Ismael ALMAGRO MONTES DE OCA
De las cofradías alcalaínas, la del Nazareno es la que ha tenido una vida más longeva y estable, superando ya los cuatro siglos de existencia. Como todas, ha tenido momentos de gran esplendor junto a otros de decaimiento, pero sin cesar prácticamente nunca su actividad interna, excepciones hechas de la guerra de la Independencia contra la Francia napoleónica, en que perdió toda la documentación existente y el periodo comprendido entre 1976 y 180 en que no hubo nadie que se hiciese cargo de la misma. A pesar de esto, hubo años en que no sacó sus Imágenes a la calle, dependiendo del estado económico de sus arcas o de los acontecimientos políticos y sociales del momento. Recordemos por ejemplo lo ocurrido en 1868, año en que se suspende la procesión “por carecerse de Predicador para el Sermón del Paso o Pasión propio de ella, a la par qe los perjuicios que puedan ocasionarse pr efecto de la calamidad qe desgraciadamte sufre este vecindario”[1]
En 1856, los miembros de la Junta de Gobierno conscientes de la importancia de contar con unas Reglas que sirvieran de base para la organización de la vida cofrade, dieron a la letra sus primeros Estatutos conocidos, que serían actualizados en 1860 y reformados nuevamente en 1890. Precisamente estos últimos, nos ofrecen interesantes datos para conocer mejor cómo era la vida de esta Cofradía a finales del siglo XIX.

Lo primero a destacar es que, a diferencia de en la actualidad, la advocación de la Virgen de los Dolores no se incluía en el Título de la Cofradía. El órgano de gobierno de la misma era la Junta Directiva, al frente de la cual se hallaba el Presidente, un cargo de carácter honorífico que recaía en el Arcipreste de las Iglesias, ostentándolo desde al menos 1864 el Rvdo. P. Francisco de P. Castro y Moreno, que vino a sustituir a Juan José Liñán, que lo era desde 1860. Formaban además parte de esta Junta dos Hermanos Mayores (uno en la actualidad), dos Diputados, un Fiscal, un Tesorero y un Secretario. Todos los cargos tenían una duración de dos años, (cuatro actualmente) aunque podían ser reelegidos. Además, existía la particularidad de que todos los años, el domingo siguiente al de Resurrección se debía renovar la mitad de la Directiva en Junta General de Hermanos. La Junta Directiva debía nombrar a un Capellán para asistir a los actos y funciones religiosas de la Cofradía.
Otro dato curioso es que, en la Junta General, que debía estar presidida por el Arcipreste, los Hermanos cofrades debían ponerse a ambos lados del mismo por orden de antigüedad.
Para ingresar en la Cofradía, había que solicitarlo a los miembros de la Junta Directiva, que eran quienes decidían. Había que tener cumplidos los 16 años y en caso de ser menor, tener permiso paterno o del tutor.
Un aspecto menos conocido de las Cofradías en general y de la del Nazareno en particular, es que funcionaban como compañías de decesos y así, estaban obligadas a costear los funerales de los Hermanos difuntos. Esto explica que, para ingresar en ella, los menores de 60 años debían pagar una cuota inicial de 15 reales y los mayores de dicha edad, 60 reales.
Existía la posibilidad de solicitar ser inscrito en la Cofradía hallándose en peligro de muerte “para alcanzar las gracias e indulgencias de la misma” para lo cual había que pagar los 15 reales iniciales más otros 45 por cada acto que asistiera la Cofradía y gastos de entierro y cera, siendo ésta una práctica bastante habitual. Consta, por ejemplo, que el 29 de abril de 1893, Gil del Puerto Vaca pagó 26,25 reales “por la admisión de hermano en articuli-morti de Gil del Puerto Ramírez”, el 5 de mayo fue María Cote la que pagó 29,75 reales por la admisión de Francisca Sánchez Cote en idéntica situación y el 2 de septiembre Juan Cid Álvarez pagó 26,25 reales para inscribir antes de morir a Sebastiana Álvarez Sánchez. [2]
Cuando un Hermano estaba en sus últimas horas, el resto debía acudir ante el agonizante con velas encendidas para la administración de los Santos Sacramentos y rogar por su alma “hasta dos veces” y tras fallecer, facilitar cera para alumbrar el cadáver, costear un entierro común, acompañándole hasta el sepulcro, aplicando por su alma hasta cuatro misas. La Cofradía aún posee el paño de difuntos que se utilizaba antaño para colocarlo sobre el féretro que lo identificaba como Hermano de la misma.
Otra de las particularidades recogidas en los Estatutos de 1890 es que los Hermanos debían satisfacer una parte de su cuota anual en especie, concretamente una cuartilla de trigo, y otra en dinero, 8 reales, en el mes de agosto tras la recolecta.
La labor asistencial también quedó recogida en estas normas y en caso de que algún Hermano estuviese enfermo y sin recursos, el Hermano Mayor debía nombrar a dos cofrades para visitarlo diariamente y suministrarle durante el tiempo necesario 3 reales diarios y, además, se debía dar limosna de pan a los pobres que lo solicitaran el día de noviembre en que se celebrase la misa por los hermanos difuntos, que solía ser el día 30, festividad de San Andrés.
En las últimas décadas del siglo XIX, la Cofradía del Nazareno se encontraba de facto establecida en la Iglesia de la Soledad, debido al estado ruinoso que presentaba la Iglesia del exconvento de la Victoria. Sin embargo, constan que algunas reuniones de la Junta Directiva seguían celebrándose en dicha Iglesia, aunque la mayoría, incluyendo las Juntas Generales, se celebraban en la Sacristía de la Parroquia de San Jorge.
Solía celebrar además la Cofradía Cultos en Cuaresma. En 1884, por ejemplo, el Hermano Mayor Ildefonso Bohórquez propuso “fuera conducido N. P. J. y Nra. Sra. de los Dolores a la Parroquia para celebrar el Triduo con la solemnidad de vida por no poderse efectuar en la Iglesia de la Victoria por su mal estado”[3]
Otras de las diferencias con la actualidad, es que, en aquella época, la salida procesional no tenía lugar el Jueves, sino en la madrugada del Viernes Santo, estando obligada a solicitar permiso a las autoridades civil y eclesiástica. En los citados Estatutos se hace una breve descripción del cortejo:
“Asistirán todos los cofrades con la mayor compostura y circunspección, con velas encendidas y con buen orden, unos tras otros; precederá el estandarte negro, seguirá la Cruz encarnada, sucesivamente: a proporcionada distancia la imagen de Nuestra Señora de los Dolores, San Juan, la Verónica y Nuestro Padre Jesús Nazareno.”
Cabe señalar que no figuran aquí ni la Bandera ni el Estandarte, pues dichos enseres fueron bordados en 1892 por las monjas del Convento de Santa Clara de la localidad.
Del igual modo, el recorrido de la procesión tampoco coincidía con el actual, quedando constancia del itinerario por “calle de la Salada calle de contrabandista barrio de S. Sebastián calle de Sagasta Plaza de la Bera Cruz Real Plaza de Blaza Villa Abajo puerta de la Villa Plaza de Collado y Plaza Alta” recogiéndose en la Parroquia.[4]
Para terminar, debemos reseñar que se conserva un censo de Hermanos de 1893, contabilizándose un total de 193 Hermanos, en el que figuran lo más granado de la sociedad alcalaína de la época, figurando entre ellos 3 presbíteros y algunos personajes cuya memoria ha quedado perpetuada en el callejero:
“Relación nominal de los hermanos que existen en el presente año en la espresada Cofradía
|
Doña Manuela Moreno
Mª del Carmen Mansorla
Hermana de Jesús y María
Don José Fernández Sánchez
Cristóbal Vilches de la Corte
Inés Barea Perales
Josefa Álvarez Salcedo
Antonio Granara Romero
Manuel de la Corte Delgado
Francisca Macias Pérez
Juan Muñoz Ramos
María Monroy de Muñoz
Domingo Moreno
Vicenta Valle Salas
Leonor Rio Rodríguez
Juan Bosas Barea
Rafael Rodríguez Romero
Miguel Álvarez Corona
Catalina Ballestero de Álvarez
Isabel Ortega Jiménez
Ana Mª Josefa de Velasco
José Domínguez Durán
Rafael Bohórquez Díaz
Andrés de Peña Gil
José Mora García
Carmen Moreira de Mora
Andrés Morales Escribano
José Morales Escribano
Antonio Álvarez Pérez
Juan Barroso Almagro
Juan Asensio Ortega
Juan Manuel López Espinosa
Diego Gallego y García
Gonzalo Romero Blanco
Manuel Moreno Carrasco
Josefa Ramos de Moreno
Antonio Franco Barrera
Juan sillero Orta
Gonzalo Romero Camacho
Pedro Piñero Gómez
Rosalía Lozano Mora
Ángel Gallego Arnal
Fernando Domínguez Illesca
José Vázquez García
Ana Pérez Monroy
Ana Romero Pérez
Antonio Sánchez González
Dolores Fernández de Sánchez
José Delgado Corbacho
Rosa Marchante Sánchez
José Sánchez Canto
Francisca Guillén de Sánchez
José López Ruiz
Mª Fernández Sánchez
Bartolomé Salas Fernández
José Recio
Juan de la Corte González
Juan Rodríguez Romero
Vicenta Briones Ponce
Francisco Román Granara
Isabel Triano
Ana Triano
Melchor Fernández Espinosa
María Morales Moreno
Catalina Salcedo Álvarez
Antonio Fernández Pérez
Jorge de la Jara Rodríguez
Joaquina Álvarez de la Jara
Juan de la Jara y Álvarez
Francisco Toscano García
José Camilleri Marchante
Dolores del Rio de Camilleri
José Fernández Sánchez
Ana Trujillo Bázquez
Francisco Mancilla Quijada
Antonio Pastor y Calvo
Ana Rosa Alex de Pastor
Domingo de la Jara Álvarez
Francisca Pacheco Morales
Juan Delgado Gómez
María de los Milagros Bauzano
José Jiménez Álvarez
Leandra Diaz de Jiménez
Bríjida Lara de Abajo
Juan Antonio Rodríguez
José Mª de Puelles y Centeno
Clara Puelles de Puelles
Francisco Sánchez Díaz
Consuelo Puelles de Sánchez
Ildefonso Bohórquez Portillo
Ana Álvarez de Bohórquez
María Bohórquez Portillo
Francisco Rodrigue González
José Rodríguez Ramos
Teresa de Castro Vda de Puelles
Francisco Puelles Centeno
Juana Puelles de Puelles
|
Antonio Romero García Manuel Benítez Ríos Juan Castro Moreno
María Úrsula
Francisco Puelles Dalmaut
Francisca Castro de Puelles
Miguel Puelles Centeno
José Asensio Pérez
Antonio Galán Recio
Juan Redondo Lucía
Leonor Barbero de Redondo
Rafael Pizarro Rodríguez
Dionisio Pizarro Rodríguez
María Bázquez de Pizarro
María Balberde Ríos
Antonio Armario Sánchez
María de los Stos Carrillo
Diego Pérez Cid
Juan Rodríguez López
Salvador Andrades Álvarez
Juan Sánchez y Sánchez
José Marín Rey
Francisca Mora Moreno
Miguel Sánchez Flores
Isabel Flores Carretero
Andrés Marchante Villalta
Juan Pacheco Mora
Isabel Meléndez Soria
Encarnación Madrid Martin
Manuel Delgado de la Corte
Juan Delgado Fuentes
Juan Carrillo Molla (Presbítero)
Manuel Baquero (Presbítero)
Joaquín Pizarro Rodríguez
Manuel Sandoval García
Baldomero Rodríguez Silva
Rafaela Pastor de Rodríguez
Francisco Moreno Daza
Francisco Romero Hidalgo
Miguel Jiménez Pino
Juan Sánchez Moreno
Manuel del Puerto Gómez
Pedro Ita Fernández
Andrea Benega de Ita
Ignacio Tizón Moreno
María Moreno del Castillo
Roque Hidalgo Benítez
Antonio Sánchez Monroy
María Marín Ortega
Francisco Muñoz de Arenilla
Dolores Gutiérrez Fernández
Sebastián Sánchez Moreno
Miguel Sánchez Barea
Catalina Barea López
José García Barroso (Presbítero)
Doña Antonia Benítez Álvarez
Isidoro Reyes Espinosa
Franco Roja Ortega
Juan Barea Mora
José Moreno Bera
José Mª Benítez Ramírez
Manuel González García
Antonio Martínez Delgado
Bartolomé Fernández Pérez
Ana Fernández Vergara
Diego Valle Benítez
Manuel Cabrera Roble
Franco González Rio
Gabriel del Puerto Gómez
José Domínguez García
Pedro Nieto Torrejón
José Sánchez Belmaño
Dionicio Moreno Rosado
Antonio Gil García
Rafael Álvarez Belmaño
Juan Corrales Bazquez
Manuel Ita Pérez
José Rivas Sánchez
Cristóbal Benítez Valle
Felipe Turrillo Salas
María de la Corte Ahumada
Francisca Ahumada González
Francisca de Velasco García
Manuela de Velasco García
Jacinta García de Leiva
Ildefonso Benítez
José Blanco Rengel
Francisco Clavijo Salas
Juan Romero Revidiego
Isabel Gamero Pérez
Franco de P. Salas
Amalio Sanjuan Arias
Idelfonso Barea Mora
María Mora Moreno
Ildefonso Sánchez Cardoso
Macario Blázquez de Juan”[5]
|

-
© 2022 Ismael Almagro Montes de Oca. Todos los derechos reservados.
Queda prohibida la reproducción, distribución, modificación o uso no autorizado
del contenido de este blog sin el consentimiento expreso por escrito del
titular.
NOTAS
[1] Archivo de la Cofradía del Nazareno de Alcalá de los Gazules: Libro de actas nº 2. Sesión del 8 de abril de 1868. Folio 90
[2] Ib. Libro 5º folio 000 vuelto
[3] Ib. Libro 3º Folio 42 vuelto. Sesión del 23 de marzo de 1889
[4] Ib. Libro 3º Folio 55. Sesión del 3 de abril de 1892. La calle del Contrabandista es la actual Veredilla, Sagasta se corresponde con la calle los Pozos, Villa Abajo con Ildefonso Romero. En este época no existía el Paseo San Juan de Ribera.
[5] Archivo Municipal Alcalá de los Gazules. Legajo 409. Expedientes de Cofradías y Patronatos. Fechado el 3 de abril de 1893.
No hay comentarios:
Publicar un comentario