El agua en las ciudades de la Bética”. Ed. Gráficas Sol. Ecija. 

(2) Vitruvio, M. L.: “Los diez libros de Arquitectura”.6,1,2. Alianza Editorial. 2000. 

(3) Montañes, M y Montañes. S.: “La fuente Salada de Alcalá de los Gazules. Dos mil años ofreciendo agua”. Apuntes Históricos 2003. Págs. 27-52. Ayto. Alcalá. 


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