3.- Coplas relacionadas con oficios y labores
Entre las partituras recopiladas por Bonifacio Gil en nuestra tierra, se encuentran varias relacionadas con faenas agrícolas, todas transmitidas por Manuel Vázquez Pizarro.
La primera de ellas, titulada “Dale, que corra” se cantaba trillando, aprendiéndola “Manolito Cielo” cuando tenía seis años, (lo que significa que esta copla la escuchó en 1888) al oírla a unos jornaleros. Según afirmaba, en el momento de transcribir la partitura (1957) aún se seguía cantando en la localidad.
DALE, QUE CORRA
Dale, que corra.
Dale, que corra
A la hija del amo
meterla en la cobra.
A la yegua del cabo (*)
Campaniyera…
A la hija del amo
Quién la cogiera….
(*) El que conduce las bestias desde el centro de la era.
Otra de las coplas que se cantaban durante las faenas en el campo, se cantaba durante la recogida del maíz y lleva por título “Arbolito, arbolito”.
ARBOLITO, ARBOLITO
Arbolito chiquito
Échame nueces
Échamelas a pares
Cuatro en dos veces
Y como yueve
Mi amor se moja;
Quién fuera un arbolito
cargado de hojas
Quién fuera un arbolito
para su sombra
La coplilla que sigue, titulada “El incrédulo” se cantaba en diversas faenas del campo, principalmente cuando el ánimo estaba decaído presagiando alguna tormenta. “Manolito Cielo” la aprendió de su madre cuando tenía 13 o 14 años.
EL INCRÉDULO
Jesucristo salió ar campo,
Ar campo como solía
se encontró con un mal hombre.
mal hombre y de mala vía.
Le preguntó si había Dios
-Ni Dios ni Santa María.
-Cáyate, hombre condenado,
que te quitarán la vía.
- Yo no le temo a la muerte
ni tampoco a Quien la envía.
Al otro dia siguiente
la Muerte a por él venía.
- Detente Muerte rabiosa,
que yo enmendaré la vía.
- No me puedo detené,
que Jesucristo me envía,
que ayí en el jardín
está la Virgen María.
con su Niño en la mano
yorando a lágrima viva.
-Dime, Niño ¿por qué yoras?
-Yoro, yoro, Madre mía,
yoro por los pecadores
que mueren todos los días
porque el infierno está yeno
y la Gloria está vacía.
El incrédulo
(si tiene problemas al reproducir el archivo pinche AQUI)
Aparte de estas letrillas, también se recopilaron otras relacionadas con la venta diaria de productos agrícolas por las calles de nuestro pueblo. Tal es el caso de “los higos chumbos”, cancioncilla que utilizaban los vendedores a principios de siglo.
LOS HIGOS CHUMBOS
Con mi caña y mi borrico,
mi cenacho y mi serón,
a coger higos me aplico
por ganar mi mantención.
Pongo mi puesto en la esquina.
Ayí me harto de gritar
<<A los higos sin espinas,
por un cuarto, una pechá>>
Con mi caña y mi borrico,
mi cenacho y mi serón,
a coger higos me aplico
Por ganar mi mantención.
Pongo mi puesto en la esquina.
Ayí me harto de gritar
<<A los higos, Marinita,
Acabaítos de coger;
Estos no tienen pepita,
son dulces como la miel >>
El pregonero terminaba la copla gritando los tipos de higos que llevaba: “zafaríes, ahucíes y brevales” (higo negro, higo rayado e higo breval).
Los higos chumbos
(si tiene problemas al reproducir el archivo pinche AQUI)
Otra de las coplas hace alusión a la venta de productos de la huerta, llevando por título “Traigo los pimientos” y al igual que la anterior, “Manolito Cielo” la escuchó siendo niño a un vendedor ambulante.
TRAIGO EL PIMIENTO
Traigo el pimiento,
traigo el tomate.
la hierbabuena y el perejil
y si quieras, chiquiya,
la morondanga que traigo aquí.
La güerta arriba,
la güerta abajo,
la hierbabuena y el perejil.
La hermana de “Manolito Cielo”, Luisa Vázquez Pizarro, también colaboró dictando algunas breves tonadas, como “Pregón de las brevas”, que aprendió de un tío suyo que era hortelano y las vendía por las calles o “Papas, calabazas”, que aprendió de su propio padre.
PREGON DE LOS BREVAS
Ya le picó el pajarito a las brevas,
brevas maduras.
Las doy a prueba por perra chica
Aparte de todas estas partituras relacionadas con el campo y la huerta, se recopilaron otras dos coplas relativas a otros oficios, una de ellas por la propia Luisa Vázquez, quien la escuchó a un vendedor ambulante de figuras de santos de escayola que solía visitar Alcalá con frecuencia.
La otra, dictada por Miguel Pérez Cubo, sacristán de la Parroquia, aún es recordada por las personas mayores de nuestro pueblo, pues se trata del soniquete con el que el sereno iba haciendo su ronda por las calles y que según el mismo Miguel Pérez dijo, se cantó hasta la proclamación de la República.
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