sábado, 13 de mayo de 2023

Los masones y la sequía



Ismael Almagro Montes de Oca



    En los tiempos actuales estamos viviendo una grave sequía, que tiene los campos completamente secos y pone en una situación delicada a labradores y ganaderos. Vemos a diario en las noticias que los pantanos se encuentran bajo mínimos y cada vez son más las localidades que ven restringido el consumo de agua potable. Por eso no es extraño que, en busca del milagro, se imiten los tiempos antiguos y se vuelvan los ojos hacia los altares y las Imágenes, sucediéndose rogativas y procesiones de santos y vírgenes por todo el territorio nacional.

    Sin embargo,  esta situación no es nueva y cada cierto tiempo se vuelve a repetir, teniendo constancia de muchas épocas de sequía en la historia de Alcalá, especialmente durante el siglo XIX. Relacionada con una de estas sequias, recogemos a continuación una noticia que se publicó en abril de 1882 en varios periódicos, pero no por el hecho de la falta de lluvia, sino por insólito de la causa.

    Conviene aclarar que las publicaciones que hemos visto que se hicieron eco de esta noticia, eran de carácter satírico y anticlericales, por lo que nos queda la duda de que la misma fuese inventada, una broma, un bulo, aunque es cierto que con posterioridad al 17 de marzo de dicho año, se produjo una venida de la Virgen de los Santos en procesión de rogativa por lluvia.

    Según la noticia, para el cura de Alcalá (bien pudiera ser el P. Francisco de Paula Castro y Moreno, dado su fuerte carácter) los culpables de la sequía eran, nada más y nada menos, que unos enemigos íntimos de la Iglesia, los masones:

    “En una función religiosa celebrada en Alcalá de los Gazules, para que las nubes se sirvieran enviar agua á la tierra, se permitió el predicador culpar á los masones de la falta de lluvia que se nota en estos tiempos, y con tan plausible motivo se desató en improperios contra aquellos impíos:

    Estos predicadores que salen ahora no reparan en pelillos: á trueque de asustar al auditorio, no vacilan en conceder un poder sobrenatural á los masones; es decir, el poder de espantar las nubes cuando lo tienen por conveniente.

    Y después de todo, se iría á tomar chocolate tan tranquilo el predicador de Alcalá de los Gazules.” [1] 

   El cura no se cortó y entre otras lindezas, llamó infames e impíos a los masones, pero quizás, lo más llamativo fue la respuesta que obtuvo del periódico EL MOTIN sobre aquellas acusaciones: 

“Lo cual prueba, según un apreciable colega, que los masones tienen arriba más influencia que los católicos” [2] 


NOTAS

[1] Noticia recogida en la pág. 4 de la edición del 8 de abril de EL HURACAN. Semanario político. Año II número 35

[2] Publicado en la edición de este Periódico Satírico Semanal del domingo 2 de abril. Año II nº 14 pág. 3

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