IV.- La gestación de la Plaza de San Jorge
A partir de la conquista cristiana de Alcalá en 1264, y muy especialmente a partir de que, en 1273, Alfonso X le concediese la condición de villazgo, podemos decir que, en torno a nuestro castillo, comenzó a generarse una incipiente ciudadela o bastión defensivo frente a la frontera con el reino Nazarí que, recordamos, estuvo en nuestras proximidades hasta 1480 en que la población de Jimena, en los prolegómenos de la conquista de Granada, pasó definitivamente a manos cristianas.
Así pues, respecto de esta primitiva ciudadela o “villa vieja” con forma de cuadrilátero “…delimitado por murallas de argamasa morisca coronadas de merlones e interrumpidas de trecho en trecho por torres cuadradas…" podemos decir que, en sus primeros momentos, tuvo como edificio principal al castillo o alcazaba almohade hasta que, a fines del siglo XIV, adosándose a un muro de aquel empezó a edificarse la actual Iglesia Parroquial de San Jorge y consiguientemente, a gestarse ante ella, una incipiente plaza que, a partir del siglo XV en que la población dejó de actuar como frontera y empezó a recibir colonos atraídos por los Privilegios, Ordenanzas y Transacciones, se convirtió en el lugar en el que estos erigirían sus nuevas viviendas hasta que, una vez colmatado el espacio intramuros, terminarían por convertirla en centro de dos nuevos ejes de crecimiento: el de “San Vicente-Puerta del Sol” y el de “Plaza de San Jorge-Puerta de la Villa”, hasta crear un perímetro elíptico que la envolvía.
De modo que si bien la Iglesia se habría erigido en el elemento conformador de todo el núcleo, no es menos cierto que, en sus proximidades, habría otras casas que le ayudaron a delimitar el primitivo cuadrilátero de la plaza, a saber: al sur la Casa Ayuntamiento, construida en 1553 sobre la muralla en la que se abrirá la conocida como Puerta Nueva o del Sol y a su lado el Hospital de la Misericordia con su correspondiente capilla; Hospital éste que también ocupó la parte inicial de la calle principal o de la Carrera que, partiendo de la esquina de la plaza en que se unían los lados sur y oeste se abrió frente a la puerta principal de la Iglesia, mientras que al Oeste todo el espacio que quedó entre la referida calle Carrera y la actual de las Monjas a la que entonces se llamaba “de los Toros” fue ocupado por la fachada de la Casa Palacio de los entonces señores de la Villa, los Enríquez de Ribera. Con todo, un pequeño trozo de este lado Oeste, en su confluencia con el Norte, sería ocupado por el edificio que hasta hace poco conocimos como “Casa Rectoral” y que antes había sido residencia del Beneficiado Villanueva, al que se adosaría la antigua “Puerta de San Vicente o de los Carros” en lo que hoy es calle San Vicente de la que partiría nuevamente la muralla por todo el frente Norte hasta unirse con el Castillo, aunque también es cierto que entre dicha muralla y la Iglesia existió otra calle a la que abrían puertas edificios anexos al muro del evangelio de la misma Iglesia y que eran conocidos como “Capilla de Santa Águeda” , “Corral del Concejo” y como Cementerio, toda vez que no podemos olvidar que hasta principios del siglo XIX, el camposanto parroquial ocupó parte de la trasera de la Iglesia y de lo que hoy es la cerca del Beaterio.
V.-La Parroquia
Tras la conquista de Alcalá a los musulmanes, 1264, se erigieron en la villa 3 parroquias, una de las cuales, que entendemos la principal porque ocupó el lugar de la primitiva mezquita aljama del castillo, la dedicaron a San Jorge, que andando el tiempo y una vez que fueron refundidas por el Papa Clemente VII, en 1524, en una sola bajo la advocación del patrón de la entonces villa, habría de experimentar un largo proceso de reformas hasta llegar a constituir el Templo que hoy conocemos.
Nos consta, que ya con anterioridad a dicha fecha se había llevado a cabo una obra , pues la portada ojival o de San Jorge es de fines del siglo XV. Con todo las dos grandes reformas se llevan a cabo en el siglo XVII, la primera en 1629, que debió ser traumática porque los textos contemporáneos la denominan el “desmantelamiento de la iglesia” y la segunda, obra del maestro de obras alcalaíno Gabriel del Valle, en 1637, que es la que da al edificio su forma actual de 3 naves de 28,22 metros de largo (por el presbiterio, de 33,20) por 14,50 de anchura.
Poco después se edifica la torre campanario y se rodea al templo con grada circundante y columnas de mármol, con defensa de cadenas, por derecho de asilo eclesiástico para ciertos delincuentes.
En el siglo XVIII será el arquitecto Gil Cayón el que realice otra restauración general, aunque conservando especialmente el estilo dórico toscano, que es el que se considera estilo general del templo. Y es también en este siglo cuando se construye la puerta secundaria o de San Juan y se realiza el nuevo coro (1739-1742)
En el siglo XIX y más concretamente en 1863, el maestro José García Soto, construye dos nuevas capillas (la del Baptisterio y la del Santo Entierro), incorporando a la Iglesia terrenos que antes fueron la cárcel anexa al Ayuntamiento viejo.
En 1990-91 y en base a proyecto redactado por el arquitecto Juan Manuel Gil Fernández se realizaron obras de consolidación de cubiertas y restauración de la estructura fundamental que fueron sufragadas por la Junta de Andalucía,
La Iglesia cuenta con dos puertas, aunque la principal y más interesante, es la de San Jorge, de estilo gótico ojival, en figura piramidal y adornada por estatuillas. En el centro del tímpano tenemos un relieve de San Jorge ecuestre, alanceando al dragón en defensa de una dama. La puerta secundaria o de San Juan Bautista, realizada en ladrillo, en 1739, hemos de considerarla del orden corintio y en ella pilastras y columnas soportan un gran dintel y entablamento adornado de lapidario, Ángeles y una imagen de San Juanito con el cordero.
Tímpano de la puerta de San Jorge |
El interior de la Iglesia se organiza en tres naves, más el crucero y el cabecero o altar mayor. Las naves son altas y se separan entre sí por columnas toscanas y se cubren por bóvedas de cañón con lunetos y arcos fajones, esquema que se repite en las naves del crucero y en el altar mayor, mientras que el crucero en sí se remata por cúpula rebajada sobre pechinas.
En la nave del evangelio y paralelas al zaguán de entrada por la Puerta de San Juan existen dos capillas, efectuadas en torno a 1739, la de Ánimas, que destaca por su cúpula rebajada, y la de la Columna que lo hace tanto por su cúpula ovalada como por el retablo neoclásico que la preside, mientras que en la nave de la epístola existen otras dos, pero estas adosadas a la zona de los pies, construidas en 1863, la primera de ellas dedicada al Santo Entierro y la segunda como baptisterio, ambas se cierran con artísticas verjas.
El crucero del lado del evangelio, es mayor que el de la epístola, pues se amplió con los terrenos del antiguo corral de Santa Águeda y hoy es la capilla del Sagrario.
A los pies de la Iglesia se encuentra el coro, ejecutado en torno a 1739 y que constituye una pieza completamente cerrada por los laterales y el trasero, en los que se abren puertas, enmarcadas por jambas y dinteles de jaspe negro con incrustaciones de color, en estilo rocalla. Tiene corillos altos sobre los laterales, con pretiles de celosía de madera, que se destinan a la schola cantorum, el del lado de la epístola y al magnífico órgano que en 1775 realizara el organero Francisco Pérez de Valladolid, el del lado del evangelio. Todo el coro se cierra por el frontal por magnífica verja de forja.
La sillería del coro, que se compone de 21 asientos con tapa alzable y brazales, del orden compuesto y ricamente adornada en madera de caoba con vivos de ciprés, es obra del escultor jerezano Agustín de Medina y Flores, realizada en 1742. Presidiendo el coro se encuentra una pequeña imagen de San Juan de Ribera, quien de joven fue beneficiado de esta Iglesia.
El altar mayor, que se alza sobre siete escalones, pues tiene debajo el antiguo panteón, se adorna de un retablo retablo de influencia churrigueresca, con tres cuerpos y tres calles, separadas por estípites, destacando en la calle central las imágenes de San Jorge, la Inmaculada y San Sebastián y las laterales las de los obispos San Leandro y San Isidoro.
En el lado de la epístola se erige el monumento sepulcral de los padres del que fuera Arzobispo de Valencia, Luis Cameros, construido en 1670 por los maestros Cedrún y Gálvez.
La bóveda del altar mayor se adorna con pinturas al fresco, entre las que destaca un Pantócrator.
Bóveda del altar mayor |
Aunque no nos detendremos en ninguno de los altares ni cuadros que se conservan en esta Iglesia no podemos dejar de reseñar que aquí se encuentran la Virgen del Rosario, la primera obra conocida del genial Martínez Montañés así como un icono, San Sebastián, del trecento italiano y esculturas de Duque Cornejo (Santa Isabel socorriendo al mendigo), Camacho de Mendoza (Cristo de la Columna y Virgen de las Lágrimas), Francisco de Gálvez (Cristo del Perdón) y pinturas de la escuela de Zurbarán, además de los restos de la ermita de los Santos Nuevos (año 662) y un importante tesoro de orfebrería, libros corales y ornamentos litúrgicos.
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