sábado, 26 de marzo de 2022

La Cofradía del Nazareno a finales del siglo XIX



Ismael ALMAGRO MONTES DE OCA



    De las cofradías alcalaínas, la del Nazareno es la que ha tenido una vida más longeva y estable, superando ya los cuatro siglos de existencia. Como todas, ha tenido momentos de gran esplendor junto a otros de decaimiento, pero sin cesar prácticamente nunca su actividad interna, excepciones hechas de la guerra de la Independencia contra la Francia napoleónica, en que perdió toda la documentación existente y el periodo comprendido entre 1976 y 180 en que no hubo nadie que se hiciese cargo de la misma. A pesar de esto, hubo años en que no sacó sus Imágenes a la calle, dependiendo del estado económico de sus arcas o de los acontecimientos políticos y sociales del momento. Recordemos por ejemplo lo ocurrido en 1868, año en que se suspende la procesión “por carecerse de Predicador para el Sermón del Paso o Pasión propio de ella, a la par qe los perjuicios que puedan ocasionarse pr efecto de la calamidad qe desgraciadamte sufre este vecindario”[1]

    En 1856, los miembros de la Junta de Gobierno conscientes de la importancia de contar con unas Reglas que sirvieran de base para la organización de la vida cofrade, dieron a la letra sus primeros Estatutos conocidos, que serían actualizados en 1860 y reformados nuevamente en 1890. Precisamente estos últimos, nos ofrecen interesantes datos para conocer mejor cómo era la vida de esta Cofradía a finales del siglo XIX.



    Lo primero a destacar es que, a diferencia de en la actualidad, la advocación de la Virgen de los Dolores no se incluía en el Título de la Cofradía. El órgano de gobierno de la misma era la Junta Directiva, al frente de la cual se hallaba el Presidente, un cargo de carácter honorífico que recaía en el Arcipreste de las Iglesias, ostentándolo desde al menos 1864 el Rvdo. P. Francisco de P. Castro y Moreno, que vino a sustituir a Juan José Liñán, que lo era desde 1860. Formaban además parte de esta Junta dos Hermanos Mayores (uno en la actualidad), dos Diputados, un Fiscal, un Tesorero y un Secretario. Todos los cargos tenían una duración de dos años, (cuatro actualmente) aunque podían ser reelegidos. Además, existía la particularidad de que todos los años, el domingo siguiente al de Resurrección se debía renovar la mitad de la Directiva en Junta General de Hermanos. La Junta Directiva debía nombrar a un Capellán para asistir a los actos y funciones religiosas de la Cofradía.

    Otro dato curioso es que, en la Junta General, que debía estar presidida por el Arcipreste, los Hermanos cofrades debían ponerse a ambos lados del mismo por orden de antigüedad.

    Para ingresar en la Cofradía, había que solicitarlo a los miembros de la Junta Directiva, que eran quienes decidían. Había que tener cumplidos los 16 años y en caso de ser menor, tener permiso paterno o del tutor.

    Un aspecto menos conocido de las Cofradías en general y de la del Nazareno en particular, es que funcionaban como compañías de decesos y así, estaban obligadas a costear los funerales de los Hermanos difuntos. Esto explica que, para ingresar en ella, los menores de 60 años debían pagar una cuota inicial de 15 reales y los mayores de dicha edad, 60 reales.

    Existía la posibilidad de solicitar ser inscrito en la Cofradía hallándose en peligro de muerte “para alcanzar las gracias e indulgencias de la misma” para lo cual había que pagar los 15 reales iniciales más otros 45 por cada acto que asistiera la Cofradía y gastos de entierro y cera, siendo ésta una práctica bastante habitual. Consta, por ejemplo, que el 29 de abril de 1893, Gil del Puerto Vaca pagó 26,25 reales “por la admisión de hermano en articuli-morti de Gil del Puerto Ramírez”, el 5 de mayo fue María Cote la que pagó 29,75 reales por la admisión de Francisca Sánchez Cote en idéntica situación y el 2 de septiembre Juan Cid Álvarez pagó 26,25 reales para inscribir antes de morir a Sebastiana Álvarez Sánchez. [2]

    Cuando un Hermano estaba en sus últimas horas, el resto debía acudir ante el agonizante con velas encendidas para la administración de los Santos Sacramentos y rogar por su alma “hasta dos veces” y tras fallecer, facilitar cera para alumbrar el cadáver, costear un entierro común, acompañándole hasta el sepulcro, aplicando por su alma hasta cuatro misas. La Cofradía aún posee el paño de difuntos que se utilizaba antaño para colocarlo sobre el féretro que lo identificaba como Hermano de la misma.




    Otra de las particularidades recogidas en los Estatutos de 1890 es que los Hermanos debían satisfacer una parte de su cuota anual en especie, concretamente una cuartilla de trigo, y otra en dinero, 8 reales, en el mes de agosto tras la recolecta.

    La labor asistencial también quedó recogida en estas normas y en caso de que algún Hermano estuviese enfermo y sin recursos, el Hermano Mayor debía nombrar a dos cofrades para visitarlo diariamente y suministrarle durante el tiempo necesario 3 reales diarios y, además, se debía dar limosna de pan a los pobres que lo solicitaran el día de noviembre en que se celebrase la misa por los hermanos difuntos, que solía ser el día 30, festividad de San Andrés.

    En las últimas décadas del siglo XIX, la Cofradía del Nazareno se encontraba de facto establecida en la Iglesia de la Soledad, debido al estado ruinoso que presentaba la Iglesia del exconvento de la Victoria. Sin embargo, constan que algunas reuniones de la Junta Directiva seguían celebrándose en dicha Iglesia, aunque la mayoría, incluyendo las Juntas Generales, se celebraban en la Sacristía de la Parroquia de San Jorge.

    Solía celebrar además la Cofradía Cultos en Cuaresma. En 1884, por ejemplo, el Hermano Mayor Ildefonso Bohórquez propuso “fuera conducido N. P. J. y Nra. Sra. de los Dolores a la Parroquia para celebrar el Triduo con la solemnidad de vida por no poderse efectuar en la Iglesia de la Victoria por su mal estado”[3]

    Otras de las diferencias con la actualidad, es que, en aquella época, la salida procesional no tenía lugar el Jueves, sino en la madrugada del Viernes Santo, estando obligada a solicitar permiso a las autoridades civil y eclesiástica. En los citados Estatutos se hace una breve descripción del cortejo:

“Asistirán todos los co­frades con la mayor compostura y circunspec­ción, con velas encendidas y con buen orden, unos tras otros; precederá el estandarte negro, seguirá la Cruz encarnada, sucesivamente: a proporcionada distancia la imagen de Nuestra Señora de los Dolores, San Juan, la Verónica y Nuestro Padre Jesús Nazareno.”

    Cabe señalar que no figuran aquí ni la Bandera ni el Estandarte, pues dichos enseres fueron bordados en 1892 por las monjas del Convento de Santa Clara de la localidad.

    Del igual modo, el recorrido de la procesión tampoco coincidía con el actual, quedando constancia del itinerario por “calle de la Salada calle de contrabandista barrio de S. Sebastián calle de Sagasta Plaza de la Bera Cruz Real Plaza de Blaza Villa Abajo puerta de la Villa Plaza de Collado y Plaza Alta” recogiéndose en la Parroquia.[4]



    Para terminar, debemos reseñar que se conserva un censo de Hermanos de 1893, contabilizándose un total de 193 Hermanos, en el que figuran lo más granado de la sociedad alcalaína de la época, figurando entre ellos 3 presbíteros y algunos personajes cuya memoria ha quedado perpetuada en el callejero:



“Relación nominal de los hermanos que existen en el presente año en la espresada Cofradía


Doña Manuela Moreno

Mª del Carmen Mansorla

Hermana de Jesús y María

Don José Fernández Sánchez

Cristóbal Vilches de la Corte

Inés Barea Perales

Josefa Álvarez Salcedo

Antonio Granara Romero

Manuel de la Corte Delgado

Francisca Macias Pérez

Juan Muñoz Ramos

María Monroy de Muñoz

Domingo Moreno

Vicenta Valle Salas

Leonor Rio Rodríguez

Juan Bosas Barea

Rafael Rodríguez Romero

Miguel Álvarez Corona

Catalina Ballestero de Álvarez

Isabel Ortega Jiménez

Ana Mª Josefa de Velasco

José Domínguez Durán

Rafael Bohórquez Díaz

Andrés de Peña Gil

José Mora García

Carmen Moreira de Mora

Andrés Morales Escribano

José Morales Escribano

Antonio Álvarez Pérez

Juan Barroso Almagro

Juan Asensio Ortega

Juan Manuel López Espinosa

Diego Gallego y García

Gonzalo Romero Blanco

Manuel Moreno Carrasco

Josefa Ramos de Moreno

Antonio Franco Barrera

Juan sillero Orta

Gonzalo Romero Camacho

Pedro Piñero Gómez

Rosalía Lozano Mora

Ángel Gallego Arnal

Fernando Domínguez Illesca

José Vázquez García

Ana Pérez Monroy

Ana Romero Pérez

Antonio Sánchez González

Dolores Fernández de Sánchez

José Delgado Corbacho

Rosa Marchante Sánchez

José Sánchez Canto

Francisca Guillén de Sánchez

José López Ruiz

Mª Fernández Sánchez

Bartolomé Salas Fernández

José Recio

Juan de la Corte González

Juan Rodríguez Romero

Vicenta Briones Ponce

Francisco Román Granara

Isabel Triano

Ana Triano

Melchor Fernández Espinosa

María Morales Moreno

Catalina Salcedo Álvarez

Antonio Fernández Pérez

Jorge de la Jara Rodríguez

Joaquina Álvarez de la Jara

Juan de la Jara y Álvarez

Francisco Toscano García

José Camilleri Marchante

Dolores del Rio de Camilleri

José Fernández Sánchez

Ana Trujillo Bázquez

Francisco Mancilla Quijada

Antonio Pastor y Calvo

Ana Rosa Alex de Pastor

Domingo de la Jara Álvarez

Francisca Pacheco Morales

Juan Delgado Gómez

María de los Milagros Bauzano

José Jiménez Álvarez

Leandra Diaz de Jiménez

Bríjida Lara de Abajo

Juan Antonio Rodríguez

José Mª de Puelles y Centeno

Clara Puelles de Puelles

Francisco Sánchez Díaz

Consuelo Puelles de Sánchez

Ildefonso Bohórquez Portillo

Ana Álvarez de Bohórquez

María Bohórquez Portillo

Francisco Rodrigue González

José Rodríguez Ramos

Teresa de Castro Vda de Puelles

Francisco Puelles Centeno

Juana Puelles de Puelles


Antonio Romero García

Manuel Benítez Ríos

Juan Castro Moreno

María Úrsula

Francisco Puelles Dalmaut

Francisca Castro de Puelles

Miguel Puelles Centeno

José Asensio Pérez

Antonio Galán Recio

Juan Redondo Lucía

Leonor Barbero de Redondo

Rafael Pizarro Rodríguez

Dionisio Pizarro Rodríguez

María Bázquez de Pizarro

María Balberde Ríos

Antonio Armario Sánchez

María de los Stos Carrillo

Diego Pérez Cid

Juan Rodríguez López

Salvador Andrades Álvarez

Juan Sánchez y Sánchez

José Marín Rey

Francisca Mora Moreno

Miguel Sánchez Flores

Isabel Flores Carretero

Andrés Marchante Villalta

Juan Pacheco Mora

Isabel Meléndez Soria

Encarnación Madrid Martin

Manuel Delgado de la Corte

Juan Delgado Fuentes

Juan Carrillo Molla (Presbítero)

Manuel Baquero (Presbítero)

Joaquín Pizarro Rodríguez

Manuel Sandoval García

Baldomero Rodríguez Silva

Rafaela Pastor de Rodríguez

Francisco Moreno Daza

Francisco Romero Hidalgo

Miguel Jiménez Pino

Juan Sánchez Moreno

Manuel del Puerto Gómez

Pedro Ita Fernández

Andrea Benega de Ita

Ignacio Tizón Moreno

María Moreno del Castillo

Roque Hidalgo Benítez

Antonio Sánchez Monroy

María Marín Ortega

Francisco Muñoz de Arenilla

Dolores Gutiérrez Fernández

Sebastián Sánchez Moreno

Miguel Sánchez Barea

Catalina Barea López

José García Barroso (Presbítero)

Doña Antonia Benítez Álvarez

Isidoro Reyes Espinosa

Franco Roja Ortega

Juan Barea Mora

José Moreno Bera

José Mª Benítez Ramírez

Manuel González García

Antonio Martínez Delgado

Bartolomé Fernández Pérez

Ana Fernández Vergara

Diego Valle Benítez

Manuel Cabrera Roble

Franco González Rio

Gabriel del Puerto Gómez

José Domínguez García

Pedro Nieto Torrejón

José Sánchez Belmaño

Dionicio Moreno Rosado

Antonio Gil García

Rafael Álvarez Belmaño

Juan Corrales Bazquez

Manuel Ita Pérez

José Rivas Sánchez

Cristóbal Benítez Valle

Felipe Turrillo Salas

María de la Corte Ahumada

Francisca Ahumada González

Francisca de Velasco García

Manuela de Velasco García

Jacinta García de Leiva

Ildefonso Benítez

José Blanco Rengel

Francisco Clavijo Salas

Juan Romero Revidiego

Isabel Gamero Pérez

Franco de P. Salas

Amalio Sanjuan Arias

Idelfonso Barea Mora

María Mora Moreno

Ildefonso Sánchez Cardoso

Macario Blázquez de Juan”[5]





NOTAS

[1] Archivo de la Cofradía del Nazareno de Alcalá de los Gazules: Libro de actas nº 2. Sesión del 8 de abril de 1868. Folio 90

[2] Ib. Libro 5º folio 000 vuelto

[3] Ib. Libro 3º Folio 42 vuelto. Sesión del 23 de marzo de 1889

[4] Ib. Libro 3º Folio 55. Sesión del 3 de abril de 1892. La calle del Contrabandista es la actual Veredilla, Sagasta se corresponde con la calle los Pozos, Villa Abajo con Ildefonso Romero. En este época no existía el Paseo San Juan de Ribera.

[5] Archivo Municipal Alcalá de los Gazules. Legajo 409. Expedientes de Cofradías y Patronatos. Fechado el 3 de abril de 1893.

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